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FENOMENOLOGÍA DE LA EMPATÍA
Phenomenology of empathy
ROBERTO J. WALTON
Resumen
Las distintas formas y niveles de la empatía, analizadas desde una perspectiva
fenomenológica, permiten comprender el sentido y fundamento de las relaciones
intersubjetivas, por una parte, y hacerse cargo de lo que significa y exige la interpe-
lación de lo extraño, por otra. Este trabajo consta de cinco apartados: la empatía
inauténtica, la corporalidad como expresión, la empatía auténtica, formas superiores
de la empatía y la comprensión de lo extraño.
Abstract
The distinctive forms and levels of empathy, analyzed in a phenomenological
perspective, allow us to understand, on the one hand, the basis and the sense of
intersubjective relations, and on the other, to realize the meaning and exactions brought
about by the interpellation of the other. This work is divided into five sections:
unauthentic empathy, corporality as expression, authentic empathy, superior forms of
empathyl, and the understanding of the other.
1
"Gegensubjekte" , esto es, otros sujetos que se me contraponen como
objetos. Según Husserl, se diferencian del resto de los objetos porque
tienen una dimensión que exige un modo especial de constitución. Deben
ser constituidos en el ego con el carácter de alter ego, es decir, de un
modo que satisfaga a la vez la exigencia de una constitución y el respeto
2
a su condición de subjetividades . Ahora bien, Husserl delimita "concep-
3
tos esencialmente diferentes de empatia" . Ante todo, se encuentra un
"protomodo de la experiencia de lo extraño", es decir, una captación de
que hay un alter ego en virtud de la percepción de su cuerpo. Luego se
encuentran las "modificaciones intencionales del protomodo", entre las
que hay que mencionar la empatía de la esfera psíquica con sus conteni-
dos de índole cultural, la empatía de la humanidad cultural extraña junto
con la de su cultura, y la empatía histórica. Con ellas se presentan "todas
4
las formas superiores y concretas de la intencionalidad de la empatia" .
1. La empatía inauténtica
1
Hua IV, 194; cf. Hua 1,123. La sigla corresponde, con indicación de tomo y página,
a EDMUND HUSSERL, Gesammelte Werke - Husserliana, vols. I-XXXIII, Dordrecht/
Boston/London, Kluwer Academic Publishers (con anterioridad: Den Haag,
Martinus Nijhoff), 1950-2001.
2
Cf. PAUL RJCOEUR, A l'école de la phénoménologie, Paris, Vrin, 1986, pp. 198 s.,
206.
3
Hua XV, 172.
4
HuaDok II/2, 259, 269. La sigla corresponde, con indicación de tomo y página, a
EUGEN FINK, VI. Cartesianische Meditation, Husserliana Dokumente vol. II, tomo
2, Dordrecht/Boston/London, Kluwer Academic Publishers, 1988. Sobre el problema
de la intersubjetividad en Husserl, véase Julia V. Iribarne, La intersubjetividad en
Husserl, 2 vols., Buenos Aires, Carlos Lohlé, 1987-88 (versión alemana: Husserls
Theorie der Intersubjektivität, Freiburg/München, Karl Alber, 1994); y César
Moreno Márquez, La intención comunicativa. Ontologia e intersubjetividad en la
fenomenología de Husserl, Sevilla, Thémata, 1989.
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de lo dado de modo que intenciona en forma vacía algo que puede ser
experienciado en un momento ulterior. Por ejemplo, la percepción de la
cara de un cubo apresenta también las otras caras porque nos refiere a
ellas. Si bien es imposible una percepción de las otras caras, y aun
cuando no las presentifiquemos en la rememoración o la imaginación,
ellas están concomitantemente presentes por medio de apresentaciones.
Ahora bien, a diferencia de la apresentación sustentada en una cara del
cubo, la apresentación que se apoya en la percepción del cuerpo propio
de un alter ego, no puede ser plenificada por percepciones sino tan solo
por presentificaciones. Con la plenificación intuitiva de esa referencia
vacía por medio de esa forma de presentificación que es la imaginación,
5
accedemos a la empatía auténtica . La verdadera experiencia del alter
ego exige el concurso de la imaginación en un nuevo estadio que sigue a
la primera apercepción de una interioridad extraña. Mediante esta
"presentificación empatizante" (einfühlende Vergegenwärtigung), "nos
transponemos por así decirlo dentro del otro (wir uns in den Anderen
6
gleichsam hineinversetzen)" .
Lo esencialmente propio del otro no es accesible de un modo directo
7
sino que exige "una cierta mediatidad de la intencionalidad" , lo cual
permite aprehenderlo a través de la presentación de un cuerpo físico o
material (Körper) que se manifiesta como análogo de mi cuerpo propio
(Leib). Para aprehender un cuerpo físico como cuerpo propio de otro yo
8
es necesario un "fundamento de motivación" que reside en la semejanza
entre la conducta y las apariciones de ese cuerpo físico y las de mi
cuerpo propio, es decir, el único cuerpo que puede ser constituido por mí
como tal porque es el que yo puedo gobernar. Con otras palabras: un
cuerpo físico que está ahí es aprehendido como cuerpo propio, por medio
de un emparejamiento o parificación (Paarung), es decir, una síntesis
pasiva de asociación motivada por su semejanza con mi cuerpo propio en
tanto órgano de mi movimiento en razón de que se mueve y altera de un
modo análogo. Sin intervención activa del yo, se transfiere el sentido
noemático instituido originariamente con respecto a mi cuerpo propio al
cuerpo físico análogo. Se establece una equivalencia entre los movimien-
tos y gestos observados exteriormente y los del cuerpo propio otorgando
a los primeros el sentido de los segundos. No hay conocimiento del otro
sin una institución originaria del sentido "cuerpo propio" y una "trans-
gresión intencional" o "transferencia analogizante" que implica una "apre-
5
Cf. Hua XIII, 224 ss., 455, 478 s.; XIV, 234, 475, 491; XV, 91.
6
Hua XV, 427.
7
Hua I, 139. Cf. Hua XIV, 186.
8
Hua I, 140.
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9
Cf. Hua I, 138-144; Hua XIV, 527; Hua XV, 182. A. Schutz ha objetado que el
emparejamiento o parificación entre el cuerpo propio del ego y el cuerpo físico del
alter ego, con la consiguiente transferencia analogizante, no es posible en razón de
que mi cuerpo propio me es dado de un modo que introduce una desemejanza
fundamental. Tal relación sería incompatible con la "preeminencia única" que el
cuerpo propio tiene en la esfera primordial. Cf. ALFRED SCHUTZ, Collected Papers.
III. Studies in Phenomenological Philosophy, Phaenomenologica 22, The Hague,
Martinus Nijhoff, 1966, pp. 63-64. Frente a esta objeción, cabe la réplica de que,
para Husserl, la semejanza tiene grados: "El emparejamiento, la coincidencia en
distancia, tiene su gradualidad [...] Cada par tiene su determinación del grado de
semejanza, de la separación con el caso límite de la plena igualdad, como carencia
de separación, como repetición en sentido estricto" (Hua XIV, 531). Dentro de esta
gradualidad, la semejanza puede reducirse a lo puramente exterior: "El análogo del
cuerpo propio que veo es ante todo una cosa análoga que tiene figura, color,
peculiaridad espacial y física como mi cuerpo propio, cuya peculiaridad conozco
por autoinspección, etc., esto es, del mismo modo como conozco perceptivamente
otra cosa, al menos en su exterioridad superficial. No necesitamos más que esta
semejanza" (Hua XIV, 241 s.). Husserl tiene plena conciencia de la diferencia:
"[...] a partir de mí se transfiere la corporalidad específica y el 'yo gobierno' a este
cuerpo propio, y por cierto analogizado. No se transfiere en sentido literal mi yo y
gobernar, etc." (Hua XV, 253). Lo importante es que la variación en la imaginación
y el recurso a la analogía permiten hacer frente a la diferencia y a la vez preservarla
como tal: "Puedo por cierto representarme posibilidades de 'otros' cuerpos propios
en razón de que fantaseo de otra manera; esto proporciona muchas posibilidades,
pero posibilidades no efectivizadas en mi esfera original. Es como si yo tuviera
otro cuerpo propio en lugar del mío, el cual es fácticamente y excluye cada una de
estas posibilidades" (Hua XIV, 489).
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10
Cf. Hua 101-102.
11
Hua I, 144.
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12
Hua XV, 83.
13
Hua I, 143 s., 150. Cf. Hua XIV, 479 s., 489. Así, las mónadas tienen ventanas,
pero no en el sentido de que un sujeto pueda estar realmente en otro. Cf. Hua XIII,
473; Hua XIV, 216, 260, 295, 360, 365,418; Hua XV, 376, 601.
14
Hua XIII, 455.
15
Hua XV, 651.
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16
Hua VI, 479.
17
Cf. ELISABETH STRÖKER, Phänomenologische Studien, Vittorio Klostemann, Frankfurt
a. M., 1987, p. 245.
18
Cf. Hua XIV, 82.
19
Cf. Hua IV, 25 ss., 166.
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3. La empatía auténtica,
20
MAURICE MERLEAU-PONTY, Phénoménologie de la perception, Paris, Gallimard, 1945,
pp. 214 s., 410, 464). Al respecto, no se debe olvidar que el ahondamiento de la
fenomenología genética lleva a Husserl al análisis de una protointersubjetividad
por la cual el ámbito primordial queda vinculado con el otro por medio de un sistema
de impulsos con anterioridad a la transferencia analogizante. Sobre la manera de
darse el otro en tanto una manera más originaria que la que corresponde a la mera
cosa, véase LUDWIG LANDGREBE, Der Weg der Phänomenologie, Gütersloh, Gerd
Mohn, 1978, p. 93 ss.
21
Cf. Hua XV, 435, 442 n.
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22
Hua I, 149.
23
HuaDok II/2, 272.
24
Ibid.
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25
Cf. Hua. IV, 134 ss.
26
Hua IV, 244.
27
Ibid.
28
Hua IX, 115.
FENOMENOLOGÍA DE LA EMPATÍA 419
29
Ibid.
30
Hua IX, 113.
31
Hua XXVII, 21. Husserl llama la atención no sólo sobre las analogías sino también
sobre las diferencias entre la aprehensión de otras subjetividades y la aprehensión
de obras culturales. Señala que se trata de "una comparación que fácilmente lleva a
error" (Hua IX, 400). La diferencia concierne a la idealidad inherente al objeto
cultural que permite su reiteración de un modo idéntico en un momento histórico
posterior.
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32
que la configura históricamente" . Es importante subrayar que, ya den-
tro del mundo circundante familiar, sólo podemos efectuar una
recomprensión de las obras culturales por medio de la progresiva expe-
riencia personal y una incorporación de la experiencia comunitaria que
las ponga al alcance de nuestra aprehensión.
El paso siguiente consiste en trascender el propio ámbito cultural.
Husserl señala que hay también "un modo de empatía de la humanidad
33
cultural extraña y su cultura" . Toda persona sólo comprende en primera
instancia su propio mundo cultural, que, en cuanto tal, se enfrenta a los
restantes mundos como extraños. Su mundo espiritual es el "miembro
cero" en torno del cual se orientan los demás a fin de ser comprendidos
por analogía con ese punto de partida en un ejemplo de la relación entre
lo propio y lo extraño que corresponde no ya a sujetos individuales sino a
34
comunidades subjetivas . En este caso, las formaciones que surgen den-
tro del propio proceso de comunalización permiten aprehender objetos
semejantes "fuera de este círculo de personas permanentes, en la medida
en que ellos son justamente los que no han sido formados en el modo de
35
la experiencia por mí y mis compañeros conocidos en comunidad" . Y
la situación de progresiva incorporación, que ya se presenta en la propia
comunidad, se agudiza en la empatía de los contenidos espirituales de
mundos pasados o mundos extraños. Por consiguiente, otra oposición
importante se presenta entre la empatía inmediata del mundo familiar y
la empatía mediata del mundo extraño.
Ante todo comprendemos a los hombres del mundo extraño "como
hombres en general y como hombres de un cierto mundo cultural", y el
que quiera comprender esta otra cultura "debe partir de allí crearse sólo
32
H u a l , 160.
33
H u a l , 162.
34
K. Held explicita esta cuestión trazando los siguientes paralelismos entre los dos
niveles de constitución intersubjetiva relativos al otro individual y a la comunidad
extraña: a) inaccesibilidad del absoluto aquí del cuerpo propio del otro, e
inaccesibilidad de la protogeneratividad, es decir, de los antepasados de los miembros
del mundo extraño; b) manifestación del cuerpo propio del otro en tanto cuerpo
material o físico, y manifestación de la generatividad extraña en tanto se corporaliza
cultivando un territorio; c) pertenencia del cuerpo propio del otro en tanto cuerpo
material a mi esfera de la propiedad, y pertenencia del territorio cultivado por la
generatividad extraña en tanto naturaleza a mi mundo familiar; d) motivación del
comportamiento corporal del otro para la presentificación de la vida psíquica extraña,
y motivación del comportamiento protogenerativo para la presentificación del mundo
extraño. Cf. KLAUS H E L D , "Heimwelt, Fremdwelt, die eine Welt",
Phanomenologische Forschungen 24/25, Freiburg/München, 1991, pp. 308-324.
35
Hua XV, 57 s.
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36
paso a paso (schrittweise) las ulteriores posibilidades de comprensión" .
Al respecto surge el problema del grado en que puede efectuarse esta
ampliación: "[...] se plantea la pregunta de hasta dónde y en qué medida
(inwiefern und wie weit) puedo adoptar sus vigencias de experiencia (las
de los extraños) en la recomprensión, esto es, avanzar hacia una síntesis
37
de su mundo familiar con el m í o " . Insistir en un "paso a paso" es
reconocer dificultades, "y preguntarse por un "hasta dónde y en qué medi-
da" implica admitir la posibilidad de un más allá de este límite, es decir,
un excedente. Husserl considera que el mundo extraño contiene cosas
que, si bien no pueden ser experienciadas según su tipo porque escapan
al estilo del mundo familiar, pueden ser comprendidas según los tipos
más universales de la experiencia, esto es, como objetos inanimados,
plantas, animales, etc. Por extraña que sea, la naturaleza tendrá algo
común: cielo y tierra, astros en el cielo, valles y montañas, etc. Así es
posible comenzar a establecer una convergencia del mundo familiar ex-
38
traño con el mundo familiar propio . En un estadio ulterior, se aprehen-
den las relaciones de los sujetos entre sí y con las cosas, sus motivacio-
nes y determinaciones recíprocas, sus intereses y metas, etc., de acuerdo
con lo que podemos comprender por medio de una asociación con las
relaciones que tienen lugar en la propia comunidad. Se escalonan las
comprensiones del cuerpo como órgano, el mundo sensible tal como es
captado por los otros, las necesidades instintivas, y la esfera de los inte-
reses que conciernen a la cotidianidad: "Esto significa que los hombres
extraños son aprehendidos análogamente al propio yo como sujetos de
un mundo circundante de personas o cosas con los cuales ellos se rela-
39
cionan en sus actos" . Se reitera entre el mundo familiar y el mundo
extraño, para Husserl, una situación que ya se presenta entre los sujetos
individuales: la típica particular del mundo familiar es siempre el funda-
mento del conocimiento por analogía del mundo extraño. En este caso
debemos llegar a comprender, por analogía con lo nuestro, el estilo de
vida extraño con sus metas permanentes, esto es, "los particulares modos
de comportamiento prácticos y los objetos culturales que provienen de
ellos en su sentido de meta, esto es, las formaciones existentes como
40
orientadas hacia metas [...]" . En razón del nivel de generalidad en el
que se desenvuelve, la analogía predelinea caminos para un conocimien-
to más preciso a través de determinaciones y correcciones.
36
Hua I, 161.
37
Hua XV, 233 s.
38
Cf. Hua XV, 207, 226, 432, 437, 632.
39
Hua IV, 229. Cf. Hua IV, 371; Hua XV, 442n.
40
Hua XV, 633.
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5. La comprensión de lo extraño
41
HuaXV,233n.
42
Hua IV, 378. Cf. Hua XIV, 198.
43
Hua XV, 393.
44
Hua XV, 239.
45
Hua VI, 480 s.
46
Cf. Hua XV, 393; Hua XXIX, 343 ss.
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47
Hua XV, 462, 476.
48
Cf. BERNHARD WALDENFELS, Antwortregister, Frankfurt a. M . , Suhrkamp, 1994, p.
330.
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49
Cf. BERNHARD WALDENFELS, Vielstimmigkeit der Rede. Studien zur Phänomenologie
des Fremden 4, Frankfurt a. M., Suhrkamp, 1999, pp. 31 s., 77 s.
50
Hua I, 144.
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51
BERNHARD WALDENFELS, Topographie des Fremden. Studien zur Phänomenologie
des Fremden 1, Frankfurt a. M., Suhrkamp, 1997, p. 26.
52
Cf. Hua XIV, 374.
53
Hua XIV, 405.
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54
originariamente instintiva" .
Además, el emparejamiento tiene un carácter recíproco en virtud de
"un viviente y mutuo evocarse, un recíproco superponerse sobrepujante
55
en el sentido objetivo" . De modo que puedo también comprenderme a
mí mismo por una analogía con la experiencia del otro: "Entendemos los
otros a partir de nuestra acción (y sin duda luego retroactivamente tam-
56
bién nuestro actuar en cierto sentido a partir del actuar de ellos)" . La
relación de emparejamiento se establece con toda mi experiencia poten-
cial en la medida en que "como yo de las capacidades precisamente soy
esto que aún puede mucho y puede realizarlo dentro de sí en el libre
57
llegar a ser activo" . De este modo, el cuerpo extraño queda asociado
con todo el sistema de modos de aparición que mi cuerpo propio tiene
para la manifestación de mis propias experiencias. Esto quiere decir que,
si uno de los datos que ingresan en el par es un índice del conjunto de
apariciones - m i cuerpo propio-, el otro dato se completa hasta el punto
de convertirse en el índice de un sistema análogo de apariciones, es
decir, en la manifestación de un objeto semejante - e l cuerpo de otro yo-.
Así, el sistema unitario de múltiples apariciones que se asocia con el
primer dato relativo a mi cuerpo propio se transfiere al segundo dato
relativo al cuerpo extraño. Pero no se trata de una simple transferencia
destinada en forma mecánica a completar el segundo dato, sino que todo
el segundo sistema es "adaptado analógicamente" de modo que se ajusta
a las modalidades peculiares del dato que es punto de partida en tanto
índice del nuevo sistema. Se produce "una asimilación, una acomodación
58
del sentido de un miembro con el de o t r o " .
En tercer lugar, Husserl mismo insiste en las dificultades de la com-
prensión: "Lo extraño que accede o ha de acceder ahora a una primera
54
Hua XV, 6 0 9 .
55
Hua I, 1 4 2 .
56
Hua XV, 4 4 2 .
57
Hua XIV, 5 0 1 .
58
Hua I, 1 4 7 . N. Depraz desarrolla la tesis de una "tetrapolaridad" de la empatía.
Ante todo, mi cuerpo propio ( 1 ) y el cuerpo físico del otro (3) se presentan como
las condiciones de posibilidad para la constitución del cuerpo físico del otro como
cuerpo propio ((3) ( 4 ) ) y de mi cuerpo propio como cuerpo físico ( ( 1 ) 0 ( 2 ) ) .
Insiste en un entrecruzamiento de las cuatro instancias en un proceso antisimétrico
de donación de mi cuerpo propio al otro, y de donación del cuerpo físico del otro a
mí mismo. Esta estructura de don y contradon, y de intercambio, señala un co-
nocimiento del ego y el alter ego el uno en el otro. Cf. NATALIE DEPRAZ,
Transcendence et incarnation. Le statut de l 'intersubjectivité comme altérité à soi
chez Husserl, Paris, Vrin, 1 9 9 5 , pp. 1 2 4 - 1 9 2 .
FENOMENOLOGÍA DE LA EMPATÍA 427
59
Hua XV, 432.
60
Hua X V , 6 3 1 . Sobre esta afirmación, véase BERNHARD WALDENFELS, Vielstimmigkeit
der Rede, pp. 85, 88.
61
Hua XV, 442.
62
Hua X I I I , 3 3 6 .
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63
Hua I, 125. Cf. PAUL RICOEUR, DU texte à l'action, Paris, Du Seuil, 1986, pp. 67-73.
64
Cf. N. DEPRAZ, op cit, pp. 37-40.