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SABIAS QUE TÚ LENGUA TIENE PODER?

EL PIÑAL 04 DE MARZO DE 2019

PODER PARA MALDECIR Y BENDECIR – PODER PARA VIVIR Y MORIR

“Nuestras palabras son documentos legales, escritos en el mundo espiritual”. Las palabras son
declaraciones, por lo que se debe tener la precaución y un sumo cuidado con cada palabra que sale de sus
labios. En esta noche usted debe saber y entender que las palabras no se las lleva el viento pues son ellas las
que van a determinar el futuro. Dijo David en una oportunidad:

“Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero” Salmo 45:1, esta es una de las tantas declaraciones que nos
revelan cómo se escriben los documentos en el mundo espiritual. Comparando este versículo del Salmista con
Proverbios 18:21 donde dice que “La muerte y la vida están en poder de la lengua”, debemos concluir que
las palabras que pronunciamos con la lengua, jugarán un papel muy importante y determinante en nuestro
futuro.

Hay una falsa creencia de que las palabras se las lleva el viento, pero según la información que nos da Dios
en su palabra, las cosas no son así. Las palabras que pronunciamos cada día van a determinar nuestro estilo
de vida en el presente y en el porvenir. ¿Las palabras son un documento escrito? En la vida podemos ver
diversidad de ejemplos cuando una palabra declarada por nuestros labios es plasmada en un papel y veremos
el poder que tiene esa palabra escrita en nuestro mundo natural, ejemplo: cuando una persona escribe un
testamento y muere, ese documento entra en vigencia apenas fenece el dueño. Será este escrito lo que va a
permitir saber cómo se va a distribuir los bienes que esa persona ha dejado. Dicho en otras palabras; el
documento declara la decisión del fallecido. Es exactamente lo que ocurre con nuestras palabras, nosotros
“escribimos los documentos” que han de decidir nuestro futuro.

Amigo, amiga, es necesario que entendamos que si hablamos palabras positivas, edificantes y que estén de
acuerdo con la palabra de Dios, tendremos éxito y acarrearemos bendición a nuestras vidas, pero si hablamos
palabras negativas, llenas de incredulidad y que no estén en línea con lo que ha dicho Dios, tendremos
resultados desagradables y una vida de constantes maldiciones, porque vivimos conforme a nuestro malvado
corazón y no conforme a la voluntad de Dios.

En la actualidad y en nuestra cultura occidental el valor de la palabra se perdió y ya no se le da importancia a


lo que se dice, agarrando mayor fuerza los documentos escritos, firmados y sellados. Pero veamos que nos
dice la escritura al respecto, no podemos olvidar de que la biblia es y será siempre nuestro manual de vida, la
biblia es el único libro que nos revela la verdad absoluta siempre vigente en todos los tiempos, momentos y
lugares de nuestra vida, la Biblia, que es la única guía para nuestras vidas, y ahí encontramos que Dios si le da
mucha importancia a nuestras palabras, ya sea que estemos aquí en Latino América o en cualquier parte del
mundo. Para Dios es tan legal las palabras por nosotros pronunciadas, así como es para nosotros un
documento firmado y sellado en nuestras manos. Por ejemplo, usted puede tener en su poder el título de
propiedad de un terreno y con ese documento ir a cualquier tribunal y confirmar que ese terreno es suyo. Con
nuestras palabras ocurre lo mismo, pues ellas son documentos legales, escritos en el mundo espiritual. Son
nuestras palabras o esos “documentos” los que le dan la autoridad a Dios de moverse a nuestro favor, pero
de la misma manera le pueden dar el poder y autoridad a los espíritus de las tinieblas.

Hay personas que solo hablan enfermedades y quejas y es por ello que nunca salen de problemas. Son
esclavas de las enfermedades debido a las palabras que pronuncian continuamente. Sus cuerpos reaccionan
de acuerdo a lo que sus labios confiesan. Dijo Santiago, inspirado por el Espíritu Santo, estas palabras:

“…la lengua está entre nuestros miembros y contamina todo el cuerpo” Santiago 3:6

Si logran entender lo que no quiere decir Santiago en esa declaración “Todo el cuerpo” El cuerpo es afectado,
para bien o para mal, por las palabras que hablamos. Si usted confiesa que su cuerpo no sirve para nada, vaya
preparando los servicios de la funeraria porque con unas palabras de ese tipo no le queda mucho tiempo de
vida. El sabio Salomón dijo: “La muerte y la vida están en poder de la lengua”. Proverbios 18:21

Amigos míos, es necesario que cuando usted salga de aquí se vaya diferente a cómo entró, Tenemos que
erradicar toda confesión de derrota, de muerte, de enfermedad y de pobreza de nuestros labios. Debemos
acostumbrarnos a un lenguaje Bíblico, un lenguaje que esté de acuerdo con las declaraciones de Dios. Si usted
está tentado a pronunciar palabras negativas cierre su boca y no diga nada o mejor diga ¡Aleluya estoy en
victoria, alabado sea Dios, o maiga, o lo que tú quieras pero que sean palabras de bendición, palabras que te
animen a seguir luchando, palabras que expresen agradecimiento. Porque su vida es lo que tú hablas, la
palabra nos declara que la boca habla lo que emana el corazón, con tus palabras tú dices al mundo, a tus
vecinos, a tus amigos quien lleva las riendas de tu vida, a quien le has entregado el derecho legal de hablar a
través de ti. Si a Dios o al mismísimo diablo.

Uno de los pasajes más ilustrativos para confirmar que nuestras palabras son documentos escritos, es el de
Noé y sus hijos. Dice el capítulo nueve del libro de Génesis que después del diluvio Noé se embriagó y uno de
sus hijos, llamado Cam, vió su desnudez (Era prohibido que un hijo viera la desnudez de su padre). Pero lo que
quiero que note son los versículos siguientes:

“Y despertó Noé de su embriaguez, y supo lo que había hecho su hijo más joven” Génesis 9:24

Dicen algunos estudiosos de la Biblia que Cam no solo vio la desnudez de su padre Noé, sino que también
abusó sexualmente de él. Sin embargo, lo que deseo que note, es que después de este acontecimiento Noé
abre su boca y pronuncia palabras que se “escriben” en el mundo espiritual y que traerían como resultados las
maldiciones para los descendientes de Cam y Canaán (nieto de Noé) y bendiciones para sus otros dos hijos
(Sem y Jafet) y sus descendencias. Las palabras que pronunció Noé fueron las siguientes:

“Maldito sea Canaán; siervo de siervos será a sus hermanos. Bendito por Jehová sea Sem; Y sea Canaán su
siervo. Engrandezca Dios a Jafet, Y habite en las tiendas de Sem y sea Canaán su siervo” Génesis 9:25-27

Al pasar de los tiempos, podemos ver las genealogías, las descendencias que se desarrollan de estos tres hijos
de Noé después que éste pronunció esas palabras, y notamos que fueron desarrollándose de acuerdo a
dichas palabras. Los descendientes de Cam recibieron una maldición y originaron naciones, que según el
historial bíblico, trajeron cargas y problemas en vez de bendición. Por ejemplo, el continente africano, el más
pobre de este planeta y donde se han originado varios tipos de enfermedades, proviene de esta línea
3/3 REFRENA TU LENGUA DE MALDECIR

Genealógica (descendientes de Cus, Mizraim y Fut). Se podrían nombrar otras naciones que vinieron de Cam
como lo son Babilonia, Sidón y Asiria.

No es de extrañarse que nuestro Señor Jesús viniese de una generación bendita. Noé escribió para Sem estas
palabras: “Bendito por Jehová sea Sem y sea Canaán su siervo”. La nación de Israel nace de esta línea
genealógica.

La causa por la cual Dios le entregó la tierra de Canaán a la nación de Israel fue porque la bendición que
reposaba sobre la descendencia de Sem decían que los cananeos debían ser sus siervos. ¿Quiénes eran los
pueblos que fueron destruidos por Israel en los tiempos de Josué? Precisamente los descendientes de Canaán.

¿Te das cuenta que las palabras que pronunciamos hoy determinan nuestro mañana? Escribe para tu vida,
para tus negocios, para tus hijos y para tu cuerpo cosas buenas. No permitas que la incredulidad y el fracaso
gobiernen tu vocabulario, sino la victoria y el éxito. ORACIÓN

“Oh Señor, te pedimos misericordia, y nos arrepentimos delante de Ti, porque hemos pecado contra Tu
santidad. Te ofendemos cada día con nuestra mala manera de hablar, no nos cansamos de hablar palabras de
maldición al contrario hemos encontrado placer y deleite en ellas, tanto así que vuestros hijos, vuestros
nietos, hablan como nosotros, palabras obscenas y vulgares, en mi casa todo se hace a gritos e insultos y
hasta competimos quien grita más fuerte, he ganado la autoridad sobre mi hogar sobre mis amigos sobre mi
trabajo con mis palabras, algunas veces de adulación, otras de intriga y chisme, en algunos momentos
tergiversando la verdad y otras con groserías y altanería y en dadas ocasiones lo hago a través de la crítica y la
murmuración y a través de la burla sobre alguien que es sumiso, tímido y no ha traído ningún mal sobre mi,
perdóname señor, de verdad perdóname, hoy quiero y deseo pasar más tiempo en la lectura de la palabra,
deseo escudriñarla y meditar en ella y hablar como tú quieres que yo hables. APROVECHO PARA hablarte de
mi nación Venezuela, sabemos que nos hemos inclinado a otros dioses. Hemos practicado brujería y santería.
Hemos hecho altares a otros dioses. Hemos derramado sangre de inocentes y hemos sacrificado animales para
dar honra a los demonios, y esta idolatría ha sido abominación delante de Tus ojos.

Nos hemos aborrecido y odiado los unos a los otros. Hemos derramado maldiciones sobre nuestra nación y
nos hemos ido a otros países porque no hemos querido beber de esta copa amarga y allá nos ha alcanzado
este sabor, porque Tú nos diste esta nación hermosa y la hemos desechado y aborrecido. Hemos hecho
iniquidad delante de Ti. Y por todo esto nos has enviado todo este mal.

Borra nuestra rebelión, oh Señor, por amor de Ti mismo, porque estamos muy quebrantados haciendo largas
colas bajo el sol inclemente y cuando llegamos al turno, ya se ha acabado el bien que hemos buscado. Te
rogamos que quites todo este mal sobre nosotros. Y nos perdones borrando todas nuestras rebeliones y
divisiones. Libéranos y restáuranos y haznos una nación nacida de nuevo en Cristo Jesús, nuestro único
Salvador y Consolador. Amén, y amén.”

Hechos 3:19-21 19 Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que
vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, 20 y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado;
21 a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de
que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.

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