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Guía práctica; “Crónicas de las Indias; Cristóbal Colón, Fray Bartolomé de las Casas y Hernán Cortés”

Lenguaje y Comunicación, 4to Medio Electivo 2019

OBJETIVOS: Análisis del tipo literario de fragmentos de Crónicas de las Indias en el contexto de la
construcción de mundo del hombre americano.

Diario de a bordo Cristóbal Colón. Libro de la primera


navegación.
Puestos en tierra vieron árboles muy verdes, y aguas muchas y frutas de diversas maneras. El
Almirante llamó a los dos capitanes y a los demás que saltaron en tierra, y a Rodrigo de Escobedo,
escribano de toda la armada, y a Rodrigo Sánchez de Segovia, y dijo que le diesen por fe y testimonio
como él por ante todos tomaba, como de hecho tomó, posesión de la dicha Isla por el Rey y por la
Reina sus señores, haciendo las protestaciones que se requerían, como más largo se contiene en los
testimonios que allí se hicieron por escrito. Luego se juntó allí mucha gente de la Isla. Esto que se sigue
son palabras formales del Almirante, en su libro de su primera navegación y descubrimiento de estas
Indias:
«Yo (dice él), porque nos tuviesen mucha amistad, porque conocí que era gente que mejor se
libraría y convertiría a Nuestra Santa Fe con Amor que no por fuerza, les di a algunos de ellos unos
bonetes colorados y unas cuentas de vidrio que se ponían al pescuezo, y otras cosas muchas de poco
valor, con que tuvieron mucho placer y quedaron tanto nuestros que era maravilla. Los cuales después
venían a las barcas de los navíos a donde nos estábamos, nadando. Y nos traían papagayos y hilo de
algodón en ovillos y azagayas y otras cosas muchas, y nos las trocaban por otras cosas que nos les
dábamos, como cuenticillas de vidrio y cascabeles. En fin, todo tomaban y daban de aquello que tenían
de buena voluntad. Mas me pareció que era gente muy pobre de todo. Ellos andan todos desnudos
como su madre los parió, y tanbién las mujeres, aunque no vide más de una harto moza. Y todos los
que yo vi eran todos mancebos, que ninguno vide de edad de más de 30 años. Muy bien hechos, de
muy hermosos cuerpos y muy buenas caras. Los cabellos gruesos casi como sedas de cola de caballos,
y cortos. Los cabellos traen por encima de las cejas, salvo unos pocos detrás que traen largos, que
jamás cortan. De ellos se pintan de prieto, y ellos son de la color de los canarios, ni negros ni blancos,
y de ellos se pintan de blanco, y de ellos de colorado, y de ellos de lo que fallan. Y dellos se pintan las
caras, y dellos todo el cuerpo, y de ellos solos los ojos, y de ellos solo la nariz. Ellos no traen armas ni
las conocen, porque les mostré espadas y las to-maban por el filo, y se cortaban con ignorancia. No
tienen algún hierro. Sus azagayas son unas varas sin hierro, y algunas de ellas tienen al cabo un diente
de pece, y otras de otras cosas. Ellos todos a una mano son de buena estatura de grandeza y buenos
gestos, bien hechos. Yo vi algunos que tenían señales de heridas en sus cuerpos, y les hize señas que
era aquello, y ellos me mostraron como allí venían gente de otras islas que estaban cerca y los querían
tomar y se defendían. Y yo creí y creo que aquí vienen de tierra firme a tomarlos por cautivos. Ellos
deben ser buenos ser-vidores y de buen ingenio, que veo que muy presto dicen todo lo que les decía. Y
creo que ligeramente se harían cristianos, que me pareció que ninguna secta tenían. Yo, placiendo a
Nuestro Señor, llevaré de aquí al tiempo de mi partida seis a Vuestra Alteza para que aprendan a
hablar. Ninguna bestia de ninguna manera vi, salvo papagayos en esta Isla.»
Todas son palabras del Almirante.
12 de octubre de 1492
Brevísima relación de la destrucción de las Indias. Fray Bartolomé de
las Casas.
Argumento del presente epítome
Todas las cosas que han acaecido en las Indias, desde su maravilloso descubrimiento y del
principio que a ellas fueron españoles para estar tiempo alguno, y después, en el proceso adelante
hasta los días de agora, han sido tan admirables y tan no creíbles en todo género a quien no las vido,
que parece haber añublado1 y puesto silencio y bastantes a poner olvido a todas cuantas por hazañosas
que fuesen en los siglos pasados se vieron y oyeron en el mundo. Entre estas son las matanzas y
estragos de gentes inocentes y despoblaciones de pueblos, provincias y reinos que en ella se han
perpetrado, y que todas las otras no de menor espanto. Las unas y las otras refiriendo a diversas
personas que no las sabían, y el obispo don fray Bartolomé de las Casas o Casaus, la vez que vino a la
corte después de fraile a informar al Emperador nuestro señor (como quien todas bien visto había), y
causando a los oyentes con la relación de ellas una manera de éxtasis y suspensión de ánimos, fué
rogado e importunado que de estas postreras pusiese algunas con brevedad por escripto. Él lo hizo, y
viendo algunos años después muchos insensibles hombres que la cobdicia y ambición ha hecho
degenerar del ser hombres, y sus facinorosas obras traído en reprobado sentido, que no contentos con
las traiciones y maldades que han cometido, despoblando con exquisitas especies de crueldad aquel
orbe, importunaban al rey por licencia y auctoridad para tornarlas a cometer y otras peores (si peores
pudiesen ser), acordó presentar esta suma, de lo que cerca de esto escribió, al Príncipe nuestro señor,
para que Su Alteza fuese en que se les denegase; y parecióle cosa conveniente ponella en molde, porque
Su Alteza la leyese con más facilidad. Y esta es la razón del siguiente epítome, o brevísima relación.
Fin del argumento
"Todas estas universas e infinitas gentes a todo género crió Dios los más simples, sin
maldades ni dobleces, obedientísimas y fidelísimas a sus señores naturales e a los cristianos a quien
sirven; más humildes, más pacientes, más pacíficas e quietas, sin rencillas ni bullicios, no rijosos, no
querulosos, sin rencores, sin odios, sin desear venganzas, que hay en el mundo.
Son asimismo las gentes más delicadas, flacas y tiernas en complisión e que menos pueden
sufrir trabajos y que más fácilmente mueren de cualquiera enfermedad, que ni hijos de príncipes e
señores entre nosotros, criados en regalos e delicada vida, no son más delicados que ellos, aunque sean
de los que entre ellos son de linaje de labradores.
Son también gentes paupérrimas y que menos poseen ni quieren poseer de bienes
temporales; e por esto no soberbias, no ambiciosas, no codiciosas. Su comida es tal, que la de los
sanctos padres en el desierto no parece haber sido más estrecha ni menos deleitosa ni pobre. Sus
vestidos, comúnmente, son en cueros, cubiertas sus vergüenzas, e cuando mucho cúbrense con una
manta de algodón, que será como vara y media o dos varas de lienzo en cuadra. Sus camas son encima
de una estera, e cuando mucho, duermen en unas como redes colgadas, que en lengua de la isla
Española llamaban hamacas".

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