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Instituto de Estudios Superiores Fundación Mempo Giardinelli- Campus Virtual

"La Cachilo": una experiencia bibliotecológica

"Encontramos en el plan de lectura de nuestra región,


el bote para cruzar a la otra orilla"

Testimonio de Claudia Martínez, fundadora de la Biblioteca


Popular "La Cachilo", de la Ciudad de Rosario (Santa Fe), disertante
en el 3er Encuentro Iberoamericano de Bibliotecas Escolares
organizado por el Ministerio de Educación de la Nación (Buenos Aires,
9 al 11 de septiembre de 2013). Mesa conducida por la entonces
Coordinadora Regional del Plan Nacional de Lectura, Natalia Porta
López, en la que se explicó cómo pusieron en red a "La Cachilo" con
70 maestros y responsables de bibliotecas escolares del área, quienes
trabajaron luego en la conversión de sus escuelas en comunidades
lectoras.

El testimonio de la bibliotecaria:

"Desde que abrimos nuestras puertas, diseñamos propuestas para


trabajar con las escuelas, principalmente de la zona: difusión
permanente y sistemática de todas las iniciativas de la biblioteca,
visitas de grupos escolares con talleres de lectura, espectáculos,
festivales de narración oral en conjunto con la radio. Hicimos un
proyecto junto a otras cuatro escuelas, cruzando promoción de
lectura con la radio “La escuela en el aire”.

Pero estas propuestas con las escuelas tenían comienzo y fin, nunca
habíamos logrado darles continuidad, tampoco que se generen
iniciativas desde las propias escuelas. La demanda era siempre de
asistencia y no de cooperación. Entonces, a la hora de pensar en
estas experiencias, específicas con escuelas, nos metimos en una
encrucijada.

Sabíamos, como dice Delia Lerner, que el desafío que hoy enfrenta la
escuela es "incorporar a todos los alumnos a la cultura de lo escrito,
lograr que todos los alumnos lleguen a ser miembros plenos de la
comunidad de lectores y escritores". La biblioteca, entonces,
comparte objetivos, aunque quizás no tanto el enfoque teórico, las
estrategias y la metodología.

Sabíamos que algunas de las escuelas tienen bibliotecas, otras tienen


libros pero no bibliotecarias, ni espacio de funcionamiento. Nos
preguntábamos si en las escuelas y sus bibliotecas sostenían
prácticas lectoras que vincularan los intereses y expectativas de los
estudiantes, sin quedar reducidas las bibliotecas a consultas de
información. Y si así era, nuestra propuesta de visitas y talleres eran
acciones aisladas en pos de la promoción de lectura. Tampoco nos
servía que los chicos tuvieran encuentros o talleres de animación a la
lectura en nuestra biblioteca, dependiendo de la voluntad del maestro
que quisiera venir con sus alumnos. Teníamos algo en mano y mucho
desparramado. Entonces, ¿cómo continuar?

Así estábamos a principios del año: la Biblioteca Popular y las


escuelas de esta zona vulnerable, en cada orilla, mirándonos, sin
poder darle forma a la cuestión. Pero las escuelas empezaban a
disponer de buenos libros, pocos, claro, pero lindos. Ya teníamos
algo. Pero también estábamos seguros de que no alcanzaba sólo con
los libros, puesto que para formar lectores necesitamos adultos
lectores. Maestros y bibliotecarios que lean no sólo textos para sus
alumnos, sino que puedan disfrutar de sus propias lecturas; que
perciban la belleza estética de un texto y que quieran compartirlo;
que acompañen y muestren su vivencia como lectores. O sea que
lean, ofrezcan libros, visiten la biblioteca, comenten.

Entendimos que la otra parte fundamental era acompañar a los


docentes en su formación y crecimiento como lectores. Y así
encontramos en el Plan de Lectura de nuestra región, el bote para
cruzar a la otra orilla.

Nos pusimos a ver que teníamos, qué necesitábamos y qué podíamos


hacer. Así armamos un diseño que tuvo por objeto “generar un
espacio en el que los docentes puedan analizar y reflexionar en torno
a la lectura y las concepciones que guían las prácticas, para mejorar
así las trayectorias escolares de los estudiantes y su inserción
efectiva en la cultura letrada”.

Comenzamos en abril con un encuentro con el ilustrador Istvansch,


luego continuamos con un encuentro temático mensual propuesto por
el Equipo Regional del PNL, conformado por Natalia Porta López,
Mariana Cayré y Vanina Bravo, tratando distintos temas:

a) La construcción de la comunidad de lectores en la escuela, lectura,


rol del mediador, estrategias áulicas.

b) La gestión de las bibliotecas de aula. Construcción de proyectos de


vinculación entre escuelas y bibliotecas de la comunidad.

c) Relaciones entre alfabetización y promoción de la lectura.

d) La conformación del club de lectura para niños y para jóvenes,


finalizando con un encuentro con un escritor/ora.

La implementación, por supuesto, no fue nada fácil, puesto que no


teníamos resolución ministerial de nuestra provincia (Santa Fe), por
lo cual descontaban el día si se faltaba. Hicimos un trabajo previo de
relevamiento, de búsqueda de consensos para que las escuelas
dispuestas a participar pudieran hacerlo; y solicitamos que además
de maestros, también asistiera personal directivo y bibliotecarios.

Y así fue: participó un promedio de 70 docentes de todos los niveles


activamente.

Pudimos cruzar los puentes y darnos cuenta de que el trabajo


conjunto entre las organizaciones sociales y la escuela –como lugar
de referencia en una comunidad– y las políticas públicas, potencian el
trabajo alrededor de la lectura y escritura.

Algunas conclusiones parciales, luego de que la biblioteca realizara


una encuesta sobre el proceso:

Respecto a la formación, el 90% de los participantes cumplieron sus


expectativas; el 88% reconoció acceder a nuevos marcos teóricos y
estrategias de promoción de lectura. Y respecto de la práctica, el
82% está implementando de algún modo las propuestas de lectura
sostenida cotidiana en forma institucional o áulica según las
condiciones.

Y respecto de la pregunta sobre si pueden compartir en la escuela lo


desarrollado, el 75% respondió que sí y de varias escuelas se refirió
que por primera vez incorporaban tiempo para conversar de esta
formación y planificar estrategias a nivel institucional; el 15% de las
escuelas reportaron como dificultad el poco tiempo para transmitir al
resto de los docentes lo vivenciado en los encuentros y la dificultad
de implementarlo a quienes no participaron de la formación.

Ante la pregunta de si volvería a participar de capacitaciones como


ésta, el 100% respondió que sí, solicitando resolución para que
puedan participar más docentes, ya que lo vivencial es irremplazable.

Un ítem que contempló la encuesta fue "qué propuestas tenían para


la Biblioteca Cachilo"; y allí tomamos dimensión de cuánto habíamos
caminado en estos encuentros. Porque las propuestas no fueron
como al principio simples “visitas” sino trabajo conjunto y colaborar
con los docentes en el armado de estrategias para acercar las
actividades a escuelas más alejadas de nuestra cobertura en el
territorio.

Entonces vimos que este cruzarnos de una orilla a la otra, nos puso
en otro lugar: el del “trabajo compartido”.

Actualmente trabajamos en ello, alternando el proceso de formación


con acompañamiento en prácticas concretas, planificando juntos
desde la biblioteca de la comunidad y la escuela. Los maestros vienen
a la biblioteca para pensar juntos las visitas y la selección de libros,
incorporando aquellos que integran las bibliotecas áulicas en los
talleres que realizamos en la biblio y que continúan ellos en la
escuela. @

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