La iglesia, ¿debe apoyar o impedir el progreso humano?
Uno de los temas más discutidos a través de la historia de la Iglesia
es, ¿Cómo deben los cristianos relacionarse con la sociedad? El tema es complejo, y tiene implicaciones prácticas para la vida cotidiana. Algunos ponen el énfasis en el lado negativo de la sociedad, que es pecaminosa, y tienden a alejarse del "mundo". Otros ponen más énfasis en el lado positivo, y tienden a involucrarse en la sociedad a tal punto que pierden su identidad cristiana.
Por favor, considere esto: En el mundo hay 51.000 armas nucleares,
16 guerras declaradas, 900 millones de adultos analfabetos, gastamos 36.000 dólares al año en cada soldado y sólo 1.100 dólares al año en cada estudiante (como puede ver la preparación para la guerra y la destrucción es mucho mayor que la preparación para la paz, la alegría y la armonía) y lo más triste es que hay 2.000 millones de personas en el planeta que no han oído siquiera una vez el nombre de Jesús, 200.000 personas se mueren diariamente y gran cantidad sin Cristo. Mientras tanto tenemos una iglesia que duerme, que está enclaustrada en sus cuatro paredes preocupada de detalles que no tienen relevancia alguna, donde los grandes debates son el corte de pelo de los hermanos o la pintura que usan las hermanas.
A veces pareciera que la iglesia trabajara como si viviera en el mundo
de hace 100 años.
Si los empresarios administraran sus negocios como algunos pastores
las iglesias estarían en quiebra.
El mundo del Nuevo testamento, de hace nada menos que 20 siglos
tiene poco, por no decir nada, que ver con nuestro mundo actual. En el terreno de la salud, bueno es que recordemos que en los tiempos apostólicos una simple fiebre podía matar a una persona. Hoy , un par de aspirinas que están al alcance de cualquier persona, terminan en diez minutos con la mas sencilla y un antibiótico, en horas, con la mas resistente.
Tantas y tantas cosas han cambiado, que cualquier semejanza con el
mundo del Antiguo testamento es pura casualidad. Lo que no ha cambiado es el ser humano, en su vacío interior, espiritual. En todo lo demás el cambio es absoluto. Nadie vendería hoy su primogenitura por un plato de lentejas. En primer lugar porque la primogenitura a nadie le importa (salvo unas pocas excepciones) y segundo porque las lentejas no son un plato favorito.
Gran parte de la Iglesia pareciera que no se ha enterado que vivimos
en la era de la información.
En la época actual, las nuevas ideas, los movimientos y los conceptos
nuevos cambian el mundo casi a diario, bien sean tan profundos como la física cuántica o tan vulgares como la mejor manera de comercializar una hamburguesa.
Si hay una característica para definir el mundo moderno, ésa es el flujo
masivo, casi inimaginable, de la información... y por consiguiente, del cambio.
El mundo ha cambiado, la tecnología se ha desarrollado, pero la Iglesia
no ha crecido al mismo nivel.
En los próximos años la evolución tecnológica será aún mayor
y más intensa y provocará numerosos cambios en nuestra forma de vida.
La iglesia no tiene forma de impedir ese proceso de transformación,
tampoco le corresponde hacerlo. Ni las organizaciones, ni el Estado, ni el sistema de enseñanza, ni las empresas son capaces de frenarlo. Lo que debe hacer la Iglesia es enfrentarlo, reconocerlo e intentar organizar esos cambios en su estructura interna y en sus relaciones con el mundo.
La Iglesia del tercer milenio deber cambiar para garantizar resultados
en el futuro, las iglesias que no cambien no tendrán futuro. El mejor momento para reparar un tejado es cuando el sol está estable y brilla el sol. Las reglas del juego están cambiando.
Estoy consciente que el cambio no es fácil, lo digo porque como
comunicador conozco de cerca cómo ha costado dar paso al desarrollo de nuevas tecnologías y no me refiero solo al ámbito cristiano. La Iglesia frente al progreso humano (II parte), por el Coach Alejandro Martínez
En los próximos años la evolución tecnológica será mayor y
más intensa y provocará numerosos cambios en nuestra forma de vida.
La iglesia no tiene forma de impedir ese proceso de transformación ni
tampoco le corresponde, porque el progreso es idea de Dios. Nadie puede detenerlo, ni las organizaciones, ni el Estado, ni el sistema de enseñanza, ni las empresas son capaces de frenarlo. Lo que debe hacer la Iglesia es enfrentarlo, reconocerlo e intentar organizar esos cambios en su estructura interna y en sus relaciones con el mundo.
La Iglesia del tercer milenio deber cambiar para garantizar resultados
en el futuro, las iglesias que no cambien no tendrán futuro. El mejor momento para reparar un tejado es cuando el sol está estable y brilla el sol. Las reglas del juego están cambiando.
Estoy consciente que el cambio no es fácil, lo digo porque como
comunicador conozco de cerca cómo ha costado dar paso al desarrollo de nuevas tecnologías y no me refiero solo al ambito cristiano.
Todos sabemos que el hombre de la antigüedad era parco en
palabras, creía que la palabra era algo vivo (no estaba desencaminado en cierta manera) y utilizaba con gran maestría las imágenes verbales y las figuras del lenguaje. Sería por esto, sin duda, que la gente reaccionó con más lentitud de la que se cree y era de esperar ante la oportunidad de usar la letra impresa. (nadie crea que lo primero que imprimió Gutenberg fue la Biblia, ni que la gente se lanzó con ilusión ante el invento, Gutenberg se pasó años frustrado, imprimiendo almanaques...)
Tampoco la radio fue aplaudida y vitoreada cuando apareció. Todo
lo contrario, muchos predicadores se desgañitaron hablando desde los púlpitos contra el diabólico invento, al que le encontraron toda clase de parentesco con textos apocalípticos... es más, ni siquiera el mundo comercial creyó que el invento servía para algo más que para comunicarse en la guerra.
No digamos lo que sufrió la televisión antes de ser generalmente
aceptada. Desde el año 1884, en que empezó la aventura, hasta el año 1929, en que se transmitió el primer combate de box o aquella media hora diaria de la BBC ha tenido que recorrer un largo y costoso camino. Sin embargo, hoy día nadie duda de este medio de comunicación masiva, y el mundo no funcionaría sin ella.
Actualmente no falta quien se ha esforzado ya en identificar Internet
con el 666 y a calificarla de invento diabólico. La historia se repite!
Claro que existe un mal uso en algunos medios de comunicación y
que existe una publicidad mala y dañina! Sin duda que la máxima de mucha publicidades es que "el fin justifica los medios", pero ante tanto malo, ¿no será hora de que nosotros expongamos lo que consideramos mejor?.
Desde muchos medios se censura el hecho de que vivimos en una
sociedad consumista. Y mal que nos duela, esa es una realidad.
se critica el bombardeo constante de mensajes publicitarios
subliminales y el lavado de cerebro que con ellos se nos hace. Es verdad.
Pero la vida es demasiado breve para pasarnos criticando aquello que
no nos gusta o que creemos que está mal.
Los cristianos somos llamados a no dejarnos cautivar por estos
medios. te invito a cambiar la Historia. Tú Puedes, aunque cual Moisés te quejes de no estar capacitado para enfrentar esta lucha, que no es una lucha cualquiera, es una guerra confrontacional en contra de las tinieblas, sin embargo debo recordarte que nuestro capitán general es Jesús, el fundó la Iglesia, el da el crecimiento y él la edifica, en segundo lugar Dios ha dotado al hombre de capacidades y aptitudes inigualables, me atrevería a decir increíbles.
El hombre aprendió que no podía detener las fuerzas de la
naturaleza, pero si podía intentar dentro de lo posible, dominarlas y sacar provecho de ellas.
Las aguas turbulentas se han convertido en pantanos que facilitan el
riego y producen energía eléctrica. Las zonas afectadas por los fuertes vientos se han aprovechado para producir energía eólica. Surcamos los espacios con naves que pesan toneladas, a pesar de que muchos agoreros profetizaron la imposibilidad de que algo más pesado que el aire pudiera volar. Hemos bajado a lo profundo de los mares, pese a que muchos científicos de su época se empeñaran en decir que la presión hacía totalmente inviable bajar más allá de unos cuantos metros. La Biblia dice que la tierra será llena de la gloria de Dios como las aguas cubren la mar, pienso en esto y veo la difícil tarea que se nos ha encomendado, para algunos un sueño, para otros un imposible.
Después de todo ¿A quién le gusta fracasar? ¿A quién le gusta no
lograr lo que se ha propuesto? ¿A quién le gusta ser criticado y señalado? A nadie ¿verdad? Por lo tanto, en un afán de evitar esos desagrados, en muchas ocasiones (mejor dicho, en demasiadas ocasiones) preferimos vivir una vida plana, rutinaria y aburrida y lo peor de todo el tiempo pasa y cada día gente muere sin Cristo.
Inicia este desafío con fuerza y convencimiento, sabiendo que
probablemente tengas que enfrentarte al escepticismo, la falta de visión, la envidia y el pesimismo. Muchos quieren que Dios haga grandes cosas con sus vidas, pero son muy pocos los que están dispuestos a hacer los cambios y esfuerzos necesarios para lograrlo. Ciertas personas se preocupan más por descalificar a otros que por trabajar en su propio desarrollo interior. Atrévete a cambiar.
En el campo de los negocios, el conocimiento de los paradigmas es
fundamental. En 1979, el 90% de la facturación de relojes en el mercado mundial correspondía a los suizos. Un día un técnico de una de las mayores empresas fabricantes de relojes de Suiza presentó a su jefe un nuevo modelo que acababa de inventar; el reloj electrónico de cuarzo. El Jefe lo miró y dijo que aquello no era un reloj, porque no tenía cuerda, ni muelles, ni rubíes. A los japoneses y los norteamericanos el reloj electrónico les llamó la atención y lo lanzaron al mercado. Los Suizos , del 90% de la facturación, pasaron a tener solo el 15%. En apenas tres años, 50.000 trabajadores perdieron su empleo en la industria relojera suiza. Vea la paradoja: el reloj de cuarzo lo descubrió un suizo.
El problema es que cuando el paradigma cambia, el conocimiento
anterior deja de tener validez: toda la técnica aprendida durante años para la confección de relojes mecánicos no servía de mucho en la fabricación de los nuevos relojes. Por eso es tan difícil cambiar.
Cuando se cambia de paradigma las posibilidades aumentan. El
problema estriba en que la gente vive dentro de paradigmas sin conocer su existencia. Es como el caso del pez en el agua, sólo es consciente de que vive en el agua cuando sale de ella. Así es gran parte de la Iglesia, vive como el pez en el agua, dentro de su acuario de cristal, llena de tradiciones sin darse cuenta de ello. Atrévete a cambiar. No importa si eres culto o no, si eres pobre o no, si eres inteligente o no, si tienes dinero o no, si tienes salud o no. Sea quién seas tú, estés donde estés, tienes dentro una bomba atómica de fuerza irresistible. Cuando descubras el lugar de la mecha, ¡BUUUUUUUMMMMMMMM!, conseguirás hacer explotar tu bomba y tu vida se modificará de manera increíble. En Dios somos más que vencedores, en cualquier dirección que recorras a Dios, nunca tropezarás con sus límites.