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CONSEJO DE ESTADO
SECCION TERCERA
a. Mil gramos (1.000 grs) oro para cada uno de los siguientes
demandantes: Mercedes Herrera (compañera), Fernando Medina
Herrera, Héctor José Medina Herrera, Saúl Medina Herrera, Néstor
Fabián Medina Pineda, Hermes Raúl Medina Soto (hijos) y Ester
Casas de Medina (madre).
5. Esta sentencia deberá ser cumplida en los términos de los arts. 176 a
178 del C. C. A. (fols. 106 a 107 c. ppal).
1. PRETENSIONES:
2. Para Héctor José Casas, Libardo Medina Casas, Abigail Medina Casas,
Adelina Medina Casas, Anadelia Casas, Margarita Medina Casas, Ricardo
Medina Ospina, Rosalba Medina Casas, Guillermo Casas, Jaime Medina
Casas y Jorge Casas, quinientos (500 ) gramos de oro para cada uno de
ellos en su calidad de hermanos de la víctima.
2. HECHOS:
“1. La señora María Esther Casas tuvo como hijos extramatrimoniales a:
Jorge Casas, nacido el día 16 de Julio de 1.935; Héctor José Casas,
nacido el día 11 de abril de 1.941; Guillermo Casas, nacido el día 6 de
febrero de 1.943 y Anadelia Casas, nacida el día 29 de Julio de 1.944. En
todos los registros civiles de nacimiento aparece el nombre de María
Esther Casas como madre, en algunos de ellos es ella misma la
denunciante.
2. María Esther Casas se casó por los ritos de la iglesia católica con
Héctor José Medina el día 9 de febrero de 1.945. Dentro del anterior
matrimonio nacieron: Adelina, el día 20 de octubre de 1.945; Rosalba, el
día 2 de febrero de 1.947; Abigail, el día 2 de mayo de 1.949; Saúl, el día
16 de febrero de 1.952; Libardo, el día 28 de septiembre de 1.952; Jaime
Medina Casas, el día 12 de septiembre de 1.955 y Margarita Medina
Casas, el día 12 de noviembre de 1.957.
6. Saúl Medina Casas vivía con su esposa y sus hijos en la misma casa
en el municipio de Icononzo (Tolima). En ese municipio vivió toda su vida.
8. Saúl Medina Casas tuvo como compañera a Ana Rosa Soto, y de sus
relaciones nació el niño Hermes Raúl Medina Soto, el día 17 de abril de
1.987. En su registro civil de nacimiento aparece el padre firmando al
hacer el reconocimiento.
12. Los disparos con armas de dotación oficial que le hicieron los Agentes
de la Policía le causaron a Saúl Medina Casas la muerte instantánea.
14. Las graves heridas que llevaron a la muerte a Saúl Medina constituyen
una falla en la prestación del servicio público de Policía, porque fueron
hechas con armas de dotación oficial que fueron disparadas por Agentes
de la Policía Nacional en servicio activo. Los Agentes de Policía que
dispararon en forma irresponsable contra Saúl Medina Casas actuaron de
una manera Imprudente y negligente. El señor Saúl Medina Casas no era
ningún delincuente, ni persona que afectara los derechos de la comunidad
en que vivía, al contrario era un hombre responsable, trabajador, padre de
familia cumplidor de su deber. Ante todo, se debe tener en cuenta que las
armas de los Agentes de Policía deben ser usadas solo cuando sea
estrictamente necesario.
21. La esposa y los hijos de Saúl Medina Casas también han sufrido
grandes perjuicios materiales porque el señor los mantenía
económicamente con el salario que recibía.
22. Existe una relación de causalidad entre la falla del servicio y los daños
causados a los demandantes.
B. ACTUACIÓN PROCESAL:
Pidió las siguientes pruebas: que se oficie al Comando de Policía para que envíe
copia del proceso disciplinario y al Juzgado 74 de Instrucción Penal Militar para
que remita copia del proceso penal, relacionados con los hechos (fols. 50 a 51 c.
ppal).
C. SENTENCIA APELADA:
D. RECURSO DE APELACIÓN:
En relación con José Ricardo Medina Ospina, hermano paterno de Saúl Medina
Casas, en la demanda se solicitó librar oficio al Registrador Municipal de
Icononzo, para que enviara al proceso copia auténtica del registro civil de
nacimiento pero tampoco se allegó, motivo por el cual adjuntó la copia de dicho
registro, en el cual consta que José Ricardo nació el 15 de marzo de 1979 y figura
reconocido por su padre Héctor José Medina Casas (padre del muerto).
Finalmente, critica la negativa del Tribunal a reconocer condena a favor del menor
hijo de Saúl, Hermes Raúl Medina Soto, pues la víctima siempre respondió
económicamente por todos sus hijos y si se les reconoció a los demás hijos
menores perjuicios por este concepto resultaría injusto desamparar a éste por el
hecho de no vivir en la misma casa con su padre. Para sustentar normativamente
el planteamiento citó el artículo 44 de la Constitución Política que consagra los
derechos fundamentales de los niños y señala que la familia, la sociedad y el
Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su
desarrollo integral y la mejor manera de garantizar su desarrollo, en este caso, es
proporcionarle una justa indemnización de perjuicios materiales (fols. 108, 119 a
129 c. 2).
III. CONSIDERACIONES:
1BETANCUR Jaramillo. Carlos. Derecho Procesal Administrativo. Señal Editora. 5ª ed. Medellín.
1999. Pág. 434.
del informativo que sobre los hechos rindió el Comandante de Policía (fol. 37 c.
ppal).
Finalmente, la Sala considera pertinente advertir que dentro del análisis de los
documentos que reposan en el expediente, las INDAGATORIAS y las
DENUNCIAS PENALES no son medio de prueba, toda vez que se trata de
versiones que provienen del propio declarante, de tal suerte que el mérito de las
mismas recaerá en cuanto coincidan con el contenido del acervo probatorio y
sean apoyo de los hechos probados mediante los medios de demostración que sí
cuenten con el beneficio de encontrarse en estado de valoración.
2DE CUPIS. Adriano. El daño. Ed. Bosch. Reimpresión por Imprenta Universitaria de Bogotá.
1996. Pág. 716.
se está ante el título objetivo por riesgo derivado de la actividad peligrosa,
quien la ejerce sólo se exonerará ante el daño, probando la causa extraña,
mientras que quien lo sufre sólo debe probar el hecho dañoso y el daño derivado
de ese hecho (nexo de causalidad).
“El método más correcto para examinar cada una de las fattispecie de
responsabilidad, en las cuales se plantea el problema de la presunción, es el
de afrontar el asunto separando los elementos, a fin de meritar la distribución
de la carga de la prueba entre los sujetos de la relación. Este método, por lo
general utilizado en la ratio decidendi de las sentencias, lleva a la conclusión
de que el fundamento de la responsabilidad es el producto final de una
síntesis desarrollada sobre elementos de hecho y no la premisa del
razonamiento fundada en el dogma ‘ninguna responsabilidad sin culpa’.
de la BITÁCORA DE GUARDIA y
del LIBRO DE POBLACIÓN, que relatan que para el día de los hechos, a las
17:45 horas salieron “0-1-8 unidades” comandadas por el Sargento Segundo
Fajardo Ariza Hernando, con el fin de atender una riña presentada en el
perímetro urbano de esta localidad s/n.
Todos son contestes sobre la pelea que protagonizaron los señores Medina; unos
manifestaron, en su mayoría, que al ver la trifulca prefirieron esconderse; otros
dijeron que los hijos Medina amenazaban con arma blanca a un muchacho y que
observaron la llegada de la Policía al lugar del enfrentamiento entre particulares. Es
más, otros declarantes como ARNULFO MARTÍNEZ DÍAZ, MANUEL VICENTE
DICELIS LÓPEZ y LUIS ALFONSO GODOY RODRÍGUEZ - no presenciales de la
muerte - relataron que vieron la riña entre particulares y el arribo de la Policía
(fols. 14, 136 y vto, 135 y vto c.2, 39 a 40, 46 a 47, 48 a 49 c. 3).
Eso en cuanto al dicho de los particulares que coincide con el de los distintos
Agentes de Policía, declaraciones que se rindieron dentro del juicio penal, los
días 30 de octubre de 1996, 14 a 16 de abril de 1997; la coincidencia recae,
sobretodo, en la aseveración de que encontrándose en servicio activo y estando
disponibles en la Estación, personas de la comunidad los requirieron para que
fueran a controlar una riña en un restaurante, donde unos señores usaban
machete y cuchillo y que ante el llamado acudieron y se encontraron con los
Medina, quienes rehusaron ser requisados y desencadenaron enfrentamiento con
la autoridad policial. Así lo relatan los Agentes INDOLFO BARONA LOAÍZA,
JACOBO ARGÜELLO, GONZALO GUERRA partícipes en el operativo. El Agente
JAMES MARÍN, quien ejercía como centinela y aunque no tomó parte en el
operativo sí recordó el llamado de la comunidad para que acudieran a controlar la
riña e indicó que esa fue la causa para iniciar el operativo. Y ese punto quedó
plasmado en las distintas denuncias penales que hicieron los AGENTES
INDOLFO LOAÍZA, HENRY EDUARDO ARIZA, contra los hermanos Medina, por
el presunto delito de violencia contra empleado oficial, lesiones personales y
asonada (fols. 168 a 169 vto, 148 a 150, 165 a 166, 129 a 130, 131 a 131, 133 a
134, 127 a 128, 144 a 147 vto, 172 a 173 c. 2).
EN PRIMER LUGAR:
EN SEGUNDO LUGAR:
Por lo tanto ante la improsperidad del título de falla, la SALA procede a aplicar en
el análisis de la responsabilidad el título objetivo por riesgo derivado de la
actividad peligrosa ante la potencialidad para causar daño tanto desde el punto de
vista del instrumento (arma de fuego) como de la actividad (manejo y
manipulación de armas de dotación).
b. TÍTULO JURÍDICO DE RIESGO:
EL HECHO DAÑOSO:
Ahora bien, los hechos de imputación por los cuales se atribuye a la Nación
(Policía Nacional) objetivamente responsabilidad, se derivan de la circunstancia
modal de que Saúl Medina murió en desarrollo del operativo policial que en esos
momentos desplegaba dicha autoridad. Y en efecto, así lo corroboran, los
documentos públicos como la bitácora de guarda, el libro de población, que
coinciden con los informes administrativos de los hechos, las órdenes de captura
libradas contra los hermanos Medina y los testimonios, tanto de los particulares
ajenos al operativo como de los Agentes de Policía, que coinciden en esa parte
con los informes administrativos que sobre los hechos presentaron los
comandantes respectivos a sus superiores.
Esos documentos públicos y los testimonios dan franca certeza sobre el
operativo que la Policía desarrollaba para intentar disolver la riña que los Medina
iniciaron al perseguir y amenazar con arma blanca a otra persona y sobre la
muerte del particular Saúl Medina dentro del desarrollo del mismo, al haber
impactado en él un disparo por arma de fuego.
DAÑO:
La demanda deriva del hecho de la muerte del señor Saúl Medina: daño
moral por la pérdida de afecto a raíz de la muerte de Saúl por la madre,
hermanos, cónyuge, compañeras permanentes y por los hijos de la víctima
directa; y daño material por el menoscabo patrimonial padecido por la
compañera permanente y por los hijos de Saúl, quien los “mantenía
económicamente con el salario que recibía”. Para acreditar parentesco
allegaron prueba documental pública que da fe de la calidad y del grado de
parentesco de varios de los demandantes con la víctima directa:
Con esos medios de prueba también se infiere el dolor moral que padecen
esos actores con la muerte de Saúl Medina, toda vez que el parentesco en esos
grados de parentesco es indicador del afecto.
NEXO DE CAUSALIDAD:
Trayendo a colación la doctrina francesa4 el nexo causal es elemento
principal en la construcción de la responsabilidad, esto es la determinación de que
un hecho es la causa de un daño, pues desde el punto de vista teórico resulta
fácil, en criterio de los autores, diferenciar el tratamiento del nexo de causalidad
dentro de los títulos objetivo y de falla; enuncian que los títulos objetivos admiten
la responsabilidad inmediatamente el daño se relaciona con la actividad del
demandado, con independencia de que se acredite con o sin culpa; mientras que
el título de falla sólo la acoge cuando está relacionada con la culpa, con la
irregularidad o la anormalidad, pero advierten la necesidad de no volverlo un
elemento independiente y autónomo a los dos restantes para configurar la
responsabilidad “es por su naturaleza, un vínculo, una relación entre la culpa y el
perjuicio, una cualidad recíproca”, casi en crítica de la doctrina Alemana que lo ha
convertido en “la clave del problema de la responsabilidad”. Otra parte de la
doctrina califica, en interesante posición, los exonerantes de justificación como
elementos de antijuridicidad del daño, así lo refiere Gesualdi5:
Así mismo, todos y cada uno de los protagonistas de la gresca declararon sobre
la forma de agresión entre los grupos de agentes y particulares y viceversa:
puños, garrote, culatas de carabina y hasta un freno de caballo se utilizaron entre
los grupos.
En efecto:
Desde otro punto de vista, resultan dicientes e indicadoras las lesiones que
presentaron los Agentes de Policía para concluir que Saúl Medina no portaba
arma de fuego; esas lesiones se diagnosticaron en reconocimientos médicos a
los que se sometieron luego del incidente; los galenos aluden a lesiones
causadas con arma contundente y no a heridas con arma de fuego.
Esos dos testimonios, contradictorios entre sí y poco creíbles, junto con aquellos
otros y de civiles que narran los hechos anteriores a la muerte de Saúl Medina,
evidencian que fue tal la confusión durante el operativo, que nadie sabe qué pasó
en el momento en que el señor Medina fue muerto por disparo de arma de fuego.
Son entonces los TESTIMONIOS DE LOS AGENTES DE POLICÍA los que
reconstruyen el momento en que en Saúl Medina murió por disparo de arma de
dotación oficial, percutido a partir del desenvolvimiento de una causa extraña,
imputable exclusivamente a la propia víctima.
Indicó que fue herido por José Héctor Medina, con un garrote, que le
produjo una herida en la cabeza. Sobre los motivos de oposición a la
requisa indicó que según la hija del dueño del negocio donde sucedieron
los hechos, los dos hermanos Medina, quienes se encontraban ebrios, no
se dejaron requisar porque estaban armados y acababan de salir del
ejército. El testigo recordó que como arma de dotación sólo cargaba la
carabina al igual que sus compañeros y dijo no haberle visto arma a la
víctima directa y desconocer si disparó o no pero advirtió que quien sí
disparó fue Nelson Saúl Medina, y que por versión de otras personas
supo que el arma era una pistola (fols. 144 a 147 vto c. 2). Dos días
antes, el 28 anterior había instaurado DENUNCIA PENAL, ante el Juzgado
Segundo Promiscuo Municipal de Icononzo, contra los Medina por el delito
de violencia contra empleado oficial, lesiones personales y asonada. Como
hecho coincidente con algunos de los dichos de los demás testigos Agentes
y con su declaración ante la Fiscalía, aseveró que uno de los denunciados
sacó una pistola y comenzó a disparar contra la patrulla. Insistió en que
ninguna arma se logró decomisar por la aglomeración de gente y la actitud
agresiva de ésta contra los Agentes (fols. 168 a 169 vto. c. 2).
Relató que la gente se aglomeró y exigía que golpearan a los agentes; luego
todos los Agentes lograron salir de la multitud que pretendía desarmarlos; a
una cuadra del Banco Cafetero, los señores Medina se abalanzaron
nuevamente contra ellos “estando ahí en el momento de retener a los que
estaban en el escándalo, ya entre oscuro y claro se escucharon varios
disparos, de inmediato procedimos a aplicar toda la medida de seguridad, y
entonces la mayoría de la gente se nos vino encima y los antes mencionados
agrediéndonos con palos, machetes y riendas de caballos, e inmediatamente
conducimos a las instalaciones policiales a los hermanos Medina”.
Dijo no haberse dado cuenta de qué lugar salían los disparos, ni quién ni
quiénes los hacían porque estaba oscuro; luego en la Estación se presentó
un muchacho de nombre Antonio Medina, quien dijo ser hijo de Saúl Medina
y se le tomó versión por escrito; manifestó que Saúl era el único que se
había enfrentado a la Policía porque tenía un revólver; que sólo se enteró
de la muerte de una persona cuando estaba de vuelta en el cuartel y la gente
decía que había sido por un impacto de bala, sin saber de dónde procedía ni
de quién; que para ese día portaban el armamento de dotación carabina y
fusil. Por su parte, uno de los revoltosos estaba armado e hizo un disparo al
aire, decían que eran militares y que no tenían por qué requisarlos, además
estaban tomados (fols. 148 a 150 c. 2).
“los sujetos siguieron por el lado del Banco Cafetero hacia abajo o sea
por la vía que conduce al matadero en enfrentamiento con la patrulla
policial, con este actuar de los tres civiles, y aprovechando que era
domingo, la gente estaba embriagada y aglomerada hicieron asonada
contra la Policía, en la esquina del matadero; el Agente Ramírez
Orozco le entrega la carabina al Agente Marín Gutiérrez, a la cual le
faltaba el guardamanos, y Orozco coge unas esposas que le tira el
Agente Guzmán para esposar a uno de los capturados Medina Herrera,
el señor Saúl se abalanza sobre Marín para despojarle el armamento y
sobre el Agente Ramírez para impedir que le esposara al hijo; el
Agente Ramírez se quita de encima al señor Saúl Medina Casas y ya
éste trata de desarmar a Ariza, hay un forcejeo entre los dos, se
escucharon varios disparos de distintas partes, inclusive en el
forcejeo se escuchó uno, y posteriormente el señor Saúl Medina
Casas cae herido, no se si fue el arma que portaba el Agente Ariza al
tratar de desarmarlo o alguna otra persona que disparó, la gente que
se encontraba en el lugar se llevó al señor Saúl para el Hospital herido
y nosotros nos trajimos a Héctor y Nelson Saúl Medina Herrera para las
instalaciones del cuartel...”
Indicó que vio disparar a Saúl el cual portaba a más del freno de caballo un
arma que disparaba y que cree era una pistola; que no lo puede asegurar
porque ya anochecía y que el hecho de que los demás Agentes informen que
no vieron que Saúl portaba arma, no significa que no la tuviera y percutiera.
Planteó que el disparo mortal pudo provenir incluso de algún enemigo
porque el occiso tenía varios antecedentes (fols. 133 a 134 c. 2). Al igual que
sus compañeros, presentó DENUNCIA PENAL contra los Medina, el día 28
de octubre de 1996, ante el Juzgado Promiscuo de Icononzo y por los
delitos de violencia contra empleado oficial y asonada. Coincidió en su dicho
con la declaración anterior que rindió ante la Fiscalía y sobre los hechos en
los cuales Saúl Medina cayó; se lee:
No obstante, para la Sala resulta muy diciente, de un lado, cómo a pesar que
esos testigos refieren a que alguno de los revoltosos, Saúl o Néstor Saúl,
portaban arma de fuego y que alguno de ellos la percutió, los Agentes no
presentaron lesión por arma de fuego y, de otro lado, por qué los testigos
civiles, salvo Medina González (testimonio desestimado), dan cuenta que Saúl no
portaba arma de fuego sino el freno de un caballo.
El hecho de que no se hubiese probado que Saúl Medina portara arma de fuego
tampoco tiene la virtualidad de impedir configurar “el hecho culposo y exclusivo de
la víctima”, toda vez que no se trata de medir por esa circunstancia la
proporcionalidad y coetaneidad de la defensa (legítima). Pero desde otro punto de
vista, la situación probada de que Saúl Medina forcejeó con uno de los agentes y
de que en su intento por desarmarlo la carabina se percutió, representa la
exonerante de la culpa exclusiva y eficiente de la propia víctima, en su muerte.
Se recaba que esa carabina tenía averiada la caja de madera, para ese momento,
y de ahí que resulten razonables las distintas menciones de los testigos sobre:
haber escuchado varios tiros e inmediatamente Saúl Medina se desgonzó; o que
una vez se escuchó el disparo Saúl cayó herido; o que ante el forcejeo entre Saúl
Medina y el Agente se disparó la carabina; e incluso, que los mismos Agentes, al
igual que los testigos civiles, duden o no aseguren en forma fehaciente en qué
momento cayó herido Saúl Medina. Y es tal la situación que ninguno de los
testigos creíbles relata en su dicho que la Policía percutió el arma en forma
directa. Es más, aunque las indagatorias no tienen la calidad de prueba, las que
rindieron los hermanos Medina en la investigación penal que se les inició, por
denuncia de los policiales, sirven de apoyo a los hechos probados; según ellos
existió forcejeo antes de la percusión del disparo; ante la pregunta ¿de cuál fue la
persona que le disparó a su papá?, respondieron:
NELSON SAÚL MEDINA dijo que a su papá “se le fueron como tres o
cuatro Policías, oí el fogonazo y vi que cayó pero yo pensé que le
habían pegado un puño” (fol. 145 c. 2). Y
7 “...un acontecimiento no puede ser considerado como causa de un daño por el sólo hecho de
que se haya comprobado que, sin ese acontecimiento, el perjuicio no se habría realizado. Entre
todos los acontecimientos que concurren a la realización de un daño, que son condiciones de él,
todos no son ‘su causa’ desde el punto de vista de la responsabilidad; no todos le obligan a su
autor a reparación. Sólo pueden ser considerados como causas de un perjuicio los
Policía estaba en un operativo, los Agentes portaban sus armas de dotación, una
de éstas se disparó y produjo la muerte de Saúl Medina pero el resultado por si
mismo no se derivó del operativo, ni del porte de las armas de dotación oficial,
porque se aprecia que en el desarrollo evolutivo de los hechos, la gresca
(antecedente) fue anterior a la muerte; los golpes, puños y todas las lesiones de
acciones contundentes, etc, las registraron todos y cada uno de los protagonistas
(particulares y agentes). Finalmente Saúl Medina al observar que la Policía se
llevaba a su hijo optó por intentar desarmar a uno de los Agentes del arma de
dotación oficial (se expuso imprudentemente), y estando en forcejeo, sucedió
la percusión del disparo que cegó su vida. De tal suerte que fue la conducta
culposa de la víctima la causa eficiente y determinante de su propia muerte; se
revela así la existencia de una causa extraña que enerva la responsabilidad
patrimonial del Estado.
C. COSTAS:
F A L L A: