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CICLO DE VIDA MÁS COMÚN DEL CIUDADANO MEDIO:

Cada etapa está bien diferenciada por una serie de sucesos y decisiones que se dan
frecuentemente en la vida de cualquier persona. Estas fases sólo constituyen un ejemplo
base en el que apoyarse para el curso, somos conscientes de las realidades cada vez más
diversas de la sociedad, por lo que cada uno podrá hacer los ajustes que considere
oportuno para ajustarse más a su propia realidad.

La primera fase: Niñez, adolescencia y primeros años de juventud. Formación

Esta primera fase se caracteriza por la consumición de recursos de la familia, estos serán
empleados en la formación del individuo, pudiendo éste llegar a conseguir algún tipo de
empleo a tiempo parcial y de baja remuneración que ayude a proporcionar recursos a la
familia o a costear parte de la propia formación y ocio.

La segunda fase: Juventud y edad adulta. Fase principal de la vida

Esta fase es la más importante desde el punto de vista financiero y la más crítica. Las
decisiones que se tomen tendrán un gran impacto en el presente y futuro. Se caracteriza
principalmente por la consecución del primer empleo y sus posteriores promociones o
mejoras en el puesto y/o al cambio a otros puestos de trabajo con mayores
responsabilidades y remuneraciones debido a la adquisición de experiencia y formación
entre otras. A la vez, en esta fase, se encontrará con importantes gastos como: Formar una
familia, la compra de una vivienda o el alquiler de ésta, la compra de un vehículo, la primera
fase de los hijos, los seguros etc… Esta fase es tan crítica por que nos encontramos
normalmente en una posición de fuertes cargas deudoras y con un patrimonio inexistente o
pequeño y en formación (suele ser el propio inmueble que se ha comprado) en el mejor de
los casos. Unido a que el ciudadano medio no contará con una diversificación de fuentes
ingresos con lo que ello conlleva.

La tercera fase: Edad adulta avanzada. Segunda juventud

Normalmente en esta fase nuestra carga deudora se habrá reducido drásticamente o será
nula. Los hijos habrán entrado en su segunda fase y nos encontraremos en la fase final de
nuestra etapa laboral disfrutando de las mejores condiciones laborales y de remuneración
hasta el momento. Habremos formado un reducido o modesto patrimonio y nuestra
capacidad de ahorro se habrá disparado. Suele ser una fase acomodada en la que ese
ciudadano medio empieza a pensar en su jubilación y empieza a mostrar interés por
formarse financieramente para ver en qué y cómo invertir para su jubilación.

La cuarta fase: Vejez. Descanso y despedida

El individuo estará jubilado y disfrutará de sus últimos años de la mejor manera posible,
aunque habrá que tener en cuenta los gastos relacionados con la salud. En esta fase, si no
se han hecho los deberes durante las anteriores, se podría llegar a ver en una situación
precaria ya que si solo se cuenta con ingresos provenientes de la jubilación proporcionada
por el Estado (hay un capítulo dedicado en exclusiva a hablar de ello) el anciano tendría una
dependencia total de ese ingreso. Mientras que si ha ido formando un patrimonio, podrá ir
liquidándolo para obtener rentas ligadas a él.

RENTA SALARIAL Y PATRIMONIAL SEGÚN EL CICLO VITAL

Según el uso más o menos intensivo que le de una persona a su renta salarial, unido a su
posición patrimonial, podremos saber cómo de saludable es su situación financiera. Una
salud débil indicaría problemas a la hora de tener que hacer frente a adversidades
financieras y una salud fuerte, lo contrario.

Cómo se gestione la segunda fase en cuanto a creación de patrimonio, gestión de la renta


salarial y de la deuda será determinante. Como ya se indicó anteriormente, suele ser en
esta etapa cuando se pide una hipoteca para comprar una vivienda, siendo ese instante el
que el individuo está más expuesto financieramente hablando puesto que su columna de
pasivos (deudas) es muy grande si la comparamos con su patrimonio además de tener una
total dependencia del trabajo como fuente principal de ingresos. Si perdiéramos este o nos
viésemos obligados a tener que acceder a otro puesto de trabajo peor remunerado, nos
veríamos en una situación complicada. Será de vital importancia el adquirir los
conocimientos necesarios para poder gestionar con sensatez las finanzas personales y así
eliminar gastos superfluos, préstamos al consumo, afrontar la compra de la vivienda y del
vehículo de acuerdo a nuestras necesidades y capacidades, para poder empezar a formar
un patrimonio mediante el ahorro e inversión sistemático de una parte de nuestras rentas
salariales que en un futuro nos permitirán alcanzar esa seguridad económica. La seguridad
económica o independencia financiera significa que podremos disponer de rentas no ligadas
al trabajo (pasivas) que nos proporcionarán la libertad suficiente para poder abandonar el
trabajo actual por uno que realmente nos guste y nos llene, tener poder negociador en el
puesto actual ya que no tememos que nos puedan echar, trabajar a tiempo parcial o incluso
abandonar el trabajo si las rentas procedentes del patrimonio cubren los gastos del estilo de
vida que queremos llevar. Al final esto significa que ya no tendríamos que intercambiar
nuestro tiempo por dinero, pudiendo invertir este en las cosas que más nos satisfagan a
nivel personal: Pasar más tiempo con la familia, adquirir nuevos conocimientos y
habilidades (o enseñarlos a otros), nuevas aficiones o algunas ya existentes, deporte, viajar,
ayudar a los demás y un largo etc… que dependerá de cada persona. ¿Pero es esto
posible? ¿No es muy bonito para ser cierto? Claro que es posible como veremos a lo largo
del curso. La incultura financiera es el principal escollo a superar…

UNA IDEA DESVIRTUADA DE LA SEGURIDAD.

SEGURIDAD LABORAL FRENTE A ESTABILIDAD LABORAL.

Seguridad laboral—> La facilidad para que un individuo acabe encontrando un puesto de


trabajo ligado a su especialización.
Estabilidad laboral—> Se refiere a la permanencia, prácticamente de por vida, a un puesto
de trabajo siempre y cuando esa persona no decida irse a otro que considere más atractivo.

Es importante no confundir la seguridad y estabilidad laboral con la económica, esta última


se refiere a la certidumbre de obtener rentas pasivas procedentes del patrimonio acumulado
que cubran los gastos de nuestra forma de vida.

UNA SATISFACCIÓN MÁS PLENA: HACIA LA SEGURIDAD ECONÓMICA.

Partiendo siempre de la base de que un individuo, una vez cubiertas sus necesidades más
básicas va ascendiendo en la búsqueda de mayor autorrealización y que la falta de recursos
económicos puede ser un obstáculo importante para la consecución de ese objetivo.

La hoja de ruta normal de un individuo frente a su seguridad económica quedaría de la


siguiente forma:

Cubrir los gastos y deudas del mes a mes sin ir con el “agua al cuello”.

Un escalón por encima del anterior sería la formación de un “fondo de emergencia” que nos
permitiese salir airosos de prácticamente cualquier contratiempo: Como la pérdida del
puesto de trabajo y poder cubrir los gastos hasta encontrar uno nuevo, la reparación del
vehículo, hacer frente a unas obras en el hogar o cualquier gasto sobrevenido.

Por último en el escalón superior nos encontramos el máximo nivel de la seguridad


económica, la independencia financiera la cual como hemos dicho anteriormente nos
permite cubrir los gastos de nuestro día a día sin depender de la rentas generadas por el
trabajo, proporcionándonos la verdadera libertad de acción y decisión en nuestras vidas.
Mediante el conocimiento y una buena gestión del capital, es posible llegar a este estado
antes de la edad de jubilación marcada por el Estado. Si por unas causas u otras este
proceso no se pudiese llevar a cabo en unas buenas condiciones a lo mejor no llegaremos a
esa ansiada independencia financiera total, pero esas rentas pasivas serán un
complemento extraordinario que aportarán mucha seguridad y calidad de vida.

Para poder ir cubriendo todas estas etapas es primordial tener cultura financiera, la cual nos
permitirá gestionar nuestros recursos de tal manera que nos permita ir formando un
patrimonio que nos permitirá alcanzar todo lo mencionado anteriormente. Adquirir estos
conocimientos requiere algo de interés y de dedicación pero no es más difícil que cualquiera
de los conocimientos por los que nos esforzamos en aprender en nuestra juventud con la
ventaja de que sabemos de antemano que nos va a ser de una utilidad extrema. Por otro
lado, el obviar estos conocimientos o considerar que son difíciles de adquirir y que no son
para nosotros, se traducirá en miedo, incapacidad e ineptitud para poder tomar decisiones
en este ámbito del cual ya hemos visto que no podemos “escapar”, porque es inherente
nuestra forma de vida en sociedad, y que sus consecuencias son de gran magnitud.

Dentro de la cultura financiera también es muy importante el aspecto psicológico


(trataremos este tema durante el curso). Las políticas económicas también tienen un efecto
importante tanto a nivel estatal como a nivel particular y de empresa, pero no son el objetivo
de este curso básico por lo que no ahondaremos en ellas a excepción de la jubilación y
Estado del Bienestar.

EN CUANTO AL PERFIL TRABAJADOR

En España hay una mentalidad predominante (por lo menos hasta nuestros días) de
trabajar por cuenta ajena en busca de “estabilidad laboral”, alentando muchas veces a los
jóvenes a formarse en algo por lo que no muestran prácticamente ningún interés para
después terminar buscando un trabajo que no les agrada. No tengo absolutamente nada en
contra de esta forma de pensar y de actuar, tampoco soy tan ingenuo de pensar que todo el
mundo puede estar en su trabajo soñado. Pero si se elige esta opción que sea por que
hemos sopesado las otras posibilidades como trabajador por cuenta propia y empresario y
una vez comprendidas hemos llegado a la conclusión de que no encajan con nosotros. Sin
entrar en lo fácil o difícil que es crear y montar una empresa en nuestro país lo que es una
realidad es que en general en las escuelas apenas de enseña sobre ello y es una pena ya
que es uno de los elementos principales de creación de riqueza en una sociedad. De esta
forma se desaprovecha muchas veces el talento y el ingenio de una parte de la sociedad
que dispone de se perfil empresarial, obteniendo como resultado individuos descontentos y
frustrados (por no conocer esta vía que encaja con ellos) y una sociedad potencialmente
menos rica en cuanto a productos y/o servicios que no disfrutará.

Tambíen es importante tener claro que no tenemos por que estar encasillados en un tipo de
trabajo en todas las fases de nuestra vida, se puede cambiar o estar en varias a la vez. Es
más la cultura financiera como bien habremos deducido por todo lo expuesto hasta ahora
aboga por diversificar las fuentes de ingresos de una persona para así reducir el riesgo y
dependencia. Por lo tanto la combinación de cualquiera de los tipos de trabajo junto con el
de inversor (que veremos en detalle) es la forma más sencilla y “para todos los público” de
obtener esa diversificación y seguridad económica.

LA FALTA DE PLANIFICACIÓN AHOGA LA INDEPENDENCIA

La planificación del presupuesto familiar o individual equivaldría a la letra A dentro del


abecedario financiero. Esta planificación es algo realmente sencillo y sorprende que muchas
gente no lo haga. Para ello podemos tomar ejemplo de las empresas y crear un
presupuesto, una cuenta de pérdidas y ganancias y un balance.

Habría que explicar en detalle cómo hacerlo (en este doc. No lo hace) además de
proporcionar un Excel (Alex tiene un modelo propio), recomendar algunas Apps o
simplemente con papel y boli.

Lo que sucede muchas veces es que al no llevar ningún tipo de planificación financiera
tendemos a gastar todo, o prácticamente todo, nuestro salario y si sobra algo lo destinamos
al ahorro. Si usted hace esto, no tiene una buena planificación. Si nos apoyamos en la
metáfora de la “carrera de la rata” de Kiyosaki quizás nos veamos más representados de lo
que nos gustaría. Esta metáfora dice así: Desde pequeños se nos educa en que tenemos
que estudiar duro para después poder encontrar un buen trabajo que nos permitirá comprar
una buena casa, un buen coche etc… Deberemos seguir trabajando muy duro para poder
ascender o encontrar un puesto más remunerado que nos permita comprarnos una casa
mejor, un coche mejor, pagar una educación de primer nivel a nuestros hijos, un móvil y
televisión último modelo, unas vacaciones extraordinarias… No hay ningún problema en
querer desear todo esto. El problema viene cuando todo ello se compra con la totalidad de
nuestro salario y además, la mayoría de las veces, con deuda. Cuando se vive por encima
de nuestras posibilidades y recurriendo a la deuda para el consumo, uno acaba metido en
una espiral de la que es difícil salir si no bajamos el nivel de vida y cuyo resultado final
puede acabar siendo la ruina. Si vivimos justo en nuestras posibilidades, gastando todo el
dinero que ganamos con nuestro trabajo, no podremos hacer frente a ningún tipo de
contratiempo y siempre estaremos en una situación de mucho riesgo debido a la
dependencia total de esos ingresos, si los perdemos, estaremos en serios problemas. Lo
que tenemos que eliminar de nuestra cabeza es la ecuación de a mayores ingresos
mayores gastos. Derrochar el dinero en cosas que no necesitamos, ni realmente queremos,
solo por el mero hecho de mejorar nuestro “estatus” a costa de no construir un patrimonio
que nos abra la puerta a la independencia financiera, puede ser uno de los errores más
grave, más extendido y más aceptado por la sociedad como el camino estándar a seguir
para alcanzar el que desde mi punto de vista es el mal entendido “éxito”.

PENSIONES

Mucho se habla en nuestros días de la viabilidad del sistema de pensiones actual en


España. Lo primero de todo hay que entender ¿Qué es, cómo funciona, qué resultados ha
obtenido en el pasado y que podemos esperar de él en el futuro, por qué utilizamos este
sistema y que alternativas hay? No voy a entrar a valorar el sistema en sí, eso se lo dejo a
ustedes.

Tratar este tema con el documento de Una Sociedad de Propietarios y el libro De Gregorio,
tambíen buscar en internet material y sobre todo datos, estadísticas y gráficos en los que
apoyarse. Siguiendo la línea del curso intentar ser lo más objetivo posible sin entrar a
valorar sino describir lo más fiel y objetivamente la realidad.

LA SOCIEDAD DE PROPIETARIOS

Uno de los conceptos clave que trata de enseñar este curso es que todos (no solo las
personas de clase media-alta y alta) podemos formar un patrimonio en activos reales. Lo
iremos formando poco a poco, invirtiendo una parte de nuestros ingresos de forma sensata
y aprovechando el poder de la capitalización compuesta (se describe detalladamente más
adelante) iremos obteniendo cada vez más y más porcentaje de nuestros ingresos
procedentes de la renta del patrimonio en detrimento de la renta salarial, con todas las
ventajas que ello conlleva.

Para poder llevar a cabo lo mencionado en el párrafo anterior, es necesario que los
individuos se encuentren dentro de un “marco social” que lo permita. Prácticamente en casi
todos los Estados y sociedades modernas y avanzadas es posible ya que comparten las
siguientes características: La coordinación social mediante el respeto al Estado de Derecho,
el libre mercado, el respeto a la propiedad privada, y la especialización y división del trabajo.

CÓMO FUNCIONA EL CAPITALISMO.

COPIADO LITERAL OJO CAMBIAR


——Veamos quiénes intervienen en el proceso de creación capitalista. Como productores,
los individuos tienen una capacitación laboral, sea como trabajadores técnicos, como
inventores o como emprendedores.

Los técnicos, entendiendo técnico de manera amplia (pueden ser trabajos de bata blanca
también). Las más de las veces, el trabajo que estos incorporan directamente a una unidad
producida (por ejemplo, un coche) se realiza mucho tiempo antes de efectivamente esa
unidad sea consumida por el usuario final.

Lo mismo puede decirse del inventor, pero, sí cabe, amplificado aún más. El inventor es
capaz de realizar aportaciones tecnológicas esenciales para la humanidad a través de su
investigación.

Los trabajadores normales y los investigadores o inventores se enfrentan a un grave


problema: necesitan una renta con la que sobrevivir durante el tiempo en que están
trabajando. No han hecho efectiva ninguna creación aún, lo que es mucho más acuciante
en el inventor, pero precisan de rentas para vivir.

El empresario o emprendedor es un sujeto intrépido y visionario que sabe perfectamente


cómo conseguir beneficios dentro de una organización empresarial. Tiene grandes ideas de
negocio, pero carece de los recursos necesarios para llevar a buen puerto su empresa. No
tiene los activos necesarios (patrimonio) para lanzar el proyecto empresarial.

Así, contamos con trabajadores, inventores o empresarios que podrían trabajar entre sí en
pos de un bonito proyecto empresarial. Sólo les falta una cosa. El capital necesario. De esta
manera, aparece en escena el capitalista o rentista. El capitalista es aquella persona que ya
ha acumulado una cierta riqueza y que no desea atesorarla o consumirla, sino utilizarla para
producir aún más riqueza. Este capital se pone, por lo tanto, al servicio de aquellos grupos
profesionales que precisan de rentas para producir y de aquellos otros que necesitan de
riqueza para la creación de proyectos empresariales.

Los bancos, los accionistas, las sociedades de inversión, las empresas de capital-riesgo, el
ahorro particular (principalmente, gente de mediana edad y anciana) son algunas de las
herramientas que en la actualidad van en socorro de nuevos proyectos tecnológicos y
empresariales que no tendrían cabida de otra manera. El ahorro y la acumulación de capital
de los agentes mencionados antes se ponen a disposición de los grupos profesionales que
demandan rentas y riqueza para que la rueda de la producción no cese. Ambos colectivos,
financistas y productores, están condenados a entenderse.

Los trabajadores y los inventores consumen renta hoy (la que necesitan para sobrevivir)
para generar riqueza mañana. El empresario, por su parte, es capaz de transformar riqueza
(medios de producción) en renta (beneficios). El capitalista proporciona al empresario el
capital que éste necesita para comenzar el negocio. El emprendedor transforma el capital
en renta y con esta renta contrata al inventor y a los trabajadores para que la transformen
en riqueza y paguen con ello al capitalista. Dicho en otras palabras, el empresario obtiene el
capital necesario para comenzar el negocio y mediante los beneficios presentes y futuros
financia el gasto en I+D.

La asociación del capitalista, el empresario y el inventor, esto es, de la voluntad, el talento y


el cerebro, da lugar a un progreso imparable que beneficia a toda la sociedad.

En suma, el ahorro, la inversión en activos financieros (o de otra naturaleza) no sólo


contribuyen directamente al beneficio personal y a alcanzar independencia financiera
aliviándonos de estrecheces financieras. Contribuyen a la vasta creación capitalista, desde
el punto de vista de la producción de bienes y servicios y del crecimiento en los beneficios
empresariales; y a la puesta en marcha de proyectos en los que personalmente nos
podamos embarcar.

En las sociedades avanzadas actuales, por tanto, los individuos se benefician del
capitalismo como consumidores (gran oferta de productos cada vez más complejos, útiles e
innovadores y relativamente más baratos con relación al salario), como trabajadores
(especialmente notable se da este fenómeno en las personas emigrantes de los pueblos a
las ciudades o de países menos desarrollados a otros más avanzados).

El ahorrador particular compatibiliza la mayoría de las veces dicha función con la productiva,
contribuyendo en consecuencia al desarrollo económico, así como a su propio bienestar,
tanto en la faceta de productor que demanda recursos económicos (cualquier que sea su
tipo de profesión) para actuar, como en su faceta de propietario.

Pero la realidad con la que nos topamos es que los beneficios del capitalismo aún no han
sido explotados en toda su extensión por la población por la vía de la participación en las
ganancias empresariales.———-

CULTURA FINANCIERA UNA ACTITUD SABIA

Como ya hemos dicho muchas veces, adquirir cultura financiera no hace más libres al
reducir nuestra dependencia de agentes y factores externos. Conociendo y dominando
como funcionan cada una de las partes del círculo virtuoso: Ingresos, ahorro, inversión,
formación de patrimonio y rentas procedentes de este patrimonio.

Para ello hay que tener una actitud adecuada. Tenemos que ser críticos y realistas con las
metas y objetivos que buscamos y tomar las acciones adecuadas para conseguirlo o
acercarnos lo máximo posible.
Dependencia de nuestro trabajo, del Estado, de los gastos recurrentes. La gestión de
nuestros recursos en la compra de bienes de consumo, patrimoniales o ahorro e inversión.
—> Analizando esto tenemos primera imagen de nuestra salud financiera.

UNA MENTALIDAD APROPIADA

La mentalidad dominante hacia este mundo es la del miedo. Miedo hacia lo desconocido o
miedo hacia una imagen distorsionada de lo que son las finanzas básicas. Este curso tiene
como objetivo eliminar ese miedo mediante conocimiento, pero al igual que cualquier tema
sobre el que queremos aprendemos, requiere una dosis de esfuerzo (alta o baja en función
de nuestros objetivos) y dedicación. Seguro que muchos de los que están leyendo estas
líneas consideran que el esfuerzo por aprender inglés merece la pena por la cantidad de
oportunidades que ofrece, pues la educación financiera lo mismo.

Me fascina el ímpetu y el tiempo empleado con el que la gente se forma durante muchos
años para especializarse en un tipo de trabajo y luego no emplea ni una fracción en
aprender a gestionar ese dinero que tanto esfuerzo le ha costado ganar y más aún el que se
está todo el día quejando de lo poco que le gusta su trabajo. Quiero pensar que es por
desconocimiento de que otra “realidad” es posible, pero para eso está este curso.

No podemos permitir que el miedo a la incertidumbre nos impida actuar. El mundo de las
finanzas (principalmente la inversión) no es una ciencia exacta, al igual que tampoco lo es la
vida misma. Pero, de la misma forma que en la vida hay una serie de conocimientos,
actitudes, hábitos y pautas de comportamiento que suelen llevar al éxito, con las finanzas
igual. No ser presas de esta parálisis una vez contamos con los conocimientos necesarios
es fundamental.

PLANIFICACIÓN DE LAS FINANZAS PERSONALES

Lo primero de todo es establecer unos objetivos claros y un horizonte temporal para


conseguirlo (primero deberás de saber en que activos se puede invertir, sus características
y que rentabilidades se puede esperar de ellos, todo esto se verá en los capítulos de
inversión). Por ejemplo: Tener una vivienda en propiedad a los 45 años, tener dinero
suficiente para poder emprender mi proyecto con 35 años, alcanzar la independencia
financiera con 50 años obteniendo unas rentas mensuales de 2000€. Todo esto son
ejemplos, lo que quiero que quede claro es que hay que establecer objetivos, y que
obviamente sean realistas. Una vez establecidos estos, lo siguiente será elaborar unos
presupuestos que permitan alcanzarlos. Con los presupuestos, determinaremos qué
porcentaje de nuestros ingresos van destinados a cada propósito. Pueden ser: Ahorro
(fondo de emergencia, inversión…) gastos fijos (comida, agua, luz, gas, internet, seguros,
impuestos…), alojamiento (alquiler, hipoteca…), formación (personal, hijos…), ocio,
transporte (vehículo propio, transporte público) y todas las partidas que queramos crear. Si
no se ha hecho nunca, al principio es difícil saber qué porcentaje destinar a cada propósito.
Lógicamente, para poder hacer esto es necesario llevar un control de los gastos que
hacemos. Hay muchas formas de hacerlo: Aplicaciones en el móvil creadas para ello,
apuntarlo en una hoja de Excel o con un simple cuaderno y un bolígrafo entre otras. Cuando
tengamos ya la información de varios meses, tendremos una primera idea general de cómo
es esta distribución del gasto. A partir de ella podremos ir haciendo los ajustes que
estimemos oportunos para así poder crear unos presupuestos realistas que nos permitan
alcanzar nuestros objetivos.

Ahora que ya tenemos un presupuesto es hora de echar un ojo a nuestros pasivos


(deudas). Existen varios tipos de deudas como: El préstamo hipotecario para la compra de
una vivienda, préstamo personal para la compra de un vehículo, préstamos al consumo…
Es importante eliminar la deuda relacionada al consumo, como puede ser pagar a crédito
con la tarjeta, o el típico crédito al instante que suelen anunciar en la televisión. Este tipo de
deuda suele llevar aparejado un tipo de interés muy elevado, bastante superior al que
ofrecen las inversiones sensatas, por lo tanto no tendrá sentido destinar una parte de
nuestros ingresos a la inversión mientras no hayamos cancelado totalmente este tipo de
deuda tan nociva. Esta deuda representa justamente el enfoque contrario al que se quiere
transmitir en este curso, la actitud cortoplacista de quiero algo y lo quiero ahora, aunque no
me lo pueda permitir. Este afán por el consumo, aunque no venga asociado a pedir deuda,
puede afectar a cualquier persona independientemente de su poder adquisitivo. Ya seas
repartidor a domicilio, cajero de un supermercado, técnico, ingeniero, piloto, médico o
empresario. Cuanto más ingresan, más gastan, confundiendo el “gastar como un rico” con
ser verdaderamente rico y siempre viviendo al límite de sus posibilidades o por encima. La
deuda no ligada a la productividad es la esclavitud del siglo XXI. El truco, como dice
Kiyosaki es hacer que “nuestro dinero trabaje para nosotros y no nosotros para el dinero”,
cuanto más dinero tenga trabajando para mí menos podré trabajar yo.

En el apartado del ahorro no es necesario un elevado porcentaje, como ya veremos en la


capitalización compuesta, tiene mucho más peso el tiempo que la cantidad, así que cuando
antes empecemos mucho mejor. El ahorro es el primer paso para poder alcanzar la
seguridad económica, eso significa que ahorrar de forma constante y periódica es
fundamental. Como es tan importante, lo que deberemos hacer cuando ingresemos la
nómina mensual es pagarnos a nosotros mismos lo primero, es decir, separar directamente
la cantidad que habíamos presupuestado para el ahorro. Esto suele ser al revés de lo que
hace mucha gente que ahorra lo que le ha sobrado al final del mes, no, para eso están los
presupuestos. Si te surge un imprevisto, para eso está el fondo de emergencia que te has
construido y si es tan grave que no te alcanza con él, utiliza tus ahorros y en última instancia
tus inversiones.

Hay que desarrollar el tema del ahorro explicando distintos métodos que ayuden a ello o lo
que se nos ocurra sobre el tema.

Por último, entraríamos en la parte más desconocida que es la inversión. Primeramente en


activos de alta liquidez y con un horizonte temporal a corto plazo para formar nuestro fondo
de emergencia y una vez formado, pasaríamos a la inversión con un horizonte temporal de
largo plazo con la idea de formar nuestro patrimonio.

Ahora abarcaríamos todo el tema de la inversión. Así como en los anteriores apartados este
documento ha sido muy útil, creo que para este hay mejores fuentes.
Temas a tratar: ¿Qué es la inversión, distintos activos, estudio de las características de
cada activo y su rendimiento histórico, como funcionan los mercados de esos activos y
como puede inversor particular invertir en ellos, la fiscalidad de las inversiones, aspectos
psicológicos de la inversión…?

Activos: Dinero, oro, inmuebles, renta fija, renta variables. Las correspondientes
subdivisiones de estos activos como: Letras del tesoro, bonos corporativos, inversión activa,
pasiva o semi pasiva y todo lo que da de sí el tema de la renta variable que es enorme.
Distintos vehículos de inversión: fondos, acciones, ETFs etc…. Análisis fundamental y
técnico.

Capitalización compuesta y ejemplos.

OJO COPIADO LITERALMENTE ——Las participaciones accionariales surgieron con el


propósito de permitir a los inversores participar en una empresa. La idea era atraer
importantes cantidades de financiación para un negocio al tiempo que se repartía el riesgo
de pérdida entre muchos. En compensación por arriesgar su dinero y estar expuesto a
soportar pérdidas en su caso, el inversor recibía su parte proporcional en la empresa,
representada en forma de acciones que le conferían el derecho a participar en las
ganancias. Desde que una empresa se inicia hasta que se consolida con éxito, atraviesa
diversas fases que deben ser financiadas conforme a su nivel de riesgo por los inversores
más adecuados para cada fase: inicialmente, por los propios emprendedores y sus familias
junto con los llamados ángeles 7 , más adelante, por sociedades de capital riesgo e
instituciones financieras especializadas, y, ya en su fase del crecimiento y madurez, una vez
consolidadas y si ese es su deseo, a través del gran público que acude a los mercados
oficiales. En otras palabras, los modelos de negocio han sido ya comprobados y la
selección de empresas cotizadas ofrece niveles de calidad y garantía importantes. Mucha
gente contempla las acciones como si fuesen cromos raros de colección o sacos de cereal.
Parecen creer que las acciones tienen valor por sí mismas y que se puede hacer dinero
negociando con ellas –comprándolas a bajo precio y vendiéndolas más caras– sin que se
haya alterado su naturaleza. En otras palabras, es creencia corriente en mucha gente la
idea de que la única forma de obtener un beneficio es vender las acciones a un tercero que
piense que ahora son más valiosas que cuando fueron compradas. Sin embargo, ¿tendría
mucho sentido invertir nuestro dinero en un bien cuya revalorización dependiese de que
alguien piense que ese “algo” tiene en el momento en que deseamos vender más valor que
cuando fue comprado pese a que su naturaleza física no haya cambiado? No demasiado.
Nos encontraríamos más bien ante una especie de juego de suma cero necesitado de
“primos” que vendiesen por debajo y comprasen por encima del valor medio de una cosa
que por sí misma no crece.

Apostar sobre la evolución del precio de una acción a corto plazo es la consecuencia natural
de la forma de pensar anterior. También es la forma más común de obtener resultados por
debajo de la media por culpa de la penalización de las múltiples comisiones que se han de
pagar al comprar y vender repetidamente las acciones y no estar invertido el tiempo
suficiente en los valores que se van apreciando conforme las ganancias van afluyendo a las
compañías y van siendo reinvertidas en un buen porcentaje, para financiar el crecimiento en
un efecto acumulativo cuya verdadera fuerza sólo se acaba manifestando en su totalidad en
el más largo plazo.

Lo contrario puede decirse de la inversión a medio y largo plazo. Dado que el valor de una
acción está relacionado directamente con los beneficios empresariales repartidos y
reinvertidos– que se espera que pueda generar (de la misma manera que el valor de un
piso está en relación con las prestaciones de la vivienda o el dinero por alquiler que es
capaz de proporcionar a su propietario), estar invertido en una compañía que con
habitualidad ingresa más dinero por sus ventas del que gasta para producirlas y que retiene
una parte de sus ganancias para adquirir más activos con los que incrementar su capacidad
de generar aún mayores beneficios, significa poseer algo cuyo valor crece por sí mismo de
forma orgánica. La tarta se va haciendo más y más grande. Crece la economía: mejoran los
productos que, a la vez, son paulatinamente más asequibles, suben consecuentemente los
salarios brutos (otra cosa es que los impuestos permitan al trabajador recibir todo lo que por
él paga el empleador) conforme la productividad del trabajo aumenta ayudada por el capital
puesto a su disposición. También crecen las ganancias empresariales al ir aumentando el
capital utilizado.

Una sociedad de propietarios es aquella en la que la gran mayoría de ciudadanos, además


de beneficiarse como consumidores y como empleados del crecimiento capitalista, tienen su
participación activa como inversores obteniendo jugosas rentas adicionales.

Ese 10% nominal aproximado (7% real) de rentabilidad que ofrece el promedio de las
acciones en el largo plazo tiene bases reales. Así, suponiendo un crecimiento económico
medio algo superior al 3,5%, una subida proporcional en las rentas del trabajo y una
inflación del 3%, el crecimiento nominal de la rentabilidad económica de las empresas
rondará el 6,5-7%. Como la actividad económica de las empresas se financia en un
porcentaje no despreciable con deuda a tipo de interés fijo, que acepta una retribución
relativa menor, históricamente cifrada en torno al 5%, el efecto resultante es llevar la parte
proporcional de la rentabilidad empresarial hacia la renta variable que de este modo se
aproximaría al 9%. La reinversión de los dividendos percibidos (que permite ir poseyendo un
porcentaje cada vez mayor de la empresa) eleva finalmente la rentabilidad en el punto y
pico adicional. Dicho de otro modo, el hecho de no consumir parte de la renta, cederla
temporalmente para financiar un proyecto empresarial de creación de riqueza, asumir el
riesgo de pérdida y soportar la volatilidad del precio de la participación a medida que el
negocio va superando etapas de mayor o menor incertidumbre, tanto propias como de la
industria y del país en general, acaba configurando los diversos componentes que explican
la retribución media de las acciones en el largo plazo.——

OJO COPIADO LITERALMENTE——SISTEMAS DE PENSIONES DE CAPITALIZACIÓN.

Obsérvese cómo la lógica de inversión en una sociedad de propietarios es en cierto modo


equivalente al funcionamiento de un sistema de pensiones de capitalización. Un plan
financiero individual o familiar, como se ha visto, consiste en realizar unas aportaciones
periódicas de un monto constante o creciente mediante algún fondo de capital con el fin de
poder alcanzar unas rentas vitalicias sustanciales transcurridos unos años.
Un sistema de pensiones de capitalización, del que fue pionero Chile a partir del año 1981,
y al que se han unido otros 13 países, entre los que se encuentran Suecia o Polonia de
manera parcial, se articula del mismo modo, mediante la capitalización individual, aunque
partiendo de unas cotizaciones sociales ligadas al del trabajo.

Además de aprovechar la capitalización compuesta, de no hipotecar a las generaciones


futuras ni depender de la tasa de natalidad de un país o de la inmigración, y de recibir
retribuciones económicas durante la jubilación acordes con las contribuciones realizadas en
la vida laboral, las aportaciones en el sistema igualmente contribuyen a que dicho ahorro
esté disponible en la economía, a diferencia de lo que sucede en un sistema de reparto.

El éxito de la experiencia chilena ilustrará cómo la combinación de la capitalización


compuesta, aplicada tanto para las cotizaciones de los pensionistas, como para los ahorros
personales –según se viene defendiendo en este documento–, pueden proporcionar
grandes rentas pasivas a los individuos en edades avanzadas, lo que tiene un reflejo mayor
si los fondos de pensiones privados están muy abiertos a la competencia.

El funcionamiento del sistema de pensiones en Chile obliga a aportar un 10% del salario (en
Chile, los impuestos al salario eran del 25% y en España, las cotizaciones a la Seguridad
Social son alrededor de un 39%) a un fondo de capitalización privado siempre que el sueldo
sea inferior a los 25.000 dólares anuales. Si los supera, su aportación deberá ser
forzosamente de 2.500 dólares al año y la colocación de nuevos depósitos estaría sujeta a
la voluntad del individuo. Si es el deseo de un individuo obtener rentas más altas en su
jubilación o retirarse prematuramente, éste puede aportar de manera voluntaria en una
cuenta de ahorro individual hasta otro 10% de su sueldo quedando exento de impuestos.

Tal y como recoge el libro coeditado por Sergio Baeza, Quince Años Después: Una Mirada
Al Sistema Privado de Pensiones (1995), los resultados han sido más espectaculares
incluso de lo que predijeron los defensores del sistema. El nuevo sistema era ya interesante
con la revalorización, muy conservadoramente estimada, de un 4% en términos reales. La
realidad ha sobrepasado con mucho dichas expectativas, alcanzando un 12% en dinero
constante. Los montos de las pensiones son entre un 50 y un 100% más elevadas que en el
momento de partida. Así, en la actualidad, las pensiones representan en torno al 78-80%
del sueldo que el empleado recibía antes de su jubilación. Incluso los beneficiarios de las
pensiones de invalidez o desempleo mantienen un 70% de su antiguo sueldo.

Los resultados en la economía también han sido espectaculares, ya que el crecimiento


aumentó de un 3% a un 7% de promedio en los últimos años. El nuevo sistema de
pensiones ha facilitado que la tasa de ahorro de la población chilena haya llegado al 27% y
la tasa de desempleo se haya visto reducida hasta un 5%.

Hoy día, el 93% de los trabajadores chilenos está ligado al sistema de capitalización
individual, aunque, al principio de instaurarse el sistema, sólo un 25% se acogió a dicha
posibilidad. Fiel reflejo de que los individuos son capaces de acabar descubriendo las
ventajas de los sistemas de capitalización y acogerse a ellos masivamente para su propio
bienestar económico y personal.

El sistema de pensiones basado en el reparto no crea riqueza. Simplemente transfiere


rentas de la parte más activa de la sociedad a quienes solo pueden dedicar su tiempo al
consumo. Además es un sistema piramidal, fraudulento, y con unas bases económicas que
le hacen insostenible a largo plazo. Una sociedad de propietarios abriría la posibilidad de un
sistema privado, basado en el ahorro, la creación y acumulación real de riqueza, la
capitalización y el poder del interés compuesto. El sobresaliente ejemplo de Chile, del que
ahora se cumplen 25 años, muestra la capacidad de un sistema privado de otorgar
beneficios personales que, multiplicados en el conjunto de la sociedad, se extienden por
toda ella.——-

OJO COPIADO LITERALMENTE——LAS CRISIS Y LA BOLSA

Algunos críticos de los sistemas de capitalización de las pensiones y del modelo de


sociedad de propietarios, en general, objetan que la inversión en renta variable es
demasiado volátil y que un periodo de recesión puede reducir de forma bastante dramática
el patrimonio acumulado por los particulares.

Ante tales críticas conviene hacer las siguientes puntualizaciones. Todos los cálculos de
rentabilidades medias esperadas (alrededor del 7% real anual compuesto) se han hecho
incorporando tanto las fases expansivas como las recesivas. En primer lugar, la inversión a
largo plazo aquí defendida apunta a la realización de aportaciones por parte de los
inversores de forma periódica: con montos más o menos modestos cada 6 meses, 9 meses,
un año… Como bien es sabido, estadísticamente, cuanto más periodifiquemos nuestras
aportaciones, más nos ajustaremos al promedio de la serie. Esta media del 7% la
estaríamos así alcanzando siendo puros autómatas (en general, esta revalorización media
sería la que cabría esperar seguramente de un sistema de capitalización de las pensiones).
Pero es que, además, bien es sabido que el inversor prudente, con una cultura financiera
aceptable y años de experiencia, es bastante capaz de evitar los valores extremos o
anómalos (también llamados outliers en términos estadísticos) de la serie, eludiendo los
momentos de mayor “exuberancia irracional”; en este sentido, en la parte del patrimonio no
separada para la pensión, el particular no es un fondo de inversión que, por ley, tiene que
invertir el capital de sus clientes en cada momento. Si los inversores particulares encuentran
que el momento del ciclo bursátil está desorbitado y la bolsa está sobrevalorada en relación
con sus ratios fundamentales (PER, crecimiento de los beneficios esperado…), congelarán
temporalmente sus aportaciones bursátiles y esperarán a momentos más apropiados.
Precisamente porque con la inversión a largo plazo, comúnmente, se establecen
aportaciones periódicas, son las etapas de precios bajos aquellas que constituyen las
mejores oportunidades de revalorización.

Por otro lado, es completamente ilusorio pretender que la bolsa es un elemento aislado en
un país y que, por tanto, si la economía se encuentra inmersa en una fase recesiva
prolongada sólo va a afectar a los valores bursátiles y no a la línea de flotación del estado
de bienestar o del sistema de pensiones de reparto (recomendados por los detractores del
sistema de capitalización): todo el entramado que rodea al estado de bienestar no se
sostiene sino es con la necesaria recaudación fiscal para su financiación. Cualquier
viabilidad para el estado de bienestar pasa por una economía más o menos sana. El
endeudamiento público tiene un límite que, sobrepasado, acaba necesariamente
degenerando en inflación monetaria, devaluaciones, tipos de interés elevados y
agravamiento del desempleo y de la crisis, como nos demostró la propia economía
española en la primera mitad de los años 90 del siglo pasado.

Finalmente, conviene hacer una breve referencia a la naturaleza del ciclo económico y a las
políticas que tienden a suavizarlo. En 1912, el economista austriaco, Ludwig von Mises
(1881-1973), publicó su Teoría del dinero y del crédito, en la que abordaba de forma
sistemática la cuestión de los recurrentes ciclos de auge, depresión y crisis que la economía
venía padeciendo desde hacía largo tiempo.

Esta explicación del ciclo económico, que fue desarrollada posteriormente por su discípulo
F. A. Hayek y por la que sería galardonado con el Premio Nobel de Economía en 1973, se
cimienta en torno a una serie de ideas básicas:

• Los bancos, al inflar la oferta de crédito y colocar en el mercado una masa de dinero de
nueva creación no respaldada por ahorro real a largo plazo, disminuyen el interés por
debajo de su tipo “normal”. Tal expansión crediticia tiene el efecto más o menos inmediato
de incrementar el valor actual -el precio-de los activos de inversión.

• Un segundo efecto de la rebaja artificial del tipo de interés es que los empresarios se
endeudan más y amplían las estructuras productivas con procesos más dilatados e
intensivos en capital invirtiendo en maquinaria, investigación, desarrollo, etc.

• Conforme va progresando el auge, los beneficios contables suben y se comienza a pensar


que crecimiento sin ahorro es posible. El optimismo atrae más gente a la bolsa. Con ello,
suben los precios de los activos, insuflando de esta forma nuevas dosis de optimismo.

• La expansión crediticia se retroalimenta. Los activos sobrevalorados son utilizados como


colateral en garantía para obtener nuevos créditos. Al auge contribuye también el llamado
efecto riqueza. Los inversores se consideran más ricos al comprobar día tras día cómo sube
el precio de sus activos (acciones e inmuebles) y “tiran” de los negocios con su demanda.

• La gente, sin embargo, no ahorra en realidad lo suficiente para financiar las nuevas
inversiones. Una primera señal de alarma es el aumento de la inflación de precios y costes,
pues el dinero de nueva creación acaba elevando también los precios de los bienes de
consumo, los salarios y el resto de costes. Cuando la burbuja ha crecido demasiado,
cualquier cosa (unos malos resultados empresariales, una intervención política
desafortunada...) acaba produciendo el derrumbe. Los balances empeoran a partir de
entonces. Se incrementa la morosidad. Los bancos restringen los créditos provocando la
quiebra de las nuevas inversiones expandidas. Se desploman las cotizaciones que
garantizaban los créditos, lo que hace entrar en más problemas a los bancos. La crisis
implica, por su propia naturaleza, un peligro para el sistema monetario que a veces se
acompaña con corridas bancarias y/o devaluaciones.

• La recesión acaba siendo el inevitable y doloroso proceso de reajuste en el que se


“liquidan” las inversiones indebidas.

Comprendemos ahora por qué una de las mejores políticas tendentes a suavizar los ciclos
económicos es precisamente financiar la inversión con la mayor cantidad de ahorro real
posible sin forzar ésta por encima del ahorro disponible. Con mayor ahorro real desaparece
la tentación de forzar el endeudamiento a corto plazo invadiendo el mercado monetario para
propulsar el crecimiento económico, consiguiendo alcanzar tal crecimiento de forma mucho
más sana y ordenada.——

OJO COPIADO LITERALMENTE——LAS RENTAS PATRIMONIALES

Como ya hemos visto, la RP se consigue a través de la capitalización de los ahorros de los


individuos. Si eliminamos los gastos superfluos y dedicamos el dinero resultante a la
inversión (bien creando empresas o comprando activos financieros) percibiremos al cabo de
varios años cuantiosas rentas pasivas gracias al interés compuesto (tal y como hemos
explicado en el apartado IV.3.1).

A diferencia de lo que sucede en un casino, estas rentas pasivas no proceden de una suerte
de apuesta, sino de una creación efectiva de riqueza. Durante una emisión de acciones, los
propietarios de la sociedad anónima sacan a la venta una porción de la empresa; si usted
compra esa porción del negocio, el empresario obtiene capital adicional con el que poder
realizar nuevas inversiones provechosas y usted adquiere un derecho sobre una parte
alícuota de la empresa y sobre una porción de los beneficios futuros que ésta genere.

En otras palabras, dado que sus ahorros fueron utilizados por la compañía para fabricar
nuevos bienes, incrementar la productividad y satisfacer las necesidades de los
consumidores, usted, como propietario, se apropia de una parte de los beneficios (ya sea a
modo de dividendo o de revalorización de la acción) y se vuelve más rico. Pero tenga
presente que, en última instancia, usted se vuelve más rico porque otros individuos –los
consumidores– se han vuelto también más ricos. La rentabilidad de la inversión, por tanto,
será mayor según se haya destinado a empresas con grandes potencialidades para
satisfacer a los consumidores. De modo que las RP generan múltiples incentivos para que
cada individuo se preocupe sobre la situación de la economía, se informe sobre los gustos
del resto de ciudadanos y planifique sus financias personales, esto es, para que
progresivamente vaya adquiriendo una mayor cultura financiera que le evite caer en “la
carrera de la rata” de Kiyosaki.

Con todo, las repercusiones positivas de las RP no terminan aquí. Una mayor capitalización
de la empresa permite también pagar salarios más elevados, contratar a más gente, mejorar
la calidad de los productos o venderlos más baratos.

Los intereses logran un encaje y una armonía envidiables. Los inversores obtienen
rentabilidades notables que les permiten gozar de la independencia financiera; los
consumidores cuentan con más productos, de mayor calidad y más baratos; los
trabajadores, salarios más elevados o jornadas laborales más breves; y los empresarios sin
capital pero con ideas, una fuente de financiación escalonada desde los ángeles hasta los
mercados primarios. Todo gracias a la sociedad de propietarios y a la inversión inteligente
de sus ahorros.

Las RP estimulan la responsabilidad financiera, el ahorro, la inversión en empresas que


creen valor, la innovación y la creatividad empresarial, el crecimiento económico
compuesto, el aumento de salarios y la reducción de precios. Esto es, permite a sus
receptores alcanzar cotas más altas de bienestar: un poder adquisitivo que aumenta gracias
a una renta económica cada vez mayor, a salarios en expansión y a unos precios
decrecientes.

El no hablar en todo el curso de políticas económicas puede ser una buena idea. A las
personas no les gusta que les den lecciones políticas, sobretodo cuando son contrarias a su
pensamiento actual. Aunque para una persona de mente abierta esto puede ser lo mejor,
hay que reconocer que una gran parte de la población no tiene esa mentalidad, por lo que si
solo se le cuenta el funcionamiento de la economía de una manera sencilla y además se
refrenda con ejemplos históricos, creo que la persona por si misma será capaz de llegar a
pensar que esto tiene sentido y que además, como se ha podido y se puede comprobar,
funciona…

Las personas en general solemos invertir una gran cantidad de tiempo, esfuerzo y dinero en
nuestra formación para llegar a adquirir conocimientos y habilidades que nos permitan
realizar un trabajo que a su vez nos proporcione una renta. Paradójicamente somos
incapaces de invertir una mínima cantidad de tiempo, esfuerzo y dinero en formarnos para
llegar a adquirir conocimientos y habilidades que nos permitan rentabilizar de forma sensata
ese dinero que tanto nos cuesta ganar y ahorrar ya que pensamos pensamos que el mundo
de las finanzas no es un cimiento más en la vida de una persona, que es algo que nos es
totalmente ajeno y reservado al mundo de los “ricos”. Estamos muy equivocados, pero está
en nuestras manos el revertir esta situación y como todo lo que realmente merece la pena
en esta vida, con esfuerzo, disciplina y constancia los resultados pueden ser asombrosos.

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