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Tema: El Lenguaje.

Tarea: Investigación sobre la Biografía de Algunos Escritores.

Lugar y Fecha.
Introducción

El siguiente trabajo tiene como objetivo comprender la importancia del estudio de la


literatura en nuestras vidas, y el cual nos muestra y enseña un poco sobre la vida
de los diferentes escritores; a su vez nos enseña como cada uno de ellos ha ido
influyendo de manera diferente dentro de la literatura

Objetivo.

Aprender más sobre la vida de los escritos para hacer de lo aprendido un trabajo de
investigación y análisis de los diferentes escritores.
Marco Teórico
Miguel de Cervantes Saavedra

(Alcalá de Henares, España, 1547 - Madrid, 1616) Escritor español, autor de Don
Quijote de la Mancha (1605 y 1615), obra cumbre de la literatura universal. La
inmensa fama de este libro inmortal, que parte de la parodia del género caballeresco
para trazar un maravilloso retrato de los ideales y prosaísmos que cohabitan en el
espíritu humano, ha hecho olvidar la existencia siempre precaria y azarosa del autor,
al que ni siquiera sacó de la estrechez el fulgurante éxito del Quijote, compuesto en
los últimos años de su vida.

Supuesto retrato de Cervantes, atribuido a Jáuregui

Cuarto hijo de un modesto médico, Rodrigo de Cervantes, y de Leonor de Cortinas,


vivió una infancia marcada por los acuciantes problemas económicos de su familia,
que en 1551 se trasladó a Valladolid, a la sazón sede de la corte, en busca de mejor
fortuna. Allí inició el joven Miguel sus estudios, probablemente en un colegio de
jesuitas.

Cuando en 1561 la corte regresó a Madrid, la familia Cervantes hizo lo propio,


siempre a la espera de un cargo lucrativo. La inestabilidad familiar y los vaivenes
azarosos de su padre (que en Valladolid fue encarcelado por deudas) determinaron
que la formación intelectual de Miguel de Cervantes, aunque extensa, fuera más
bien improvisada. Aun así, parece probable que frecuentara las universidades de
Alcalá de Henares y Salamanca, puesto que en sus textos aparecen copiosas
descripciones de la picaresca estudiantil de la época.
En 1569 salió de España, probablemente a causa de algún problema con la justicia,
y se instaló en Roma, donde ingresó en la milicia, en la compañía de don Diego de
Urbina, con la que participó en la batalla de Lepanto (1571). En este combate naval
contra los turcos fue herido de un arcabuzazo en la mano izquierda, que le quedó
anquilosada.

Cuando regresaba de vuelta a España tras varios años de vida de guarnición en


Cerdeña, Lombardía, Nápoles y Sicilia (donde había adquirido un gran conocimiento
de la literatura italiana), la nave en que viajaba fue abordada por piratas turcos
(1575), que lo apresaron y vendieron como esclavo, junto a su hermano Rodrigo,
en Argel. Allí permaneció hasta que, en 1580, un emisario de su familia logró pagar
el rescate exigido por sus captores.

Don Quijote enloquece leyendo libros de caballerías (ilustración de Gustave Doré)

Ya en España, tras once años de ausencia, encontró a su familia en una situación


aún más penosa, por lo que se dedicó a realizar encargos para la corte durante
unos años. En 1584 casó con Catalina Salazar de Palacios, y al año siguiente se
publicó su novela pastoril La Galatea. En 1587 aceptó un puesto de comisario real
de abastos que, si bien le acarreó más de un problema con los campesinos, le
permitió entrar en contacto con el abigarrado y pintoresco mundo del campo que
tan bien reflejaría en su obra maestra, el Quijote.

Don Quijote de la Mancha


La primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha apareció en
1605; el éxito de este libro fue inmediato y considerable, pero no le sirvió para salir
de la miseria. Al año siguiente la corte se trasladó de nuevo a Valladolid, y Cervantes
con ella, para poder seguir mendigando favores. Mientras los grandes poetas del
Siglo de Oro, empezando por Francisco de Quevedo o Luis de Góngora, gozaban
de una sólida posición o de la protección de aristócratas, y el mejor dramaturgo de
la época, Lope de Vega, podía incluso vivir de su obra, la justa fama que le había
dado la difusión del Quijote sólo sirvió a Cervantes para publicar otras obras que ya
tenía escritas: los cuentos morales de las Novelas ejemplares, el Viaje del
Parnaso y las Comedias y entremeses.

En 1615, meses antes de su muerte, envió a la imprenta el segundo tomo


del Quijote, con lo que quedaba completa la obra que lo sitúa como uno de los más
grandes escritores de la historia y como el fundador de la novela en el sentido
moderno de la palabra. A partir de una sátira corrosiva de las novelas de caballerías,
el libro construye un cuadro tragicómico de la vida y explora las profundidades del
alma a través de las andanzas de dos personajes arquetípicos y contrapuestos, el
iluminado don Quijote y su prosaico escudero Sancho Panza.

Las dos partes de Don Quijote de la Mancha ofrecen, en cuanto a técnica


novelística, notables diferencias. De ambas, la segunda (de la que se publicó en
Tarragona una versión apócrifa, conocida como el Quijote de Avellaneda, que
Cervantes tuvo tiempo de rechazar y criticar por escrito) es, por muchos motivos,
más perfecta que la primera, publicada diez años antes. Su estilo revela mayor
cuidado, y el efecto cómico deja de buscarse en lo grotesco y se consigue con
recursos más depurados.

Los dos personajes principales adquieren también mayor complejidad, al emprender


cada uno de ellos caminos contradictorios, que conducen a don Quijote hacia la
cordura y el desengaño, mientras Sancho Panza siente nacer en sí nobles anhelos
de generosidad y justicia. Pero la grandeza del Quijote no debe ocultar el valor del
resto de la producción literaria de Cervantes, entre la que destaca la novela
itinerante Los trabajos de Persiles y Sigismunda, su auténtico testamento literario.
Gabriel García Márquez

(Aracataca, Colombia, 1927 - México D.F., 2014) Novelista colombiano, premio


Nobel de Literatura en 1982 y uno de los grandes maestros de la literatura universal.
Gabriel García Márquez fue la figura fundamental del llamado Boom de la literatura
hispanoamericana, fenómeno editorial que, en la década de 1960, dio proyección
mundial a las últimas hornadas de narradores del continente.

Gabriel García Márquez

En todos ellos era palpable la superación del realismo y una renovación de las
técnicas narrativas que entroncaba con la novela europea y estadounidense de
entreguerras (Kafka, Joyce, Proust, Faulkner); García Márquez sumó a ello su
portentosa fantasía y sus insuperables dotes de narrador, patentes en la obra que
representa la culminación del realismo mágico: Cien años de soledad (1967).

Biografía

Los años de su primera infancia en Aracataca marcarían decisivamente su labor


como escritor; la fabulosa riqueza de las tradiciones orales transmitidas por sus
abuelos nutrió buena parte de su obra. Afincado desde muy joven en la capital de
Colombia, Gabriel García Márquez estudió derecho y periodismo en la Universidad
Nacional e inició sus primeras colaboraciones periodísticas en el diario El
Espectador.

A los veintiocho años publicó su primera novela, La hojarasca (1955), en la que ya


apuntaba algunos de los rasgos más característicos de su obra de ficción. En este
primer libro y algunas de las novelas y cuentos que le siguieron empezaron a
vislumbrarse la aldea de Macondo y algunos personajes que configurarían Cien
años de soledad, al tiempo que el autor hallaba en algunos creadores
estadounidenses, sobre todo en William Faulkner, nuevas fórmulas expresivas.

Comprometido con los movimientos de izquierda, Gabriel García Márquez siguió de


cerca la insurrección guerrillera cubana de Fidel Castro y el Che Guevara hasta su
triunfo en 1959. Amigo de Fidel Castro, participó por entonces en la fundación de
Prensa Latina, la agencia de noticias de Cuba. Al cabo de no pocas vicisitudes con
diversos editores, García Márquez logró que una editorial argentina le publicase la
que constituye su obra maestra y una de las novelas más importantes de la literatura
universal del siglo XX, Cien años de soledad (1967).

Gabo en la época de Cien años (Barcelona, 1969)

Incubada durante casi veinte años y redactada en dieciocho meses, Cien años de
soledad recrea a través de la saga familiar de los Buendía la peripecia histórica de
Macondo, aldea imaginaria fundada por los primeros Buendía que es el trasunto de
su localidad natal y, al mismo tiempo, de su país y del continente. De perfecta
estructura circular, la novela alza un mundo propio, recreación mítica del mundo real
de Latinoamérica, de un modo que ha venido a llamarse «realismo mágico» por el
encuentro constante de lo real con motivos y elementos fantásticos. Así, en el relato
de la fundación del pueblo, de su crecimiento, de su participación en las guerras
civiles que asolan el país, de su explotación por parte de una compañía bananera
estadounidense, de las revoluciones y contrarrevoluciones subsiguientes y de la
destrucción final de la aldea (que confluye con la extinción de la estirpe de sus
fundadores, condenada desde el principio a "cien años de soledad"), se entrelazan
con toda naturalidad sueños premonitorios, apariciones sobrenaturales, pestes de
insomnio, diluvios bíblicos y toda clase de sucesos mágicos, todo ello narrado en
una prosa riquísima, fluida y cautivadora que hacen de la lectura un asombro y un
placer inacabables. Tras una temporada en París, Gabriel García Márquez se
instaló en Barcelona en 1969, donde entabló amistad con intelectuales españoles,
como Carlos Barral, y sudamericanos, como Mario Vargas Llosa. Su estancia allí
fue decisiva para la concreción de lo que se conoció como el Boom de la literatura
hispanoamericana, que supuso el descubrimiento internacional de los jóvenes y no
tan jóvenes narradores del continente: el peruano Mario Vargas Llosa, los
argentinos Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato y Julio Cortázar, los mexicanos Juan
Rulfo y Carlos Fuentesy los uruguayos Juan Carlos Onetti y Mario Benedetti, entre
otros. En 1972 obtuvo el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, y pocos
años más tarde regresó a América Latina para residir alternativamente en
Cartagena de Indias y en Ciudad de México, debido sobre todo a la inestabilidad
política de su país.

Con anterioridad a Cien años de soledad, García Márquez había esbozado el


mundo de Macondo en novelas como La hojarasca (1955) y El coronel no tiene
quien le escriba (1961), y también en colecciones de relatos como Los funerales de
la Mamá Grande (1962). Después de Cien años su narrativa, despojada en mayor
o menor media de elementos fantásticos, mantuvo un altísimo nivel; es el caso de
novelas como El otoño del patriarca (1975), que somete a alucinante tratamiento el
tema del dictador hispanoamericano; Crónica de una muerte anunciada (1981),
relato de un crimen de honor basado en sucesos reales que sobresale por su
perfección constructiva y ha sido considerado su segunda obra maestra; y El amor
en los tiempos del cólera (1985), extraordinaria historia de un amor que, nacido en
la adolescencia, no llega a consumarse hasta 53 años después, ya en la vejez de
los personajes. Su prestigio literario, que en 1982 le valió el Premio Nobel de
Literatura, le confirió autoridad para hacer oír su voz sobre la vida política y social
colombiana. Su actividad como periodista quedó recogida en Textos
costeños (1981) y Entre cachacos (1983), compendios de artículos publicados en la
prensa escrita, y en Noticia de un secuestro, amplio reportaje novelado editado en
1996 que trata de la dramática peripecia de nueve periodistas secuestrados por
orden del narcotraficante Pablo Escobar. Relato de un náufrago, reportaje sobre un
caso real publicado en forma de novela en 1968, constituye un brillante ejemplo de
nuevo realismo y puso de manifiesto su capacidad para cambiar de registro.

En el cine intervino en la redacción de numerosos guiones, a veces adaptaciones


de sus propias obras, y desde 1985 compartió, con el cineasta argentino Fernando
Birri, la dirección de la Escuela Internacional de Cine de La Habana. Entre su
producción posterior cabe destacar una novela histórica en torno a Simón
Bolívar, El general en su laberinto (1989); la colección de relatos Doce cuentos
peregrinos (1992); el volumen de memorias Vivir para contarla (2002), que cubre
los primeros treinta años de su vida, y su última novela, Memorias de mis putas
tristes (2004), sobre el amor de un nonagenario periodista por una joven prostituta.
Falleció en la ciudad de México en 2014, tras una recaída en el cáncer linfático que
le había sido diagnosticado en 1999.

Julio Cortázar

(Bruselas, 1914 - París, 1984) Escritor argentino, una de las grandes figuras del
llamado boom de la literatura hispanoamericana, fenómeno editorial que, en la
década de 1960, dio merecida proyección internacional a los narradores del
continente.
Julio Cortázar en 1967

Emparentado con Borges como inteligentísimo cultivador del cuento fantástico, los
relatos breves de Cortázar se apartaron sin embargo de la alegoría metafísica para
indagar en las facetas inquietantes y enigmáticas de lo cotidiano, en una búsqueda
de la autenticidad y del sentido profundo de lo real que halló siempre lejos del
encorsetamiento de las creencias, patrones y rutinas establecidas. Su afán
renovador se manifiesta sobre todo en el estilo y en la subversión de los géneros
que se verifica en muchos de sus libros, de entre los cuales la novela Rayuela
(1963), con sus dos posibles órdenes de lectura, sobresale como su obra maestra.

Biografía

Hijo de un funcionario asignado a la embajada argentina en Bélgica, su nacimiento


coincidió con el inicio de la Primera Guerra Mundial, por lo que sus padres
permanecieron más de lo previsto en Europa. En 1918, a los cuatro años de edad,
Julio Cortázar se desplazó con ellos a Argentina, para radicarse en el suburbio
bonaerense de Banfield. Tras completar sus estudios primarios, siguió los de
magisterio y letras y durante cinco años fue maestro rural. Pasó más tarde a Buenos
Aires, y en 1951 viajó a París con una beca. Concluida ésta, su trabajo como
traductor de la UNESCO le permitió afincarse definitivamente en la capital francesa.
Por entonces Julio Cortázar ya había publicado en Buenos Aires el
poemario Presencia con el seudónimo de «Julio Denis», el poema dramático Los
reyes y la primera de sus series de relatos breves, Bestiario, en la que se advierte
la profunda influencia de Jorge Luis Borges.
En la década de 1960, Julio Cortázar se convirtió en una de las principales figuras
del llamado boom de la literatura hispanoamericana y disfrutó del reconocimiento
internacional. Su nombre se colocó al mismo nivel que el de los grandes
protagonistas del boom: Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, los
mexicanos Juan Rulfo y Carlos Fuentes, los uruguayos Juan Carlos Onetti y Mario
Benedetti o sus compatriotas Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato, entre otros. A
diferencia de Borges, Cortázar sumó a su sensibilidad artística su preocupación
social: se identificó con las clases marginadas y estuvo muy cerca de los
movimientos de izquierdas.

En este sentido, su viaje a la Cuba de Fidel Castro en 1962 constituyó una


experiencia decisiva en su vida y el detonante de un radical cambio de actitud que
influiría profundamente en su vida y en su obra: el intelectual introvertido que había
sido hasta entonces devendrá activista político. Merced a su concienciación social
y política, en 1970 se desplazó a Chile para asistir a la ceremonia de toma de
posesión como presidente de Salvador Allende y, más tarde, a Nicaragua para
apoyar al movimiento sandinista. Como personaje público, Julio Cortázar intervino
con firmeza en la defensa de los derechos humanos, y fue uno de los promotores y
miembros más activos del Tribunal Russell.

Como parte de este compromiso escribió numerosos artículos y libros, entre


ellos Dossier Chile: el libro negro, sobre los excesos del régimen del
general Pinochet, y Nicaragua, tan violentamente dulce, testimonio de la lucha
sandinista contra la dictadura de Anastasio Somoza, en el que incluyó el
cuento Apocalipsis en Solentiname y el poema Noticias para viajeros. Tres años
antes de morir adoptó la nacionalidad francesa, aunque sin renunciar a la argentina.
Falleció en París el 12 de febrero de 1984, poco después de enviudar de su segunda
mujer, Carol Dunlop.

La obra de Julio Cortázar

La literatura de Cortázar parte de un cuestionamiento vital, cercano a los


planteamientos existencialistas en la medida en que puede caracterizarse como una
búsqueda de la autenticidad, del sentido profundo de la vida y del mundo. Tal
temática se expresó en ocasiones en obras de marcado carácter experimental, que
lo convierten en uno de los mayores innovadores de la lengua y la narrativa en
lengua castellana.

Como en Jorge Luis Borges, sus relatos ahondan en lo fantástico, aunque sin
abandonar por ello el referente de la realidad cotidiana: de hecho, la aparición de lo
fantástico en la vida cotidiana muestra precisamente la abismal complejidad de lo
"real". Para Cortázar, la realidad inmediata significa una vía de acceso a otros
registros de lo real, donde la plenitud de la vida alcanza múltiples formulaciones. De
ahí que su narrativa constituya un permanente cuestionamiento de la razón y de los
esquemas convencionales de pensamiento.

En la obra de Cortázar, el instinto, el azar, el goce de los sentidos, el humor y el


juego terminan por identificarse con la escritura, que es a su vez la formulación del
existir en el mundo. Las rupturas de los órdenes cronológico y espacial sacan al
lector de su punto de vista convencional, proponiéndole diferentes posibilidades de
participación, de modo que el acto de la lectura es llamado a completar el universo
narrativo. Tales propuestas alcanzaron sus más acabadas expresiones en las
novelas, especialmente en Rayuela, considerada una de las obras fundamentales
de la literatura de lengua castellana, y en sus relatos breves, donde, pese a su
originalísimo estilo y su dominio inigualable del ritmo narrativo, se mantuvo más
cercano a la convenciones del género. Cabe destacar, entre otros muchos
cuentos, Casa tomada o Las babas del diablo, ambos llevados al cine, y El
perseguidor, cuyo protagonista evoca la figura del saxofonista negro Charlie Parker.

Aunque su primer libro fueron los poemas de Presencia (1938, firmados con el
seudónimo de «Julio Denis»), seguidos por Los reyes, una reconstrucción
igualmente poética del mito del Minotauro, esta etapa se considera en general la
prehistoria cortazariana, y suelen darse como inicio de su bibliografía los relatos que
integraron Bestiario (1951), publicados en la misma fecha en la que inició su exilio.
A esta tardía iniciación (se acercaba por entonces a los cuarenta años) suele
atribuirse la perfección de su obra, que desde esa entrega no contendrá un solo
texto que pueda considerarse menor.
Cabe señalar, además, una singularidad inaugurada en simultáneo con esa entrega:
las sucesivas recopilaciones de relatos de Cortázar conservarían esa especie de
perfección estructural casi clasicista, dentro de los cánones del género. El resto de
su producción (novelas extraordinariamente rupturistas y textos misceláneos) se
aleja hasta tal punto de las convenciones genéricas que es difícilmente clasificable.
De hecho, buena parte de la crítica aprecia más su faceta de cuentista impecable
que la de prosista subversivo.

Los cuentos

En el ámbito del cuento, Julio Cortázar es un exquisito cultivador del género


fantástico, con una singular capacidad para fusionar en sus relatos los mundos de
la imaginación y de lo cotidiano, obteniendo como resultado un producto altamente
inquietante. Ilustración de ello es, en Bestiario (1951), un cuento como "Casa
tomada", en el que una pareja de hermanos percibe cómo, diariamente, su amplio
caserón va siendo ocupado por presencias extrañas e indefinibles que terminan
provocando, primero, su confinamiento dentro de la propia casa, y, más tarde, su
expulsión definitiva. Lo mismo podría decirse a propósito de Las armas
secretas (1959), entre cuyos cuentos destaca "El perseguidor", que tiene por
protagonista a un crítico de jazz que ha escrito un libro sobre un célebre saxofonista
borracho y drogadicto. Cuando se dispone a preparar la segunda edición del mismo,
Jonnhy, el saxofonista, quiere exponerle sus opiniones acerca de su propia música
y el libro, pero, en realidad, no le cuenta nada; no parece que tenga nada profundo
que decir, como tampoco lo tiene el autor del libro, por lo que, muerto Jonnhy, la
segunda edición únicamente se diferencia de la primera por el añadido de una
necrológica.

En los cuentos de Final del juego (1964), encontramos algunas de las descripciones
más crueles de Cortázar, como por ejemplo "Las ménades", una auténtica pesadilla;
pero también hay sátiras, como ocurre en "La banda", en el que su protagonista,
cansado del sistema imperante en su país (clara alusión al peronismo), se destierra
voluntariamente, como Cortázar hizo a París en 1951. En "Axolotl", tras contemplar
diaria y obsesivamente un ejemplar de estos anfibios en un acuario, el narrador del
cuento se ve convertido en uno más de ellos, recuperando de tal manera el tema
del viejo mito azteca.

De Todos los fuegos el fuego (1966), compuesto por otros ocho relatos, hay que
destacar "La autopista del Sur", historia de un amor nacido durante un
embotellamiento, cuyos protagonistas, que no se han dicho sus nombres, son
arrastrados por la riada de vehículos cuando el atasco se deshace y no vuelven ya
nunca a encontrarse. Impresionante es asimismo el cuento que da título a la
colección, en el que se mezclan admirablemente una historia actual con otra
ocurrida cientos de años atrás.

En los también ocho cuentos de Octaedro (1974), lo fantástico vuelve a mezclarse


con la vida de los hombres, casi siempre en el momento más inesperado de su
existencia. Más cercanas a lo cotidiano y abiertas a la normalidad son sus tres
últimas colecciones de relatos, Alguien que anda por ahí (1977), Queremos tanto a
Glenda y otros relatos (1980) y Deshoras (1982), sin que por ello dejen de estar
presentes los temas y motivos que caracterizan su producción.

Rayuela y la narrativa inclasificable

Pero es precisamente lejos del relato corto donde reside la huella revolucionaria e
irrepetible que Julio Cortázar dejó en la literatura en lengua española, desde su
novela inicial (Los premios, 1960) hasta la amorosa despedida textual de Nicaragua,
tan violentamente dulce (1984). El momento álgido de esta propuesta innovadora
que aniquilaba las convenciones genéricas fue la escritura de Rayuela (1963).

Protagonizada por un álter ego de Cortázar, Horacio Oliveira, Rayuela narra el


itinerario de un intelectual argentino en París (primera parte) y luego en Argentina
(segunda parte), para agregar, en la tercera parte y al modo de misceláneas, una
serie de anotaciones, recortes periodísticos, poemas y citas que pueden
intercalarse en la lectura de las dos primeras, según el recorrido que decida el lector,
a partir de los dos que propone el autor.

Las desavenencias amorosas entre La Maga y Horacio Oliveira, los conflictos


intelectuales de Horacio, una amplia red de referencias culturales, con el jazz en
posición preferente, y la invitación a la participación del lector como coautor de esa
obra abierta, encontraron en el clima de efervescencia cultural de la década de 1960
su perfecto campo de desarrollo. Rayuela ha quedado así como uno de los
emblemas imprescindibles de la cultura argentina de ese momento, en el que la
novela de Julio Cortázar ocupó un lugar central y fue objeto de toda clase de asedios
y comentarios críticos.

Algunas de las sucesivas novelas de Cortázar fueron un intento de avanzar en la


dirección de Rayuela: así, la titulada 62. Modelo para armar (1968) es un excelente
comentario en paralelo, extraído de una propuesta sugerida en el capítulo 62 de su
obra maestra. En el Libro de Manuel (1973), el experimentalismo deja paso a un
intento de explicar la difícil convivencia entre el compromiso político y la libertad
individual. Por lo que respecta al género de los "almanaques", esa combinación
específicamente cortazariana de todos los géneros en ninguno, es imprescindible
referirse a títulos como La vuelta al día en ochenta mundos (1967) o Último round
(1969). Tales volúmenes, de difícil clasificación, alternan el cuento con el ensayo, el
poema y el fragmento narrativo o crítico. En este apartado merecen mención aparte
las inefables Historias de cronopios y de famas (1962), graciosos y complejos
personajes simbólicos con singulares actitudes frente a la vida, Un tal Lucas (1979),
irónico retrato de un personaje de extraña coherencia, y el casi póstumo Los
autonautas de la cosmopista (1983), irrepetible mezcla de diario de viaje y
testamento de amor.

Isabel Allende

(Lima, 1942) Escritora chilena. Hija de un diplomático chileno que le inculcó su


afición por las letras, Isabel Allende cursó estudios de periodismo. Mientras se
iniciaba en la escritura de obras de teatro y cuentos infantiles, trabajó como
redactora y columnista en la prensa escrita y la televisión.
Isabel Allende

En 1960 Isabel Allende entró a formar parte de la sección chilena de la FAO, la


organización de las Naciones Unidas que se ocupa de la mejora del nivel de vida
de la población mediante un exhaustivo aprovechamiento de las posibilidades de
cada zona. Dos años después contrajo matrimonio con Miguel Frías, del que habría
de divorciarse en 1987, después de haber tenido dos hijos: Paula -que falleció,
víctima de porfiria, en 1992- y Nicolás. En 1973, tras el golpe militar chileno
encabezado por el general Pinochet, en el que murió su tío, el presidente Salvador
Allende, abandonó su país y se instaló en Caracas, donde inició su producción
literaria. La primera gran novela de Isabel Allende, La casa de los espíritus, próxima
al llamado realismo mágico, fue publicada en 1982. Fueron precisamente el
ambiente y los sucesos previos que condujeron al golpe militar los materiales
narrativos que dieron forma esta obra, con la que se consagró definitivamente como
una de las grandes escritoras hispanoamericanas de todos los tiempos.

Recibida como un brillante epígono en la estela del "Boom" iniciado en los años
sesenta, y comparada con Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, esta
primera narración extensa de la autora chilena se convirtió de inmediato en un best-
seller en numerosos países del subcontinente americano (a pesar de que su
publicación había sido rechazada por varias editoriales de Hispanoamérica), en
España y en otras naciones de Europa. Once años después de su primera salida a
la calle, el éxito de la historia pergeñada por Isabel Allende recibió un poderoso
impulso de proyección internacional merced a la adaptación cinematográfica
realizada por el cineasta sueco Bille August (The house of the spirits, 1993), quien
contó con la colaboración de la propia autora para elaborar el guión, y con un
prestigioso elenco de intérpretes en el que figuraban Meryl Streep, Glenn
Close, Jeremy Irons, Winona Ryder, Antonio Banderas y Vanessa Redgrave.

Basada en los recuerdos de infancia y juventud de la propia escritora, La casa de


los espíritus narra las peripecias de la saga familiar de los Trueba a lo largo de
cuatro generaciones. Isabel Allende rememora y convierte en substancia narrativa
las vivencias en la vieja casona familiar habitada por sus abuelos y sus excéntricos
tíos, una mansión rodeada por una fecunda atmósfera liberal e intelectual que
despertó su feraz imaginación y le inculcó el gusto por la lectura y la narración de
historias. Al hilo de las peripecias de las mujeres que componen este núcleo familiar
(auténticas protagonistas de la trama), la desbordada fantasía de la autora se va
enhebrando con el repaso de los principales acontecimientos políticos de la historia
reciente de Chile, hasta situar al lector en los primeros y dramáticos compases de
la sangrienta dictadura militar.

Transcurridos dos años desde la publicación de La casa de los espíritus, Isabel


Allende volvió a los anaqueles de las librerías con otra espléndida novela que
mezclaba de nuevo la enrarecida situación política de su patria (en este caso, los
asesinatos de los "desaparecidos" durante la dictadura de Pinochet) con otros
materiales literarios procedentes de la poderosa imaginación de la autora
(concretados, aquí, en una historia de amor). Se trata de la obra titulada De amor y
de sombra, recibida también con grandes elogios por parte de la crítica y los
lectores, y considerada como el hito que venía a señalar que el éxito internacional
de La casa de los espíritus no había sido fruto de la casualidad.

La historia aquí relatada arranca con el hallazgo, en una explotación minera del
norte de Chile, de una tumba clandestina en la que yacen sepultados los restos
mortales de numerosos campesinos asesinados por los servicios de seguridad de
la dictadura de Augusto Pinochet. La relación amorosa de dos jóvenes sirve de hilo
conductor para el seguimiento de los hechos, que al cabo de los meses pone de
manifiesto la horrorosa constatación de los crímenes cometidos por los golpistas,
delatados por la aparición de otros muchos cementerios clandestinos.
A estas grandes obras les siguieron otras, entre la que destacan Eva
Luna (1987), El plan infinito (1991), Paula (1994), Afrodita (1998), Hija de la
fortuna (1999), Retrato en sepia (2000) y el libro de memorias Mi país
inventado (2003). Sus obras, que ocupan siempre los primeros puestos en las listas
de ventas no sólo americanas sino también europeas, han sido traducidas a más de
25 idiomas.

Miguel Ángel Asturias

(Guatemala, 1899 - París, 1974) Poeta, narrador, dramaturgo, periodista y


diplomático guatemalteco considerado uno de los protagonistas de la literatura
hispanoamericana del siglo XX. Precursor de la renovación de las técnicas
narrativas y del realismo mágico que cristalizaría en el posterior «Boom» de la
literatura hispanoamericana de los años 60, con su personalísimo empleo de la
lengua castellana construyó uno de los mundos verbales más densos, sugerentes
y dignos de estudio de las letras hispánicas.

Miguel Ángel Asturias

Se graduó de abogado en la Universidad de San Carlos, en Guatemala, donde


participó en la lucha contra la dictadura de Estrada Cabrera, hasta que éste fue
derrocado en 1920. Dos años después fundó y dirigió la Universidad Popular; ya en
ese entonces había publicado sus primeros textos. Partió luego a Europa, donde
vivió intensamente los movimientos y sucesos que la transformaban, y estudió
lingüística y antropología maya en la Sorbona con el americanista Georges
Raynaud; de esa época es su traducción del Popol Vuh, junto con José María
Hurtado de Mendoza.
Regresó a Guatemala en 1933, donde ejerció la docencia universitaria, fundó
el Diario del Aire, primer radio periódico del país, y vivió una agitada vida cultural y
académica. En el período revolucionario de 1944 a 1954 desempeñó varios cargos
diplomáticos. En 1966 recibió el Premio Lenin de la Paz, y en 1967 el Premio Nobel
de Literatura. Murió en Madrid el 9 de junio de 1974, pero sus restos reposan en el
cementerio de Pere Lachaise, en París.

La obra de Miguel Ángel Asturias

Asturias es considerado precursor del «Boom» hispanoamericano por su


experimentación con las estructuras y recursos formales propios de la narrativa del
siglo XX, patente en autores como Mario Vargas Llosa, Juan Rulfo, Carlos
Fuentes, Ernesto Sábato o Julio Cortázar, y por anticipar en su tratamiento de lo
fantástico el realismo mágico, que tendría su realización más emblemática en Cien
años de soledad, de Gabriel García Márquez. Para comprender la producción de
Asturias se debe tomar en cuenta el profundo influjo que ejercieron en él tanto la
cultura maya como la vida europea. Lo maya se arraiga en la cosmovisión de un
mundo que está asentado en un profundo y auténtico pensamiento mágico y que
atrapa en sus relatos. Por otro lado, el influjo del surrealismo, la amistad con Paul
Éluard y el contacto con el Ulises de James Joyce son las otras fuerzas que marcan
su escritura.

Su obra se inserta en la vanguardia literaria y abarca géneros diversos. Según


Albízurez Palma, un exhaustivo estudioso de la trayectoria de Asturias, "Como
poeta lírico, ha dejado constancia de sus ricas posibilidades en variedad de
creaciones, algunas de temas íntimos, otras vinculadas a temas folclóricos, otras
políticos, otras con sugestiones mágicas, barrocas y de sorprendente fuerza
imaginativa. Como dramaturgo, creó un teatro tocado por el realismo mágico, denso
en significación humana y de notable poderío verbal. Como narrador, Asturias
alcanzó su máximo prestigio. Sus novelas y cuentos revelan una apasionada y
subjetiva captación de la realidad en diversas facetas: la tragedia de las dictaduras,
el mundo mágico del indígena, el mundo de magia y ensueño de la niñez, las
tradiciones de Guatemala; en sus novelas asoman los influjos entremezclados de
diversas tendencias, movimientos y corrientes literarias".

Su primer libro importante es Leyendas de Guatemala (1930), conjunto de relatos


entre lo mágico y lo legendario que apareció en París con un prólogo de Paul Valéry,
y que pertenece a su primer ciclo junto con las novelas El Señor Presidente(1946)
y Hombres de maíz (1949). El Señor Presidente tiene como asunto la vida en
Guatemala durante la dictadura de Estrada Cabrera; el tema del dictador se
desarrolla con un estilo riquísimo y una técnica expresionista y onírica que refleja la
influencia de las vanguardias europeas. Sobre esta novela dijo el autor: "a través de
mi piel se filtró el ambiente de miedo, de inseguridad, de pánico telúrico que se
respira en la obra". En Hombres de maíz se puede ver el realismo mágico que
subyace en toda su creación literaria. Representa, además, una consideración
acerca del desarrollo de la humanidad desde una sociedad primitiva, analfabeta, y
desde el mundo actual, liberal y capitalista. En el género del cuento escribió
además Week-end en Guatemala, (1955), El espejo de Lida Sal (1967) y Tres de
cuatro soles (1971). Junto a las novelas mencionadas merece destacarse su trilogía
sobre la explotación bananera llevada a cabo por las compañías yanquis: Viento
fuerte (1950), El Papa verde (1954) y Los ojos de los enterrados (1960). Completan
su obra narrativa El alhajadito (1961), Mulata de tal (1963), Maladrón (1969)
y viernes de dolores (1972). En teatro merecen citarse Soluna (1955), La audiencia
de los confines (1957), Chantaje (1964) y Dique seco (1964). En poesía, Anoche,
10 de marzo de 1543(1943), Sien de alondra (1948), Ejercicios poéticos en forma
de soneto sobre temas de Horacio (1951), Alto en el sur (1952), Bolívar, Canto al
libertador (1955), Nombre custodio e imagen pasajera (1959) y Clarivigilia
primaveral (1965). En ensayo, El problema social del indio (1923), Arquitectura de
la vida nueva (1928), Carta aérea a mis amigos de América (1952) y Latinoamérica
y otros ensayos (1968).

Juan Ramón Molina

Biografía
El más alto exponente del Modernismo centroamericano después del fundador de
dicho movimiento literario, Rubén Darío. Su muerte prematura, a los 33 años de
edad, deja abierta la incógnita de la evolución y el rumbo que hubiera tomado su
obra ulterior, la que ya empezaba a abandonar el barco de los modernistas para
buscar su propios y originales limos.

Su obra completa fue publicada de manera póstuma por su amigo, el también


escritor hondureño Froylán Turcios, en el libro Tierras, mares y cielos. Con Turcios,
Darío y otros escritores del continente, Molina viajó a Brasil, para luego permanecer
por una corta temporada en Europa, donde escribe el extenso Prefacio a la
novela Annabel Lee.

El Diccionario de autores hondureños, del historiador Mario Argueta, le dedica casi


ocho páginas a su obra y personalidad, y recoge expresiones de escritores y críticos
literarios del istmo, como la siguiente: El poeta J.R.M. era un hombre de una vasta
cultura. Estaba al día de la evolución y desarrollo de la literatura mundial. Como lo
declara Segisfredo Infante: En varios aspectos Molina es un poeta telúrico, que se
adelanta en varios años a Pablo Neruda, y un poeta terriblemente angustiado que
por sus tonos prefigura al César Vallejo de Los Heraldos negros. Poemas suyos,
como Madre melancolía, Río grande y Autografía son hoy aún mencionados.

Cultivó también el artículo periodístico, lo que le valió cárcel y persecuciones por


parte de los gobiernos y políticos de su tiempo, al igual que la narrativa como en los
cuentos Mr. Blake, El Chele o El entierro.

Aparte de las apreciaciones anteriores, con certeza se puede afirmar -como ya hizo
el escritor hondureño Javier Abril Espinoza- que Juan Ramón Molina y Froylán
Turcios, son los dos primeros escritores de Honduras que logran proyectar ante
propios y extraños una imagen más acabada y coherente de las letras hondureñas
del pasado.

Lucila Gamero de Medina


Lucila Gamero nació en la oriental ciudad de Danlí (Honduras) en 1873 y falleció en
1964, en el departamento de El Paraíso. Fue una de las primeras mujeres escritoras
hondureñas.

Lucila Gamero Moncada es una de las primeras mujeres escritoras hondureñas que
alcanzan a producir una obra literaria, sólida y vanguardista, para la sociedad y las
mujeres de su tiempo, en el género de novela. Nació en Danlí (Honduras) en 1873
y falleció en 1964. Radicó durante muchos años en México, país donde publicó la
mayor parte de su obra.

El crítico y escritor Luis Mariñas Otero la llamó la gran dama de las letras
hondureñas. Su abundante producción literaria ocupa el período tardío del
romanticismo de la novela hispanoamericana; el amor y la familia, son los grandes
temas que ocupan la mayor parte de sus argumentos narrativos. Su novela más
divulgada es Blanca Olmedo.

Obras principales

Lucila Gamero de Medina escribió, entre otras, las siguientes novelas:

 Amelia Montiel (1892)


 Adriana y Margarita (1893)
 Páginas del Corazón (1897)
 Blanca Olmedo (1908)
 Betina (1941)
 Aída, novela regional (1948)
 Amor Exótico (1954)
 La Secretaria (1954)
 El Dolor de Amar (1955)

Lucila Gamero nació en la oriental ciudad de Danlí, en el departamento de El


Paraíso, tres años antes de que iniciara la Reforma Liberal del doctor Marco Aurelio
Soto. Su padre era el doctor Manuel Gamero y su madre Camila Moncada.

Era una familia que, sin ser rica precisamente, pertenecía a la clase alta. “Tenían la
idea de ser descendientes de españoles”, dice el escritor hondureño Juan Ramón
Martínez. Es por ello que Lucila se comporta con la dignidad y prestigio que su
familia pretendía tener. No se sabe de dónde hereda su vena literaria, pero sí que
desde joven se dedica a escribir. Su primera novela fue Amalia Montiel, 1895, que
publica por capítulos en el semanal El Pensamiento, que dirigía en
Tegucigalpa, Froylan Turcios, el primer medio literario en dar espacio a las mujeres.

Lucila mantenía correspondencia con Turcios y con una hermana de éste, Rafaela,
a quien parecía unir una gran amistad. Gamero también tiene el honor de publicar
la primera novela del país, Adriana y Margarita, 1897, de un total de siete novelas y
un libro de cuentos. No obstante a su persistencia y capacidad, en la publicación de
Froylán Turcios, Gamero aparece como una simple colaboradora y no se hace
mención de sus novelas ni crítica literaria alguna. Era una actitud mezquina en la
que, sin duda, tenía que ver el hecho de que ella fuera mujer.

El crítico y escritor Luis Mariñas Otero la llamó la gran dama de las letras
hondureñas. Su visión feminista y avanzada la convirtieron en una mujer
incomprendida, y también tuvo que lidiar con la insatisfacción de su género. Ella
quería ir a estudiar a Guatemala junto a su hermano, pues tenía vocación de
doctora, pero tuvo que conformarse con ejercer empíricamente lo que leía en los
libros. Gamero montaba a caballo, dirigía una hacienda y era dueña de una
farmacia. Fue tildada de varonil e inmoral. En 1898 se casó con el señor Gilberto
Medina, un hombre rico, pero relativamente inculto, que había sido Juez en Danlí.
Tuvo una hija y un hijo que le dieron nietos. Se dice que cuando murió, no le dieron
el responso en la iglesia, debido a sus críticas hacia la jerarquía. Extrañamente, su
tumba tampoco tiene lápida.
William Shakespeare

(Stratford on Avon, Reino Unido, 1564 - id., 1616) Dramaturgo y poeta inglés.
Solamente con sus versos hubiera ya pasado a la historia de la literatura; por su
genio teatral, y especialmente por el impresionante retrato de la condición humana
en sus grandes tragedias, Shakespeare es considerado el mejor dramaturgo de
todos los tiempos.

William Shakespeare

Tercero de los ocho hijos de John Shakespeare, un acaudalado comerciante y


político local, y Mary Arden, cuya familia había sufrido persecuciones religiosas
derivadas de su confesión católica, poco o nada se sabe de la niñez y adolescencia
de William Shakespeare. Parece probable que estudiara en la Grammar School de
su localidad natal, si bien se desconoce cuántos años y en qué circunstancias.
Según el dramaturgo Ben Jonson, coetáneo suyo, William Shakespeare aprendió
«poco latín y menos griego», y en todo caso parece también probable que
abandonara la escuela a temprana edad debido a las dificultades por las que
atravesaba su padre, ya fueran éstas económicas o derivadas de su carrera política.

Sea como fuere, siempre se ha considerado a Shakespeare como una persona


culta, pero no en exceso, y ello ha posibilitado el nacimiento de teorías según las
cuales habría sido tan sólo el hombre de paja de alguien deseoso de permanecer
en el anonimato literario. A ello ha contribuido también el hecho de que no se
disponga en absoluto de escritos o cartas personales del autor, quien parece que
sólo escribió, aparte de su producción poética, obras para la escena.
La andadura de Shakespeare como dramaturgo empezó tras su traslado a Londres,
donde rápidamente adquirió fama y popularidad en su trabajo para la compañía
Chaberlain's Men, más tarde conocida como King's Men, propietaria de dos teatros,
The Globe y Blackfriars. También representó, con éxito, en la corte. Sus inicios
fueron, sin embargo, humildes, y según las fuentes trabajó en los más variados
oficios, si bien parece razonable suponer que estuvo desde el principio relacionado
con el teatro, puesto que antes de consagrarse como autor se le conocía ya como
actor.

Su estancia en la capital británica se fecha, aproximadamente, entre 1590 y 1613,


año este último en que dejó de escribir y se retiró a su localidad natal, donde adquirió
una casa conocida como New Place, mientras invertía en bienes inmuebles de
Londres la fortuna que había conseguido amasar.

La obra de Shakespeare

La publicación, en 1593, de su poema Venus y Adonis, muy bien acogido en los


ambientes literarios londinenses, fue uno de sus primeros éxitos. De su producción
poética posterior cabe destacar La violación de Lucrecia (1594) y los Sonetos
(1609), de temática amorosa y que por sí solos lo situarían entre los grandes de la
poesía anglosajona.

Con todo, fue su actividad como dramaturgo lo que dio fama a Shakespeare en la
época. Su obra, en total catorce comedias, diez tragedias y diez dramas históricos,
es un exquisito compendio de los sentimientos, el dolor y las ambiciones del alma
humana. Tras unas primeras tentativas, en las que se transparenta la influencia
de Christopher Marlowe, antes de 1600 aparecieron la mayoría de sus comedias
alegres y algunos de sus dramas basados en la historia de Inglaterra. Destaca sobre
todo la fantasía y el sentido poético de las comedias de este período, como en El
sueño de una noche de verano; el prodigioso dominio del autor en la versificación
le permitía distinguir a los personajes por el modo de hablar, amén de dotar a su
lenguaje de una naturalidad casi coloquial.
A partir de 1600, Shakespeare publica las grandes tragedias y las llamadas
comedias oscuras. Los grandes temas son tratados en las obras de este período
con los acentos más ambiciosos, y sin embargo lo trágico surge siempre del detalle
realista o del penetrante tratamiento psicológico del personaje, que induce al
espectador a identificarse con él: así, Hamlet refleja la incapacidad de actuar ante
el dilema moral entre venganza y perdón; Otelo, la crueldad gratuita de los celos;
y Macbeth, la cruel tentación del poder. Afín a este grupo pese a su tema «romano»
es Antonio y Cleopatra, plasmación de la pasión desenfrenada entre el
general Marco Antonio y la reina egipcia Cleopatra.

En sus últimas obras, a partir de 1608, cambia de registro y entra en el género de


la tragicomedia, a menudo con un final feliz en el que se entrevé la posibilidad de la
reconciliación, como sucede en Pericles; esta nueva orientación culmina en su
última pieza, La tempestad, con cuyo estreno en 1611 puso fin a su trayectoria.
Quizá cansado y enfermo, dos años después se retiró a su casa de Stratford, donde
fallecería 23 de abril de 1616 del antiguo calendario juliano, usado en aquel tiempo
en Inglaterra. Otro gran genio de la historia de la literatura universal, Miguel de
Cervantes, falleció en la misma fecha del actual calendario gregoriano, ya adoptado
por entonces en España.

Shakespeare publicó en vida tan sólo dieciséis de las obras que se le atribuyen; por
ello, algunas de ellas posiblemente se hubieran perdido de no publicarse (pocos
años después de la muerte del poeta) el Folio, volumen recopilatorio que serviría de
base para todas las ediciones posteriores.
Conclusiones

Los objetivos propuestos en este trabajo fueron cumplidos. Conforme lo que fue
expresado en el transcurso de este breve trabajo se concluye que el estudio sobre
el aporte de cada uno de estos célebres de la historia que se ha investigado tiene
un gran valor literario y práctico porque: En primer lugar, la influencia que estos han
ejercido en el pensamiento es innegable, ya que hasta en el presente estos siguen
persistiendo dentro del pensamiento literario de la sociedad actual.

Bibliografía.

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/allende_isabel.htm

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/asturias.htm

http://enciclopedia.us.es/index.php/Juan_Ram%C3%B3n_Molina

https://redhonduras.com/personajes/biografia-de-lucila-gamero-de-medina/

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/shakespeare.htm.

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