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2.

28 Corrientes parásitas
Considérese un flujo F de ca que enlaza un conductor
de forma rectangular (Fig. 2.36). De acuerdo con
la ley de Faraday, se induce un voltaje de ca E1 a través
de sus terminales.
Si el conector se pone en cortocircuito, fluirá una corriente
alterna substancial I1 que hará que el conductor
se caliente. Si se coloca un segundo conductor dentro
del primero, se induce un pequeño voltaje porque enlaza
un flujo más pequeño. Por consiguiente, la corriente
de cortocircuito I2 es menor que I1, y también lo es la
potencia disipada en este lazo. La figura 2.37 muestra
cuatro lazos concéntricos como esos que transportan las
corrientes I1, I2, I3 e I4. Las corrientes son progresivamente

más pequeñas a medida que disminuye el área


de los lazos que circundan el flujo.
En la figura 2.38 el flujo de ca atraviesa una placa
metálica sólida. Esto equivale básicamente a empacar
densamente un conjunto de conductores rectangulares
que se tocan entre sí. En el interior de la placa se arremolinan
corrientes que siguen las trayectorias mostradas
en la figura. Estas corrientes, llamadas corrientes
parásitas (o corrientes de Foucault), pueden ser muy
grandes por la baja resistencia de la placa. Por consiguiente,
una placa metálica que es penetrada por un
flujo de ca puede calentarse mucho. Aeste respecto, es
necesario tener un especial cuidado en transformadores
para que los flujos de escape vagabundos no sobrecalienten
secciones de los tanques contenedores.
Se da por hecho que el flujo F de las figuras 2.37 y
2.38 se está incrementando. Como resultado, debido a
la ley de Lenz, las corrientes parásitas fluyen de tal
modo que se oponen al flujo creciente.
2.29 Corrientes parásitas en un
núcleo de hierro estacionario
El problema de corrientes parásitas llega a ser particularmente
importante cuando el hierro tiene que
transportar un flujo de ca. Éste es el caso en todos los
motores y transformadores de ca. La figura 2.39a
muestra una bobina que conduce una corriente de ca
que produce un flujo de ca en un núcleo de hierro
sólido. Las corrientes parásitas se forman como se
muestra y fluyen a todo lo largo del núcleo. Un núcleo
grande podría calentarse al rojo vivo (incluso a una
frecuencia de 60 Hz) a causa de estas pérdidas por
corrientes parásitas.
Podemos reducir las pérdidas dividiendo el núcleo
en dos a lo largo, teniendo cuidado de aislar las dos
secciones entre sí (Fig. 2.39b). El voltaje inducido en
cada sección es la mitad de lo que era antes, lo que da
como resultado una reducción considerable de las corrientes
parásitas y de las pérdidas correspondientes.
Si continuamos subdividiendo el núcleo, las pérdidas
disminuirán gradualmente. En la práctica, el núcleo
se compone de laminaciones apiladas, por lo general de
una fracción de milímetro de espesor. Además, se agrega
una pequeña cantidad de silicio al acero para incrementar
su resistividad, con lo cual se reducen aún más
las pérdidas (Fig. 2.39c).
Por ello, los núcleos de motores y generadores de ca
siempre son laminados. Una delgada capa de aislante
cubre cada laminación para impedir el contacto eléctrico
entre ellas. Las laminaciones apiladas se mantienen
firmemente en su lugar mediante tornillos y piezas extremas
apropiadas. En un núcleo de hierro dado, las
pérdidas por corrientes parásitas disminuyen en proporción
al cuadrado del número de laminaciones.
2.30 Pérdidas por corrientes
parásitas en un núcleo rotatorio
El campo estacionario en motores y generadores de
corriente directa produce un flujo de cd constante, el
cual induce corrientes parásitas en la armadura rotatoria.
Para entender cómo se inducen, considere un núcleo
de hierro cilíndrico sólido que gira entre los polos
de un imán (Fig. 2.40a). Al girar, el núcleo corta las líneas
del flujo y, de acuerdo con la ley de Faraday, se
induce un voltaje en toda su longitud que tiene las polaridades
mostradas en la figura. Debido a este voltaje,
grandes corrientes parásitas fluyen en el núcleo
porque su resistencia es muy baja (Fig. 2.40b). Estas
corrientes parásitas producen grandes pérdidas I 2R,
las cuales de inmediato se convierten en calor. La pérdida
de potencia es proporcional al cuadrado de la velocidad
y al cuadrado de la densidad de flujo.
Para reducir las pérdidas por corrientes parásitas,
laminamos la armadura con delgadas laminaciones
circulares aisladas. Las laminaciones se apilan firmemente
con el lado plano paralelo a las líneas de flujo
(Fig. 2.41).
}
 Un transformador real tiene pérdidas de energía en forma de calor en la
conversión de la corriente, por tanto la potencia absorbida o del primario no es la
misma
que la potencia transmitida o del secundario. Estas pérdidas internas se clasifican
en:
Pérdidas del hierro (PFe): Estas pérdidas son constantes e independientes de la carga
aplicada. Para cuantificar estas pérdidas se realiza el “ensayo de vacío”, que consiste
en
medir cuánta potencia consume un transformador sin carga o en vacío al aplicarle la
tensión nominal. Se llaman pérdidas de vacío (PFe=Po). Este ensayo nos sirve también
para medir la relación de transformación. Las pérdidas de vacío se deben a:

- Histéresis del hierro: Al aplicar un flujo magnético alterno al hierro, éste tiene que
imanarse y desimanarse periódicamente (a la frecuencia de la red eléctrica), forzando
a
los átomos a reorientar su campo magnético continuamente. Esto hace que fricciones
los
átomos entre sí provocando un calentamiento en el núcleo de hierro por histéresis.

- Corrientes de Foucault: Al variar el flujo magnético dentro del núcleo de hierro, se


crea una fuerza electromotriz que provoca el desplazamiento de electrones dentro del
hierro. Estas corrientes internas se denominan corrientes de Foucault, y provoca que
el
hierro se caliente por efecto Joule. Para limitar este efecto, en vez de fabricar los
núcleos
con hierro macizo, se fabrican apilando chapas de hierro intercaladas con un
dieléctrico.
Pérdidas del cobre (PCu): Para cuantificar estas pérdidas se realiza el “ensayo de
cortocircuito”, que consiste en cortocircuitar el secundario del transformador y aplicarle
progresivamente una tensión creciente hasta que en el secundario circule la corriente
nominal, y entonces medimos la potencia consumida a la que llamamos pérdidas de
cortocircuito (PCC), que son variables y dependen del índice de carga, por tanto
Cu CC P C P 2 . Las pérdidas en el cobre se deben a:

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