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I. INTRODUCCIÓN
La hipófisis está ubicada en la silla turca del hueso esfenoides, posee un tamaño aproximado de
1.5cm, se conecta con el hipotálamo mediante el infundíbulo, está dividida en dos lóbulos que
se encuentran separados y se diferencian desde lo funcional y lo anatómico. Estos son: el lóbulo
anterior o adenohipófisis, que comprende el 75% del tamaño y peso de la glándula, el cual está
constituido por tejido epitelial y el lóbulo posterior o neurohipófisis, compuesto por tejido
neuronal; los axones de estas células forman el tracto hipotálamo-hipofisiario que sirve como
canal de liberación hormonal. La comunicación entre el tracto hipotálamo-hipofisiario y las
glándulas suprarrenales se explicarán más adelante.
Las hormonas liberadas por la adenohipófisis estimulan un objetivo distante, en este caso nos
centraremos en la glándula suprarrenal, más específicamente la corteza suprarrenal, en la cual
con la liberación de la ACTH se estimula la secreción de mineralocorticoides en la zona
glomerulosa, glucocorticoides en la zona fasciculada y andrógenos en la zona reticular. Dentro
de los mineralocorticoides se encuentra la aldosterona, hormona que interviene en la
homeostasis del sodio y del potasio, así como en la regulación de la volemia y la presión
sanguínea. Dentro de los glucocorticoides se encuentran el cortisol, la corticosterona y la
cortisona, que intervienen el metabolismo y la resistencia al estrés; el cortisol ha sido
ampliamente estudiado pues tiene primordial importancia en la respuesta al estrés, más adelante
abordaremos a profundidad esta hormona, su regulación y su acción. Por último, dentro de los
andrógenos se encuentra la dehidroepiandrosterona, que influye en conductas sexuales.
Una de las características más importantes del hipotálamo es su alto grado de especialización y
adaptación, lo que se conoce con el término de neuroplasticidad. El hipotálamo puede recibir
numerosas señales del medio interno por medio de sus receptores hormonales, especialmente de
citoquinas, pero también reciben señales de diversas regiones del sistema nervioso, lo que le
confiere la capacidad para dirigir la función de integración para generar una respuesta única ante
los estímulos y desafíos que impone el medio en su lucha por la supervivencia.
Para lograr esta función integradora el hipotálamo contiene neuronas de secreción que se
encargan de sintetizar péptidos y catecolaminas, que son liberadas en el sistema circulatorio y
actúan como hormonas. Si bien la mayoría de estas hormonas actúan en tejidos distantes al
hipotálamo otras se liberan en la adenohipófisis, donde estimulan o inhiben las hormonas de la
pituitaria anterior.
El eje HPA posee patrones circadianos de comportamiento. En el caso de los seres humanos los
niveles de cortisol son bajos en la horas de la noche y se incrementan en las últimas horas de la
mañana. Para lograr esto el sistema posee un sistema de control de retroalimentación negativa,
ya que tanto el hipotálamo como la glándula pituitaria son sensibles a la inhibición por el
cortisol. Por tal razón cuando la activación del sistema produce aumentos en los niveles de
ACTH, se genera un aumento en los niveles de cortisol y posteriormente se evita que se
produzca más ACTH debido al mecanismo de retroalimentación negativa. Este comportamiento
es normal en condiciones de estrés, pero no es la única situación en la que aumentan los niveles
de cortisol, ya que también puede hacerlo como consecuencia de una quemadura, de
hipoglicemia, del ejercicio intenso, en respuesta a neurotransmisores adrenérgicos y citoquinas
proinflamatorias. Este último estímulo nos permite introducir un concepto muy interesante, la
comunicación bidireccional entre el sistema inmune y el neuroendocrino.
Uno de los principales temas de investigación del eje HPA es su incidencia a la respuesta al
estrés y su función como mediador de cambios patofisiológicos. El eje trabaja coordinadamente
con el sistema llamado locus cerúleo-norepinefrina.
Como se ha visto, el eje HPA regula importantes funciones corporales en todas las etapas
vitales, es por esto que es importante conocer las alteraciones que puede sufrir este eje, sus
causas y síntomas. Uno de los temas ampliamente abordados en la literatura es la insuficiencia
renal, esta es el resultado de la disminución en la síntesis de glucocorticoides por parte de la
glándula suprarrenal y puede estar relacionada o no con la disminución de mineralocorticoides.
La insuficiencia suprarrenal puede ser de tres tipos, primaria cuando es causada por patologías
que afectan la glándula suprarrenal, secundarias cuando afectan la hipófisis y por ende la
secreción de ACTH ó terciaria cuando compromete la secreción de CRH por parte del
hipotálamo.
La insuficiencia renal primaria puede ser causada por varias razones entre las que se encuentran
la destrucción de la glándula adrenal (Enfermedad de Addison) debido al ingreso de linfocitos T
citotóxicos que atacan enzimas fundamentales en la biosíntesis del cortisol y de la aldosterona,
una infección o una invasión tumoral a las glándulas; puede existir una falla congénita que altera
la producción hormonal ó pueden existir casos en los que hay anticuerpos bloqueantes de
receptores de ACTH y por ende, esta no puede generar su efecto. Debido a la variedad de
funciones que desempeñan la aldosterona y el cortisol, los síntomas de esta enfermedad son
diversos y suelen parecer no tener relación entre sí, por lo que es necesario un diagnóstico
minucioso.
La insuficiencia renal secundaria y terciaria se presentan por fallas en el eje
hipotálamo-pituitario-adrenal, en el caso de la secundaria puede ser causada por procesos en los
que haya destrucción de tejido hipofisiario, como tumores hipofisarios, enfermedades
infecciosas, hipofisitis linfocitarias, traumatismo craneano, aneurismas, enfermedades
autoinmunes, radioterapia hipotálamo-hipofisaria ó traumatismo craneoencefálico (Scielo2009);
la suspensión de la administración de ACTH exógena en también presenta una causa de este
tipo de insuficiencia renal. En este caso, hay afectación de otras hormonas secretadas por la
glándula pituitaria y no hay alteración de la actividad de la aldosterona pues esta también es
sensible a otro tipo de estímulos. A diferencia de la insuficiencia renal primaria, no se presenta
hiperpigmentación cutánea pero se presentan los demás síntomas; variaciones en el diagnóstico
son necesarias para la diferenciación entre estas dos patologías.
Según un estudio para determinar si hay o no relación entre la respuesta del eje HPA frente a un
traumatismo craneoencefálico (TCE), se puede evidenciar una influencia significativa de la
respuesta endocrina en evolución de los pacientes con un trauma cerebral; Christensen H. y
Colab con su estudio demostraron que los niveles de cortisol en las primeras seis horas puede
mostrar desde otro ángulo, el daño cerebral que se pudo haber recibido. Por otro lado Valdez
Urzua, J. da a conocer que la respuesta metabólica frente al trauma está mediada
neurológicamente donde es de un interés particular el eje neuroendocrino. Por último de los
estudios previos a este se hizo un estudio para evidenciar la respuesta que tenían los pacientes
con un TCE severo frente a la estimulación de corticotropina endovenosa (por medio de la
determinación de los niveles de ACTH y cortisol antes y después de la estimulación) , los
resultados muestran una disfunción neurológica considerable del eje HPA, la cual fue mucho
más importante en los pacientes que no habían tenido una recuperación clínica.
El estudio demostró que los pacientes que tuvieron un TCE grave y no tuvieron una respuesta
adecuada al estrés, dando niveles de ACTH y cortisol normales tuvieron una mejoría no tan
favorable con respecto a los que tuvieron un TCE grave y respondieron ante el estrés de una
mejor manera subiendo los niveles de ACTH y cortisol; a la par los pacientes con un TCE leve
no demostraron un aumento considerable en los niveles de ACTH y cortisol, obteniendo una
mejoría favorable. Todos estos resultados se evidenciaron de una manera más prominente en las
primeras 24 horas, mientras que a las 72 horas no se evidenció alguna relación importante.