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Universidad Argentina John F.

Kennedy

Escuela de Sociología

Trabajo Final Integrador

Tema: Rol profesional del Sociólogo

Título del Trabajo: Autopercepción del rol profesional del sociólogo próximo a

graduarse en la Universidad Kennedy

Director de la Carrera: Prof. Lic. Juan Carlos Suburu

Tutor: Prof. Lic. Juan Carlos Suburu

Alumno: Ernesto La Croce

Legajo: 164312

Noviembre de 2016
Tabla de contenidos

Capítulo I. Descripción del caso................................................................. Pág. 3

Capítulo II. La inserción laboral abre el debate de la naturaleza humana. Pág. 9

Capítulo III. La mirada desde la Sociología de la Educación..................... Pág. 17

Capítulo IV. Inflación de la educación, devaluación del título.................... Pág. 25

Capítulo V. El caso argentino..................................................................... Pág. 34

Capítulo VI. El caso en la Universidad Kennedy........................................ Pág. 38


Capítulo VII. Abordaje metodológico.......................................................... Pág. 43

Capítulo VIII. Consideraciones a partir de las entrevistas realizadas........ Pág. 45

Referencias bibliográficas.......................................................................... Pág. 54

Apéndice.................................................................................................... Pág. 57
Capítulo I

Descripción del caso

En nuestra Universidad existe un reducido grupo de estudiantes de la Carrera de

Sociología que se encuentra en la etapa de elaboración y presentación del

Trabajo Final Integrador, un último paso para la ansiada consecución del título

de Licenciado en Sociología. Pero entendemos que el transitar estos momentos

previos puede no representar solamente un final, sino también el comienzo de


una tarea dura, difícil, como es la inserción profesional en el mundo laboral.

Muchos de ellos llevan años de carrera, son los últimos desde que cerró la

inscripción en el año 2011. El sociólogo pronto a graduarse en la Universidad

Kennedy forma parte de un conjunto con una problemática en común. Se trata

de los profesionales que se gradúan y afrontan el tema de su inserción laboral

en el ámbito que les respecta. La mayoría de ellos se encuentra frente a un

momento de toma de decisiones en relación a cómo planificar su futuro.

Deberán optar por tal o cual trabajo, si seguir alguna nueva capacitación o

especialización, si esperar el momento adecuado para la inserción laboral, y

otras cuestiones relacionadas. Diversos factores influyen en la toma de estas

decisiones, que no solamente dependen de las capacidades individuales, sino

también de la condición preexistente de la persona, y de los ámbitos en los que

esta se mueve o pertenece, familiarmente, socialmente, económicamente,

simbólicamente.

En nuestro país se repite la problemática que se presenta en Europa y los

Estados Unidos en relación a la inserción laboral del graduado, con el agravante

que en nuestro caso se reducen notablemente las opciones de trabajo, tanto en

el ámbito privado como en el estatal.

En la particularidad de nuestra Universidad, no encontramos -o son por lo menos


insuficientes- políticas de inserción laboral del graduado en Sociología, aunque

este hecho parece repetirse en otras universidades. Queda claro de todas

formas, que la planificación desde los planes de estudio no basta para una

correcta adecuación del nuevo licenciado al mercado laboral.

El sociólogo pronto a recibirse se encuentra en una etapa de definiciones, que

puede ocasionarle conflictos de personalidad. Debe afrontar una situación que lo

condicionará, para lo que necesita tener en cuenta las distintas variables


intervinientes.

En este sentido, cumple un papel importante la perspectiva del sujeto en relación

a cómo percibe él mismo su situación, encontrándose a punto de culminar

estudios de grado en Sociología. Valoramos de esta manera, la subjetividad de

nuestro objeto de estudio, abordando conceptualizaciones provenientes de otros

campos, si bien emparentados con nuestra ciencia.

Siguiendo a Robbins y Judge (2009), entendemos a la percepción como el

proceso por el cual los individuos organizan e interpretan las impresiones de sus

sentidos con objeto de asignar significado a su entorno, por lo que lo percibido

puede diferir incluso notoriamente de la realidad objetiva. Estos autores justifican

el lugar central de la percepción desde la aseveración de que el comportamiento

de las personas se basa en la percepción que ellas tienen acerca de la realidad,

y no en la realidad misma. Se trata de un mecanismo individual, aún si nos

referimos a personas de un mismo grupo, contexto, y situación en común.

Los autores aquí se preguntan acerca de cómo es posible que los individuos

viendo lo mismo lo perciban de forma diferente, y hacen referencia a los factores

que operan para conformar y hasta a veces distorsionar la percepción: el

receptor, el objeto percibido, el contexto situacional. Es decir, por más de

pertenecer a este particular grupo de personas prontas a recibirse de sociólogos


en la Universidad Kennedy, cada uno conservará su situación particular e

individual que formará la percepción. Del estudio cualitativo de algunos casos

obtendremos parte de nuestro análisis.

Algunos estudios han aportado razonamientos en torno a la auto-consistencia,

por los que se analiza el grado de consistencia que tienen las personas en sus

razones o motivos a la hora de perseguir objetivos. Se contraponen así intereses

intrínsecos e intereses extrínsecos. Un interés intrínseco aporta valor al camino

recorrido o a recorrer para conseguir dichos objetivos, por lo que -aún no


habiendo alcanzado el objetivo- encuentran satisfacción en el hecho de

perseguirlos. Si lo que mueve en cambio, son intereses extrínsecos, existe una

menor probabilidad en alcanzar los objetivos, y las personas encuentran

menores grados de satisfacción aún habiendo logrado la meta propuesta.

Alguien que persigue metas por motivos intrínsecos estará más comprometido

con lo que hace, se encontrarán satisfechos, e incluso mostrarán un rendimiento

superior. En el proceso de lograr el título de Licenciado, muchas veces se

confunden motivos intrínsecos con los extrínsecos, ya que el título puede ejercer

un papel de recompensa externa, por el que el proceso para llegar a ese objetivo

a veces nubla el valor intrínseco de la carrera en sí. Motivaciones extrínsecas

disminuyen el rendimiento.

Por otro lado, son las metas difíciles las que motivan en mayor proporción.

Captan nuestra atención, requieren mayor esfuerzo y concentración, no nos

permiten distracciones, nuestra perseverancia es más alta en relación a ellas, e

incluso nos llevan a diseñar estrategias y planificar eficientemente la forma de

conseguirlas. Son las acciones racionales orientadas a fines weberianas.

En uno de sus artículos que Panaia (2008) escribe para la CEPAL, la autora nos

propone una síntesis acerca del trabajo profesional, o del habitus científico. Ella
retoma cuatro premisas, o principios de análisis, que Dubar y Tripier enumeran a

partir del examen bibliográfico que realizan. Primeramente aducen que la

profesión, o la práctica profesional, no se puede separar del medio social en el

que es practicada. Por otra parte, la profesión no está unificada, pero se

identifican claramente los fragmentos profesionales organizados y competitivos,

las segmentaciones, las diferenciaciones, los procesos de estallido. Luego,

refieren que no existen profesiones estables, todas presentan procesos de

estructuración y de desestructuración donde pesan procesos históricos,


contextos culturales y jurídicos, coyunturas políticas, y demás. Por último,

agregan que la profesión no es objetiva, sino más bien una relación dinámica

entre las instituciones, la formación, la actividad en sí y las trayectorias

individuales y su contexto.

Los autores describen cuatro sistemas cerrados de ámbito laboral profesional,

que persisten en el tiempo y se repiten en la mayoría de las sociedades. El

mundo de la función pública y los sistemas de administración del Estado; el

mundo de los ingenieros y directivos en el sector privado; el de las profesiones

independientes; el de los asalariados en relación de dependencia.

Dentro del análisis del término “profesión”, Panaia distingue tres universos de

significación en torno a este. Primeramente menciona el sentido de declaración

pública de creencias u opiniones, de tipo religiosa o política. Un segundo sentido

denota la ocupación o actividad remunerada a partir de la cual una persona se

mantiene económicamente. Por último se menciona el sentido que define la

profesión como un conjunto de personas que ejercen el mismo oficio. En este

punto la autora marca -pensando en el trabajo de Abbott-, el papel central que

ocupa el proceso de competitividad librado entre profesiones para establecer y

defender sus zonas de control que delimitan las jurisdicciones de las actividades.

Existen aquí dos fuerzas que influyen en esta interrelación entre las profesiones:
la competitividad interna entre las profesiones, y las influencias sociales

externas, que suscitan la aparición de nuevas tareas o actividades, y que de

alguna manera estructuran la dirección de los quehaceres profesionales, y del

habitus científico.

Senté -citado también en Panaia-, nos recuerda el primitivo significado de

“carrera”, término inglés que designaba un camino para carruajes, y nos ofrece

la actual acepción de allí desprendida, entendida como el canal por donde están

encauzadas o dirigidas las actividades profesionales de toda una vida. El


término ciertamente nos remite al camino transcurrido por un profesional dentro

de una empresa, y las investigaciones en este sentido relatan cambios en el

mercado de trabajo profesional, e incidencias y vicisitudes de la flexibilización de

los mercados de trabajo. Son extensos los aportes que en este sentido hacen

Robbins y Judge en relación a las tasas de abandono y tasas de renovación

dentro de las organizaciones, como corolario de una descripción de las carreras

profesionales.

Panaia también hace referencia al trabajo de Hughes, quien describe la relación

entre profesión y ocupación, dando cuenta de una distinción jurídica en los

países anglo-sajones. El profesional necesita una licencia, o autorización, para

ejercer ciertas actividades que -de no poseerla- no podría realizar. Licencia que,

además, le asegura el empleo limitando la competencia, o al menos esto

aparenta ser así desde un punto de vista teórico (volveremos sobre este punto

en el Capítulo IV). Luego de obtenida esta licencia, cada licenciado intentará

buscar una misión -o mandato- para fijar su quehacer específico. Cuando

determinado grupo de licenciados ejerce una actividad particular, un oficio, y

ocupa un territorio, convierte esta actividad en profesión.

En este punto, el autor se detiene en una variable que no podemos pasar por

alto. En toda carrera existen bifurcaciones que implican un abandono de la


actividad principal y una redefinición de actividades, donde probablemente una

secundaria pase a ser principal. De esta forma, se reorienta la carrera, según las

características actuales del sistema de empleo y la trayectoria personal del

profesional. Así, la carrera profesional se define no solo por las decisiones,

caminos y estrategias que el sujeto pueda tomar, sino también por el estado y

características del mercado de empleo. De hecho, Hughes aporta una nueva

definición, y explica la carrera como una secuencia de alternativas

condicionadas por la división del trabajo, que -por su parte- también cambia.
Notamos entonces, cómo las posturas se agrupan en torno a dos bases teóricas.

Hemos visto cómo las características particulares y cambiantes del estado del

contexto de empleo, las trayectorias de los profesionales, y sus bifurcaciones

biográficas, son ejes centrales y principales variables a la hora de definir una

carrera, e incluso tienen mucha incidencia en la inserción laboral de los

graduados.

Otros autores, en cambio, que podríamos identificar como neoliberales,

consideran que lo que define la dirección de la carrera y la situación laboral de

los graduados son exclusivamente decisiones de mercado. En los capítulos

siguientes nos adentraremos más en estas primeras consideraciones para

analizar con profundidad los fenómenos presentados.


Capítulo II

La inserción laboral abre el debate de la naturaleza humana

El rol profesional del graduado, y la inserción laboral de este en un mercado de

trabajo de difícil incorporación, han sido objeto de numerosos estudios e

investigaciones con el afan de describir y explicar sus reglas de juego, muchas

de las cuales son implícitas o de no tan simple dilucidación.

Desde las conceptualizaciones de Bourdieu, y el estudio de la relación dialéctica


entre campo y habitus, llegamos a entender esta visión no tan voluntarista y más

determinista del clásico debate sociológico de la naturaleza humana. Pero

Bourdieu no se limita a una concepción unipolar, ya sea basar la explicación de

lo social desde una perspectiva subjetiva u objetiva, él parte de una doble

existencia de lo social: la objetividad de primer orden, el conjunto de las

estructuras objetivas, independientemente de las voluntades individuales, y la

objetividad de segundo orden, las estructuras subjetivas, las categorías de los

actores involucrados, la perspectiva de estos.

Investigando acerca del campo donde los actores interactúan, y el habitus con el

que lo hacen, podemos comprender a cabalidad lo social. Vemos así cómo

entran en juego los distintos tipos de capital, y los modos empleados por los

actores para conseguirlos.

Variadas investigaciones intentan demostrar cómo el capital social -en primer

lugar- y otros tipos de capital también, son factores determinantes para la

inserción laboral de los egresados. Vargas Melgar (2005) por su parte, muestra,

a través de las conclusiones de su estudio acerca de jóvenes egresados

pertenecientes al Departamento de Beni, Bolivia, cómo funciona este

mecanismo de inserción laboral fundado en el capital social, ciertamente

informal, sin dejar lugar a la meritocracia o al auténtico valor de la profesión,


para carreras de grado en general. Al decir de Vargas Melgar, “al no ofrecer ni

asegurar iguales oportunidades de empleo a los jóvenes profesionales en

similares condiciones de formación profesional, sólo puede reproducir la

desigualdad y la exclusión preexistentes”.

En ese país, refiere la autora, no existen políticas públicas regionales

consecuentes con los nuevos profesionales, y este es un factor común a los

demás países latinoamericanos. Es interesante entonces, cómo surgen distintas

estrategias para aumentar el capital social. Muchos egresados, o prontos a


graduarse, comienzan a agruparse en torno a líderes políticos, organizaciones y

demás grupos, para poder acceder a un trabajo en un medio donde el Estado es

el principal empleador.

De esta forma, llegamos a un hecho que es propio también de los países

industrializados: los jóvenes postergan su inserción profesional en el mercado

laboral, tomando caminos de nuevas especializaciones, estudios, posgrados.

Pese a la continua capacitación, muchas veces este capital cultural conseguido

por mérito individual, no es suficiente para la consecución de metas relacionadas

con lo laboral. Capitales económicos, culturales, simbólicos, sociales, de la

familia o de entornos más grandes, con redes de influencia, adquieren

importancia para estos objetivos. Es así como llegamos al sistema de

reproducción social de clase, a partir de la educación. En forma paradójica, si

consideramos a la educación como el principal medio para la movilidad

ascendente, vemos que esta también funciona como reproductor de la estructura

social existente. Según Bourdieu (1998), recibir una educación es recibir una

educación ligada a una posición de clase, con lo que ello implica. Cada individuo

configura su propia trayectoria, aunque condicionada y en gran manera

determinada por una estructura superior, y desde las trayectorias individuales se

descubren trayectorias sociales, que son trayectorias de clase.


No está de más agregar en este punto, lo sabido en relación a que los

estudiantes de clase alta disponen de más tiempo para estudiar: durante el

trascurso de su carrera, pueden dedicarse en forma exclusiva, sin otras

necesidades apremiantes que opaquen el desempeño. También tienen más

tiempo para seguir estudiando una vez licenciados, como nos referiremos más

adelante.

Bourdieu le da una visión clasista a los procesos de endoculturación descriptos


por Harris (2004). El antropólogo explica cómo una cultura es transferida de una

generación a otra, a través de esta experiencia de aprendizaje por la que la

generación de edad más avanzada induce y obliga a la más joven a adoptar los

modos de pensar y comportarse tradicionales.

La obra que reúne a Castells, Flecha y Freire (1994) presenta diferentes

enfoques según la tolerancia que la cultura dominante manifieste o no frente a

las demás culturas, y a fenómenos de interculturalidad y multiculturalidad. El

enfoque etnocentrista ubica a la propia cultura dominante como en centro y la

vara para medir o juzgar a las demás culturas, ya sea por suponerse superior a

las demás, o considerarse la originaria y propia de determinado territorio o

nación. En su extremo más conservador -e incluso retrógrado- estarán las

culturas con componentes xenofóbos y racistas, que no toleran la

multiculturalidad bajo ningún aspecto, menos aún la interculturalidad. En el otro

extremo, se admite la asimilación e integración de otras culturas, siempre y

cuando estas vayan adquiriendo las creencias, costumbres, valores, rasgos,

propios de la cultura etnocentrista dominante. Se tratará de un sistema educativo

que mantendrá y reproducirá las desigualdades existentes desde su falsa

neutralidad, donde personas de otras culturas fracasarán, a menos que

renuncien a su propia identidad cultural.


Por otra parte, el enfoque relativista no permite la mezcla de culturas a partir del

respeto por el pluriculturalismo y el mantenimiento de las identidades culturales.

El enfoque comunicativo en cambio, cree en la apertura al diálogo entre las

culturas como forma de ir paulatinamente eliminando desigualdades, disminuir

efectos exclusores y aumentar los igualadores, considerando que todas las

culturas -incluso la dominante- pueden enriquecerse mezclándose en procesos

de libre mestizaje.

Mas allá de estos enfoques, los autores concuerdan que nos encontramos en
una sociedad donde el sistema educativo fomenta la desigualdad social como

factor a reproducirse en las sucesivas generaciones, al no lograr un nivel de

aprendizaje homogéneo. Por un lado existen colegios privados de élite con

niveles de aprendizaje altamente competitivos dentro del sistema educativo y la

sociedad misma; por otra parte colegios públicos de barrio donde se valora que

los chicos estén allí antes que en la calle, tal vez intentando que aprendan algo,

evaluando por lo bajo, incluso con menos días de clases. Algunos egresarán con

dotes y miras a cubrir los estratos más altos de la sociedad, los demás, deberán

aceptar sin agresividad la situación. La sociedad dual queda legitimada.

Siguiendo a Manheim -citado en Fainholc (1986)- entendemos a la educación

como una técnica social para influir en el comportamiento, y así encuadrarlo en

los patrones vigentes de interacción y organización sociales. Se trata de una

técnica destinada a crear cierto tipo de ciudadano, según el que el grupo

dirigente o determinada élite escoja como modelo a reproducir, ciertamente

según sus propios intereses y la cosmovisión que posea.

Desde otra perspectiva, el economista Becker (1993) otorga un rol distintivo a

las capacidades, recursos y esfuerzos individuales, rescatando el capital

humano.
Boudon (1983) también se opone al determinismo social, considerando al

individuo como ser racional dotado de gran capacidad de acción. Este autor, aún

reconociendo la relativa inmovilidad de la estructura social, rechaza toda

explicación que remita a los mecanismos de autorreproducción de las clases

dominantes.

Es interesante el análisis que hace Di Tella (1980) en uno de sus artículos de la

revista Desarrollo Económico, editorial del Instituto que lo tuvo como


comprometido miembro. Allí este sociólogo comienza adjudicando rasgos de

soberbia no solo a nuestra joven ciencia desde sus inicios, y a partir de sus

fundadores, sino también a los nuevos aspirantes de la profesión, los nuevos

inscriptos y los ya entrados en la carrera, en el sentido en que -como le sucedió

a Comte- nos queda cómoda la cima de la pirámide para ubicarla en una

jerarquía. Hablamos entonces de contexto de descubrimiento y contexto de

justificación, para contraponer dos sentidos de los que los sociólogos se valen a

la hora de emprender su labor, y 'hacer sociología'. El contexto de justificación

será más riguroso, más estructurado y científico, por estar condicionado por

normas de validación. El contexto de descubrimiento, o la imaginación

sociológica, tendrá que ver con lo particular de cada investigador, cómo decide

estudiar un tema u otro, cuál aspecto de la realidad encarar, cuáles hipótesis

buscar refutar; en definitiva, qué problema de la realidad investigar. El contexto

de descubrimiento entonces estaría relacionado con la libertad que tiene el

investigador para comenzar a describir, explorar o explicar una realidad. Pero,

¿realmente el contexto de descubrimiento entonces estaría relacionado con la

libertad que tiene el investigador para comenzar a describir, explorar o explicar

una realidad? El autor finalmente reconoce que muchas veces el sociólogo no es

tan libre en este sentido, si responde a las instituciones dadoras de fondos de


investigación, ya sean gobiernos, fundaciones, organismos internacionales,

firmas privadas.

Siguiendo esta linea de pensamiento, el artículo confiere particular relevancia a

las sociologías aplicadas en el sentido del oficio del sociólogo orientado a la

acción directa sobre alguna temática específica, en instituciones dedicadas a

tales fines. El autor acusa una tendencia a desvalorizar este aspecto del hábitus

sociológico, aduciendo que se trata de algo tan digno como cualquier trabajo en

general, y agrega que en realidad existe un déficit en la formación en relación a


este tipo de actividad. Según él, la sociología académica debe revertir el proceso

total que no la condujo por una vía aplicada, ya sea por haber perdido el foco, o

por la “euforia ideológica” que apartó a los estudiantes de estos temas. En

realidad no es de extrañar el comentario del autor, dadas las circunstancias y su

contexto histórico, pero no creemos que esto último explique lo antes dicho,

aunque coincidimos en que -aún hoy- las carreras no apuntan a un sentido de

ciencia aplicada.

Bourdieu define la trayectoria como una serie de posiciones sucesivamente

ocupadas por un mismo agente (o un mismo grupo) en un espacio en devenir y

sometido a incesantes transformaciones. Analizando la definición, la figura del

sujeto, o del agente, pareciera perderse de hecho en el espacio en devenir y sus

incesantes transformaciones. No podemos entonces, considerar la trayectoria de

un individuo como algo dependiente de él mismo únicamente. Se trataría de algo

tan absurdo -siguiendo el paralelismo que el autor plantea- como intentar dar

cuenta de un trayecto en una línea de subterráneos sin considerar la estructura

de la red y la matriz de las relaciones objetivas entre las diferentes estaciones.

La trayectoria biográfica entonces, se define como un desplazamiento en el

espacio social, y en los diferentes estados sucesivos de la estructura de la


distribución de las diferentes clases de capital que están en juego en el campo

considerado. Es decir, se define también a través de otros agentes

comprometidos en el mismo campo, pulseando por distintos capitales en juego,

enfrentados al mismo espacio de posibilidades.

De cualquier manera, si bien la educación no asegura movilidad social

ascendente, o movilidad ocupacional, como así tampoco no apacigua las

desigualdades sociales, lo cierto es que no hay oportunidades sin educación. La


educación entonces, es un fenómeno necesario pero no suficiente. Caruso y

Dussel (2001) también atestiguan esto cuando afirman que la escuela ya no

promete futuros mejores pero de todas maneras sigue siendo mejor ir que no ir.

En la introducción que hace Sidicaro de Los Herederos, se cita un conjunto de

críticas que Jeffrey Alexander presenta a Bourdieu. Él dice acerca del francés,

que desvaloriza y degrada los logros de las personas que han progresado en la

movilidad social, se burla de los esfuerzos de los reformadores sociales y es

extraordinariamente pesimista en relación a la posibilidad de una sociedad más

justa.

Entendiendo el hecho de que ser estudiante se define por su prepararse a través

del estudio para un porvenir profesional, se desprende por tanto que la manera

más racional de cumplir esta asignación consiste en organizar toda acción

presente en función de la vida profesional futura o próxima, o lo que es lo

mismo, poner en práctica todos los medios racionales para lograr de la forma

más eficaz posible el fin asumido explícitamente. Todo esto aunque la realidad

difiera indefectiblemente. Bourdieu y Passeron (2009) advierten que al parecer

los estudiantes en forma inconciente separan el presente del futuro, los medios
de los fines a los que deberían servir.

La situación se agudiza si nos referimos en particular a profesiones o carreras

con salidas inciertas, como la sociología. La imagen de la profesión es aún más

indeterminada. Es paradójica la relación entre una disciplina con futuro incierto y

el estudiante de esta disciplina cuya vocación también suele ser incierta, porque

-podemos admitirlo- ninguno de nosotros al parecer sabía de antemano a qué se

dedicaría luego de estudiar esta apasionante carrera. Al decir de los autores,

“cuando el porvenir profesional está ligado de manera clara y cierta a la situación


actual de los estudios, el ejercicio universitario está inmediatamente subordinado

a las tareas profesionales que le proveen un sentido y una razón de ser” (2009,

p.89), como por ejemplo en la carrera de medicina.

Hemos visto así cómo desde distintas perspectivas se aborda el tema de la

capacidad de acción individual frente a una estructura superior que condiciona,

aunque no inmoviliza. Dentro de un campo de acción reducido para la mayoría

de las personas, existe cierta movilidad para la consecución de metas inherentes

al mundo laboral, y social. Los seres humanos somos los artífices de la sociedad

y de la historia, pero pero bajo circunstancias y condicionamientos externos.

Como lo expresan Berger y Luckmann (2003), al construir los actores sociales el

mundo, construyen también su propia prisión, cooperando activamente para su

misma cautividad: lo creado se les vuelve en contra en el sentido en que los

condiciona, aunque no de manera plena o absoluta.

Las posturas no son excluyentes, aunque pareciera que una predomina por

sobre la otra. Lo cierto es que la posición determinista, y una voluntarista o

contractualista, se necesitan mutuamente para explicar la construcción de lo

social. Por más que algunos prefieran colocar el acento en una de ellas, el

debate no debería reducirse de esta forma.


Capítulo III

La mirada desde la Sociología de la Educación

La Sociología de la Educación es la rama de la Sociología que entiende al

fenómeno educativo como un complejo con diferentes dimensiones de análisis.

Su estudio particular corresponde a una de estas dimensiones de abordaje

interdisciplinario que supone. Siguiendo este punto de vista de la obra de

Fainholc, encontramos además otras corrientes de pensamiento que consideran


el fenómeno educativo como puramente social, cuyo abordaje corresponde a la

Sociología exclusivamente. La Pedagogía estaría a cargo, según esta

interpretación, de tareas secundarias subordinadas a esta “Sociología

pedagógica”.

Otro enfoque sostiene que el fenómeno educativo es exclusivamente

pedagógico. La Sociología en este caso brinda a la Pedagogía indicaciones

valiosas, como una ciencia auxiliar que brinda elementos de ayuda para la

comprensión más eficaz del fenómeno.

Si nos ubicamos históricamente en los inicios del capitalismo moderno, a

principios del siglo XIX, encontramos los trabajos teóricos de los primeros

clásicos en sociología, y más específicamente, el desarrollo de la Sociología de

la Educación. Durkheim fue el primero en emplear el término, pero reconocemos

la temática en la obra de Saint Simon y Comte. Se trata de la rama de la

Sociología que estudió -en esa época particular- la educación como subsistema

social de aprendizaje de normas y valores en los que se cimienta la nueva

sociedad capitalista, y como legitimación de relaciones de poder y dominación.

Por otra parte, el nuevo capitalismo es una sociedad meritocrática, donde la

educación adquiere un papel fundamental en la movilidad social y la adquisición


de status. Si bien no asegura la movilidad, la posibilita. La sociedad entera

apuesta a esa posibilidad, las personas demandan más educación, los estados

invierten en ella.

Pero los estudios de la Sociología de la Educación adquieren importancia recién

a partir de la segunta mitad del siglo pasado. Era el comienzo del proceso de

institucionalización de esta rama de nuestra ciencia, dominada entonces por el

estructural-funcionalismo. Con ello coincidió una época que tuvo a la educación

como un área prioritaria de planificación estatal, sobre todo por su otorgado


determinismo en el desarrollo económico.

Tedesco (1980) elabora un análisis de la Sociología de la Educación, marcando

la relevancia que tuvo la enseñanza y su universalización en épocas de la joven

y creciente sociedad capitalista. La acción pedagógica entonces estaba

asociada al cambio social, al progreso de las naciones, su crecimiento

económico. Nosotros tenemos nuestro ejemplo autóctono en la figura de

Sarmiento -y los demás representantes de la Generación del '37-, y su intención

de avanzar contra la barbarie en pos de la civilización. Se trata de la antesala de

la Generación del '80 y el genocidio de pueblos originarios. No nos

adentraremos en todas las implicancias socio-históricas y políticas que

podríamos describir en relación a esto, las cuales exceden el propósito de este

trabajo.

Los años sesenta vieron una maximización del valor de la educación y la

formación, a través del desarrollo y aceptación de las teorías del capital humano.

Las crisis del sistema económico, las guerras mundiales, provocaron que el

acento recaiga ahora no en la formación del ciudadano, sino en la formación del

recurso humano. La teoría del capital humano adquiere trascendencia en el

ámbito científico.

En los setenta tiene lugar una sociología de la educación crítica, donde cambia
por completo la concepción acerca de la educación que ya no es más vista como

un aparato que ejerce la función social que posibilita el progreso desde la

meritocracia, sino como un mecanismo de reproducción de desigualdades y

jerarquización de la sociedad existentes.

Jencks y sus colegas, publicaban un estudio que quiso demostrar la no conexión

entre logros educativos, y la distribución y consecución de puestos de trabajo, y

sus ingresos. En lugar de los logros educativos, mencionan factores, como el

origen social familiar, o la “suerte”, como más determinantes en estos sentidos.


El estudio generó un importante revuelo en la comunidad científica: no solo

rompía con la tradición funcionalista, sino que además derrumbaba una

concepción de Estado benefactor, con igualdad de oportunidades, basada en la

meritocracia, y con una jerarquización de la sociedad legitimada.

Las teorías de la reproducción, explicaban -en oposición al funcionalismo- que la

educación no solo no es un mecanismo de inclusión y de fomento de la igualdad

social, sino que cumple de hecho con lo contrario: reproduce las desigualdades

preexistentes, a la vez que las legitima, o dicho de otro modo, reproduce las

posiciones de clase existentes sin generar conflicto.

Al hablar de educación, Bourdieu y Passeron parten de la premisa insoslayable

por la que -según ellos- toda acción pedagógica es objetivamente un ejercicio de

violencia simbólica en tanto imposición de una arbitrariedad cultural, por parte de

un poder arbitrario.

En efecto, el trabajo pedagógico es para estos referentes un trabajo prolongado

de inculcación para producir un habitus duradero y transferible, un sistema de

esquemas de percepción, de pensamiento, de apreciación y de acción, que

contribuye a reproducir la integración intelectual y moral del grupo hegemónico a

quien responde.
El éxito escolar está relacionado con la posesión o no de capital cultural, más

que por el económico. Se trata de tipos de actitudes, aptitudes, formas de

expresarse, algunos conocimientos específicos, propios de clases altas, que son

valorados durante los procesos de enseñanza, por lo que la selección escolar es

en definitiva, la elección de los elegidos, y asi el sistema educativo realiza la

diferenciación social.

El sistema y sus acciones pedagógicas, tienden a reproducir una cultura

determinada, la cultura de las clases dominantes, y a su vez reproducen la forma


en que está distribuido el capital cultural entre la sociedad, con la clase

dominante a la vanguardia; reproducen en definitiva, la estructura social vigente.

La cultura dominante se impone y se legitima en forma arbitraria, por medio de la

violencia simbólica. Los que la reciben, la toman como transmisión cultural

objetiva, no ofecen resistencia, e incluso se esforzarán por adquirirla: queda

legitimada, y no se percibe como violencia.

Tedesco resume el debate a partir de la consideración de dos posturas extremas

en relación a las funciones sociales de la educación, que son las que la definen:

la educación con su función reproductora del orden social existente, y la

educación definida por su función innovadora, promotora de cambio y progreso a

nivel individual y grupal. El autor se detiene en la concepción de la enseñanza

que proponen Bourdieu y Passeron. Distingue el papel del sistema educativo

como legitimador de las desigualdades y jerarquías sociales, a través de un

argumento natural, y no impuesto, es decir, la capacidad individual de las

personas. Por una parte el sistema se define a sí mismo como neutro frente a

las desigualdades, por medio del rendimiento individual se puede acceder o no a

la movilidiad social ascendente y a posiciones más elevadas dentro de esta

jerarquización de la sociedad, todas las personas tendríamos igualdad de

oportunidades. Pero en realidad el éxito escolar no depende de las capacidades


individuales, sino de la posesión o no de capital cultural, que se adquiere fuera

de la escuela, en el seno familiar y social a los que las personas frecuentan

habitualmente, como ya describimos. Si las personas no perciben cómo funciona

este mecanismo reproductor de desigualdades, y -aún más- se convencen de

que el éxito escolar está relacionado con el rendimiento particular en función de

las capacidades individuales, aceptarán sus lugares socialmente

predeterminados en la escala social sin generar conflicto: el proceso queda

legitimado.
Bourdieu y Passeron distinguen tres estados difererentes de capital cultural, en

relación a cómo se presenta. El capital cultural se presenta en su estado

incorporado al individuo, es decir hábitos y disposiciones durables del

organismo; el capital cultural en su estado objetivado en bienes culturales: libros,

cuadros, obras de arte; y el capital cultural en su estado institucionalizado, o

títulos, diplomas y reconocimientos. Entonces podemos afirmar que el

rendimiento escolar depende de la diferencia entre el hábito que la escuela

pretende inculcar y el hábito adquirido durante el proceso de socialización

primaria en el seno de la vida familiar. Así, las personas van adquiriendo

enseñanzas durante los procesos de socialización secundaria a través del

sistema educativo, ya poseyendo cierto capital cultural incorporado, hecho que

tendrá marcada incidencia acerca del éxito en la consecución de capital cultural

institucionalizado, además de su aprecio por capitales objetivados. Es

interesante aquí resaltar que el otorgamiento de capital cultural institucionalizado

se encuentra monopolizado por el sistema escolar, por lo que lo convierte en un

tamiz de clasificación social.

El sistema descripto posee el déficit de no lograr explicar cómo históricamente

clases subalternas, o ideologías distintas a las dominantes, han logrado

expresar sus inquietudes y miradas particulares acerca de la enseñanza,


pudiendo incluso promover en ocasiones reformas en los procesos y contenidos

pedagógicos. Se trata de un planteo rígido que no da lugar a la expresión de

intereses y voluntades distintos a los hegemónicos. Una vez más la postura

determinista más que voluntarista, e incluso algo fatalista, de Bourdieu y

Passeron, se hace presente en su teoría sociológica.

En otro orden de ideas, Althusser menciona a la educación como uno de los

aparatos ideológicos del Estado, que junto con los aparatos represivos del
Estado, ejercen su poder y dominación, mediante la ideología y la violencia,

respectivamente. Entre los aparatos ideológicos encontramos la escuela, la

Iglesia, la familia, el sistema político, el sistema judicial, los medios de

comunicación, e instituciones culturales. El Estado es entonces una herramienta

de las clase dominante para reproducir el orden social. Pero el esquema de

Althusser parece no poder legitimar la relación.

En los años ochenta tuvo lugar un tipo de sociologia de la educación que se

diferenció de la tradición funcionalista, como así también de la teoría del capital

humano y las teorías de la reproducción. Aparecen estudios acerca del proceso

educativo, la gestión y la transmisión de los conocimientos, la educación desde

adentro.

La corriente del interaccionismo simbólico también abarcó la sociología de la

educación. Se trata de una visión voluntarista de la educación, sus actores son

los constructores de los desarrollos a través de las interacciones entre sí, no

existe imposición social externa. Los actores construyen y ejecutan estrategias,

por las que se desenvuelven prácticas educativas determinadas. Las estrategias

pueden ser también reacciones ante imposiciones externas.


Las teorías de las resistencias surgen con la crítica a las teorías de la

reproducción. Las dos teorizaciones reconocen a la institución escolar como no

neutra, y que es dirigida por una clase dominante que intenta imponer ciertos

rasgos culturales como comunes o normales. Una clase dominante

etnocentrista. Pero las teorías de las resistencias se aleja de las de la

reproducción en el sentido que no considera que la relación sea unidireccional,

donde los dominados resulten pasivos, que simplemente 'reciben' la cultura de la

clase que domina. Otorgan mayor importancia a la lucha, a la oposición, que


genera elementos de cambio, y posibilidad de reformas educativas.

En las conclusiones que elabora Bonal en su obra (1998), se apunta que en el

desarrollo de la sociología de la educación, no existió -sino recién hasta los años

ochenta- un análisis de la educación como aparato de Estado, y como

implementación programada y planificada de políticas educativas por parte del

poder gubernamental, y las luchas y contradicciones entre ostentadores del

poder en la definición y aplicación de dichas políticas. Tomando el caso de la

sociología de la educación funcionalista, este hecho puede parecer lógico: se

trata de la concepción de Estado tradicional, donde el bien común supera

cualquier interés particular o sectorial, por lo que una política educativa parcial

no tendría lugar. Por otra parte, en el caso de las teorías críticas, el autor

entiende que aquí la omisión es un tanto más grave: el hecho de no incorporar el

papel del Estado en las teorías de la reproducción, o de asmiliarlo o igualarlo al

papel de las clases dominantes o grupos de interés, sin considerar las fuerzas

explícitas que intervienen, es considerado un vacío que no podemos sortear. El

Estado -representativo y democrático- es el que implementa las políticas

educativas, y planifica los programas educativos, por tanto no podemos

considerar que provenga de un solo estrato o interés social. Se trata del


resultado de un complejo juego de fuerzas, y no una mera correspondencia de

las necesidades de una clase.

En la actualidad, esta descripción es válida también para nuestro país,

consolidado en sus inicios, y como era común en los demás países

latinoamericanos, como un Estado oligárquico, donde solo participaba una elite.

La escuela moderna nació como una ‘máquina de educar', como describen

Pineau, Dussel y Caruso (2002). Un esquema reproducible en distintas


sociedades, con similares resultados, y para aculturar grandes capas de la

población en forma masiva. En todo el mundo la educación se hizo obligatoria y

se masificó a finales del siglo XIX y principios del siglo pasado, como símbolo de

progreso y una forma de conquista social. Los autores recién mencionados

encuentran esta paradoja. La escuela es al mismo tiempo una conquista social,

pero también un aparato de inculcación ideológica al servicio de las clases

dominantes. Recorta, selecciona y ordena los saberes que considera pertinentes

para impartir a los alumnos a través de la elaboración y confección del currículo.

Este es un resultado, una conjunción, de luchas, consideraciones y

negociaciones de distintas tendencias que reflejan intereses de diferentes

grupos sociales intervinientes.


Capítulo IV

Inflación de la educación, devaluación del título

En un mundo posmoderno, altamente competitivo, donde ese saber del sentido

común nos invita a alcanzar ciertas metas para el acceso a trabajos mejores

remunerados, y posiciones sociales más elevadas, se produce una masificación

de carreras de grado y títulos universitarios. El acceso a la universidad está al

alcance de todos, y cada vez más, proporcionalmente hablando, son más los
que optan por este camino. Nos encontramos así con una inflación del sistema

educativo, y una devaluación del título universitario.

Bourdieu en su obra hace referencia también a esta problemática. Él afirma que

el crecimiento del alumnado modificó el valor de los títulos profesionales, de

manera tal que ahora no alcanza con la mera consecución del título, se

necesitan además posgrados y especializaciaciones para estar a la vanguardia

en relación a las posibilidades de empleo.

Es común que se hable de una saturación profesional. Lo cierto es que se

necesita una mayor capacitación para el logro de objetivos, hecho que avanza a

una moratoria social, proceso descripto por Margulis y Urresti como el tiempo

que lleva ahora el continuar con los estudios una vez recibido, postergando otras

ocupaciones del individuo como la de formar una nueva familia, o simplemente

independizarse de los padres. Está claro que la moratoria social será más

común en clases media y alta. De esta forma incide el tipo de trabajo al que se

puede aspirar. Una persona que no dispone del tiempo suficiente como para

esperar un trabajo mejor, mientras se capacita o perfecciona en la profesión,

está sin dudas en desventaja, determinado por la necesidad de una rápida

inserción laboral, en un empleo sin altas expectativas.

Criado explica que el aumento de la educación no tiene porqué suponer -como


se entendía- un aumento en la igualdad social, o un mayor acceso a posiciones

elevadas en la escala de la sociedad, dado que si el sistema de posiciones

permanece inalterado, sin que se aumente la cantidad de posiciones elevadas,

no habrá mayor cantidad de indviduos que accedan a ellas, más allá de la

educación que ellos posean. El incremento de los títulos y el mantenimiento de

las posiciones elevadas, produce una pérdida de valor de aquellos. En términos

económicos, si aumenta la oferta, y permanece fija la demanda, se produce una

devaluación del producto.

Este tema lo expone Tedesco (1995) a partir del vínculo entre calidad y cantidad

de la educación. Tradicionalmente se trató de un vínculo directo: una educación

de calidad, mayores niveles de complejidad cualitativa, estaban asociados a solo

reducidos grupos o menor cantidad de personasque pueden acceder a ellos.

Una nueva realidad en cambio, difiere de este esquema. La matrícula se

expandió en todos los niveles, existe hoy una 'sobrecertificación' educativa en

relación a la jerarquía social, lo que explicaría en términos de mercado, una

devaluación general de diplomas y el hecho de que la oferta de trabajo

profesionalno se corresponda y satisfaga la demanda. Retomando algunas

investigaciones, el autor rescata una categorización de los tipos de empleo en

un futuro que ya hemos comenzado a transitar, vinculada con la intensidad de

conocimientos requeridos. Se conforma de esta manera una estructura

ocupacional diferenciada en tres categorías: el personal de servicios rutinarios,

el personal de servicios personales, y el personal de servicios simbólicos. El

primero lo conforman los trabajadores que ejecutan tareas repetitivas, donde

existen procedimientos estándar para su ejecución, y de alguna manera está

predefinido el tiempo necesario a ser empleado para dicha tarea o actividad, y

en relación a esto se fija la retribución. Los servicios personales también se


relacionan con prácticas rutinarias, estandarizadas, pero se efectúan cara a cara

y no pueden ser ofrecidos en forma global. Por último los servicios simbólicos

están relacionados con empresas de alta tecnología, y se resumen en tres tipos

de actividades: identificación de problemas, solución de problemas y definición

de estrategias. Los ingresos en este aso no están estandarizados o predefinidos,

sino que se desprenden de la calidad, la originalidad y la inteligencia de las

aportaciones de los empleados. Se distinguen cuatro capacidads básicas dentro

de esta práctica laboral: la abstracción, el pensamiento sistémico, la


experimentación y la capacidad de trabajar en equipo. El pensamiento sistémico

supone poder pensar en forma más cabal o abarcativa y totalizadora la realidad.

No desde enfoques disciplinarios, sino a través de una visión holística. La

capacidad de trabajar en equipo de alguna manera echa por tierra la

competencia individual y la lucha por bienes escasos. Los distintos tipos de

capital en juego, a los que se puede acceder, pero ahora desde el logro conjunto

de metas a partir de la acción consensuada.

El autor cierra el tema citando el análisis que propone Andre Gorz, cuya

hipótesis supone una banalización de las competencias exigidas a los

profesionales, hecho que va de la mano con la tendencia mundial de reducción

de la jornada laboral. Este proceso conciente es eficaz para mantener la

cohesión social y así evitar la dualización de la sociedad. Se trata de una

significativa ampliación del acceso a las calificaciones y competencias que se

exigen de los profesionales, o de los puestos clave de trabajo. De otra forma se

estaría sosteniendo un sistema basado en la exclusión y el totalitarismo, algo no

sustentable en el largo plazo.

Di Tella aporta otro escalón de análisis, y nos señala que en los países de mayor

desarrollo científico, la formación profesional se completa con un doctorado,


sobre todo si se trata de ciencias sociales o humanísticas. Continuando con la

comparación, el autor describe que en los países de mayor creación científica es

usual, al finalizar la etapa de educación secundaria, realizar por un período de

tres o cuatro años, un estudio especializado de formación humanística por el que

se obtiene un título de Bachellor o Licenciatura. Pero se trata de una formación

general, lo más común es continuar capacitándose a través de un posgrado, una

profundización de los conocimientos generales adquiridos, y contar así con un

abordaje científico más acabado, un mejor uso y dominio de técnicas y


metodologías, y mayor especialización en las distintas temáticas, luego de lo

cual puede concluirse con un doctorado, con dedicación exclusiva en

investigación y preparación de la respectiva y exigente tesis. Por lo general, el

profesional que emprende ese camino, no se detiene en la consecución del

primer título, ya que eso no abre un espectro de posibilidades laborales

atractivas, sino que sigue sus estudios. Por lo que nos respecta, y sin temor a

equivocarnos podemos incluir a nuestro país en este grupo de cunas científicas

donde también se presentan estas formas.

Obiols y Di Segni de Obiols (1995), en su obra acerca de la adolescencia,

también apuntan estas características del período de formación superior. Ellos

refieren que nadie se encuentra excento del problema: un ejecutivo es viejo

tempranamente, un científico necesita estar publicando papers continuamente

para conservar su lugar, todos son constantemente exigidos como para poder

descandar en los laureles. Son hechos que podemos observar -aducen los

autores- en países como el nuestro, pero incluso en Europa, donde también falta

empleo, y los empleos disponibles requieren sofisticada calificación.

Por un lado existe una idea del saber -u opinión- por la que se dice que en un

empleo se requiere una persona idónea para la tarea, con amplia experiencia, o
por lo menos con experiencia comprobable, para el desenvolvimiento de cierto

tipo de tareas, pero contradictoriamente no se observa que para adquirir esa

experiencia primero se necesita comenzar a trabajar. En definitiva, una idea que

se resume en la genérica pero certera pregunta acerca de cómo voy a tener

experiencia si todos piden experiencia.

García Espejo (1999) nos presenta una concepción sostenida fundamentalmente

por teorías 'credencialistas', relacionada con la importancia de la formación en el

trabajo como generadora de cualificaciones profesionales. Así, algunos autores


aseguran que los trabajadores adquieren formación específica relacionada con

su quehacer profesional durante el trabajo mismo. Aunque no es una forma de

negar la existencia de acumulación de capital humano durante el período de

educación formal, esta concepción aduce que las personas manifiestan un

incremento significativo del capital humano una vez en sus funciones laborales

específicas, donde se adquieren las cualificaciones y se acumula experiencia

laboral.

La educación formal puede presentarse como un recurso de selección para

encontrar determinadas características y actitudes a la hora de ocupar un puesto

laboral.

Adentrados en el concepto de capital humano, debemos remontarnos a la

segunda mitad del siglo XX, época científica donde estudios acerca del rol y del

aporte personal de los trabajadores en los procesos productivos y relacionados

con el crecimiento económico general registrado, adquieren especial relevancia.

En esos años, en distintas naciones se propició un intervencionismo estatal para

difundir el acceso a la educación y asegurar el ingreso igualitario a esta, sin

diferencias de clases sociales, y en contraposición a cómo era entendido el

concepto de cultura antiguamente, como lo culto, posesión de una élite. De la


misma forma se valoró el desarrollo de vocaciones profesionales diferenciales

para aportar a la productividad de los países. Creció también la demanda de

formación, en concordancia con expectativas de movilidad social ascendente.

Pero capital humano no se refiere únicamente a la formación de las personas,

incluye también la experiencia que estas puedan obtener dentro de los procesos

productivos (industriales, de conocimiento, y otros). Educación, formación,

experiencia, entrenamiento, capacitación, que dotan a las personas

conocimientos, calificaciones, competencias y un saber hacer que las hace


productivas y funcionales de distintas maneras.

Al desarrollar la teoría del capital humano, Shultz -economista norteameticano,

pionero de la joven rama de la economía de la educación- confiere énfasis en la

educación como una forma de inversión, la acumulación de un tipo de capital

que antes no era concebido como tal. Shultz entiende a la educación como una

inversión, y sus consecuencias o resultados -cuando positivos- como una forma

de capital. Como inversión, produce beneficios a futuro, y promete de esta forma

mayores ingresos.

Becker también hace notables aportaciones a la teoría del capital humano; para

el la educación es el principal productor de este tipo de capital. Las personas no

solo invierten dinero en gastos de educación, además se privan de no generar

entradas financieras por el hecho de no formar parte de la población

económicamente activa. Claro está, cuando la única ocupación es la de estudiar,

y si de eso se trata, no estaríamos hablando de un libre acceso sin restricciones

de clase o estrato a la educación.

Becker destaca por otro lado, el factor de la fertilidad. El aumento de esta afecta

negativamente a la acumulación de capital humano, en el sentido de que la

capacidad de inversión en él será indefectiblemente menor. Incluso será menor


para un padre con dos hijos, que para uno con hijo único. De la misma forma

pretende demostrar que la diferencia entre países desarrollados y

subdesarrollados reside en la fertilidad, paragonando altos ingresos per-cápita,

altos niveles de capital humano, descenso de fertilidad, en países desarrollados,

con todo lo opuesto, en países del subdesarrollo.

Se reconocen cuatro componentes que conforman el capital humano: la

educación (en todos sus niveles), la experiencia adquirida trabajando, la

capacitación allí recibida, y también las condiciones de salud. Esto último en los
sentidos en que alguien con no muy buena salud es menos productivo que

alguien vigoroso y que asiste en forma regular a su trabajo, y, por otra parte, es

más probable que un tercero invierta en formación en alguien plenamente

saludable que en otra persona con problemas de salud, o con -somos directos-

poca expectativa de vida.

En lo que respecta a la educación superior en particular, Shultz asegura que por

más de tratarse de una actividad especializada y costosa, contribuye

significativamente a la actividad económica en general, y al bienestar de las

personas. Es decir que mejora el nivel de vida de la gente, y aumenta la riqueza

de los países. La contracara son países con pocas posibilidades de inversión en

capital humano, insertos en un círculo vicioso de pobreza. Lo que sucede dentro

de una sociedad se reproduce a escala mundial. El autor remarca que la

desigualdad en capital humano influyó en forma notoria en la expansión de la

pobreza.

Queda constatado entonces, para los teóricos del capital humano, que la

experiencia es un factor clave. La misma proporciona seguridad en la ejecución

de tareas, en la toma de decisiones, logrando mayor productividad. Eleva el


desempeño laboral, y aumenta las posibilidades de conseguir o cambiar el

trabajo, e incluso una persona con experiencia necesita menos tiempo de

capacitación.

Existe una realidad por la cual la perspectiva de formación es muy larga, dada

ciertamente por el contexto de la época que nos toca vivir. Cada vez se necesita

menos mano de obra, y más capacitada. Se trata de una constante que se da no

solamente en países como el nuestro, donde se presentan distintas


necesidades, sino que trasciende fronteras y se repite en distintos lugares a

nivel global, también en el primer mundo. En Europa, por ejemplo, falta empleo,

y el que hay requiere sofisticada calificación.

En este sentido, la expansión de posgrados es una característica mundial.

Distintas hipótesis de diversos estudios intentan explicar el fenómeno de

crecimiento de la oferta y ampliación de los períodos de formación. Es cierto que

somos testigos de un desfasaje entre oferta y demanda de trabajo profesional, lo

que se corresponde con una creciente demanda de credenciales.

También se explica esto último como fruto del creciente desarrollo tecnológico.

Los estudios de posgrado, o maestrías y también doctorados, profundizan y

complementan la formación de los estudios de licenciatura. Por un lado,

atienden las demandas específicas de los sectores productivos o de

conocimiento. De forma indirecta, además, otorgan mayores calificaciones y

credenciales a los profesionales, lo que los deja mejor posicionados frente al

mercado laboral, les permite una mejor inserción y mayor movilidad ascendente.

Los recién graduados en distintas disciplinas, y la demanda de trabajo e

inserción laboral que conllevan, no se corresponde con la oferta del mercado, no

crecen en la misma proporción. Muchos entonces, prefieren profundizar la

formación continuando con los estudios.


Hablamos de inserción laboral. En otras épocas la inserción se definía como el

momento en el cual un recién graduado se incorporaba al sector porductivo en

base a las credenciales y formación que se estaban estrenando. Hoy día se

prefiere hablar más de un 'proceso' que un momento, doonde intervienen una

multiplicidad de factores de los que intentamos dar cuenta.

En el caso particular de los graduados en Sociología, en lineas generales las

carreras de grado no definen especializaciones por las que el licenciado pueda

construir su profesionalidad. Las especilizaciones, o la especificidad del


quehacer sociológico, se obtienen muchas veces a través de un posgrado.

Podemos concluir así que, frente a un cada vez mayor número de profesionales,

las posibilidades de estos se ven pormenorizadas. Los títulos obtenidos no

tienen el mismo valor académico que en épocas anteriores, han sufrido una

devaluación en el maco de la inflación educacional. Ahora se necesita además,

tener un posgrado, un master, o cualquier otro estudio o especialización que nos

ahonde en conocimientos y credenciales. No todas las personas pueden seguir

el ritmo descripto, no todos tendrán acceso a estas nuevas posibilidades, ni

dispondrán del tiempo que ello consume, por lo que el mecanismo de

reproducción social del modelo de exclusión encuentra la forma de seguir su

tendencia a perpetuarse.
Capítulo V

El caso argentino

Como refiere Berdaguer, en la Argentina, a partir de la vuelta de la democracia,

existe una 'vuelta' a la universidad. Esta inicia un proceso de recuperación, se

expanden las ofertas de la universidad pública, y a su vez se masifica el ingreso

a ella. Esto lleva a un aumento en el número de profesionales a la búsqueda de

un empleo acorde ahora a su especialidad, pero lo que no aumenta es la


demanda de profesionales. Es así como, frente a una mayor competencia entre

graduados, incluso de distintas especialidades y sectores, hay también una

búsqueda de reconocimiento a través de nuevas credenciales, formaciones y

aptitudes ofrecidas por los posgrados y especializaciaciones, más allá de la

necesidades de actualización y profundización de los conocimientos en relación

a avances e innovaciones de tipo tecnológico, organizacional o de nuevas

competencias, que la disciplina en particular pueda requerir.

Blois (2014) en cambio, y ya dentro del campo exclusivo de la sociología, indica

que en este periodo, los espacios laborales para el sociólogo gozan de un

notable crecimiento. Se trata de una etapa donde se reactiva el ingreso a la

docencia, se adoptan políticas universitarias orientadas a la investigación,

instituciones no académicas como diversas ONGs comienzan a requerir

profesionales sociólogos, y se libera al CONICET de la “discriminación

ideológica” que la afectaba, por lo que volvieron las becas, nombramientos, y

subsidios a la investigación.

Massetti (2012) coincide en que nunca antes en nuestro país el marco

institucional fue tan bueno para el desarrrollo de la sociología. Más carreras,

más oportunidades docentes, más plazas de investigación y mejores salarios


son algunas de las bondades del periodo.

Sin embargo -destaca el autor- ese crecimiento no tuvo una planificación sino

orientaciones generales, y se topa ahora con demandas de articulación para la

estrategia de crecimiento a largo plazo del país, considerando el hecho de que

sin aprovechamiento de los recursos humanos disponibles no hay crecimiento.

Pareciera repetirse el modelo de la sociología argentina en sus primeros años,

donde se resentaron controversias y luchas internas. Como describe Blois

(2008), la sociología argentina, en lugar de seguir un proceso de


institucionalización progresiva como otras disciplinas, se caracterizó por una

pluralidad de enfoques heterogéneos y excluyentes, impugnándose y

contradiciéndose unos con otros, circunstancia que nos hace pensar en forma

automática al desarrollo de la historia política de nuestro país, en términos

generales.

En relación a la inserción laboral de los graduados, encontramos que las

dificultades han sido altas en la útlima parte del siglo pasado. Se trató de un

proceso largo y difícil. El nivel educativo no significó el pase o comienzo de la

trayectoria profesional, aunque -como dijimos- sabemos que influye en el acceso

al trabajo. Un período signado por una creciente tasa de desempleo, con

políticas neoliberales de apertura y desregularización, propias del último período

militar y profundizadas en los años noventa, que marcó notoriamente el

desarrollo profesional de los graduados y los períodos de formación

relacionados con los inicios de una inserción laboral acorde a su área de

estudio.

A partir del 2003 existe un incremento de la inversión en ciencia y técnica. Blois


concuerda en que el acceso a este tipo de trabajos es informal, y depende en

gran medida de participación previa en ciertos ámbitos académicos -o políticos-

para los que no existen mecanismos institucionalizados de acceso. Cierta

habilidad para construir una red de capital social resulta indispensable.

Alves (2008) por su parte, hace un estudio comparativo de los jóvenes

profesionales de Francia, Inglaterra, Alemania y Portugal, y su inserción laboral,

pero el esquema que propone es aplicable a nuestro país. La autora emplea el

término 'juventudes' en plural, ya que la juventud como problema social y


construcción científica carece de perspectivas unívocas. En su análisis denota el

paso de una búsqueda optimista de la educación como posibilidad de movilidad

social, a la búsqueda desencantada de una educación que de lugar a los

jóvenes a integrarse a un mercado de trabajo cada vez más reducido, incierto y

riesgoso, donde lo importante no es encontrar el mejor trabajo, sino algún

trabajo. Es así como la cuestón de la inserción laboral deja de ser un hecho

bibliográfico instantáneo para pasar a ser un proceso largo, difícil y complejo.

Según la autora, “hablar de inserción profesional es hablar de un problema

nuevo, es hablar de integración social, cívica y simbólica; es, en resumen, hablar

de inclusión”.

En un estudio efectuado por Fernández Berdaguer (2011) y sus colaboradores,

acerca de las trayectorias educativas y laborales de los egresados en sociología

por la Universodad Nacional de La Plata de las últimas décadas, encontramos

algunos datos que proveen focos de atención los cuales también se desprenden

de las hipótesis y objetivos formulados en este trabajo. En el estudio se encontró

que más de la mitad de los graduados iniciaron trabajos relacionados con la

formación específica ya siendo estudiantes, principalmente en la docencia, y en

actividades menores como instrumentalización de encuestas y tareas


relacionadas con el procesamiento de datos.

Cuando se inquirió acerca de las carencias propias de la carrera, los datos

revelaron 'carencias referidas a la adquisición de competencias para la inserción

laboral', 'carencias vinculadas a problemas institucionales o de organización

curricular', 'carencias asociadas a la desarticulación entre teoría y práctica',

carencias en la formación, carencias en la práctica metodológica.

Por otra parte, poco más de tres tercios de los que brindaron sus respuestas,

adujeron que la experiencia laboral les brindó elementos diferentes a los


aportados por la formación universitaria. Veremos cóomo se presentan tales

aspectos en nuestro estudio.

Después de estas observaciones, vemos que el caso argentino está en

concordancia con la problemática de formación e inserción universitaria de los

países industrializados. Rescatamos lo notable del hecho que en países

latinoamericanos -hemos también descripto el caso de Bolivia en el capítulo

segundo- el Estado es el principal reclutador de profesionales, y en lo que

respecta en particular a la carrera que nos reúne, pocos son los sociólogos

llamados a trabajar en el ámbito privado. Proponemos de esta forma analizar el

caso del sociólogo de la Universidad Kennedy.


Capítulo VI

El caso en la Universidad Kennedy

La Carrera de Sociología en esta Universidad permanece cerrada para nuevas

inscripciones, aunque continua brindando sus servicios para aquellos alumnos

ya inscriptos en forma previa. Si queremos hacer un análisis de lo que la

Universidad propone en relación a la inserción laboral del sociólogo, no

encontramos muchos elementos para ello.


Podemos comenzar haciendo referencia a la última Guía de Planes de Estudio

emitida por la Universidad que incluía a la Carrera de Sociología como una

opción posible entre las distintas ofertas curriculares. En el apartado de la

Escuela de Sociología de esta Guía, se describe el Perfil del graduado -según

conocimientos y capacidades que el título acredita-, y los Alcances del título, en

relación a las actividades para las que resulta competente el egresado en

función del título respectivo. Bajo este subtítulo en definitiva se mencionan los

campos probables de acción del sociólogo así egresado, resumidos en cuatro

puntos básicos: 1) Investigaciones teórico-empíricas y cuali-cuantitativas de los

procesos y fenómenos sociales, 2) Intervención en los departamentos de

Recursos Humanos, Relaciones Laborales, y/o Industriales, 3) Análisis de

mercado, diagnósicos sociales, encuestas de opinión, estudios de

posicionamiento, abordajes institucionales, y 4) Participación en actividades

interdisciplinarias y transdisciplinarias.

Esta es entonces la mención que hace la Guía de la Universidad en relación a la

inserción laboral del graduado. Pero la Guía no ahonda en las posibilidades de

empleo del sociólogo, o en la Universidad como nexo para la vida laboral una

vez finalizada la actividad académica promocionada.

En la presentación o prólogo de dicha Guía, el Rector fundador de nuestra


Universidad, el Dr. Herrera Figueroa, resume en pocas palabras las funciones de

la institución universitaria, el modelo al que toda Universidad debe tender. Allí

proclama que es la universidad que debe servir a la comunidad, y no al revés.

Se trata de una comunidad enclavada dentro de una más grande, con su propia

autonomía, aunque no apuntada a una independencia económica, política o

social, sin remontarnos aquí a la discusión que este aspecto suscitó

históricamente. El Escudo de la Universidad promueve una suerte de Trinidad

que enlaza la vida, el espíritu y la comunidad, como configuración de un único


todo que es lo humano.

Herrera Figueroa concluye: “la Universidad es una institución de servicio

comunitario por excelencia”. Llama la atención en esta última parte si el error

sintáctico es casual o acausal, en el sentido en que o se trata de la institución de

servicio comunitario por excelencia, o simplemente una institución de servicio

comunitario. No queda del todo claro cuál fue la intención original del texto.

A partir de estas consideraciones reforzamos entonces el sentido de la inserción

laboral del graduado como una de las funciones básicas de la universidad.

En el capítulo Retrato y Reseña de esta Guía, se menciona al ámbito laboral en

dos oportunidades: cuando se hace referencia a la inclusión por parte de esta

Universidad de las carreras más jóvenes en su currícula, las cuales han abierto

-según el texto- nuevos rumbos para facilitar las posibilidades laborales, y por

otro lado cuando se menciona al Programa de Pasantías de Práctica

Profesional, aduciendo que se establecen acuerdos y convenios con cientos de

instituciones y empresas. Pero no encontramos otra referencia.

Siguiendo a Follari, existe una disociación sistemática entre los planes de

estudio y las necesidades profesionales. La universidad no tiene que responder

en forma mecánica a las necesidades del mercado laboral, pero el nuevo

profesional debe estar preparado para afrontarlo. Según su estudio, vemos que
los alumnos sienten que no fueron preparados para lo que debía trabajar, no se

los formó pensando en el ejercicio profesional de su rol.

A modo de conclusión, hemos notado que en su oferta de la Carrera de

Sociología, la Universidad Kennedy no hace referencias a la inserción laboral del

graduado, este trabajo intentará también responder acerca de cómo es la

percepción que el graduado tiene en torno a esta cuestión.

La Universidad, fundada en el año 1964, ha logrado objetivarse a partir de su

institucionalización, entendida como -siguiendo el texto de Robbins y Judge ya


citado- condición que ocurre cuando una organización cobra vida propia, por

separado de las de sus fundadores o cualquiera de sus miembros, y adquiere

inmortalidad.

Nos referimos al concepto de cultura organizacional para acercarlo al análisis de

nuestra Universidad. Seguramente nuestra institución posee su propia cultura

organizacional, es decir, su sistema de significados, compartido por sus

miembros, que la define como organización frente a las demás. Se trata en

definitiva, de un conjunto de características clave que la organización valora.

Es de esperar que las personas que integran la organización tiendan a describir

a la cultura organizacional en términos similares.

Así como sucede en las sociedades, dentro de una organización importante, en

su análisis circunscripto, existe una cultura dominante y numerosos conjuntos de

subculturas. Hemos analizado en los capítulos anteriores el rol que cumple en la

sociedad una cultura o grupo dominante. Es similar lo que ocurre dentro de una

institución, en sentido restringido. La cultura dominante expresa los valores

fundamentales que comparte la mayoría de los miembros de la institución u

organización. Cuando se habla de la cultura de una organización, se hace

referencia a su cultura dominante, que le otorga su personalidad distintiva.

Dentro de organizaciones grandes, en forma paralela a la cultura dominante,


pueden desarrollarse subculturas para reflejar problemas, situaciones o

experiencias comunes que enfrentan los miembros. Nuestra Universidad se

encuentra dividir en Escuelas, que funcionarían como las distintas Facultades de

otras universidades. Cada una de ellas puede representar una subcultura, e

incluso presentar intereses diferentes a los de la organización en general. Una

subcultura puede incluir los valores nucleares de la cultura dominante más

valores adicionales exclusivos de sus miembros en particular. De esta forma, los

valores nucleares son retenidos en lo esencial, pero se modifican para que


reflejen la situación distintiva de la unidad separada.

Las organizaciones difieren en el nivel de formalización que presentan. Mucha

formalización hace que una organización sea predecible, ordenada y

consistente. En se sentido, una cultura fuerte puede lograr lo mismo desde lo

informal. Por lo tanto, formalización y cultura se entienden como dos caminos

diferentes hacia un destino común. Como aseguran Robbins y Judge, entre más

fuerte sea la cultura de una organización, menos necesidad hay de preocuparse

por desarrollar reglas y regulaciones formales que guíen el comportamiento de

sus miembros. Estos lineamientos quedan internalizados en los trabajadores

cuando aceptan la cultura de la organización. Se trata de un proceso similar al

descripto en un nivel macrosocial en relación al sistema de reproducción del

aparato educativo.

Los autores mencionados proponen este análisis para los empleados de una

empresa, la organización a la cual pertenecen. Claro que podemos extenderlo

hacia nuestra Universidad como organización. En una empresa, más allá de qué

tan bueno sea el trabajo de reclutamiento y selección efectuado, los nuevos

empleados no están adoctrinados por completo en la cultura de la organización.

La organización necesita que se adapten a su cultura. Este proceso de

adaptación es aquí denominado socialización. En la Universidad los alumnos


pronto a recibirse ya se encuentran adoctrinados y socializados, y son

socializados nuevamente cuando ingresan en el mercado laboral. En un trabajo

nuevo cada individuo llega con un cúmulo de valores, actitudes y expectativas.

En este punto, los autores resaltan que, particularmente en trabajos de tipo

profesional, los nuevos miembros han pasado por un amplio proceso de

socialización previa en cuanto a capacitación y formación. Este proceso debería

incluir una formación en relación a la posición que ocupará el sociólogo dentro

de una organización, por parte de la Universidad, y al rol que desempeñará y las


tareas que desarrollará.

Existen estos tipos de falencias en nuestra Universidad, pero creemos que se

tratan de falencias que se presentan en la mayoría de las universidades en

general, según lo que hemos podido constatar desde la bibliografía a la que

hemos hecho referencia, idea que se pretente apuntalar también desde la

experiencia de los sujetos entrevistados.


Capítulo VII

Abordaje metodológico

Como dijimos, no son muchos los sociólogos prontos a gradurase en la

Universidad Kennedy. El universo de estudio es acotado, por lo que queremos

llegar al máximo posible de las personas involucradas.

Desde el ámbito de la Universidad, y formando parte del mismo universo,

intentaremos abordar a distintos alumnos en nuestra misma condición,


encontrándonos en la parte final de esta etapa universitaria.

Se trata de un estudio fundamentalmente cualitativo, pero también de

investigación bibliográfica. Las técnicas adoptadas son la investigación, y la

entrevista, no estructurada, con preguntas abiertas, y su instrumento, la guía.

Entrevistas no estructuradas, con una guía para su realización, a través de la

que se intenta recoger la faceta subjetiva de los actores, la comprensión de los

fenómenos que describiremos, desde esta perspectiva cualitativa. Esto es así

pese a tratarse de una técnica por definición intrusiva, reactiva o invasiva,

aunque esto también dependa de la modalidad de administración. Sabemos de

todas formas, que tenemos una ventaja al formar parte como investigador, del

mismo universo de estudio. La situación de “igual a igual” en la relación

entrevisado-entrevistador coopera sin dudas a los criterios de objetividad

metodológica. Además, creemos tener la confianza suficiente con los

entrevistados, para la obtención de la información, y la generación de un clima

ameno.

En este sentido, Bourdieu afirma que en la misma relación de entrevista ya se

encuentran todo tipo de distorsiones, que el oficio profesional tratará de conocer

y dominar, para paliar los efectos de la estructura social reflejada en la relación.

En nuestro caso, vamos más allá: no tiene que ver con el 'ojo clínico' del
investigador, sino con esta situación de igual a igual de la que hablamos.

Es en el ámbito de la Universidad que se realizan las entrevistas. Toma

relevancia el espacio: no solo se trata de una cuestión de 'comodidad' para el

abordaje de nuestras unidades de información y de análisis, también responde a

otro criterio de objetividad en el sentido que el actor se encuentra en su

Universidad, por la que transitó varios años, en distintas etapas de su vida, es un

espacio común, cómodo, agradable, y también neutral, para la obtención de la

información.
En relación a la cantidad de sujetos entrevistados, la misma no ha sido

establecida en forma a priori, como sucede en la mayoría de los estudios

cualitativos. Nuestra intención es avanzar con las entrevistas hasta llegar a un

punto de saturación, donde la información recolectada comienza a ser

redundante, y las unidades de información reiterativas entre ellas.


Capítulo VIII

Consideraciones a partir de las entrevistas realizadas

Se han realizado ocho entrevistas, a partir de las cuales hemos encontrado

distintos puntos para destacar y traer al análisis. El total de las entrevistas tuvo

como interlocutor a sociólogos recién recibidos, en los últimos dos años, con

excepción de uno que finalizó la carrera en el año 2010. Dos de ellos aún

adeudan el Trabajo Final Integrador, o Tesis.

En relación al actual empleo de los entrevistados, solamente tres de ellos

consideran que su trabajo está ligado a la profesión, otro aduce que lo está sólo

indirectamente, uno lo cree mínimamente, y otros tres piensan que su empleo no

se encuentra ligado a la Sociología. Dentro de este último grupo, uno de los

entrevistados se muestra notoriamente sentido y también abatido, por la

situación de no encontrarse ejerciendo la profesión, trabajando de algo para lo

que no pensó que se dedicaría. Otro de ellos, y como veremos más adelante,

también se manifiesta algo perturbado por el mismo motivo. Debemos añadir sin

embargo, que uno de los entrevistados, si bien considera que su trabajo está

sólo indirectamente ligado a su formación, el título de Sociólogo le abrió puertas

y oportunidades dentro de su lugar de trabajo para la asunción de cargos y

funciones. Muy por el contrario, el entrevistado al que notamos abatido, agrega

que por el hecho de ser sociólogo, se nos estigmatiza de comunista o populista,

considerando que sin duda este prejuicio influye a la hora de optar por contratar

al profesional.

Un colega va más allá del análisis entendiendo que todo aquello que hacemos

en realidad está ligado a nuestra formación, como habitus o forma de ser

sociólogo. Actuamos de tal manera, en los múltiples ámbitos de la vida, por


haber sido formados peculiarmente.

Si nos detenemos en el hecho acerca de cómo consiguieron sus respectivos

empleos actuales, notamos un importante grado de voluntarismo para la

concreción de objetivos en miras al desarrollo laboral. Dos de los entrevistados

son gerentes de sus propios emprendimientos de trabajo, otro trabaja por su

cuenta ejerciendo su profesión, y otros tres se encuentran trabajando en el lugar

donde habían elegido hacerlo. Lo mencionado parece contradecir el supuesto


según el cual se sostiene que los trabajos se hallan gracias a contactos o

referidos. Un entrevistado, de hecho, asegura que el conseguir empleo depende

directamente del capital social que uno posea. Hemos visto que Vargas Melgar y

Blois aseveran las mismas palabras. Pero dentro de nuestros entrevistados, solo

cuatro de ellos comenzaron a trabajar gracias a un referido, mientras que dos

están al frente de emprendimientos propios, y otros dos trabajan en sus puestos

luego de haberse acercado a entregar solicitudes de empleo por propia

iniciativa.

Existe una destacada estabilidad laboral entre los entrevistados. El de menor

antigüedad laboral tiene 5 años, hay quienes cuentan con 6, 7, 8 años, y los más

antiguos en sus empleos lo son con 16, 18, y hasta 32 años.

Cuando preguntamos acerca de que si consideran suficiente la formación de

grado, solo tres contestaron en forma negativa, y lo hicieron universalizando la

respuesta. Uno de ellos asegurando que la formación nunca es suficiente, y

aclara que cuando uno es alumno de quinto año es un estudiante importante,

pero cuando se recibe es sólo un profesional. Razón por la cual debe seguir

capacitándose y aprendiendo para no quedar desfasado frente al constante

avance del conocimiento científico. Agrega que la formación es un camino que,


luego de la universidad, debe seguir recorriéndose solo. Otro de los

entrevistados afirma, en la misma linea de pensamiento, que nunca terminamos

de formarnos, siempre hay algo más para aprender, para deslumbrarnos y abrir

nuevos horizontes.

Por otro lado, otro colega cree que si bien la formación es suficiente, esta debe

ser permanente -incluso una vez finalizada la carrera de grado-, para lograr

mayor apertura mental y desarrollo como profesional, y una constante

actualización según el contexto y la influencia de los distintos paradigmas que


van modificando la realidad, según afirma. De la misma manera, otra respuesta

afirmativa añadió que de todas formas siempre es bueno realizar capacitaciones

o cursos de posgrado.

Solamente uno de nuestros entrevistados cuenta con estudios de formación

complementaria a la carrera de grado, en este caso se tratan de dos

Diplomaturas que nuestro colega posee, y una Maestría en curso. Pero la gran

mayoría de nuestro universo no realizó estudios de este tipo, aunque sí lo

consideran como algo importante, o algo pendiente en la vida profesional. Dos

de ellos han realizado estudios complementarios pero no a la carrera de

Sociología, sino como como segundo título universitario. Otro agrega que no lo

ha hecho por razones económicas.

Dijimos que sí lo consideran importante, o como algo pendiente: de los siete que

no lo están haciendo, tres piensan realizarlo, otro cree que asistirá a algún

congreso, jornada, curso o lo que se presente, y a otro le encantaría poder

contar con el tiempo suficiente para realizar algún posgrado o estudio, ya que

para ello se requiere una considerable inversión de tiempo, que por el momento

no posee. Solo uno de los entrevistados no realizó estudios complementarios, ni

piensa hacerlo en un futuro: se trata de un colega que no se dedica a la

Sociología, su trabajo apenas está mínimamente relacionado, pero que a su vez


considera a los estudios de formación complementaria como necesarios, en el

caso de dedicarse a la Sociología.

Es interesante en este punto las motivaciones que encuentran nuestros recién

graduados en relación a los estudios complementarios. Por un lado, tenemos un

colega que sigue y elige diplomaturas y maestrías en vistas a su relación con su

actual empleo, por otra parte aquellos que piensan continuar su formación para

la obtención de un mejor empleo. En este contexto, encontramos que dos de


nuestros entrevistados tienen intenciones de realizar capacitaciones para poder

ejercer la docencia, es decir, estudios ulteriores para lograr un mejor empleo o

ingresos adicionales. Otro afirma que nuevas capacitaciones y estudios

posteriores son necesarios dependiendo de lo que se dedique cada persona, a

veces sirven como complementación específica del trabajo que se realiza, las

demás veces es 'solo currículum'.

Cuando se preguntó acerca de qué es lo que buscan en un estudio de formación

complementaria, las respuestas fueron similares. Poder adquirir más

conocimiento, ampliar lo que uno incorporó en la carrera de grado; ampliar los

conocimientos y el currículum; conocimiento específico, capacitación que pueda

llevar a la práxis la teoría, fundamentos subjetivos analizados; seguir creciendo;

reafirmar los conocimientos obtenidos, actualizarse, seguir especializándose en

la profesión para un mejor desarrollo en el ámbito que tenga que ejercer; fueron

las respuestas.

Fue unánime la consideración acerca de que los estudios de formación

complementaria son de hecho necesarios. Ya mencionamos a quien observó

que lo son si uno se dedica a la profesión que nos reúne. Por otra parte hay

quien afirma que en realidad no son imprescindibles, pero permiten ampliar


nuestro espíritu de análisis y ejercitarlo a otro nivel. Una respuesta sintetiza que

este tipo de estudios son esenciales cuando el mercado laboral exige

especificidad, y esto también lo hemos mencionado en el desarrollo del Capítulo

IV de este trabajo. Otra respuesta está justificada bajo la descripción de un

mundo contemporáneo donde resulta indispensable actualizar los contenidos de

las carreras de grado. Según esta descripción, se trata de un mundo muy

cambiante en el que continuamente se genera conocimiento, y por esta razón

-agrega- es de suma importancia ampliar el entendimiento y competencias para


poder resolver las problemáticas actuales, aduciendo que la capacitación nos

brinda nuevas herramientas para resolver conflictos. Otro entrevistado opina que

por un tema de actualización en una sociedad tan cambiante, debemos estar

siempre preparados. Mientras más especializados, mejor. Otra respuesta a esta

pregunta relaciona directamente los estudios complementarios con las

posibilidades de trabajar en la profesión, confirmando que cuanto mayor

conocimiento, tendremos más probabilidades de trabajar como sociólogos, o

-por lo menos- realizar labores relacionadas con la sociología que se alternen

con la principal actividad.

Cuando se le preguntó a la persona que ofreció esta última respuesta acerca de

cómo es la adecuación de la carrera en relación a la inserción laboral, nos indicó

que no ve una adecuación fructífera en miras a la obtención de un empleo, y

considera que faltan establecer algunas herramientas y recursos en los

estudiantes para la preparación en la búsqueda, y que queda pendiente una

guía y orientación por parte de la Universidad. Agrega además, que es muy

distinto graduarse de sociólogo, a desempeñarse en un tarea remunerada como

tal. Otro entrevistado, pensando en esta adecuación, siente que la carrera es

maravillosa, y que hoy más que nunca se adecua a todos los ámbitos. Pero
percibe un déficit en relación a esto por parte de esta Universidad como así

también de las otras que ofrecen la Carrera de Sociología como plan de

estudios. Se trata de una necesidad de que las universidades gestionen

convenios con ámbitos laborales para la realización de pasantías destinadas a

alumnos de los últimos años de la carrera, y con la intención de mostrar a la

sociedad la necesidad de los sociólogos en diferentes perspectivas laborales y

de ejecución. Nuestro colega recuerda cómo durante las cursadas en la facultad

en reiteradas ocasiones se mencionó la importancia de la participación de los


sociólogos en diferentes actividades, con una mirada propia hacia el otro, una

conciencia de interacción y preocupación por la construcción social particulares,

pero no nota desde la unidad académica un intento por generar en el afuera esta

conciencia o visión de la importancia y necesidad de la incursión de los

sociólogos en los diferentes quehaceres que aportan al desarrollo del país.

Bajo la misma pregunta, otra unidad de análisis entiende que la carrera nos

habilita para hacer distintas cosas, y que debemos experimentar. Algunas de

ellas son más satisfactorias, otras no lo son tanto, y recuerda las palabras de un

profesor, quien una vez le dijo: “yo hago encuestas porque necesito comer”. Más

allá de la actitud conformista, justifica la situación mostrando el hecho de que no

siempre hacemos lo que nos gusta, pero podemos compensar la desventaja

llevando a cabo tareas paralelas. Nos aclara que todas las carreras tienen su

campo laboral, al principio hacemos lo que fuera, después elegimos. La misma

persona asegura que siempre hay algo para hacer, y nos comenta que alguna

vez dio clases de Sociología, al principio no le atraía, lo hacía por necesidad,

después encontró el verdadero interés y satisfacción en esa tarea.

Otro entrevistado sostiene que en el caso de las ciencias sociales la salida

laboral es muy amplia, pero se constriñe a la hora de enfocar el área de trabajo

en el que el profesional quiera ejercer. En este sentido, opina que quizás deban
existir diferentes espacios o ámbitos laborales para la realización de prácticas y

pasantías que permitan conocer el proceder laboral profesional, incluso con

opción a cursos, talleres, materias, que permitan un conocimiento más

específico de cada una de estas áreas de desarrollo.

Otro informante esgrime que el enfoque es siempre académico, y que es

necesario un enfoque más práctico, con actividades en organizaciones sociales,

gobierno, y otros, para poder aplicar los conocimientos a la realidad. Esto está

en consonancia con otra opinión que argumenta que -si bien aclara que la
formación ha sido muy buena, completa- hubiese sido de mucha ayuda una

interacción con algún organismo o participación directa con el Estado para

contar con la experiencia suficiente para trabajar en forma independiente. En

este punto, nuestro colega insiste en lo determinante del capital social para una

inserción laboral dentro de la profesión. Nos muestra cierta inseguridad para la

vida profesional, en el sentido de encontrarse con escasa experiencia en el

ejercicio práctico de la profesión, incluso declara que probablemente consultaría

a tutores de la carrera en relación a dudas y cuestiones al afrontar ciertos

procedimientos. Es interesante por otra parte, la observación que hace acerca

de la ausencia de parámetros para la percepción de honorarios profesionales del

quehacer sociológico.

Encontramos otras opiniones, como la que esboza que nuestro plan de estudios

forma un profesional con todas las herramientas para poder insertarse en el

mercado laboral. En el otro extremo, una opinión refiere que la adecuación es

nula, y va más allá, agregando que nada de lo estudiado sirve exactamente para

aplicar a un trabajo.

El informante dador de esta última opinión es quien comenta que ninguno de sus

compañeros trabaja para lo que estudió y se preparó durante estos años cuando

se le pregunta acerca de su percepción en relación a la inserción laboral de los


sociólogos. A esta misma pregunta, otro entrevistado respondió que todos los

profesionales tardan en insertarse laboralmente, a menos que ya se encuentren

trabajando desde antes de recibirse en organismo o institución relacionada con

lo que estudia, o que 'hayan tenido la suerte' de haberse relacionado con alguien

importante. Nos asegura que hay que buscar actividades relacionadas con lo

que se estudia, sea el profesional que sea, siempre hay algo para hacer, al

principio no importa qué, simplemente que tenga relación con la profesión, ya

que realmente da satisfacción.


La percepción en relación a la inserción laboral de otro de nuestros

entrevistados, es que existen pocas posibilidades. Es por ello que debemos

esforzarnos en la búsqueda de empleo relacionado, ya sea de tiempo completo

o parcial. Primeramente porque no existe mucha demanda de sociólogos, y

además, siguiendo esta respuesta, son los más preparados, los de mejores

referencias, o aquellos que cuentan con un contacto en el espacio profesional,

los que pueden conseguir un trabajo en esta profesión. Por estas razones,

entiende que debemos especializarnos más, tender redes que nos permitan

ubicar un empleo, tratándose de este inicio, el obstáculo mayor.

Nuevamente aparece en juego el capital social a la hora de la inserción laboral.

En este sentido, otro informante asegura que la inserción laboral del sociólogo

está relacionada y va de la mano con la política en la sociedad actual. Continúa

afirmando que para poder ejercer nuestra profesión en la Argentina es necesario

formar parte del sector público, participar en la militancia de algún partido

político, o contar con un buen capital social que facilite el acceso a los

organismos de gobierno, ya que es importante nuestra porfesión en el

funcionamiento de la sociedad, aunque no se lo considera necesario en el sector

privado. Tal como habíamos visto siguiendo a Vargas Melgar.

Nos presentan además, la percepción de que en los últimos tiempos los


sociólogos somos más consultados respecto a algunas problemáticas sociales

que se van acrecentando, pero reconocen sin embargo, que todavía la situación

dista mucho de que exista una gran demanda. En este sentido, se continúa el

análisis argumentando que el mercado laboral en general no terminó de asimilar

la necesidad de mayor presencia de sociólogos en diseños de programas,

proyectos, emprendimientos y políticas públicas. El entrevistado siente que

todavía se deben aleccionar a una gran mayoría sobre la impronta del sociólogo

y sus posibilidades de acción, las cuales no son las mismas que las de un
asistente social, rol con el que muchas veces se nos confunde, según él.

Por otro lado, se nos comenta que la inserción no es sencilla, y que el área en la

que el sociólogo quiera trabajar la determina considerablemente, como dijimos.

Se refiere también, que la mayor inserción se da en áreas de recursos humanos,

ámbito académico, y entes gubernamentales. Pero se estima que muchos

puestos son ganados por profesiones más prácticas, sobre todo aquellos cargos

que requieren operar sobre la realidad.


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Apéndice
Entrevista modelo

Buenas tardes, estoy haciendo algunas entrevistas para una investigación

acerca de la autopercepción del sociólogo recién graduado sobre su profesión y

la inserción laboral.

Por favor, conteste las siguientes preguntas. La información reflejada será

utilizada en forma anónima.

1. Nombre:

2. Edad:

3. Año de Egreso:

4. ¿Trabaja actualmente?

5. ¿Dónde?

6. Por favor mencionar:

a) antigüedad laboral;

b) a qué se dedica la empresa u organización;

c) cuáles son sus funciones en ella:

d) cómo consiguió el empleo;

e) algún otro dato que considere relevante.

7. ¿Su trabajo se encuentra ligado a su formación?


8. ¿Ejerce otras actividades ligadas a su formación? Por favor describir.

9. ¿Cree que su formación de grado es o fue suficiente?

10. ¿Realizó algún estudio de posgrado o estudio de formación

complementaria? Si es así, por favor mencionar:

a) tipo de estudio;

b) tema;

c) años empleados.

11. ¿Está realizando actualmente un estudio de posgrado o formación

complementaria, o lo piensa hacer?

12. ¿Por qué optó por ese estudio?

13. ¿Qué busca en un estudio de posgrado o formación complementaria?

14. ¿Cree que son necesarios? ¿Por qué?

15. ¿Cómo cree que es la adecuación de la carrera de grado en relación a la

inserción laboral? Por favor desarrollar.

16.¿Cuál es su percepción en relación a la inserción laboral de los sociólogos?


Entrevista 1

Buenas tardes, estoy haciendo algunas entrevistas para una investigación

acerca de la autopercepción del sociólogo recién graduado sobre su profesión y

la inserción laboral.

Por favor, conteste las siguientes preguntas. La información reflejada será

utilizada en forma anónima.

1. Nombre: M. S.

2. Edad: 41 años.

3. Año de Egreso: 2015.

4. ¿Trabaja actualmente? Sí.

5. ¿Dónde? Empresa de sistemas.

6. Por favor mencionar:

a) antigüedad laboral: 8 años;

b) a qué se dedica la empresa u organización: desarrollo de software;

c) cuáles son sus funciones en ella: Gerente general;

d) cómo consiguió el empleo: emprendimiento propio;

e) algún otro dato que considere relevante: no.

7. ¿Su trabajo se encuentra ligado a su formación? Mínimamente.

8. ¿Ejerce otras actividades ligadas a su formación? Por favor describir. Doy


talleres de informática en una asociación que trabaja con chicos en situación de

calle.

9. ¿Cree que su formación de grado es o fue suficiente? Sí.

10. ¿Realizó algún estudio de posgrado o estudio de formación

complementaria? No.

11. ¿Está realizando actualmente un estudio de posgrado o formación

complementaria, o lo piensa hacer? No.

12. ¿Por qué optó por ese estudio? -

13. ¿Qué busca en un estudio de posgrado o formación complementaria? -

14. ¿Cree que son necesarios? ¿Por qué? Son necesarios si vas a dedicarte a

la sociología.

15. ¿Cómo cree que es la adecuación de la carrera de grado en relación a la

inserción laboral? Por favor desarrollar. Creo que el enfoque es siempre

académico. Faltaría un enfoque más práctico, con actividades en organizaciones

sociales, gobierno, etc., para poder aplicar los conocimientos a la realidad.

16.¿Cuál es su percepción en relación a la inserción laboral de los sociólogos?

Pienso que la mayor inserción se da en áreas de recursos humanos, ámbito

académico y entes gubernamentales. Muchos puestos son ganados por

profesiones más prácticas, sobre todo aquellos cargos que requieren operar

sobre la realidad.
Entrevista 2

Buenas tardes, estoy haciendo algunas entrevistas para una investigación

acerca de la autopercepción del sociólogo recién graduado sobre su profesión y

la inserción laboral.

Por favor, conteste las siguientes preguntas. La información reflejada será

utilizada en forma anónima.

1. Nombre: M. R.

2. Edad: 36 años

3. Año de Egreso: 2015, debo la Tesis.

4. ¿Trabaja actualmente? Sí.

5. ¿Dónde? Sector privado, Capital Federal.

6. Por favor mencionar:

a) antigüedad laboral: 5 años;

b) a qué se dedica la empresa u organización: venta de servicios, áreas

jurídico-contable;

c) cuáles son sus funciones en ella: Administración general de todo lo referido a

archivos de papel en la empresa, tanto a nivel jurídico como contable; atención

de clientes a nivel telefónico como personal, asesoramiento básico de gestión

contable y jurídica. En lo contable: liquidación de sueldos, trabajo con sistema

tango, Siap, páginas de AFIP, cargas sociales, monotributo, recategorización,

control contable de los distintos monotributistas. En lo jurídico: seguimiento de

demandas de diferentes fueros, trámites ante los diferentes juzgados, etc.


En la administración de gastos de la empresa: cobros, pagos, cobros de

honorarios contables, depósitos bancarios.

d) cómo consiguió el empleo: me encontraba trabajando en un emprendimiento

laboral familiar, y a través de un cliente de la empresa familiar quien manifestó

quedarse sin empleada para su empresa en su momento y se me ofreció la

propuesta y aproveché esta oportunidad de mantenerme activa en el mercado

laboral;

e) algún otro dato que considere relevante: sí, que todo lamentablemente

depende del capital social que uno posea para conseguir empleo a determinada

edad. Como es mi caso.

7. ¿Su trabajo se encuentra ligado a su formación? No, lamentablemente no…

Me apena mucho no poder desarrollarme en un área referida a una rama de mi

carrera. Más en la sociedad actual donde por ser sociólogo se lo estigmatiza de

comunista, o populista. Cuando en realidad es una formación como investigador

universal se podría decir…

8. ¿Ejerce otras actividades ligadas a su formación? Por favor describir. No.

9. ¿Cree que su formación de grado es o fue suficiente? Considero que fue

suficiente, solo que como investigador hay que seguir con una formación

permanente, para lograr una mayor apertura mental en cuanto al trabajo y

desarrollo de uno mismo como profesional y la constante actualización de las

áreas de investigación según el contexto y la influencia de los diferentes

paradigmas que en el constante devenir modifican la realidad a nivel macro y

micro social. Además, considero que fui formada con una mentalidad neutra
como socióloga en la institución en la cual me formé.

10. ¿Realizó algún estudio de posgrado o estudio de formación

complementaria? No.

11. ¿Está realizando actualmente un estudio de posgrado o formación

complementaria, o lo piensa hacer? Pienso hacer el curso de docente

universitario.

12. ¿Por qué optó por ese estudio? En primer lugar, porque la educación es

muy importante para mí, desde mi punto de vista podré adquirir las herramientas

necesarias para el desarrollo y correcto desempeño como futuro docente y

también para aplicarlo en la vida en general. En segundo lugar, porque es como

dijo Sócrates: “se tanto que no se nada”. Coincido en que saber y abrir la mente

a través del estudio a lo largo de la vida ayuda a uno y a los demás que están a

su alrededor para un mejor funcionamiento de la sociedad en general.

13. ¿Qué busca en un estudio de posgrado o formación complementaria? Busco

reafirmar los conocimientos obtenidos, actualizarme y seguir especializándome

en mi profesión, para un mejor desarrollo en el ámbito que tenga que ejercer.

14. ¿Cree que son necesarios? ¿Por qué? Sí, lo son por un tema de

actualización en una sociedad tan cambiante que hay que estar preparado

siempre. Y en cuanto más especializado esté, mejor. Como dijo Zygmunt

Bauman: “el invariable propósito de la educación era, es, y siempre seguirá

siendo, la preparación de estos jóvenes para la vida. Una vida de acuerdo con la

realidad en la que están destinados a entrar. Para estar preparados, necesitan

instrucción, conocimientos prácticos y concretos de inmediata aplicación”.


15. ¿Cómo cree que es la adecuación de la carrera de grado en relación a la

inserción laboral? Por favor desarrollar. Ha sido muy buena, completa. Es

necesaria y muy completa, al menos en la universidad a la que asistí. Hubiese

sido de mucha ayuda durante la preparación el haber tenido una interacción

directa con algún organismo o participación en el estado directo, para ya tener

experiencia suficiente como para trabajar de forma independiente y sin los

clásicos miedos a realizar un primer informe o investigaciones cuali o

cuantitativas y todo lo que implica. Miedos, dudas, hasta que un pierde esos

miedos tontos. Para fortalecer la experiencia en el ejercicio de la profesión. Por

otro lado como dije antes, es necesario el capital social para una mejor inserción

laboral, ya que es una carrera multidisciplinaria y en el fondo me siento

preparada para afrontar cualquier tipo de investigación que me sea ofrecida,

quizás haría alguna consulta a mis tutores como maestros acerca de alguna

duda al momento de realizar ciertos procedimientos ya que cuentan con años de

ejercicio de la profesión y yo como persona que recién se recibió no cuento con

la experiencia laboral de mis profesores. Quizás me falte la mirada amplia de la

experiencia vivida en lo profesional. Sería necesaria para lograr más seguridad

en el ejercicio profesional. Respecto a lo remunerativo, en principio desconozco,

pero en líneas generales creo, supongo, que es totalmente subjetivo... y relativo

al trabajo que se realice o se desempeñe. No tengo mucha experiencia en el

tema, ya que como he mencionado antes me han ofrecido trabajo tanto para el

sector público, lo que respecta a los diferentes partidos políticos donde en

principio he trabajado sin remuneratorio, alguna a voluntad y para conocer todo


el movimiento de las diferentes organizaciones. Sería bueno tener parámetros

por parte del consejo -desconozco si los hay- respecto del cobro y percepción

de honorarios profesionales, quizás eso es lo que me falta por falta de

información, por la que hasta el día de hoy no he recurrido a mis colegas para

realizar dichas consultas y sacarme esas dudas.

16.¿Cuál es su percepción en relación a la inserción laboral de los sociólogos?

La inserción laboral del sociólogo está relacionada y va de la mano de la política

en la sociedad actual. Para poder ejercer nuestra profesión en Argentina, es

necesario formar parte del sector público, o participar como militante en algún

partido político o como dije antes tener un buen capital social donde faciliten el

acceso al sector público, ya que es importante nuestra profesión en el

funcionamiento de nuestra sociedad. Pero para el sector privado no se lo

considera necesario… Porque ven a un sociólogo como un revolucionario

donde por ser sociólogo se lo estigmatiza de comunista, o populista. Cuando en

realidad es una formación como investigador neutral y universal, en la cual se

puede desarrollar como profesional para el correcto funcionamiento y análisis y

brindar informes respecto las áreas de servicios y todo lo relacionado con la

industria argentina.
Entrevista 3

Buenas tardes, estoy haciendo algunas entrevistas para una investigación

acerca de la autopercepción del sociólogo recién graduado sobre su profesión y

la inserción laboral.

Por favor, conteste las siguientes preguntas. La información reflejada será

utilizada en forma anónima.

1. Nombre: E. S.

2. Edad: 44 años.

3. Año de Egreso: 2015.

4. ¿Trabaja actualmente? Si.

5. ¿Dónde? Universidad Kennedy.

6. Por favor mencionar:

a) antigüedad laboral: 18 años;

b) a qué se dedica la empresa u organización: universidad privada;

c) cuáles son sus funciones en ella: Responsable de Compras. Compras de

insumos para Laboratorios, Colegios y oficinas. Contratos de Servicios;

d) cómo consiguió el empleo: como estudiaba en la Universidad me pareció

interesante dejar un currículum en RRHH y de ahí me llamaron, en su momento

las condiciones laborales superaban a las que tenía.

e) algún otro dato que considere relevante: Comencé en el Sector de Informes y


ahora me desempeño en el área de compras.

7. ¿Su trabajo se encuentra ligado a su formación? No.

8. ¿Ejerce otras actividades ligadas a su formación? Por favor describir. Por el

momento no.

9. ¿Cree que su formación de grado es o fue suficiente? Sí.

10. ¿Realizó algún estudio de posgrado o estudio de formación

complementaria? No realicé posgrados aún por cuestiones económicas.

11. ¿Está realizando actualmente un estudio de posgrado o formación

complementaria, o lo piensa hacer? Lo pienso hacer.

12. ¿Por qué optó por ese estudio? Por un lado me interesaron las materias que

contenía el plan de estudios, porque tenían mucho contenido de lo que me

gustaba leer en forma personal y de alguna manera con la carrera le di nombre

a lo que me gustaba. Por otro lado la importancia de poder colaborar con la

sociedad en diversos ámbitos.

13. ¿Qué busca en un estudio de posgrado o formación complementaria? Poder

adquirir más conocimiento, ampliar lo que uno incorporó en la Carrera de Grado.

14. ¿Cree que son necesarios? ¿Por qué? En el mundo actual creo que es

indispensable actualizar los contenidos de la carrera de grado considero que

vivimos en un mundo muy cambiante y continuamente se genera conocimiento

por eso creo que es de suma importancia ampliar el conocimiento para poder

resolver las problemáticas actuales, creo que la capacitación nos brinda nuevas
herramientas para resolver conflictos.

15. ¿Cómo cree que es la adecuación de la carrera de grado en relación a la

inserción laboral? Por favor desarrollar. A criterio personal, el Plan de Estudios

forma un egresado con todas las herramientas para poder insertarse en el

mercado laboral, en mi caso no podría dar mucha información porque no tuve

experiencia en la búsqueda laboral ya que egresé hace poco y mi prioridad está

en continuar capacitándome para poder ejercer la docencia.

16.¿Cuál es su percepción en relación a la inserción laboral de los sociólogos?

Se contestó en la pregunta anterior.


Entrevista 4

Buenas tardes, estoy haciendo algunas entrevistas para una investigación

acerca de la autopercepción del sociólogo recién graduado sobre su profesión y

la inserción laboral.

Por favor, conteste las siguientes preguntas. La información reflejada será

utilizada en forma anónima.

1. Nombre: E. R.

2. Edad: 64 años.

3. Año de Egreso: 2014.

4. ¿Trabaja actualmente? Trabajo como psicóloga y hago algunas cosas de

sociologa.

5. ¿Dónde? En mi consultorio, hago algunas cosas con una abogada en

mediaciones y en una consultora, algunas encuestas sobre estudio de mercado.

6. Por favor mencionar:

a) antigüedad laboral: en sociología, un año;

b) a qué se dedica la empresa u organización: -;

c) cuáles son sus funciones en ella: -;

d) cómo consiguió el empleo: son dos amigas, asi que fue como una ayuda

personal, nos gusta trabajar en grupo;

e) algún otro dato que considere relevante: no.

7. ¿Su trabajo se encuentra ligado a su formación? Mis trabajos siempre están

ligados a mi formación, cualquiera que sea.


8. ¿Ejerce otras actividades ligadas a su formación? Por favor describir. Hago

algún tipo de investigación, por placer y porque me encanta la sociología.

9. ¿Cree que su formación de grado es o fue suficiente? La formación que uno

recibe nunca es suficiente sea donde sea, cuando uno esta en quinto año es un

estudiante importante, cuando uno se recibe es solo un profesional, de ahí en

más hay que seguir leyendo y aprendiendo para no quedar desfasado, siempre

hay algo que uno no sabe, la formación de la universidad es necesaria, es un

camino que después hay que seguir recorriendo solo.

10. ¿Realizó algún estudio de posgrado o estudio de formación

complementaria? No.

11. ¿Está realizando actualmente un estudio de posgrado o formación

complementaria, o lo piensa hacer? Estudio complementario no, solo algún

Congreso o Jornadas o algún curso el año próximo, depende lo que aparezca.

12. ¿Por qué optó por ese estudio? -.

13. ¿Qué busca en un estudio de posgrado o formación complementaria? -.

14. ¿Cree que son necesarios? ¿Por qué? Depende a qué se dedique uno, a

veces son necesarios como complementación específica del trabajo que uno

realiza, si no se usa es sólo currículum (opinión personal).

15. ¿Cómo cree que es la adecuación de la carrera de grado en relación a la

inserción laboral? Por favor desarrollar. Creo que la carrera habilita para hacer

varias cosas, hay que experimentar, algunas son más satisfactorias, otras

menos. Una vez un profesor me dijo: “yo hago encuestas porque necesito

comer”. Realmente hay que ser resiliente, no siempre hacemos lo que más nos
gusta, pero podemos compensar, haciendo las dos. Todas las carreras tienen un

campo laboral, a principio hacemos lo que venga, después elegimos. Siempre

hay algo que hacer. En un momento di clases de Sociologia, no sabia que me

gustaba, nunca lo había hecho: realmente espectacular. Pero en un principio lo

hice porque necesitaba cobrar.

16.¿Cuál es su percepción en relación a la inserción laboral de los sociólogos?

Los profesionales, todos, tardan en insertarse laboralmente, a menos que

trabajen antes de recibirse en algún organismo que tenga relación con lo que

estudian, o hayan tenido la suerte de haberse relacionado con alguien

importante. Hay que buscar, sea el profesional que sea, siempre hay algo para

hacer. Al principio no importa qué, sí que tenga que ver con lo estudiado porque

realmente da satsfacción. Por ejemplo, yo nunca trabaje en hospital, me hubiera

gustado, pero eso no me privó de hacer casi todo lo que se puede hacer con mi

carrera.
Entrevista 5

Buenas tardes, estoy haciendo algunas entrevistas para una investigación

acerca de la autopercepción del sociólogo recién graduado sobre su profesión y

la inserción laboral.

Por favor, conteste las siguientes preguntas. La información reflejada será

utilizada en forma anónima.

1. Nombre: D. M.

2. Edad: 37 años.

3. Año de Egreso: 2015.

4. ¿Trabaja actualmente? Sí.

5. ¿Dónde? En Swiss Medical ART SA.

6. Por favor mencionar:

a) antigüedad laboral: 7 años y 7 meses;

b) a qué se dedica la empresa u organización: Aseguradora de Riesgos del

Trabajo;

c) cuáles son sus funciones en ella: Analista administrativo;

d) cómo consiguió el empleo: por referencias de una ex compañera;

e) algún otro dato que considere relevante: no considero relevante otro dato.

7. ¿Su trabajo se encuentra ligado a su formación? No está relacionado a mi

formación.

8. ¿Ejerce otras actividades ligadas a su formación? Por favor describir. No

realizo actividades ligadas a mi formación.


9. ¿Cree que su formación de grado es o fue suficiente? No es suficiente.

10. ¿Realizó algún estudio de posgrado o estudio de formación

complementaria? No, es un objetivo para el año entrante.

11. ¿Está realizando actualmente un estudio de posgrado o formación

complementaria, o lo piensa hacer? En la actualidad no, pero pienso hacerlo en

el año 2017.

12. ¿Por qué optó por ese estudio? Porque las materias que abarca me

interesan y me motivaron para estudiar la carrera.

13. ¿Qué busca en un estudio de posgrado o formación complementaria?

Ampliar mis conocimientos y mi curriculum vitae.

14. ¿Cree que son necesarios? ¿Por qué? Sí, creo que son necesarios porque

cuanto mayor conocimiento más posibilidades hay de poder trabajar de

sociólogo y además, lograr el conocimiento en alguna disciplina en particular

que sea de mi agrado y me interese aumenta las probabilidades de obtener un

empleo o realizar al menos labores relacionadas que alternen con mi actual

trabajo.

15. ¿Cómo cree que es la adecuación de la carrera de grado en relación a la

inserción laboral? Por favor desarrollar. No veo que sea una adecuación de la

carrera de grado fructífera para la obtención de un empleo, me parece que

faltarían establecer algunas herramientas y recursos en los estudiantes para la

preparación en la búsqueda de un empleo y por otro lado, queda pendiente una

guía y orientación por parte de la Universidad. Aunque dejo la duda al respecto

en el sentido de que muy distinto es graduarse a desempeñarse en una tarea


remunerada como sociólogo, percibo un espacio muy amplio entre el

desempeño de una tarea y la otra.

16.¿Cuál es su percepción en relación a la inserción laboral de los sociólogos?

Mi percepción es que es poca la inserción laboral y debemos esforzarnos en la

búsqueda de empleo, sea a tiempo completo o parcial. En primer lugar porque

no identifico mucha demanda al respecto y también porque creo que son los

más preparados, con mejores referencia o los que poseen el alcance a un

contacto en el espacio profesional respectivo, los que pueden conseguir un

trabajo en esta profesión. Por tal motivo, entiendo que debemos especializarnos

más, tender redes que nos permitan ubicar un empleo, siendo esto, o sea, el

inicio, el obstáculo más grande.


Entrevista 6

Buenas tardes, estoy haciendo algunas entrevistas para una investigación

acerca de la autopercepción del sociólogo recién graduado sobre su profesión y

la inserción laboral.

Por favor, conteste las siguientes preguntas. La información reflejada será

utilizada en forma anónima.

1. Nombre: C. R.

2. Edad: 36 años.

3. Año de Egreso: 2015.

4. ¿Trabaja actualmente? Sí.

5. ¿Dónde? Municipalidad de Escobar, Secretaría de Desarrollo Territorial.

6. Por favor mencionar:

a) antigüedad laboral: 6 años;

b) a qué se dedica la empresa u organización: Gubernamental;

c) cuáles son sus funciones en ella: actualmente me desarrollo en el área de la

coordinación de las UGC (Unidades de Gestión Comunitarias);

d) cómo consiguió el empleo: solicité una entrevista con el Ministerio de Trabajo

de Provincia. El ministerio me derivó a la Oficina de Empleo Municipal. Allí

obtuve una entrevista con el Director del área, quien me ofreció un empleo como

capacitador en la Oficina de Empleo;

e) algún otro dato que considere relevante: luego de trabajar como capacitador,

pasando el tercer mes, me ofreció directamente la coordinación del área de


empleo. Evaluó mi desempeño y capacitación por ello fui plausible de ocupar

dicho puesto. Ejercí 6 años como Coordinador de la Oficina de Empleo.

7. ¿Su trabajo se encuentra ligado a su formación? Sí.

8. ¿Ejerce otras actividades ligadas a su formación? Por favor describir.

Capacitación, formación de mandos medios, lidero grupos de trabajo, realizo

proyectos, y en algunos casos también los ejecuto.

9. ¿Cree que su formación de grado es o fue suficiente? Sí. Aunque siempre es

bueno realizar capacitaciones o cursos de posgrado.

10. ¿Realizó algún estudio de posgrado o estudio de formación

complementaria? Si es así, por favor mencionar:

a) tipo de estudio: Diplomaturas;

b) tema: Desarrollo Local con vistas al empleo, UNSAM. Procesamiento de

datos sociales mediante paquete estadístico SPSS (FLACSO).

c) años empleados: 2.

11. ¿Está realizando actualmente un estudio de posgrado o formación

complementaria, o lo piensa hacer? Estoy realizando una maestría, pero es para

otra área de trabajo (Maestría en Teología).

12. ¿Por qué optó por ese estudio? Particularmente porque trabajo vinculado a

otra área de trabajo, en relación con el mundo de la Teología. Aunque considero

que también sería muy aprovechable estudiar una maestría en relación a mi

actual profesión en la función pública.

13. ¿Qué busca en un estudio de posgrado o formación complementaria?

Conocimiento especifico, capacitación que permita llevar a la praxis la teoría y


fundamentos subjetivos analizados.

14. ¿Cree que son necesarios? ¿Por qué? Son esenciales cuando el mercado

laboral exige especificidad.

15. ¿Cómo cree que es la adecuación de la carrera de grado en relación a la

inserción laboral? Por favor desarrollar. En el caso de las Cencias Sociales, la

salida laboral es muy amplia, aunque es muy escueta en términos de enfocar el

área de trabajo en el que el profesional quiera o pueda ejercer. Quizás deban

existir diferentes espacios (ámbitos labores diversos) para realizar prácticas o

pasantías que permitan conocer estos espacios de desarrollo laboral. Incluso

con opciones a cursos, talleres o materias que permitan un conocimiento más

especifico de cada una de estas posibles áreas de desarrollo.

16.¿Cuál es su percepción en relación a la inserción laboral de los sociólogos?

La inserción laboral no es sencilla, aunque dependiendo del área que el

sociólogo estima trabajar determina considerablemente su inserción.


Entrevista 7

Buenas tardes, estoy haciendo algunas entrevistas para una investigación

acerca de la autopercepción del sociólogo recién graduado sobre su profesión y

la inserción laboral.

Por favor, conteste las siguientes preguntas. La información reflejada será

utilizada en forma anónima.

1. Nombre: C. F.

2. Edad: 56 años.

3. Año de Egreso: 2015.

4. ¿Trabaja actualmente? Sí.

5. ¿Dónde? 1) Honorable Cámara de Diputados de la Nación y 2) tareas

inmobiliarias.

6. Por favor mencionar:

a) antigüedad laboral: 1) en HCDN 32 años; 2) a cargo de la inmobiliaria, 2 años

y medio;

b) a qué se dedica la empresa u organización: 1) Poder Legislastivo; 2)

Inmobiliaria.

c) cuáles son sus funciones en ella: 1) Jefa de la Comisión de DDHH y

Garantías en la HCDN; 2) dueña de la inmobiliaria (heredada de mi papá

cuando falleció);

d) cómo consiguió el empleo: 1) entré a trabajar a la HCDN convocada por un

primo que en 1983 fue legislador por Córdoba. 2) Falleció mi papá en enero de
2014 y me hice cargo de la inmobiliaria.

e) algún otro dato que considere relevante: No.

7. ¿Su trabajo se encuentra ligado a su formación? No directamente, porque no

trabajo de Socióloga, pero indirectamente sí. Haberme recibido con un perfil

sociológico me abrió puertas internas en el ámbito laboral, a tal punto que hace

dos meses me dieron la Jefatura de la Comisión y además me convocaron para

dar clases en la Diplomatura de Gestión Legislativa que se dicta dentro del

ámbito de la Cámara de Diputados.

8. ¿Ejerce otras actividades ligadas a su formación? Por favor describir. A mi

entender, la formación es parte de la integridad de la persona y la va

conformando, va captando nuestra visión del mundo, va diagramando nuestros

pensamientos, va perfilando nuestro análisis de la realidad. Todo lo que

estudiamos, aprendemos, vemos, escuchamos, etc, nos hace lo que somos.

9. ¿Cree que su formación de grado es o fue suficiente? Creo que nunca

terminamos de formarnos, siempre hay algo más para aprender, para

deslumbrarnos, para abrirnos nuevos horizontes, y eso es maravilloso.

10. ¿Realizó algún estudio de posgrado o estudio de formación

complementaria? No, todavía.

11. ¿Está realizando actualmente un estudio de posgrado o formación

complementaria, o lo piensa hacer? Ojalá pueda, por el momento tengo los

tiempos muy acotados y un posgrado necesita inversión de tiempo, porque el

grado de exigencia es otro. Ya somos profesionales y hay licencias que no nos

podemos tomar.
12. ¿Por qué optó por ese estudio? -.

13. ¿Qué busca en un estudio de posgrado o formación complementaria? Seguir

creciendo.

14. ¿Cree que son necesarios? ¿Por qué? No son imprescindibles, pero

permiten ampliar nuestro espíritu de análisis y ejercitarlo a otro nivel.

15. ¿Cómo cree que es la adecuación de la carrera de grado en relación a la

inserción laboral? Por favor desarrollar. Me parece que es una carrera

maravillosa, la que hoy, más que nunca, se adecua a todos los ámbitos. Pero

creo que esta concepción debería ser sostenida desde la Universidad también, y

no hablo sólo de la Kennedy, sino de todas aquéllas que desarrollen esta

carrera. Me refiero a la necesidad de que la Universidad gestione convenios con

ámbitos laborales para encarar pasantías para los alumnos que cursen los

últimos años de la carrera de Sociología, en pos de demostrar a la sociedad la

necesidad de los sociólogos en las diferentes perspectivas laborales y de

ejecución. En el transcurso de la cursada, en reiteradas ocasiones nos hablaron

de la importancia de la participación de los sociólogos en las diferentes

actividades, con nuestra mirada hacia el otro, con nuestra conciencia de

interacción, con nuestra preocupación por la construcción social, pero falta

desde la unidad académica ayudar generar en el afuera la visión de la

importancia y la necesidad de la incursión de los sociólogos en los diferentes

quehaceres que aportan al desarrollo del país.

16. ¿Cuál es su percepción en relación a la inserción laboral de los sociólogos?

Tengo la percepción de que en los últimos tiempos los sociólogos somos más
consultados respecto de algunas problemáticas sociales que se van

acrecentando. Sin embargo, todavía dista mucho de haber una gran demanda.

Creo que el mercado laboral, en general, no terminó de asimilar la necesidad de

que los sociólogos tengamos más presencia en todos los ámbitos y los diseños

de programas, de proyectos, de emprendimientos y de políticas públicas. Me

parece que todavía hay que aleccionar a una gran mayoría sobre la impronta del

sociólogo y sus posibilidades de acción, que no son las mismas con las de un

asistente social, rol que muchas veces es confundido por algunos.


Entrevista 8

Buenas tardes, estoy haciendo algunas entrevistas para una investigación

acerca de la autopercepción del sociólogo recién graduado sobre su profesión y

la inserción laboral.

Por favor, conteste las siguientes preguntas. La información reflejada será

utilizada en forma anónima.

1. Nombre: V. B.

2. Edad: 37 años.

3. Año de Egreso: 2010 (debo la Tesis).

4. ¿Trabaja actualmente? Sí.

5. ¿Dónde? Ineva, Email marketing.

6. Por favor mencionar:

a) antigüedad laboral: 16 años;

b) a qué se dedica la empresa u organización: marketing por correo electrónico;

c) cuáles son sus funciones en ella: socio gerente;

d) cómo consiguió el empleo: emprendimiento propio;

e) algún otro dato que considere relevante: No.

7. ¿Su trabajo se encuentra ligado a su formación? Sí.

8. ¿Ejerce otras actividades ligadas a su formación? Por favor describir. No.

9. ¿Cree que su formación de grado es o fue suficiente? Sí.

10. ¿Realizó algún estudio de posgrado o estudio de formación

complementaria? Si es así, por favor mencionar:


a) tipo de estudio: universitario;

b) tema: periodismo;

c) años empleados: 3.

11. ¿Está realizando actualmente un estudio de posgrado o formación

complementaria, o lo piensa hacer? No.

12. ¿Por qué optó por ese estudio? -.

13. ¿Qué busca en un estudio de posgrado o formación complementaria? -.

14. ¿Cree que son necesarios? ¿Por qué? -.

15. ¿Cómo cree que es la adecuación de la carrera de grado en relación a la

inserción laboral? Por favor desarrollar. Creo que es nula, nada de lo estudiado

sirve exactamente para aplicar a un trabajo.

16.¿Cuál es su percepción en relación a la inserción laboral de los sociólogos?

Ninguno de mis compañeros de estudio trabaja de aquello para lo que estudió.

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