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"Seminario “el Acto”"

(*) Escuela Freudiana De Buenos Aires - Reunión Del 23.10.2009.

Sergio Staude

Referencias al Seminario de Lacan Nº XV “El Acto Psicoanalítico”

Lacan abre este Seminario mencionado aquello que dejó en ciernes en su Seminario anterior
(Seminario XIV, “La lógica del fantasma”), lo dice así:

“No hay acto sexual.... “ un anticipo de lo que más tarde precisará como “no hay relación
sexual, y añade “ esto nos deja al alcance de lo que intentaré franquear el año próximo, a
saber, una alcoba donde no pasa nada más que el acto sexual que se presenta como
forcluído (Verwerfung) es lo que se llama comúnmente el consultorio del analista. Es el título
que daré a mi lección del año próximo que se llama el acto analítico” (clase del 14 /6 / 67).

Desde este preámbulo nos metemos en el tema.

La inclusión del discurso del psicoanalísis en la trama de los discursos ya constituídos que
forman la estructura misma de la cultura: el religioso, el filosófico, el político, el de la ciencia, el
del arte, el jurídico, etc.

Su especificidad: es la de poder interrogar los fundamentos mismos de cada posición


discursiva, es decir aquello que en toda instauración de un discurso queda a la vez como
fundante y como lo no dicho. Por eso el discurso del psicoanálisis es el reverso del amo, es
decir apunta a lo que en todo discurso no se puede decir de si mismo, lo mismo para cada
sujeto analizante. Un ejemplo clave en este Seminario es la referencia a las experiencias y los
descubrimientos de Pavlov, que Lacan llama “la filosofía de Pavlov”, cuando afirma “la
condición del progreso de la ciencia es que no quiera saber nada de las consecuencias que
este saber de la ciencia comporta a nivel de la verdad...”. “Comparando el acto analítico con
este modelo ideológico cuya constitución paradójica esta dado por el hecho de que alguien
pueda fundar una experiencia sobre presupuestos que él mismo ignora profundamente...”

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El esfuerzo de conceptualización lo llevó a tomar apoyatura en los discursos efectivamente
pronunciados y por eso sus propuestas suelen confundirse, y necesitan diferenciarse, de
ellos: es por eso que suele ser criticado por político, por religioso, por cientificista, etc.

Nosotros comenzamos este Seminario buscando antecedentes del tema del acto de Freud.
Destacamos dos: el acto fallido, el acto sintomático, es decir aquel que por “pifiar” en su
objetivo –recuerden entonces el olvido de Signorelli- requiere del análisis de un decir para
poner manifiesto aquello que responde en todo decir de la presencia de esa “Otra escena”:
la del inconciente. En segundo lugar la puesta un acto del proceder del analista: el paulatino y
estratificado trabajo de interpretación. El “acto” analítico requiere del acto interpretativo. En
el “Sueño de la Inyección de Irma” vimos cómo este trabajo interpretativo llega hasta tocar el
límite de aquello que la palabra no puede decir.

El análisis de este sueño princeps, nos permitió también poner en evidencia lo que hubo de
acto en el acto creador, la separación de las aguas, un antes y un después. En este caso en la
vida de Freud pero también en el “Porvenir de la Cultura”.

Dijimos en la primera clase que lo que tenemos que indagar sobre el acto puede tener en
cuenta dos aspectos: si es el psicoanálisis quien puede dar la medida y la razón de lo que es
un acto o si lo que cabe es preguntarse qué entendemos por acto psicoanalíticamente
hablando.
En principio es por este costado que vamos nosotros a interrogar aquello que Lacan nos
transmitió.

Dos líneas a seguir: 1) el itinerario dentro de la conceptualización psicoanalítica: desde el


tiempo inicial del descubrimiento freudiano, la invención se fue significando con el transcurrir
de la elaboración teórica y la clínica, a partir del hallazgo de los “actos fallidos” como
evidencias de esa “Otra escena” que nos implica, el relevamiento del acto que vale porque
“falla” o “pifia” (Claudia dixit) su cometido. A la vez es la transferencia, que podemos pensar
como otro nombre freudiano del acto, la que pone en escena aquello que por efecto del “ser
hablados” trasciende lo que la palabra transmite. Es desde ella y gracias a ella que la
interpretación es pensada como un acto que involucra el despliegue del acontecimiento que la
transferencia inicia. El final de análisis – y la experiencia del pase- es pensable como un
doble acto: el del surgimiento de nuevos momentos subjetivos y el de la escritura del análisis
que fue.

2) Lo segundo es tener en cuenta las articulaciones posibles, de concordancias y diferencias,


entre la noción de acto para el psicoanálisis respecto de otros discursos o escenarios: el acto
político, el de la transmisión de saber, la producción de la ciencia, del arte, el acto sexual, el
religioso, el jurídico, el moral, etc. ¿Qué especifica al acto analítico, cómo se nutre de otras

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nociones de acto, y a la vez que aporta el psicoanálisis al entendimiento de los enigmas de la
acción humana?

Entre estas dos coordenadas podemos situar una pluralidad de cuestiones:

. El acto heroico (Antígona), o la idealización del acto.


. El acto cómico
. La inhibición como preludio o impedimento de un acto (Hamlet)
. El duelo como acto
. El acto sublimatorio
. El acting-out y el pasaje al acto como “patologías del acto” o impediementos del acto, sin
olvidarnos que la transferencia adquirió carta de ciudadanía como acting-out y que el inicio del
análisis como “deseo decidido” (cita Lacan en Radiofonía) implica el pasaje al acto de quedar
subsumido en el saber del Otro supuesto.

Comencemos a puntuar el Seminario en Lacan.

Este Seminario, que entendemos implica un giro en el modo de conceptualizar la clínica, está
tejido sobre la referencia de tres operaciones: la alineación, la transferencia, ambas referidas
al tema del saber, y la verdad articulada con la castración. El tema es siempre: cómo queda
situado el sujeto respecto de estas referencias.

Lo desarrolla desde un lugar que él llama “excéntrico” y en la reuión siguiente “a-tópico”.

Como pueden ir constatando Lacan toman distintos hilos desde donde va a articular y
precisar la función del acto que especifica al psicoanálisis

Tal vez lo primero a destacar es que privilegiar la noción de acto implica reconocer que este
es una praxis, de decir “que hace algo”, aunque como dice “eso no alcanza, la poesía
también hace algo”.

La noción de praxis pertenece al vocabulario político y refiere a esa conjunción necesaria


entre dos prácticas : la clínica (que equivale al accionar político) y la teórica. No hay una sin la
otra. De allí el peso dado a la transferencia que es el terreno donde esa práctica se despliega
y la cuestión del saber y la verdad

Para avanzar en su especificidad resalta que “la función del acto, en tanto...ese quehacer
psicoanalítico implica profundamente al sujeto”. Y refuerza la idea ya que “gracias a esta
dimensión –la del acto- se renueva para nosotros lo que puede ser enunciado del sujeto como
tal y que se llama el inconciente, ese sujeto en el psicoanálisis es,... su puesta en acto”

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Esto ya especifica cuestiones, por ej: “la transferencia no es sino la puesta en acto del
inconciente”. Además añade “la palabra acto puede constituir...un paso, es seguro que
encontramos el acto al principio del psicoanálisis. Es a pesar de todo una cosa que merece el
nombre de acto de decidirse, con todo lo que eso implica hacer lo que se llama un
psicoanálisis. Esta decisión implica un cierto compromiso...” .

Es a destacar: la cuestión de compromiso y de decisión que suelen estar referidas a funciones


del Yo.

Es lo que señalé antes: hay un acto que mediatiza en el inicio de un análisis y otro su final. En
el ínterin: la transferencia implica la puesta en acto del inconciente, de allí que si interpretación
quede implicada en esta dimensión de acto es en la medida en que es a través de ella que la
dimensión de acto se cumple....psicoanalíticamente hablando.

Profundizar la función del acto del acto implica a la vez “poner su límite a eso que se llama
en términos generales ...la acción”. Diferencia que indica que el acto no es sinónimo de
acción, y mucho menos de acción motora, aunque no excluye que haya acciones que puede
adquirir el estatuto de un acto. En esencia la idea de acto está referida a una función.

El esfuerzo primero es diferenciar la noción de acto de la de acción, en particular de la


motricidad. En varios sentidos. Uno a partir de la noción de acto reflejo que ya Freud se
encargó de precisar en la medida que entre el polo perceptual y el motor incluye toda la
dinámica del procesamiento inconciente para dar razón y sentido a la acción. Recuerden el
esquema del peine. Tal vez también a la mención a la frase final de “Tótem y Tabú” “en el
principio fue la acción” .

Hay una extensa exploración crítica hacia el conductismo y en particular a las experiencias de
Pavlov, sobre el condicionamiento del acto, que le permiten rescatar dos cuestiones: la
primera es que lo producido en la experiencia es el sometimiento a signos por parte del
animal al tratar de satisfacer necesidades. “El objeto de la ideología pavloviana ...se ordena
en la captura del signo sobre una función ordenada alrededor de una necesidad”. El segundo
es que aquí el sujeto es totalmente pasivo de lo que es llevado a hacer. Sin embargo son
experiencias es a tenidas en cuenta en lo que hace a la performance y la eficacia del discurso
amo. En definitiva los aportes experimentales de Pavlov no hacen sino confirmar la
determinación del significante sobre lo real a partir de verificar que el estímulo con que
despierta el interés del perro nada tiwnw que ver con un estímulo “natural”. Más allá del
interés pavloviano lo que queda de manifiesto es la función princeps del significante, y como
sabemos el significante siempre representa al sujeto. En el caso de Pavlov, a él mismo –o
bien su deseo-

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Por eso necesita situar como “diametralmente opuesta” la concepción del acto que implica
siempre un compromiso. En este sentido lo vincula a la cuestión del acta – jurídica. “Puedo
caminar a lo largo y a lo ancho mientras les hablo, esto no constituye un acto, pero si un día,
por franquear cierto umbral yo me pongo fuera de la ley, ese día mi motricidad tendrá el valor
de un acto”.

Es el sentido que ya mencionamos el acto-acta inugural del psicoanálisis con la interpretación


del sueño de la inyección Irma, en la medida en que marca una dimensión esencial del acto: la
quiebra, el trascender un saber constituido. Esto vale tanto para el plano de la cultural como a
la labor clínica con los analizantes. El acto implica la quiebra de un saber y la instauración de
un nuevo campo, es decir inscribe, como acta de nacimiento, la pertinencia de un nuevo
campo. De allí que podamos vincular la cuestión del acto a la letra que permite, o que es
efecto, de dicha inscripción

. Estas son las referencias que abre la reunión I (15/11/67).

. En La II (del 22/11/67) el hincapié está dado por el acto que atañe al quehacer de los
analistas. Es a ellos, los analistas, a los que se dirije,

Dice una frase singular: “el acto psicoanalítico atañe y muy directamente, y ante todo diría yo,
a los que no hace de él profesión”. Para añadir que ese acto conlleva “una conversión de la
posición que resulta del sujeto en relación al saber....es esta la subversión del sujeto”.

El acto psicoanalítico consiste en dos movimientos: primero el interrogar, y luego la


interpretación. Movimientos que implican la puesta en escena de la transferencia y su
dirección. Esto en lo atinente de la labor analítica, pero a la vez se pregunta, ¿qué es para el
analista un acto?, en el sentido de que es lo que abre su lectura y su interrogación: “Es el acto
sintomático, es el fallido, es el error, las acciones accidentales o sintomáticas. En otros
lugares (por ej. en “El saber del analista”) llamará a esto la ignorancia fecunda, en la medida
en que hace tambalear un sentido, una intencionalidad. Poder leer este fallido permite que
formule aquello que insistimos ya más de una vez en el seminario “el acto –para el
psicoanálisis - está en la lectura del acto”. “El acto sintomático tiene que contener en si algo
que lo prepara al menos para este acto, para lo que nosotros desde nuestra perspectiva
realizará la plenitud del acto,... pero après-coup”.

La mención sobre el acting-out y el pasaje al acto lo llevan a desembocar en el tema de la


transferencia definida, como vimos, como la puesta en acto de la realidad del inconciente.
Aquí subraya otra “acta de nacimiento” del psicoanálisis, el caso de Anna O. Aquel caso en el
que Breuer no pudo soportar de la declaración amorosa de Ana, y en cambio Freud pudo leer,

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y por eso sostener, el germen de lo que es esencial en la labor analítica: los atisbos de la
noción de transferencia. Dos actos-actas de nacimientos: la interpretación del sueño y el
trabajo sobre la transferencia,.

El énfasis en este capítulo está referido a lo que llama “el elogio de la boludez”, es decir la
función creadora y creativa del desconocimiento, lo sintomático que permite echar luz sobre
esa Otra escena que abre el camino para el cuestionamiento de saberes anquilosados. Así
permite afirmar “Si hay una dimensión que es propia del psicoanálisis no es tanto la verdad de
la boludez sino la boludez de la verdad” dando relieve a la impotencia de todo saber referido
al acto sexual, que es aquello irreductible a toda realización verídica. Más tarde le dará el
nombre “hay la no-relación sexual”. Dice por esto: “de esto se trata en el acto analítico,
porque ...ciertamente se articula a otro nivel, responde a esta deficiencia que experimenta la
verdad en su acceso al campo sexual” ,

En la reunión III (29/11/67) es enfático en una precisión: “la dimensión de la transferencia es


el primer aspecto estrictamente coherente con el nombre de acto psicoanalítico”. Es aquello
que puede “darle el sentido pleno de la palabra acto”.

Ahora bien, durante mucho tiempo esta noción de acto trajo aparejado algo de lo
“insoportable” para el conjunto de los analistas. Insoportable por sus consecuencias. Esto
llevó a un enmascaramiento profundamente ligado a la organización de las sociedades
psicoanalíticas. La problemática está asociada a la terminación del análisis, es decir al
análisis didáctico. “El acto psicoanalítico es precisamente a lo que el psicoanalista parece
oponer el más furioso desconocimiento, esto está ligado a una especie de incompatibilidad
subjetiva, al aspecto subjetivamente insostenible de la posición del analista”

El acto analítico presupone la desuposición de saber, ya que la posición del analista si se


sostiene en su deseo de analista, implica que este es quien paga con su persona para
sostener ese lugar.

La mención del “Menón”, el texto de Platón, es pre-texto para desplegar la cuestión inherente
al saber, a la consistencia o no de ese saber, en relación directo con la tarea de descifrado y
la interpretación. Dice así “La dimensión interpretativa funciona en la medida en que nuestra
interpretación lee de otra manera una cadena que no obstante es ya una cadena de
articulación significante”. Podemos pensarlo como una “función de revelación” “que
podemos pensarlo como el suspenso de una retraducción...digo esto porque podemos pensar
que la primera inscripción significante es ya una traducción de algo” ...en la medida en que el
sujeto como tal está ya determinado e inscripto en el mundo como causado por un cierto
efecto significante”.

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La transferencia se instala y se sostiene en referencia al saber. Desde el saber que no se
sabe hasta la suposición del saber en alguien. “La transferencia se instala en función del
sujeto supuesto al saber, exactamente de la misma forma que fue siempre inherente a toda
interrogación sobre el saber”. La transferencia se despliega así entre la ausencia de un saber
que inquieta y la suposición de que en alguien reside ese saber. Esa suposición hace posible
que se lo interrogue.

Vuelve de este modo a los dos tiempos del quehacer, del acto analítico: la interrogación y la
interpretación.

¿Cómo son recibidos los efectos de la interpretación? “Como aquello que apunta a la
estimulación de la inventiva del sujeto” ....”el análisis de la transferencia...no puede ser otra
cosa que la eliminación de ese sujeto supuesto saber, porque no hay para el análisis, ni
mucho menos para el analista ninguna parte del sujeto supuesto saber; solo hay lo que resiste
a la operación de saber, ese residuo que podemos llamar la verdad” que remite a la
presencia siempre en ciernes, siempre causante, del objeto a.

De este modo “lo que constituye el acto analítico como tal y particularmente esa ficción
mediante la cual el analista olvida que en su experiencia como analizante él ha podido ver
reducirse a lo que es esa función de sujeto supuesto saber.” Esto requiere que el analista
deba fingir de todos modos la posición del sujeto supuesto saber pueda ser sostenible
porque es el único acceso a una verdad : “que ese sujeto va a ser arrojado para ser reducido
a un función de causa de un proceso de impasse”.

“El acto psicoanalítico esencial del psicoanalista implica algo que yo no nombré y que he
esbozado bajo el título de ficción, que se vuelve grave si se convierte en el olvido...olvida que
su acto es ser causa de ese proceso”.

El analista es quien puede, o debe, interrogarse por su acto, ¿y el analizante? “es el que hace
–a diferencia del acto – él hace algo...una cierta indicación de la técnica consiste en un cierto
dejar-hacer”.

La cuestión de la caída del saber puede resultar lo insoportable a sostener en quien moviliza
el estatuto del psicoanalista es en tanto “su acto lo coloca radicalmente en falso con respecto
a esa condición previa...para recordar que es una dimensión común del acto el no incluir en su
momento la presencia del sujeto”.

¿Cómo soportar esa situación en que su acto implica una suerte de desubjetivación?.
Transcribo gran parte del párrafo final donde podemos vincular el tema del acto y la
desuposición del saber al de la transmisión.

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“...si la posición del analista no se determina más que por un acto, el único efecto que puede
registrar para él como fruto del acto...es lo que registra como esta experiencia mayor no
puede superar este hito decisivo de su propia presencia que acabo de indicar.¿ Cuáles serán
los medios para que pudiera ser recogido lo que por el proceso desencadenado por el acto es
registrable como saber? aquí está lo que plantea la cuestión de la enseñanza analítica. En la
medida en que el acto analítico es desconocido se registran los efectos negativos en cuanto al
progreso de lo que el análisis puede totalizar de saber....”

A la cuarta reunión (6/12/67) podemos identificarla como el del “despliegue de la geometría


del acto” y la V ( ) el de “la lógica del acto”, que trataremos de desarrollar.

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