Está en la página 1de 4

EN BUSCA DE UN MÉTODO HISTÓRICO DE LECTURA BÍBLICA:

CÓMO CREA EL SER HUMANO UN TEXTO


Gonzalo de la Torre. Adaptaciones por Alejandro Gobrin

EL DERECHO DE LA GENTE SENCILLA A INTERPRETAR LA BIBLIA

Interpretar la Biblia no es sólo una tarea reservada sólo a los especialistas, o a los dirigentes
oficiales de la Iglesia. Es también una tarea y un deber de todos los cristianos. Pero, también, las
intuiciones populares pueden tener el respaldo de la ciencia.

Es cierto que el pueblo cuando lee la Biblia tiene frente a sus textos intuiciones de gran valor. Sin
embargo, no nos podemos contentar sólo con el campo de las intuiciones populares, sino que es
necesario darle a las mismas un soporte serio, científico, que resistan la crítica y convenzan
racionalmente. Es cierto que el pueblo sencillo, en sus reuniones comunitarias, hace reflexiones
que llaman la atención por su belleza y profundidad. Nos provoca repetir “Te alabo, Padre, Señor
del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que escondiste a los sabios y
entendidos” (Lc 10,21). Pero a veces las intuiciones populares nos llevan a interpretaciones
peligrosas que se viene otro texto a la mente (Mt 5,19, por ejemplo Mt 13,47-51).

Por esto, lo mejor es aprender a argumentar y a dar razón de nuestra fe, es mejor ser una
“persona prudente que construyó su casa sobre la roca” y que por eso no se derrumba (cf. Mt
7,24-25).

CÓMO CREA EL SER HUMANO UN TEXTO

Para comprender un texto, es necesario saber cómo fue escrito ya que estamos ante un texto
antiguo. Tenemos que partir de este hecho: un escritor bíblico siempre pone por escrito algo que
la comunidad a la que pertenece ya ha elaborado, transformado y, en cierta forma, compuesto.

1. Todo grupo trató de escribir los hechos que de alguna manera le parecieron significativos (Jn
20,30).

Hay hechos más sobresalientes que otros, según afecten la vida del grupo. Por ejemplo, fue un
hecho muy importante para Israel, el llegar a constituirse como nación independiente. Muchos
éxodos, desde Egipto o desde las ciudades del estado en Canaán. Queda registrada la de Egipto
para mantener la identidad Dios librador y liberación esclavitud (Ex 1-15).

2. Todo hecho, al pasar por los esquemas simbólico-culturales de quien lo observa, queda cargado
de significados, pasando de ser un simple hecho a ser considerado un acontecimiento
comunitario.

Estructuras de juicio creadas por la historia y la cultura vividas hasta ese momento, transmitidas a
toda nueva generación y recreadas por ésta en una dinámica histórico-cultural permanente. Estas
estructuras histórico-culturales releen el hecho desde sus propios esquemas e intereses.
Un hecho simple se convierte ahora en acontecimiento de máxima importancia. A veces la carga
de interpretación añadida es tal, que del hecho original queda poco, o aparece muy disminuido.

Por ejemplo: la historia del Medio Oriente nos narra que en ese tiempo (s. 13 aec.) fueron muchas
las fugas de grupos de esclavos y muchísimas las ciudades destruidas por los habitantes de la tierra
de Canaán de los hapiru (la futura Palestina). De todas el escritor sagrada sólo quiso conservar,
dos relatos bien largos y completos: el de la huida de Egipto protagonizada por Moisés (Ex 13-15) y
el de la destrucción de Jericó, protagonizada por Josué (Jos 2-7).

La tradición de Israel, al interpretar estos acontecimientos, los cargó de tal manera de contenidos,
que hoy nos es muy difícil saber qué es lo estrictamente histórico y qué es lo que la interpretación
teológica le añade.

Hechos ordinarios se volvieron extraordinarios. En Ex 13-15 la huida de un grupo de campesinos a


través del Mar de las Cañas queda convertida en la travesía de todo Israel (unas 600.000 personas)
a través del mar, en medio de las olas que el poder de Dios sostenía para que dejaran pasar a su
pueblo.

En Jos 2-7, la destrucción de una ciudad se convierte en uno de los milagros de tal calidad, que las
gruesas murallas de una ciudad caen con sólo pasar el arca de Dios a su alrededor, bajo el sonido
de las trompetas de Israel (Jos 6,5).

El poder de las estructuras mentales los carga de significados que tiene acumulados en su
inconsciente colectivo por que los lee desde una perspectiva liberadora.

3. Toda la carga interpretativa, puesta por el pueblo y el escritor, es depositada en el inconsciente


colectivo o personal de los mismos.

Toda la carga interpretativa que recibe el hecho cuando pasa por los esquemas culturales de quien
lo palpa, queda depositada particularmente en esa zona llamada “inconsciente”, desde donde se
va a manifestar en forma de pulsiones positivas y negativas (es decir, como acontecimiento que
encierra elementos de opresión y liberación), que tratarán permanentemente de salir fuera, para
darle respuestas a la historia que está viviendo el pueblo. De esta manera el inconsciente colectivo
y personal se convierte en una permanente fuente de creatividad que va a buscar diferentes
caminos de manifestación. La revelación de este acumulado inconsciente le servirá al pueblo para
alimentar sus proyectos, sus luchas, su resistencia y, desde luego, para dar razón de su fe.

Por ejemplo: el pueblo, a lo largo de su historia, cada vez que recuerda los acontecimientos que le
dieron la libertad frente a Egipto, va acumulando en su inconsciente sentimientos como éstos: el
inmenso deseo de libertad que tuvo, las opresiones y humillaciones que recibió como esclavo, las
vidas que Egipto mató, sus grandes temores frente a Egipto, la providencia de Dios que lo
acompañó, las veces en que el miedo lo hizo retroceder, la necesidad de recordar todo esto para
alimentar la conciencia del pueblo, los muchos intentos que hizo para liberarse, la urgencia de
juntar los muchos intentos de liberación en un solo relato que alimentara la identidad del pueblo,
etc. etc. Estos sentimientos eran alimentados por la memoria colectiva de las tribus que, en las
noches y en las fiestas, recordaban y recolectaban los relatos que les hacían los mayoritarios.
También en las liturgias que celebraba el pueblo se narraban estos mismos acontecimientos y se
relacionaban con su Dios Yahvéh, cuyo nombre significaba que “Dios se mostró activo” con su
pueblo frente a los egipcios.

A lo largo de muchos años y quizás de siglos, Israel había mantenido viva la amarga memoria del
modelo de sociedad que había vivido con Egipto, un modelo que le había causado sufrimiento y
muerte. Sin duda que esta memoria estaba llena de rabias y resentimientos… Pero también tenía
acumulada en su interior la belleza de su proyecto original, su gran sueño, una sociedad en la que
todos tuvieran el derecho de tener su propia tierra, de sentirse hermanos y de encontrar y dar
solidaridad y desearía con toda su alma que este proyecto se pudiera realizar, y se lamentaría de
que hubiera sido reemplazado por el proyecto de la monarquía de los reyes israelitas que se
establecieron en Israel a partir de Saúl y David… Y en su interior daría testimonio de lo difícil que
es mantener un proyecto comunitario, porque la libertad hace que la conciencia en muchos casos
sea ambigua y no se decida por lo mejor.

4. Finalmente, el escritor sagrado, escogiendo el género literario que cree más apto, escribe un
relato que logra sacar a la luz lo que él siente en su interior, como pueblo y como persona.

Antes indicamos cómo Israel tenía momentos y encuentros que alimentaban su conciencia. Estos
encuentros eran sus reuniones familiares, en las cuales los mayoritarios le narraban a la familia,
principalmente a los jóvenes y pequeños, las historias del pasado. Seguramente aquí nacieron los
primeros relatos que después eran llevados a un ámbito más amplio, las diferentes fiestas de las
tribus en donde también se hacían narraciones del pasado, para finalmente ser escuchados en las
liturgias del pueblo, en torno al arca de Dios, o en el gran templo construido por Salomón, donde
seguramente recibían nuevas interpretaciones, nuevos detalles, según la lectura que de los hechos
hicieran los líderes religiosos.

Por ejemplo: al leer el relato de la salida de Egipto (Ex 13-15), vemos cómo un hecho que, a lo
mejor lo hicieron al escondido unas pocas personas, va recibiendo la carga interpretativa de un
acontecimiento que ya está referido a todo el pueblo de Israel… A este acontecimiento cada vez se
le añaden más y más cosas: es el mismo Dios quien guía a los fugitivos… estos no comen pan
fermentado… Yahvéh mata a los primogénitos de Egipto… el pueblo lleva en procesión los huesos
del patriarca José… a los que huyen los acompaña de día una columna de nube y de noche una
columna de fuego… el faraón en persona se viene a atacarlos con su ejército… el pueblo se llena
de pavor… se arrepiente de haber salido de Egipto… el mar se divide en dos y deja un camino seco
para que pase el pueblo… el Ángel de Dios protege la retaguardia del pueblo… una nube tenebrosa
oculta al pueblo de la vista de los egipcios… las aguas forman una muralla a la derecha y a la
izquierda para que pase el pueblo… Yahvéh hace retroceder el mar mediante un fuerte viento… los
egipcios con sus carros de guerra los persiguen… el mar detenido se suelta y ahoga a los egipcios
no dejando vivo a nadie… el pueblo lleno de temor da gracias y alaba a Dios con un canto triunfal,
mientras las mujeres tocan, danzan y cantan.
Todos los diálogos de este relato y todas las imágenes del mismo no son otra cosa que voces e
imágenes simbólicas a través de las cuales la conciencia expresa lo que siente, a fin de que el
pueblo vea la inmensa importancia teológica del hecho vivido.

También podría gustarte