Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ENVASE
ENVASE
LA COMERCIALIZACION DE
FRUTAS Y HORTALIZAS.
Ramón Catalá
Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos. CSIC
Apartado de Correos 73, 46100 Burjasot, Valencia
1. Introducción.
2. Funciones de los envases en los alimentos industrializados.
3. Materiales y envase para el envasado de alimentos.
4. Características generales de los distintos materiales para el envasado de
alimentos.
5. Envases para frutas y hortalizas.
a. Alternativas para el envasado de frutas y hortalizas en fresco.
b. Envasado de frutas y hortalizas en atmósfera modificada.
1. INTRODUCCION.
Los envases y embalajes cumplen, cada uno a su modo, las funciones básicas de
presentar e identificar al producto que contienen y de proteger y conservar su calidad e
integridad. En cualquier esquema de comercialización de bienes de consumo los
envases y embalajes ocupan, por tanto, un papel decisivo.
Los envases y embalajes han pasado a formar parte de nuestro modo de vida cotidiano,
hasta el punto que se hace difícil imaginar la comercialización de un producto
"desnudo" . En muchos casos porque no es posible su manipulación sin un envase que
los contenga y proteja -leche, vino, aspirinas, crema de afeitar...-, en otros porque no
ofrecen garantía al no tener ninguna protección ni identificación. La generalización del
uso de los envases y embalajes junto con el desarrollo de las modernas técnicas de
protección y comercialización han hecho posible la universalización del consumo de
todo tipo de productos, sin limitaciones de distancias, estacionalidad, etc, con precios
asequibles en cualquier mercado
Los envases y embalajes no son pues algo superfluo que encarece y complica, como a
veces puede pensarse sin un análisis riguroso, sino todo lo contrario, la base para una
correcta protección y comercialización de todo tipo de artículos a precios razonables.
Así, en el sector de bienes de equipo, los envases y embalajes adecuadamente diseñados
y preparados eliminan los problemas de daños físicos (choque, vibración, caída,...)
durante el transporte y distribución comercial, abaratando sensiblemente el costo final
del producto que llega al consumidor.
Los envases utilizados para los alimentos han ido cambiando a lo largo de los años
como respuesta a factores sociales, tales como el crecimiento de la población, la
urbanización , la necesidad de evitar pérdidas y desperdicios de alimentos, la
incorporación de la mujer al trabajo, el comercio internacional, la creciente
preocupación por la higiene y por el consumo de alimentos naturales, el deterioro del
medio ambiente, etc. A instancias de éstos y otros impulsos los primitivos envases
"naturales" como calabazas, pellejos, recipientes de alfarería, etc., fueron cediendo paso
a los nuevos materiales industriales - papel, vidrio, hojalata, plásticos, ...-, en una
progresiva evolución tecnológica, hasta llegar a la situación actual, caracterizada por
una amplia y variada oferta de materiales y diseños. En ésta, como en otras áreas
tecnológicas la innovación es contínua, para dar respuesta a las crecientes exigencias
sociales.
La Directiva Europea 94/62/CE define como ENVASE todo producto fabricado con
cualquier material de cualquier naturaleza que se utilice para contener, proteger,
manipular, distribuir y presentar mercancías, desde materias primas hasta artículos
acabados, y desde el fabricante hasta el usuario o consumidor. Los objeto desechables
utilizados con estos mismos fines se considerarán también envases.
De acuerdo con esta definición en los alimentos industrializados los envases cumplen
las siguientes funciones básicas:
Contener el alimento
Proteger al alimento de las acciones físicas, químicas y microbiológicas
Conservar la calidad y salubridad del alimento
Evitar fraudes
Acondicionar el producto para la manipulación comercial
Presentar e identificar el producto
Informar al consumidor de las características del alimento, forma de consumo,
vida útil, etc.
Para cumplir adecuadamente las funciones asignadas los envases deben reunir las
siguientes condiciones:
Protección del alimento frente a agentes externos
Compatibilidad envase-alimento
Funcionalidad (adecuación a las necesidades del consumidor.
Adaptación a la línea de envasado
Disponibilidad en el mercado
Adecuación a la normalización técnica y a la legislación
Posibilidad de comunicar una información al consumidor
Compatibilidad medio ambiental
Precio adecuado
Así pues, los envases deben responder estrictamente a las exigencias técnicas de los
productos y a las necesidades y demandas del mercado. Debe evitarse el uso de envases
y embalajes con prestaciones inadecuadas, tanto por defecto, por sus efectos negativos
sobre la calidad del producto envasado, como por exceso, por lo que significa de
encarecimiento innecesario Debe tenerse en cuenta que un envase malo o inadecuado
puede incidir negativamente y desmerecer la calidad del alimento envasado; de hecho
un mal envase puede hacer malo un producto de la mejor calidad.
Metales.
Vidrio.
Papel y Cartón.
Materiales Plásticos.
Materiales Complejos.
Madera y Derivados.
A lo largo de los años se han ido desarrollando todo tipo de formas y diseños de envases
haciendo uso de distintos materiales, tratando de cubrir las necesidades específicas
planteadas por la industria y por los consumidores, si bien prevalecen unas pocas formas
bien establecidas. Básicamente:
Rígidos: Botes, cajas, bandejas, bidones, tarros, botellas, paletas...
Semi-Rígidos: Bandejas, tarrinas, botellas, tubos...
Flexibles: Bolsas, sacos, mallas, sobres, recubrimientos...
Pueden fabricarse envases rígidos con todos los materiales en uso, si bien
fundamentalmente son los metales, el vidrio y la madera los mas característicos.
Generalmente se consideran como flexibles los materiales plásticos y complejos, el
papel y el cartón con espesores inferiores a 250 mm
Desde el momento en que las frutas y hortalizas son recolectadas se inicia su deterioro
natural que llevará hasta la pérdida del producto para el consumo en un corto periodo de
tiempo, de no mediar alguna forma de protección. Todos los productos de origen vegetal
mantiene sus procesos metabólicos tras la recolección. La fotosíntesis se reduce y
prácticamente se detiene en ese tiempo, pero los procesos de respiración siguen activos.
Las frutas y hortalizas son generalmente frágiles y se alteran sensiblemente con los
daños físicos, acelerando sus mecanismos de deterioro. Es necesario, por tanto, la
protección contra daños mecánicos. Básicamente pueden considerarse: heridas, daños
por compresión, daños por impacto y abrasiones. Cada tipo de daño es consecuencia de
diferentes ocasiones en su manipulación y transporte.
Los productos hortofrutícolas liberan agua y se deshidratan con facilidad. Una pérdida
del 3-5% en su contenido en agua puede causar un deterioro muy notable en su textura.
Por otra parte, el exceso de agua acelera la podredumbre.
Consumen oxígeno y desprenden CO2 y etileno, con liberación de calor, que puede
contribuir a la aceleración de las reacciones de deterioro. El envase, por tanto, debe
permitir la fácil eliminación de estos subproductos de la respiración.
Con estas consideraciones se entiende fácilmente que las discusiones sobre el sistema de
envasado deben hacerse específicamente para cada producto a envasar.
Las cajas de madera han sido tradicionalmente el envase mas utilizado para el transporte
y comercialización de todo tipo de frutas y hortalizas y aun ocupan un papel importante.
Se fabrican con diferentes materiales (álamo, pino, etc.) y diseños. En general presentan
formas abiertas y están provistas de perforaciones para permitir la circulación de aire y
la evacuación del calor producido en la respiración, sin debilitar la resistencia del
envase. Un diseño incorrecto puede provocar la deformación del envase con
consecuencias para la conservación del producto envasado. Como ventajas básicas de
estos envases pueden citarse: la resistencia mecánica que permite el apilado, la
resistencia a la humedad, se calientan léntamente y se enfrían rápidamente, pueden
reutilizarse repetidamente si bien hay que tomar las precauciones necesarias para evitar
contaminaciones microbiológicas. Como inconvenientes: ocupan mucho volumen en
vacío, fácil rotura durante la manipulación y presentan dificultades para la impresión,
por lo que requieren etiquetado. Aunque la madera es reciclable como material no existe
una buena infraestructura para la recuperación y reciclado de estos envases
La alternativa a las cajas de madera son las cajas de cartón ondulado, que día a día
alcanzan mayor difusión a impulso, sobre todo de las grandes superficies de venta.
Uno de los diseños mas ampliamente difundidos en España para frutas y hortalizas por
sus excelentes cualidades es el envase Plaform. Este envase, fabricado con cartón doble-
doble de onda E-B, responde a unas especificaciones muy estrictas aplicables a los
diferentes diseños que se comercializan. Es fácilmente apilable y manipulable en los
equipos de envasado automático.
Las cajas de plástico (PE, PVC..) son una buena alternativa para la recolección y
transporte de productos hortofrutícolas por sus buenas cualidades mecánicas y fácil
manipulación automatizada, permitiendo además la aplicación directa de tratamientos
de conservación del producto envasado. Aunque su precio es en la actualidad mayor
pueden reutilizarse repetidamente, si bien la limpieza y traslado de los envases significa
un coste adicional. En la actualidad, por otra parte, no existe un sistema eficaz para la
recuperación y reciclado de residuos de plásticos. Las cajas de plástico se usan
fundamentalmente en la recolección y manipulación en almacenes, pero son muy poco
utilizadas en punto de venta.
También los sacos y bolsas han encontrado gran aplicación sobre todo para el
transporte, particularmente de producto muy consistentes (como patatas, cebollas,
legumbres, etc.) y que no requieren ventilación continua para evitar problemas de
podredumbre. Las tradicionales fibras naturales han sido progresivamente reemplazados
por papel, constituido por varias capas de kraft, y sobre todo cada día mas por plásticos
como polietileno o polipropileno, que pueden ser formados y cerrados fácilmente por
termosoldadura.
Las cajas y los sacos, como se ha dicho, se emplean mayoritariamente como envases de
transporte y distribución. Para la presentación en los puntos de venta se emplean
habitualmente las bolsas flexibles, generalmente de papel o plásticos, con o sin
perforaciones para permitir el intercambio gaseoso del producto envasado, las mallas, o
las bandejas o barquetas moldeadas, de cartón o plásticos, con diferentes formatos y
presentaciones adaptadas a las necesidades del consumidor.
Ante las múltiples opciones comerciales para el envasado de frutas y hortalizas para la
comercialización en fresco, no siempre es fácil la elección del envase y sistema de
envasado mas adecuado. En principio, hay que atender a consideraciones tales como:
mecanismo usual de deterioro, necesidades de oxígeno en la atmósfera circundante,
sensibilidad a la acumulación de CO2 o etileno, sensibilidad a la incidencia de
fisiopatías debidas a daños mecánicos, desarrollo y/o absorción de olores, necesidad de
tratamientos químicos de conservación, así como temperatura y humedad relativas
recomendadas para la mejor conservación del producto. Junto a las exigencias del
propio producto, que sin duda son fundamentales, no hay que olvidar las exigencias del
mercado consumidor al que va destinado. Entre otras, tiempo de almacenamiento y
forma de conservación, tiempo de vida útil esperado, funcionalidad, sin olvidar el poder
adquisitivo del potencial consumidor
Día a día aumenta la preferencia de los consumidores por adquirir productos fresco o
cuanto menos con el menor tratamiento posible, sin aditivos ni conservantes. Ahora
bien, como se ha dicho, las frutas y hortalizas son productos muy perecederos, que
pierden calidad y se alteran en un breve periodo de tiempo, lo que ha impulsado el
desarrollo de tecnologías que cumpliendo el requisito fundamental de someter al
producto a un tratamiento mínimo permitan alargar la vida útil por un periodo
razonable, tal es la conservación en atmósferas controladas y/o modificadas.
Así pues, la atmósfera modificada implica un control muy cuidadoso del gas ambiente
del alimento en un esfuerzo por limitar todas las reacciones que conducen a su deterioro
o alteración, para alargar la vida útil de los alimentos frescos.
El efecto de los gases atmosféricos sobre los alimentos varía muy significativamente
según la naturaleza del alimento e incluso entre alimentos de un mismo grupo por lo
que, en la práctica, debe estudiarse específicamente cada producto a envasar, para una
selección adecuada de la atmósfera de envasado. No obstante, pueden darse pautas
generales a modo informativo, como se muestra en la tabla 1 para algunas frutas y
hortalizas.
Brécol " 5 - 10
Aguacate 5 - 13 2-5 3 - 10