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Adolescencias

La noción de adolescencia es una creación cultural, no existe en todas las sociedades actuales, no
siempre existió en la nuestra, y ha sido caracterizada de distintas maneras en cada época y cada cultura.

En nuestra sociedad, la adolescencia puede definirse cómo un período de transición entre la vida
infantil, la niñez, y la vida adulta. Es una etapa durante la cuál, quién la atraviesa, sufre importantes
cambios en su vida, cambios a nivel biológicos (en su cuerpo), a nivel psicológico y a nivel social, todos
estos íntimamente relacionados los unos con los otros.
En sociedades como las nuestras, la adquisición y dominio de las capacidades y modos de
comportamiento de un adulto se dan de manera significativamente retrasada respecto de la posibilidad
biológica de reproducción.
Durante la adolescencia se elaboran el proyecto de vida y la identidad de cada persona como
individuo adulto inserto en una sociedad determinada.

Duelos de la adolescencia:
La adolescencia es una etapa que implica diferentes situaciones de cambios, crisis, problemas,
desorganizaciones, inseguridades. Todo esto lleva a la búsqueda, o bien construcción, de una identidad
propia, nueva, distinta a la que se tenía cuando niño. La psicología relaciona este proceso de
construcción de la identidad con la elaboración de tres duelos:
 Duelo por el cuerpo de niño: el cuerpo cambia durante la adolescencia, por momentos se lo
puede sentir ajeno, extraño, provocar inseguridad.
 Duelo por los padres de la infancia: los padres dejan de ser las figuras idealizadas que todo lo
podían, se comienzan a advertir sus debilidades y s envejecimiento.
 Duelo por el rol de niño: las conductas infantiles ya no sirven para desenvolverse en la relación
con los demás, esto obliga a buscar otras formas de ser, que tampoco es la del adulto.

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La identidad:
La identidad esta conformada por aquellas cosas que uno reconoce de si mismo que lo
diferencian de manera única del resto de las personas, y que dicen de la posición que uno tiene frente al
mundo.
Tiene que ver con los modos de hablar, de vestirse, de pensar, con los gustos musicales,
deportivos, ideologías, sexualidad, con las actividades que uno hace, con los lugares a los que uno
concurre, con las personas con quien uno se relaciona, y con el modo en que uno se relaciona.
La construcción de la identidad no es un proceso que comienza en la adolescencia y que termina
cuando ésta finaliza. Lejos de eso, es un proceso que se inicia en la temprana infancia y durante la
adolescencia se retoma la identidad construida hasta ese momento y se la reelabora, se la modifica, se la
reconstruye. Pero la identidad no es algo fijo, inmutable, sino que puede modificarse a lo largo de toda
la vida, especialmente en momentos en que la persona atraviesa crisis vitales (de hecho, la adolescencia
puede definirse como una crisis vital, otros ejemplos de crisis vitales puede ser: mudanzas, pérdidas de
seres queridos, situaciones traumáticas).

La identificación:
Para la psicología en la base de la construcción de la identidad se encuentra la denominada
“identificación”. La identificación es el proceso por el cual una persona asimila un aspecto de otra, y se
transforma total o parcialmente sobre el modelo de esta.
Como dijimos, la identidad se empieza a construir desde la primera infancia, y también dijimos
que esta construcción se basa en la identificación, por ende desde la primera infancia ya hay
identificaciones. Los primeros modelos a los cuáles un niño se identifica son sus padres, o aquellos
adultos que cumplan tales roles. Durante la adolescencia aparecen nuevos modelos de identificaciones:
amigos, parejas, deportistas, músicos, artistas, personajes históricos, ideologías, etc.

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Representaciones sociales sobre la adolescencia

A continuación, algunas representaciones sociales sobre la adolescencia:


Juventud dorada: conjunto de ideas, creencias, según las cuales los adolescentes son todos felices y
afortunados simplemente por el hecho de ser jóvenes y de estar viviendo “la mejor etapa de la vida”, sin
preocupaciones ni problemas.
Juventud gris: conjunto de ideas, creencias, según las cuales los adolescentes con peligrosos,
descontrolados, violentos, vagos, etc.

Otras representaciones sociales:


Homogeneización: idea de que los adolescentes son todos iguales, y que por tanto no hay diferencias
significativas entre ellos, “todos piensan lo mismo, todos quieren los mismo, todos son lo mismo”.
Juvenilización de la sociedad: idealización de la adolescencia como la mejor etapa de la vida, ya que
tiene, se supone, lo mejor de la adultez, el desarrollo corporal-sexual, y lo mejor de la infancia, la
ausencia de responsabilidades.

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Viernes, 27 de septiembre de 2013

“El fin de la ingenuidad”


Por Luis Kancyper

La adolescencia es “el momento más importante y más dramático de la vida; representa un


momento trágico: el fin de la ingenuidad”, escribió Balthasar Klossowski. La adolescencia representa un
momento trágico en el ciclo vital humano, porque en esta etapa se requiere sacrificar la ingenuidad
inherente a la inocencia de la sexualidad infantil y a las identificaciones alienantes e impuestas al niño
por los otros. En esta fase del desarrollo, esas identificaciones deberían ser develadas y procesadas, para
que el adolescente reordene lo heredado y genere un proyecto propio. Este proyecto estructurará y
orientará su identidad, en tanto sea asumido por él con responsabilidad.

[…] Como escribió Françoise Dolto (Palabras para adolescentes): “No hay adolescentes sin
problemas, sin sufrimientos, éste es quizás el período más doloroso de la vida. Pero es, simultáneamente,
el período de las alegrías más intensas, pleno de fuerza, de promesas de vida, de expansión”. Judith
Kononovich de Kancyper (en su trabajo “¿Dios va al colegio? Acerca de la elaboración de los duelos en
la infancia”) agregó que “es en las manifestaciones de esta ineludible crisis de sentido donde se sostiene
la posibilidad de resistencia del adolescente y el germen de la alternativa para pensarse distinto”.

El adolescente cuenta con nuevas herramientas para reflexionar sobre los enigmas e impresiones
del pasado; pero adolece también de períodos de turbulencia. En esta fase ruidosa del desarrollo, tanto el
adolescente como sus padres y hermanos deben tropezar con escándalos, ineluctables y variados. La
etimología del término “escándalo” (del griego skándalon) remite al obstáculo, el bloque que se
interpone en el camino; de ahí que se refiera al acto que provoca indignación y sobresalto; es la idea de
algo colocado expresamente para que los demás tropiecen y pierdan el equilibrio en sus ideas o
convicciones.

En rigor, la falta de escándalos opera como un indicador clínico de problemas de salud mental,
emocional, de la adolescencia; esa ausencia señala la inhibición de la confrontación generacional y
fraterna. Esta confrontación es un acto ineludible para procesar el cambio psíquico, y conlleva atravesar
momentos angustiosos, de caos. El caos es una fuente inagotable de creatividad, y desde el caos emerge
el orden. A menudo calificamos negativamente el caos en la adolescencia, contraponiéndolo al orden e
identificándolo con la violencia. Pero el caos no es desorden. Mientras que el caos está en el principio de
toda creación, el desorden, en su grado máximo, está en el final.

El adolescente confronta al adulto con una nueva mirada, que desnuda al adulto y le hace advertir
los absurdos a los que se había acostumbrado. El adolescente se afana por descorrer los velos que
tapizaron la verdad del pasado del mundo de los adultos, que intenta corregir. El adulto, por su parte,
evita mirarse en el espejo del adolescente, porque reflejarse en él implicaría deponer el ejercicio de su

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poder intergeneracional. El acto de la confrontación enfrenta al adulto con su propia vergüenza, culpa y
cobardía; con su propio fracaso ante el incumplimiento de los ideales e ilusiones del adolescente que fue
una vez; lo fuerza a una revisión cuestionadora del sentimiento de su propia dignidad.

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Sexualidad, una posible definición.

La sexualidad es el conjunto de condiciones anatómicas, fisiológicas y psicológico-afectivas que


caracterizan el sexo de cada individuo. También, desde el punto de vista histórico cultural, es el conjunto de
fenómenos emocionales, de conducta y de prácticas asociadas a la búsqueda del placer sexual, que marcan de
manera decisiva al ser humano en todas y cada una de las fases determinantes de su desarrollo en la vida.

Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad,
la reproducción y la orientación sexual. Se vive y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos,
creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales. La sexualidad puede
incluir todas estas dimensiones, no obstante, no todas ellas se vivencian o se expresan siempre. La sexualidad está
influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos,
legales, históricos, religiosos y espirituales."

La salud sexual y reproductiva

La salud sexual y reproductiva incluye la capacidad que tenemos de disfrutar una actividad sexual
responsable, satisfactoria y segura, y la libertad para decidir tener o no relaciones sexuales, con quién, cuándo y
con qué frecuencia. Asimismo, la decisión de tener o no hijos, cuántos y cuándo tenerlos. También incluye
nuestro derecho a recibir información adecuada para prevenir embarazos no deseados y enfermedades de
transmisión sexual, incluido el VIH/sida, y a acceder a servicios de salud adecuados.

Todas las personas tienen derecho a:

 Disfrutar una vida sexual saludable y placentera, sin presiones, coacción ni violencia.
 Ejercer la preferencia y orientación sexual libremente, sin sufrir discriminación ni violencia.
 Elegir si tener o no hijos, el número de hijos, cuándo tenerlos, con quién y con qué intervalo entre uno y
otro.
 Recibir atención gratuita e integral de la salud sexual y reproductiva.
 Elegir el método anticonceptivo que más se adapta a sus necesidades, criterios y convicciones.
 Recibir de forma totalmente gratuita al método anticonceptivo elegido, incluidos la ligadura y la
vasectomía, en hospitales, centros de salud, obras sociales y prepagas.
 Obtener información y orientación clara, completa y oportuna sobre salud sexual y reproductiva,
expresada en términos sencillos y comprensibles.
 Acceder a la atención en salud sexual y reproductiva en un ambiente de respeto y garantía de
confidencialidad, con preservación de la intimidad, de los derechos a la igualdad, a la no discriminación y
a la autonomía.

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El cuerpo, nuestra primera casa.
Órganos sexuales y reproductivos masculinos
Los órganos sexuales externos son el pene y los testículos. El pene es un órgano de forma cilíndrica
constituido por dos estructuras musculares, los cuerpos cavernosos, y una estructura llena de venas, el cuerpo
esponjoso. Con la excitación, estas estructuras se llenan de sangre y el miembro se erecta aumentando su tamaño.
El tamaño del pene es variable y no es importante para la satisfacción sexual. La erección se produce por una
excitación sexual directa o indirecta que puede ser visual, auditiva o imaginada. El extremo del pene se llama
glande, es redondeado y está cubierto de una piel delgada llamada prepucio.
Los testículos son dos glándulas del tamaño y la forma de una nuez contenidas dentro de una bolsa de
piel, el escroto. El testículo cumple una doble función: la de producir las células reproductoras masculinas, los
espermatozoides, y la de producir las hormonas sexuales masculinas, la testosterona. Los espermatozoides son
producidos de manera ininterrumpida desde la pubertad y pasan por un proceso de maduración y capacitación
para ser fecundantes, que se realiza en un órgano que está por encima del testículo que es el epidídimo. En este
órgano se almacenan los espermatozoides hasta el momento de la eyaculación.
Órganos sexuales internos: del epidídimo, los espermatozoides ascienden por los conductos deferentes
hasta desembocar en la uretra. La uretra es un conducto que atraviesa el pene por donde salen la orina y el semen.
Las vesículas seminales son dos bolsitas a cada lado de la uretra que elaboran el semen, que es un líquido blanco,
algo espeso y pegajoso, que se elimina en la eyaculación y transporta a los espermatozoides. Cerca de las
vesículas seminales está la próstata, una glándula que segrega nutrientes para los espermatozoides del semen.

Órganos sexuales y reproductivos femeninos


Están constituidos por los órganos sexuales externos e internos. Los primeros son los que vemos a simple
vista y podemos tocar. Tocar nuestros órganos sexuales es saludable ya que además de darnos placer, nos da la
oportunidad de conocernos mejor. El Monte de Venus es la parte cubierta de vello y acolchada por la grasa debajo
de la piel que está por encima del pubis, que es el hueso anterior y bajo de la cadera. Entre el Monte de Venus y el
ano está la vulva formada por dos pliegues más o menos carnosos: los labios mayores por fuera y los menores por
dentro. En la parte anterior donde se unen los labios menores y por debajo del Monte de Venus está el clítoris, que
es un pequeño órgano muy sensible, excitable y que con la frotación provoca sensaciones placenteras.
Ambos labios de la vulva recubren dos orificios: el superior es el meato uretral por donde sale la orina; el
otro orificio es la entrada a la vagina. Este orificio está rodeado de una membrana delgada llamada himen que
tiene unos agujeros por donde se escurre el sangrado menstrual. Cuando tenemos las primeras relaciones sexuales,
el himen se desgarra. Por debajo de la vulva se encuentra un tercer orificio que es el ano.
La mujer tiene la mayor parte de sus órganos sexuales en el interior de la pelvis. La vagina es un órgano
con paredes elásticas que mide de 8 a 10 cm de largo. Comunica el exterior con los otros órganos sexuales. A
través de ella se menstrúa, se mantienen las relaciones sexuales coitales y es, además, la vía de parto natural.
El útero o matriz es un órgano único muscular con forma de pera invertida. Su interior está recubierto por
una capa delgada de tejido llamado endometrio que mensualmente se desprende y se expulsa al exterior como
sangrado, lo que se llama regla o menstruación. El útero tiene gran capacidad de distensión y en él se alberga el
feto durante el embarazo. Del fondo del útero salen dos conductos de 12 cm de longitud, llamados trompas de
Falopio, por donde llegan los espermatozoides para ponerse en contacto con el óvulo y se produce la fecundación.
Cuando ésta ocurre, el huevo se desplaza por las trompas hasta anidarse en el interior del útero.
Los ovarios son dos pequeños órganos glandulares con forma de almendra situados a cada lado de las
trompas. Tienen una doble función: contienen y maduran las células reproductoras de la mujer y producen las
hormonas femeninas (estrógeno y progesterona) que regulan el ciclo sexual y la ovulación.

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Ciclo menstrual
Se llama ciclo menstrual a la serie de procesos que suceden en el ovario y el útero entre el primer día de
una menstruación y el primer día de la otra. El tiempo en que transcurre este ciclo es habitualmente de 28 días,
pero en algunas mujeres este lapso puede ser más corto o más largo, e incluso la duración del ciclo puede ser
diferente en una misma mujer. El ciclo menstrual comienza el primer día de la menstruación, es decir, el primer
día de sangrado.
En cada ciclo los ovarios inician la maduración de uno de los óvulos. A medida que el óvulo crece y
madura se acerca a la superficie del ovario y alrededor de la mitad del ciclo, es decir, más o menos en la mitad
entre el primer día de la menstruación y el primer día de la siguiente, un óvulo sale de uno de los ovarios y entra
en la trompa de Falopio. Esto se llama ovulación y es la que determina los días fértiles de la mujer.
A su vez, en el ovario se producen hormonas (estrógeno y progesterona) que regulan el ciclo menstrual y
provocan cambios en la pared interna del útero que se llama endometrio (se hace más grueso y rico en vasos
sanguíneos).
Si el óvulo no se encuentra con una célula masculina (espermatozoide) en la trompa, en 24 a 48 horas
después de haber salido, muere. En este caso, 14 días después de la ovulación, debido a los cambios hormonales
se desprende el endometrio de la cavidad uterina y se produce la menstruación, momento en el cual se reinicia el
ciclo.
Es normal que los primeros ciclos de una adolescente no sean regulares e incluso pueden faltar por varios
meses. Generalmente, a los dos años de la menarca toman el ritmo habitual. El sangrado de la menstruación puede
durar de tres a siete días. Como vimos anteriormente, la higiene personal es muy importante en estos días, siendo
necesario recurrir al baño diario y a cambiar los paños o toallas absorbentes con una frecuencia regular (cada
cuatro o cinco horas aproximadamente).
Luego de tantos cambios físicos, las mujeres y los varones inician una relación distinta con sus cuerpos.
Los dos conocerán sus nuevas necesidades, gustos, deseos. En síntesis, la importancia de saber de qué manera se
producen estos cambios en profundidad tiene varios beneficios: nos ayuda a cuidarnos, a no incurrir en riesgos
para nuestra salud y nuestro desarrollo personal y social, y también nos ayuda a conocernos, a habitarnos, a
apropiarnos de nuestros cuerpos y a querernos.
Y eso será como un magnífico regalo que llevaremos puesto durante toda nuestra vida.

Preguntas orientadoras de la lectura:

1) ¿Cuánto dura el ciclo menstrual?


2) ¿Qué son los ovarios y qué son los óvulos?
3) ¿En qué momento del ciclo se produce la ovulación?
4) ¿Qué es el endometrio?
5) ¿Cuánto vive un óvulo sino es fecundado?
6) ¿Qué parte del aparato reproductor femenino es la que se desprende al final de cada ciclo como sangrado?
7) ¿Qué es la menarca?
8) ¿Cuándo son los días fértiles?
9) ¿Es recomendable utilizar cómo método anticonceptivo el guiarse por el calendario menstrual, o sea, no
tener relaciones mientras la mujer se encuentra transitando los días fértiles y sí tener relaciones el resto de
los días, sin usar además ningún otro método anticonceptivos?

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La importancia del análisis

La detección precoz permitiría iniciar un tratamiento, a fin de evitar que los síntomas se hagan presentes. En el
país, cada año se registran 5500 casos nuevos. La cantidad de afectados se mantiene estable entre 110 mil y 130
mil.

“Pedimos a los médicos que, en los chequeos periódicos que realizan a los pacientes, les ofrezcan también el
testeo de VIH”, instó el titular de la Dirección de Sida del Ministerio de Salud de la Nación: se estima que más de
110.000 personas viven con VIH en la Argentina, pero casi la mitad lo desconoce, por falta de difusión del
diagnóstico (que es de acceso libre y gratuito en hospitales y centros de salud). La presidenta de la Comunidad
Internacional de Mujeres Viviendo con VIH –Patricia Pérez, argentina–- sostuvo que “si la mitad de los
infectados desconoce su estado, queda todo por hacer”. Estas formulaciones se dieron a conocer a pocas jornadas
del Día Mundial del Sida, que tendrá lugar el 1º de diciembre.

Carlos Falistocco, director de la Dirección de Sida y Enfermedades de Trasmisión Sexual del Ministerio de Salud,
precisó que “en Argentina la cantidad de personas con VIH se mantiene estable entre 110 mil y 130 mil, con cerca
de 5500 casos nuevos por año”. Pero “la gran preocupación es que cerca de la mitad desconoce su enfermedad,
por no haberse realizado el testeo que permite llegar tempranamente al diagnóstico”. La utilidad del diagnóstico
es permitir un tratamiento precoz, a fin de evitar que los síntomas se hagan presentes: “El sida es hoy una
enfermedad crónica, controlable, para la cual hay un tratamiento disponible; y en el país se cuenta con la
medicación adecuada para atenderla”, destacó Falistocco.

De todos modos, “la prevalencia del sida en Argentina es baja comparada con otros países: se estima en cuatro
casos por cada mil habitantes para la población general”, señaló el titular de la Dirección de Sida, y precisó que
“datos recientes muestran que, de los nuevos casos, el 20 por ciento de los afectados tiene más de 45 años”. Y
“gran cantidad de nuevos casos se da entre la población heterosexual; todavía existe en algunos el falso concepto
de que no hay riesgo de contagio”.

Falistocco destacó la importancia de “promover el uso del preservativo, para evitar el VIH/sida y otras
enfermedades que se trasmiten por vía sexual, y de difundir el testeo, para llegar a un diagnóstico lo más rápido
posible”. Por eso, “estamos pidiendo a los médicos que, en los chequeos periódicos que realizan a los pacientes en
general, les ofrezcan también el testeo de VIH”, que, por lo demás, “es gratuito y se hace en hospitales y centros
sanitarios”. El diagnóstico se efectúa mediante un simple análisis de sangre, pero existe un “período de ventana”
de dos o tres meses, desde que se contrae el VIH hasta que se revela en el testeo.

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En cuanto a quienes sí conocen su diagnóstico de VIH, “el 80 por ciento de estas personas recibe ya el tratamiento
adecuado en la Argentina”, agregó Marina Kosacoff, subsecretaria de Prevención y Control de Riesgos del
Ministerio de Salud de la Nación. En el país, desde la década de 1990, “el tratamiento del VIH/sida es cubierto
íntegramente por el Estado y la ley garantiza el acceso gratuito a los medicamentos”.

Por su parte, Patricia Pérez, titular de la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH (ICW), preguntó
“por qué se dice que estamos en el principio del fin del sida: a treinta años del inicio de la epidemia, sigue
avanzando. Si tenemos la mitad de la población infectada sin tratamiento, no entiendo qué se festeja. No se trata
sólo de los tratamientos, sino de la discriminación, la dificultad para conseguir trabajo, la situación social de la
gente con VIH. En las escuelas todavía hay gente que discrimina a chicos con VIH”.

Preguntas orientadoras del texto “La importancia del análisis”:


1. ¿Qué cantidad de personas con HIV hay en Argentina, y cuantas de ellas desconocen que lo están?
2. ¿Cuáles podrían ser los posibles motivos por los que hay personas que tienen HIV y no lo saben?
3. ¿Por qué es importante hacerse el testo de VHI?
4. ¿Cómo se puede prevenir el VIH?
5. ¿Qué es lo que Carlos Falistoo le pide a los médicos respecto la lucha contra el VHI?
6. ¿En qué consiste el análisis?
7. ¿Qué es “período ventana” y por qué es importante tenerlo en cuenta?
8. ¿Qué cosas faltan hacer todavía en la lucha contra el SIDA según Patricia Pérez?

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Enfermedades de transmisión sexual (algunas)
Las enfermedades de transmisión sexual se clasifican de este modo porque se contagian a través de una
relación sexual. Pueden ser provocadas por virus, hongos, bacterias. La prevención es sencilla: abstinencia o sexo
seguro.

Sífilis:
Es causada por una bacteria, la espiroqueta Treponema pallidum. Se contagia por microlesiones que
siempre se producen en el contacto genital durante las relaciones sexuales. A través de la sangre se distribuye en
el cuerpo. En un primer período, dos o tres semanas después del contagio, se forma el chancro, una úlcera en los
genitales, la zona anal o la boca, de forma redondeada u oval, no dolorosa. Esta lesión desaparece, pero la
enfermedad sigue latente: unos tres meses después del contagio (segundo período) se presentan síntomas variados
entre los que se destacan las lesiones en la piel, que suelen confundirse con la varicela o el sarampión. En este
período, como en el primero, el riesgote contagio es muy grande.
Si la enfermedad no ha sido tratada, y después de un período de latencia de unos treinta años, el enfermo
ingresa a la etapa avanzada, o tercer período, en le cual se producen graves daños en los tejidos y en el sistema
nervioso, que queda irreversiblemente comprometido. Muchas veces a gravedad del cuadro conduce a la muerte.
El tratamiento de la sífilis es el que indique el médico, utiliza antibióticos, entre ellos la penicilina.
Además del contagio durante la relación sexual, la sífilis se transmite de madre enferma a hijo alrededor
del cuarto mes de embarazo.

Blenorragia o gonorrea:
Es causada por una bacteria, Neisseria gonorrhoeae. Además de transmitirse a través del acto sexual,
también se puede producir la autoinfección, es decir que el individuo se recontagia al tocarse alguna parte del
cuerpo con las manos contaminadas.
En la mujer el diagnóstico es más difícil de establecer que en el hombre ya que muchas veces no presenta
síntomas. La lesión se localiza en el cuello del útero y puede haber flujo o molestia al orinar. En el caso de que la
infección ascienda, es probable que origine una salpingitis aguda en la trompas (una inflamación), con dolor
abdominal, náuseas, vómitos y dolor de cabeza; ni no hay tratamiento en esta etapa, el cuadro puede complicarse
hasta provocar peritonitis. En el proceso de cicatrización, la infección puede causar obstrucción parcial o total de
las trompas, en este último caso lleva a la esterilidad.
En el hombre se produce una uretritis aguda. El síntoma que suele motivar la consulta es la eliminación de
secreciones purulentas por el meato urinario. Cuando no hay tratamiento oportuno, cuando los gonococos son
resistentes al tratamiento o cuando se interrumpen las dosis de medicación, la enfermedad sigue su curso,

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afectando el interior de los órganos reproductores. En la fase posterior, la infección puede llegar hasta los
testículos y ocasionar infertilidad.
¿Se puede curar la gonorrea? Sí, la gonorrea se puede curar con el tratamiento correcto. Es importante que
tome todos los medicamentos que su médico le recete para curar su infección, una amplia gama de antibióticos.
Los medicamentos contra la gonorrea no se deben compartir con nadie. Si bien los medicamentos detendrán la
infección, no repararán ninguna lesión permanente que haya causado la enfermedad, por eso es importante iniciar
un tratamiento precoz para evitar llegar a un caso de esterilidad.

Virus del Papiloma Humano (HPV):


Es una familia de virus que afecta a los seres humanos. Existen alrededor de 100 tipos de VPH, de los
cuales 40 afectan a la zona genital y/o anal, y se dividen en 2 grandes grupos: los VPH denominados “de bajo
riesgo oncogénico”, que generalmente se asocian a las lesiones benignas, como las verrugas y las lesiones de bajo
grado; y los VPH denominados “de alto riesgo oncogénico”. Son alrededor de 15, y los más comunes son el 16 y
el 18. Estos tipos de VPH también pueden producir verrugas, pero se asocian fundamentalmente a las lesiones
precancerosas, que son las lesiones que pueden evolucionar lentamente a un cáncer. El cáncer más frecuente
causado por los VPH oncogénicos es el cáncer de cuello de útero, en la mujer. Los demás tipos de cánceres
relacionados con el VPH (pene, ano) son muy poco frecuentes entre las personas.
El VPH se transmite por contacto sexual. Es un virus de fácil transmisión, y es muy común. Se estima que
4 de cada 5 personas (es decir, el 80%) van a contraer uno o varios de los tipos de VPH en algún momento de sus
vidas.La gran mayoría de las veces, la infección por VPH se cura sola, de manera espontánea, sobre todo en las
mujeres menores de 25 años, sin producir ningún síntoma ni manifestación en el cuerpo.
Entre las posibles manifestaciones, los VPH de bajo riesgo oncogénico pueden llegar a producir verrugas
en los genitales y/o ano, y los VPH de alto riesgo oncogénico pueden llegar a producir lesiones en el cuello
uterino. Pero tener VPH no significa que se vaya a desarrollar una lesión. Se estima que solamente el 5% de las
infecciones por VPH no retrogradan solas, y se tornan persistentes. Sólo si la infección persiste por muchos años,
(se calcula de 5 a 10 años), los VPH de alto riesgo oncogénico pueden causar lesiones en el cuello del útero de la
mujer que pueden evolucionar al cáncer.
No existe ningún tratamiento que cure el virus. Las que se tratan son las manifestaciones que los VPH
pueden provocar, como las verrugas o las lesiones. Existen diferentes tipos de tratamiento, según el tipo de lesión.
En cuanto a la prevención, además de las acciones de prevención comunes a toda enfermedad de
transmisión sexual, se ha desarrollado una vacuna contra el VPH.

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Métodos anticonceptivos
Hay varios métodos anticonceptivos. Todos son seguros y efectivos. Cada persona elige el mejor para
ella/el, y el que mejor se adapta a sus necesidades y convicciones. Los anticonceptivos son gratuitos. Los podés
pedir en centros de salud, hospitales y salitas. También se entregan gratis en obras sociales y prepagas. Así lo
establece la ley nacional 25.673

Pastillas
Tienen hormonas que impiden la ovulación. Se toma una pastilla todos los días, hasta terminar la caja. Las
cajas pueden venir con 21 o 28 pastillas. Cuando se termina la caja de 21 viene una semana de descanso. Cuando
se terimina la caja de 28 pastillas se empieza otra caja seguido. Lo importante es no olvidarse de tomarlas, y no
pasar de los 7 días de descanso en las cajas con 21 pastillas. Si una mujer se olvida de tomar una o más, debe
tomarlas juntas al otro día y esa semana usar preservativos. No se recomiendan para mujeres con presión alta. No
protege del VIH/SIDA ni del resto de las infecciones de transmisión sexual.

Pastillas para la lactancia


Una mujer puede usar este método si está amamantando, su bebé tiene menos de 6 meses, si alimentá al
bebé sólo con leche materna y si todavía no menstruó. Tiene que darse todo ésto a la vez. Puede empezar a
tomarlas el día que nace tu bebé. Se toma una pastilla todos los días, en el mismo horario. Cuando se termina la
caja se empieza una nueva, sin hacer ningún descanso. Si se olvida de tomar una o más pastillas, debe tomarlas
juntas al otro día, usar preservativos los siguientes 7 días y seguir tomando una pastilla por día. No protege del
VIH/SIDA ni del resto de las infecciones de transmisión sexual.

Inyectables
Tienen hormonas que evitan que la mujer ovule. El efecto es el mismo que con las pastillas, con la
diferencia que no hay que tomarlas todos los días. La primera inyección se aplica entre el primero y el quinto día
en que se menstrua, y después una vez al mes, siempre en esa misma fecha. Por ejemplo: Si una mujer se la aplicó
el 3 de septiembre, la próxima aplicación tiene que ser el 3 de octubre. También hay de aplicación trimestral. No
protege del VIH/SIDA ni del resto de las infecciones de transmisión sexual.

DIU
Es un muy pequeño objeto de plástico recubierto de un hilo de cobre que se coloca en el útero. Impide que
los óvulos se junten con los espermatozoides. Hay distintos modelos. Lo coloca un/a profesional de la salud. No
hace falta hacerse estudios como el papanicolau (PAP), ecografías, ni otros exámenes. Tampoco el
consentimiento de la pareja, ni haber tenido hijos. Es efectivo de cinco a diez años, según el modelo; y puede
retirarse cuando la mujer quiera. Es importante que recordar la fecha en que lo colocaron y cuándo debe retirarse.
No protege del VIH/SIDA ni del resto de las infecciones de transmisión sexual.

Preservativo
Es una funda finita, elástica y lubricada que se coloca cubriendo el pene cuando está erecto, y se
desenrolla hasta abajo de todo. Hay que acordarse de apretar la punta del preservativo antes de desenrollarlo para
que no quede aire. Se usa desde el comienzo de la relación sexual, porque a veces antes de la eyaculación pueden
salir gotitas de semen. Cuando se deja de usar hay que retirarlo del pene antes de perder la erección. Se usa uno
nuevo para cada práctica: vaginal, anal y oral. No es conveniente usar lubricantes aceitosos como la vaselina,
aceite de bebé o de cocina porque dañan el preservativo. Se puede usar algún lubricante a base de agua. Es el
único método que a la vez evita el embarazo y protege del VIH/SIDA y de otras infecciones de transmisión
sexual.

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Ligadura de trompas
Es un método anticonceptivo permanente. Es una cirugía segura y sencilla en la que se ligan o cortan las
Trompas de Falopio para impedir el embarazo. Se hace con anestesia total o peridural. Es para las mujeres que
deciden no tener hijos, o que ya tuvieron y no desean tener más. No cambia las relaciones sexuales ni su goce. No
interfiere en la producción de hormonas. Se sigue menstruando y ovulando. No hace falta autorización ni
entrevistas con la pareja. No es requisito haber tenido hijos/as. No protege del VIH/SIDA ni del resto de las
infecciones de transmisión sexual.

Vasectomía
Es un método anticonceptivo permanente. Es una cirugía segura y simple para los varones, en donde se
ligan o cortan los conductos que transportan los espermatozoides. Se hace en media hora, con anestesia local y sin
internación. No cambia las relaciones sexuales ni el placer. No afecta el pene en su consistencia ni
funcionamiento. Se sigue eyaculando semen, con igual aspecto y cantidad que antes. Es necesario usar
preservativo u otro método en las primeras 20 eyaculaciones o durante los 3 meses siguientes. No hace falta
autorización ni entrevistas con la pareja. No es requisito haber tenido hijos/as. No protege del VIH/SIDA ni del
resto de las infecciones de transmisión sexual.

Ligadura y vasectomía se realizan gratis en hospitales públicos, obras sociales y prepagas.


Lo garantiza la ley nacional 26.130.

Anticoncepción Hormonal de Emergencia (AHE)


La anticoncepción hormonal de emergencia (AHE), también conocida como “pastilla del día después”, es
un anticonceptivo que te permite prevenir un embarazo no planeado cuando mantuviste relaciones sexuales de
riesgo (porque no usaste o falló el método).
Si bien disminuye las posibilidades de embarazo hasta los primeros 5 días después de haber tenido una
relación sexual sin protección, cuanto antes la tomes, es más efectiva. Es la última alternativa anticonceptiva para
evitar un embarazo. Por eso se llama de emergencia. Actúa antes de que se hayan juntado el óvulo y el
espermatozoide: impiden el embarazo, no lo interrumpen, por lo tanto, es decir que no provoca un aborto. Si la
mujer ya está embarazada, la píldora no tiene ningún efecto, ni afecta al embrión en formación.
La AHE no protege de las
infecciones de transmisión sexual ni del VIH/SIDA.
GRATIS: Previa consulta profesional, la AHE se distribuye gratuitamente en guardias de Hospitales
Públicos y Centros de Salud de todo el país. También está incluida en las prestaciones gratuitas de obras sociales
y prepagas como parte del Plan Médico Obligatorio (PMO). Esto lo garantiza la ley nacional 25.673.
No tiene contraindicaciones y la persona que la requiera tiene derecho a recibirla todas las veces que la
solicite.

Tener información es tu derecho. No te quedes con dudas.


Podés consultar al 0800-222-3444.
En todo el país. La llamada es gratuita. Tu pregunta es confidencial.

Fuente de la información: página del Ministerio de Salud de la Nación, www.msal.gov.ar

14
Preguntas orientadoras de la lectura.

1. ¿Qué es la ovulación?
2. ¿Cuáles son los métodos cuya función anticonceptiva se basa en evitar la ovulación, y cuáles son las diferencias
entre cada uno de ellos?
3. ¿Cuáles son los métodos que se requiere de un profesional de la salud para su correcta utilización? ¿En qué
consiste la tarea del profesional en cada uno de éstos casos?
4. ¿Cuál es la diferencia fundamental del preservativo respecto de los otros métodos que lo hace único en su
clase?
5. Si una amig@ de ustedes les pidiera que le contarán sobre las ventajas y las desventajas de cada uno de los
métodos anticonceptivos ¿Qué le responderían sobre cada uno de ellos?
6. Por último, si tuvieran que recomendarle a esa amig@ un método anticonceptivo en particular ¿Cuál le
reconmedarían, y por qué?

15
Representaciones sociales

El concepto de representación social designa una forma de conocimiento


específico, el saber de sentido común, cuyos contenidos manifiestan la operación de
procesos generativos y funcionales socialmente caracterizados. En sentido más amplio,
designa una forma de pensamiento social. Las representaciones sociales constituyen
modalidades de pensamiento práctico orientados hacia la comunicación, la comprensión
y el dominio del entorno social, material e ideal. En tanto que tales [sic], presentan
características específicas a nivel de organización de los contenidos, las operaciones
mentales y la lógica. (1986, Denise Jodelet)

Moscovici1 afirma:
“La representación social es un corpus organizado de conocimientos y una de las
actividades psíquicas gracias a las cuales los hombres vuelven la realidad física y social
inteligible”.2

1
Serge Moscovici fue un psicólogo social rumano, nacido en Brăila. Fue Director del Laboratorio Europeo de Psicología
Social, que co-fundó el año 1975 en la Maison des sciences de l’homme en París, Francia.
2
Moscovici Serge (1961) El psicoanálisis, su imagen y su público. Buenos Aires: Huemul.

16
Representaciones sociales en relación con el sida3
Para el abordaje de las diversas problemáticas en la comunidad, como las adicciones, el VIH/sida,
embarazo precoz, trabajo infantil, distintas manifestaciones de violencia, etc., se deben contemplar las
representaciones sociales que la población tiene sobre ellas. Se considera que "el concepto de representación
social designa una forma de conocimiento específico, el saber de sentido común, cuyos contenidos manifiestan la
operación de procesos generativos y funcionales socialmente caracterizados. En sentido más amplio designa una
forma de pensamiento social [...] constituyen modalidades de pensamiento práctico orientados hacia la
comunicación, la comprensión y el dominio del entorno social, material e ideal." (Jodelet, D. "La representación
social: fenómenos concepto y teoría", en Moscovici S., Psicología social, Buenos Aires, Paidós, 1988, pág. 474).
Las representaciones, en tanto son conservadas y no sustituidas, constituyen una creencia, o forman parte
de la misma, lo cual será "[...] la base del significado que adquiere cada nuevo estímulo relacionado con esa cosa,
evento, acción o proceso. [...] El papel de las creencias previas en la construcción de las nuevas representaciones
es fundamental." (Raiter, A. y otros, Representaciones sociales, Buenos, Aires, Eudeba, 2002, pág. 11-12).
Se ha dicho repetidamente que el sida condensa una serie de significados porque en él se intersectan una
serie de aspectos de la cultura occidental contemporánea. Las respuestas sociales frente a la enfermedad, a partir
de su eclosión en 1981, revelan las dimensiones de los conflictos que el sida contribuyó a exponer. Como lo
señala Weeks, estas respuestas pueden ser divididas en fases: en la primera de ellas (1981-82), llamada por
Weeks la alborada de la crisis, se pensó al sida como un problema de las minorías primero sexuales y luego de
otro tipo. Su identificación con la cultura gay, si bien avalada por el reconocimiento de los primeros casos que
provenían de sus filas, posibilitó que en la población general comenzara a construirse la enfermedad sobre la base
de la atribución de la enfermedad a "otros", ratificada luego por la identificación de las cuatro H como grupos de
riesgo: homosexuales, heroinómanos, hemofílicos y haitianos. (Weeks, J. "AIDS: The intelectual agenda", en
P.Aggleton, G.Hart y P. Davies (eds.) Aids: Social representations, social practices. Londres, The Falmer Press,
1989.)
La segunda fase, según el mismo Weeks, se extiende de 1982 a 1985 y se caracteriza por el pánico moral,
que surge en sociedades complejas cuando la dificultad para resolver ansiedades sociales se focaliza sobre agentes
que pueden ser fácilmente identificables. En este caso, ciertos aspectos de estilos de vida condenados por las
mayorías, como la promiscuidad, el consumo de drogas o la "excesiva permisividad" fueron elevados a la
categoría de causas de la enfermedad, lo que implicó que las personas enfermas de sida fueran culpadas por ello.
Weeks plantea que a pesar de que en los últimos treinta años se han producido cambios fundamentales en las
actitudes hacia la sexualidad en general y hacia la homosexualidad en particular, como una mayor liberalización y
cambios en las pautas relacionales, estos cambios han dejado profundos residuos de ansiedad y miedo, de los que
el sida como fenómeno social se ha alimentado.
Desde el punto de vista simbólico, el sida simbólico se construyó con elementos importantes de
homofobia y racismo, en un momento político en el que el mundo occidental impone un modelo de desarrollo
que, entre otras cuestiones, genera la necesidad de recortar el gasto público, y dentro de él, el gasto en salud.
Se gestó así ya en ese momento la decisiva importancia que tienen las organizaciones no gubernamentales
(ONG), y dentro de ellas las organizaciones de autoayuda, en la atención y contención de las personas que viven
con el VIH.
Estos grupos fueron los primeros que, al identificarse el VIH, plantearon la necesidad de hablar
de conductas de riesgo, y de desarrollar modelos de educación para la prevención. Weeks denomina el tercer
período de la historia del sida, de 1985 a 1988: manejo de la crisis. Esta fase se caracteriza por la idea de la
generalización del riesgo, con la creación de la categoría "víctimas inocentes", en referencia a las personas
alcanzadas por la infección sin incurrir en las así llamadas conductas de riesgo (niños nacidos de madres VIH
positivas; transfundidos; hemofílicos). Las respuestas de los gobiernos de los países centrales incluyen en este
período el control de los bancos de sangre y el reconocimiento de los avances que particularmente habían
obtenido las organizaciones de gays en cuanto a las intervenciones preventivas. La denominación que Weeks da a

3
Texto recuperado de https://www.educ.ar/recursos/91219/representaciones-sociales-en-relacion-con-el-sida

17
esta fase implica que se enfocan más los síntomas que las causas. Se intenta detener la progresión del virus sin
encarar una política sanitaria más amplia.
Podemos plantear que a partir de 1988 (fecha a la que llega el esquema de Weeks), se ha entrado en una
nueva fase, que profundiza las características de la anterior, en cuanto a tener como objetivo el frenar la expansión
de la epidemia, pero ahora con un nuevo frente: la conducta heterosexual. Podríamos denominar a esta fase
como difusión de los límites de la epidemia. Se hace hincapié en ella en dos grupos demográficos vulnerables a
partir de las cifras de la epidemiología: los jóvenes y las mujeres. Los primeros, dado que alrededor de la mitad de
los enfermos en todo el mundo tienen menos de 30 años, por lo que, considerando el período de latencia a partir
de la infección por el VIH (en promedio 8 años) estas personas adquirieron el virus en años tempranos de su
juventud, y las mujeres, dada su cada vez mayor prevalencia como enfermas. Pero la dificultad para
"asir" la enfermedad está dada porque a pesar de esta tendencia en cuanto al avance de la vía de infección
heterosexual, subsisten también altas tasas de personas que siguen contrayendo el virus a través de la práctica de
compartir jeringas al consumir drogas por vía endovenosa y a través de prácticas sexuales entre hombres.
"Todos podemos contraer la infección", fórmula del nuevo discurso preventivo, convive, pues, con la
idea: "pero hay grupos que incurren en prácticas más riesgosas". A esto contribuye la conocida rémora de las
creencias, especialmente cuando ellas están entrelazadas con contenidos moralizantes, por lo que ciertos aspectos
de las primeras fases de la epidemia siguen vigentes y se superponen a los nuevos mensajes informativos.
"Lo que caracteriza al sida no es sólo su virulencia, sino el peso de los significados simbólicos que
comporta" (Weeks, 1988, pág. 18), y, podríamos decir desde nuestra perspectiva, que arrastra a partir de los
inicios de su presentación en sociedad. Los medios masivos, por supuesto, no son ajenos a este proceso.
El sida es, más que ninguna otra enfermedad, un padecer de individuos que han contraído el VIH, pero es
además el paradigma de "enfermedad construida socialmente", a partir de su emergencia en un momento en que lo
que nos pasa y lo que sabemos es, en mayor medida que en otras épocas, producto del discurso de los medios
masivos.
Las etapas descriptas por Weeks pueden vincularse con las descriptas en relación con el tipo de mensajes
preventivos que circularon desde la aparición de la enfermedad.

18
Representaciones Sociales y Género

Partimos de la idea de que el género es una representación social. Una representación social es dinámica,
por su propia esencia; debido a que se construye en la cultura es susceptible de deconstruirse y reconstruirse de
acuerdo con las necesidades y exigencias de contexto y del propio sujeto; es una herramienta del pensamiento que
puede ser reflexivo, interpretativo y generativo de cambios. Tiene una función de proceso mental sociocognitivo
mediante el cual los colectivos se explican su realidad, la cubren de elementos afectivos y le dan un significado
coherente en su estructura de pensamiento.
En este sentido, el sistema de género, dado que normativiza la diferencia de roles entre los sexos, no
puede existir separado de las prácticas sociales que ambos sexos reproducen, esto genera cierta complejidad para
desarticular el sistema representacional de género, es más fácil modificar una actitud que está situada en la
conciencia que una representación social en la que intervienen diversos elementos, como la atribución del
significado con su carga ideológica y afectiva, así como los procesos subjetivos que acabamos de describir.
A las representaciones sociales No las consideramos como opiniones sobre, ni imágenes de, pero sí como
“teorías”, como “ciencias colectivas” destinadas a la interpretación y a la construcción de la realidad.
Un ejemplo de la dificultad para desarticular una representación social: la creencia de que la Tierra era
centro del universo, corresponde a una construcción simbólica que permaneció estable durante miles de años antes
de las reflexiones de Copérnico. Actualmente, aunque sea del conocimiento general que la Tierra gira en torno al
Sol y que dicho movimiento produce días y noches, continúa vigente en la práctica del discurso intersubjetivo
atribuir el movimiento al Sol, que nace al este y se acuesta al oeste. En este caso, el pensamiento simbólico no
recubre la totalidad de la experiencia subjetiva de una puesta del Sol, si el imaginario no (re)conoce la experiencia
de ese dato objetivo
En la medida en que la sociedad está dividida en diferencias esenciales entre hombres y mujeres, y la
colocación en una categoría sexual es relevante y además impuesta, el hacer género es inevitable
En resumen, al ser producción simbólica destinada a comprender y señalar al mundo, la representación
social proviene de un sujeto activo y creativo, tiene un carácter cognitivo y autónomo y configura la construcción
social de la realidad. La acción y la comunicación son su cuna y piso: de ellas proviene y a ellas vuelve.

19
Género, identidad de género, estereotipos de género.
(Extractos del libro Feminismo para principiantes, de Nuria Varela)

El concepto de género surge a partir de la idea de que lo «femenino» y lo «masculino» no son hechos
naturales o biológicos, sino construcciones culturales. Por género se entiende todas las normas, obligaciones,
comportamientos, pensamientos, capacidades y hasta carácter que se exigen que tengan las mujeres por ser
biológicamente mujeres, y todas las normas, obligaciones, comportamientos, pensamientos, capacidades, carácter
que se exigen que tengan los hombres por ser biológicamente hombres. Género no es sinónimo de sexo.
Kate Millett4 explicaba: en virtud de las condiciones sociales a que nos hallamos sometidos, lo masculino
y lo femenino constituyen, a ciencia cierta, dos culturas y dos tipos de vivencias radicalmente distintos. El
desarrollo de la identidad de género5 depende, en el transcurso de la infancia, de la suma de todo aquello que los
padres, los compañeros y la cultura en general consideran propio de cada género en lo concerniente al
temperamento, al carácter, a los intereses, a la posición, a los méritos, a los gestos y a las expresiones. Cada
momento de la vida del niño implica una serie de pautas acerca de cómo tiene que pensar o comportarse para
satisfacer las exigencias inherentes al género. Durante la adolescencia, se recrudecen los requerimientos de
conformismo, desencadenando una crisis que suele templarse y aplacarse en la edad adulta
Los géneros están jerarquizados. El masculino es el dominante y el femenino el subordinado. Es el masculino el
que debe diferenciarse del femenino para que se mantenga la relación de poder. Por eso a los muchachos,
históricamente, se les ha pedido pruebas de virilidad. Y los peores insultos que pueden recibir los varones son
todos los que sugieren en ellos «feminidad»: nena, gallina, nenaza, bailarina...
Los roles y estereotipos nacidos de la construcción de los géneros hacen de hombres y mujeres seres
atrofiados puesto que ni unos ni otras pueden desarrollar sus capacidades, siendo limitados a lo que se espera de
ellos y no a lo que son.
La palabra «estereotipo», etimológicamente viene del latín estéreo, que significa molde. En el
vocabulario de imprenta, de donde fue tomada, el estereotipo es una plancha de acero o plomo que imprime
caracteres repetidamente sin ninguna modificación. En el contexto de las ciencias sociales —explica Luisa
Antolín—, los estereotipos pueden definirse como imágenes o ideas simplificadas y deformadas de la realidad,
aceptadas comunmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable. Los estereotipos se hacen verdades
indiscutibles a fuerza de repetirse.

4
Kate Millett fue una escritora feminista estadounidense, cineasta, escultora, filósofa, activista y profesora. Está considerada
una autora clave del feminismo contemporáneo
5
Se entiende por identidad de género: c onciencia interna que cada persona tiene de quién es. Incluye las creencias que se
aprenden delo que es ser mujer y ser hombre, los valores atribuidos a cada género y la valoración que cada
persona hace de su propio género, así como su disgusto o conformidad con él.

20
Los estereotipos de género tienen como consecuencia la desigualdad entre los sexos y se convierten en
agentes de discriminación, impidiendo el pleno desarrollo de las potencialidades y las oportunidades de ser de
cada persona. Privan a las mujeres y niñas de su autonomía, limitando sus derechos a la igualdad de
oportunidades y a los hombres y niños les niegan el derecho a la expresión de su afectividad

¿Cómo funcionan los estereotipos de género?

21
(La mitad invisible, Luisa Antolin Villota, 2003)

22
La masculinidad tradicional y el androcentrismo:
La masculinidad tradicional está compuesta por una constelación de valores, creencias, actitudes y
conductas que persiguen el poder y autoridad sobre las personas que considera más débiles. Para conseguir esa
dominación, las principales herramientas son la opresión, la coacción y la violencia. Desde este punto de vista, la
masculinidad androcéntrica6 es una forma de relacionarse y supone un manejo del poder que mantiene las
desigualdades existentes entre hombres y mujeres en el ámbito personal, económico, político y social. Esta
concepción masculina del mundo está sustentada en mitos patriarcales basados en la supremacía masculina y la
disponibilidad femenina, en la autosuficiencia del varón, en la diferenciación de las mujeres y en el respeto a la
jerarquía. Estos mitos funcionan como ideales y se transforman en mandatos sociales acerca de «cómo ser un
verdadero hombre».
Las principales víctimas de esta construcción masculina del mundo son las mujeres. Pero los varones,
además de verdugos también son víctimas de sí mismos. Según Pierre Bourdieu7 «los hombres también están
prisioneros y son víctimas de la representación dominante. Al igual que las tendencias de sumisión que esta
sociedad androcéntrica transmite a las mujeres, aquéllas encaminadas a ejercer y mantener la dominación por
parte de los hombres no están inscritas en la naturaleza y tienen que ser construidas por este proceso de
socialización denominado masculinidad hegemónica».8
Esta socialización supone un «deber ser». Es decir, demostrar constantemente que se es el más viril,
aparentar que no se es débil, no fallar «en las cosas importantes de la vida», exhibir indiferencia ante el dolor y el
riesgo, actuar bajo la meta de la competencia. Estas actitudes suponen costes elevados, por ejemplo, la dificultad
para expresar sentimientos, sufrir depresión o sentir rabia cuando no se consigue esa imagen idealizada de uno
mismo, alcoholismo, drogodependencias o suicidios. También tienen como consecuencia una serie de problemas
derivados del estilo de vida que hay que llevar para ser «como debe ser un hombre»: enfermedades oncológicas y
de transmisión sexual, infartos, accidentes de tráfico y muertes por violencia.
La versión dominante de la identidad masculina no constituye una esencia, sino una ideología de poder
que tiende a justificar la dominación masculina sobre las mujeres. Además, la identidad masculina, en todas sus
versiones, se aprende y, por tanto, también se puede cambiar la masculinidad como concepto ha permanecido
oculta porque ha creado la ilusión de que el hombre habla y actúa en nombre de la humanidad. Ésta es la razón
por la que históricamente, parecía que lo raro, lo analizable, lo que había que definir y estudiar era lo «femenino»
puesto que lo «masculino» se consideraba lo normal, la norma, lo no cuestionable.

6
El androcentrismo es la visión del mundo que sitúa al hombre como centro de todas las cosas. Esta concepción de la
realidad parte de la idea de que la mirada masculina es la única posible y universal, por lo que se generaliza para toda la
humanidad, sean hombres o mujeres
7
Pierre Félix Bourdieu fue uno de los más destacados representantes de la sociología contemporánea
8
BOURDIEU, Pierre (2000) La dominación masculina, Anagrama, Barcelona, págs. 67-68.

23
La princesa de la bolsa de papel

Ésta es la historia de la princesa Elizabeth y el príncipe Ronald. Un día, cuando los jóvenes enamorados
planeaban con detalle su matrimonio, irrumpió en escena un gran dragón que prendió fuego al castillo de
Elizabeth y a sus vestidos. Tras el destrozo, el gran dragón huyó volando llevándose consigo al príncipe Ronald,
transportado por los fondillos de sus pantalones. La princesa Elizabeth se puso furiosa. Encontró una bolsa de
papel, se vistió con ella y persiguió al dragón. La princesa engañó al monstruo haciéndole exhibir todos sus
poderes mágicos hasta que, exhausto, el dragón se durmió. La princesa, rápidamente, se introdujo en la cueva del
dragón para salvar a Ronald. Y encontrarse con la sorpresa de que su príncipe no quería ser salvado por una
princesa cubierta de hollín y sin nada más que ponerse que una bolsa de papel. Elizabeth, estupefacta ante el
repentino giro de los acontecimientos, se dirige a su amado con las siguientes palabras: “Ronald, tu traje es
realmente bonito y tu pelo está muy bien peinado. Pareces un verdadero príncipe, pero eres un idiota”. La
historia termina mostrando a la princesa alejándose, sola, bajo la puesta de sol y con las siguientes
palabras: “Después de todo, no se casaron”.

(Cuento de Bronwyn Davies publicado en Sapos y culebras y cuentos feministas. Los niños de preescolar y el
género, Madrid, Cátedra, col. Feminismos, 1994, pág. 9

24
Violencia de género
(Extractos del libro Feminismo para principiantes, de Nuria Varela)

El término violencia de género quedó definido por Naciones Unidas en el marco de su Convención
para la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres y su significado ha sido ratificado
por la conferencia de derechos humanos que se celebró en Viena en el año 1993.
Es la violencia que sufren las mujeres, que tiene sus raíces en la discriminación histórica y la ausencia de
derechos que éstas han sufrido y continúan sufriendo en muchas partes del mundo y que se sustenta sobre una
construcción cultural (el género). Ser mujer es factor de riesgo.
Utilizar violencia doméstica para referirse a la violencia contra las mujeres es un error puesto que no
son sinónimos. Además, habitualmente es un error interesado y consciente. La violencia doméstica invisibiliza
que las mujeres son quienes sufren la violencia, sitúa al agresor y a la víctima en el mismo nivel, por lo que
niega la existencia del patriarcado y, además, induce a confusión respecto a las cifras.
La Declaración no sólo reconoce la violencia física, sexual y psicológica, sino también la amenaza de
dicha violencia y la aborda tanto dentro del contexto familiar como dentro de la comunidad. También hizo
hincapié en la violencia perpetrada o tolerada por el estado. El tercer aspecto fundamental fue resaltar que la
violencia contra las mujeres está basada en el género. La Declaración refleja que la violencia de género no es
fortuita o casual, que el factor de riesgo es ser mujer.
La Declaración exige a los estados que regulen la violencia de género tanto en el ámbito privado como
público y dicta una recomendación general:
Las actitudes tradicionales según las cuales se considera a la mujer como subordinada o se le
atribuyen funciones estereotipadas perpetúan la difusión de prácticas que entrañan violencia o coacción, tales
como la violencia y los malos tratos en la familia, los matrimonios forzosos, el asesinato por presentar dotes
insuficientes, los ataques con ácido y la circuncisión femenina. Esos prejuicios y prácticas pueden llegar a
justificar la violencia contra la mujer como una forma de protección o dominación de la mujer. El efecto de
dicha violencia sobre la integridad física y mental de la mujer es privarla del goce efectivo, el ejercicio y aun
el conocimiento de sus derechos humanos y libertades fundamentales.

25
Buenos Aires, 07 de diciembre de 2016.- La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sanciona
con fuerza de Ley

CAPITULO I - DISPOSICIONES GENERALES

Artículo 1º.- La presente Ley tiene por objeto prevenir y sancionar el acoso sexual en espacios públicos o de
acceso público, verbal o físico, que hostiguen, maltraten o intimiden y que afecten en general la dignidad, la
libertad, el libre tránsito y el derecho a la integridad física o moral de personas, basados en su condición de
género, identidad y/o orientación sexual.

Artículo 2°.- Se entiende por Acoso Sexual en espacios públicos o de acceso público a las conductas físicas o
verbales de naturaleza o connotación sexual, basadas en el género, identidad y/u orientación sexual, realizadas
por una o más personas en contra de otra u otras, quienes no desean o rechazan estas conductas en tanto
afectan su dignidad, sus derechos fundamentales como la libertad, integridad y libre tránsito, creando en ellas
intimidación, hostilidad, degradación, humillación o un ambiente ofensivo en los espacios públicos y en los
espacios privados de acceso público.

Artículo 3°.- El acoso sexual en espacios públicos o de acceso público puede manifestarse en las siguientes
conductas:

a. Comentarios sexuales, directos o indirectos al cuerpo.


b. Fotografías y grabaciones no consentidas.
c. Contacto físico indebido u no consentido
d. Persecución o arrinconamiento.
e. Masturbación o exhibicionismo, gestos obscenos u otras expresiones.

Artículo 4°.- El Poder Ejecutivo implementará campañas de concientización sobre el acoso sexual en
espacios públicos o de acceso público y sobre el contenido de la presente Ley.

CAPITULO II - DISPOSICIONES MODIFICATORIAS AL CÓDIGO CONTRAVENCIONAL CABA

Artículo 5°.- Incorpórase al Código Contravencional de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, aprobado por
la Ley 1472 (BOCBA N° 2055 del 28/10/2004), dentro del capítulo IV, el Artículo 65 Bis, el que quedara
redactado de la siguiente manera:

“Artículo 65 Bis - Acoso sexual en espacios públicos o de acceso público. Quien acosare sexualmente a otro,
en lugares públicos o privados de acceso público, siempre que el hecho no constituya delito, es sancionado
con dos (2) a diez (10) días de trabajo de utilidad pública, multa de doscientos ($ 200) a un mil ($ 1.000)
pesos.”

Artículo 6°.- Incorpórase como inciso 5) del artículo 53 del Código Contravencional de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, aprobado por la Ley 1472 (BOCBA N° 2055 del 28/10/2004), el siguiente texto:

“5. 5. Cuando la conducta está basada en la desigualdad de género y es realizada de forma unilateral en
lugares públicos o privados de acceso público.”

Artículo 7º.- Comuníquese, etc.

LEY N° 5.742

Sanción: 07/12/2016

26
Cansada del acoso callejero, una joven de Caballito

se defendió con gas pimienta y subió la denuncia a Youtube

Además, Aixa Rizzo realizó una denuncia formal en la fiscalía, por las intimidaciones que recibía de los
hombres que trabajan en una obra en la cuadra de su casa. 8 de abril de 2015.

Una joven del barrio de Caballito que se cansó del acoso callejero, decidió defenderse usando
un gas pimienta, realizó una denuncia formal en una fiscalía, y además subió un video en Youtube,
que ya se viralizó y tiene más de 88.000 visitas.
La chica se llama Aixa Rizzo y sufre acoso callejero a diario desde hace un mes, por una obra
de luz que se está realizando en la cuadra donde vive.
"Desde que empezó la obra, como tiene la costumbre la gente que trabaja en la calle, me
gritan todo tipo de groserías, y eso me pone bastante incómoda. En una oportunidad les pedí que lo
dejen de hacer y funcionó, por solo un día", explicó en el video que se viralizó a través de la redes
sociales. A continuación, relató un episodio que le sucedió hace unos días, en el que se tuvo que
defender utilizando un gas pimienta: "Hoy no se qué pasó, tengo miedo de pensar que es porque
sabían que no había nadie más en mi casa, ya que como están hace bastante tiempo saben a la hora
que voy, a la hora que vengo y con quienes vivo. Entre mi casa y la vereda hay una reja, entonces
salí y me quedé en el hall y cuando estaba por abrir la reja apareció uno de estos hombres que trabaja
en la obra y empezó a decirme todo tipo de guarangadas". "Espere que se fuera, y él se fue
para la derecha y yo por suerte me tenía que ir para el otro lado. Cuando abro la reja para salir este
señor empieza a caminar por atrás mío y le grita a un compañero que estaba en la otra esquina, a la
cual yo tenía que llegar: "hay que llevar este caño para allá". A lo que el otro le contesta "¿y a esta
adonde la llevamos?", agregó la mujer.
Acontinuación, agregó: "Veo que el señor que dice 'adonde la llevamos' empieza a caminar
hacia mí con otras tres personas atrás, mientras que el que caminaba atrás mío ya casi me alcanzaba.
Me quedé parada, y cuando estaban cerca mío les tiré gas pimienta, que yo ya tenía preparado,
porque sabía que algo iba a pasar".
El episodio terminó con los hombres insultándola y ella realizando una denuncia en la fiscalía
de turno: "Empezaron a insultarme diciéndome que no era para tanto y que era una loca de mierda. y
me fui y tomé el primer taxi que vi. Quise hacer la denuncia y por supuesto al principio no me la
quisieron tomar, después por suerte la fiscalía me la tomo. Al principio hablé con un hombre que me
decía "bueno por un piropo no podés hacer una denuncia", hasta que me preguntó que te dijeron.
Cuando le conté lo que me venían diciendo, cosas como por ejemplo "te vamos a romper el orto", se
sintió un poco más sensibilizado y me tomó la denuncia".
Luego de eso, Aixa recibió una custodia de parte de la Policía Metropolitana, pero el acoso
continúa: "Pusieron una custodia de la Policía Metropolitana, pero lamentablemente su superior le
dijo a mi mamá que la próxima no me defendiera porque si me defendía me podían acusar de
lesiones. Ahora hay una custodia en la puerta de mi casa y los señores están cantando "si
organizamos cojemos todos".
"No quiero dar mi opinión al respecto por este medio, lo dejo a su criterio. Pero, que la
cultura de la violación existe y que hay una impunidad total está más que claro", finalizó la mujer.

27
“Afirmar que la sexualidad tiene como único fin la procreación es, por
empezar, una completa obliteración del placer. […] Una sexualidad
aplicada a la reproducción reduce las relaciones sexuales a la penetración
del pene del varón en la vagina de la mujer. Cualquier otra práctica será
viciosa y pecadora. […] De este modo, características fuertemente humanas
de la sexualidad como la comunicación y el placer, comunes a prácticas
diversas, son renegadas reduciendo la sexualidad a la reproducción
biológica. Incongruentemente, el resto de las prácticas recibe anatemas
morales, e incluso intentos de criminalización, logrando que por los
dispositivos patriarcales del derecho, en sociedades muy conservadoras,
sean perseguidos con la fuerza pública” (Maffia, 2003, p.6)

“El hombre del que se nos habla y que se nos invita a liberar es ya en sí
mismo el efecto de un sometimiento mucho más profundo que él. Un
“alma” lo habita y lo conduce a la existencia, que es una pieza en el
dominio que el poder ejerce sobre el cuerpo. El alma, efecto e instrumento
de una anatomía política; el alma, prisión del cuerpo” (Foucault, 2008,
p.39).

28
Consumo de sustancias

Definición del concepto de drogas:


Los productos unificados bajo el concepto de drogas, y que definiremos como sustancias
químicas, serán aquellos que se incorporan al organismo humano, con capacidad para modificar
varias funciones de éste, pero cuyos efectos, consecuencias y funciones están condicionados, sobre
todo, por las definiciones sociales, económicas y culturales que generan los conjuntos sociales que
las utilizan (Romaní, 1999)

Drogadependecia:
Se entiende la drogadependencia como aquel fenómeno complejo caracterizado por el
consumo más o menos compulsivo de una o más drogas por parte de un individuo y la organización
del conjunto de su vida cotidiana en torno de este hecho. La/s sustancia/s eje de la drogadependencia
puede/n ser tanto drogas no institucionalizadas o de uso ilegal (cocaína, marihuana, crack, éxtasis,
pasta base) como institucionalizadas o de uso legal (alcohol, tabaco, psicofármacos).

Consumo problemático de drogas:


No hay que olvidar que un consumo experimental u ocasional también puede ser
problemático si se consume en forma excesiva, aunque sea una única vez. Lo que es especialmente
problemático del consumo es el hecho de haber perdido el control de sí mismo o el haber incurrido
en prácticas de riesgo para sí mismo o para los demás bajo los efectos de una sustancia (por ejemplo
conducir un vehículo después de haber tomado alcohol o haber consumido otra droga).
Un uso de drogas puede ser problemático para una persona cuando el mismo afecta
negativamente -en forma ocasional o crónica- a una o más áreas de la persona, a saber:
1. su salud física o mental;
2. sus relaciones sociales primarias (familia, pareja, amigos);
3. sus relaciones sociales secundarias (trabajo, estudio);
4. sus relaciones con la ley.

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Uso, abuso y adicción

Uso:
Se define el uso de drogas como la utilización de sustancias con el propósito de aliviar una
dolencia (por ejemplo usar medicamentos debidamente recetados por un facultativo) o de
experimentar sensaciones placenteras (por ejemplo fumar o tomar alcohol de forma moderada en las
comidas o fuera de ellas). Como se ve, el uso de drogas es medido y planificado y está en relación
con normas consensuadas por la mayoría de las personas que integran una cultura determinada, que
consumen en contextos específicos (por ejemplo acompañando la ingesta de comidas en el caso del
alcohol, siguiendo prescripciones médicas en el caso de los medicamentos, etc.). Puede existir
también un uso esporádico de drogas no aceptadas socialmente como la marihuana.

Abuso:
El abuso de drogas, en cambio, se refiere a su consumo con cierta periodización y en dosis
importantes; por lo general este tipo de consumo es aceptado por grupos minoritarios en una
sociedad. Entran en esta categoría por ejemplo los bebedores excesivos de alcohol que consumen en
reuniones o durante los fines de semana.

Adicción:
Las adicciones se dan cuando las personas sienten que no pueden prescindir de una sustancia
o de una actividad, que se consume o se realiza de forma continuada en el tiempo.
Hablamos de adicciones a actividades y no sólo a sustancias porque el mismo patrón de
conducta que se establece en relación con las drogas puede establecerse en relación con actividades
como por ejemplo mirar televisión, interactuar con la computadora o jugar compulsivamente. Se
habla entonces de dependencia física y/o psicológica en el caso del consumo de sustancias y
psicológica en el caso de actividades y de síndrome de abstinencia cuando se prescinde del
consumo.

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Triada de Elementos que intervienen en el Consumo de Drogas

Los estudios sobre los distintos usos de drogas coinciden en considerar una interacción
constante entre tres elementos que forman parte del fenómeno y que son necesarios a la hora de
realizar cualquier análisis: sustancias, individuos y contexto.

La Sustancia:
Respecto a la misma, se considera el tipo de sustancia, la cantidad y frecuencia en la que se consume,
las vías de administración utilizadas, la presencia de consumos asociados (ingesta de varias drogas conocido
como policonsumo), el acceso a la sustancia y la disponibilidad de la misma, entre otros.
La Persona:
Se consideran dos dimensiones básicas: una psicológica y otra física, así como también, las maneras
en que ambas interactúan con las distintas sustancias. Desde la dimensión psicológica se releva la motivación,
características de personalidad, factores de vulnerabilidad o de riesgo que puedan hacer más propensas o
proclives a un individuo a generar alguna dependencia o trastorno de la conducta. Desde la dimensión física,
se importan elementos como predisposición genética, contextura y edad.
El Contexto:
Relativo a las características socioculturales del ambiente de pertenencia del sujeto que influyen en la
forma en que se desarrolla el consumo y/o la dependencia a sustancias. Abarca el medio cercano y el
macrosocial, además del geográfico y del cultural.

Actividad:
Seleccione dos de los siguientes ejemplos de consumos de drogas, e identifique para cada uno
qué particularidades tienen y qué vínculos existen entre los tres elementos que constituyen el
fenómeno –sustancias, individuos y contexto–:

1) Existen en el norte de nuestra zona costera unos grupos indígenas, herederos de la civilización
Tairona, que utilizan drogas naturales. Uno de los momentos más importantes de su vida es el día que
reciben el Poporo. Allí, cuando un joven tiene sus primeras poluciones nocturnas, se hace un ritual de
paso, mediante una ceremonia en la que se le entrega un calabazo y una rama de árbol de zoco,
símbolo de la unión y la armonía entre el hombre y la mujer. Durante la noche el joven recoge y
pulveriza conchas de caracol, sustancia calina que guarda en el calabazo y extrae con el palo, para
mezclar con hojas de coca. Este ritual de paso, de niño a adulto, tiene un doble significado de cambio:
el acceso a las drogas y el acceso a la sexualidad.

2) Observemos un circuito de empleo de paco - pasta básica de cocaína -. En una “olla” o sitio donde la
gente consume, las personas llaman al paco “un susto”; “vamos a meternos un susto”, dicen aludiendo

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a esta práctica social. Y cuando se encuentran en la calle y están caminando hacia el sitio, la expresión
frecuente es “vamos a paniquiarnos”, es decir, aluden a la emoción de experimentar pánico. Una vez
en el acto del consumo, la interacción del habla es breve con relación al tiempo de permanencia en
grupo, y generalmente está referida a la sustancia. Es una experiencia de uso que tiene, para ellos, un
cortísimo período de gratificación, emoción, deseo y exploración del cuerpo, y otro tiempo
únicamente destinado a la necesidad de armar otro “madurito” –cigarrillo mezcla del paco con
marihuana-, para así volver a iniciar el ciclo: sensación de miedo, de placer corto, de larga ansiedad.
En ese contexto los correlatos no son deseables: desesperanza, miedo, marginalidad social y afectiva,
desvinculación de la oferta de servicios y bienes culturales.

3) Detengámonos ahora en otra sustancia, la cocaína. A diferencia del paco, la cocaína circula por los
escenarios de nuestros “yupis”, o puede instalarse en comportamientos valorados en la cultura actual.
La cocaína “juega bien” con el consumismo, con el exitismo y el eficientismo como criterios de
posicionamiento y ascenso social. En la experiencia subjetiva se potencia el individualismo como
condición de éxito y de resolución de problemas; el usuario de cocaína justifica su utilización
aduciendo que bajo sus efectos se siente una persona “más poderosa” y con mayores habilidades para
la interacción social. Resulta, por lo menos, llamativo que se asocie su empleo con percepciones de
mejor habla y pensamiento y con formas de romper la rutina y tener más tiempo (“el tiempo es oro”) y
más tiempos de vigilia. Pocos rasgos de parentesco muestra la cocaína con el paco, a pesar de su
común patrimonio estimulante y común procedencia de la hoja de coca (“hijos de la misma madre”);
ella, la cocaína, prefiere “los altos mundos”, y quien la consume, en lugar de pensar en asustarse o en
paniquiarse, generalmente sólo busca “las cumbres del delirio megalómano y los mundos de las ideas
grandilocuentes”.

4) Pasemos una rápida mirada por algunos circuitos de uso de drogas preferentes entre las mujeres.
Hacia los cuarenta años, paseándose entre los fantasmas y las verdades producto de las crisis por la
juventud que se aleja, por la menopausia que se acerca, por la soltería que parece se instala para
siempre, por las pérdidas amorosas, por los tiempos desgastados del trabajo, puede encontrarse un
“buen remedio” tranquilizante: las pastillas. El recurso se hace disponible luego de charlas con las
amigas -o porqué no, posterior a la visita a su médico-. Pero luego de un comienzo muy juicioso ella
descubre que este paraíso alopático que la ayuda a soportar su crisis está a su disposición, y entonces
decide automedicarse. El contexto de la auto-administración es útil para interrogar tanto sobre las
competencias y conocimientos acerca de las sustancias, como sobre la pretensión de autonomía y
decisión sobre el cuerpo y los consumos. Aquí ya no estamos frente a un uso ritual, ni ante una
mediación indicada por un experto legitimado por la academia médica. Estamos ante el uso indebido
de un medicamento.

5) Aunque la MDMA –o éxtasis- fue patentada en 1914, recién en las décadas de los años 80 y los 90 se
ha publicitado y empleado masivamente. Este mismo producto que hasta 1985 estuvo disponible con
indicaciones médicas para el manejo de “pacientes” psiquiátricos, y que se vendía aún sin fórmula, ha
cambiado de escenario. Hoy el éxtasis se vistió de rumba electrónica y se pasea entre jóvenes y
músicas tecno y trans; pero el cambio de escenario también lo ingresó al mundo de las drogas ilegales,
en la lista número uno de las sustancias más controladas en el mundo. La pregunta que cabe entonces
es, ¿cuáles fueron las condiciones que cambiaron, no solamente para que se transformara en droga
ilegal, sino para que su empleo se masifique con tanta velocidad?. Las respuestas son contradictorias.
Los estudios, etnográficos en su mayoría, ponen de manifiesto una especie de aura de “droga segura,
droga para pasarla bien, y droga de rumba corrida” en la percepción de los jóvenes. Para los expertos
el uso de MDMA se expresa en los grandes centros urbanos constituyéndose en un psicoactivo
peligroso por los efectos biológicos y por la frecuencia con que se mezcla con otras drogas.

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Representaciones sociales sobre el consumo de drogas

Modelo jurídico-policial:
El paradigma punitivo, basado en el Derecho, categorizó el consumo de drogas como un delito,
planteando que los sujetos, al trasgredir la ley con total responsabilidad e intencionalidad, se convierten
en culpables y por ello deben ser castigados. Como “la droga” se concibe bajo el prisma del delito, el
modelo lleva a la criminalización y a la estigmatización de los usuarios, a la vez que produce la
creación de un mercado negro cada vez más poderoso. Este modelo es el eje central del paradigma
prohibicionista.
El modelo jurídico busca dificultar la disponibilidad de la sustancia. Para ello, su estrategia
preventiva se basa en divulgar las terribles consecuencias que genera la utilización de drogas,
destacando tanto sus efectos nocivos como las penas reglamentadas por su cultivo, producción,
distribución, venta, uso y posesión. En l

Modelo médico-sanitario:
En un segundo momento se produce un salto desde el paradigma punitivo a otro basado en la
desviación. La medicina, como agencia encargada de dar respuesta a esta problemática, considera
que los sujetos/ “pacientes” no son responsables de la práctica de consumir drogas. En este sentido,
el rótulo de “enfermo”, y ya no de vicioso, lo hace acreedor de un “tratamiento” en vez que de un
“castigo”.
Las definiciones médicas de la conducta “desviada” aumentaron considerablemente con el
surgimiento de las sociedades industrializadas. De este modo, el análisis médico vino a suplir lo que
antes, según los discursos religiosos, era considerado pecaminoso, inmoral o lo que más tarde a partir
del discurso jurídico fue caracterizado como criminal. Para algunos autores la rehabilitación médica
vino a reemplazar el castigo, aunque de un modo encubierto.
Para este modelo el “drogadicto” es considerado un “enfermo” al que hay que curar
(diagnosticar, prescribir y tratar) y reinsertar en la sociedad. En general las intervenciones curativas
del especialista se apoyan más en la prescripción, consejo e información que en la “escucha”
personalizada de lo que está necesitando cada persona en particular.
La falta de prescripción médica en la administración de una droga es lo que hace que esa
sustancia sea nociva para las personas.

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Modelo psicosocial:
A diferencia de los otros dos, este modelo, que surge a mediados de los años ´80, corre el
foco de la sustancia y lo coloca en el sujeto. Por ello, interpreta que el adicto es un enfermo y que la
adicción es la resultante de un malestar psíquico. El interés se centra en el tipo de vínculo que una
persona establece con la sustancia.
Se plantea que lo no dicho queda tapado u obturado por la práctica del consumo. Por eso, más
que buscar formas que permitan “detectar” signos de drogadicción, es importante desde esta postura
estar atentos a las dificultades que presentan algunas personas y buscar otras formas del “decir”, más
allá del síntoma del consumo.
Este modelo se sustenta en el reconocimiento de la complejidad de cada individuo y del peso
que tienen los factores psicológicos y ambientales sobre sus decisiones. Al centrarse en el sujeto, busca
saber cuáles son las necesidades que lo llevaron al abuso de sustancias tóxicas. Basado
principalmente en el encuadre psicológico, es el de mayor peso en comunidades terapéuticas y centros
de rehabilitación actuales. Las causas que se esgrimen para explicar por qué una persona comienza a
consumir drogas enfatizan la importancia que tiene en primer lugar la familia como responsable de la
socialización primaria y en segundo lugar el grupo de pertenencia (amigos, compañeros). Se enfatiza
así el peso del medio social cercano, disminuyendo el del medio social más amplio –político,
económico, cultural, social –.

Modelo sociocultural:
Este modelo postula que el significado asociado a las drogas está determinado no por sus
propiedades farmacológicas, sino por la forma en que una sociedad define el consumo de las mismas
y por las estrategias preventivas que utiliza con los consumidores. El fundamento que lo rige es que
una verdadera política preventiva no puede hacer abstracción de la estructura socioeconómica y de los
aspectos culturales que constituyen el contexto social de los consumidores de drogas. Las
desigualdades, la falta de oportunidades para grandes sectores de la población, la marginación, la
pobreza, el desempleo, el abandono escolar, la discriminación, el analfabetismo, la carencia de una
vivienda digna, los procesos de urbanización e industrialización sin una planificación adecuada,
deben considerarse como factores causantes de la aparición masiva de las drogadependencias.
Para este modelo la droga funciona como una forma de evasión de la realidad. El consumo de
drogas nuevamente forma parte del síntoma, pero, en esta oportunidad, ya no en términos
psicopatológicos sino sociales, es decir, como catalizador de una disfunción del sistema. El supuesto
preventivo que funciona por detrás es que si disminuyen las situaciones de conflicto y desigualdad
social, disminuirá la demanda de drogas.

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Sin embargo, la emergencia de la condición económica como “determinante” fundamental
hace que se establezca una asociación inmediata entre pobreza y consumo de drogas, lo que abre la
posibilidad de estigmatizar por estas prácticas a los sectores de menores recursos.

“Un problema de salud mental”


Sylvestre Begnis advierte que la penalización del consumidor de estupefacientes llevó a un “atraso de
décadas” en el tratamiento de las adicciones. Aquí, explica el plan que diseña la flamante Dirección Nacional
de Salud Mental y Adicciones.

Por Pedro Lipcovich

“La penalización del consumidor condujo a un atraso de décadas en el tratamiento de las adicciones”, sostiene
Juan Sylvestre Begnis, asesor del Ministerio de Salud en Salud Mental, Adicciones y Salud Penitenciaria. Este
atraso se manifestaría en “la falta de servicios adecuados y la carencia de suficientes profesionales entrenados
en el tema”. La nueva estrategia procuraría minimizar las internaciones, “que marginan a las personas de los
núcleos sociales donde podrían ser contenidas” y subrayarían “el trabajo sobre el entorno social y familiar de
los pacientes”. Para lograrlo, se plantean: la instauración de “servicios de salud mental y adicciones” como
superación de los servicios limitados a la psiquiatría; la capacitación de los profesionales de los centros de
atención primaria, para que puedan atender los casos menos complicados, y la instauración de “centros de día”
especializados en adicciones. Este esquema debiera poder aplicarse en todas las provincias antes de fin de año,
para lo cual se proyectan acuerdos a nivel de las distintas legislaturas y financiación desde la Jefatura de
Gabinete.

–La anterior estrategia, que consistía en perseguir al consumidor, condujo a un atraso de 20 años en el
tratamiento de las adicciones. El enfoque actual se basa en un par de decisiones políticas centrales. La
primera, como corresponde, es que la responsabilidad sanitaria sobre las personas con consumos adictivos se
asigne al sistema de salud; que deje de ser considerada en términos de un sistema jurídico policial y que toda
la fuerza de la Justicia y de la policía se dedique a enfrentar el narcotráfico, como ya lo han venido haciendo
otros países. La otra es, dentro de la salud, ubicar las adicciones en el capítulo de salud mental –afirmó
Sylvestre Begnis.

–¿Cuál es la óptica respecto de la internación en materia de adicciones?

–Se ha abusado de las internaciones. La experiencia recogida en distintos países es que la internación margina
a la persona de la familia y de los núcleos sociales donde, en colaboración con la labor profesional, podría ser
contenido y nutrirse. Es preferible no internar al paciente, porque, sobre todo cuando las internaciones se
hacen largas, se hace muy difícil la reinserción social y familiar. Por supuesto, una persona con coma
alcohólico necesita, para desintoxicarse, una internación, que no tiene por qué durar más que uno o dos días.

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–Sería una internación por razones de su estado clínico, más bien que para resolver la adicción.

–Sí. Es claro que el tratamiento ambulatorio requiere además el estudio del ámbito social, económico,
familiar, del paciente. Si no se estudia ni se trabaja con el medio en el que el paciente se desenvuelve, el
riesgo de que recaiga o agrave el consumo es muy alto.

–¿Qué dispositivos se plantean para este criterio de abordaje?

–El gran desafío es lograr, con la mayor velocidad, la implementación en los hospitales públicos de servicios,
que reflejen las actuales políticas en salud mental y en drogas. Se trata de que no sean “servicios de
psiquiatría”, sino, mejor, servicios de salud mental y adicciones. Por lo demás, gran parte de la tarea debe
correr por cuenta de los centros de atención primaria, para lo cual hay que capacitar a los médicos y
enfermeras generalistas en el tema drogas. No tenemos todavía recursos humanos en cantidad suficiente. Pero
es muy importante que en las “salitas” de los barrios se puedan manejar problemas menores, también en este
campo, sin necesidad de que todo se derive al servicio especializado. Hay 6600 centros de atención primaria
en la Argentina. También nos planteamos el alquiler de casas para centros de día en prevención y tratamiento
de adicciones.

–¿Qué lugar tendría en este proyecto la reducción de daños?

–Es una estrategia que no vamos a eludir. Afortunadamente, en la Argentina no tenemos problemas graves de
consumo de heroína, que, en varios países de Europa, llevaron a instalar salas donde las personas puedan
recibir inyecciones de droga bajo condiciones controladas, que eviten mayores daños. Pero en todo caso
procuraremos respetar a las personas en sus deseos y en su derecho a decidir, sin perjuicio de proponerles los
tratamientos que puedan preservar su vida.

Preguntas orientadoras de la lectura:


1. ¿Por qué Juan Sylvestre Begnis propone minimizar las internaciones y qué propone a
cambio?
2. ¿La estrategia anterior, al que según Juan Sylvestre Begnis “condujo a un atraso de 20
años”, a qué modelos sobre el consumo de drogas correspondería?
3. ¿Los lineamientos que propone Juan Sylvestre Begnis a qué modelo de consume de drogas
se corresponde?
4. ¿Por qué Juan Sylvestre Begnis propone minimizar las internaciones, o sea, qué
consecuencias negativas sobre la persona con problemas de consumo de sustancias están
relacionadas a ellas?
5. ¿Cómo propone trabajar con personas con problemas de consumo de sustancias en vez de
abusar de las internaciones?

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Cuando el proyecto es el cambio

Por Carlos Rodríguez

La sede de Proyecto Cambio funciona, desde hace 21 años, en una vieja casona de Palermo, con sus dos
plantas, su galería y el parque al fondo. En ese lugar acogedor, el psiquiatra Gastón Mazieres y la licenciada
en psicología Susana Barilari vienen desarrollando, con éxito, un tratamiento para jóvenes y adultos que han
caído en la adicción a las drogas que está alejado de las recetas habituales. “Nada de psicología clásica con
medicación e internaciones”, aclara Mazieres. La fórmula se asienta en un tratamiento ambulatorio con
reuniones semanales que tienen “una diferencia fundamental” con ese esquema clásico y que “parten de
propiciar, desde el inicio, la convivencia cotidiana con el grupo familiar y su red social sana, estimulándose la
participación laboral o educativa obligatoria. La idea es recomponer ese vínculo familiar que estaba roto y
empezar de nuevo”.

Tanto Barilari como Mazieres afirman que la mayoría de los que llegan son “chicos de 20 a 26 años que
nunca trabajaron y que duermen hasta las cinco de la tarde”. Luego de un mes de adaptación, se les exige
como condición determinante que se consigan un empleo o que retomen los estudios –casi siempre
abandonados por la dependencia de la droga–. “Con las recetas tradicionales, lo que hace la familia es
depositar al chico en un lugar, como si llevara el coche al taller mecánico y se dicen ‘lo paso a buscar dentro
de siete meses’, y cuando el chico vuelve, vuelve a la misma estructura.” Entonces “se repite el mismo nivel
de recaídas enorme que existe, mientras que nosotros tenemos entre un 80 u 82 por ciento de casos que
jamás volvieron a caer”. En la actualidad, son cincuenta los pacientes que concurren al tratamiento de
Proyecto Cambio.

Susana Barilari destaca que no usan la palabra “adicto” porque es un término que “estigmatiza”. Ellos
prefieren hablar de “gente que consume sustancias”. Los responsables de Proyecto Cambio vienen
trabajando desde mediados de los ochenta, cuando realizaron la residencia en el Hospital Borda, en el área
de familias en los consultorios externos. En esos años viajaron a Estados Unidos para aprender “terapia
familiar, desde una lectura sistémica. Estudiamos lo relacional, los vínculos, y cuando volvimos a la
Argentina, que en los ochenta era un país de tránsito de la droga, empezamos a trabajar con nuestro
tratamiento en 1988/89. Desde los noventa somos un país de consumo y la situación se agravó”.

“Siempre estuvimos apoyados en tres pilares. Uno es la inclusión de la familia en la red social. Esa es la
condición básica. El segundo es el trabajo con grupos de pares, de padres por un lado, de hermanos por
otro, y de grupos de amigos.” Cuando alguien ingresa al tratamiento “en poco tiempo está rodeado de
padres,hermanos y amigos que lo quieren, y con los que habían quebrado virtualmente el vínculo por el
consumo de sustancias”. En el primer mes se hacen tres o cuatro reuniones semanales, en las que tienen un
rol muy importante, para convencer al recién llegado, “los chicos o adultos que se han recuperado y que con
su experiencia tienen mucho que transmitir a los que están pasando por la peor etapa”.

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Al cabo de ese primer mes “de admisión”, el que quiera quedarse para seguir el tratamiento “tiene que
cumplir la tercera condición, una de las normas básicas del programa, y la más importante de todas: tiene
que trabajar o estudiar. Acá no hay nadie que no trabaje o estudie. Y eso lo controlamos. Es obligatorio
levantarse todos los días a las ocho y acostarse a las doce de la noche”. El trabajo cotidiano tiene que tener
una exigencia de por lo menos “seis horas diarias” para que el paciente “no se quede solo en su casa cuando
su familia sale a trabajar, porque esas horas son las que se usan para llamar al ‘dealer’”.

Mazieres afirma que “la gran diferencia con las internaciones es que nosotros mantenemos el contacto con la
familia, el contacto cotidiano”. Sostiene que han tenido casos “de personas que pudieron recuperar su trabajo
en bancos o en empresas importantes, o en sus propios estudios”, a medida que va avanzando el tratamiento
ambulatorio, que puede durar hasta dos años y medio o tres. En algunos casos, el que convence al paciente
para que inicie el tratamiento “es un hermano o un amigo, ni siquiera los padres, pero después nosotros
hacemos un esfuerzo para acercar a toda la familia”. Para los padres, una vez que pasó el período de
adaptación, “es obligatorio que vengan a las reuniones”. Mientras los chicos hacen terapia grupal, en grupos
de hasta veinte personas, los padres dialogan entre ellos en el parque que tiene la institución o en alguna
dependencia de la casa. Los sábados hay reuniones para “hacer música, jugar al fútbol o realizar actividades
recreativas entre todos, pacientes, hermanos, padres, amigos, novias, tíos y hasta algunos patrones de los
chicos, que en algunos casos son los que los trajeron porque estaban encariñados con ellos y no podía
tolerar verlos de la manera en que estaban”.

Susana Barilari sostiene que “en los primeros tiempos hay que trabajar con la familia, porque a veces son los
padres los que vienen primero, a fin de darles mecanismos para que puedan convencer a sus hijos de que
tienen que empezar el tratamiento. Siempre se busca, en cada familia, al referente importante para que
cumpla esa labor de convencimiento”. Mazieres subraya que no se detienen tanto “en qué consume y cuánto
consume. Lo que vemos son las conductas del pibe en la casa, si es agresivo, si es violento, si tiene maltrato.
Lo que hay que recomponer, como base esencial, es la relación con su familia y con su grupo de amigos
sanos”.

El problema más reiterado es que, por lo general “la familia está como bloqueada, no sabe cómo ponerle
límites. Acepta todo este maltrato, está como anestesiada y se crea un circuito de maltrato y de tolerancia”. El
trabajo se hace “sobre los dos polos y al mismo tiempo; eso es clave, eso es lo importante y no el dosaje de
orina. Hay que romper con el circuito viejo que permitía el mantenimiento del consumo”.

–Los chicos empiezan a venir y cuando retornan a sus hogares ¿siguen consumiendo?

–Aprenden acá que, sin acompañamiento, cualquier movimiento es de riesgo, porque no tienen ningún
impedimento para volver a drogarse. Se empieza a desarrollar un plan de cura y los chicos ya no salen solos
de la casa. Una de las normas es que no vuelvan a ver a los amigos con los que consumían. Cuando
llegamos a este punto, el chico ya aceptó este proceso, aunque le cueste, aunque rezongue, porque está
poniendo parte de sí y tiene que hacerlo. Lo hacen por lo general por los padres, no por ellos. Los que vienen

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consumen cocaína y el 90 por ciento de los que llegan acepta quedarse. Eso pasa con los chicos, con los
adultos es diferente. El adulto llega sólo porque la esposa le puso un límite. Cuando llega es porque está muy
mal y quiere evitar que se le destruya toda la estructura familiar.

Todos los pacientes que han tenido alguna experiencia en otro centro de rehabilitación concuerdan en que la
diferencia con Proyecto Cambio es que “acá no hay represión”.

Preguntas orientadoras de la lectura.


1. ¿Cuál es la “diferencia fundamental” con los tratamiento clásicos del tratamiento propuesto por
Proyecto Cambio?
2. Según el texto los tratamientos tradicionales, las “recetas tradicionales”, tienen un nivel de recaídas
enormes ¿Por qué tienen este enorme nivel de recaídas según el artículo?
3. ¿Por qué no utilizan la palabra “adicto” en Proyecto Cambio? ¿Qué palabras usan en su lugar?
4. ¿Cuáles son los “tres pilares” en los que se apoya el tratamiento en Proyecto Cambio?
5. Según Mazieres, ¿Cuál es la diferencia entre las internaciones y el tratamiento en Proyecto Cambio?
6. En el texto sostienen que la base esencial del tratamiento es la recomposición de la relación con la
familia y el grupo de amigos sanos. ¿Cuál es el problema más reiterado en las familias?
7. ¿Qué propone respecto “los amigos con los que consumía” el tratamiento en Proyecto Cambio?
8. ¿Según los pacientes de Proyecto Cambio que también han pasado por otro centro de
rehabilitación, cuál es la diferencia entre el tratamiento en Proyecto Cambio y el tratamiento en
otros lugares?

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“Empecé a vivir mi vida de vuelta”

Por Carlos Rodríguez

Franco tiene 22 años, aunque su aspecto general es, todavía, el de un adolescente, ese que había comenzado a
drogarse cuando tenía apenas 14 años. Llegó a Proyecto Cambio hace dos años y dos meses “arrastrado de los
pelos” por su familia “luego de largos años de consumo y de pasar por otros tratamientos que no habían dado
resultado, más bien fueron negativos porque me sentía muy reprimido y tenía una necesidad de rebelarme muy
fuerte”. En esos momentos, “la droga era la excusa y la usaba para expresar mi rechazo a esos tratamientos
que no sirvieron para nada”. Cuando llegó, a los 20 años, estaba “muy triste, no tenía trabajo, no estudiaba
nada, no hacía nada, era un parásito. Mi novia de muchos años me había dejado”.

Sus padres son arquitectos y su mamá, además, es psicóloga. Tiene una hermana a punto de cumplir 21 años.
“Ellos tres fueron siempre muy buenos, me acompañaron mucho, nunca se enojaron conmigo al punto de
decir ‘ya me harté de vos, no hago nada más’, sino que siempre fueron para adelante.”

Cuando empezó el tratamiento en Proyecto Cambio siguió consumiendo hasta que “por propia decisión paré
porque no aguanté más seguir mintiéndole a todo el mundo, a mis amigos inclusive. Desde el momento en que
dejé de consumir empecé a vivir mi vida de vuelta. Empecé a reconstruir las cosas. Actualmente estoy en
tercer año de la carrera de Hotelería, trabajo en un hotel y estoy muy feliz con lo que hago, tengo una novia
increíble”.

Recuerda ahora que a los 14 años probó la marihuana y como sus padres le habían dicho que debía contarles
todo, les contó. “Ellos se preocuparon mucho, se sobrepreocuparon yo creo, y me prohibieron un montón de
cosas, como salir a la noche, me llevaron a un especialista en adicciones que me hacía análisis de orina y
como siempre fui muy rebelde, se desató una especie de lucha que duró seis años.” Dijo que cambió porque
“la relación con mi familia era un infierno”. Recuerda las palabras de uno de los coordinadores: “El me dijo
que al elegir, uno renuncia a algo, y yo elegí: y fue sin duda lo mejor que hice en mi vida hasta el momento
porque me estaba quedando muy solo, ya nadie me respetaba”.

1. ¿Por qué no funcionaron los tratamientos que recibió Franco en las instituciones anteriores al que
recibió en Proyecto Cambio?
2. ¿Qué dice Franco de su familia? ¿Según esto que él dice, el modo de pensar de su familia a que
modelo de consumidores de droga correspondería? Justifique su respuesta.
3. ¿A qué modelo de consumidor de drogas corresponde el tipo de tratamiento con el que se trabaja en
Proyecto Cambio?
4. ¿Cómo fue la vida de Franco una vez que dejó de consumir y cómo era antes?
5. ¿Por qué era un consumo problemático el de Franco?

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La otra visión
Por Carlos Rodríguez

Susana Barilari repite una y otra vez que la diferencia con otros tratamientos pasa por “la ideología”. Ella,
Gastón Mazieres y el equipo que los acompaña, de expertos y ex adictos, toman la experiencia lograda, a
través de los años, primero con las comunidades terapéuticas y luego con los tratamientos ambulatorios.
Reniegan de la “psicopatología clásica” que considera al adicto como un “enfermo dual” que suma al
consumo de drogas síntomas psicopáticos, esquizofrénicos, síndrome bipolar, depresión o neurosis de
angustia. Aunque aprueban –con alguna aclaración– la despenalización del consumo personal de marihuana,
creen que la relación social con la drogadicción se ha modificado respecto de lo que ocurría en los setenta y
los ochenta. “El uso de drogas está más ‘normalizado’ y padres de 45 años, que en su juventud consumieron,
no saben qué actitud tomar frente a sus hijos cuando consumen, pero a nosotros no nos llegan ‘pajaritos’ que
tocan la marihuana los fines de semana, llegan consumidores de alcohol y cocaína en altas dosis. Por eso
damos talleres para prevenir, porque del pequeño consumo se pasa al consumo en grandes cantidades.”

–¿Por qué se oponen al tratamiento con otras drogas para poner fin a la adicción? –Hay
un franco desconocimiento de los beneficios logrados con los tratamientos ambulatorios y las comunidades
terapéuticas. Eso lleva a perpetuar tratamientos individuales con resultados inoperantes. Algunos psiquiatras
quieren solucionar el problema imponiendo “chalecos químicos” y transformando a las personas en
deficientes e ineptos. No se rinden los laboratorios que impulsan el uso indiscriminado de medicamentos
generadores de cambios mágicos. Para eso desarrollaron teorías que apuntaban al funcionamiento cerebral del
adicto.

–¿Cómo ven ustedes al “consumidor de sustancias”?


–Son personas con cuadros confusionales o trastornos emocionales, que generalmente se solucionan
al dejar el consumo, con una contención humana de acompañamiento. Se rescatan como seres
progresivamente. En general no es necesaria ninguna medicación agregada.

–¿Acuerdan con la despenalización de la marihuana para consumo personal?


–Estamos de acuerdo, porque la solución del problema no pasa por una cuestión policial o judicial.
Pero es una medida que tiene que formar parte de un paquete de acciones para que los jóvenes se alejen de las
drogas. Hay que hacer campañas de prevención serias, hay que trabajar muy seriamente en las escuelas. Hace
20 o 30 años vos pensabas, en casa yo doy las órdenes, doy los valores, doy las normas; hoy en día los valores
de los chicos no pasan por lo que les dicen los padres. Pasa hoy por los medios de comunicación, por Internet,
el pibe se pasa cuatro horas no escuchando al papá, se pasa cuatro horas escuchando y viendo la televisión.
Hay que pensar en la familia, los medios y la escuela. La prevención hay que pensarla a nivel de la escuela y
de los medios, en serio.

Preguntas orientadoras sobre el artículo periodístico:


1. ¿Cómo es la visión de la “psicopatología clásica” del adicto? (psicopatología es el estudio de las enfermedades
mentales).
2. ¿Cuál es motivo por el cuál Susana Barilari y Gaston Mazieres se oponen a tratar las adicciones a través de la
utilización de otras drogas (medicamentos psiquiátricos)?
3. ¿Por qué los laboratorios farmacéuticos (fabricantes de remedios) impulsan el uso indiscriminado de
medicamentos en los tratamientos? ¿Y qué papel juegan en esto las teorías del funcionamiento cerebral
desarrolladas por éstos laboratorios?
4. ¿Cuál es la visión del “consumidor de sustancias” que tienen Susana Barilari y Gaston Mazieres?
5. ¿La penalización del consumo de marihuana a qué modelo de consumidor de drogas pertenece?
6. ¿Susana Barilari y Gaston Mazieres piensan que el consumidor de marihuana debe ser penalizado? ¿A qué
modelo de consumidor de drogas pertenece lo que piensan sobre esto?
7. ¿Cómo se deben prevenir las adicciones según los entrevistadso?

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