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TRABAJO PRACTICO N° 1 El marco legal del ejercicio profesional y su ámbito de aplicación.

En el siguiente trabajo, analizaremos el caso de derrumbe de balcones en la ciudad de Mar del Plata,
ocurrido el 29 de diciembre de 2018, que provocó la muerte de dos personas. Se trata de un edificio,
de mas de 40 años de antigüedad, ubicado en esquina (cruce de las calles Acevedo y Puan) sobre
línea municipal. Cuenta con 6 locales en planta baja y 8 departamentos distribuidos en las dos
plantas superiores. La terraza contaba con una losa en voladizo de aproximadamente 1 metro, sobre
la cual se elevaba un muro que funcionaba como baranda. Esta estructura, cedió y cayó sobre 3
balcones de los pisos inferiores, provocando el derrumbe de los mismos.

El primer concepto a tener en cuenta para el estudio de este caso, es el de “Hecho jurídico”, el cual
se encuentra definido en el Código Civil y Comercial de la Nación:

“ARTICULO 257.- Hecho jurídico. El hecho jurídico es el acontecimiento que, conforme al


ordenamiento jurídico, produce el nacimiento, modificación o extinción de relaciones o situaciones
jurídicas.”

Es decir, que un suceso, es un hecho jurídico cuando tiene trascendencia. Teniendo en cuenta la
causa que los produce, podemos clasificarlos en naturales (cuando son provocados por un hecho
externo) o humanos (cuando son realizados por una persona). Al mismo tiempo, los hechos jurídicos
humanos, pueden ser voluntarios (cuando son realizados con discernimiento, intención y libertad)
o involuntarios (cuando falta alguno de esos elementos).

Por otro lado, cuando una acción voluntaria esta prohibida por la ley se considera ilícita, en cambio
cuando se enmarca dentro de la misma, es lícita y constituye un acto jurídico.

Podemos concluir hasta aquí, que el caso analizado, es un hecho jurídico, humano e involuntario.

Como mencionamos anteriormente, un hecho jurídico, puede ser causado por la acción de una
persona, entendiendo a estas como un ente susceptible de adquirir derechos y contraer
obligaciones. Se pueden subdividir en dos tipos: Humanas y jurídicas.

Las personas humanas, son todos los entes que presenten signos característicos de humanidad.
Incluye a, las personas por nacer, menores, menores emancipados y adultos. No puede concebirse
una persona que carezca de atributos, entendidos como el conjunto de cualidades intrínsecas, que
ostentan las personas, por el solo hecho de serlo, que permiten individualizarlas y distinguirlas de
las demás. Los mismos son: nombre, estado, patrimonio, domicilio y capacidad. Nuestro código civil
diferencia dos tipos de capacidad:

“ARTICULO 22.- Capacidad de derecho. Toda persona humana goza de la aptitud para ser titular de
derechos y deberes jurídicos. La ley puede privar o limitar esta capacidad respecto de hechos, simples
actos, o actos jurídicos determinados.

ARTICULO 23.- Capacidad de ejercicio. Toda persona humana puede ejercer por sí misma sus
derechos, excepto las limitaciones expresamente previstas en este Código y en una sentencia judicial.

Las personas jurídicas, son aquellos entes, a los cuales el ordenamiento jurídico les confiere aptitud
para adquirir derechos y contraer obligaciones, para el cumplimiento de su objeto y los fines de su
creación. Tienen existencia propia independiente de la existencia física de sus integrantes; o sea
que la persona jurídica es distinta a sus miembros. Están constituida por:

a) Los estatutos: constituyen su ley fundamental y establecen la naturaleza y el objeto de la


institución.
b) Los bienes: pertenencias de la persona jurídica.
c) Las autoridades: son las encargadas de actuar por la persona jurídica y de representarla.

Pueden ser de carácter público, enumeradas en el código civil, o de carácter privado, cuando su
existencia no afecta el funcionamiento regular de las instituciones del país. Estas ultimas pueden ser
con fines de lucro o sin fines de lucro.

Como ya mencionamos, las personas pueden no solo adquirir derechos, sino también contraer
obligaciones, a través de la firma de un contrato.

Un contrato es un acto jurídico mediante el cual dos o más partes manifiestan su consentimiento
para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas patrimoniales. Se denomina
así cuando los intereses perseguidos por los sujetos y protegidos por el ordenamiento jurídico son
de naturaleza económica. Para que exista un contrato es indispensable que haya libertad de
contratación, fuerza obligatoria y buena fe. Los elementos esenciales de un contrato son:
consentimiento, oferta, aceptación, objeto, causa, forma, prueba, efecto, suspensión del
cumplimiento y fuerza mayor.

Según sus características, se pueden clasificar en:

a) Unilateral, bilateral, plurilateral.


b) A título oneroso o a título gratuito.
c) Conmutativos o aleatorios.
d) Formales o informales.
e) Nominados e innominados.

Anteriormente comentamos, que los contratos generan obligaciones, por lo tanto, se extinguen al
cumplir las mismas. Pero también, una resolución, la recisión o la revocación pueden provocar su
extinción.

Las obligaciones son relaciones juridicas en virtud de las cuales, el acreedor tiene el derecho a exigir
del deudor una prestación destinada a satisfacer un interés lícito. La prestación (cosa o servicio) que
constituye el objeto de la obligación debe ser material y jurídicamente posible, lícita, determinada
o determinable, susceptible de valoración económica y debe corresponder a un interés patrimonial
o extrapatrimonial del acreedor. Las obligaciones se pueden clasificar en: obligación de dar
(entregar una cosa), de hacer (prestar un servicio o realizar un hecho en tiempo, lugar y modo) y de
no hacer (abstención del deudor o tolerar una actividad ajena).

Ante el incumplimiento de las obligaciones, provocado por diferentes causas, el acreedor puede
obtener forzadamente la satisfacción de su interés. Dichas causas pueden ser:

a) Un acontecimiento ajeno a la voluntad del deudor (caso fortuito y fuerza mayor),


b) Un hecho voluntario del deudor, pero sin intención de perjudicar al acreedor (culpa) o con
intención de perjudicarlo (dolo).
En los últimos dos casos, el deudor deberá responder, o bien, deberá reparar o resarcir el perjuicio
que su incumplimiento le haya causado al acreedor.

Si aplicamos estos conceptos al caso podemos decir que:

a) Existen personas humanas y juridicas, cuyo accionar involuntario, puede haber provocado
el hecho jurídico. Dentro de las personas humanas, incluiremos a el profesional a cargo del
proyecto y dirección de la obra, a cada uno de los propietarios del inmueble y al
administrador del consorcio. Entre las personas juridicas, podemos encontrar dos tipos. Por
un lado, las de carácter privado, como el consorcio y la empresa constructora. Y por otro
lado, el estado municipal, establecido por el CCyC como persona jurídica pública.
b) Alguna de estas personas, puede haber estado comprometida a cumplir una obligación, por
haber firmado un contrato.
c) Alguna de estas personas puede haber incumplido sus obligaciones, por un hecho ajeno a
su voluntad o por un hecho voluntario con o sin intención de perjudicar.

Retomando el caso, podemos afirmar que hubo un daño, ya que se produjo la muerte de dos
personas. Cuando esto ocurre, aparecen las responsabilidades de los diferentes actores que
intervienen en el hecho. Una responsabilidad, es la capacidad que tiene una persona, de dar
respuesta ante determinados hechos y acontecimientos.

Como el hecho en sí es involuntario, cada uno de los actores, incurrirá en una responsabilidad civil,
(pueden devenir de un contrato, y están establecidas en el Código Civil y Comercial de la Nación)
que lo obliga a reparar o indemnizar el daño

La responsabilidad objetiva, nace del objeto y recae en el dueño o guarda de la cosa dañosa o
ruinosa. Esta establecidas en los siguientes artículos del CCyC:

“ARTICULO 1757.- Hecho de las cosas y actividades riesgosas. Toda persona responde por el daño
causado por el riesgo o vicio de las cosas, o de las actividades que sean riesgosas o peligrosas por su
naturaleza, por los medios empleados o por las circunstancias de su realización. La responsabilidad
es objetiva. No son eximentes la autorización administrativa para el uso de la cosa o la realización
de la actividad, ni el cumplimiento de las técnicas de prevención.

ARTICULO 1758.- Sujetos responsables. El dueño y el guardián son responsables concurrentes del
daño causado por las cosas. Se considera guardián a quien ejerce, por sí o por terceros, el uso, la
dirección y el control de la cosa, o a quien obtiene un provecho de ella. El dueño y el guardián no
responden si prueban que la cosa fue usada en contra de su voluntad expresa o presunta. En caso
de actividad riesgosa o peligrosa responde quien la realiza, se sirve u obtiene provecho de ella, por
sí o por terceros, excepto lo dispuesto por la legislación especial.”

Por lo tanto, afirmamos que los propietarios del edificio, son responsables del daño, por el solo
hecho de ser dueños y deben responder civilmente.

Existe otra responsabilidad civil. Que deviene del contrato de obra o servicio. Se crea un contrato
de obra o de servicios cuando una persona, según el caso el contratista o el prestador de servicios,
actuando independientemente, se obliga a favor de otra, llamada comitente, a realizar una obra
material o intelectual o a proveer un servicio mediante una retribución. El contrato es gratuito si las
partes así lo pactan o cuando por las circunstancias del caso puede presumirse la intención de
beneficiar. La diferencia entre un contrato de servicios y un contrato de obra, es que el primero,
obliga a realizar cierta actividad independiente de su eficacia, mientras que el segundo promete un
resultado eficaz, reproducible o susceptible de entrega.

Podemos suponer, que la empresa constructora que haya estado a cargo de la ejecución de esta
obra, firmo un contrato de obra. Por lo que se vera obligada a responder civilmente, ya que, así lo
establece el siguiente articulo:

“ARTICULO 1273.- Obra en ruina o impropia para su destino. El constructor de una obra realizada en
inmueble destinada por su naturaleza a tener larga duración responde al comitente y al adquirente
de la obra por los daños que comprometen su solidez y por los que la hacen impropia para su destino.
El constructor sólo se libera si prueba la incidencia de una causa ajena. No es causa ajena el vicio del
suelo, aunque el terreno pertenezca al comitente o a un tercero, ni el vicio de los materiales, aunque
no sean provistos por el contratista.”

La ruina de un edificio, puede producirse no solo por vicios del suelo y de la construcción, sino
también, por vicios de las documentación de la obra y de la dirección de la misma. Es por ello que
esta responsabilidad, también se extiende al profesional a cargo del proyecto y la dirección de obra,
como lo expresa el subsiguiente articulo:

“ARTICULO 1274.- Extensión de la responsabilidad por obra en ruina o impropia para su destino. La
responsabilidad prevista en el artículo 1273 se extiende concurrentemente:

a) a toda persona que vende una obra que ella ha construido o ha hecho construir si hace de
esa actividad su profesión habitual;
b) a toda persona que, aunque actuando en calidad de mandatario del dueño de la obra,
cumple una misión semejante a la de un contratista;
c) según la causa del daño, al subcontratista, al proyectista, al director de la obra y a cualquier
otro profesional ligado al comitente por un contrato de obra de construcción referido a la
obra dañada o a cualquiera de sus partes.”

No obstante, en este caso, ni la empresa ni el profesional, están obligados a responder, ya que se


ah cumplido el plazo de caducidad establecido en el artículo 1275 del CCyC.

“ARTICULO 1275.- Plazo de caducidad. Para que sea aplicable la responsabilidad prevista en los
artículos 1273 y 1274, el daño debe producirse dentro de los diez años de aceptada la obra.”

Otra responsabilidad civil que aparece, es la que deviene del derecho real, de propiedad horizontal.

“ARTICULO 2037.- Concepto. La propiedad horizontal es el derecho real que se ejerce sobre un
inmueble propio que otorga a su titular facultades de uso, goce y disposición material y jurídica que
se ejercen sobre partes privativas y sobre partes comunes de un edificio, de conformidad con lo que
establece este Título y el respectivo reglamento de propiedad horizontal. Las diversas partes del
inmueble así como las facultades que sobre ellas se tienen son interdependientes y conforman un
todo no escindible.”

Se entiende como derecho real, al que crea entre las personas y las cosas una relación directa e
inmediata de tal manera que no se encuentra entre ellos sino dos elementos la persona (sujeto
activo del derecho) y la cosa (objeto material susceptible de tener un valor pecuniario o señalado
por la ley). Una cosa, puede ser un bien, cuando pertenece a una persona humana o jurídica, que
puede hacerla suya para uso o disfrute. El conjunto de bienes de una persona, constituye su
patrimonio.

Este derecho, regula las relaciones entre el inmueble y el propietario o el administrador del
consorcio, estableciendo sus obligaciones.

“ARTICULO 2046.- Obligaciones. El propietario está obligado a:

a) cumplir con las disposiciones del reglamento de propiedad horizontal, y del reglamento
interno, si lo hay;
b) conservar en buen estado su unidad funcional;
c) pagar expensas comunes ordinarias y extraordinarias en la proporción de su parte indivisa;
d) contribuir a la integración del fondo de reserva, si lo hay;
e) permitir el acceso a su unidad funcional para realizar reparaciones de cosas y partes
comunes y de bienes del consorcio, como asimismo para verificar el funcionamiento de
cocinas, calefones, estufas y otras cosas riesgosas o para controlar los trabajos de su
instalación;
f) notificar fehacientemente al administrador su domicilio especial si opta por constituir uno
diferente del de la unidad funcional.”

“ARTICULO 2067.- Derechos y obligaciones. El administrador tiene los derechos y obligaciones


impuestos por la ley, el reglamento y la asamblea de propietarios. En especial debe:

a) convocar a la asamblea y redactar el orden del día;


b) ejecutar las decisiones de la asamblea;
c) atender a la conservación de las cosas y partes comunes y a la seguridad de la estructura del
edificio y dar cumplimiento a todas las normas de seguridad y verificaciones impuestas por
las reglamentaciones locales;
d) practicar la cuenta de expensas y recaudar los fondos necesarios para satisfacerlas. Para
disponer total o parcialmente del fondo de reserva, ante gastos imprevistos y mayores que
los ordinarios, el administrador debe requerir la autorización previa del consejo de
propietarios;
e) rendir cuenta documentada dentro de los sesenta días de la fecha de cierre del ejercicio
financiero fijado en el reglamento de propiedad horizontal;
f) nombrar y despedir al personal del consorcio, con acuerdo de la asamblea convocada al
efecto;
g) cumplir con las obligaciones derivadas de la legislación laboral, previsional y tributaria;
h) mantener asegurado el inmueble con un seguro integral de consorcios que incluya incendio,
responsabilidad civil y demás riesgos de práctica, aparte de asegurar otros riesgos que la
asamblea resuelva cubrir;
i) llevar en legal forma los libros de actas, de administración, de registro de propietarios, de
registros de firmas y cualquier otro que exija la reglamentación local. También debe archivar
cronológicamente las liquidaciones de expensas, y conservar todos los antecedentes
documentales de la constitución del consorcio y de las sucesivas administraciones;
j) en caso de renuncia o remoción, dentro de los quince días hábiles debe entregar al consejo
de propietarios los activos existentes, libros y documentos del consorcio, y rendir cuentas
documentadas;
k) notificar a todos los propietarios inmediatamente, y en ningún caso después de las cuarenta
y ocho horas hábiles de recibir la comunicación respectiva, la existencia de reclamos
administrativos o judiciales que afecten al consorcio;
l) a pedido de parte interesada, expedir dentro del plazo de tres días hábiles el certificado de
deudas y de créditos del consorcio por todo concepto con constancia de la existencia de
reclamos administrativos o judiciales e información sobre los seguros vigentes;
m) representar al consorcio en todas las gestiones administrativas y judiciales como
mandatario exclusivo con todas las facultades propias de su carácter de representante
legal.”

Para entender el alcance de las obligaciones del administrador, es importante saber que se incluye
como partes comunes:

“ARTICULO 2041.- Cosas y partes necesariamente comunes. Son cosas y partes necesariamente
comunes:

a) el terreno;
b) los pasillos, vías o elementos que comunican unidades entre sí y a éstas con el exterior;
c) los techos, azoteas, terrazas y patios solares;
d) los cimientos, columnas, vigas portantes, muros maestros y demás estructuras, incluso las
de balcones, indispensables para mantener la seguridad;
e) los locales e instalaciones de los servicios centrales;
f) las cañerías que conducen fluidos o energía en toda su extensión, y los cableados, hasta su
ingreso en la unidad funcional;
g) la vivienda para alojamiento del encargado;
h) los ascensores, montacargas y escaleras mecánicas;
i) los muros exteriores y los divisorios de unidades entre sí y con cosas y partes comunes;
j) las instalaciones necesarias para el acceso y circulación de personas con discapacidad, fijas
o móviles, externas a la unidad funcional, y las vías de evacuación alternativas para casos
de siniestros;
k) todos los artefactos o instalaciones existentes para servicios de beneficio común;
l) los locales destinados a sanitarios o vestuario del personal que trabaja para el consorcio.

Esta enumeración tiene carácter enunciativo.

ARTICULO 2042.- Cosas y partes comunes no indispensables. Son cosas y partes comunes no
indispensables:

a) la piscina;
b) el solárium;
c) el gimnasio;
d) el lavadero;
e) el salón de usos múltiples.

Esta enumeración tiene carácter enunciativo.”


Como la terraza y la estructura de los balcones forman parte de los espacios comunes, y el
administrador esta obligado por el inciso “C” del articulo 2067 a mantener estas partes, concluimos,
que es el quien deberá responder civilmente por el daño, en el caso de que haya incumplido sus
obligaciones. Los propietarios, estas exentos de responsabilidad.

Como ya mencionamos, el hecho fue involuntario, pero esto no quita que pueda conllevar a la
comisión de un delito. En ese caso, la responsabilidad, pasa a ser penal y está establecida en el
Código Penal de la Rep. Argentina.

Al mismo tiempo esa responsabilidad penal es subjetiva, ya que nace del sujeto, y recae en el actor
según el rol que desempeñe. Se clasifica por la intención o no de dañar que tuvo el actor. Cuando
los actos son realizados con dolo (intención), se trata de un delito y cuando son realizados con culpa
(negligencia, imprudencia o impericia), se trata de un cuasidelito. Ambos serán juzgados
penalmente.

El Código Penal establece que la persona que provoque la muerte de otra por imprudencia,
negligencia o impericia, deberá responder penalmente. Esta responsabilidad subjetiva, aparece
tipificada como delito en el artículo 84 del capítulo 1 “Delitos contra la vida”.

“ARTICULO 84. - Será reprimido con prisión de uno (1) a cinco (5) años e inhabilitación especial, en
su caso, por cinco (5) a diez (10) años el que por imprudencia, negligencia, impericia en su arte o
profesión o inobservancia de los reglamentos o de los deberes a su cargo causare a otro la muerte.
El mínimo de la pena se elevará a dos (2) años si fueren más de una las víctimas fatales.”

Por otro lado dispone responsabilidades penales, para los delitos contra la seguridad pública.

“ARTICULO 187. - Incurrirá, según los casos, en las penas señaladas en el artículo precedente, el que
causare estrago por medio de sumersión o varamiento de nave, derrumbe de un edificio, inundación,
de una mina o cualquier otro medio poderoso de destrucción.”

El estrago es un delito grave, que consiste en causar un daño de grande proporciones, que haya
generado un peligro común, de modo intencional (dolo) o por negligencia (culpa). Por lo que nuestro
caso podría encuadrarse en este artículo.

Sin embargo, podemos afirmar que en realidad se trata de un cuasidelito, ya que, no hubo intención
de daño. Es por ello que el hecho se caratulo como homicidio culposo y la sanción podría recaer
sobre el administrador.

Por último, existen responsabilidades administrativas, impuestas por la administración, de carácter


sancionador, punitivo. Se establecen sanciones administrativas (generalmente, multas pecuniarias)
para comportamientos que son incorrectos pero que el Ordenamiento Jurídico no considera tan
reprochables como para anudarles una responsabilidad penal.

Una responsabilidad administrativa, sería la que recae sobre el estado y sus funcionarios, según lo
establecido en los siguientes artículos:

“ARTICULO 1765.- Responsabilidad del Estado. La responsabilidad del Estado se rige por las normas
y principios del derecho administrativo nacional o local según corresponda.
ARTICULO 1766.- Responsabilidad del funcionario y del empleado público. Los hechos y las omisiones
de los funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones por no cumplir sino de una manera
irregular las obligaciones legales que les están impuestas se rigen por las normas y principios del
derecho administrativo nacional o local, según corresponda.”

En este caso, en la ciudad de mar del plata, existe una ordenanza que obliga a los propietarios a
presentar un informe anual, sobre el estado de conservación de las fachadas, muros medianeros y
todos los elementos orientados hacia la vía pública. Este informe debe ser evaluado, por un
funcionario de la Dirección de Obras Privadas de la ciudad de Mar Del Plata, quien debe evaluar si
existen riesgos para la seguridad pública. Si este funcionario, como represente del estado municipal,
incumpliera sus obligaciones o las cumpliera de una manera irregular, debería responder
administrativamente. Sin embargo, la ordenanza se aplica solo a edificios que posean una altura
superior a los 9 metros, por lo que el inmueble dañado, cuya altura es inferior a esta, está exento.

Esto generó, que el distrito II del Colegio de Ingenieros de la provincia de Buenos Aires, solicitara
modificar esta ordenanza, para incluir el control y verificación técnica de todas la estructuras
salientes en voladizo (balcones, aleros, etc.) independientemente de la altura en que estén
ubicados.

Otra responsabilidad administrativa, que aparece ante el incumplimiento de las normas, es la que
se establece en el artículo a continuación:

“ARTICULO 1277.- Responsabilidades complementarias. El constructor, los subcontratistas y los


profesionales que intervienen en una construcción están obligados a observar las normas
administrativas y son responsables, incluso frente a terceros, de cualquier daño producido por el
incumplimiento de tales disposiciones.”

Según esto, tanto la empresa constructora como el profesional (arquitecto, ingeniero o maestro
mayor de obra) deberán responder ante la administración pública.

Para terminar, y con respecto a la situación actual del edificio, todavía no hay ningún persona
imputada, y se esta trabajando para determinar el grado de responsabilidad de los diferentes
actores en el hecho. Debido a la antigüedad del edificio, es probable que la pena no recaiga sobre
el arquitecto encargado de la construcción, ni sobre la empresa constructora. Si puede recaer sobre
el administrador, ya que sus obligaciones, no se extinguen.

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