Está en la página 1de 5

Lo inesperado, Abril 2014

No soy ni creo que lo sea jamás de fechas, es más, reconozco que cuando era más pequeña y
veía las típicas fotos en las redes sociales, de dos con un “tekm 1/02/2010” me ponía más
negra de lo habitual. Sin embargo hay algo en el ser humano, que es inevitable, no lo
podemos evitar; hay días que nos marcan, de los que te acuerdas qué falda llevabas puesta,
de qué color te pintaste los labios para dejarlo prendado, la de veces que pasaste por su lado
para que se volteara al verte, la frase whatsepera con la que partimos el hielo, y exactamente
el fino tacón con el que te tropezaste en ese escalón….

No puedo deletrear como comenzó a suceder, ni mucho menos como me desarmé por los pies
de esa manera. Era una época buena para mí, sin nadie más que con mi gente. Da miedo, te
acojonas cuando todo encaja, todo empieza a irte tan bien.

Superé un bache muy duro, quizás lo que más me ha marcado en la vida. Sentir que te
arrancan un trocito de las entrañas, pues eso. Literal. Supongo que es lo que cualquiera siente
cuando vuela una persona que quería como un padre. Mi abuelo de mi alma, los ojos más
profundos que he visto jamás y su sonrisa que abarcaba ciudades, eso lo puedo asegurar.

Lo pasé realmente mal, me las vi canutas pero todo pasa, todo llega. Hasta lo que nos
engarrota, pasa.

Me había quitado varios kilitos de más, había dejado la melena al viento y bastante larga.
Empezaba a recordar a mi abuelo con alegría y me quería más, simplemente me sentía más
segura, supongo que el alma es un reflejo masivo. Se trataba de cambios, muy centrada en
estudiar y terminar de sacarme bachillerato, tenía muchas ganas de comerme el mundo y que
el mundo nunca me comiese a mí. Soñaba con una alcachofa y que mi voz fuera el vehículo
perfecto para contar actualidad.

No tenía nada con nadie, pero me sentía tan bien conmigo misma. No me hacía falta nadie
sinceramente. Con el tiempo una aprende, a que cuando necesitas, es porque sientes y
retienes. Durante mucho tiempo me empeñé en algo que no tenía ni pies ni cabeza, “dichosos
amores platónicos”. El típico chaval que ves mayorcito, inalcanzable y encima es hasta guapo.
Del que te crees que te enamoras, porque lo recuerdas con una canción de fondo flamenco.
Que risa. En la vida hay tantos tipos de amores diferentes, que hasta esos, cobran sentido
cuando le restas importancia, porque seguramente llega algo mayor, mas fuerte, que te gusta
más , que te parte los esquemas y hace que te sueltes la coleta.

En esos tiempos, la quería matar, cuando me decía eso, porque Noah nunca, nunca se
equivoca. Noah es más que una amiga, es la típica hermana que te conoce en las buenas y en
las malas, de esas que son sabias aunque tengan tu misma edad y saben decirte la verdad
aunque duela, porque la verdad duele y mucho . Ahora tengo que decirlo Noah una vez más
tenía razón, pero tuve que vivir más para darme cuenta de ello.

Los fines de semana solíamos ir a un PUB, nada fuera de lo común pero siempre en la mejor
compañía. Clara, Noah y yo siempre juntas.
Durante varios sábados, un amigo de varios amigos míos, gracias a Noah, empezó a rondar mis
pasos. Al principio no me gustaba en absoluto, lo tenía muy claro o al menos eso creía yo
aunque me parecía buena persona a simple vista y ya eso para mí es mucho.

Yo estaba muy disfrazada de miedos, nunca había besado a nadie, ni siquiera sabía lo que era
gustarle a alguien por entero, con mis más y mis menos, con las mismas ganas con las que yo
había deseado.

Una noche fresca de Abril, en un bar de no más de 4 metros cuadrados (juro no ser
exagerada), Noah y yo volvimos a acabar con los de siempre y ahí estaba él, llevaba justamente
unos vaqueros claros, una sudadera gris y unos zapatos gris oscuros; yo algo más arreglada con
unos pitillos negros, unos buenos tacones de infarto y una blusa con escote de infarto. Fue una
noche muy divertida, estuvimos todos hablando sin parar, poniéndonos al día, ya que
habíamos estado un poco perdidos y todos con una copa de cristal en la mano para acompañar
las risas.

Esa noche me pidió como si fuese un niño pequeño, con ayuda de sus amigos que le diera un
beso, prometo que lo pasé mal, estaba completamente dividida, yo estaba segura de que el no
me gustaba, pero sin querer, algo en mi cambió ahí,…ya me gustaba. Esa noche , Noah y su
amigo me decían que era una cagada, recuerdo que ni me molesté en reírme, porque ahí me di
cuenta que llevaban toda la razón del mundo, me estampé con la verdad en las narices, estaba
totalmente aterrorizada me acababa de dar cuenta que ese chico me molaba, que me gustaba
su flequillo y sus ojos verdes pardos , que simplemente me daba miedo equivocarme, cagarla,
no besarlo bien o besarlo aún peor como si fuese un pez, no se mil cosas, pero lo que si
comprendí esa noche es que me gustaba.

Estuvimos varias semanas hablando sin sentido, primero recurrí junto con Noah para que nos
explicase un tipo de problema de economía, luego hablábamos sobre el examen y así poco a
poco. Yo creo que él me lo empezaba a notar, yo le estaba dando cuerda.

Llegó el día más esperado del mes de Abril, aunque ese año era Mayo, me planté junto con
Noah una flor y un traje de volantes, Noah de amarillo vivo y yo de verde esperanza, mientras
que Clara optaba más por unos pitillos vaqueros claros y una blusita beige eso sí, la blusita era
de volantes, y unas cuñitas de colores.

Noah no dudo en mandarme un watshap y comunicarme que ese chico que me estaba
empezando a remover, estaba justo frente de su casa con todos sus amigos, que me diese
prisa que tenía muchas ganas de una jarra de rebujito y de bailar al son de las sevillanas.

Yo sabía que el iba a estar allí ya lo habíamos hablado, pero jamás se me paso por la cabeza
que aquel día marcara una etapa de mi vida por un momento. Como era de esperar nos
encontrábamos bailando y todas con una sonrisa pintada, no debía hacerlo pero no paré de
bailar sevillanas a mi manera.

Lo vi llegar se sentó justo en la parte final de la caseta, me acerqué a saludarlo y me sentí más
sexy que nunca, jamás nadie me había mirado así y mucho menos con esos ojos verdes.
Tan solo nos dijimos lo guapos que nos veíamos mutuamente y poco más, nunca lo pensé pero
ni que fuese un chico de pocas palabras me molestaba. A lo largo de la tarde cuando ya el sol
sevillano no estaba, Noah comenzó a animarnos como si se le fuera la vida en ello que nos
diéramos un beso, y ahí comenzó todo, no pensé en nada tan solo en que el chico que me
estaba buscando, me gustaba y nos besamos, sí y no una, sino varias veces. Me gustó y
mucho.

Sin planearlo ni mucho menos hablarlo, comenzamos a vernos todos los fines de semana, me
sentía libre, el mundo estaba a mis pies, no pensaba si lo estaba haciendo mal o bien tan solo
que estaba haciendo por primera vez lo que sentía y tan solo pensaba en mí, el hacer y
deshacer a propio antojo es una gozada.

Varias semanas después de nuestro primer beso, no iba a salir, tenía mucho que estudiar al día
siguiente, Noah y yo decidimos ir a Claustro para sacar lo máximo posible en selectividad y yo
me lo tomé muy enserio, estaba muy jartible , como si nadie se hubiese examinado antes que
yo ; pero no lo pude evitar, con un simple pitillo vaquero, una camisa de flores y unas sandalias
de flecos, me planté con Clara en el PUB que era más nuestro que del propio dueño, me tomé
una copa más suave de lo normal y esperé a que me buscase, y lo hizo.

Por la tarde en clase Noah me deseo mucha suerte, me miró y me dijo Martina hija disfruta y
déjate llevar, que ya te lo mereces, se lo noté en la mirada y en la voz me lo dijo muy enserio,
Noah no bromea. La miré con cara asustada, como si hubiese dicho una barbaridad, pero Noah
dio en la clave, había llegado mi momento.

Esa noche le dije a Clara con el tono de broma que me acompaña siempre, “hoy va a surgir”.

En torno a las 12 de la noche, me buscó, nos fuimos, recuerdo que lo veía especialmente
guapo, atractivo, tan casual como siempre. Caminamos juntos hasta su coche, un polo azul
marino, me monté, y le pedí que me pusiera cadena dial en vena, y no dudó en hacerlo. Le
sorprendí con un CD de Bob Marley y pensé, dios mío Martina donde cojones te metes, tan
solo con descubrir su estilo musical comprendí que no sería un chico común. Recuerdo que me
tocó la pierna, y se quedó mirándome, menos mal que por una vez no hablé porque en ese
momento hubiese tartamudeado; y me dijo “Martina si quieres podemos ir a un piso de un
amigo no sé, lo digo para estar más cómodos, pero lo que tú quieras Martina”. No me lo
pensé ni medio segundo quiero recordar, levanté el rostro y le dije “Sí”, con más seguridad en
mi que nunca.

El piso estaba a las afueras del pueblo, pero notablemente cerca, sin embargo que largo se me
hizo el camino. A veces lo puedo parecer pero no soy tonta, sabía que iba a suceder , por una
vez después de varias semanas era él , quien hablaba y tenía ganas de romper el hielo, yo
estaba mirando fijamente el disco de Bob Mar ley y estaba tremendamente dividida y
“acojonada” , estaba dispuesta a todo esa noche, desarmarme por los pies, dejarme llevar,
sentirlo mío y que el me sintiese suya, pero mi parte del cerebro miedica me maltrataba y me
hacía cuestionarme , si lo iba hacer bien , si me dolería , si sabría hacerlo, si le gustaría o no o si
algún día me arrepentiría. Desde pequeña pensé que a lo mejor no pasaría toda mi vida con
quien lo hiciese por primera vez, que eso no es lo relevante, lo realmente importante es que
pase lo que pase , se perdure o no , si sientes que jamás te arrepentirás de ello , ya ha
merecido la pena, como dice una tía mía que me quiten lo bailao.

Esa noche con 17 primaveras y medias, subí las escaleras del piso, recuerdo que estaba oscuro
pero se veía. Llegamos arriba y me enseñó el piso, lo quería hacer todo perfecto, yo se lo
notaba. Me enseñó la terraza, hablamos, entramos rápidamente en ambiente, nos besamos y
volvimos a bajar a la habitación. Nos faltaba el compromiso pero sin duda nos quemaba la
impaciencia. Me quitó la blusa de flores y yo a el la camiseta azul de mangas cortas tan sport
como el mismo, yo notaba que le gustaba. Para mí su cuerpo más que perfecto, nada
musculitos , simplemente bien tonificado , Me parecía mentira la situación , me quedé
embobada y le dije “No lo he hecho nunca con nadie”, fue mi mejor manera de decirle que
tuviera tacto y que entendiese cualquier torpeza. No pudo hacer mejor gesto que “sh, no te
preocupes por nada Martina y ven”, con eso hizo que me relajara y me dejara llevar
totalmente y así sucedió y sentí que marco algo en mí.

Cuando acabamos y nos vestimos, me dio un abrazo y vamos, me sentí por así decirlo,
importante.

Bajamos las escaleras, nos montamos en el polo y me llevó a mi casa. Por el camino, por una
vez en todo lo que tengo de existencia, yo no tenía palabra alguna en la punta de la lengua,
quería decir tanto y no era capaz de decir nada, tan solo sonreíamos.

Me dejó en la puerta de mi casa, nos dimos un beso de despedida, de esos sin lengua, un pico
de despedida en toda regla , y quedamos en seguir hablando. Subí las escaleras de mi casa,
como si alguien me estuviese esperando, estaba deseando escribirle a Noah y a Clara.

Les mande un Whatsapp idéntico “Ha sucedido”.

Me lave la cara, las manos, me puse el pijama y me dispuse a dormir. Antes de coger el sueño,
me quedé 15 minutos con los ojos abiertos, mirando el techo y con mi mirada justamente en
mi lámpara rosa de tres tulipas en beige hasta que concilié el sueño.

A la mañana siguiente me levante pletórica, desayune y no dudé en coger el fijo y marcar el


número de Noah , sabía perfectamente que estaría despierta, ya que no salió la noche
anterior, me moría por contarle todo , también quería hablar con Clara, pero ella estaba en su
quinto sueño y seguramente que le quedarían tres mas por soñar.

Me cogió el teléfono, la madre de Noah, le dije que me pusiera con su hija, creo que pensaría
que estoy más loca de lo que ella pueda creer, sin duda se lo dije con un tono más eufórico de
lo habitual, me pasó a su hija y se lo conté todo con pelo y señal. Le dije que había tenido la
sensación con la que tanto soñé, el sentir que pasara lo que pasara en el exigente futuro que a
todos nos asusta, jamás me arrepentiría de lo que hice esa noche y que me encantaría que se
repitiese, que si no me buscaba más lo mataba, pero que yo sabía que repetiríamos. Se pego
siete carcajadas porque no se lo podía creer, se alegró por mí como siempre, hablamos un
poco de todo lo que teníamos que estudiar , nos agobiamos un poco mutuamente y antes de
colgar me dijo , “Martina has hecho bien, lo que yo he hecho siempre yo , lo que una quiere ,
es sin duda lo que tiene que hacer”.
Así sucedió lo inesperado, porque cuando menos lo planeas, menos lo deseas y menos buscas
algo, sucede. Una pequeña decisión puede dar un giro teatral a nuestra vida, un pequeño
detalle, creo en el destino, y por h o por b las cosas suceden porque tienen que suceder, y así
sucedió.

También podría gustarte