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1.

INTRODUCCION
América Latina sufrió grandes cambios económicos, sociales y políticos durante las
últimas tres décadas, transformaciones que dieron paso a nuevos paradigmas y
posturas políticas e ideológicas, en particular en las naciones de América del Sur como
Venezuela, Ecuador y Bolivia y en alguna forma en Argentina, para citar algunas. En
parte de las naciones mencionadas hubo importantes avances en favor de los grupos
sociales menos favorecidos; en otras se dio un retroceso en materia de cambio político,
económico y social, afectando con ello el desarrollo de la democracia.

Es evidente que en los países mencionados y en general en América Latina subsisten


todavía grandes inequidades en el campo económico, social y político, algunas de ellas
heredadas y otras como consecuencia de los modelos impuestos en cada una de las
naciones o de la insuficiencia de la estructura económica para favorecer el cambio
técnico y la transformación del entable industrial. Por ello y a fin de solucionar los
ingentes problemas, los nuevos gobiernos en el poder, previa la contienda política,
propusieron y aplicaron diversos esquemas de cambio económico, político y social, con
el objetivo de lograr la redención de los grupos menos favorecidos de la sociedad. Los
nuevos esquemas de praxis política y económica propuesta incluyeron desde el
"Socialismo del Siglo XXI" en Venezuela, hasta modelos de democracia liberal y
economía estatista, de acuerdo con los principios de la socialdemocracia y variantes
keynesianas.

Bolivia es uno de los países con un nuevo enfoque del desarrollo económico. La nación
andina, al igual que sus pares vecinos, sufre todavía de enormes inequidades en la
pobreza y mala distribución del ingreso, atraso económico con reducida
industrialización. Estas son algunas de las razones por las cuales el actual mandatario,
Evo Morales, puso en práctica un nuevo modelo de desarrollo económico y social
inclusivo donde son, en parte, las masas populares los agentes protagónicos de "la
nueva sociedad".
El nuevo modelo económico y social de Bolivia ha sido exitoso y se traduce en grandes
y reconocidos logros en materia de crecimiento económico y cambio sociopolítico. El
crecimiento económico sobrepasa el 5 % anual en promedio durante los últimos ocho
años; también son tangibles los nuevos acervos de capital representados en nueva
infraestructura económica y de comunicaciones. En materia social es claro el avance
en educación y salud, la reducción de la pobreza y el empoderamiento de los grupos
sociales menos favorecidos. De igual forma, el manejo macroeconómico ortodoxo y
prudente le permitió al Gobierno reducir la deuda externa, aumentar las reservas
internacionales y el ahorro nacional, previo el ajuste de las cuentas fiscales.

Precisamente los objetivos del presente análisis buscan explicar o resolver los
siguientes interrogantes: ¿cómo contribuyó la estabilidad política al desarrollo
económico y social en Bolivia? ¿cuál es la concepción ideológico-política del modelo y
el papel del Estado en la economía? ¿cuál fue el papel de la política económica y social
en el éxito del modelo? ¿todo lo anterior se tradujo en aumentos de bienestar
ciudadano y en particular de los grupos sociales menos favorecidos?

Es conveniente destacar que no abundan los estudios sobre Bolivia y menos los
trabajos empíricos que revisen la interrelación de las diversas variables del conjunto del
sistema. La razón: el país andino no cuenta con información estadística de primer nivel,
debido a las propias características de una nación con visos capitalistas combinados
con modos de producción feudales.

El desarrollo se guía por el siguiente enunciado: el crecimiento económico y el éxito del


modelo boliviano descansan en la estabilidad política alcanzada, los altos precios de
las materias primas de exportación y su control por parte del Estado, además de la
eficacia de la política económica y social que dinamiza la demanda interna. El método
de análisis es descriptivo; las fuentes de información son de carácter primario como
entrevistas y discursos; informes de coyuntura y estadísticas del Banco Central de
Bolivia y Ministerio de Economía y Planificación; libros y revistas especializadas sobre
la realidad boliviana.
La contribución del trabajo reside en combinar el análisis económico y político para
entender en conjunto la realidad boliviana. El tema se desarrolla como sigue: en la
primera parte se revisan los antecedentes económicos y políticos, luego se aborda la
estructura económica del país y el modelo propuesto. En la tercera parte se analiza la
política económica y social para, finalmente, extraer los resultados.
2. DESARROLLO
De la misma forma que en la dimensión política, el gobierno del presidente Evo Morales
es innovador y refundacional en el aspecto económico también, generando resultados
históricos. Actualmente Bolivia se encuentra en el ciclo de crecimiento económico más
estable y sostenido en los últimos 50 años; como se observa en el Gráfico, el PIB en
Bolivia ha crecido 360% en los últimos 15 años, alcanzando los US$ 30.601,1 millones
en 2013 (Banco Mundial, 2014_a). En relación con lo anterior el PIB per cápita
aumenta desde 167 dólares en 1960, a US$ 1.042,6 en 1998, hasta US$ 2.867,6 en
2013 (Banco Mundial, 2014_b).

Algunas de las consecuencias que ya se pueden apreciar en relación con el ciclo de


crecimiento que tiene lugar en Bolivia son la disminución del desempleo, que registra
cifras inferiores al 3,5% desde el 2008 (Banco Mundial, 2014_c), y el acelerado
aumento del empleo en el sector público, que crece 75,81% entre 2004 y 2012
(INE_b/sin fecha).
En este punto es importante destacar el aumento de la inversión pública como
porcentaje del PIB. Mientras que en 1999 la inversión pública representa el 30% del
total, en 2012 alcanza el 58,7% (Loza, 2013). Al respecto, es significativo el repunte del
gasto social en relación con el PIB, si en 2001 es del 10%, en 2012 llega al 18% (Loza,
2013). En relación con lo anterior, según el Instituto Nacional de Estadística de Bolivia,
la pobreza a nivel país ha disminuido de 63,47% en 1999 a 44,95% en 2011; en forma
más significativa se reduce la pobreza rural, de 84% en 1999 a 61,35% el 2011
(INE_a/sin fecha). Es valioso destacar que el aumento de la inversión pública se
ejecuta disminuyendo significativamente la deuda fiscal, alcanzando 33% del PIB el
2012, el valor más bajo en los últimos 15 años, luego de haber superado el 80% el
2003 (Loza, 2013).

Los cambios registrados en la economía de Bolivia en los últimos años obedecen


principalmente a las políticas implementadas en los primeros dos gobiernos del
presidente Evo Morales. Antes que asumiera la presidencia en enero de 2006 se ponen
a prueba en Bolivia varios modelos económicos, que siguiendo distintas bases
ideológicas demuestran ser incapaces para mejorar las condiciones de bienestar en la
población, sea por la distancia entre los marcos conceptuales con la realidad, sea por
fallas en los mecanismos de ejecución. Una vez instalado en Palacio Quemado, el
mandatario recoge el concepto de “descolonización”, con el fin de aplicarlo teniendo
una clara conexión con la realidad local. La propuesta económica del gobierno de
Morales es el modelo de la Economía Plural, un esquema novedoso, según define la
Constitución en su Artículo 306, “que está constituida por las formas de organización
económica comunitaria, estatal, privada y social cooperativa”; el mismo artículo aclara
que “El Estado tiene como máximo valor al ser humano y asegurará el desarrollo
mediante la redistribución equitativa de los excedentes económicos en políticas
sociales, de salud, educación, cultura, y en la reinversión en desarrollo económico
productivo” (Estado Plurinacional de Bolivia, 2009). En este sentido, desde la economía
se recoge también el concepto de lo “plural”, elemento transversal a la refundación del
Estado.

En el 2007 quedan explícitos los elementos esenciales de la economía plural cuando el


presidente Morales emite el Decreto Supremo N° 29272, por medio del cual se aprueba
el Plan Nacional de Desarrollo “Bolivia Digna, Soberana, Productiva y Democrática
para Vivir Bien: Lineamientos Estratégicos”, entre cuyas directrices destaca “desmontar
el modelo de desarrollo concebido desde el colonialismo y el neoliberalismo, y cambiar
el patrón de desarrollo primario exportador” (Ministerio de Planificación del Desarrollo,
2007: Art. 5º). En términos más precisos, “el nuevo patrón tiene como función la
generación, control y distribución de los excedentes producidos por los recursos
naturales renovables y no renovables para la acumulación interna que alimente, en el
largo plazo, el desarrollo nacional” (Ministerio de Planificación del Desarrollo, 2007: 1).

En razón de lo anterior es que el modelo de economía plural de Evo Morales se levanta


sobre dos ejes estratégicos. El primero se constituye con los sectores estratégicos
generadores de excedentes, donde se encuentran los hidrocarburos, minería,
electricidad, recursos ambientales. La nacionalización de los recursos naturales. La
nacionalización de los recursos naturales y el valor de los commodities en el mercado
internacional, entre otros, se asocian con este pilar. La forma que adquiere sin embargo
es particular, debido al alto costo que implica pagar por el proceso de adquisiciones.
Para sortear un eventual sobreendeudamiento del Estado y evitar quedar
empantanados en procesos legales con empresas multinacionales, el gobierno decide
acotar el proceso de nacionalización a la captación de acciones para controlar las
decisiones de las principales empresas. El segundo eje está constituido por los
sectores estratégicos generadores de ingresos y empleo, básicamente industria y
comercio.
Como consecuencia, el Estado asume un rol redistributivo que capta los excedentes
provenientes de la explotación de recursos naturales tanto para reinvertirlos en la
economía como para financiar programas sociales con el objeto de luchar en contra de
la pobreza. Entonces diseña un modelo inclusivo en que pretende captar inversiones
extranjeras para la explotación de recursos naturales, atraer a la inversión privada para
desarrollar la industria, comercio, construcción local, a la vez que generar empleo, y
financiar programas sociales. Se trata de un modelo que espera trabajar con los
capitales privados (no en contra de su existencia). Este hecho, junto con la estabilidad
política que otorga la presencia del presidente Morales en el poder, atrae a la oligarquía
boliviana, cooptándola, básicamente porque al igual que a los empresarios de todo el
mundo, prefieren reglas claras y estables en vez de la incertidumbre que produce la
inestabilidad política.

Respecto de lo anterior, el Vicepresidente convoca a principios de marzo de 2015 a los


empresarios a invertir, arriesgar y crecer, con el apoyo del gobierno. Explica que el
objetivo “es que la economía crezca más y para ello son ustedes, el Estado, el
pequeño, transportista y/o minero los que tienen que animarse a mantener esta
dinámica” (Vicepresidencia del Estado Plurinacional, 2015). Indica que “a lo que se
debe tener miedo es a no arriesgarse a aprovechar la estabilidad social y política que
vive el país lo que es propicio para el crecimiento económico” (Vicepresidencia del
Estado Plurinacional, 2015). No obstante, lo anterior, no está claro si este modelo de
economía plural se evidencia en la realidad tal cual fue diseñado.
Se observa que mientras la estabilidad política y social genera condiciones óptimas
para el desarrollo económico, a su vez el desarrollo económico permite afianzar el
poder político, por tanto, también la estabilidad del gobierno. Un proceso de crecimiento
sin sobresaltos requiere formar bases sólidas para que el sistema económico sea
sustentable. Pero en este esquema es crítica la explotación de los recursos naturales
debido a que el modelo de desarrollo actual descansa en la explotación del commodity
para la producción de excedentes que alimentan la capacidad redistributiva del Estado,
tanto para la asignación de fondos orientados a la lucha en contra de la pobreza como
para la inversión en el segundo eje compuesto por sectores estratégicos generadores
de ingresos y empleo.

Actualmente el gas natural es la principal fuente de excedentes, de hecho según


constata un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), “Desde el punto de
vista fiscal, la venta de gas natural a Brasil y a Argentina genera al Tesoro General de
la Nación más del 50% de sus ingresos” (Chávez, 2013: 6). En este sentido se aprecia
que la exportación de gas natural de Bolivia a Argentina y Brasil genera una relación de
interdependencia compleja.

Mientras Bolivia se convierte en proveedor estratégico para potencias principales en la


región, que dependen del recurso energético para sus propios procesos de desarrollo,
La Paz depende de las divisas de Buenos Aires y Brasilia para sustentar el modelo de
desarrollo económico implementado. De hecho, la exportación de hidrocarburos a
Argentina y Brasil representa el 53,7% del total de las exportaciones de Bolivia el año
2013 (Banco Central de Bolivia, 2014_a). Como contraparte, el 51% de la matriz
energética de Argentina se alimenta con gas natural (Saenz y Pascal, 2014), que en
forma creciente se nutre de la importación de gas boliviano. La entidad receptora en
Argentina es ENARSA (Energía Argentina S.A.), que desde el 2011 capta el
hidrocarburo vía el Gasoducto Internacional Juana Azurduy (GISA). Según datos de
ENARSA los envíos aumentan desde 1.851 millones de m3/año en 2010 a 5.690
millones de m3/año en 2013 (ENARSA, s/año), lo que indica que se ha triplicado el
volumen del suministro en 4 años, alcanzando un promedio de aproximadamente 15,5
millones m3/día. En noviembre de 2014 YPFB informa que entre enero y septiembre de
2014 exporta a Argentina un promedio de 16,17 millones de m3/día (YPFB, 2014: 15).
En el caso de Brasil, 10% de la matriz energética se alimenta con gas natural, del cual
poco más de un tercio proviene de Bolivia, por medio de un contrato entre YPFB y
Petrobras. Si bien no es significativo el aporte del gas boliviano a la matriz energética
de Brasil como un todo, esta materia prima tiene un carácter estratégico al alimentar el
centro industrial de Sao Paulo. Entre enero y septiembre de 2014, los envíos desde
Bolivia promedian 33,36 millones de m3/día (YPFB, 2014: 15), lo que refleja un
aumento de 4,79% en relación con igual periodo del año anterior (YPFB, 2014, 16). En
conjunto, las exportaciones de gas natural boliviano a Argentina y Brasil entre enero y
septiembre de 2014 representan una facturación total de US$ 4.650 millones para
YPFB (ABI, 2014). En este punto es crítico constatar que, como ha sido mencionado en
la Dimensión Geográfica, las reservas para cumplir con los contratos actuales de
exportación se proyectan hasta el 2025. En este sentido, el gobierno trabaja
paralelamente y en forma acelerada en la prospección de nuevos yacimientos de gas.
De hecho la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) intensifica la
exploración de recursos en 2014, de 47 áreas en julio (Paredes, 2014_b), se
incrementa a 72 la cantidad de proyectos de exploración en ejecución en el mes de
octubre, con una inversión de US$ 3.000 millones (equivalente a casi un tercio de lo
que se ha invertido en el sector desde 2006) (Xinhua, 2014). En el marco de la
campaña presidencial por la reelección en el 2014, Morales anuncia en agosto el
interés por convertir a Bolivia en el centro energético de la región. En el discurso que
ofrece al recibir el título de Doctor Honoris Causa por UNITEPC (en Quillacollo,
Cochabamba) comenta que, combinando la producción energética de las
termoeléctricas e hidroeléctricas, el país pronto tendría capacidad energética para
exportar. En el trasfondo, explica que, “yo me he convencido que tener el control de la
parte energética es tan importante (…), quien tiene el control energético tiene el poder
político. Nosotros no quisiéramos tener el poder político sino compartir. Y Bolivia deberá
pues ser el centro energético de Sudamérica. Y eso está en nuestras manos” (Morales,
2014_b). La meta es venderles unos 1.000 MW de energía eléctrica hacia el 2020
(Quispe, 2014), los potenciales clientes serían Argentina, Brasil y Perú. A juicio del
presidente Morales, compartir los recursos naturales disponibles en Bolivia favorecería
la integración regional obteniendo beneficios para el país (Morales, 2014_a). Bolivia
quiere aprovechar también la disponibilidad de la mayor reserva de litio en el planeta,
ubicada en Potosí. Siguiendo el modelo económico implantado, el interés del gobierno
no se limita a la explotación, sino que se extiende a la industrialización por medio de la
fabricación de baterías. Para García Linera el desarrollo de la industria del litio sería
parte de la nueva configuración de la estructura productiva del país que podría dar
origen a una nueva estructura económica “que va a mantener a Bolivia durante los
próximos 30 años” (Atahuichi, 2012). En este tenor, es que en enero de 2013 inicia sus
operaciones la planta piloto de carbonato de litio (Revollo, 2013), y en febrero de 2014
el presidente Morales inaugura la primera planta boliviana para el ensamblaje de
baterías de litio para celulares y bicicletas (Imaña, 2014_a). Queda por esperar hasta
qué punto se puede industrializar lo que hasta el momento es una potencialidad.

3. CONCLUSIÓN
Según los datos recopilados en el presente capítulo, el gobierno del presidente Evo
Morales ha reestructurado la economía del país creando un esquema único, basado en
la inclusión de distintos sectores sociales y en el desarrollo de un modelo plural que
integra la economía liberal con la nacionalización de los sectores estratégicos.
La transformación económica ha impactado positivamente en un considerable
crecimiento que ha sido aprovechado en un mayor desarrollo del país e inversión
social, ha permitido cooptar a la oligarquía tradicional, financiar el aumento de empleo,
mejorar las condiciones de las FF.AA. según veremos en la sección dedicada a la
Dimensión Defensa, y ha permitido disminuir la deuda fiscal a cifras históricas,
aportando en definitiva a la estabilidad política.
Debido a los antecedentes, se observa que la bonanza económica está sujeta a
factores tan trascendentales como la capacidad del Estado para dar continuidad al
modelo de economía plural implementado, la diversificación en la explotación de
recursos naturales y el desarrollo de una capacidad industrial propia. En este esquema,
los privados podrían jugar un rol esencial, en la medida en que promuevan el desarrollo
industrial, comercial y de los servicios del país, en definitiva, que generen empleos. La
clave de la permanencia y empuje del sector privado (interno y externo) se encuentra
en los niveles de confianza con el poder Ejecutivo, que a la postre depende de los
niveles de corrupción, narcotráfico, seguridad interna y estabilidad política.
En síntesis, la continuidad del modelo de economía plural básicamente depende del
desarrollo de condiciones de sustentabilidad económica y política que pueda proveer el
Estado, así como también la participación de capital privado.
Considerando la situación vecinal, destaca la interdependencia gasífera de Bolivia con
Argentina y con Brasil. Bastante revelador es el informe del BID que indica que más de
la mitad de los ingresos del tesoro de Bolivia proviene de la venta de este commodity.
Anotando además la dependencia energética de los países compradores (mucho
mayor por parte de Argentina) no se puede descartar la posibilidad que en el futuro
próximo se puedan desarrollar mayores consensos y avances en lo político,
particularmente con Argentina.

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