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HAYA, MARIATEGUI Y EL APRA

Por: Nelson Vásquez Juárez. *


04-01-2010

Resumen

En este artículo, a raíz de la publicación del libro “¡Usted fue aprista!”.


Bases para una historia crítica del APRA, revisamos las relaciones del
Apra con José Carlos Mariátegui. La izquierda no aprista siempre ha
contrapuesto a José Carlos Mariátegui con Víctor Raúl Haya de la Torre,
sin embargo, si bien tuvieron diferencias estas no llegaron al punto que
fuesen enemigos irreconciliables. Tuvieron coincidencias e incluso
después de la muerte de Mariátegui los apristas reconocieron a
Mariátegui como uno de los suyos.

Mariátegui aceptó cargo de Leguía en Italia

En el libro “Usted fue aprista” Nelson Manrique asevera que “Mariátegui


nunca ejerció ningún cargo público ni tuvo poder a lo largo de su corta vida
–murió muy tempranamente en abril de 1930, a los 35 años de edad”(1)
(subrayado nuestro). Sin embargo, los hechos históricos señalan otra cosa.

En 1919 José Carlos Mariátegui dirigía el diario La Razón el cual era


criticó al gobierno de turno. Por esta razón, el dictador Leguía lo envió, junto
con su amigo César Falcón, a Europa como “propagandistas de ultramar del
gobierno.”(2) Según Sylvers “no descontento del todo, Mariátegui dejó el Perú
en octubre esperando completar en el exterior su formación cultural.”(3)

Mariátegui formalmente pertenecía al sector de Relaciones Exteriores y


su cargo era pagado. En una carta que aparece en la correspondencia de José
Carlos Mariátegui, fechada en Roma 24 de enero del 1920 y dirigida a Victoria
Ferrer, señala lo siguiente:

“P.D. El cheque es por seis libras esterlinas. No se puede girar en libras


peruanas ni en cheque sobre Lima. A mí me pagan también en libras
esterlinas. Es una letra sobre Londres que puede ser cambiada en
cualquier banca. También la puede cambiar un comerciante. La libra
esterlina vale menos que la libra peruana conforme al cambio actual.
Esto, como tú comprenderás, es para mí, que recibo mi sueldo en
libras esterlinas, lo mismo que todos los funcionarios y empleados
de relaciones exteriores residentes en el extranjero, una pérdida
mensual.” (4) (subrayado nuestro)

Como se constata Mariátegui si ocupo un cargo público en el Ministerio


de Relaciones Exteriores. Por otro lado, a pesar que Haya de la Torre sería
detenido y deportado por Leguía, no condenó a Mariátegui por aceptar el cargo
gubernativo dado por Leguía. Sobre el particular, Haya expreso lo siguiente:

1
“De ese período vergonzoso de subasta general quedan, sin duda,
algunas buenas consecuencias. Cuando Leguía enviaba a Europa a
centenares de jóvenes de todas clases, especialmente a intelectuales y
estudiantes, salieron algunos que hoy son grandes compañeros
nuestros, y que para Guillén deberían ser ejemplo a seguir. José Carlos
Mariátegui es uno de ellos. Enviado a Europa, pensionado y protegido,
aprendió todo lo necesario para estar listo a luchar desde el campo
contrario.” (5)

Incluso fue Haya de la Torre el que propuso a Mariátegui para que


dictara una serie de conferencias en la Universidad Popular González Prada
entre mayo de 1923 y enero de 1924. Asimismo, a pesar que Mariátegui
escribía en la revista “El Mercurio Peruano” que era dirigida por el conservador
Víctor Andrés Belaunde, Haya siguió apoyando a Mariátegui y considerándolo
miembro de la nueva generación:

“En El Mercurio Peruano hay dos clases de firmas y dos grupos de


intelectuales: los de la vieja generación y los de la nueva. José Carlos
Mariátegui, el verdadero representante del grupo de intelectuales
nuevos del Perú; Jorge Basadre y Raúl Porras y Manuel Beltroy no
pueden confundirse con los Belaúnde y compañía. Los grupos de
nuevos intelectuales van a El Mercurio Peruano para usar la
tribuna. Nuestra revista Claridad ha sido clausurada por el gobierno de
Leguía. En ciertos momentos no importa usar los púlpitos para dar el
grito de revolución. El Mercurio Peruano es una revista relativamente
bien apoyada económicamente que puede servir y sirve al grupo de
intelectuales de vanguardia. Por eso la utilizan, y hacen bien. (…)
Además, los lectores inteligentes buscan las firmas de la nueva gente de
letras que con tanto honor para el Perú representa José Carlos
Mariátegui. Por su parte, El Mercurio Peruano habría muerto por falta de
circulación –a pesar de su base económico-burguesa- si nuevas firmas
no lo vivificaran.”(6)

Mariátegui y Haya de la Torre en los 7 ensayos

Por otro lado, es necesario resaltar la coincidencia de análisis en un


tema fundamental: la tierra. Así, en el ensayo sobre “El Problema de la Tierra”
de su libro “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana”, Mariátegui
señala en su nota 18, lo siguiente:

“18. Escrito este trabajo, encuentro en el libro de Haya de la Torre Por la


emancipación de América Latina, conceptos que coinciden
absolutamente con lo míos sobre la cuestión agraria en general y sobre
la comunidad indígena en particular. Partimos de los mismos puntos de
vista, de manera que es forzoso que nuestras conclusiones sean
también las mismas.”(7)

2
Mariátegui se reclamaba marxista y Haya de la Torre también por lo que
es importante resaltar la coincidencia en un problema que en esos momentos
era fundamental.

Polémica Haya-Mariátegui

En el libro “Usted fue aprista” (Bases para una historia crítica del Apra),
el historiador Nelson Manrique presenta una versión más de la denominada
polémica Haya-Mariátegui, la cual “culminó con la ruptura definitiva entre
ambos.” (8). Sin embargo, de una reelectura de la correspondencia de
Mariátegui se constata que de parte de Mariátegui la ruptura no era
necesariamente definitiva. Así, en una carta del 20 de junio de 1929, Mariátegui
le decía a Nicanor A. De la Fuente, a raíz de los debates sobre el Apra, lo
siguiente:

“Nosotros trabajamos con el proletariado y por el socialismo. Si hay


grupos dispuestos a trabajar con la pequeña burguesía por un
nacionalismo revolucionario, que ocupen su puesto. No nos negaremos
a colaborar con ellos, si representan efectivamente una corriente, un
movimiento de masas. Me parece que, planteada así, la cuestión es
completamente clara y queda excluida toda posibilidad de
divisionismo.” (subrayado nuestro) (9)

Esta idea la reitera Mariátegui en una carta dirigida a Mario Nerval el 28


de junio de 1929 en los siguientes términos:

“Los que con un programa nacionalista revolucionario quieran organizar


a la pequeña burguesía, son muy libres de hacerlo. Si su partido,
hipotético por el momento llega a ser una organización de masas, no
tendremos inconveniente en colaborar eventualmente con él con
objetivos bien definidos. Los términos del debate quedan así bien
esclarecidos y todo reproche por divisionismo completamente excluido.-
No hay por nuestra parte divisionismo sino clarificación.” (subrayado
nuestro) (10)

Recordemos que parte del debate con Haya consistía en que Mariátegui
se oponía a trabajar con la clase media, con la pequeña burguesía. Mariátegui
señalaba que “no suscribo por otra parte, la esperanza en la pequeña
burguesía, supervalorizada por el aprismo.”(11) Para Haya de la Torre, por el
contrario, la clase media debía ser parte del frente único. Sin embargo, como lo
demostramos con las cartas de Mariátegui anteriormente citadas, la
discrepancia no significaba un alejamiento definitivo de Mariátegui ni impediría
en el futuro un trabajo conjunto.

3
Habría que agregar que Manrique presenta distorsionado el
pensamiento de Haya de la Torre en lo que respecta a las clases medias. Así,
señala que “Haya consideraba que las clases medias eran el sector social más
afectado por el imperialismo. Por eso, debían liderar la lucha antiimperialista”.
(12) Sin embargo, en la cita que presenta para fundamentar su opinión en
ningún momento Haya señala que la clases media debían liderar la lucha
antiimperialista. La cita de Manrique es la siguiente:

“El imperialismo sojuzga o destruye económicamente a las clases


medias de los países retrasados que penetra. El pequeño capitalista, el
pequeño industrial, el pequeño propietario rural y urbano, el pequeño
minero, el pequeño comerciante, el intelectual, el empleado, etc., forman
la clase media cuyos intereses ataca el imperialismo.” (13)

Como apreciamos en la cita en ningún momento Haya de la Torre señala


que las clases medias deben liderar la lucha antiimperialista, simplemente,
menciona como son afectadas las clases medias por el imperialismo.

Por otro lado, poco se ha resaltado en los textos de la izquierda


comunista peruana que analiza la polémica Haya-Mariátegui, el acatamiento
por parte de Mariátegui a las líneas políticas extranjeras. Hay que precisar que
en el Primer Congreso Antiimperialista Mundial, donde participó Víctor Raúl
Haya de la Torre, la composición del mismo no estaba dominada por los
comunistas, sino que había la presencia de distintas fuerzas no comunistas,
como la del Aprismo. Sin embargo, en el Congreso al que hace referencia el
autor de 7 ensayos, el comunismo internacional dominaba el citado Congreso.
Para José Carlos Mariátegui eran de fundamental importancia las decisiones
que sobre el movimiento antiimperialista se iban a tomar en un Congreso en
París. Así, Mariátegui dice lo siguiente:

“Como organización continental, el Apra depende de lo que resuelva el


congreso antiimperialista de París, a cuyas decisiones, inspiradas
seguramente en la necesidad de unificar el movimiento anti-imperialista,
ningún revolucionario puede oponer resistencia.”(14)

Eso lo repite en una carta dirigida a Mario Nerval del 28 de junio de 1929
donde expresa lo siguiente:

“El Apra, en cuanto plan de frente único continental, queda totalmente


sometido a las deliberaciones del próximo Congreso Anti-imperialista de
París, que se pronunciará inevitablemente por la unificación de las
fuerzas anti-imperialistas de la América Latina(...) Ningún verdadero anti-
imperialista puede rebelarse contra este voto, para mantenerse aferrado
a la fórmula que le sea particularmente cara” (15)

A diferencia de Haya de la Torre que buscaba que Indoamérica tenga


una política autónoma sin interferencia extranjera, para Mariátegui nadie podría
“oponer resistencia” a lo que “resuelva el Congreso Antiimperialista de París.”
Es más, luego del citado congreso, uno de los argumentos de Mariátegui para

4
señalar que el Apra estaba liquidada era una resolución del II Congreso Anti-
imperialista Mundial. El autor de los Siete ensayos sostenía lo siguiente en una
carta fechada 10 de setiembre de 1929 y dirigida a Nicanor A. De la Fuente:

“La cuestión del Apra está completamente liquidada con la resolución del
Segundo Congreso Anti-Imperialista Mundial. No tengo aún completos
informes sobre las labores de esta conferencia, que se reunió en
Francfort. Pero entre las noticias que me llegan, vienen la de que ha
quedado proclamada y confirmada como único organismo anti-
imperialista de frente único de la América Latina la Liga Anti-Imperialista.
El trabajo político corresponde a los partidos; el sindical a las uniones
obreras. El Apra, por tanto, está demás.“ (16)

Mariátegui reitera su posición en una carta del 18 de setiembre de 1929


enviada a Mario Nerval:

“El Apra está liquidada por la resolución del Segundo Congreso Anti-
imperialista Mundial. No tengo aún noticias completas de este Congreso,
que se proponía tareas bien superiores al esclarecimiento de las
pequeñas competiciones latinoamericanas. Pero sé, por cartas de París,
que se confirma y proclama como sola organización de frente único
antiimperialista en la América Latina a las ligas. El trabajo político
corresponde a los partidos, el sindical a las uniones obreras. El Apra
está descartada.” (17)

Mariátegui señala el mismo argumento en una carta del 25 de setiembre


de 1929 dirigida a Esteban Pavletich.(18) Los intelectuales de “izquierda”
peruano no han resaltado este punto de vista de Mariátegui de absoluto
sometimiento a directivas extranjeras.

Mariátegui valorado por el APRA

Como dice Manrique en su libro “Usted fue aprista”, a la muerte de


Mariátegui se impuso la consigna en el Partido Comunista de
“desmariateguizar el partido.”(19) Señala que “para la burocracia soviética el
marxismo heterodoxo de Mariátegui era inaceptable y se volvió blanco de
ataques ideológicos que lo sindicaban como una desviación pequeñoburguesa
(20) Lo que es falso es la afirmación de Manrique cuando dice que la
consigna de “desmariateguizar el partido” “se impuso tanto en el Apra como
en el PC.”(21) La aseveración carece de sustento porque Mariátegui había
fundado el Partido Socialista y había manifestado su discrepancia con el Apra.
Manrique no señala ninguna cita o fuente para fundamentar su afirmación en lo
que se refiere al Apra.

Los apristas, en cambio, valoraron el aporte de Mariátegui al proceso


político revolucionario del Perú. Esto consta en el libro “Proceso Haya de la
Torre. Instructiva Secreta” publicado por los desterrados apristas en Guayaquil
en 1933 y cuya introducción la escribió Alcides Spelucin.

5
Así, en el capítulo III: “Auroras de nuestra verdadera libertad”, en la parte
titulada “La obra del pensamiento libre” se expresa lo siguiente:

“Los anhelos mayoritarios del Perú no han sido, antes de hoy,


expresados únicamente por la voz de marea de sus masas. También lo
han sido por la de unos cuantos varones apostólicos, cuya prédica se
elevó, a veces, esperanzada como la llama, o descendió, otras,
implacable como la lava. (…) Se llamaron Francisco de Paula González
Vigil, Manuel González Prada y José Carlos Mariátegui. Son, en verdad,
pocos –como decía el poeta- pero son. Cada uno de ellos –aun cuando
el primero y en parte el segundo vivieran épocas de señero
individualismo- es la voz profética de su tiempo. Para conocer el
verdadero Perú, el Perú cuya historia es un perenne forcejeo en pro de
la libertad mayoritaria, hay que conocer la vida y el pensamiento de
estos tres muertos inmortales.”(22)

En el mismo capítulo se agrega lo siguiente:

“JOSE CARLOS MARIATEGUI es el tercero. Pertenece a una época


que, en parte, es nuestra época. No le correspondió como a González
Prada una obra de fulminación y de tala. José Carlos Mariátegui vino a
cumplir el radiante destino de un sembrador de ideas. No le fue dado el
puño duro, acerado, de su antecesor; pero sí la amplia mano que arroja,
‘en pausa de música’, el grano de la idea en el surco vertical del hombre.
Para que Mariátegui cumpliera su jornada, fue necesario que González
Prada realizara, antes la suya. Desde su inmovilidad, que algo tuvo de la
fecunda inmovilidad del árbol, Mariátegui llevó a cabo su copiosa labor
de expositor, suscitador, confrontador y discriminador de ideas, principios
y sistemas. Su palabra y pensamiento -¡simbólica revancha!- se
movilizaron por todo lo que su creador, físicamente estaba impedido de
hacerlo. (…) Y en todo, al par que una generosa vibración humana, supo
verter grandes dosis de optimismo y de fe. Mariátegui construyó
pacientemente su tribuna –aquella tribuna que en sus mejorías días
también fuera la nuestra-: ‘Amauta’; nos dejó su visión del Viejo Mundo:
“La Escena Contemporánea”; su interpretación de nuestra realidad: “7
ensayos”; una “Invitación a la Vida Heroica” y una “Defensa del
Marxismo”. Y por si esto no fuera bastante, Mariátegui nos dejó, también,
el ejemplo de sí mismo; es decir, el ejemplo del hombre que abandona la
fácil ruta de Sibaris, y se hunde, íntegramente, absolutamente, en la
selva de los grandes dolores y de las grandes anunciaciones humanas.”
(23)

A estas expresiones de profundo reconocimiento hay que agregar las de


Víctor Raúl Haya de la Torre quien en “Treinta años de aprismo” decía de
Mariátegui “...autor ilustre de aquella obra fundamental de la sociología de
Indoamérica: 7 ensayos sobre la realidad peruana.” (24)

6
Asimismo, era común en los años 30 que la Revista “APRA” (órgano del
Partido Aprista Peruano y dirigido por Serafín del Mar) publicara cosas
relacionadas a José Carlos Mariátegui. En el N°5, del 26 de marzo de 1931 se
publica la siguiente frase: “Peruanicemos el Perú contra la reacción
civilista.”(25) Y en el N° 10 se publica un artículo titulado: “Homenaje a José
Carlos Mariátegui al año de su muerte.”(26)

* Integrante del Taller de Estudios Sociales “Antenor Orrego”.

7
NOTAS

(1) Manrique, Nelson: “¡Usted fue aprista!” Bases para una historia crítica del
Apra, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú-CLACSO, Octubre 2009, p.
13.
(2) Sylvers, Malcolm: “La formación de un revolucionario” En: “Mariátegui en
Italia”, Lima, Empresa Editorial Amauta, 1 Edición, 1981, p. 23
(3) Idem. p. 23
(4) Mariátegui; José Carlos: “Correspondencia (1915-1930)”, Lima, Empresa
Editora Amauta S.A., 1 Edición, 1984,T. I, p. 10-11.
(5) Haya de la Torre, Víctor Raúl: En: “Obras Completas”, Lima, Editorial Juan
Mejía Baca, 4ta. Edición, 1985, T-2, p. 95.
(6) Haya de la Torre, Víctor Raúl: “Obras Completas”, Lima, Editorial Juan Mejía
Baca, 4ta. Edición, 1985, T-1, p. 99.
(7) Mariátegui, José Carlos: “7 Ensayos de interpretación de la realidad
peruana”, Lima, Empresa Editora Amauta, S.A., Sexagésima segunda edición,
p. 64.
(8) Manrique, Nelson: “¡Usted fue aprista!” Bases para una historia crítica del
Apra, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú-CLACSO, Octubre 2009, p.
76.
(9) Mariátegui; José Carlos: “Correspondencia (1915-1930)”, T-II, p. 584.
(10) Mariátegui, José Carlos: “Correspondencia (1915-1930)”,T-II, p. 597.
(11) Mariátegui, José Carlos: “Correspondencia (1915-1930), T-II, p. 491-492.
(12) Manrique, Nelson: Op. citada p. 31
(13) Manrique, Nelson: Op. citada p. 31-32
(14) Mariátegui, J.C.: Idem., T-II, p. 584.
(15) Mariátegui, J.C.: Idem., T-II, p. 597.
(16) Mariátegui, J.C.: Idem., T-II, p. 623
(17) Mariátegui, J.C.: Idem., T-II, p. 628.
(18) Mariátegui, J.C.: Idem. T-II, p. 623
(19) Manrique, N.: Ob. citada p. 94.
(20) Manrique, N.: Ob. citada p. 94
(21) Manrique, N.: Ob. citada p. 94
(22) Haya de la Torre, Víctor Raúl: “Obras Completas”, Lima, Editorial Juan
Mejía Baca, 4ta. Edición, 1985, T-5, p.209.
(23) Idem. p. 210.
(24) Haya de la Torre, Víctor Raúl: “Obras Completas”, T-6, Editorial Juan
Mejía Baca, 4ta. Edición, 1985, p. 272.
(25) Revista “APRA”, Organo del Partido Aprista Peruano, Segunda Epoca, N°
5, Lima, 26 de marzo de 1931, p. 14.
(26) Revista “APRA”, Organo del Partido Aprista Peruano, Segunda Epoca, N°
10, Lima, 23 de abril de 1931, p. 16

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