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El desarrollo de la pudicia en el hombre presenta procesos diferentes:

El pudor necesita de la vida interior de esta, único terreno en que puede aparecer. La ética
sexual tiene sus raíces en las leyes de la naturaleza.

La mujer tiende a ser objeto del amor para amar, el hombre quiere amar para llegar a ser
objeto de amor y he ahí el pudor sexual es un medio de llegar a él. La vergüenza suma parte en
el desarrollo de la pudicia.

El pudor sexual es un movimiento de la defensa del valor de la persona, ligado a los valores del
sexo.

2. La ley de la absorción de la vergüenza por el amor.

La vergüenza es absorbida por el amor, de manera que el hombre y la mujer dejan d sentirla
en sus relaciones sexuales. El pudor no tiene razón de ser más que en el mundo de las
personas.

En el sentido que la fortifica el sentimiento del pudor. En ella el amor utiliza los elementos del
pudor sexual y especialmente la conciencia de la justa proporción entre el valor de la persona y
el sexo.

El pudor constituye una fuente de defensa natural de la persona, protegiéndola contra el


peligro de descender o ser confinado al rango de objeto de placer sexual.

El pudor está profundamente en el ser mismo de la persona. Subjetivamente la vergüenza es


un sentimiento negativo que se parece un poco al temor ligado a los valores sexuales.

Un auténtico pudor exige, según la ley de su absorción un amor verdadero y aceptable.

3. El problema del impudor

El pudor es la tendencia particular del ser humano a esconder sus valores sexuales en la
medida en que sean capaces de encubrir el valor de la persona.

Existen dos formas de pudor al cuerpo ligados con valores sexuales y con el pudor de los actos
de amor. Ambas formas de pudor son absorbidas solo por el amor.

El vestido puede contribuir de diversas maneras a poner en evidencia el sexo, y por ello la
formación de las costumbres sexuales debe evitar caer en la pudibundez.

El impudor nace de la voluntad que hace suya la reacción de la sensualidad y reduce a la otra
persona al papel de objeto de placer a causa de su cuerpo y sexo.

El matrimonio

1) La monogamia y la indisolubilidad

En principio una persona nunca puede ser para otra persona objeto de gozo, sino solo objeto
de amor, la unión del hombre y la mujer necesita un encuadramiento adecuado en donde las
relaciones sexuales estén plenamente realizados, que garantice a un tiempo y unión duradero,
se llama matrimonio. La unión que tiene por base esta afirmación solo puede ser durable en la
medida en que continúe la relación recíproca entre las personas, que acabe con la muerte.

El matrimonio está estrechamente ligado a la existencia material y terrestre del ser humano.
Un hombre ha poseído a una mujer a una mujer en cuanto esposa y si al cabo de un tiempo la
deja para unirse a otra y demuestra con ello que su esposa no representaba para él más que
valores sexuales. Para preservar en este contexto un orden es importante el principio de la
estricta monogamia, el cual se identifica con la indisolubilidad del matrimonio válidamente
contraído.

2) El valor de la institución

Institución significa algo instituido establecido según el orden de la justicia. La familia es una
institución en el matrimonio.

El matrimonio no desaparece con la familia, sino que conserva su carácter particular de


institución cuya estructura interna es diferente de la familia, es que tiene como razón interior
la de constituir una unión, durable y basada en el amor de dos personas.

La procreación es el fin principal del principal.

La importancia de la institución del matrimonio consiste en que justifica las relaciones sexuales
de una pareja determinada en el conjunto de la vida social, lo cual importa no solo a una causa
de las consecuencias, sino en las consideraciones de las partes que forman parte de ella. Por ello
el adulterio es un mal moral y por tanto las relaciones extramatrimoniales son éticamente malas,
tanto el pre conyugal como las extra conyugales.

3) Procreación, paternidad y maternidad

En las relaciones conyugales del hombre y la mujer se entrecruzan dos órdenes: el de la


naturaleza cuyo fin es la reproducción y el de las personas que se expresa en el amor y tiende a
su más completa realización.

La paternidad y la maternidad encuentran su lugar dentro de los límites del amor. Este resulta
de la síntesis de estas dos órdenes: el de la naturaleza y el de la persona.

Cuando el hombre y la mujer rechazan absolutamente la idea de que yo puedo ser padre o yo
puedo ser madre o cunado excluyen artificialmente la paternidad o la maternidad corren el
peligro de limitar sus relaciones al gozo cuyo objeto seria la persona.

En el orden del amor, el ser humano no puede permanecer fiel a la persona más que en la
medida en que permanece fiel a la persona más en la medida en que permanece fiel a la
naturaleza. Al violar las leyes de la naturaleza viola también a la persona convirtiéndola objeto
de gozo en lugar de hacerla objeto de amor.

El amor se subjetibiza fácilmente a causa de las relaciones sexuales de modo general, de las
relaciones entre personas de sexo opuesto, contenidos así con los estados eróticos.

Los estados eróticos se oponen objetivamente al valor de la persona no sirven para el amor. El
hombre y la mujer a veces tienen miedo del hijo, y cuando este temor de tener un hijo es
exagerado este paraliza al amor, existe una solución normal y digna de las personas: la
continencia periódica, además es la única solución digna de las personas que puede darse al
problema del control de natalidad.

Dentro de este panorama está la exclusión de la procreación, mediante la ayuda de medios


artificiales, que van en contra de las reglas de la naturaleza, al amor, a la unión del hombre y a
la mujer en cuanto a personas, porque reducen al contenido del acto conyugal al mero gozo, al
orden que en ella reina uno de cuyos elementos es la fecundidad periódica de la mujer.
4) La continencia periódica. Método e interpretación

Hablar de método natural como principio utilitarista no sería más uno de los métodos que sirven
para asegurar el máximo de placer.

La continencia periódica en cuanto medio de regulación de la concepción es admisible, en primer


lugar porque no infringe el principio de la norma personalista y en segundo bajo ciertas reservas.

Por tanto la continencia en cuanto a virtud no puede ser considerada como un medio
anticonceptivo, pero la continencia periódica no puede ser acompañada negativa total de
procrear siendo como es la disposición para la paternidad y la maternidad la justificación de las
relaciones conyugales, la cual mantiene el nivel de la unión verdadera de las personas.

La paternidad y la maternidad

El deseo de tener un hijo es, en todo caso, una manifestación de su maternidad en potencia. El
hombre espera tener un hijo de la mujer, por este motivo la toma bajo su protección en el
matrimonio.

La paternidad y la maternidad llevan al mundo de las personas a la marca de una perfección


espiritual particular: generación en el sentido espiritual y formación de almas.

La paternidad espiritual está mucho más cerca de la maternidad física. El terreno del espíritu se
encuentra fuera de la acción del sexo.

Padre o madre en el sentido espiritual es un ideal, un modelo para aquellos cuya personalidad
se desarrolla y forma bajo su influjo.

1) La sexología y la ética.

El punto de vista de la ética sexual no puede ser más que personalista y que no está formado
por los problemas del cuerpo y el sexo, sino por lo de las personas y los del amor entre el hombre
y la mujer, estrechamente ligados a sus cuerpos y al sexo. Los problemas del cuerpo y del sexo
únicamente forman parte de el en la medida en que estén subordinados a los principios que
determinan el orden que ha de tener en el mundo de las personas.

La ética moral no ha de forzar a la sexología de manera pura porque siempre será incompleto,
porque el análisis es visto desde la biofisiología y médica. Este porque el amor entre una mujer
y un hombre no surge porque sean dos organismos de sexo diferente, sino son dos personas.

2) El impulso sexual

El impulso sexual es una fuerza particular de la naturaleza, que no hace sino apoyarse sobre
estos elementos anatómicos, somáticos y fisiológicos y su distinta reacción a estimarlos que la
despierten.

La sexología explica mucho mejor los factores anatómicos y somáticos de la sensualidad


mediante la cual se manifiesta el impulso sexual.

3) Problemas del matrimonio y de las relaciones conyugales.

El matrimonio monogámico e indisoluble se basa en la forma personalista y en el


reconocimiento del orden objetivo de los fines de agudo van en contra este el problema del
adulterio y las relaciones sexuales prematrimoniales.
Ello se resuelve con la educación sexual el cual debe tenerse como convicción de que el otro
desde la educación en el amor, las relaciones sexuales no enseñan el amor, pero si este es
verdadera virtud, lo será también en las relaciones sexuales.

Solo el matrimonio, un matrimonio perfecto es decir físicamente armonizado por una solución
aceptable.

4) El problema de la paternidad responsable

El hombre y la mujer que tienen relaciones conyugales han de saber en qué momento y como
pueden tener un hijo, por tanto son responsables de cada concepción ante sí mismos y ante la
familia que crean he inventan.

La sexología reconoce el instinto maternal y el instinto paternal. En efecto en la mujer empieza


antes de que el niño nazca y la del hombre se desarrolla mientras el niño crece.

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