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El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde, nos habla de la historia de algunos

personajes de la alta sociedad pertenecientes a la época victoriana en Inglaterra.


Es un relato que critica el modo de vida un tanto superficial en que estos vivían.
En este contexto, el protagonista, Dorian Gray, pierde su ingenuidad y gana
conciencia sobre su belleza ligada a la juventud, debido a los otros dos personajes
principales:
Lord Henry Wotton: es el personaje que induce a Dorian en su actuar a través de
sus conversaciones e influencias filosóficas sobre el hedonismo y la brevedad de
la juventud y,
Basil Hallway: pintor de la alta sociedad que retrata a Dorian Gray imprimiendo su
obsesión y adoración en aquellos cuadros.
Dorian Gray se queda pensando en las alabanzas de lord Henry hacia la juventud
mientras el pintor Basil Hallway le muestra su retrato terminado y perfecto. En ese
momento, Dorian Gray, furioso porque el cuadro se burlaría algún día de su
juventud, manifiesta, sin saber las consecuencias, la sentencia que haría que el
retrato capturase su alma para que él se quedase con la eterna juventud y belleza:
"¡Qué triste resulta! ―murmuró Dorian Gray, los ojos todavía fijos en el retrato―.
Me haré viejo, horrible, espantoso. Pero este cuadro siempre será joven. Nunca
dejará atrás este día de junio… ¡Si fuese al revés! ¡Si yo me conservase siempre
joven y el retrato envejeciera! Daría…, ¡daría cualquier cosa por eso! ¡Daría el
alma!"
Pasarán algunos años antes de que Dorian Gray entre a un teatro de segunda
categoría y se enamore de la joven y bella actriz llamada Sibyl Vane. Desde que
Dorian Gray la conoce, asiste todas las noches al teatro para verla actuar en
diferentes obras, todas ellas de Shakespeare. Pasados unos días, Dorian decide
invitar a sus amigos, el pintor Basil Hallway y a lord Henry al teatro para que
conozcan a la chica que le había robado el corazón.
La noche en que Dorian, acompañado por el pintor Basil y lord Henry, asisten al
teatro, Sibyl actúa pésimamente, como una Julieta principiante, haciendo que la
mitad del público, incluyendo a los invitados de Dorian, se retiren antes de
terminar la obra.
Dorian Gray visita a Sibyl Vane entre bastidores al terminar la obra afirmando que
no debería haber actuado si se encontraba enferma. Sibyl, por el contrario,
responde que ahora que conoce el verdadero amor del príncipe azul, como
llamaba a Dorian, no conseguía representar más el amor mediante personajes
falsos que además eran personificados por malos actores. Dorian, furioso, le dice
que con esa mala actuación había matado su amor e inspiración por ella,
terminando la relación abruptamente y dejando a Sibyl llorando en el suelo.
Ya en su casa, Dorian se detiene a observar con atención el retrato de cuerpo
entero que su amigo y pintor Basil había hecho de él. Basil se lo había mandado
ya que no era capaz de exponerlo al haber vertido demasiado de su alma en el
cuadro y, por lo tanto, decidió que sería desde entonces propiedad del modelo,
Dorian.
Al observar el lienzo, Dorian nota un pequeño cambio casi imperceptible en el
canto de la boca: parecían las marcas de una sonrisa cruel. Es la primera vez que
sospecha que el hechizo que había lanzado hace unos años atrás al cuadro
podría haberse convertido en realidad. Con miedo de las consecuencias, Dorian
esconde el cuadro detrás de un biombo.
Al despertar al día siguiente, Dorian recuerda lo sucedido con Sibyl y lo lamenta.
Decide ir a hablar con ella nuevamente, disculparse y cumplir su promesa de
casamiento. Luego de unas horas, lord Henry viene a visitarlo y le comenta que
Sibyl ha muerto. Al parecer, Sibyl había salido del teatro con su madre cuando, a
medio camino, le dijo que había olvidado algo en el teatro y, al entrar, no volvió a
salir. Había bebido un vaso con materiales tóxicos y muerto envenenada.
Para consolar a Dorian sobre la muerte de Sibyl, lord Henry le presta un libro
sobre los pecados del mundo en diferentes épocas de la humanidad. El
protagonista era un “parisino con temperamento romántico y científico
extrañamente combinados”, y “contenía la historia de su vida, escrita antes de que
él la hubiera vivido.”
Hasta los 38 años, Dorian había logrado mantener su inmaculada belleza y
juventud con la cual provocaba a los otros a disfrutar del placer sin consecuencias,
arrastrando a cada uno de ellos hacia su ruina final.
“A Dorian Gray lo había envenenado un libro. En determinados momentos veía el
mal únicamente como un medio que le permitía poner por obra su concepción de
lo bello”.
Dorian, al contrario del protagonista del libro que sería su manual todos esos años,
“nunca padeció el terror(...), ocasionado por la repentina desaparición de la
belleza”, por lo tanto, nunca sufrió sus consecuencias. Los estragos físicos de su
estilo de vida eran absorbidos por su retrato, que había sido guardado en una sala
abandonada en el sótano de la que solo él tenía llave. Dorian dejó de observar el
cuadro por lo feo que se había puesto con los años.
Una noche, el pintor Basil Hallway, luego de varios años sin verlo, recrimina a
Dorian sobre lo que la gente decía sobre él. Dorian le dice finalmente que es su
culpa y lo lleva a ver el cuadro que había pintado. Basil se horroriza cuando ve el
cuadro y arrastra a Dorian hacia un escritorio para que rezase por su absolución.
Dorian siente que el cuadro le transmite un impulso irresistible de asesinar al
creador del lienzo. Y lo hace apuñalándolo varias veces mientras Basil aún rezaba
con la cabeza baja.
Luego de varios meses, Dorian se había desecho de todas las pruebas que lo
incriminaban, pero aun así su conciencia no estaba tranquila:
"De la misma manera que había matado al pintor, mataría su obra y todo lo que
significaba. Mataría el pasado y, cuando estuviera muerto, él recobraría la libertad.
Acabaría con aquella monstruosa vida del alma y, sin sus odiosas advertencias,
recobraría la paz. Empuñó el arma y con ella apuñaló el retrato".

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