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INTRODUCCION

El Perú (1980 – 2000), sufrió un conflicto armado interno desatado por el grupo maoísta
Sendero Luminoso (SL), que inició una guerra contra el Estado peruano para tomar el
poder. El conflicto se extendió a casi todo el territorio nacional, provocando miles de
muertes y una gran destrucción de infraestructura y pérdidas económicas principalmente
en la agricultura.
En el Perú, la exigencia de la Verdad se inició en los años 80s, cuando los familiares de
los desaparecidos exigían conocer el paradero de sus seres queridos, reclamo que fue
negado por todos los gobiernos de turno, incluso bloqueado por una ley de amnistía
dada por Fujimori en el año 1995, que prohibía cualquier investigación relacionada con
la lucha antisubversiva. Las personas que reclamaron por la vida de sus familiares,
fueron tachadas de terroristas. Es recién 20 años después, luego de derrotado el
terrorismo primero, y la dictadura de Fujimori después, que se abrió un tiempo de
transición en el país (2000) que permitió que ésta demanda, marginal hasta ese
entonces, pudiera ser atendida.
DESARROLLO
El terrorismo se inicio en los años 80 debido a la crisis social y economica que se vivia
en esos años, debido al abandono del gobierno que solo se recordaba del pueblo cuando
se iniciaba la campaña electoral von falsas promesas, la poblacion de la sierra, en
general de todo el inyeres de pais se encontraba cansado que todo solo se centre en lima,
es por esas causas que un grupo se levanto en contra de esa represion de mala forma
sembrando el terror asesinando de forma cruel a los campesinos de la zona por no seguir
sus ideales o no estar de acuerdo con el "pensamiento gonzalo".
Su primera manifestación en contra del gobierno se dio en las elecciones de 1980 donde
quemaron las anforas de elección de la comunidad de chusqchi y poniendo pintas en
contra del nuevo gobierno, y después de eso se viene una cadena de crimenes, donde los
unico perjudicados fueron la sociedad porque se encontraron en medio de la lucha
armada de sendero y la fuerzas militares del gobierno.
Segun la comision de la verdad las zonas mas afectadas fueron los departamentos de
ayacucho, apurimac, junin, Huancavelica, cusco, lima, siendo la mas afectada el
departamento de ayacucho donde se encuentra el mayor porcentaje de muertes y
desaparecidos, hasta el dia de hoy.
Existen comunidades que fueron eliminadas en un 80 % de su poblacion como la
masacre de lucanamarca donde fueron asesinados ancianos, niños, mujeres embarazadas
de formas crueles y torturante.
En lima el terrorismo se hacia sentir con los apagones frecuentes, los coche bombas, los
asesinatos a militares o militantes apristas debido a la matanza que se dio en el penal del
fronton durante el gobierno de Alan garcia. Es en este periodo de gobierno donde se da
el mayor numero de matanzas y desapariciones.
En el.gobierno de fujimori si bien de da la eliminacion del terrorismo las formas para
hacerlo fueron drasticas y de miedo, empezsron a torturar y asesinar a culquier persona
vinculada al terrorismo, es aqui donde se comienza la gran estigmatizacion con la que
hoy en dia vive la sociedad peruana.
Una de las situaciones que nos separa entre peruanos es la manera de entender lo que
sucedió entre 1980 y 2000. Esos años de miedo y terror han sido una intensa herida en
nuestro país que aún no cicatriza. Hace poco tuve un intercambio agrio en el submundo
del Twitter porque mencioné el término “conflicto armado interno”
La nomenclatura “terrorismo”, “conflicto armado interno”, “violencia política”, “guerra
popular” plantea una diferencia de criterio para asumir esos años desde perspectivas
distintas. Sin embargo, asumir “conflicto armado interno” que es la propuesta de la
CVR no implica en lo más mínimo desconocer que SL y el MRTA fueron los que
iniciaron la violencia a partir de sus propuestas fundamentalistas de izquierda y que
accionaron con terror utilizando la metodología de la muerte. Hoy ciertos sectores
pretenden descalificar el Informe Final y descalificarnos a muchos defensores de
derechos humanos planteando este supuesto negado. Falso: nadie que use la
nomenclatura “conflicto armado interno” niega lo otro.

Quienes nos opusimos a SL desde un inicio consideramos que la muerte como


metodología solo produce más muerte. Eso sucedió y es por eso que se llegó a niveles
crueles, degradantes y perversos. Un ejemplo: en una zona de Puno, monseñor
Francisco D’Alteroche, obispo de Ayaviri, encontró a un clérigo y su ayudante en el
campanario de una iglesia colgados de un fierro que les atravesaba el cráneo de oreja a
oreja. Nadie se atrevió a bajarlos desde que SL los asesinó con esa perturbadora
crueldad.

Asimismo las FFAA, cuando entraron a controlar el conflicto, asumieron una lógica
militar de guerra activa, desconociendo que SL era un actor que se mimetizaba con la
población y, por eso mismo, en 1984 se produjo la mayor cantidad de muertes en las
zonas de Ayacucho y Huancavelica. En “Muerte en el Pentagonito”, Ricardo Uceda
describe los métodos utilizados por los instructores en el cuartel Los Cabitos, por
ejemplo, enseñar a introducir un clavo de cemento en las orejas de cualquier sospechoso
de subversión para “ablandar al resto”. Dos métodos similares de ensañamiento.

Se trato de ordenes muy similares que dieron comandos del Ejército en Ayacucho,
Huancavelica y Huánuco y, muchas veces, con conocimiento del jefe del comando
político-militar. Esto las califica como prácticas generalizadas y sistemáticas de
violaciones de derechos humanos. Es casi seguro que los resultados del juicio por la
matanza de Accomarca prueben esta situación. Esto, por supuesto, no descalifica a los
soldados y policías íntegros que lucharon contra el terror confiando en sus comandos y
en sus autoridades. Aunque fueron las autoridades políticas quienes prefirieron no saber
cómo se actuaba en las zonas de emergencia.

Sobre el concepto “conflicto armado interno” y sus repercusiones jurídicas ha escrito un


excelente artículo José Alejandro Godoy, al que remito para aclarar que no da estatus
beligerante ni a SL ni al MRTA. Si remarco que tampoco las víctimas lo aceptan tan
fácilmente, algunas de ellas, con razón sostienen que se debe hablar de “violencia
política”, porque hubo muchos que no participaron en ningún “conflicto” sino que
fueron asesinados en sus casas y hasta en sus camas.

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