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INTRODUCCIÓN

EL PROCESO JUDICIAL "Cuando he dicho que el proceso se encuentra en la encrucijada de

los caminos del derecho público y del derecho privado, lo he hecho consiente de todo lo que la

jurisdicción supone para el derecho público y para la sociedad; pero también profundamente

consiente de lo que significa para el individuo este inmenso tesoro de su paz y de su

tranquilidad". (EDUARDO J. COUTURE, Introducción al estudio del proceso civil pág.

102).

Una advertencia necesaria antes de abordar este tema, consiste en que el concepto proceso tiene

una multiplicidad de acepciones. En realidad, casi no hay área del desarrollo humano en donde

no sea natural reconocer la existencia de un proceso (la industria, la enseñanza, la política, etc.).

Esta postura adquiere mayor importancia en el campo de las ciencias, en él, la obtención de un

resultado pasa necesariamente por la realización de un conjunto de actos pre-ordenados, los que

por cierto están previstos así para la obtención del fin querido.

En su acepción idiomática, el concepto proceso se manifiesta a través de dos características.

Por un lado está su temporalidad, es decir, la conciencia de transcurso, de tránsito, de progreso

hacia algo. Por otro está su vocación de arribo, es decir, la tendencia a alcanzar un fin.

Intrínsecamente, el proceso supone, entonces, el recorrido para la obtención de una meta.

En el campo jurídico, a pesar de reducir su espectro, la situación paradójicamente se torna más

confusa, aunque las dos características antes citadas también se presentan. Suele hacerse

referencia al proceso judicial, sin embargo, no queda claro cuál es el alcance de este concepto.

Inclusive resulta importante precisar, previamente, si existe el proceso legislativo o el proceso

administrativo, o lo que sería más genérico, el Proceso jurídico, concepto que, por otro lado,

podría servir para expresar la evolución constante del derecho. Este, como sabemos, es un

fenómeno social, por tanto, el proceso jurídico sería, redundando, la manifestación del ciclo de

realización social del fenómeno jurídico. Sin embargo, nos parece que en la acepción proceso

jurídico se pierde la esencia científica del concepto, prestándose el vocablo proceso para un uso

que por genérico es perturbador de su identidad. Después de todo, ¿una ciencia no es sino una
construcción clasificadora en donde los conceptos deben responder a contenidos muy precisos?

Creemos, por lo demás, en comunión de ideas con GELSI BIDAR, que literalmente dice: “Esa

tendencia y esa meta son, aquí, jurídicas y, por tanto, el proceso se dirige a conseguir un

resultado de derecho; en otros términos, es un instrumento para el derecho, un medio a través

del cual se elabora o se realiza o se modifica, el derecho. Podríamos decir, que se trata de una

realización jurídica a través del tiempo, o de los grados o etapas a recorrer para verificarla. En

cierto modo lo impone la naturaleza de las cosas, pues la construcción del derecho, en principio,

está reñida con la instantaneidad y requiere una sucesión temporal, de duración variable pero

por lo regular apreciable, para lograrse" (ADOLFO GELSI BIDART, "Enfoque preliminar

del proceso", en: Revista de Derec Aires, EDIAR S. A. Editores, Año IX, l' Y 22 trimestre

de 1951, pág. 292).”, que el concepto proceso jurídico a despecho de su aparente generalidad,

también se refiere al proceso judicial.

Desde otra perspectiva, y a propósito del reconocimiento de la existencia del proceso en áreas

distintas al judicial, compartimos la afirmación de FREDERICO MARQUES, quien considera

que el proceso judicial es único, en tanto las actividades legislativas o administrativas son, en

estricto, solo procedimientos (legislativos o administrativos). Como esta fundamentación se

encuentra ligada a la diferencia entre proceso y procedimiento.

Y tampoco la de COUTURE que dice: "Podemos definir, pues, el proceso judicial, en una

primera acepción, como una secuencia o serie de actos que se desenvuelven progresivamente,

con el objeto de resolver, mediante un juicio de autoridad, el conflicto sometido a su decisión"

(166). Más adelante y en la misma obra, intentando hacer más precisa su posición, COUTURE

concluye afirmando que el proceso judicial es una relación jurídica.

Si bien la definición de FENECH - que a continuación transcribimos está referida al proceso

penal, nos parece que su contenido trasciende el propósito de su autor y alcanza a ser una visión

integral del fenómeno jurídico llamado proceso. Fenech afirma: "Entendemos por proceso una

serie o sucesión de actos tendentes a un fin superior al de cada uno de ellos considerados en sí

mismos; es preciso un hecho con dimensión temporal, pero que supera su propio ser existencial

por el fin superior que los sujetos que realizan los actos aislados pretenden conseguir
individualmente. Este fin objetivo es el de la propia actividad jurisdiccional, es decir, la

posibilidad de que las potestades del órgano jurisdiccional penal alcancen su pleno ejercicio y

consigan su resultado normal.

Es importante también la opinión de ALCALÁ-ZAMORA por la precisión conceptual

empleada y porque advierte la intrascendencia de la histórica discusión en torno de si el proceso

sirve para el reconocimiento judicial del derecho objetivo o del subjetivo. Por otro lado, es

conveniente recordar que en suelo sudamericano la palabra más usada en este siglo para

nombrar al proceso ha sido juicio. Si bien en el derecho romano el concepto iudicium Quicio

sirvió inicialmente para identificar al proceso, posteriormente pasó a ser considerado sinónimo

de sentencia (173). Con el tiempo fue ampliándose su espectro, al punto que en los

ordenamientos españoles del siglo XIX y en muchos de los códigos latinoamericanos de

comienzos de siglo -como el nuestro-, pasó a ser el equivalente de proceso. Por eso, como un

antecedente histórico iniciado en Roma y continuado en España, entre otros ordenamientos, por

la Partida III (siglo XIII).

Hasta fines del siglo XX (en el Perú hasta 1993), nos hemos venido refiriendo -en códigos,

libros, el foro o el salón de clase- al juicio ordinario, juicio de desahucio, juicio de retracto, etc.,

por querer decir procesal.

En nuestra opinión, el proceso judicial es el conjunto dialéctico de actos, ejecutados con

sujeción a determinadas reglas más o menos rígidas, realizados durante el ejercicio de la función

jurisdiccional del Estado, por distintos sujetos que se relacionan entre sí con intereses idénticos,

diferentes o contradictorios, pero vinculados intrínsecamente por fines privados y públicos.

Explicación de lo expresado, no sin antes dejar establecido que asumimos el término proceso

judicial a fin de ratificar un ámbito ante lo calificamos como embargo, no todas no tienen sino

que además, no es contradictorio con ninguno, sino simplemente individual, que se ponga fin al

conflicto cimiento social de su existencia y eficacia concede a todos los ciudadanos, eventuales

usuarios del proceso, la garantía de propio de aplicación de lo que aquí se exprese, reconociendo

que en el derecho puede hacerse referencia -aunque con impropiedad- a otros tipos de proceso

como el "legislativo", e inclusive el "administrativo".


1.-EL PROCESO

La palabra Proceso presenta origen latino, del vocablo processus, de procedere, que viene de pro

(para adelante) y cere (caer, caminar), lo cual significa progreso, avance, marchar, ir adelante, ir

hacia un fin determinado.

QUE ES EL PROCESO CIVIL?

En primer lugar, debemos señalar que en el lenguaje procesal se utilizan como sinónimos de la

palabra proceso, los términos juicio, procedimiento, litigio, Litis, controversia, etc. La palabra

proceso es de uso moderno y es más expresivo que las demás denominaciones, por comprender

todos los actos que realizan las partes, el juez y todos los que intervienen en él, para alcanzar la

finalidad que persigue como instrumento mediante el cual el Estado ejerce la función

jurisdiccional.

En todo supuesto en que se produzca un conflicto de intereses o una incertidumbre, ambas de

relevancia jurídica, no hay otro camino, si se tiene el propósito en que se dirima (resolver, poner

fin a un desacuerdo) la controversia o se elimine la incertidumbre, que acudir al Estado, al Poder

Judicial, el que actúa mediante sus organismos establecidos especialmente para ejercer la

función jurisdiccional.

Desde la interposición de la demanda, que es el medio procesal por el cual se acciona y se hacen

valer las pretensiones procesales, hasta que el Juez emita su sentencia, amparando o

desamparando la demanda, se suceden una serie de actos de procedimientos, que en conjunto

constituye el proceso, el mismo que viene a ser la herramienta mediante la cual se va a dirimir la

controversia o el conflicto o se va a eliminar la incertidumbre jurídica.

Dentro del proceso, ni el juez, ni las partes, ni quienes tienen injerencia en él, actúan libre,

arbitraria e independientemente, pues sus actos están condicionados entre sí y regulados por

principios y por normas jurídicas.

Por ello es que se concibe al proceso como un ente orgánico, con una estructura pre-establecida

y bien ordenada, con reglas de juego claras y precisas.

Eduardo B. Couture, dice: “El proceso lo concebimos como una serie de actos que se

desenvuelven y se producen progresivamente, con el fin de resolver, mediante un juicio de


autoridad, un conflicto de intereses sometido al conocimiento y decisión del titular de la

decisión.

Por ello la idea de proceso no se queda en la simple secuencia de actos, sino que persigue la

decisión del conflicto, mediante una resolución que adquiere la autoridad de cosa juzgada.

El maestro Couture en su libro Fundamentos de Derecho Procesal Civil, precisa que “la idea de

proceso es necesariamente teleológica (doctrina que estudia las causas finales de las cosas).

Si no culmina en la cosa juzgada, el proceso es sólo procedimiento”.

Esta concepción nos sirve de fundamento para diferenciar el proceso del procedimiento, que se

caracteriza por la simple secuencia de actos. Es más, el proceso, como tal, se caracteriza por

constituir una relación jurídica dentro del conjunto de actos, un conjunto de ligámenes o

vinculaciones que la ley establece entre las partes y el órgano jurisdiccional recíprocamente y

entre las partes entre sí.

Desde el punto de vista jurídico, el proceso se considera como un instrumento ideal, inmaterial

e inespacial, necesario para la actuación del derecho sustantivo y para satisfacer derechos

subjetivos.

En suma, es un instrumento en manos del Estado para satisfacer derechos subjetivos, cuyas

decisiones se revisten de la cosa juzgada, elementos necesarios e indispensables para alcanzar la

seguridad jurídica y la paz social dentro de la colectividad.

Mediante el proceso el Juez declara la vigencia del derecho sustantivo y garantiza su

cumplimiento al poner fin al conflicto de intereses o al eliminar la incertidumbre jurídica

producida entre los particulares y aún al propio Estado.

Por ello no compartimos el criterio de denominar como “proceso cautelar” los procedimientos

relativos a las medidas cautelares, como “procesos no contenciosos” a los procedimientos donde

no hay controversia.

El proceso, específicamente el proceso civil, es un todo, es único y tiene una finalidad, en el

que por ejemplo las medidas cautelares forman parte de ese todo, cuyo propósito es asegurar las

resultas del proceso y no es su papel el resolver el conflicto principal (Artículo 608° C.P.C).
Alzamora Valdez decía que el Proceso es el continente, y la postulación, la aportación de

pruebas, las incidencias, las medidas cautelares, entre otros, forman parte del contenido de

aquél. Una medida cautelar no se puede concebir si no es en función de un conflicto, objeto del

proceso, cuyo resultado se pretende asegurar, aún se trate de una medida cautelar previa a un

proceso a iniciar en el futuro. Es más, la medida cautelar obtenida en un proceso, en la que la

demanda al final es declarada infundada, no ha dejado de depender de la pretensión procesal

objeto del proceso, cuya tutela jurisdiccional ha aspirado el actor. Si la sentencia de primera

instancia desestima la demanda, la medida cautelar queda cancelada de pleno derecho, aunque

aquella hubiera sido impugnada (Art. 630° CPC). Es que no hay medida cautelar que se dicte

por sí misma, si no es para garantizar la efectividad de la pretensión procesal propuesta.

2.-CARÁCTER ARTIFICIAL

Una tercera teoría es aquella sustentada por Francisco Ferrara, el cual expresa que la persona

jurídica tiene en común con la persona humana la calidad de sujeto pero la persona jurídica no

actúa dentro de la realidad, para esta teoría la Persona Jurídica tiene una realidad netamente

formal es decir reconoce el carácter artificial de este ente nuevo que es la persona jurídica al

cual le da consistencia la normatividad es decir las leyes, el derecho de forma general.

Doctrina del Carácter Artificial en España, en Raíz y Contenido de la Personalidad

Jurídica

Según este punto de vista, la personalidad jurídica es una creación o construcción técnica del

propio Derecho, que sólo tiene significación en el ámbito del respectivo ordenamiento

jurídico y que no es una simple derivación, consecuencia o reflejo de la personalidad

extrajurídica.

Una cosa es ser hombre, ser persona humana y otra muy distinta tener personalidad Jurídica.

Este es un producto del derecho, recibe toda su significación del Derecho y solo tiene sentido

dentro del ámbito del Derecho. Así lo ha sostenido entre otro H. Kelsen al afirmar que dentro de

la teoría Jurídica, la persona o sujeto de derecho ha de explicar cómo la personificación que se

hace de un conjunto de normas jurídicas como el centro ideal de imputación de las

consecuencias jurídicas de esas normas.


1. SUPUESTO JURÍDICO Y CONSECUENCIAS DE DERECHO.

¿Qué se entiende por supuesto jurídico?

Antes de dar la definición de lo que se entiende por supuesto Jurídico, creemos, por sistema

didáctico, presentar una norma de la cual sacaremos el supuesto jurídico que la misma contiene,

porque con ello se entenderá con mayor facilidad el concepto de supuesto jurídico.

Veamos al respecto: Cuando decimos: "Quien falte al cumplimiento de una obligación será

responsable del pago de daños y perjuicios", claramente advertimos en esta oración

compuesta que hay dos juicios normativos: uno principal y otro accesorio, que recíprocamente

se complementan, a saber:

1º La hipótesis de una persona que deje de cumplir con una obligación legal impuesta a su

cargo; 2º La consecuencia de que, dado el incumplimiento de una persona a un deber jurídico

impuesto a su cargo, tenga la obligación accesoria de pagar daños y perjuicios, la que no

existiría si la obligación principal fuere cumplida.

Supuesto jurídico es por tanto, “la hipótesis de cuya realización dependen las consecuencias

establecidas por la norma", Algunos autores comparan la relación que une a los supuestos

jurídicos con las consecuencias normativas, con la que existe entre las causas y los efectos en el

campo de las leyes físicas.

La diferencia fundamental entre una y otra, está en que, mientras en las leyes físicas el efecto se

produce fatalmente al ocurrir la causa, en los juicios normativos existe la contingencia de que

pueda o no realizarse la hipótesis y, aun realizada la hipótesis o supuesto jurídico, la

consecuencia de Derecho pueda ser o no cumplida. En el ejemplo que pusimos, puede una

persona obligada —digamos el deudor— faltar al cumplimiento de sus obligaciones, es decir,

no pagar la deuda contraída. La consecuencia de Derecho es que el incumplidor deba pagar

daños y perjuicios por el incumplimiento de su obligación. Esta obligación es contingente por

cuanto el deudor incumplido, si bien tiene el deber jurídico, puede o no realizarlo o cumplirlo.

En cambio en las leyes físicas o naturales, dada la causa, fatalmente se produce el efecto. Por

ejemplo: dada la causa de aplicar a un cuerpo calor, fatalmente el cuerpo tiene que dilatarse.
3.- LOS PRINCIPIOS PROCESALES EN EL PROCESO CIVIL PERUANO

1. Principios generales del derecho

Los principios jurídicos son pautas sobre las cuales el legislador y los operadores del Derecho

buscan aplicar las normas y establecer las reglas señaladas para las distintas situaciones en las

cuales el Derecho intervenga. Si un principio es aplicable a todas las ramas del Derecho,

estamos frente a un Principio General del Derecho; mientras si es aplicable únicamente en cierta

rama del Derecho, estamos frente a un principio específico de dicha rama.

Los principios generales del derecho son los pilares básicos sobre los que se asienta una

determinada concepción del Derecho. No son verdades inmutables e incontrovertibles, son

concepciones de derecho que ha tenido importante reconocimiento en un momento histórico

determinado.

2. Principios procesales

Los principios procesales son aquéllas condiciones, orientaciones y, fundamentos que sirven de

base para el desarrollo del proceso en su conjunto; pero a la vez, cuando son incorporados en un

código de manera taxativa ponen de manifiesto el sistema procesal que adopta ya sea el

publicista o privatista. Se dice también, que son normas universales, que regulan la relación

procesal desde el inicio del ejercicio del derecho de acción hasta el fin del proceso.

3. Principios Procesales en el Código Procesal Civil

Los principios procesales contenidos en el Título Preliminar del Código Procesal Civil son:

3.1. Derecho a la tutela jurisdiccional efectiva

El artículo I del Título Preliminar del Código Procesal Civil señala que: “Toda persona tiene

derecho a la tutela jurisdiccional efectiva para el ejercicio o defensa de sus derechos o intereses,

con sujeción a un debido proceso”

Como manifiesta Ovalle Favela, el derecho a la tutela jurisdiccional “es el derecho público

subjetivo que toda persona tiene para acceder a tribunales independientes e imparciales, con el

fin de plantear una pretensión o defenderse de ella, a través de un proceso justo y razonable, en

el que se respeten los derechos que corresponden a las partes, así como para que dichos
tribunales emitan una decisión jurisdiccional sobre la pretensión o la defensa y, en su

oportunidad, ejecuten esa resolución“.

La tutela jurisdiccional efectiva comprende tres categorías específicas que son el derecho de

acción, de contradicción y el debido proceso.

El debido proceso viene a ser el derecho de todo justiciable, sea demandante o demandado, para

actuar en un proceso justo, imparcial, y ante juez independiente, responsable, competente, con

un mínimo de garantías.

3.2. Dirección e impulso del proceso

El artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Civil señala que: “La Dirección del

proceso está a cargo del juez, quien la ejerce de acuerdo a lo dispuesto en este código. El juez

debe impulsar el proceso por sí mismo, siendo responsable de cualquier demora ocasionada por

su negligencia. Están exceptuados del impulso de oficio los casos expresamente señalados en

este Código”.

El principio de impulso procesal consiste en la aptitud que tiene el Juez para conducir

autónomamente el proceso, vale decir sin necesidad de intervención de las partes, a la

consecución de los fines. Sin embargo, hay casos expresos en que el Juez no puede impulsar de

oficio, sino tienen que ser las partes.

3.3. Fines del Proceso e Integración de la Norma Procesal

El artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Civil señala que: “El Juez deberá

atender a que la finalidad concreta del proceso es resolver un conflicto de intereses o eliminar

una incertidumbre, ambas con relevancia jurídica, haciendo efectivo los derechos sustanciales, y

que su finalidad abstracta es lograr la paz social en justicia.

En caso de vacío o defecto en las disposiciones de este código se deberá recurrir a los principios

generales del derecho procesal y a la doctrina y jurisprudencia correspondiente, en atención a

las circunstancias del caso”.

Nuestro código tiene una posición ecléctica respecto a la finalidad.


a) Finalidad concreta.- La finalidad concreta del proceso contencioso es de resolver un conflicto

de intereses (solucionar o componer un litigio), mientras que la finalidad de un proceso no

contencioso es la de eliminar una incertidumbre jurídica.

b) Finalidad abstracta.- El fin que persigue el proceso, sea contencioso o no contencioso, es

lograr la paz social en justicia.

Asimismo, nuestro Código prevé que el Juez no puede dejar de administrar justicia alegando

vacío o defecto en las normas procesales, sino que debe integrar acudiendo a los principios

generales del derecho procesal, a la doctrina y la jurisprudencia, teniendo en cuenta cada caso o

circunstancia.

3.4. Principio de iniciativa de parte y de conducta procesal

El artículo IV del Título Preliminar del Código Procesal Civil señala que: “El proceso de

promueve sólo a iniciativa de parte, la que invocará interés y legitimidad para obrar. No

requiere invocarlo el Ministerio Público, el procurador oficioso, ni quien defiende intereses

difusos. Las partes, sus representantes, sus abogados y, en general, todos los partícipes en el

proceso, adecúan su conducta a los deberes de veracidad, probidad, lealtad y Buena fe. El Juez

tiene el deber de impedir y sancionar cualquier conducta ilícita o dilatoria”.

Esto quiere decir que será indispensable que una persona ejerza su derecho de acción como

punto de partida de la actividad jurisdiccional del Estado. Es decir, el proceso inicia con la

petición que hace el demandante a través de la demanda, quien tiene que invocar interés y

legitimidad para obrar.

Debemos tener en cuenta que la legitimidad para obrar viene a ser la posición habilitante de

afirmar la titularidad de un derecho y/o imputar una obligación sustentada en la realización de

los hechos, y el interés para obrar viene a ser un estado de necesidad actual e irremplazable de

tutela jurisdiccional. Estas categorías procesales conforman lo que en doctrina se conoce con el

nombre de condiciones de la acción, que son presupuestos necesarios para que el juez pueda

expedir un pronunciamiento válido sobre el fondo.

La conducta procesal, a la que se refiere la segunda parte de la norma, viene a ser un conjunto

de principios destinados a regular la correcta actuación de los intervinientes en el proceso, para


lo cual se ha incorporado una serie de sanciones que aseguren la vigencia real de este principio.

Por ello, las partes y sus abogados deben ajustar su actuar con la verdad, probidad, lealtad y

Buena fe, a lo largo de todo el proceso.

3.5. Principio de inmediación, concentración, economía y celeridad procesal

El artículo V del Título Preliminar del Código Procesal Civil señala que: “Las audiencias y la

actuación de los medios probatorios se realizan ante el juez, siendo indelegables bajo sanción de

nulidad. Se exceptúan las actuaciones procesales por comisión. El proceso se realiza procurando

que su desarrollo ocurra en el menor número de actos procesales. El Juez dirige el proceso

tendiendo a una solución de los actos procesales, sin afectar el carácter imperativo de las

actuaciones que lo requieran. La actividad procesal se realiza diligentemente y dentro de los

plazos establecidos, debiendo el Juez, a través de los auxiliares bajo su dirección, tomar las

medidas necesarias para lograr una pronta y eficaz solución del conflicto de intereses o

incertidumbre jurídica”.

- El principio de inmediación tiene por objeto que el juez que va resolver el conflicto de

intereses o la incertidumbre jurídica, tenga el mayor contacto posible con todos los elementos

subjetivos (intervinientes) y objetivos (documentos, lugares, etc.) que conforman el proceso.

- El principio de concentración, obliga al juez limitar la realización de los actos procesales al

menor número posible, evitando su dispersión, sin que con ello se afecte el derecho de defensa.

- El principio de economía procesal, en su acepción de ahorro, está referido a tres áreas

distintas: tiempo, gasto y esfuerzo. El proceso debe ser resuelto en un tiempo razonable, sin

dilaciones, economizando dinero y esfuerzo.

- El principio de celeridad, viene a ser la expresión concreta de la economía por razón de

tiempo. Los plazos deben cumplirse y las dilaciones innecesarias deben ser sancionadas.

Entendiendo que una justicia tardía no es justicia.

3.6. Principio de socialización del proceso

El artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal Civil señala que: “El Juez debe evitar

que la desigualdad entre las personas por razones de sexo, raza, religión, idioma o condición

social, política o económica, afecte el desarrollo o resultado del proceso”.


Este principio consiste en que el juez está facultado para impedir la desigualdad entre las partes

que concurran al proceso, por razón de raza, sexo, idioma, condición social o económica, o de

cualquier otra índole.

Si bien es cierto que todas las personas somos iguales ante la ley, debemos entender que ello

regula conducta y hechos, no así las situaciones personales. El proceso civil se rige

estrictamente por el principio de igualdad procesal de las partes, que exige que las partes tengan

dentro del proceso el mismo trato encontrándose en la misma situación procesal.

3.7. Juez y el derecho

El artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Civil señala que: “El juez debe aplicar

el derecho que corresponde al Proceso, aunque no haya sido invocado por las partes o la haya

sido erróneamente. Sin embargo, no puede ir más allá del petitorio, ni fundar su decisión en

hechos diversos de los que han sido alegados por las partes”.

La primera parte de esta norma se resume en el aforismo “iura novit curia”, por lo que el juez

debe aplicar la norma jurídica que corresponda a la situación concreta, aunque las partes hayan

invocado erróneamente o no lo hayan invocado. El juez tiene el mejor conocimiento del derecho

que las partes, y aplica la norma más conveniente al caso concreto. Iura novit curia no quiere

decir que el Juez puede adecuar los hechos al derecho, sino que el Juez puede corregir la

aplicación de la norma, más no los hechos.

La segunda parte está referida al principio de congruencia procesal, por lo que el Juez al

momento de emitir su decisión que pone fin a la instancia, no puede ir más allá del petitorio ni

fundar su decisión en hechos diversos de los que han sido alegados por las partes. Este principio

es un límite, contra parte del principio Iura Novit Curia.

3.8. Principio de gratuidad

El artículo VIII del Título Preliminar del Código Procesal Civil señala que: “El acceso al

servicio de justicia es gratuito, sin perjuicio del pago de costos, costas y multas establecidas en

este código y disposiciones administrativas del poder judicial”.

Es principio obliga a procurar que el proceso no resulte tan costoso para las partes, que podría

ser un inconveniente para hacer valer el derecho pretendido. Caso contrario, el Estado estaría
incurriendo en una grave omisión al admitir esta forma de injusticia por razón de economía. Sin

embargo, los litigantes tienen que asumir algunos costos que implica tramitar un proceso ante el

poder judicial.

Como principios general el Código establece que el Estado concede gratuitamente la prestación

jurisdiccional, sin perjuicio de que el litigante de mala fe, deba abonar las costas, costos y las

multas que para cada caso específico establece la Ley (artículos 410, 411, 412 y 112 del CPC).

3.9. Principio de vinculación y elasticidad

El artículo IX del Título Preliminar del Código Procesal Civil señala que: “Las normas

procesales contenidas en este código son de carácter imperativo, salvo regulación permisiva en

contrario. La formalidades previstas es este código son imperativas. Sin embargo, el juez

adecuará su exigencia al logro de los fines del proceso. Cuando no se señale una formalidad

específica para la realización de un acto procesal, este se reputará válido cualquiera sea la

empleada”.

Dado que la actividad judicial es una función pública realizada con exclusividad por el Estado,

las normas procesales que regulan la conducta de los intervinientes en el proceso y las ciencias

que las integra son de derecho público. Estas normas procesales tienen carácter imperativo (de

cumplimiento obligatorio) como principio, salvo que la misma norma regule que algunas de

ellas no tiene tal calidad.

En el segundo párrafo, referido al principio de elasticidad, por el cual el juez está facultado para

adecuar la exigencia del cumplimiento de estos requisitos formales a los dos objetivos más

trascendentes del proceso: la solución del conflicto de intereses o incertidumbre jurídica y, el

logro de la paz social en justicia.

3.10. Principio de instancia plural

El artículo X del Título Preliminar del Código Procesal Civil señala que: “El proceso tiene dos

instancias, salvo disposición legal distinta”.

El artículo X consagra el principio de la doble instancia para todos los procesos, establece

como regla general que el proceso tiene dos instancias dentro de los cuales se ventila y se
resuelve el conflicto de intereses o la incertidumbre jurídica, ambas con trascendencia jurídica.

La doble instancia es renunciable expresa o tácitamente.

Esto quiere decir, que si en la primera instancia una parte no obtiene una decisión favorable,

podrá apelar para que su causa se ventile en una segunda instancia. Si aquí no obtiene decisión

favorable, aún podrá ir en casación, pero ésta en nuestro país no es considerado como tercera

instancia.

4.-DUALIDAD DE POSICIONES

Las partes procesales son las personas que intervienen en un proceso judicial para reclamar una

determinada pretensión o para resistirse a la pretensión formulada por otro sujeto. A la persona

que ejercita la acción se la llama “actor” (el que “actúa”), “parte actora”, o bien “demandante”.

A la persona que se resiste a una acción se la llama “parte demandada”, o, simplemente

“demandado”.

 Dualidad de partes en el proceso civil, y en el proceso penal

En nuestro proceso civil, se habla de actor o demandante y de demandado; en el proceso penal,

de acusador y de acusado. No puede haber un proceso con una sola parte (ni con más de dos).

 El principio de dualidad de partes:

Implica que, como regla general, en todos los procesos, las partes ocupan siempre una de estas

posiciones o roles: demandante o demandado. Como se verá, puede haber más de dos partes en

el proceso, pero en principio cada una de ellas debe situarse en una de estas posiciones (es decir,

puede haber varios demandantes y/o varios demandados). En ocasiones, la posición de las partes

puede cambiar a lo largo del proceso. Por ejemplo, alguien puede ser llamado a un proceso

como demandado para darle la oportunidad de defender sus intereses y esta parte puede decidir

asumir las pretensiones del demandante y defenderlas frente a otros demandados. También es

posible que los papeles se inviertan, como se verá, a través de la reconvención, que implica que

el demandado reclama a su vez una determinada pretensión al demandante.

 La importancia de la dualidad de partes

La dualidad de partes es esencial para que se pueda hablar de proceso, en el que el órgano

decisorio se tiene que pronunciar sobre una de las dos posiciones a él sometidas.
Ahora bien, cada una de esas partes podrá estar compuesta por una pluralidad de individuos

(litisconsorcio, en el proceso civil; acusadores e imputados, en el proceso penal), pudiendo

incluso tratarse de una persona jurídica (nunca ésta como acusado en el proceso penal, posición

que ha de ser ocupada necesariamente por una persona física). Pero, la constitución de dos

partes enfrentadas, que acuden al órgano juzgador para que, en aplicación del ordenamiento

jurídico sustantivo y adjetivo, dicte la resolución ajustada a Derecho y ponga fin a la

controversia en cuestión, resulta fundamental dentro del proceso

5.-EL PRINCIPIO DE CONTRADICCIÓN O AUDIENCIA:

Supone que las partes tienen que tener la posibilidad de defenderse de las pretensiones,

argumentos y pruebas presentados por la parte contraria. Desde luego, no puede condenarse a

una persona a la satisfacción de una determinada pretensión si no se la ha citado adecuadamente

a juicio como parte demandada. Cuestión distinta es que esta parte no se persone o comparezca,

es decir, no se presente formalmente en el proceso, en cuyo caso podría ser condenada en

rebeldía (la rebeldía no se utiliza aquí en su significado habitual, sino que significa simplemente

que alguien correctamente citado no ha comparecido en el proceso). Por otra parte, una vez que

ambas partes han comparecido, el principio de audiencia implica que deben ser “oídos”, es

decir, deben tener la oportunidad de defenderse en todo momento de los argumentos o pruebas

presentados por la contraparte. De lo contrario, nos encontraríamos ante un supuesto de

indefensión, contrario al derecho a la tutela judicial efectiva.

6.-EL PRINCIPIO DE IGUALDAD DE PARTES:

La regla general en Derecho Procesal es que el órgano judicial debe mantenerse en una posición

de neutralidad y tratar a ambas partes por igual (lo que, en parte, deriva del principio de

contradicción). Así pues, el principio de igualdad de partes supone que éstas se encuentran en

una posición sustancialmente idéntica, ostentando las mismas facultades y cargas.

En el Derecho Procesal Laboral no desaparece este principio de igualdad entre las partes, que

sigue funcionando como regla general. No obstante, debe recordarse que el proceso laboral está

íntimamente ligado al Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en su dimensión material y

que esta rama del ordenamiento nace para compensar las desigualdades realmente existentes en
la sociedad. Así pues, existen algunas matizaciones al principio de igualdad de partes, que

teóricamente funcionan para compensar en el seno del proceso, desigualdades sociales y

económicas que existen en la sociedad:

Consideración de las diferencias económicas:

Diversas normas procesales asumen que, como regla general, empresarios y trabajadores tienen

distintas posibilidades de soportar los gastos económicos ocasionados por el proceso; así sucede

en lo que refiere a las cargas para interponer recursos, la regulación del beneficio de justicia

gratuita, las sanciones por mala fe y temeridad, etc., como se verá. En ocasiones estas

presunciones pueden provocar algunas disfunciones, dado que en el proceso laboral pueden

comparecer trabajadores de elevada capacidad económica (por ejemplo, un alto directivo) y

empresarios con recursos escasos (por ejemplo, el dueño de un bar de pequeñas dimensiones).

Carga de la prueba:

Como se verá más adelante, en los procesos en los que se reclama la tutela de derechos

fundamentales y libertades públicas, opera una regla de “traslado de la carga de la prueba” que

implica una cierta ventaja para la persona que invoca la vulneración del derecho.

Iniciativa y dirección del proceso:

El principio de aportación (que a veces se confunde con el principio dispositivo) es una regla

general del Derecho Procesal que consiste básicamente en que el órgano judicial sólo decide en

base a los hechos alegados por las partes (no puede añadir nuevos hechos) y en función de la

prueba practicada por ellas, sin poder proponer pruebas no previstas por las partes, o incluso -en

muchos casos preguntas a los testigos o peritos que no hayan planteado las partes. En gran

medida, el fundamento de este principio es el principio de igualdad de partes. Si el Juez asume

un papel más “inquisitivo” puede correr peligro su neutralidad; de hecho, en algunos casos en

los que rige, por el contrario el principio de “investigación”, se priva al órgano judicial que

investiga de la facultad de dictar una resolución definitiva (en el proceso penal, el Juez de

Instrucción investiga los hechos e instruye el sumario, pero no dicta sentencia condenando o

absolviendo al reo). Como se verá en el análisis de la regulación concreta, en el orden social, el

Juez asume un papel de cierta relevancia en la iniciativa y dirección del proceso y en la práctica
de las pruebas. Estas facultades del Juez no llegan a eliminar completamente este principio de

aportación, pero sí que lo matizan de un modo muy significativo.

Actuación de representaciones colectivas:

En este mismo tema se analizarán las facultades de intervención en el proceso de las

representaciones colectivas de trabajadores, que no tienen un paralelo exacto con las

correspondientes posibilidades de las representaciones empresariales.

7.- PUNTO DE ENCUENTRO ENTRE ACCIÓN Y JURISDICCIÓN:

Título I

JURISDICCIÓN Y ACCIÓN

Art. 1.- Órganos y alcances de la potestad Jurisdiccional.

La Potestad Jurisdiccional del Estado, en materia civil, la ejerce el Poder Judicial con

exclusividad. La función jurisdiccional es indelegable y su ámbito abarca todo el territorio de la

República.

ACCIÓN:

“El ejercicio de la acción no se refiere a la demanda ni a su calificación procesal, sino

simplemente a la facultad o al poder jurídico del justiciable de acudir al órgano

jurisdiccional en busca de la tutela efectiva, independientemente de que cumpla con los

requisitos formales o que su derecho sea fundado”.

(Exp. 1778-97- Callao, Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema. El Peruano, 14/10/98,

p.1912).

ARTÍCULO. 2.- Ejercicio y alcances

Por el derecho de acción todo sujeto, en ejercicio de su derecho a la tutela jurisdiccional efectiva

y en forma directa o a través de representante legal o apoderado, puede recurrir al órgano

jurisdiccional pidiendo la solución a un conflicto de intereses intersubjetivo a una incertidumbre

jurídica.

Por ser titular del derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, el emplazado en un proceso civil

tiene derecho de contradicción.


JURISPRUDENCIA:

“El proceso es un conjunto ordenado y sucesivo de actos y formas, determinadas por el

Estado, que deben ser cumplidos a fin de obtener un pronunciamiento jurisdiccional

válido que resuelva un conflicto intersubjetivo de intereses o una incertidumbre jurídica”.

(El subrayado es mío).

(Exp. 975-97- Lima, Sala Civil Permanente de la Corte Suprema, El Peruano, 6/10/98, p. 1794)

“Si bien el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva es inherente a toda persona…su

materialización debe contener un mínimo de razonabilidad, más aún cuando la demanda se halla

autorizada por quien debe orientar debidamente a su patrocinado”.

(Exp. 2035-95- Lima, 4ta. Sala Civil, Hinostroza Minguez, Alberto. Jurisprudencia Civil, Tomo

II, P. 20)

En conclusión:

-La acción consiste en que tiene la facultad de impulsar la actividad jurisdiccional para que un

juzgador resuelva tu pretensión relacionada con un derecho subjetivo que consideras que te ha

sido violado.

Cómo puedes darte cuenta, para que puedas ejercer una acción, es necesario que primeramente

exista un derecho subjetivo a tu favor, y después de ello, que tú pretendas ejercerlo a través de

una acción y esté a su vez de una demanda.

La pretensión únicamente consiste en lo que pide, solicita o pretende quien haya ejercitado la

acción, es decir el sujeto activo.

-La jurisdicción es la potestad, derivada de la soberanía del Estado, de aplicar el Derecho en el

caso concreto, resolviendo de modo definitivo e irrevocable una controversia, que es ejercida en

forma exclusiva por los tribunales de justicia integrados por jueces autónomos e independientes.

8.- PROCEDIMIENTOS: Los Actos en que se concreta el proceso

Nuestro Sistema Procesal Civil acoge el "Principio de Elasticidad " de las Formas Procesales,

que podríamos entenderlo como el punto medio entre la libertad de las formas y el principio de

la legalidad, así lo establece el Artículo IX del Título Preliminar del Código Procesal Civil y
regulado expresamente en el Articulo 171 del mismo cuerpo normativo, cuando en su segundo

párrafo establece; "Cuando la ley prescribe formalidad determinada, sin sanción de

nulidad, para la realización de un acto procesal, este será válido si habiéndose realizado de

otro modo, ha cumplido con su propósito." Primando de esta manera la finalidad del proceso

por sobre la formalidad que lo rige,

Concluyendo podemos decir que las formas o formalidades que la ley establece para la validez

de un acto jurídico procesal, son la manifestación externa del acto procesal que le dará eficacia a

ese acto jurídico procesal, pero por ello no debemos confundir y subordinar

los principios procesales, de elasticidad y finalidad de los actos procesales a la forma de los

mismos.

CLASES DE ACTOS PROCESALES: Código Procesal Civil- Sección tercera

Nuestra legislación establece la siguiente clasificación:

A.- Actos Procesales del Juez: Artículo 119° C.P.C

ARTÍCULO 119° C.P.C- FORMAS DE LOS ACTOS PROCESALES.

En las resoluciones y actuaciones judiciales no se emplean abreviaturas. Las fechas y

las cantidades se escriben con letras. Las referencias a disposiciones legales y a

documentos de identidad pueden escribirse en números. Las palabras y frases

equivocadas no se borrarán, sino se anularán mediante una línea que permita su lectura.

Al final del texto se hará constar la anulación. Está prohibido interpolar o yuxtaponer

palabras o frases.

ARTÍCULO 120° C.P.C- RESOLUCIONES.

Los actos procesales a través de los cuales se impulsa o decide al interior del proceso o

se pone fin a éste, pueden ser decretos, autos y sentencias.

ARTÍCULO 121°- DECRETOS, AUTOS Y SENTENCIAS.

Mediante los decretos se impulsa el desarrollo del proceso, disponiendo actos

procesales de simple trámite.

Mediante los autos el Juez resuelve la admisibilidad o el rechazo de la demanda o de la

reconvención, el saneamiento, interrupción, conclusión y las formas de conclusión


especial del proceso; el concesorio o denegatorio de los medios impugnatorios, la

admisión, improcedencia o modificación de medidas cautelares y las demás decisiones

que requieran motivación para su pronunciamiento.

Mediante la sentencia el Juez pone fin a la instancia o al proceso en definitiva,

pronunciándose en decisión expresa, precisa y motivada sobre la cuestión controvertida

declarando el derecho de las partes, o excepcionalmente sobre la validez de la relación

procesal.

ARTÍCULO 122°- CONTENIDO Y SUSCRIPCIÓN DE LAS RESOLUCIONES.

Las resoluciones contienen:

1. La indicación del lugar y fecha en que se expiden;

2. El número de orden que les corresponde dentro del expediente o del cuaderno en que se

expiden;

3. La mención sucesiva de los puntos sobre los que versa la resolución con las

consideraciones, en orden numérico correlativo, de los fundamentos de hecho que

sustentan la decisión, y los respectivos de derecho con la cita de la norma o normas

aplicables en cada punto, según el mérito de lo actuado;

4. La expresión clara y precisa de lo que se decide u ordena, respecto de todos los puntos

controvertidos. Si el Juez denegase una petición por falta de algún requisito o por una

cita errónea de la norma aplicable a su criterio, deberá en forma expresa indicar el

requisito faltante y la norma correspondiente;

5. El plazo para su cumplimiento, si fuera el caso;

6. La condena en costas y costos y, si procediera, de multas; o la exoneración de su pago;

y,

7. La suscripción del Juez y del Auxiliar jurisdiccional respectivo.

La resolución que no cumpliera con los requisitos antes señalados será nula, salvo los

decretos que no requerirán de los signados en los incisos 3., 5. y 6., y los autos del

expresado en el inciso 6.
La sentencia exigirá en su redacción la separación de sus partes expositiva,

considerativa y resolutiva.

En primera y segunda instancias así como en la Corte Suprema, los autos llevan media

firma y las sentencias firma completa del Juez o Jueces, si es órgano colegiado.

Cuando los órganos jurisdiccionales colegiados expidan autos, sólo será necesaria la

conformidad y firma del número de miembros que hagan mayoría relativa.

Los decretos son expedidos por los Auxiliares jurisdiccionales respectivos y serán

suscritos con su firma completa, salvo aquellos que se expidan por el Juez dentro de las

audiencias.

ARTÍCULO 123° - COSA JUZGADA.

Una resolución adquiere la autoridad de cosa juzgada cuando:

1. No proceden contra ella otros medios impugnatorios que los ya resueltos; o

2. Las partes renuncian expresamente a interponer medios impugnatorios o dejan

transcurrir los plazos sin formularlos.

La cosa juzgada sólo alcanza a las partes y a quienes de ellas deriven sus derechos. Sin

embargo, se puede extender a los terceros cuyos derechos dependen de los de las partes

o a los terceros de cuyos derechos dependen los de las partes, si hubieran sido citados

con la demanda.

La resolución que adquiere la autoridad de cosa juzgada es inmutable, sin perjuicio de

lo dispuesto en los Artículos 178 y 407.

ARTÍCULO 124° - PLAZOS MAXIMOS PARA EXPEDIR RESOLUCIONES.

En primera instancia, los decretos se expiden a los dos días de presentado el escrito que

los motiva y los autos dentro de cinco días hábiles computados desde la fecha en que el

proceso se encuentra expedito para ser resuelto, salvo disposición distinta de este

Código. Las sentencias se expedirán dentro del plazo máximo previsto en cada vía

procedimental contados desde la notificación de la resolución que declara al proceso

expedito para ser resuelto.

En segunda instancia, los plazos se sujetarán a lo dispuesto en este Código.


Los plazos en la Corte Suprema se sujetan a lo dispuesto en este Código sobre el

recurso de casación.

El retardo en la expedición de las resoluciones será sancionado disciplinariamente por el

superior jerárquico, sin perjuicio de las responsabilidades adicionales a las que hubiera

lugar.

ARTÍCULO 125° - NUMERACIÓN.

Las resoluciones judiciales serán numeradas correlativamente en el día de su

expedición, bajo responsabilidad.

ARTÍCULO 126° - INDELEGABILIDAD.

El Juez atenderá personalmente el Despacho judicial, durante el horario que establece la

ley.

ARTÍCULO 127°- ACTUACIONES.

El Juez dirigirá las actuaciones y ordenará que las partes, sus apoderados y los

Abogados observen las disposiciones legales.

ARTÍCULO 128°- ADMISIBILIDAD Y PROCEDENCIA.

El Juez declara la inadmisibilidad de un acto procesal cuando carece de un requisito de

forma o éste se cumple defectuosamente. Declara su improcedencia si la omisión o

defecto es de un requisito de fondo.

B.-Actos Procesales de las Partes: Sección Tercera – Capitulo II

Artículo 129° C.P.C- CONSECUENCIAS

Los actos procesales de las partes tienen por objeto la constitución, modificación o

extinción de derechos y cargas procesales.

Para Leo Rosemberg los actos procesales de las partes son": Todas las actividades

configurativas del proceso, es decir, toda conducta externa basada en la voluntad consiente

(voluntad de actuar), regulada por el derecho procesal según presupuestos y efectos." Estos

actos jurídicos procesales se clasifican en:


ARTÍCULO 130° C.P.C – FORMAS DEL ESCRITO

El escrito que se presente al proceso se sujeta a las siguientes regulaciones:

1. Es escrito en máquina de escribir u otro medio técnico;

2. Se mantiene en blanco un espacio de no menos de tres centímetros en el margen

izquierdo y dos en el derecho;

3. Es redactado por un solo lado y a doble espacio;

4. Cada interesado numerará correlativamente sus escritos;

5. Se sumillará el pedido en la parte superior derecha;

6. Si el escrito tiene anexos, éstos serán identificados con el número del escrito seguido de

una letra;

7. Se usa el idioma castellano, salvo que la ley o el Juez, a pedido de las partes, autoricen

el uso del quechua o del aymara;

8. La redacción será clara, breve, precisa y dirigida al Juez del proceso y, de ser el caso, se

hará referencia al número de la resolución, escrito o anexo que se cite; y,

9. Si el escrito contiene otrosíes o fórmulas similares, éstos deben contener pedidos

independientes del principal.

ARTÍCULO 131° C.P.C - FIRMA.

Los escritos serán firmados, debajo de la fecha, por la parte, tercero legitimado o Abogado que

lo presenta. Si la parte o tercero legitimado no sabe firmar, pondrá su huella digital, la que será

certificada por el Auxiliar jurisdiccional respectivo.

ARTÍCULO 132° - DEFENSA CAUTIVA

El escrito debe estar autorizado por Abogado colegiado con indicación clara de su nombre y

número de registro. De lo contrario no se le concederá trámite.

ARTÍCULO 133°- COPIA DE ESCRITO Y ANEXO.

Tratándose de escritos y anexos sobre los que deba recaer alguna de las resoluciones citadas en

el Artículo 157, quien lo presente debe acompañar tantas copias simples de ambos como

interesados deba notificarse.


El Auxiliar jurisdiccional correspondiente verificará la conformidad y legibilidad de las copias.

Si no las encuentra conformes, ordenará su sustitución dentro de veinticuatro horas, bajo

apercibimiento de tenerse por no presentado el escrito.

Todo reclamo sobre la idoneidad de las copias será resuelto por el Juez en el día, por resolución

inimpugnable.

ARTÍCULO 134° - ENTREGA DE COPIAS.

En el acto de notificarse la resolución respectiva, se hará entrega a la parte contraria de las

copias a que se refiere la primera parte del Artículo 133.

ARTÍCULO 135° - CONSTANCIA DE RECEPCIÓN.

La parte o tercero legitimado puede exigir que el auxiliar de justicia le devuelva una copia

sellada del escrito y sus anexos, con indicación del día y la hora de su presentación.

9.- JURISPRUDENCIA

Jurisprudencia, motivación y seguridad jurídica

Pero el discurso de la jurisprudencia como fuente del derecho no agota el asunto. La motivación

y la seguridad jurídica cobran aquí una enorme relevancia.

Es indudable que en los últimos años la jurisprudencia ha venido adquiriendo una importancia

preponderante no solo para saber cómo los jueces interpretan y aplican la ley, sino también para

que los litigantes empleen esas decisiones a fin de proporcionar un mayor peso a la

argumentación con miras a ganar su caso. No obstante, los jueces peruanos, al motivar sus

decisiones, no suelen sentirse vinculados por la jurisprudencia, por más que ella sea dominante

o que provengan de un tribunal superior. Muchas veces tampoco sienten que deban seguir los

criterios fijados por ellos mismos. Un claro ejemplo son las idas y venidas de nuestra Corte

Suprema y, en épocas no muy lejanas, del TC.

Si bien la jurisprudencia no es fuente del derecho peruano, ello no es óbice para que el juez, al

interpretar y aplicar la Constitución y la ley, no pueda y/o deba usarla al momento de decidir.

En muchos casos los sentidos de los textos normativos ya vienen definidos por criterios

jurisprudenciales (y también, es claro, por los precedentes), lo cual condiciona la interpretación.


Por ello, al igual que la doctrina (que tampoco es fuente del derecho), al momento de interpretar

y aplicar el derecho los jueces sí deben tener en consideración a la jurisprudencia (rectius: las

normas que puedan extraerse del conjunto de decisiones judiciales). Que los jueces no estén

vinculados a estas decisiones porque no son fuentes del derecho no quiere decir que los criterios

derivados de ellas no deban ser empleados como argumentos para decidir.

Así, por ejemplo, una decisión estará mal motivada si es que se aparta de una línea

jurisprudencial más o menos consolidada sin argumentar por qué lo hace. También habrá un

defecto en la motivación si es que no enfrenta las razones dadas en acuerdos plenarios o en

plenos jurisdiccionales. Igualmente ocurrirá si ignora los criterios colocados por él mismo,

como órgano jurisdiccional. De esta manera, queda claro que los jueces deben conocer qué es lo

que resuelven otros jueces, concretamente los tribunales supremos y los tribunales superiores,

cuando menos de su distrito judicial.

Por su parte, es indudable que existe el deber por parte del Estado de promover el derecho

fundamental a la seguridad jurídica en toda su amplitud y en todas sus dimensiones. Y en el

específico caso de la jurisdicción, no es posible que un tribunal o un juzgado no se preocupe por

mantener la uniformidad y estabilidad en sus criterios, dado que ello ciertamente impide que los

ciudadanos tengan acceso intelectivo al derecho (cognoscibilidad) y que puedan anticipar

razonablemente las consecuencias de actos estatales (calculabilidad). No permitir que el

ciudadano conozca las normas que rigen su vida ni que pueda saber cómo ellas serán aplicadas

por el Poder Judicial lleva a la imposibilidad que el derecho cumpla con su objetivo de orientar

racionalmente las conductas. Y si no hay orientación racional, entonces no hay un verdadero

ejercicio de la libertad. Entonces, aquí no basta apenas tomar en cuenta a la jurisprudencia en el

contexto de la motivación en cada caso concreto: es la propia jurisprudencia la que debe ser

objeto de estabilización a lo largo del tiempo.

En conclusión: la jurisprudencia no es fuente del derecho peruano y, por tanto, los jueces no

deben observarla por el hecho de que de las decisiones que la componen puedan o deban

extraerse normas obligatorias. No obstante, a efectos de cumplir con los deberes de proveer una

motivación adecuada y con la promoción de la seguridad jurídica, la jurisprudencia debe ser


tomada en cuenta en la argumentación de la decisión y, además, todo juez debe buscar que ella

posea un grado de estabilidad mínimo.

Los discursos, por tanto, no pueden ser confundidos: hacerlo llevaría a que las evaluaciones o

sanciones a nuestros jueces puedan darse por motivos errados.


10.- ANÁLISIS

En éste interesante tema que es el Proceso podemos decir y analizar que es una sucesión de

fases jurídicas concatenadas realizadas conforme al orden trazado por la ley, el juez, las partes y

los terceros en ejercicio de los poderes, derechos, facultades y cargas que les atribuye la ley

procesal o en cumplimiento de los deberes y obligaciones que la misma les impone, cursadas

ante órgano jurisdiccional, pretendiendo y pidiendo la actuación de la ley para que: Que dirima

en otras palabras fallar o resolver la controversia, verificado que sean los hechos alegados o que

se imponga una pena o medida de seguridad al procesado averiguado que sea su delito o

peligrosidad criminal, pretensión y petición que se plasmará en una sentencia pasada por

autoridad de cosa juzgada.

Es importante saber que el estado regula el proceso y lo agrupa en las siguientes instituciones

como son La Jurisdicción y la Competencia; La Acción y la Pretensión y El Proceso mismo,

más el Procedimiento. Podemos ver algunas afirmaciones que han realizado nuestros maestros

en este tema del Proceso, como lo afirma:

VESCOVI. “El proceso es el medio adecuado del Estado para resolver conflictos a través del

Derecho procesal que establece el orden de los actos (procedimiento) para la correcta prestación

de la actividad jurisdiccional.”

GUASP, James. “El proceso es un instrumento de satisfacción de pretensiones.”

BERRIOS DE ANGELO, D. “El proceso es una coordinación de actos con la finalidad de

administrar justicia”.

CARNELUTTI. F. “El proceso es el todo, el procedimiento es la parte de ese todo”.

También podemos ver algunas características del Proceso muy importantes como los son los

Actos, Las Normas, Los Actos realizados Frente a los Órganos Jurisdiccionales y un conjunto

de actos con finalidad regulados por la ley de procedimiento. Estos actos pueden ser Jurídicos

(Realizados por las partes: el Demandante a través de la demanda y el demandado a través de la

respuesta o contestación) y Jurisdiccionales (Realizados por el órgano o el juez en cumplimiento


de sus obligaciones y deberes). Vemos la aplicación de la norma jurídica sustantiva (Código

Civil) al caso concreto (proceso entre A y B).

El proceso contiene actos como son las (partes, juez, fiscal) y también el objeto reconocer la

pretensión de una de las partes y en materia penal el imputado no se presenta voluntariamente,

mínimo se necesita un Mandamiento de Comparecencia.

En materia civil aún queda su influencia, los jueces determinan una Tabla de Traba de Relación

Procesal, estableciendo los puntos a probar, de los cuales los sujetos procesales nunca se salen

en todo el proceso.

Aquí las partes se ven regulados por un conjunto de normas que determinan derechos y

obligaciones de los sujetos procesales y están establecidos en CPC, C.C; C.P, CPP; La

Constitución; La LOPJ, etc. Y Los Órganos Jurisdiccionales que es la aplicación de la norma

jurídica al caso concreto.

Podemos concluir con la Finalidad del Proceso que es la solución del conflicto o de restaurar el

ordenamiento jurídico violado y la búsqueda de una convivencia feliz de los hombres en

sociedad.
CONCLUSIONES

 El proceso es un sucesor, es un ir hacia adelante, se comienza con la Demanda, luego

sigue la Contestación de Demanda, luego el Auto de Saneamiento, después la Audiencia

de Fijación de Puntos Controvertidos y Saneamiento Probatorio, luego la Audiencia de

Pruebas y por último la Sentencia. Este es el ítem procesal civil normal para lograr una

sentencia de mérito que resuelva el conflicto de intereses o ponga fin a la incertidumbre

jurídica, sin embargo, la sentencia no es la única manera de poner fin a un proceso ya

que existen formas reguladas por el Código Procesal Civil de terminación de un

proceso, el cual puede concluir sin declaración sobre el fondo o con declaración sobre el

fondo.

 Todo proceso que ha iniciado deberá tener un fin, ya sea mediante una sentencia, el

acuerdo de las partes en conflicto o por el desinterés de continuar con él. La sentencia

es por excelencia la forma más típica y común de conclusión del proceso.

 Finalmente, la teoría del proceso como relación jurídica resulta ser la más reconocida y

admitida en la doctrina procesal contemporánea, pero en ningún caso se puede decir que

en la materia está todo lo dicho. La diversidad de teorías explicativas sobre qué es el

proceso constituye un esfuerzo loable del jurista forjador de la ciencia procesal. Sin

embargo, tenemos para nosotros que la ruta ya está transitada en demasía, por lo que tal

vez la más importante conclusión de todo, una institución especial, peculiar, definida en

sí misma por las instituciones que la componen, por su funcionalidad y también por los

fines sociales que persigue. El proceso, con independencia de su naturaleza jurídica, ha

sido y es reconocido por las sociedades contemporáneas como el instrumento más

idóneo que el hombre ha creado para resolver sus conflictos interpersonales con

relevancia jurídica. Si la indolencia ignorancia del juez para usarlo, o todas estas causas

en conjunto lo han convertido en un método en crisis, tales circunstancias no desvirtúan

en absoluto su profunda trascendencia social.


Bibliografía
 JOSÉ RAMOS FLORES. Abogado por la Universidad Nacional de San Agustín de

Arequipa. Licenciado en Educación por la Universidad Nacional San Cristóbal de

Huamanga. Abogado principal del Estudio Jurídico Ramos & Asociados. Director del

Instituto de Investigaciones Jurídicas RAMBELL de Arequipa. Docente de

Investigación Jurídica. Docente de Matemática y Estadística.

 ALVA MATTEUCCI, Mario. “El principio de continuidad de infracciones. Su

implicancia en el ámbito tributario”. Publicado en “Jurídica” Suplemento de análisis

legal del diario oficial El Peruano. Edición del martes 12 de abril del 2005. Número 41.

Páginas 6 y 7.

 AGUILA GRADOS, Guido. Lecciones de Derecho Procesal civil. Fondo Editorial de

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 CARNELUTTI, Francisco,"Derecho Procesal Civil y Penal", Ediciones

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 COUTURE, Eduardo J.," Estudios de Derecho Procesal Civil", Editorial Depalma

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 CARRIÓN Lugo, Jorge,"Tratado de Derecho Procesal Civil "(Tomo I ) ,Editora

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 TICONA Postigo, Víctor,"El Debido Proceso y La Demanda Civil "(Tomos I y II),

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 La relación jurídica procesal consiste en el conjunto de ligámenes, de vinculaciones,

que la ley establece entre las partes y los órganos de la jurisdicción (EDUARDO J.

COUTURE, ibídem, pág. 122).

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