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BIODESCODIFICACIÓN

La biodescodificación es una propuesta de la medicina alternativa que intenta


encontrar el origen metafísico de las enfermedades, o su significado emocional,
para tratarlo, ya que parte de la base de que nuestro cuerpo, mente y alma
están estrechamente relacionados, por eso no es posible curar cualquier
problema físico sin ocuparse también de las emociones.

Toda enfermedad tiene un origen emocional o metafísico, es decir, está


causada por algún tipo de sentimiento que no se manifiesta como tal, y por eso
se proyecta en el plano físico del cuerpo.

A continuación, podrás encontrar el origen metafísico de la mayoría de las


enfermedades, para saber cómo deberías tratarlas según la
biodescodificación.

¡Encuentra el equilibro entre mente, cuerpo y alma!


Acné juvenil: atracción y miedo al instinto por la sexualidad que recién
comienza a despertar. No aceptarse a uno mismo.

Adicciones: esconde un sentimiento de vacío existencial, falta de amor,


sentirse solo y desconectado. Enmascara un sufrimiento muy profundo para
luego recrudecerlo. Heridas, enfado con uno mismo, conflicto mental y
culpabilidad.

Afecciones de la piel: sentimientos de miedo, angustia, sensación de


amenaza, problemas nerviosos. Es el órgano que proyecta hacia fuera
nuestros procesos psico-somáticos. Las erupciones cutáneas provienen de los
problemas de contacto y relación, roces, y también estrés nervioso.

Afecciones pulmonares: problemas de relación con otros o con el entorno. La


respiración nos comunica con el ambiente y con los demás, por eso problemas
en ella significan miedo a inspirar la vida. La respiración nos mantiene vivos.
No poder respirar significa una profunda aflicción o depresión, o sensación de
no ser digno de vivir plenamente.

Alzheimer: negación a enfrentar la vida, desesperanza y desamparo.

Amigdalitis: rabia, miedo, emociones y creatividad reprimidos. Aparece


cuando la persona no puede “ser ella misma”, mostrarse como se siente. En los
niños, puede significar que se sienten un estorbo.

Anemia: está relacionada a una falta de alegría ante la propia vida y a la falta
de valoración por uno mismo.
Anorexia nerviosa: mujeres que no quieren serlo, repudio a la sexualidad
tradicional y a la femineidad. Miedo a la proximidad, al calor y al sexo. Puede
haber un egocentrismo encubierto, un ansia de atención que se consigue por la
enfermedad. Deben hacerse conscientes de sus deseos para curarse.

Artritis: estas personas suelen ser muy críticas, tanto con ellas mismas como
con los demás. Tienen una tendencia obsesiva a fijarse en lo negativo de la
vida y de las personas. En general, no se sienten amadas.

Asma: problemas de relación, contacto y roce con los demás, y miedo.

Bronquitis: conflictividad en el entorno familiar. Peleas, gritos, falta de


comunicación y silencio.

Cálculos biliares: amargura y agresividad reprimida, petrificada.

Cáncer: suele aparecer en personas que mantienen algún viejo resentimiento,


o problemas emocionales que arrastran desde el pasado y no se han resuelto.
Se suelen sentir profundamente heridos.

Cardiopatías o enfermedades cardíacas: suelen aparecer en personas que,


por algún motivo, se han cerrado al amor y a la intimidad. Su corazón se ha
endurecido, y por eso se rompe. Suelen ser personas que se dejan llevar por la
razón y la mente, y olvidan escuchar a su corazón, que termina enfermando.

Cataratas: lo que se ve no produce alegría.

Ciática: temor al futuro, a carencias materiales, inseguridad ante el porvenir.


También puede ser rencor o rechazo hacia algo o una persona.

Colon irritable: miedo a relajarse, inseguridad.

Conjuntivitis: está relacionada a actitudes de frustración y enfado hacia lo que


se ve en la vida.

Depresión y ansiedad: sentimiento de desesperanza, acompañado de


agresividad contenida, sobre todo hacia uno mismo. Culpabilidad, baja
autoestima.

Dolor de garganta: junto con la afonía y la laringitis son causadas por una
furia que impide hablar, o un impulso tremendo por hablar pero incapacidad y
miedo de hacerlo.

Dolores en general: culpa.


Enfermedades sanguíneas: quienes las sufren, suelen haber tenido grandes
conflictos familiares.

Esclerosis múltiple: rigidez mental, dureza de corazón, inflexibilidad.

Estreñimiento: temor a soltar, tacañería y mezquindad.

Fallas renales o dolor en los riñones: problemas de convivencia, de relación


con los seres cercanos.

Fibromas y quistes: resentimiento contra la pareja afectiva, sentimiento de


estar injustamente herido.

Fibrosis quística: sentimiento de víctima y de que la vida no va a ir bien.

Gripe, catarro, resfriado: una situación que enoja y provoca conflicto mental y
disgusto, e incluso debilidad en el sistema inmunológico.

Hemorroides: rabia por el pasado, temor a soltarse.

Hepatitis o problemas hepáticos: rabia, ira, indignación y agresividad


reprimidas. Miedo y resistencia al cambio.

Herpes genital: culpa y remordimientos sexuales.

Herpes labial: enfado, disgusto y temor de expresarlo.

Hiperglucemia (diabetes): quienes la padecen pueden tener deseos


amorosos que no son capaces de aceptar, no reconocen sus sentimientos para
abrirse al amor. El amor, lo dulce y el placer están estrechamente relacionados.
Una carencia afectiva puede “llenarse” consumiendo azúcares en exceso.

Hipertensión: personas que rehúyen de los conflictos y no afrontan un


problema.

Hipoglucemia: la baja de azúcar aparece cuando la vida se percibe como una


carga que abruma a la persona.

Hipotensión: evasión de conflictos y falta de ánimo y valor.

Ictericia: prejuicios internos y externos; la razón y la forma de pensar están


desequilibrados.

Infección: enojo, irritación, rabia.


Inflamación: ira, miedo.

Insomnio: miedo, culpa, pensamientos negativos y desconfianza en el fluir de


la vida.

Meteorismo (gases): aferramiento de ideas y posturas, temor a lo nuevo e


ideas no digeridas.

Migrañas: son multicausales, pueden ser producidas por múltiples factores,


que van desde estreñimiento y tensión nerviosa o estrés, hasta intolerancias y
alergias ante un alimento, insatisfacción sexual, resistencia ante el fluir de la
vida, autocrítica excesiva, invalidación de uno mismo, o miedo.

Mononucleosis: enfado por no recibir aprecio y amor.

Orzuelo: suele significar que la vida se está viendo con enfado, con ojos
airados.

Periodontitis (grave inflamación de las encías): incapacidad de tomar


decisiones.

Problemas de estómago: incapacidad de digerir, de asimilar lo nuevo en la


vida. Miedo al futuro incierto.

Problemas de la espalda: sentimiento de falta de apoyo en la vida. Se cargan


de más presión de la que pueden aguantar. En la parte superior de la espalda
significa falta de apoyo emocional, en la parte media, llevar una carga del
pasado. En la parte baja, inestabilidad material o económica.

Problemas de la vejiga: la tensión psicológica se manifiesta físicamente como


necesidad de vaciar la vejiga.

Problemas de tiroides: estas personas sienten que nunca pueden hacer lo


que desean, y pueden tener un sentimiento de humillación. El hipotiroidismo
significa desesperanza, bloqueo, renunciar a todo intento. El hipertiroidismo,
bronca por ser dejado de lado.

Problemas durante la menopausia: miedo a envejecer.

Problemas en las articulaciones: representan dificultad para aceptar cambios


que se están dando en la orientación de la vida.

Prurito, irritación: ardor por temas de sexualidad. Agresividad.

Psoriasis: miedo a ser heridos, que se manifiesta con que la piel se vuelve una
coraza.
Pulmonía – neumonía: heridas emocionales sin cicatrizar. Enfado y cansancio
hacia la vida.

Rechinar los dientes al dormir: agresividad inconsciente.

Reumatismo: aparece en personas que se sienten víctimas.

Sida: disociación entre amor y sexualidad. El amor no vivido,


inconscientemente, destruye las defensas.

Sobrepeso: sentimientos de miedo y desprotección. Carencias afectivas o


sexuales que se compensan con comida. Soledad, aburrimiento, tristeza,
rechazo. Sentimiento de impotencia, ideas negativas, fracaso. Se dice que
“engordan más los remordimientos que que el alimento en sí”.

Tortícolis: falta de flexibilidad.

Tos persistente: deseo de “ladrarle” al mundo, de ser escuchado y tenido en


cuenta.

Trastornos de la menstruación: rechazo a la feminidad, culpa, temor. Pensar


lo sexual como sucio o pecaminoso. Las menstruaciones abundantes tienen
que ver con un estrés excesivo, que puede llegar a la creencia de que no
tienen ningún poder de elección en su vida o de que están controladas por
otros.

Vértigo: pueden ser negadores. No quieren ver, porque lo que ven no les
agrada. Pensamientos dispersos que vienen y van.

Accidentes: incapacidad de hacerse valer, o rebelión contra la autoridad. Son


aprendizajes forzosos, que están ligados con nuestro interior aunque parezcan
venir de afuera.

Para conocer qué significa cada enfermedad, la mejor manera siempre será
mantener una escucha atenta a nuestros cambios internos para que el cuerpo y
las emociones, puedan encontrarse en armonía.

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