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A.

Tariq West
Clase de Teatro en Madrid
Primavera 2009

Reseña N° 1

Reseña de Teatro: La Cena

La Cena, una obra de teatro escrito y dirigido por Albert Boadella, se estreno en

Madrid el 26 de Febrero y continuaría hasta el 12 de Abril. Montado en Madrid en los Teatros

Canal por la compañía Els Joglars, La Cena es una comedia que enfoca en los absurdos del

gobierno y de los asuntos del medio ambiente. La representación que yo asistí, la de 20:00 el

Miercoles 8 de Abril, fue sobre todo, una exploración divertido, aun oscuro, de la política del

medio ambiente através de un grupo de personajes coloridos y exagerados.

La Scena se trata principalmente de los excesos de los políticos, los artísticos y la

sociedad en general en cuanto a los asuntos medio ambientales. Su comentario es, sobre todo,

que en nuestra búsqueda por el equilibrio con la naturaleza y en nuestros esfuerzos para

preservar el medio ambiente, tenemos que estar vigilante para no caer en las trampas del

alarmismo, la hipocresía y la política de fachada.

Entre los temas secundarios caen el complejo de inferioridad que suele tener el pueblo

Español ante el mundo Europeo, el sensacionalismo de la prensa y el obsesión creciente con

los datos y medidas ambientales, y los excesos artísticos de la cocina. También entre el tema

del enfrentamiento entre la tradición gastronómica, la tecnología y los asuntos de medio

ambiente.

La trama se desarrolla a través de tres historias en paralelo. Uno es la historia de la


confesión de un participante en un “asesinato ambiental” a un Juez quien no le cree. El

segundo es el relato de los acontecimientos políticos y gastronómicos que rodean la cena

culminante de un congreso de medio ambiente. El tercero es uno mas abstracto y trata de

forma simbólica el abandonamiento del encantamiento para la naturaleza para el alarmismo y

el sensacionalismo.

Los asuntos de política de fachada, el alarmismo y el complejo de inferioridad

Español, se presentan a través del personaje de la Sra. Ministra (Pilar Saenz) – jefe del

ministerio del medio ambiente – y sus directores generales. Para ellos, la necesidad de

mantener la apariencia de ser progresistas y de ser desarrollados en los asuntos medio

ambientales tanto como las culturales y gastronómicos, es preocupación central. Por ejemplo,

la Sra. Ministra manda que dentro del ministro, nadie debe prender las luces durante el día y

que los conserjes no deben usar ningún herramienta eléctrica para limpiar y además reemplaza

la meza de reunión con el suelo.

El enfoco de los políticos en los detalles superficiales en vez de los mas significativos,

como el uso de un helicóptero para viajar a los discursos y la exposiciones, es un comentario

en las verdaderas prioridades de estos, que son, mas que nada, estéticos. Esta preocupación

estética se demuestra además en las construcción de una cocina superficialmente eco-amable

que es antitético al arte gastronómico y al fin, no realiza su objetivo de proteger al medio

ambiente por el hecho que gasta una cantidad de recursos.

En el personaje del Maestro (Ramón Fontsere), y en sus interacciones con sus

ayudantes de cocina (Jesus Agelet, Xavier Boada y Mennie Marx), enfocamos en el tema de

los excesos artísticos y la perversión de la cocina. El director nos invita a pensar en que pasara
si se combinarían el arte gastronómico, el fervor religioso y el radicalismo medio ambiental.

La obra nos da una demostración, a la vez cómico y perturbador, de cómo el ardor para la

conservación del medio ambiente y los libertades artísticos pueden superar otros valores

humanos, como respeto para la vida. Esta combinación termina siendo fatal por unos

desafortunados victimas y una abominación caníbal para otros cuando en el escena de clímax,

el gran Maestro de la cocina mata a uno de sus ayudantes como animal para servirle a los

invitados del congreso medio ambiental como comida que no daña a la tierra.

Al fin, esta obra nos exige una respuesta al cuestión de cuanto estamos dispuesto a

sacrificar para realizar objetivos medio ambientales, y mas, que ya hemos sacrificado para

ellos. Además nos exige que pongamos un ojo critico en los esfuerzos montados

supuestamente a favor del medio ambiente para ver si verdaderamente sirven esta propuesta, o

algún otro mas siniestro, político o vulgar.

Esta obra, sobre todo me ha gustado mucho, tanto al nivel intelectual como al nivel de

entretenimiento popular. Fue divertido como una exploración de la tradición del arte y el

método de las juglares, y educativo como una exposición de temas contemporáneos de la

cocina, la política y la sociedad en general. Me costo un poco acostumbrarme al estilo

dramático de bufonadas, pero la obra me dejo con una apreciación por el uso de la comedia

físico para tratar a temas serios y complicados. Boadella ha conseguido mezclar con éxito la

comedia alta y baja en una obra que paga homenaje a la tradición de critica y comentario

social de los juglares.

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