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El resumen es la exposición que sintetiza la información esencial de un texto oral o escrito. Se hace
hincapié en lo esencial, evitando caer en lo accesorio. Básicamente, se presentan dos casos en los
que es necesario acudir al resumen: resumir una charla o conferencia y resumir un texto escrito,
que puede ser un libro o un artículo. Veamos en seguida estos dos casos:
Para hacer un buen resumen, el primer requisito es tomar notas, no trabajar de memoria. Por eso
es importante saber escuchar para después poder trasladar en un esquema al cuaderno de notas.
Naturalmente, al iniciar el trabajo de resumen se está con nuestra memoria y con nuestras cuartillas;
es decir, con nuestras notas. Entonces hay que buscar lo esencial para resaltarlo en su debido lugar,
acatando los siguientes consejos:
a) NO GENERALIZAR NUNCA: “Fulano de tal habló acerva de la influencia del átomo en la vida
moderna”, sin decir en qué consiste esa influencia. Por ello:
b) NO PLANTEAR UNA INTERROGANTE SIN RESOLVER. En lugar de “fulano disertó acera del tal o
cual cosa”, decir lo que el fulano afirmó acerca del tema en cuestión.
c) NO ADJETIVAR NI ENCOMIAR. No caer en las muletillas de “la profunda disertación” o “la
inspirada conferencia”. Si las palabras del conferenciante fueron “profundas”, “inspiradas”,
“agudas”, “mordaces”, etc., esto lo debe ver el lector a través de nuestro resumen, sin necesidad
de que nosotros le digamos.
d) IR AL GRANO. Es decir, evitar innecesarias ambientaciones que por lo general pecan de triviales,
tales como: “Ayer en el Salón de Grados de la FECH, ante la presencia del Sr. Rector, Decano,
profesores y alumnos, fulano de tal disertó…”. Esto es lo que menos interesa.
e) CAPTAR DESE EL COMIENZO LA ATENCIÓN DEL LECTOR. Esto se consigue abordando la idea
principal y sobre esa base se va expresando las ideas complementarias. El arte del resumen
consiste en la habilidad de captar las ideas esenciales, el núcleo del discurso.
f) SEGÚN LOS CASOS, RESALTAR TAMBIÉN LAS CIRCUNSTANCIAS QUE RODEAN LA CONFERENCIA.
Esto en caso de que el conferenciante sea una personalidad conocida, una eminencia, sobre el
cual recae el interés del lector, no solo sobre lo que dijo: “Había en la sala una gran
expectativa…”, “En la conferencia estuvieron presentes…” En estos casos manda el interés
centrado en el propio suceso. Entonces se empieza describiendo lo que primero llamó la atención
del público: “Desde las primeras horas una muchedumbre esperaba ansioso…”.
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B. RESUMEN DE UN LIBRO
a) Averiguar cuáles son los capítulos más importantes y tomar nota sobre los conceptos
fundamentales y subrayarlos (naturalmente, si el libro es propio, y sabiendo utilizar la técnica
del subrayado y sumillado).
b) Resumir lo más interesante para atraer la atención del lector siguiendo un sistema
descendente, dejando para el final las cosas de menor interés.
c) El orden del resumen debe reflejar lo que significa el libro en cuestión, su valor, su novedad,
las ideas originales que aporta, dando respuesta a las seis preguntas claves: ¿qué?, ¿quién?,
¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿por qué?
El libro suele ser más denso que la disertación oral; está más lleno de ideas y datos interesantes.
Además, el libro lo tenemos a la mano y podemos consultarla cuantas veces que queramos. Por otro
lado, el resumen del libro depende del tiempo que dispongamos para ello. Si tememos tiempo
suficiente, debemos tener un cuaderno de notas en el que vamos anotando las ideas fundamentales
y las páginas correspondientes. Aquí se combinan las técnicas del resumen: subrayados, sumillados
o notas al margen, y fichas.
1° Decir al lector lo que significa el libro, su valor, novedad, las ideas originales que aporta. No es
preciso seguir el orden del autor; más efectivo es seguir el orden del interés: de lo más
importante a lo menos importante (sistema descendente).
2° Aplicar la técnica de la información periodística, no olvidar las seis preguntas claves: qué, quién,
cómo, cuándo, dónde y por qué.
Qué es lo más importante puesto que nos lleva directamente al tema o asunto del libro o la
conferencia.
Cuándo y dónde, indagan por la fecha y el lugar de la disertación o la publicación del libro.
Por qué, indaga por la causa o elemento fundamental que da razón de lo que ha pasado.
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Capital cultural (sociología)
De Wikipedia, la enciclopedia libre
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Este artículo trata sobre el término sociológico. Para el título dado por la Unión Europea,
véase Capital Europea de la Cultura.
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El concepto sociológico de capital fue acuñado y popularizado por Pierre Bourdieu, quien
lo define como la acumulación de cultura propia de una clase, que heredada o adquirida
mediante la socialización, tiene mayor peso en el mercado simbólico cultural, entre más
alta es la clase social de su portador. El término fue empleado por primera vez en el libro
"La Reproducción", de Pierre Bourdieu y Jean-Claude Passeron, publicado en 1973. El
concepto también es multifacético y sirve para muchos propósitos de factores analíticos. Se
trata de un tema muy discutido que se utiliza en diferentes vías de investigación empírica,
ya que puede abarcar muchos ámbitos sociológicos.
En el capítulo Las Formas de Capital1 del libro Poder, Derecho y Clases Sociales (1983),
Bourdieu distingue tres principales formas de capital:
Capital económico: es tener cierto control sobre recursos económicos. Este tipo de
capital es convertible en dinero, y es una fuente esencial del poder político y la
hegemonía2 .
Capital social: son recursos por lo regular intangibles basados en pertenencia a
grupos, relaciones, redes de influencia y colaboración. Bourdieu describe el capital
social como "un capital de obligaciones y relaciones sociales”.
Capital cultural: son las formas de conocimiento, educación, habilidades, y
ventajas que tiene una persona y que le dan un estatus más alto dentro de la
sociedad. En principio, son los padres quienes proveen al niño de cierto capital
cultural, transmitiéndole actitudes y conocimiento necesarios para desarrollarse en
el sistema educativo actual. Es lo que diferencia a una sociedad de otras, en ella se
encuentran las características que comparte los miembros de dicha sociedad,
tradiciones, formas de gobierno, distintas religiones, etc. Y el cual se adquiere y se
refleja en el seno familiar y se refuerza en las escuelas y situaciones de vida diaria.
Más adelante, Bourdieu añade a la lista el capital simbólico, que consiste en una serie de
propiedades intangibles inherentes al sujeto que únicamente pueden existir en medida que
sean reconocidas por los demás. Éste solo se puede logra reunir después de la adquisición
de los otros capitales. Es el prestigio acumulado o poder adquirido por medio del
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reconocimiento de los agentes del campo. La combinación entre los distintos tipos de
capital es lo que caracteriza la estructura o composición. Todas ellos son transformables en
otros tipos de capital.
Índice
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Dado que el capital cultural es algo que se va adquiriendo, está íntimamente ligado con los
procesos cognitivos y educativos. Durante la década de 1970, Bourdieu exploró el impacto
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del capital cultural y llegó a la conclusión de que, por lo regular, los padres de niveles
socioeconómicos más altos proveen a sus hijos de ciertas habilidades y actitudes que les
permiten acercarse a las instituciones educativas con mayor familiaridad y comodidad, ya
que estas se encuentran dentro de su habitus; estos niños serán, por lo tanto, más proclives a
ser exitosos académicamente. El capital cultural muchas veces se manifiesta a través de los
intereses y el consumo cultural del individuo. (Hampden-Thompson, 2012)
Por el contrario, los niños que crecen en ambientes violentos y/o pobres suelen presentar un
déficit de capital cultural; esto está estrechamente relacionado con el hecho de que las
necesidades de tipo económico exigen que los niños abandonen la escuela a edades muy
tempranas para ponerse a trabajar. El desarrollo de sus capacidades de interacción social
también se ve minado: las calles representan un espacio peligroso, obligándolos a pasar la
mayor parte del tiempo dentro de casa, y la socialización es uno de los factores que
incrementan el capital cultural de una persona. El capital social y el capital cultural se
enriquecen entre sí. (Hernández, Grineski, 2013)
La mayor parte de las propiedades del capital cultural puede deducirse del hecho de que en
su estado fundamental se encuentra ligado al cuerpo y supone la incorporación. La
acumulación del capital cultural exige una incorporación que, en la medida en que supone
un trabajo de inculcación y de asimilación, consume tiempo, tiempo que tiene que ser
invertido personalmente por el “inversionista” (al igual que el bronceado, no puede
realizarse por poder): El trabajo personal, el trabajo de adquisición, es un trabajo del
“sujeto” sobre sí mismo (se habla de cultivarse). El capital cultural es un tener
transformador en ser, una propiedad hecha cuerpo que se convierte en una parte integrante
de la “persona”, un hábito.3
Existe también una tercera dimensión conocida como “Alquimia social”, la que legitima las
formas adquiridas, es decir, el capital simbólico. Este eje se muestra como la fuera que los
poseedores del capital ejercen para hacer valer sus derechos. Se mueve entre los polos del
“Poder” y la “Dominación”. Es “la imposición de la propia voluntad por el recurso de la
fuerza o el recurso de la legitimidad”.4
Críticas al concepto[editar]
El concepto de capital cultural en Bourdieu no está claramente definido a pesar de haberse
llevado a la práctica de formas variadas (Sullivan, 2002). Los investigadores han aplicado
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el concepto de diferentes formas lo que, en un plano empírico, ha ocasionado que las
conclusiones de las indagaciones y experimentos sobre el efecto del capital cultural en la
educación han sido variadas.
A todo esto el propio sociólogo francés apuntala: “… ellos no critican mi análisis, pero una
representación simplificada, sino dañaba, de mi análisis. Eso es por que aplican
invariablemente las mismas formas de pensamiento, distinción y oposiciones que mi
análisis busca destruir y superar”.5
Notas[editar]
1. Volver arriba ↑ Bourdieu, Pierre (1983). Poder, Derecho y Clases Sociales. Desclée.
pp. 131-164. ISBN 978-8433014955.
2. Volver arriba ↑ Bourdieu, Pierre (1997). Capital Cultural, Escuela y Espacio Social. Siglo
XXI Editores. ISBN 978-6070302909.
3. Volver arriba ↑ Bourdieu, Pierre. Los tres estado del capital cultural en Sociológica. UAM.
pp. 2-3.
4. Volver arriba ↑ Martínez, José. Las clases sociales y el capital en Pierre Bourdieu: Un
intento de aclaración. Universidad de Salamanca. pp. 9-10.
5. Volver arriba ↑ Bourdieu, Pierre (1990). In Other Words. Polity Press Cambridge. ISBN
9780804717250.
Bibliografía[editar]
Sullivan, A. 2002. ‘Bourdieu and Education: How Useful is Bourdieu’s Theory for
Researchers?’ Netherlands Journal of Social Sciences.
Hampden-Thompson, Gillian; Jun Xu (Febrero 2012). «Cultural Reproduction,
Cultural Mobility, Cultural Resources, or Trivial Effect? A Comparative Approach
to Cultural Capital and Educational Performance». Comparative Education Review
56 (1): pp. 98-124.
Giménez, Gilberto (1997). «La Sociología de Pierre Bourdieu». Instituto de
Investigación Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México.
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Hernández, Alma; Sara Grineski (Mayo 2012). «Disrupted by violence: children's
well-being and families' economic, social, and cultural capital in Ciudad Juarez,
Mexico». Revista Panamericana De Salud Pública 5: pp. 373-379.
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