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1. Introducción
2. CIE -10.
3. DSM-IV-TR.
4. Otros síntomas del TDAH.
5. Influencia de la edad en la semiología.
6. Apéndice.
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1. Introducción
CRITERIOS DE INCLUSIÓN
SE EXLUYEN
- La actividad excesiva explicada por la edad.
- La inestabilidad psicomotora debida a déficit mental o trastornos de personalidad.
- Las manifestaciones motoras de tipo maniaco y por excitación maniaca.
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CLÍNICA
¿Dónde situar el umbral para que los denominados síntomas secundarios pasen a
tener entidad suficiente como para hablar de comorbilidad?. Esta dificultad aún está
excesivamente influida por la subjetividad y experiencia de cada clínico con los
consiguientes sesgos y confusión en las investigaciones y su implicación negativa en
la implementación de los tratamientos.
CLÍNICA
l Impulsividad
l SÍNTOMAS SECUNDARIOS:
l Síntomas de conducta.
l Síntomas relacionados con el aprendizaje.
l Síntomas emocionales.
l Síntomas físicos.
La CIE-10 fue publicada en 1996. Aunque se intentó el mayor consenso posible con
la clasificación americana de la American Psychiatry Association existen diferencias
significativas entre ambas.
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Este epígrafe excluye a los trastornos de ansiedad, los trastornos afectivos, los
trastornos generalizados del desarrollo y la esquizofrenia infantil.
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CLÍNICA
En este trastorno se incluyen los síntomas del trastorno hipercinético y del trastorno
disocial (F91). Es una entidad no reconocida en el DSM-IV. Como veremos en el
capítulo de la etiología, cuando hablemos de los factores genéticos, tal vez sea más
apropiado el planteamiento de la CIE -10 que la del DSM-IV, ya que según las
investigaciones más recientes, desde el punto de vista genético, el TDAH asociado
al los trastornos de conducta, parece que sigue una expresión fenotípica
diferenciada.
Cuando aparecen síntomas que dificultan una clara diferenciación entre el trastorno
de la actividad y de la atención y el F90.8 Otros trastornos hipercinéticos, para el
que no da criterios, se debe utilizar este código. Aquí debemos incluir la reacción
Hipercinética de la infancia y la adolescencia sin especificar. Por tanto, son
categorías “cajón de sastre” que no sirven más que para contentar a escuelas y que,
por otra parte, son necesariamente útiles para comprender en toda su complejidad
clínica a lo que entendemos por trastorno hipercinético.
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CLASIFICACIÓN EN EL DSM - IV
• 314.01. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo combinado (F90.0 de la
CIE-10).
• 314.00. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo con predominio con
déficit de atención (90.8).
• 314.01. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo con predominio
hiperactivo-impulsivo (F90.0).
Sin embargo, existen aspectos muy positivos en esta nueva clasificación al insistir
sobre las variables culturales, evolutivas y de género que pueden matizar el
procedimiento diagnóstico y que, por tanto, hay que tenerlas en cuenta en la medida
que pueden ser fuente de errores diagnósticos. Creo que también deberían
contemplarse como una fuente de sesgos epidemiológicos las variables de tipo
ecológico, como la mayor tolerancia en el ambiente rural frente al urbano,
sociedades preindustriales frente a las industrializadas y, por último, situaciones
familiares y escolares específicas. Hoy por hoy, excepto en los casos de cierta
gravedad, resulta muy difícil hablar de lo mismo entre los profesionales de culturas
diferentes, incluso entre de la misma cultura. De aquí gran parte de las diferencias
entre profesionales a la hora de emitir el diagnóstico, para desconcierto de los
padres.
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CLÍNICA
Por otro lado, también sabemos que el córtex parietal juega un rol muy importante en
la orientación espacial en particular sobre la corporal. Se suele decir que el parietal
estaría encargado de responder a la pregunta “dónde”, mientras que el frontal
respondería a la pregunta “qué”.
Por tanto, los problemas de atención pueden ser considerados como déficit en el
reflejo de orientación o como diferencias, o estilos, en las estrategias del
procesamiento.
Para los que defiende que los déficits se refieren a la atención selectiva lo basan en
que los niños con TDAH presentan mayor número de errores en pruebas como la
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A nivel conductual los niños con TDAH van a presentar, con más frecuencia que
los controles, rabietas con más o menos agresividad (auto – héterodirigida), difíciles
de controlarlas. Se diferencia de los trastornos de conducta en que no es planeada.
Son niños que suelen ser más desobedientes. También se ha descrito que suelen
mentir y ser más beligerantes, con un autocontrol muy deficitario y menor habilidad
para las relaciones sociales por lo que no es infrecuente que sean rechazados por
sus compañeros. La mayoría de los síntomas conductuales están mediados por la
impulsividad.
En este sentido los problemas más frecuentes son las dificultades en lecto-escritura,
la ortografía y las matemáticas. Las causas que se han relacionado con estas
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CLÍNICA
5.1. De 0 a 18 meses.
Antes emitir el diagnóstico debemos considerar que a esta edad el niño es muy
activo. Hay quién afirma por ello que es imposible emitir un diagnóstico de TDAH a
esta edad ya que es imposible evaluar aspectos semiológicos como la impulsividad.
De otra parte el déficit de atención a esta edad debe evaluarse como calidad de
interacción con el medio y cuando esta es deficitaria podría tratarse de un trastorno
generalizado más que de TDAH.
que tiene capacidad motora para ello. Todos conocemos las dificultades que algunos
niños presentan a la hora de evitar los accidentes en casa o en la guardería.
Suele darse, como regla general aunque no siempre, un retraso en el desarrollo del
lenguaje. Puede presentarse como dislalias, o como alteraciones leves de la
producción y/o comprensión. Algunos comienzan con las primeras palabras hacia los
tres años y primeras frases hacia los cuatro años.
Pero lo que más importancia evolutiva tiene es el comportamiento disruptivo con los
iguales con la consiguiente repercusión sobre la autoestima y las habilidades
sociales. El niño con TDAH, aunque no todos, puede ser agresivo, dominante,
destructor, dando la impresión que le importa poco las reacciones de los demás.
Aunque, por otra parte es un niño muy sensible a los rechazos y no aceptación por
parte de sus compañeros. Cuando se presentan comportamientos de esta naturaleza
hay que tener una especial precaución en cuanto al diagnóstico diferencial con los
trastornos de conducta, especialmente si predomina la agresividad.
Esta etapa del desarrollo es crucial por varias razones: la hiperactividad y los
aspectos disruptivos de la conducta del niño, no solo van a originar grandes
disfunciones en el ambiente familiar (desacuerdos entre padres a la hora de conducir
la situación, agotamiento, pérdida de la calidad de vida que venía manteniendo la
pareja, aislamiento social relativo etc…), sino , igualmente, en la guardería o el
colegio en donde nos es difícil que en algún momento se les planteen expulsiones.
Todas estas situaciones no son neutras afectivamente para el niño hiperactivo que
sufre y que, si no intervenimos, pueden dar lugar a aprendizajes negativos que
afecten su sociabilidad y autoestima. De otra parte, es necesario detectar
precozmente la presencia, o no, de trastornos específicos del desarrollo psicológico
para evitar en lo posible fracasos en el rendimiento académico.
5.3. Adolescencia.
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CLÍNICA
APENDICE
A. (1) o (2):
(1) Seis o más de los siguientes síntomas de falta de atención han persistido por lo menos seis meses con
una intensidad que es desadaptativa en incoherente en relación con el nivel de desarrollo.
Falta de atención
• A menudo no presta atención suficiente a los detalles e incurre en errores por descuido en las
tareas escolares o en otras actividades.
• A menudo tiene dificultades para mantener la atención en tareas o actividades lúdicas.
• A menudo no parece escuchar cuando se le habla directamente.
• A menudo no sigue las instrucciones y no finaliza las tareas escolares, encargos, u obligaciones en
el centro de trabajo (no se deb a comportamiento negativista o incapacidad para comprender las
instrucciones).
• A menudo tiene dificultades para organizar tareas o actividades.
• A menudo evita, le disgusta, es renuente en cuanto a dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo
mental sostenido (como trabajos escolares o domésticos).
• A menudo extravía objetos necesarios para tareas o actividades (lápices, ejercicios escolares,
juguetes, libros o herramientas).
• A menudo se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes.
• A menudo es descuidado en actividades diarias.
(2) seis o más de los siguientes síntomas de hiperactividad – impulsividad han persistido por lo menos
durante seis meses con una intensidad que es desadaptativa o incoherente con el nivel de desarrollo.
Hiperactividad
Impulsividad
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BIBLIOGRAFÍA
- DSM – III. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. 1980. Masson.
Barcelona.
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