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Recensions Papers 54, 1998 231

APPLE, Michael W. Política cultural y educación.


Madrid: Editorial Morata, 1996.

¿De qué lado estás? tanto individuales como grupales, que


genera todo poder o coacción. Si la repro-
Desde la finalización de la Segunda ducción de la sociedad se lleva a cabo en
Guerra Mundial la sociología de la edu- un proceso de dominación unidireccio-
cación ha experimentado un importante nal, a través de la cultura escolar, para
desarrollo en el mundo anglosajón, así lo romper el círculo vicioso, es necesario
demuestra la numerosa producción teó- conocer cómo se lleva a cabo el proceso
rica y empírica, y la influencia que ha ejer- de transmisión cultural para, a partir de
cido en el resto de países industrializados. ahí, poder modificarlo, haciendo, de esta
En 1970 se produjo un punto de infle- forma, hincapié en la resistencia de los
xión. En ese momento apareció en agentes activos del sistema educativo.
Inglaterra «la nueva sociología de la edu- El trabajo de Apple intenta combinar,
cación», coincidiendo con la obra colec- desde una perspectiva teórica, el análisis
tiva Knowledge and control, editada por micro de la nueva sociología de la educa-
F.D. Young, en un contexto de crisis polí- ción, basada especialmente en los resul-
tica, social y educativa, que aglutinó todas tados del marxismo etnográfico, con la
las posiciones críticas del paradigma domi- teoría macrosociológica de la reproduc-
nante, el funcionalista. Las nuevas ten- ción.
dencias abandonaron los planteamientos Las teorías de la resistencia y de la pro-
excesivamente ambiciosos, de carácter ducción cultural señalan que los indivi-
monoparadigmático, que desde los clási- duos no son meros juguetes sometidos a
cos pretendían unificar epistemológica- las fuerzas que se mueven por encima de
mente bajo un solo punto de vista la sus cabezas, sino actores de las relaciones
disciplina. sociales, sujetos capaces por igual de acep-
Michael W. Apple es un sociólogo nor- tar, modificar o resistir los imperativos
teamericano, ubicado en las corrientes estructurales.
neomarxistas, que por su trayectoria forma Las escuelas tienen una dinámica pro-
parte de esta «nueva sociología de la edu- pia enraizada en la lucha en el terreno de
cación»; autor de varios libros, Ideología la ideología, por tanto hay que rechazar
y currículum (1979), Educación y poder que la escuela sea un mero reflejo de un
(1982), Maestros y textos (1988), El cono- centro de trabajo. Este análisis pone el
cimiento oficial (1993), en los que ya se énfasis en la autonomía de las escuelas,
recogen las teorías de la resistencia y de en su rol crucial de reproducción de las
la producción cultural. ideologías, y en las relaciones sociales. La
Apple, junto a Giroux, Anyon y Willis, enseñanza debe ser considerada como una
ha reaccionado firmemente contra el esfera cultural activa que funciona a la vez
reduccionismo determinista de las teorí- sosteniendo y resistiendo a los valores y
as de la reproducción, desarrolladas por creencias de la sociedad dominante.
Bowles y Gintis y contra el estructuralis- Un tema al que este autor ha dedicado
mo althuseriano. Estas teorías relegan a bastante atención, ha sido la producción
los seres humanos a un modelo pasivo de y consumo de los libros de texto, la eco-
socialización y sobrevaloran la domina- nomía política de los libros de texto.
ción de las estructuras sociales sobre la Ligando el tema de los recursos con el
acción humana. Así mismo, ignoran las profesorado, establece la relación entre la
contradicciones y formas de resistencia, proliferación del uso del libro de texto y
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otros sistemas de fichas y enseñanza pro- que optar están claros, aunque se pre-
gramada con la intensificación del traba- senten bajo formas distintas, y sólo son
jo docente y su descualificación, al limitar dos: o se está con y por la educación crí-
su autonomía y capacidad de control de la tica o en contra de ella. No hay posibili-
relación entre la concepción y la ejecu- dad de no estar de ningún lado. Lo que
ción del trabajo escolar. Apple plantea como una amenaza, la res-
Apple ha utilizado las teorías interac- tauración conservadora, no sólo está ahí
cionistas y la etnografía, manteniendo la sino que crece y busca nuevos espacios
idea básica de poner en el centro del aná- en los que desarrollarse, y, en su opinión,
lisis la actividad de los sujetos, su capaci- podemos encontrarnos en la extraña
dad de aceptar, resistir o mediar la situación de haber sucumbido a los
dinámica estructural, pero buscando la encantos de la alianza neoliberal y neo-
base de sus estrategias en los vínculos con conservadora sin llegar a saber cómo. Y
su cultura de clase, étnica o de género. si urgente es ubicarse —¿dónde estoy?—,
A Michael Apple se le ve venir. A estas lo importante es tomar partido —¿hacia
alturas de su trabajo nadie duda —él dónde me dirijo?
mismo ya se encarga de dejarlo bien Apple dedica este nuevo libro a revisar
claro— en situarle del lado de los críti- las amenazas que acechan a la educación
cos, de los que desechan el reduccionis- crítica. En su opinión, el contexto educa-
mo economicista para el análisis de la tivo norteamericano es inequívoco:
educación y se inclinan por un difícil aumento de las desigualdades, confirma-
compromiso contextualizador —¿qué ción del momento hegemónico, propa-
ocurre fuera de las escuelas con las rela- gación de la ideología conservadora
ciones económicas y de clase, raza y géne- —privatización, centralización, orienta-
ro?— a la vez que realista —¿qué, quién ción hacia las profesiones y diferencia-
y cómo se enseña realmente dentro de las ción— en un ejercicio de restauración,
escuelas?—. De hecho, nada más comen- consideración de la justicia social en tér-
zar Política cultural y educación, vuelve a la minos de mercado, etc. Pero al mismo
carga: «el mundo de la educación y otros tiempo le parece evidente la existencia de
por el estilo no son meros textos. Fuera identidades de oposición que, bajo formas
hay realidades firmes, realidades cuya fuer- culturales emergentes y/o residuales, están
za se basa, a menudo, en relaciones estruc- fuera del alcance de las pautas dominantes.
turales que no son simples construcciones Hay que reconocerle a Apple su insis-
sociales creadas por los significados que tencia en que hay razones —y pruebas—
les otorga un observador. Me parece que para el optimismo. En su opinión, nunca
nuestra tarea consiste, al menos en parte, han dejado de darse condiciones para la
en no perder de vista estas firmes realida- antihegemonía, sólo es cuestión de saber
des en la economía y el Estado, aunque, al en cada momento cuáles son y dónde
mismo tiempo, reconocemos los peligros encontrarlas. Ahora mismo, sostiene, esas
de la esencialización y de los análisis condiciones van unidas a la existencia de
reduccionistas». algunos movimientos sociales y luchas
Pues bien, si esto –entre otras cosas– democráticas a los que habría que enla-
es lo conocido de Apple, ¿qué nos encon- zar los esfuerzos para una mejora crítica
tramos de nuevo en este último libro suyo de los currículos y la enseñanza desarro-
traducido al castellano? Lo novedad es llados en las escuelas.
que ahora es él quien nos devuelve la pre- Sin embargo, toda esta evaluación de
gunta a cada uno de los actores del lo que pasa adolece —y el propio Apple
mundo educativo: ¿de qué lado estás? tiene el mérito de reconocerlo— de uno
Para Apple los lados posibles entre los de los problemas típicos del método crí-
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tico, que Rodríguez Ibáñez ha descrito trando una capacidad de introducir lógi-
como «el desvanecimiento en la perpleji- cas distintas y múltiples –es decir, plura-
dad de la indefinición». ¿De qué forma listas– en la producción del sentido de lo
se acaba concretando en la práctica social social. Pero, ¿cómo funciona esa intro-
del momento la educación crítica? El ducción?, ¿por qué ahora?, ¿por qué
autor esquiva esta pregunta con la justi- conectar y cómo la educación con estos
ficación de que ya ha dedicado un libro movimientos? De nuevo, sin respuesta.
—Democratic Schools— a explicar por En definitiva, el libro se presenta más
extenso las prácticas críticas; pero este bien como un trabajo de transición en el
libro aún no lo tenemos en castellano. Por que Apple insiste en sus planteamientos
tanto, para nosotros, irremediablemente, críticos más típicos con el fin de em-
Política cultural y educación resulta incom- pujar un poco más a sus lectores a optar
pleto. Nos quedamos sin conocer la —verdaderamente, ¿sabemos de qué lado
respuesta a una de las preguntas funda- estamos?— con la convicción de que la
mentales que Apple plantea: ¿qué es lo exigencia autorreflexiva de esta opción
crítico en la educación de hoy? sirva de impulso para la innovación y el
De momento, parece que lo crítico cambio.
está unido a algunos movimientos socia-
les. ¿A cuáles? ¿Por qué razón? Sobre todo Remedios Castillo Pérez
estos nuevos movimientos están demos- Mariano Sánchez Martínez

LLOBERA, Josep R. El dios de la modernidad. El desarrollo del nacionalismo


en Europa occidental. Col·lecció «Argumentos».
Barcelona: Anagrama, 1996.

El dios de la modernidad ens ofereix una que han estat susceptibles d’ésser el marc
anàlisi brillant, des de la perspectiva de dels macro estatsnació del continent euro-
la sociologia històrica, de l’origen i el peu), assenyala els orígens medievals dels
desenvolupament dels nacionalismes a diferents moviments nacionalistes que s’hi
l’Europa occidental; sens dubte un dels han desenvolupat al llarg de les centúries.
temes que darrerament està gaudint de Llobera destaca com, a l’inici de l’edat
gran ressò en el món de les ciències moderna, el mapa de nacionalismes euro-
socials. En aquest llibre trobem com Josep peus ja era clarament similar al que
R. Llobera remunta fins a l’edat mitjana trobem avui en dia. Alguns d’aquests
el bressol dels nacionalismes que s’han moviments nacionals varen anar afeblint-
originat al continent europeu. D’aquesta se fins a desaparèixer, pràcticament o total-
manera, replicant aquells teòrics que, com ment; mentre que d’altres s’enfortiren fins
Ernest Guellner, han presentat el nacio- esdevenir la principal font d’alimentació
nalisme com un fenomen estrictament del nacionalisme oficial d’un Estat nació.
modern i producte de les societats indus- A l’hora d’entrar en definicions, Llobera
trials i capitalistes, Llobera en recupera també assenyala que, si prenem com a
uns orígens medievals. Així, en la prime- requisit per qualificar determinat movi-
ra part del seu llibre, tot resseguint la ment com a nacionalista l’existència d’un
història dels territoris de Britània, Gàlia, moviment de masses, aleshores el «nacio-
Germània, Itàlica i Hispània des de l’alta nalisme» que aquest autor troba a l’edat
edat mitjana (és a dir, d’aquells territoris mitjana no podria ésser conceptualitzat

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