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UNIVERSIDAD MARIANO GALVEZ DE GUATEMALA


DIRECCION DE MAESTRIAS
CENTRO UNIVERSITARIO REGIONAL DE ESCUINTLA
MAESTRIA EN DIRECCION Y GESTION DEL RECURSO HUMANO
LAS COMPENSACIONES EN LA GESTION DEL RECURSO HUMANO
LICDA. M.A. YOHANA LUCAS VILLATORO

ENSAYO
BRECHA SALARIAL ENTRE HOMBRES Y
MUJERES. . . ¿POR QUE?

MARIA EUGENIA CAMPOSECO HERNANDEZ

2728 – 96 – 1316

ESCUINTLA, 2 DE MAYO DE 2015


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INTRODUCCION

En el presente ensayo se expone el tema Brechas Salariales entre hombres


y mujeres. . . ¿Por qué? , debido a que, desde que las mujeres decidieron
incursionar en el mercado laboral, el salario devengado por ellas no equivale al
esfuerzo que conlleva el trabajo realizado, esto a causa de la falta de equidad por
género, razón suficiente por la que se pretende buscar mecanismos o políticas que
persiga conseguir una igualdad de remuneración entre hombres y mujeres al
momento de realizar trabajos similares u ocupar incluso los mismos puestos.

El punto de la equidad de género en lo que respecta a brechas salariales


surge, de la injusticia de la que son víctimas las mujeres al no obtener los recursos
económicos necesarios y justos para subsistir, en su afán de procurarle
alimentación y bienestar a sus hijos y a su familia, apoyando económicamente a la
cabeza del núcleo familiar. Pero. . . ¿Qué es la equidad de género? Es el simple
hecho de defender por igual los derechos tanto de la mujer como del hombre.
Lamentablemente, los derechos de la mujer en diversos ámbitos no son respetados,
dando lugar a la discriminación, flagelo que afecta al mundo entero.

Ahora bien, por qué no se le paga lo justo a la mujer por el trabajo realizado?
Esto se debe a una serie de situaciones, tales como la discriminación, consecuencia
de una actitud machista que aún existe en varias naciones del mundo; así también
se encuentra que influye el nivel académico que posea ya que algunas abandonan
los estudios para formar un hogar u otros motivos, pero también se tiene que la
mujer opta por jornadas de medio tiempo o trabajos informales con los que obtienen
salarios bajos.

Actualmente han surgido entes y organizaciones tales como CEPAL, la OIT,


BID, por mencionar algunas, cuyo fin es luchar en pro de acabar con diversos
aspectos negativos que aquejan a la sociedad.
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I.DESARROLLO

Desde hace mucho tiempo atrás, las diversas necesidades en que se han
visto envueltas las familias para el mantenimiento del hogar han dado lugar a que
las mujeres salgan de sus hogares en busca de recursos para sufragar los gastos
que se requiere para cubrir lo que respecta a la salud de los hijos, estudio, vivienda,
servicios y más, apoyando al padre de familia en el aspecto económico; pero la
situación se agrava si no se cuenta con la figura paterna y es la madre la que tiene
que correr con todos los gastos.

La mujer se ha visto obligada a ser partícipe de la economía a nivel mundial


y no solo las que están a cargo de un hogar, de una familia, sino también las mujeres
que aún no son madres de familia y vale mencionar de todas las edades, esto, ante
la crisis económica y que los recursos ya no son suficientes hoy en día más que
para cubrir las necesidades básicas quedando pendiente muchas veces el aspecto
vivienda. Ante esto, queda claro que lo que se busca es devengar un salario, una
remuneración, obtener recursos económicos.

Pareciera fácil el decir que se saldrá en búsqueda de un empleo, pero las


féminas se ven en desventaja ante un flagelo existente desde el origen de los
tiempos, la discriminación por género, dando lugar a una consecuente falta de
equidad en varios campos, padeciendo carencia de oportunidades e injusticias por
pertenecer al mal llamado “sexo débil”, todo esto a causa de la actitud machista
que aún impera en la mayoría de regiones del mundo, manifestándose aún más en
las naciones en vías de desarrollo. Una razón por la cual se podría estar dando esta
situación, es la diversidad de estereotipos que se ha formado la sociedad al asociar
al hombre como el sostén de la familia y quien debe salir de casa en busca de los
recursos mientras que la mujer queda relegada a los quehaceres del hogar y el
cuidado de los hijos.
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En cuanto a equidad por género, según (Anzil, 2012) “es la capacidad de ser
equitativos y justos en relación al trato de hombres y mujeres, teniendo en cuenta
sus diferentes necesidades”; esto se refiere a defender la igualdad de derechos,
responsabilidades y oportunidades que se tiene ya sea por ser hombre o mujer,
pero. . . ¿Realmente en la vida cotidiana se da esta igualdad? La respuesta. . . no.

Lamentablemente la realidad es que no hay igualdad de género, siempre los


hombres han llevado la ventaja ante las mujeres en varios ámbitos como lo es
educación, empleo, participación política, vida social, así como también se les ha
negado el goce de sus derechos, tal como el derecho a la propiedad.

Hoy en día, a pesar de las desigualdades que las mujeres sufren, han sabido
encontrar la manera de salir adelante, de hacerse valer por sí mismas, demostrando
que las mujeres a pesar de los estereotipos que la sociedad ha creado sobre ellas,
son capaces de realizar las mismas actividades que el hombre realiza, incluso de
llevarlas a cabo con altos de niveles de calidad y eficacia, han demostrado que son
capaces de aceptar diferentes retos en el campo laboral y hacer ver que se está al
mismo nivel que el hombre en cuanto a capacidad, intelecto, eficacia, iniciativa y
muchos otros aspectos, y de poder obtener el mismo salario que un hombre; pero,
aquí es donde se marca nuevamente la inequidad de género, ya que a la hora de
que su trabajo sea remunerado, los recursos serán inferiores a los del hombre; pero,
¿cuál es la razón de esta diferencia salarial?

Para muchos, esto viene desde hace muchos siglos atrás, cuando los
primeros hombres, prácticamente determinaron la desigualdad entre géneros por la
diferencia en la fuerza física de cada uno, y en consecuencia se dio la falta de
equidad de género, afectando desde ese entonces hasta la actualidad en diversos
ámbitos a la mujer en cuanto a crecimiento y desarrollo se refiere, y es evidente en
su estabilidad económica, a raíz de la remuneración recibida por el trabajo realizado
o por prestar un servicio; las compensaciones de las mujeres son inferiores a las
masculinas, ¿la razón? no se valora su trabajo como el del hombre, esto, dado a los
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estereotipos, gustos y criterios propios de las personas que están en los puestos de
poder, de quienes se encuentran en la cima de la jerarquía organizacional.

Ante la brecha salarial existente entre hombres y mujeres, ¿en qué regiones
se puede observar esta falta de justicia en las compensaciones que le corresponden
a la mujer por el trabajo realizado?

Es lamentable que este hecho se dé a nivel mundial, en todos los continentes,


América sin excepción, específicamente en el área conocida como Latinoamérica,
esto pese a que la participación de la mujer en la economía a nivel continental ha
aumentado en los últimos 10 años según el documento del Banco Mundial, El efecto
del poder económico de las mujeres en América Latina y el Caribe
(bancomundial.org, 2013), tiempo en que a causa de la crisis económica del año
2009, América Latina redujo el nivel de la pobreza extrema gracias a que se contaba
con los ingresos laborales de las mujeres, que aportó el 30% de la reducción de la
pobreza extrema frente al 39% aportado por los ingresos laborales masculinos.

Con relación a lo anterior, esto pudo ser posible debido a que del año 2000
al 2010 la tasa de participación laboral de la mujer aumentó en un 15%,
demostrando que la mujer juega un papel muy importante en la economía de una
región; pero algo que merece ser mencionado es que los ingresos laborales
femeninos aumentaron debido a la incursión de las mujeres de bajos recursos a la
fuerza laboral, contrario a lo que cualquier persona espera saber, ya que se
esperaría que las mujeres en mejores condiciones económicas, es decir con
ingresos altos, fueran las responsables de una mayor participación en el mercado
laboral; el documento resalta esto de la siguiente manera: “Un mayor número de
mujeres de ingreso bajo, ingresó a la fuerza laboral en comparación con aquellas
de ingreso alto (cambio en la tasa de empleo entre las mujeres de 15 a 64 años)
(2000 a 2010)” (bancomundial.org, 2013) ,esto se puede apreciar en el Anexo 1.
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Ante el aumento, tanto de la participación de la mujer en la fuerza laboral


como en los ingresos laborales femeninos, se ve reflejada una creciente taza de
escolaridad la cual poco a poco va disminuyendo la brecha de género en el campo
educativo, pero “las mujeres se siguen enfrentando a los desafíos tales como la
segmentación del mercado laboral, las brechas existentes en cuanto a ingresos y la
capacidad de acción, que no es más que la capacidad de saber tomar decisiones”
(bancomundial.org, 2013) .

En lo que respecta a segmentación del mercado laboral, tanto en los medios


de prensa escrita como en documentales de carácter financiero y económico se
puede ver plasmado el alto nivel de desigualdad de salarios entre hombres y
mujeres profesionales que ocupan puestos de alta remuneración como cargos
administrativos o de alta gerencia, tal como se puede observar en el Anexo 2, la
brecha salarial o género aumentó de 114.04 a 135.05 con una coeficiente de
diferencia de 31.01 entre los años 2000 - 2010, mientras que la brecha en puestos
de alta remuneración la diferencia es abismal, puesto que de 75.5 aumentó a
137.19, presentando un coeficiente de diferencia de 61.69; siendo éste el caso de
las mujeres de México, Brasil, Perú y Chile.

En cuanto a la capacidad de acción, las mujeres latinoamericanas deben de


aprovechar el grado o nivel de escolaridad y sus avances para emprender la
búsqueda de oportunidades económicas, aunque hay que tomar en cuenta que hoy
en día los altos niveles de violencia de género es cada vez más común en varias
naciones de Latinoamérica, y el embarazo adolescente limitan el poder actuar en
pro del crecimiento y desarrollo de la mujer.

En una nación suramericana, Colombia, está bastante marcada la inequidad

de género, ya que según el artículo “Colombianas trabajan más que los hombres,

pero ganan menos que ellos” (Perilla, 2015) se hacer ver que las mujeres,

trabajando la misma cantidad de horas que los hombres incluso realizando


actividades similares o en labores similares contando éstas con una mejor nivel
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académico, reciben una remuneración o compensación promedio del 20.2 %


inferior a la de los hombres.

América Latina presenta una tasa del 17% de brecha salarial por género y

ésta tiende a aumentar, debido a que en países como Guatemala, Colombia, Brasil,

México, Perú y Uruguay, el salario difiere entre las mujeres con hijos y mujeres sin

hijos, ya que si se trata de mujeres sin hijos, ya sea solteras o casadas el salario

por hora es por unos cuantos centavos mayor que el de las mujeres con hijos, pero

siempre inferior al de los hombres. Aparte de esta gran diferencia, en el salario, las

mujeres, realizan un trabajo que no es remunerado, el quehacer doméstico, cuidar

hijos, limpieza, mantenimiento del hogar, compras necesarias del hogar, alimentar

a la familia y muchas tareas más, ocasionándoles dificultad para optar a puestos

mejor remunerados al tener que anteponer el cuidado del hogar al trabajo, fuente
de ingresos.

Según la Organización Internacional de Trabajo (OIT) (Perilla, 2015), en


países como Colombia, las mujeres que trabajan 48.6 horas a la semana, terminan
recibiendo solamente el equivalente a trabajar 19.5 horas, mientras que los hombres
reciben el equivalente a haber trabajado 40.3 horas de la misma cantidad de tiempo
trabajado.

Profesionales de la psicología y expertos en equidad de género consideran


que las brechas salariales y de ingresos por género se deben a factores culturales
que permanecen en la sociedad desde mucho tiempo atrás, con creencias que las
actividades que las mujeres realizan son menos importantes que las del sexo
masculino, así también, que el salario de la mujer es complemento del salario del
hombre que siempre se le asocia con el rol de proveedor principal del núcleo
familiar, aunado al mismo tiempo a una serie de prejuicios, la brecha salarial, puede
llegar a alcanzar hasta un 37% de diferencia, este porcentaje va de la mano con el
argumento sobre el costo que conlleva el emplear a mujeres, debido a las ausencias
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de éstas ante lo permisos en tiempo de embarazo (prenatal y posnatal y posterior


período de lactancia), cayendo siempre a la discriminación por género pero más
que todo desde el punto cultural y no económico.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su informe “Nuevo Siglo,


Viejas Disparidades” (www.iadb.org, 2012), compara encuestas realizadas en los
hogares de 18 países de Latinoamérica y el Caribe, en los que las respuestas de
las mismas lanzaron resultados y cifras inquietantes en cuanto a discriminación
salarial por género se refiere; primeramente se expone que la diferencia salarial
entre hombres y mujeres disminuyó del 25% al 17% entre los años 1992 y 2007.
Otro resultado reflejado en las encuestas es que las mujeres ocupan solamente el
33% de las profesiones mejor remuneradas en la región latinoamericana como son
la arquitectura, ingeniería y abogacía, alcanzando promedio una brecha de 58% en
el campo profesional.

Otro punto importante expuesto por la OIT, es que las mujeres


latinoamericanas debido a sus quehaceres domésticos y ante la necesidad de
aumentar los ingresos en el hogar complementando el salario del padre de familia,
optan por los empleos de medio tiempo o media jornada, eso sí, devengando un
salario inferior al que obtendría por un trabajo de tiempo completo, afectando su
experiencia y desarrollo profesional, ocasionando que la brecha salarial se
acreciente aún más.

Pero, ¿qué se puede o qué se debe hacer para ir cerrando poco a poco la
inequidad salarial por género que impera no solo en la región latinoamericana sino
a nivel mundial? La OIT, a la vez que expone las diversas situaciones de
desigualdad salarial, busca mecanismos hacia mejores oportunidades que logren
disminuir la brecha salarial, a manera de sugerencia presenta una serie de
iniciativas que se pueden observar en el Anexo 3 , que motivan a sembrar un
ambiente de igualdad, empezando desde casa al dividir por igual las tareas o
quehaceres del hogar entre todos los miembros de la familia, hombres y mujeres;
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continuando en la escuela capacitando a los docentes a no marcar diferencias entre


niños y niñas en cuanto a diversas capacidades tanto mentales, físicas y
psicomotrices; por parte del gobierno, podría invertir en programas de desarrollo
infantil que incentiven el emprendimiento y estudio de las ciencias; y en cuanto a las
empresas, se podría contratar mujeres en trabajos no tradicionales y promover su
presencia en puestos gerenciales .

Ahora bien, ¿habrá algún país latinoamericano con brecha salarial por
género en números bajos, habrá algún país donde haya equidad de género? Para
dar respuesta a esta interrogante, el Foro Económico Mundial en el año 2010
asevera que ningún país en el mundo ha logrado la igualdad plena entre hombres y
mujeres; a nivel latinoamericano, Trinidad y Tobago se perfila como el país donde
hay más equidad entre hombres y mujeres; Cuba, ocupa el segundo puesto como
la nación en la que la mujer tiene más participación, ya que las mujeres tienen
acceso a educación hasta el nivel universitario y representan el 60% de la fuerza
laboral profesional; le siguen Costa Rica, Argentina y Nicaragua y en los últimos
puestos se encuentra México y Guatemala con una paupérrimo nivel de
oportunidades para la población femenina.

Centrando la atención en Guatemala y para poder visualizar la realidad de la


mujer, de su participación en el mercado laboral y la equidad de salario, el Instituto
Nacional de Estadística publica, informes, resultados de encuestas realizadas a
nivel nacional, como lo es la Encuesta Nacional del Empleo e Ingresos cuya última
publicación fue en el año 2013, se cuenta con documentos como el de Indicadores
para Análisis de Género cuya última publicación fue en el año 2007 y también se
cuenta con el Perfil Estadístico publicado en el año 2014, donde se encuentra la
información y cifras más recientes de la realidad del país.

En lo referente a la participación de la mujer en la economía del país, en el


anexo 4 (INE, 2014) se puede apreciar que el hombre tiene una gran ventaja frente
a la mujer en participación, ya que en 2004, la diferencia fue de un 37.8%, en 2010,
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la diferencia disminuyó un poco, ya que la diferencia bajó al 34.4% y en el 2013, la


diferencia fue de 42.3%.
Las estadísticas en cuanto al ingreso mensual en quetzales por sexo (Anexo
5) (INE, 2014), indican que el salario del hombre del 2010 al 2013 aumentó en Q175
y en el caso de la mujer el salario aumentó en Q289 en los mismos años, pero el
ingreso siempre es inferior al devengado por el sexo masculino quien tanto en 2010
como en 2013, supera al salario femenino en Q438 y Q324 respectivamente.

En cuanto a carga global de trabajo por sexo, en el anexo 6 (INE, 2014),


tomando en cuenta el trabajo remunerado y el no remunerado, la mujer presenta
una carga total superior a la del hombre de 13.5 sobre 11, evidenciando así que
aunque trabaje más que el hombre, es víctima de la desigualdad salarial.

Ante estas muestras de desigualdad de género, se puede ver claramente la


necesidad de crear políticas que protejan a la mujer en su derecho formar parte del
mercado laboral contando con una remuneración justa de acuerdo a la labor
realizada, el código de trabajo en el capítulo segundo, referente al trabajo de
mujeres y menores de edad, en el artículo 147, expresa claramente: “El trabajo de
las mujeres y menores de edad debe ser adecuado especialmente a su edad,
condiciones o estado físico y desarrollo intelectual y moral” . La mujer guatemalteca
puede defender sus derechos y obligaciones laborales valiéndose del código de
trabajo, amparándose en los artículos que le competen como mujer y madre
trabajadora.

Después de haber visto la realidad del mundo, de la región latinoamericana


y de la nación guatemalteca ante la desigualdad de género en el mercado laboral e
inequidad salarial, se plantea la interrogante, ¿por qué los hombres ganan más que
las mujeres? Una respuesta sería que los aspectos socioculturales predominan
sobre lo económico, los prejuicios muchas veces valen más que el cumplimiento de
un perfil profesional idóneo; otro punto es que las mujeres ganan menos como
consecuencia de la negociación salarial, ya que la mujer presenta una percepción
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e interpretación distinta a la del hombre, dado que la negociación de la mujer tiende


a percibirse de manera negativa, esto aunado al hecho de que la mujer se encuentra
en desventaja respecto al hombre, ya que es el hombre a quien se asocian los
cargos directivos.

Otra razón es la tendencia que tiene una mujer de abandonar la fuerza laboral
anteponiendo el bienestar de su hogar y de su familia; así también la preferencia de
las jornadas cortas de trabajo con su consecuente bajo salario. El bajo salario
también se debe al nivel académico o de escolaridad con que la mujer cuente,
debido a que algunas mujeres abandonan los estudios para formar un hogar o
dedicarse a otras actividades catalogadas como prioridad. Otro punto es que a
partir de los 35 hasta los 55 años la diferencia salarial aumenta.

Otra causa de que las mujeres ganen menos que los hombres es debido a la
actitud machista que sigue imperando en el mundo, ya que el empleador desde el
momento que la mujer se acerca a buscar una oportunidad de empleo, y en caso
de ser contratada, en caso de tratarse de una mujer soltera y sin hijos, el empleador
ya le está descontando el hecho de ausentarse en caso llegue a contraer nupcias,
y las consecuentes ausencias en caso de resultar embarazada, como la licencia de
prenatal y posnatal, tiempos de lactancia y demás ausencias o permisos en que
pueda incurrir la mujer, en pocas palabras, la persona es discriminada por el solo
hecho de ser mujer.

De acuerdo a opiniones expuestas por las personas entrevistadas, no en


todas las empresas o entidades se corre con la misma suerte, ya que hay
empleadores que contratan a personas indiferentemente de que sea hombre o
mujer, ya que el salario va de acuerdo al puesto y no al género. Otro punto
mencionado por estas personas es que en la mayoría de empresas no existen
políticas de equidad de género, las cuales son necesarias para que las brechas
salariales desaparezcan así como la pobreza extrema y la superación, tanto
personal como profesional de la mujer.
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II.CONCLUSIONES

Las brechas salariales entre hombres y mujeres, se deben a la falta de


políticas de equidad de género en lo que respecta a ingresos y participación de la
mujer en el mercado laboral; es por esta razón, que las mujeres ganan menos que
los hombres según los criterios que tengan los empleadores respecto al hecho de
contratar ya sea a madres casadas o bien madres solteras, para quienes la prioridad
es el bienestar de sus hijos y familia.

Otra causa del por qué las mujeres ganan menos que los hombres, es la
falta de estrategias a la hora de negociar el salario y el nivel académico que posean,
ya que son muchas las mujeres que abandonan los estudios, pero se podría decir
que el factor común ante el hecho de que haya brechas entre hombres y mujeres
es la discriminación de la que son objeto por el solo hecho de ser mujer ante la
actitud machista que aún existe en varias naciones.
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BIBLIOGRAFIA
Anzil, F. (2012). www.econlink.com.ar. Obtenido de http://www.econlink.com.ar/equidad-genero

bancomundial.org. (2013). Obtenido de


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pdf

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http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/educacion/brechas-salariales-entre-hombres-y-
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http://radio.uchile.cl/2011/12/24/discriminacion-salarial-por-genero-un-problema-
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15/diferencia-salarial-entre-hombres-y-mujeres,10155.html

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http://www.tusalario.org/guatemala/Portada/mujer-y-trabajo/guatemala-es-el-pais-con-
menos-equidad-de-genero-en-america-latina

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