Miriam estaba emocionada, su sueño de ser la esposa
perfecta parecía hacerse realidad. Los niños en la escuela, su marido en el trabajo y ella, laboriosamente ordenando la casa. El baño limpio y perfumado, las cortinas deslumbrantes y regias, la cama lista, el piso reluciente y la cocina, ¡ay la cocina! Con aquellas fragancias y sazones inundando la mansión en forma de castillo; era su sueño dorado hecho realidad. Pero aun así no era feliz.
PÁRRAFO DESCRIPTIVO
Kassim era un hombre enfermizo, joyero de profesión, que no
tenía tienda establecida. Trabajaba para las grandes casas, siendo su especialidad el montaje de las piedras preciosas. Pocas manos como las suyas para los engarces delicados. Con más arranque y habilidad comercial, hubiera sido rico. Pero a los treinta y cinco años proseguía en su pieza, aderezada en taller bajo la ventana.