Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
17 Los Concilios Ecuménicos PDF
17 Los Concilios Ecuménicos PDF
HISTORIA DE LA IGLESIA
Concilios Ecuménicos
La Iglesia ha tenido 21 Concilios Ecuménicos, sin contar el de los Apóstoles
en Jerusalén.
1‐ Concilio de Nicea (año 325).
Del 20 de mayo al 25 de julio del año 325 se celebró este concilio ecuménico (el
primero sin la persecución del imperio romano), convocado por la autoridad
del Papa San Silvestre; presidido por el obispo Osio de Córdoba, que actuó en
representación del Papa, y bajo el auspicio del emperador Constantino. Este
concilio condenó la herejía de Arrio que negaba la divinidad de Jesucristo y su
consustancialidad con el Padre. Formuló el credo conocido como ʺsímbolo
nicenoʺ. También se fijaron las fechas para celebrar la pascua.
«Creemos en un solo Dios Padre omnipotente... y en un solo Señor Jesucristo
Hijo de Dios, nacido unigénito del Padre, es decir, de la sustancia del Padre,
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no
hecho, consustancial al Padre...» (Denzinger n. 54).
2‐ Concilio Primero de Constantinopla (año 381).
Se llevó a cabo entre mayo y julio de 381, convocado por el emperador romano
Teodosio I y presidido sucesivamente por el Patriarca de Alejandría Timoteo, el
Patriarca de Antioquía Melecio, el Patriarca de Constantinopla Gregorio
Nacianceno, y su sucesor el Patriarca de Constantinopla Nectario. El Papa
Dámaso no mandó representación.
Formuló la segunda parte del Símbolo de Fe, conocido como el Credo Niceno
Constantinopolitano, definiendo la divinidad del Espíritu Santo. Se condenó a
los seguidores de Macedonio por negar la divinidad del Espíritu Santo.
3‐ Concilio de Efeso (año 431)
Se llevó a cabo del 22 de junio al 17 de julio del año 431. Convocado por el Papa
San Celestino I (el Papa mandó como legados a los obispos Felipe, Arcadio y
Proyecto) y en tiempos del emperador romano de oriente Teodosio II y
presidido por el Patriarca Cirilo de Alejandría.
4‐ Concilio de Calcedonia (año 451).
En el Concilio de Efeso (431) había sido condenada la herejía nestoriana, que
defendía que las dos naturalezas (divina y humana) de Cristo eran
completamente independientes entre sí, es decir, que Cristo era a la vez Dios y
hombre, pero formando un compuesto de dos personas distintas. En el concilio,
San Cirilo de Alejandría se había distinguido rebatiendo las tesis de Nestorio.
En 444, dos años después de la muerte de Cirilo, un anciano archimandrita de
Constantinopla llamado Eutiques, comenzó a predicar que la naturaleza
humana de Cristo estaba como absorbida por la divina, de modo que, en la
unión de ambas, no había sino una naturaleza. Eutiques se proclamaba
seguidor de Cirilo de Alejandría; sus tesis tuvieron muchos seguidores, entre
ellos Dióscoro, sucesor de Cirilo en la sede de Alejandría. La herejía de Eutiques
se denomina monofisita, del griego monos (ʺunoʺ) y physis (ʺnaturalezaʺ)
Las ideas de Eutiques encontraron pronto opositores convencidos: entre ellos,
Teodoreto de Ciro, Eusebio de Dorilea y Flaviano, patriarca de Constantinopla.
En cierto modo, el conflicto monofisita se planteó también como una pugna
entre las sedes de Alejandría y de Constantinopla.
En un sínodo regional celebrado en Constantinopla en 448, Eusebio de Dorilea
denunció las tesis de Eutiques. El sínodo expresó inequívocamente la ortodoxia
de la doctrina de las dos naturalezas, y requirió la presencia de Eutiques. Éste se
negó rotundamente a aceptar la decisión del sínodo, reafirmándose en su
doctrina de una sola naturaleza de Cristo, por lo que el sínodo lanzó anatema
contra él y contra sus partidarios.
Eutiques no aceptó la autoridad del sínodo, y recurrió al Papa León I. Éste
respondió con la Epístola Dogmática (o Tomus ad Flavianum), en la que reafirmaba
la doctrina de las dos naturalezas. Esta solución no fue aceptada por Eutiques ni
por sus partidarios; a instancias de Dióscoro, el emperador de Oriente,
Teodosio II, monofisita, convocó un sínodo general en Efeso en agosto del año
449. Este acontecimiento es denominado el ʺlatrocinio de Efesoʺ, siguiendo una
2
expresión del Papa León I. El nuevo sínodo declaró la absolución de Eutiques,
anatemizando la doctrina de las dos naturalezas, y depuso a Flaviano, patriarca
de Constantinopla, quien fue conducido al destierro y falleció a consecuencia de
los malos tratos que le dispensaron sus captores.
El Papa hizo todo lo posible para modificar la situación: escribió al emperador
Teodosio II, a su hermana Pulquería, partidaria del entendimiento con Roma, e
intentó hacer intervenir al emperador de Occidente, Valentiniano III. Se abrió
una profunda crisis entre León I y Dióscoro, patriarca de Alejandría, quien llegó
a excomulgar al Papa.
La muerte de Teodosio II en 450 produjo un giro en la situación: fue sucedido
por Pulquería; ella, y su marido Marciano eran partidarios de las tesis de
Flaviano y León, y realizaron varios gestos, como conducir a Constantinopla los
restos de Flaviano para darles solemne sepultura. Finalmente, decidió
convocarse el concilio, no en Italia, como pretendía el Papa, sino en Calcedonia,
en Asia Menor.
Se llevó a cabo del 8 de octubre al 1 de noviembre de 451. Bajo la autoridad del
Papa San León I el Magno, este Concilio trató de las herejías de quienes
negaban a Jesucristo la naturaleza divina o la humana o las confundían. Fue
presidido por el Patriarca de Constantinopla Anatolio. El Papa, mandó como su
representante personal al Obispo Pascanio. El concilio proclamó a Jesucristo
como totalmente divino y totalmente humano, dos naturalezas en una Persona
(la Persona divina).
Aquellos que no aceptaron las enseñanzas del concilio provocaron un cisma: el
cisma de los monofisitas. El Patriarca de Alejandría no aceptó el concilio y
finalmente terminó por escindir su patriarcado del resto de la Iglesia. Aquí
tienen su origen las antiguas iglesias orientales, que aún hoy rechazan los
resultados del concilio: la Iglesia Ortodoxa Copta que nació de la ruptura del
Patriarcado de Alejandría con el resto de la Iglesia, la Iglesia Apostólica
Armenia, la Iglesia Ortodoxa Siríaca y la Iglesia Ortodoxa Malankara, de la
India. Prefirieron plegarse a los musulmanes antes que a la recta enseñanza y
eso costó que el Islam arrasara con la fe cristiana en todo el norte de Africa.
5‐ Concilio Segundo de Constantinopla (año 553).
Se llevó a cabo del 5 de mayo al 2 de junio de 553. Convocado por la autoridad
del Papa Virgilio, en tiempos del emperador romano de oriente Justiniano I, y
presidido por el Patriarca de Constantinopla Eutiquio condenó la herejía de los
ʺtres capítulosʺ, confirmando la doctrina de los concilios anteriores sobre la
Trinidad, la divinidad de Jesucristo y maternidad divina de María. Condenó el
monofisismo.
3
6‐ Concilio Tercero de Constantinopla (del año 680‐681).
Del 7 de noviembre de 680 al 16 de setiembre de 681, bajo la autoridad del Papa
San Agatón y siendo emperador romano de oriente Constantino IV, y presidido
por él en persona. También se conoce como Concilio Trullano en alusión a la
sala del palacio imperial donde se realizó, que llevaba el nombre de trullos
(cúpula). Definió dos voluntades en Cristo: divina y humana, como dos
principios operativos. Se condenó el monotelismo.
Precaución: existe el Concilio Trullano II (del año 692) o ʺquinisextoʺ que
es inválido. Justiniano II convoca un nuevo concilio en Constantinopla.
Pretende ser un complemento de los dos concilios anteriores (quinto y
sexto: de ahí el nombre “quinisexto”) en los que se había condenado el
monotelismo. En los concilios anteriores sólo se habían tocado cuestiones
dogmáticas; en éste, disciplinares. Fue un concilio muy antirromano, no
asistió legado papal: pretende subordinar el papa al emperador,
confirma el canon 28 del Concilio de Calcedonia (no aprobado por el
papa) sobre el rango eclesiástico de las ciudades (para equiparar
Constantinopla a Roma) y el papel del emperador; desprecia el celibato
de los presbíteros que era practicado sólo por los monjes, y, por eso, los
obispos eran monjes en oriente.
Las consecuencias fueron que el Papa Sergio I (687‐701) no lo
reconociera, y el pueblo romano no permitió que lo llevaran preso a
Bizancio. En cambio sus sucesores fueron deportados a Bizancio. El
emperador decidió no defender a los romanos de los longobardos que
invadían Italia. Roma no reconoce el Concilio Trullano II, y se le
denomina synodus erratica.
7‐ Concilio Segundo de Nicea (año 787)
Este Concilio, bajo la autoridad del Papa Adriano I, afrontó la doctrina de los
iconoclastas y definió la legitimidad del culto a las imágenes sagradas. Se llevó
a cabo del 24 de setiembre al 23 de octubre de 787, fue convocado por Irene,
regente del emperador romano de oriente, Constantino VI, y presidido por el
Patriarca de Constantinopla, Tarasio. Fue ratificado por el papa Adriano I.
4
8‐ Concilio Cuarto de Constantinopla (años 869‐870).
Convocado por el Papa Adriano II en el año 869, siendo Emperador Basilio,
contó con 102 obispos, 3 legados papales y 4 patriarcas, condenó el conciliabulo
hecho por Focio (usurpador del patriarcado de Constantinopla) contra el papa
Nicolás e Ignacio (el legítimo Patriarca de Constantinopla): condenó a Focio
por usurpar el patriarcado y por causar el cisma oriental. Este fue el último
concilio que se celebró en el este (también porque las controversias surgidas
fueron, hasta entonces, originadas en oriente).
9‐Concilio Primero de Letrán (del año 1123‐1124).
Fue convocado por el Papa Calixto II en diciembre de 1122, inmediatamente
después del Concordato de Worms que puso fin a la querella de las
investiduras; aboliéndose el derecho, que reclamaban los príncipes, a investir
dignidades y tener beneficios eclesiásticos. Finalizó en 1123. Este concilio se
ocupó también de asuntos disciplinares (celibato, simonía, etc.) y de la
recuperación de Tierra Santa que estaba en manos de los infieles.
10‐ Concilio Segundo de Letrán (año 1139).
Fue convocado por Inocencio II en 1139, y afrontó el asunto de los falsos
pontífices, la simonía, la usura, las falsas penitencias y los falsos sacramentos.
Se condenó a Arnaldo de Brescia.
11‐ Concilio Tercero de Letrán (año 1179).
Convocado bajo el papa Alejandro III en 1179, para condenar a los albigenses y
valdenses, y de nuevo la simonía. Se dictaron muchas disposiciones para la
reforma moral de los miembros de la Iglesia.
12‐ Concilio Cuarto de Letrán (año 1215).
Fue convocado bajo la autoridad del papa Inocencio III en 1215, para condenar
varias herejías: de los albingenses, de los valdenses, del abad Joaquín de Fiore, y
otras. Se elaboró un credo más extenso contra los albigenses.
13‐ Concilio Primero de Lyon (año 1245).
Convocado en 1245, y presidido por Inocencio IV; sólo se abordaron problemas
morales y disciplinares de la Iglesia. Se excomulgó y depuso al emperador
Federico II y se convocó una cruzada, al mando de San Luis, el rey de Francia,
que asistió al concilio.
5
14‐ Concilio Segundo de Lyon (año 1274)
Fue convocado por Gregorio X en 1274, y se consiguió una breve unión con la
Iglesia de Oriente, que estaba separada de Roma desde el llamado Cisma de
Oriente. Se promulgaron normas para la elección del papa. Se añadió la
cláusula filioque al símbolo Constantinopolitano.
15‐ Concilio de Viena (1311‐1312).
Convocado por Clemente V (1311‐1312), el primer Papa exiliado en Avignon. Se
trató de los Templarios, Fraticelli, Beguardos y Beguinas, de Pedro Juan Olivi.
Se abolió la orden de los Templarios. Se dictaron normas para reformar al clero.
16‐ Concilio de Constanza (año 1417).
Convocado por Martín V (1414‐1418). Condenó los errores de Juan Hus, Wicleff
y otros. También se ocupó de las divisiones en la Iglesia provocadas por el
Cisma de Oriente. Es considerado concilio ecuménico sólo en sus últimas
sesiones (XLII‐XLV), cuando lo legitimó Gregorio XI al convocarlo
formalmente.
17‐ Concilio de Florencia (1431‐1445).
El 6 de julio de 1439 el famoso decreto de unión, Laetentur Coeli, cuyo original se
conserva aún en biblioteca Laurentina en Florencia, fue formalmente anunciada
en la catedral de esa ciudad. El concilio había terminado por lo que se refería los
griegos y ellos partieron enseguida. Los miembros latinos del concilio
permanecieron para promover la unidad con otras iglesias orientales: armenos
(1439), los jacobitas de Siria (1442), los habitantes de Mesopotamia (1444), los
caldeos o nestorianos y los maronitas de Chipre (1445). Este último fue el acto
conclusivo del Concilio de Florencia.
6
La erudición de Bessarion y la energía de Isidoro de Kiev fueron los principales
responsables de la unión de las Iglesias, tal como se llevó a cabo en Florencia.
Ahora el punto era lograr su adopción en el oriente. Para este propósito Isidoro
de Kiev fue enviado a Rusia como legado papal y cardenal, pero los príncipes
moscovitas, celosos de su independencia religiosa, rechazaron acatar los
decretos del Concilio de Florencia. Isidoro fue puesto en prisión pero luego
escapó y se refugió en Italia. Tampoco hubo mayor progreso en el Imperio
griego. El Emperador, Juan el Paleólogo, que tanto impulsó la unión,
permaneció fiel, pero algunos de los grandes diputados griegos, intimidados
por el descontento prevaleciente entre su propia gente abandonaron su posición
y pronto se unieron a la masa del cisma. El siguiente emperador, Constantino,
hermano de Juan el Paleólogo, se esforzó en vano por superar la oposición del
clero y pueblo bizantinos. Isidoro de Kiev fue enviado a Constantinopla para
llevar a cabo la deseada aceptación del decreto de unión (Latentur Coeli) pero
antes de que tuviera éxito en su misión la ciudad cayó (1453) ante el avance de
las hordas de Mehmed II.
Un resultado del Concilio de Florencia fue que se proclamó ante latinos y
griegos que el Romano Pontífice es la autoridad eminente en la cristiandad;
además Eugenio IV pudo evitar el cisma que había amenazado nuevamente a
occidente en el llamado Concilio de Basilea.
18‐ Concilio Quinto de Letrán (año 1512).
Convocado por el Papa Julio II y clausurado por León X en 1511. Su tema
central fue la reforma de la Iglesia, decretándose disposiciones disciplinarias.
Tomaron parte en él quince cardenales y unos ochenta arzobispos y obispos. Se
propuso una cruzada contra los turcos, que no se llegó a realizar debido a la
agitación en Alemania causada por Lutero.
19‐ Concilio de Trento (año 1545‐1563).
Este concilio fue inicialmente convocado por Pablo III para tratar el problema
de la escisión de la Iglesia por la reforma protestante. Se ocupó de innumerables
temas doctrinales, morales, disciplinares, de acuerdo con la problemática
presentada por el protestantismo. El Decreto sobre la justificación, el de los
Sacramentos, el de la Eucaristía, el Canon de la Sagradas Escrituras, etc., son
entre otros, los más sobresalientes, además de una gran cantidad de
disposiciones disciplinares. Se condenaron los «errores» de Lutero y otros
reformadores. Fue el concilio más largo y en el que se promulgaron más
decretos dogmáticos.
7
20‐ Concilio Vaticano Primero.
Convocado por el Papa Pío IX en 1869, sesionó hasta septiembre de 1870,
cuando se tuvo que interrumpir por la toma de Roma por las tropas de
Garibaldi, el 20 de septiembre de 1870. Este concilio afrontó los temas
fundamentales de la fe y razón y constitución de la Iglesia. Como definiciones
más famosas, se encuentran la potestad del Romano Pontífice y su infalibilidad
cuando habla ex cathedra.
21‐ Concilio Vaticano Segundo (1962‐1965).
Convocado por Juan XXIII, quien lo anunció desde Enero de 1959, tuvo cuatro
sesiones, la primera de las cuales presidió, en el otoño de 1962, el mismo Juan
XXIII, quien falleció el 3 de Junio de 1963. Las otras tres etapas fueron
convocadas y presididas por su sucesor, el Pontífice Pablo VI.
Durante este concilio, y sobre todo después de él, se manifestó una profunda
crisis llevada a cabo por no aplicar los documentos del concilio sino un llamado
“espíritu del concilio” que no tenía nada que ver las enseñanzas genuinas ni el
verdadero espíritu del mismo: esto trajo mucha confusión en toda la sociedad
occidental.