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Qué es un Equipo de Trabajo

Un equipo de trabajo es un grupo de personas organizadas, que trabajan juntas para lograr
una meta.

Un equipo de trabajo pretende alcanzar unas metas comunes. El equipo se forma con la
convicción de que las metas propuestas pueden ser conseguidas poniendo en juego los
conocimientos, capacidades, habilidades, información y, en general, las competencias, de
las distintas personas que lo integran. El término que se asocia con esta combinación de
conocimientos, talentos y habilidades de los miembros del equipo en un esfuerzo común,
es SINERGIA.

Sinergia significa que el resultado alcanzado por el trabajo de varias personas es superior
a la simple suma de las aportaciones de cada una de ellas. Este es el objetivo del trabajo
en equipo. Tras la discusión en el equipo de trabajo, cada componente puede aportar un
conocimiento, por ejemplo, del que no disponen los demás. Igualmente, el resto puede
tener ciertos conocimientos importantes de los que carecen los otros miembros. Cada uno
pone a disposición de los otros sus conocimientos (habilidades y capacidades en general)
y, tras un diálogo abierto se ayudan mutuamente hasta alcanzar una comprensión más
nítida de la naturaleza del problema y de su solución más eficaz.

Alcanzar esta sinergia es un objetivo fundamental de un equipo de trabajo. No puede


implementarse mediante una orden ni aparece por sí sola. Solamente aparece cuando al
interés por el resultado del equipo se suma la confianza y el apoyo mutuo de sus
miembros.

¿Qué hace a un equipo de trabajo diferente a un grupo de trabajo? ¿Se tiene un equipo de
trabajo solamente porque un grupo de personas trabajan juntas para conseguir algo? Hay
grupos que no son en realidad un equipo de trabajo (y tal vez no necesiten serlo) porque
no poseen una meta común, relaciones duraderas o una necesidad de trabajar de un modo
integrado. Por ejemplo, los grupos “ad hoc” pueden ser formados para trabajar en una
sola reunión, o en proyectos de corta duración. O los “grupos focalizados” que son
reunidos con el sólo propósito de obtener información de entrada para un proyecto, no
para que sus participantes trabajen juntos.

Tales grupos no reflejan las características típicamente atribuidas a los equipos. Para que
un grupo de personas sea considerado un equipo de trabajo es preciso que se tenga un
objetivo común. Y que se pretenda el alcance de la meta cooperando y ayudándose
mutuamente. No hay equipo, sin meta compartida.
BENEFICIOS DEL TRABAJO EN EQUIPO

Una de las características de las organizaciones que alcanzan un alto nivel de desempeño
es que mantienen participando en equipos de trabajo a un porcentaje de su personal más
elevado que aquellas otras que obtienen un rendimiento significativamente más bajo.

Una razón para el mayor éxito de las organizaciones que desarrollan el trabajo en equipo,
frente a las que lo hacen de forma poco significativa, está relacionada con los entornos
actuales caracterizados por la incertidumbre, la necesidad de adaptarse rápidamente a
cambios de todo tipo (tecnológicos, culturales, financieros, sociales, políticos…). Esto
exige trabajar con estructuras más ágiles y horizontales donde el equipo de trabajo
adquiere un papel central.

Los beneficios que el trabajo en equipo puede ofrecer son incuestionables, y se debe a
varios factores.

En primer lugar un grupo de personas, trabajando estructuradamente como un equipo de


trabajo, puede alcanzar lo que hemos denominado sinergia, lo que significa que el
resultado global alcanzado por el equipo de trabajo es superior a la suma de los resultados
que obtendrían sus componentes trabajando individualmente. Esta sinergia puede darse,
bajo ciertas condiciones, tanto en la solución de problemas como en lo que respecta a la
toma de decisiones.

Pero hay otra razón que explicaría el éxito de estas organizaciones. Mediante un equipo
de trabajo se procura la motivación y el compromiso de los individuos. De hecho, una
mayor participación en la toma de decisiones, por ejemplo, aumenta la implicación de los
participantes con la decisión adoptada. Es más fácil que los ejecutantes de una decisión
pongan más empeño en su realización si ellos mismos han intervenido en la producción
de alternativas y en la elección final de la que se acometerá.

La importancia de los equipos de trabajo se puso de manifiesto con la implantación de los


círculos de control de calidad, posteriormente llamados círculos de calidad. En 1962 se
comienza aplicar el concepto y, para 1964, la Toyota Motor Company implanta y
desarrolla estos particulares grupos de trabajo que permitirían a Japón, a la postre, llegar
a altos niveles de excelencia en las décadas de los 70 y 80.

Pero aquellos círculos de calidad, en opinión de muchos, se crearon más para motivar al
personal que para reducir costes.

Así, tenemos dos razones más que explican la importancia de estructurar equipos de
trabajo: el factor motivacional, y de compromiso con la organización que se opera en el
personal participante; y la aplicación de las capacidades y habilidades de los individuos,
que permite generar sinergia a través del equipo de trabajo.

CONDICIONES PARA EL ÉXITO DEL EQUIPO DE TRABAJO

La valoración de los equipos ha ido en aumento hasta el punto de pasar, de una estrategia
de motivación y de resolución de problemas, a darles capacidad para tomar decisiones,
planificar y conducir los mismos procesos de los que son protagonistas. El hecho es que
las modalidades que puede adoptar un equipo de trabajo se han ido ampliando, desde los
más conocidos círculos de calidad.

En la actualidad, incluso se habla de “implementación del proceso de equipo” como


medio para generalizar, coordinadamente, en la organización esta forma de trabajar. Esta
óptica exige la combinación de las distintas modalidades existentes de suerte que
comprometa a toda la organización, desde la base operativa, hasta la alta dirección.

Y de hecho el contexto organizacional es fundamental para el éxito de los equipos de


trabajo. Así es preciso:

 Que los sistemas de gestión de las personas y en general las políticas de recursos
humanos sean consistentes con las características del trabajo en equipo.
 Que el diseño organizacional apoye al trabajo en equipo, permitiéndoles
interactuar, facilitando los flujos de información, la coordinación y los recursos
necesarios.
 Que la cultura de la organización valore el trabajo en equipo.

Trabajo en equipo
Trabajo en equipo es el trabajo hecho por varios individuos donde cada uno hace una
parte pero todos con un objetivo común.1

Es una de las condiciones de trabajo de tipo psicológico que más influye en los
trabajadores de forma positiva porque permite que haya un compañerismo. Puede dar
muy buenos resultados, ya que normalmente genera entusiasmo y produce satisfacción
en las tareas recomendadas, que fomentan entre los trabajadores un ambiente de
armonía y obtienen resultados beneficiosos.

En los equipos de trabajo, se elaboran unas reglas, que se deben respetar por todos los
miembros del equipo. Son reglas de comportamiento establecidas por los miembros del
mismo. Estas reglas proporcionan a cada individuo una base para predecir el
comportamiento de los demás y preparar una respuesta apropiada. Incluyen los
procedimientos empleados para interactuar con los demás. La función de las normas en
un equipo es regular su situación como unidad organizada, así como las funciones de los
miembros individuales.[cita requerida]

La fuerza que integra al equipo y su cohesión se expresa en la solidaridad y el sentido


de pertenencia al equipo que manifiestan sus componentes. Cuanto más cohesión existe,
más probable es que el equipo comparta valores, actitudes y normas de conducta
comunes.[cita requerida]

El trabajar en equipo resulta provechoso no solo para una persona sino para todo el
equipo involucrado. Nos traerá más satisfacción y nos hará más sociables, también nos
enseñará a respetar las ideas de los demás y ayudar a los compañeros si es que necesitan
nuestra ayuda.
Fases en la evolución de los grupos
de trabajo

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Un equipo de trabajo pasa, desde su formación a su conclusión, por una serie de fases
fácilmente reconocibles:

•Fase de formación

•Fase de conflicto o “tormenta”

•Fase de estructuración o de establecimiento de normas

•Fase de desarrollo o desempeño

•Fase de clausura o conclusión

Fase de formación

Esta fase es un periodo inicial, más individualista, en el que las personas experimentan
cierto miedo y desconfianza. Los individuos no se conocen aún, y avanzan
progresivamente en el conocimiento mutuo. Durante esta fase se elaboran y se aceptan
las primeras reglas, y se establecen métodos de trabajo adecuados.

Fase de conflicto o “tormenta”

Es la etapa en la que empiezan a surgir desacuerdos entre los miembros del equipo. Es
una etapa para negociar intereses personales, ceder en algunos aspectos y conciliar otros.
En esta etapa también salen a flote los desacuerdos sobre los procedimientos de trabajo y
sobre los roles de cada uno de los participantes.
Fase de estructuración o de establecimiento de normas

El grupo va progresivamente estableciendo normas y clarificando su estructura,


experimentando, resolviendo los conflictos iniciales y ampliando su confianza en los
demás. Aumenta la cohesión, la cooperación, el sentimiento de pertenencia y la
identificación con el grupo. Se forman subgrupos y se distribuyen papeles.

Fase de desarrollo o desempeño

Es un momento de madurez del equipo, que vuelca sus esfuerzos en la tarea, en resolver
problemas, en encontrar alternativas y en proponer mejoras. Se desarrolla un elevado
grado de colaboración, cohesión y atracción hacia el grupo. Los miembros desarrollan un
sentido crítico claro y abierto respecto a las tareas, lo que asegura también una alta
eficacia en el desempeño.

Fase de clausura o conclusión

En esta última fase, el equipo, una vez alcanzados sus objetivos iniciales, o bien se plantea
otros nuevos en los que seguir avanzando, o bien termina su actividad como equipo y,
finalmente, se deshace como tal. Ya hemos comentado en otras ocasiones que, una vez
realizadas las tareas para las que se creó el grupo de trabajo, no tiene razón de ser, por lo
que lo lógico es que deje de existir.

Reuniones de trabajo efectivas: Reglas para dirigir una


reunión

31 de octubre de 2013 | 16:54

Por Cerem Comunicación


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En la mayor parte de las reuniones de trabajo se suele perder mucho tiempo, lo que
hace que sean poco efectivas. El principal culpable de la inadecuada gestión del tiempo
suele ser la falta de organización y priorización. Para evitar este problema es necesario
que los responsables de convocar una reunión sean capaces de planificarla previamente.
El primer paso debe ser determinar cuáles van a ser los motivos principales de
convocarla (p.e: dar información, motivar, resolver conflictos, buscar soluciones, tomar
decisiones…) y definir los objetivos que se pretenden alcanzar.

Una reunión de trabajo resulta económicamente costosa para la empresa. Si queremos


hacer un cálculo aproximado de su coste debemos completar la siguiente fórmula:

Puede haber otras alternativas económicas y eficientes, como por ejemplo realizar un
panel de expertos o videoconferencias mediante Skype, Google Hangout…

Una vez que hayamos determinado que verdaderamente es necesario que realicemos
una reunión deberemos proceder a planificarla adecuadamente. A continuación te
ofrecemos algunos consejos que te ayudarán a planificar, dirigir y coordinar reuniones
de trabajo para que sean verdaderamente efectivas:

1. Antes de la reunión:

 Prepararla con tiempo suficiente.


 Seleccionar adecuadamente a las personas que participarán. Sólo debemos
escoger a aquellas personas cuya presencia sea necesaria.
 Crear un planning de la reunión. En este documento se especificará el motivo
de la reunión, los objetivos a conseguir, los temas que se tratarán, los tiempos
que se dedicarán a cada cuestión…
 Convocar con antelación suficiente a los asistentes para que tengan tiempo
para preparar sus intervenciones.
 Enviar el planning a todos los participantes.

2. Durante la reunión:

 Comenzar a tiempo. La puntualidad es un aspecto fundamental. Debemos tratar


de comenzar y acabar a la hora marcada. ¡El tiempo es oro!
 Dedicar los primeros minutos a aclarar los puntos fundamentales. Se
indicará la importancia de los temas que se van a tratar, el motivo principal de la
reunión, los objetivos que se pretenden conseguir y se propondrá el método de
trabajo a seguir así como las normas de participación e intervención.
 Seguir el desarrollo previsto en el plan. Procurar que siga el curso y el
enfoque previsto, dando a cada punto el tiempo preciso y evitando tratar temas
no contemplados en el planning. Realizar síntesis en cada etapa.
 Tratar en medio de la reunión los temas más importantes.
 El director o coordinador de la reunión debe centrarse en dirigir el proceso
de los debates, pero no su contenido. Debe velar por el avance y progresión en
el desarrollo de la reunión. Un aspecto especialmente importante es que incite a
hablar a los participantes. Es fundamental buscar la participación activa de los
asistentes, de esta forma sacaremos más provecho a su asistencia.
 No dejar que algunos se impongan y acaparen la reunión, ya que esto podría
afectar negativamente al clima positivo de comunicación y cooperación que
debemos tratar de crear y mantener.

3. Al finalizar la reunión:

 Dejar un tiempo al final para que los participantes expongan dudas,


sugerencias, comentarios…
 Sintetizar las conclusiones esenciales
 Resumir las contribuciones positivas, opiniones, sugerencias y acuerdos
adoptados.
 Agradecer la participación de los asistentes.

4. Después de la reunión:

 Confeccionar un sumario de la reunión que se enviará a todos los


participantes durante los días siguientes. Este sumario debe contemplar si se han
conseguido cumplir los objetivos previamente marcados, las tareas que se hayan
podido encomendar a los diferentes participantes, el tiempo que disponen para
llevarlas a cabo, las conclusiones más importantes, los acuerdos adoptados…
 Si fuera necesario se convocaría a los asistentes a la siguiente reunión.

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