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Semillero de Investigación “Ranti”

Estrategia Pedagógica para la Defensa del Territorio y de la Vida

En las sociedades humanas las relaciones de poder ponen de manifiesto diversos fines,
interpretaciones y modelos de educación. Consideramos como principal el formar personas y
pueblos con capacidad de respuesta a las necesidades, conflictos y desafíos de su contexto social
e histórico. Actualmente los procesos educativos formales están orientados y organizados por los
dictámenes de organismos multilaterales y la banca mundial, ejecutados por los estados mediante
políticas públicas alrededor de aspectos financieros, administrativos y pedagógicos. En cuanto al
bachillerato, es una instrucción a grupos amplios con asignaturas relativas a las disciplinas del
saber y el conocimiento por tradición de la cultura occidental, estructurada por niveles en
correspondencia a las edades. Este tipo de educación se remonta a la revolución industrial, la
revolución francesa, la modernidad, el pensamiento racionalista. Los siglos XVIII, XIX y XX
demandaron personas condicionadas para estructuras jerárquicas, jornadas laborales extensas y
continuas, con habilidades técnicas adaptables a las operaciones de producción capitalistas.

Cierto es entonces que la educación en la modernidad se limitó a las necesidades que trajo
consigo el salto económico por la aparición de las relaciones capitalistas de producción.
Reiteradamente se ha afirmado en la literatura pedagógica de concepciones críticas que se
requería formar obreros. En correspondencia, surgen los modelos de enseñanza (no de
aprendizaje) tradicional y conductista, que independiente de sus diferencias era más lo que
coincidían. Disciplina, obediencia, memoria, ausencia de diálogo, transmisión de información y
datos y relaciones verticales en el aula. En otras palabras, un taller de espíritus sumisos.

Las consecuencias de este desarrollo social posibilitaron los cuestionamientos al mismo. La


modernidad vino de la mano de la colonialidad con un acervo antropocéntrico, el ser humano por
encima de la naturaleza, una economía con un centro de transformación de las materias primas y
una periferia de donde estas se sustraen, un valor agregado de lo usurpado conllevó a una
distribución desigual de las riquezas de las naciones acosta de la pérdida del equilibrio natural del
planeta para la vida. Actualmente el acumulado de este desarrollo nos arrinconó a una crisis
civilizatoria y planetaria, se encubó una necesidad humana de cambio, por tanto un desafío para
la educación que a principios de siglo XX empezó a dar respuestas con el nacimiento de modelos
de aprendizajes alternativos. Enfoques constructivistas, socioculturales y críticos.

Latinoamérica, ubicada en la periferia de este sistema económico, no fue ajena a las demandas de
la humanidad. La movilización social, análisis de contextos y reflexiones pedagógicas
posibilitaron aportes teóricos: La educación popular. Este legado metodológico de un aprendizaje
para la acción ha sido el fundamento de nuevas iniciativas pedagógicas. La Investigación como
Estrategia Pedagógica (Mejía, 2011) se vale de ésta para orientar cambios de recolección,
organización y categorización crítica de la información por parte de los educandos para su
comprensión del mundo y consecuentes tomas de decisiones en aras de la transformación de este
orden social.

La IEP ha sido el referente teórico pedagógico para el desarrollo del semillero de investigación
“Ranti” de la IE San José de Oporapa. Es una iniciativa escolar para el estudio de la diversidad
natural y cultural del municipio, hoy amenazado por un inminente riesgo a causa del Plan
Maestro de Aprovechamiento del río Magdalena ejecutado por Hydrochina. El interés de
docentes y estudiantes por conocer el territorio no es contemplativo, sino para su defensa frente a
los tarascazos del capitalismo y su producción extractivista.

Este grupo de investigación se concibe desde la idea del compromiso social de la ciencia y la
investigación como método de aprendizaje para establecer un vínculo del mundo escolar con su
comunidad, analizando problemáticas ambientales y culturales del entorno de la institución y
planteando propuestas de solución eficaces. El Semillero se constituyó en el 2016 con estudiantes
de los grados 9, 10 y 11 con el propósito de que los y las estudiantes de la institución aprendan no
solo a investigar sino a conocer su pueblo de una forma creativa, más allá del aula de clase, con
rigurosidad y sistematización, aproximándose a los problemas naturales y sociales de éste para
proponer soluciones viables. Por las características y dinámica del Semillero, es un proceso
colectivo de formación que enfatiza la investigación como el medio sistemático y crítico para que
los estudiantes aprendan y conozcan a profundidad el entorno que los circunda; un puente entre la
academia, la comunidad y su territorio.

El proceso investigativo con el que iniciamos tuvo como finalidad identificar las fuentes hídricas
de Oporapa y establecer desde el imaginario de sus pobladores la más importante. Este proyecto
se encubó con los estudiantes que atendieron a la invitación y convocatoria realizada por tres
profesores; una de ciencias naturales, uno de química y otro de lenguaje. El agua fue el tema de
interés escogido por los estudiantes, se socializaron problemas alrededor de éste llegando a la
conclusión de lo pertinente de realizar un diagnóstico ambiental. Se diseñó entre todos una
encuesta que permitiera determinar la relación de la población con las fuentes hídricas, se aplicó
a 300 familias tanto de la zona rural como urbana. En la tabulación y análisis de la información
recolectada, entre otras inferencias, se logró establecer que la principal quebrada para la gente es
la que lleva el mismo nombre del municipio; subcuenca del río Magdalena. Porque es la que más
provee de agua para las actividades domésticas, productivas (monocultivo del café), en la que van
a parar las aguas servidas y de la que se tiene proyectada obtener el recurso hídrico para la futura
planta de potabilización.

Para este año, en continuidad con el proceso, la tarea fue determinar la calidad del agua de esta
quebrada mediante el análisis de indicadores biológicos y físico-químicos. Se realizaron ocho
salidas de campo hacia la parte alta, media y desemboque de la quebrada, con el objetivo de
reconocer la flora y fauna de la subcuenca, identificar factores de deterioro, recolectar
macroinvertebrados acuáticos, realizar un perfil de profundidad y medir su caudal. Se han
caracterizado los macroinvertabrados acuáticos con claves dicotómicas, a través de guías y
estereoscopios electrónicos.

Paralelo a dicho proceso, para este año también se viene desarrollando otro proyecto
investigativo sobre el uso medicinal de las plantas por los pobladores del municipio. Los
estudiantes formularon y seleccionaron las preguntas para el diseño de una entrevista a
profundidad semi-estructurada sobre plantas, remedios caseros, funcionalidad, consecuencias,
etc. Las entrevistas fueron realizadas a personas adultas y mayores que los estudiantes
identificaron como conocedoras del tema. Los resultados de estas permitieron construir una
relación de plantas. Hasta aquí va el proceso. La meta es diseñar y publicar una cartilla que
condense los saberes de manera didáctica.

Estos dos proyectos en esencia confrontan la forma de aprender, las amenazas extractivistas sobre
el territorio y el negocio de las farmacéuticas. En primer sentido, el aprendizaje de los estudiantes
es activo y dialógico, son ellos los descubridores de su realidad y de los conceptos para
comprenderla en relaciones colaborativas y horizontales, es una búsqueda colectiva fuera del
aula, de la escuela, en contacto con la comunidad y entorno natural. Segundo, conocer la calidad
del agua de la quebrada Oporapa les permitirá a los estudiantes movilizar recursos para la
recuperación y conservación de la principal fuente hídrica de los pobladores, así como contribuir
a la preservación del cuenca del Magdalena e identificarse con la misma rechazando con ello las
intenciones de la industria de producción energética. Y tercero, sistematizar la memoria y
prácticas alrededor del uso medicinal de las plantas brindará a la comunidad oporapense
alternativas de alivio y curación de enfermedades frente a los costos de salud y economía
derivados del consumo de fármacos.

Con el semillero como estrategia pedagógica no se busca formar estudiantes competentes (para
qué y para quién), sino capaces de categorizar su entorno para proveerse de argumentos en pro de
la defensa de su territorio y la vida. Se busca vivir una experiencia e iniciativa que dé respuestas
eficaces y oportunas a las problemáticas y necesidades de la humanidad a una escala local.

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