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Capítulo I

Dr. RAUL GONZALEZ MOREYRA

MODELOS TEÓRICOS EN PSICOLOGÍA

Esta presentación continúa un trabajo que, avanzado en los dos últimos años, pretende una aproximación comprehensiva y ordenadora al aparente
desorden, caos y contradicciones insolubles, que un primer contacto produce en el observador, aún ilustrado, la multiplicidad de teorías que ofrece la
psicología contemporánea al profesional y al estudiante.

Evidentemente, hay una aproximación trivial a nuestro problema, de la que vale la pena desprenderse rápidamente; esta consiste en asumir una posición,
hacer una elección de escuela, y a partir de ella caracterizar a las restantes. La distancia que cada teoría ocupa respecto a la elegida, será su distancia de la
verdad. Y así, convertido en una especie de Supremo Observador Inambiguo (SOI) -categoría que ofrezco a la comunidad científica nacional para
caracterizar a quienes se autoeligen ya poseedores de la verdad absoluta- y en calidad de tal, primero ordenan en distancias y luego evalúan a las demás
existencias conceptuales. Aquí me apunta una hipótesis que quiero adelantar para que alguien, interesado en la psicología de los científicos, la contraste
empíricamente. Cuanto más próximas y más distantes del SOI (Supremo Observador Inambiguo), peor evaluadas serán las teorías. La herejía próxima
pone en peligro la seguridad conceptual del creyente. La escuela distante no puede ser comprendida, es generalmente ininteligible. El psicoanalista no
tolera ni al adleriano ni al conductista; pero soporta al cognitivo. El conductista no sufre al mediacional ni al freudiano; pero también tolera al cognitivo.
Es pues, buen negocio ser cognitivo entre freudianos y conductistas, mientras los dos extremos subsistan.
Esta no será por cierto nuestra aproximación. Toulmin, un filósofo de la ciencia inglés, concibe el conjunto de teorías científicas que disputan un mismo
territorio cognoscitivo como una población conceptual sometida a discusión racional, donde se argumentan las razones de su existencia, sus evidencias,
abarcamiento explicativo, consistencia, valor práctico, predictividad, y muchos otros aspectos de cada una de ellas y. lo que es tanto o más importante,
sus mutuas o interacciones. Esta posición es la que asumimos. Concebiremos a la psicología como un conjunto, como una población de teorías y
trataremos -si ello es posible- de construir un mapa, un modelo que nos permita no sólo ordenar, sino dar cuenta de la lógica subyacente a esa población
conceptual.

En el camino hacia nuestra meta hay varios obstáculos que deberemos identificar y discutir. Unos obstáculos son de orden psicosociológico y otros son
de orden epistemológico. Empecemos por los primeros. La discusión científica en nuestro medio psicológico aún está en un período "canibalíslico".
entendemos por tal, la introducción en la comunidad psicológica de nuestro estilo nacional de discusión política. La tradición no es precisamente
democrática, el autoritarismo en todas sus versiones ha impregnado nuestros estilos de solución de discrepancias; bajo el amparo de capas sociales
dominantes, más empeñadas en servirse del país que en servirlo, y para lo primero, servirse del país, estrechar los terrenos de discusión políticas es una
manera de garantizar y perpetuar su dominación. Pero si la discusión psicológica hubiera tenido su propia tradición tolerante y racional en la escena
internacional, el mimetismo hacia la esfera política quizás no se hubiera producido o por lo menos se hubiera atenuado su efecto. Pero este no es
tampoco el caso. Hasta la segunda post-guerra, la discusión psicológica se realizaba en el escenario de un combate ideológico muy profundo. Era muy
próximo el tiempo de su separación de la filosofía, por tanto, el estado de furiosa y antagónica polémica filosófica altamente ideologizada se reflejaba,
mal nos pese, en el terreno psicológico. Y fuimos herederos de un modo de discusión "canibalístico". No quiero dar ejemplos próximos en el tiempo;
pero todos los conocemos. Pensemos sólo en las peripecias de Blummenfeld que, a pesar de ser gestaltista vio rechazada su psicología experimental por
la Facultad de Letras, de orientación fenomenológica, en la década de los treinta; y Psicología Experimental Fue así una cátedra exiliada en la Facultad
de Ciencias. No se trataba de abrir discusión, sino de eliminarla o alejarla. En los trabajos fenomenológicos peruanos de la época no hay mayores
menciones a Blummenfeld a pesar de la importancia de éste en la construcción de la psicología peruana.

Este estilo de discutir y contrastar teorías entre ella, no es el más apropiado para dibujar un neto perfil profesional. Urge -por razones también
pragmáticas- un cambio en nuestros estilos de discusión. No podemos seguir confundiendo a la comunidad social presentándonos como un enjambre de
capillas incomunicadas académica, científica y técnicamente. Mucho menos violentar, como se ha hecho a veces desgraciadamente en la vida
universitaria, el discurso abierto y tolerante, dispuesto a verificación, a sopesar pruebas, argumentos y predicciones, por el discurso dogmático y cerrado
bajo el pretexto de una formación coherente.

Y esto sólo puede lograrse si superamos los obstáculos epistemológicos que se centran en la creencia de que existe una verdad teórica absoluta,
monolítica y excluyente; cuando el hecho real confirmado por el panorama de todas las ciencias contemporáneas es el pluralismo teórico. Es decir, la
existencia de varios sistemas conceptuales que dan cuenta de iguales regiones epistémicas. Cuando dos o más sistemas conceptuales abarcan sectores de
la misma región es cuando hablamos de pluralismo teórico, porque, evidentemente, cuando los sistemas conceptuales se refieren a regiones epistémicas
diferentes, no son estrictamente teorías de una misma disciplina.

Sí hay alguna toma de conciencia metacientífica, compartida actualmente por filósofos de la ciencia provenientes de diversas escuelas y tendencias, ésta
es que, la ciencia real se presenta como un repertorio de sistemas conceptuales teóricos, articulados entre sí, y referidos a las diversas regiones y niveles
de este universo que los humanos compartimos. Y que los rasgos de cientificidad, cualesquiera que sean, deben ser exigidos a estas teorías que son
protagonistas epistemológicos de la aventura científica.
Una teoría es una constelación, trabada y conectada, de conceptos explicativos de los cuales pueden derivarse proposiciones sobre acontecimientos
fácticos con valor predictivo. La validez teórica es siempre discutible, porque depende de una multiplicidad de factores que van desde la capacidad de la
teoría para ser contrastada, es decir para derivar de ella proposiciones de hechos que de no producirse establecería su falsación, hasta la elegancia,
consistencia y simplicidad de su estructura.

Como señala Popper, una teoría omnicomprensiva y trivial, es decir, altamente probable, es escasamente falsable o no falsable definitivamente. Una
teoría altamente improbable, es fuertemente informativa y además potencialmente sencilla de falsear. Esta última característica es la que la hace
científicamente más atractiva, pero también más vulnerable.

De la validez teórica discutible de las proposiciones científicas, a veces ha querido desprenderse un escepticismo radical frente ala ciencia y, entonces,
contemplarla como un lenguaje cuyo valor cognitivo es difícilmente sustentable. El evidente desplazamiento de las teorías científicas, una por otra, en el
desarrollo histórico de la ciencia, las revoluciones científicas con sus cambios de paradigmas, innovaciones y consecuente abandono de los antiguos
modelos, y la estructura plural de las poblaciones teóricas en el marco de una misma disciplina, puede, en primera visión, justificar tal escepticismo; pero
las proposiciones científicas está n sometidas a un fuerte procesamiento de controles empíricos o locales o tópicos, como finalmente preferimos
llamarlos. Así, en independencia de la validez de la teoría, el valor tópico, sustentado en el acontecimiento fáctico que se produce en condiciones de
control, es el residuo, en el sentido de Pareto, que va configurando esa acumulación de saber, aproximado pero válido, local pero predictible, que es el
substrato, en última instancia, de la actividad de los científicos y lo que hace posible también su comunicación efectiva. El hecho del condicionamiento
en la Teoría del Aprendizaje, como acontecimiento que articula fuertemente un estímulo nuevo, que ejerce ahora función de señal sobre una respuesta
anteriormente neutra, tiene validez local muy sólida. En cambio la validez teórica de las proposiciones que pretenden explicarlo: nexo temporal entre
puntos corticales, educción por un estímulo signo de una respuesta fragmentaria anticipatoria de meta, incremento de la probabilidad de producción de la
respuesta por contingencia de refuerzos o de asimilación a un esquema respectivamente pavloviano, mediacional, operante y piagetano, tiene la validez
que sus construcciones teóricas poseen, y esa es la validez que es hoy productivo discutir. La validez local no la afirmamos absoluta; pero está tan
contrastada que es síntoma de ignorancia o pérdida del sentido de realidad, que no puede perder quien quiere hacer ciencia, pretender que no existe como
un conocimiento definitivo, si bien tópico o empírico o aproximado, o como se le quiera enunciar.

Hay pues ambigüedad teórica además de la ambigüedad intrínseca a los conceptos científicos mismos. La ambigüedad intrínseca, en mayor o menor
medida, pero siempre existentes, como puede apreciarse en preguntas tales como las siguientes: ¿Cuándo una serie de conductas se hacen neuróticas?,
¿En qué momento empieza un niño efectivamente a hablar?, ¿Cuál es la diferencia mínima entre conducta normal y conducta patológica?, ¿En qué
momento se realiza un aprendizaje?, ¿Cuando pasa una información del almacén de corto plazo al almacén de largo plazo?, ¿Dónde está el límite entre el
reconocimiento perceptivo y la memoria de reconocimiento? En esta ambigüedad intrínseca es donde el carácter probabilístico y la mayor o menor
varianza de los procesos reales juega el papel fundamental. En cambio, la ambigüedad teórica es Lina ambigüedad extrínseca, referida a la naturaleza de
la articulación entre teoría y realidad, entre explicaciones y acontecimientos, entre modelos y procesos. Los últimos son siempre más ricos que los
primeros. Estos son efímera creación humana. La realidad es el único, definitivo e inagotable milagro del mundo; al cual, quizás nos aproximamos en
una asíntota cognitiva que es función del esfuerzo humano, por hacer ciencia objetiva, pública y validada y, en este proceso, desarrollar y gozar de una
poderosa tolerancia a la ambigüedad.

1. MODELOSCAUSALES EN PSICOLOGÍA

La construcción de una teoría científica puede ser definida también, como un modo específico de explicar un conjunto de fenómenos, estableciendo entre
ellos o para ellos una red de determinaciones (en el marco, por supuesto, de su insuperable pero regulable ambigüedad). El principio del determinismo
puede ser enunciado, simplemente, como la postulación de conexiones constantes y unívocas entre los acontecimientos, que se traducen, siguiendo a
Bunge, en la hipótesis que éstos ocurren en formas definidas, que tales formas devienen no arbitrarias sino legales y que toda característica se desarrolla
a partir de condiciones preexistentes. Teorizar es construir un sistema conceptual que explique, es decir, exprese las determinaciones a las que están
sometidos los fenómenos de su competencia. En nuestro caso los fenómenos de la conducta o del comportamiento, entendiendo a éste en el sentido más
amplio y lato que podamos. La causalidad es una determinación en sentido fuerte, ya que expresa el modo de producción de un fenómeno por factores o
condiciones externas a él.

¿Qué tipos de determinismo pueden proponerse en el pensamiento psicológico? Responder a esta pregunta es ingresar al núcleo de la estructura de las
teorías científicas. Y debemos ingresar no a un nivel de ingenuidad filosófica, aunque fuese en el buen sentido de la palabra, sino al nivel de complejidad
técnica en el que, de hecho, se desenvuelve el trabajo de los científicos de la conducta.

En un diseño experimental muy conocido, Ivanov Smolenski, psicólogo soviético discípulo de Pavlov, exponía a niños a una combinación de estímulos
luminosos y auditivos de diferente intensidad, acompañados de la orden de apretar una perilla, cuya presión se registraba en un míografo. En el marco
teórico pavloviano, la orden verbal era el reforzador y la combinación de estímulos la señal condicionada a adquirirse. Una vez repetida varias veces la
condición experimental, los sujetos era expuestos sin aviso a la combinación de estímulos y todos educían la respuesta de apretar la perilla.
Evidentemente se había formado una respuesta condicionada en los niños, producto de la presentación simultánea del complejo de estímulos auditivo-
visual y el reforzador verbal. Técnicamente el complejo sensorial era el EC y la orden verbal el El. El acontecimiento comportamental queda claramente
injertado en una estructura conceptual que lo explica. Es un típico ejemplo de determinismo causal. El observador científico controla las condiciones del
experimento y al registrar la variable dependiente comportamental está en condiciones de establecer nexos causales antecedentes en el marco de un
complejo teórico, en nuestro caso pavloviano, con los factores externos de estímulo que lo determinan activamente.

Pero el experimento no acaba aquí. El experimentador luego preguntó a los sujetos ¿Qué había sucedido en ellos? y encontró tres tipos de respuesta: unos
sujetos describían con mucha claridad los sucesos, en términos tales corno que habiendo sonado el zumbador y encendido la luz, y cada vez que esto
pasaba se ordenaba apretar la perilla, entonces hicieron tal cosa. En estos sujetos el informe verbal expresaba la toma de conciencia clara y definida de lo
acontecido. Aún más -y es muy importante señalarlo- formulaban en su propio lenguaje una versión homologa a la explicación, que de la conducta,
pudiera tener el observador científico. De hecho la diferencia entre ambas, no estaba en la naturaleza de lo acontecido, sino en la profundidad y trabazón
de la categorización.

Otro grupo de sujetos se extrañaba de la pregunta, en cuanto para ellos no había sucedido nada, ni relacionado con algo como haber apretado la perilla, ni
el haber percibido una estimulación determinada. Estos sujetos no tomaron conciencia de los acontecimientos en los cuales estaban objetivamente
involucrados y que fueron registrados por el observador y que eran, por añadidura, explicados teóricamente por éste y descritos por los niños del primer
grupo. Diremos de una vez, y lo olvidaremos enseguida, que el tercer grupo tenía una toma de conciencia parcial, ya perceptiva, ya conductual; pero sin
relacionar ambas. Lo importante son, ahora para nosotros, las diferencias entre el primer y el segundo grupo.

Hay una primera inferencia sumamente plausible: la toma de conciencia no es factor causal de la respuesta condicionada. En ambos grupos las mismas
condiciones produjeron la misma respuesta en términos por lo menos macro-observacionales; es evidente, entonces, que la toma de conciencia no actuó
como factor causal del comportamiento. Entonces podemos concluir que, tanto en el segundo grupo como en el primero, el determinismo causal se
expresa por las condiciones de control establecidas en el manejo de las variables independientes hechas por el observador: ambas conductas están
determinadas causalmente. Pero la primera conducta tiene un agregado, un añadido, es ese nuevo acontecimiento que es la toma de conciencia, que
encaja doblemente con toda naturalidad corno informe adecuadamente descriptor de la conducta y como transcripción homologa de la explicación del
observador, desde el punto de vista del observado. La psicología no puede decir, a priori, que aquí hay un epifenómeno escasamente significativo.
Creemos que desde el punto de vista en el que nos hemos puesto, en este primer grupo, debemos hablar de una sobredeterminación de la conducta.
Entendemos que el concepto de sobredeterminación caracteriza al hecho de que existe un informe verbal que encaja tanto con la topografía de la
situación del sujeto como con la explicación del observador. Hay un plus, ese plus consiste en lo que podemos llamar la teoría que sobre su conducta ha
construido el sujeto. ¿Cuáles son las características de ese plus?, ¿Cuándo y por qué encaja como descriptor de conductas?, ¿Qué papel juega con la
conducta, es decir, cuál es su posición en la red de determinaciones del comportamiento? Es obvio que los temas del lenguaje y la conciencia y su
complejidad funcional emergen nítidamente de esta experiencia.

Si regresamos al hecho experimental veremos que no hay sólo un fenómeno verbal, hay dos fenómenos verbales que cumplen funciones diferentes. El
informe verbal del sujeto, que aparece fuera de la red causal, y la orden del experimentador de apretar la perilla que es el estímulo incondicionado
reforzador que forma parte necesaria de la red causal. En el informe verbal lo que aparece como relevante, por lo menos provisionalmente, es el papel
descriptivo que, respecto a la conducta, está cumpliendo, a esto lo podemos denominar "comprensión", y es así generalmente como, con uno u otro
énfasis, se denomina. Pero también diríamos como Piaget, que la secuencia verbal que está formada por unidades lingüísticas, tales como fonemas,
morfemas y sintagmas, guardan entre ellos relaciones implicativas, semióticas, en el caso de la articulación significante-significado, y gramatical-
sintáctica, en la secuencia oracional del discurso. La sobredeterminación, sería, técnicamente, el encajamiento de una cadena implicativa en una cadena
causal en condiciones de control, y la toma de conciencia no es otra cosa que la inclusión de un acontecimiento en un sistema de significaciones, cosa
que hace tanto el sujeto como el observador científico. Pero no perdamos de vista, aunque no lo desarrollemos en el presente trabajo, que también el
lenguaje "puede" cumplir un papel causal como lo es la función El de la orden del experimentador. Una importantísima área de investigación es,
entonces, la de las relaciones existentes entre la función implicativa y la función causal del lenguaje en la economía del comportamiento de los sujetos
humanos, que, evidentemente, son los que a todos los que estamos aquí, realmente nos interesan, y estas relaciones no son otras que las que existen entre
los sistemas de conceptualización y los sistemas de signalización.

Dejemos aquí, por un momento, las categorías de determinación y sobre determinación, y hagamos un experimento mental, permitiendo que Ivanov
Smolenski salga de su laboratorio hacia el mundo exterior, el mundo de la calle, donde los comportamientos existen, pero, no sometidos a control
experimental. Imaginemos que nuestro, ahora, observador sin control, ve un conjunto de sujetos, a los que llamaremos, a partir de ahora, actores, en el
sentido técnico de generadores de acciones; estos actores, que corren por la calle, son también niños. Nuestro observador pregunta: ¿Qué les sucede?
Algunos niños no dicen nada, miran y siguen corriendo. Otros dan diferentes informaciones: estamos jugando, la policía nos persigue, vamos al cine, etc.
Ahora nos encontramos con dos situaciones también extremas y diferentes, pero signadas por la misma característica, de estar fuera de control
experimental: unos sujetos no informan sobre las razones de su conducta, ésta queda, desde el punto de vista del observador, en la indeterminación;
Skinner saco un extraordinario provecho de las operantes libres, que no son otra cosa que comportamientos indeterminados para un observador. Los
otros comportamientos van acompañados de razones, es decir, el observador constata una conducta y un informe sobre ella, pero no ha manejado un
contexto del cual pueda derivar una explicación causal. Pero, sabe que hay alguna relación entre la descripción verbal no sólo puede presentarse, sino
que, también, puede ser parcial o fragmentaria. Y además, sabe, por los experimentos de efecto posthipnótico, que el sujeto puede engañarse con una
racionalización que le haga comprensible su propia conducta, cuando desconoce la fuente causal que la determina. El observador tiene entre manos,
pues, una conducta y un informe verbal que puede estar encajado significativamente (es decir, adecuado a una descripción de nexos causales), o puede
estarlo parcialmente o puede no estarlo. A esta situación la denominamos de subdeterminación. El hecho objetivo de la conducta es articulable, en estas
condiciones, con un mayor o menor repertorio de posibles informes, cada uno de ellos descriptor, en diferentes nexos y relaciones, de la misma conducta.
Es cierto que hay un nexo presumible entre el informe verbal del actor y su comportamiento; pero las alternativas desbordan cualquier sensata confianza
en su mutuo encajamiento; la relación existente es, en sí, problemática.

Ahora podemos trazar un cuadro que modele los tipos de determinismo que hemos identificado (Fig. N°l). Haremos una tabla de doble entrada. Arriba,
el rótulo de observador, dicotomizado en: con control y sin control. A la izquierda, el rótulo de actor

que será técnicamente objeto cuando no emite informe verbal y sujeto cuando emite informe verbal. Tenemos 4 tipos de determinismo; indeterminación,
subdeterminación, determinación y sobredeterminación.
OBSERVADOR
CON CONTROL SIN CONTROL

A SUJETO
SOBRE SUB
C DETERMINACIÓN INDETERMINACIÓN
T
O OBJETO DETERMINACIÓN INDETERMINACIÓN
R
Figura 1. Tipos de determinación

El estado de indeterminación de una conducta es un estado de desconocimiento; por lo tanto el observador sin control tratará de resolverlo aventurando
una conjetura que resuelva su disonancia cognitiva respecto al actor. Esa conjetura es una "interpretación", es decir, una cadena verbal implicativa que
asimila, significativamente, el comportamiento observado. Pero, como no hay control contextual, esta interpretación será homologa,
epistemológicamente, al informe del actor cuando es, también, un informe sin control del contexto causal: una subdeterminación. Fijemos esto, cuando
es sin control, tanto el informe verbal del sujeto como la interpretación del observador están subdeterminando la conducta del actor.

Llegados aquí, creemos poder afirmar plausiblemente, que tenemos un instrumento conceptual que nos permite afirmar la siguiente hipótesis heurística:
A partir de una observación indeterminada podemos pretender desplazamos a una subdeterminada o determinada o sobredeterminada. Es decir, se
plantean tres posibles programas de investigación: un programa de determinación causal, un programa de encajamientos de sobredeterminaciones y un
programa de interpretaciones subdeterminadas.

2. ESQUEMAS DE LAS TEORÍAS PSICOLÓGICAS

Si bien nuestro enfoque hasta este momento ha sido lógico y metódico, podemos desplazarnos ahora a una aproximación histórica que nos ponga en
medio del problema de las teorías psicológicas contemporáneas. Es 1879 un año crítico para la Psicología, en cuanto es la fecha de su nacimiento oficial
como ciencia independiente de la filosofía, al inaugurarse en Leipzig el primer Laboratorio de Psicología Experimental por Wilhem Wundt.

En la Fig. N° 2, la psicología introspeccionista de Wundt ocupa un lugar superior de la columna central encerrada en un rectángulo. Los signos y letras
usados en esta Figura significan los siguiente: E, O y R son las letras iniciales de estímulo, organismo y respuesta y los representan en este sentido,
añadiendo que O puede significar tanto mecanismos biológicos como procesos cognitivos, o lo que la teoría considere pertinente, con el único rasgo de
ser procesos no directamente observables. Las flechas indican relación de determinismo causal y las ondas expresan la relación implicativa, con énfasis
en los aspectos semióticos. Los paréntesis significan supresión metodológica del elemento que contiene. El triángulo oscuro significa supresión
metodológica del elemento que contiene. El triángulo oscuro significa derivación muy estrecha, en cambio el círculo representa sólo cierto tipo de
proximidad y articulación, un cierto aire de familia, en el sentido de Wittgenstein, entre las teorías límites, pero no derivación directa. En cada columna
los rótulos caracterizan la naturaleza del programa de investigación de las teorías, en función de los tres tipos de relación determinista antes examinados.
El rótulo dualista tipifica las teorías cuyo programa son causal-implicativos; el rótulo naturalista, aquellas cuyos programas son causales, y el rótulo
hermenéutica aquellas consistentes en programas implicativos. Las líneas expresan tres momentos en el desarrollo: un primer momento primitivo, en el
sentido de fundante, denotado por "reduccionista". Un segundo momento "atenuado", el programa baja su radicalismo inicial; y un tercer momento de
"reformulación" del programa, injertando características de los programas alternos.
El programa de Wundt fue metodológicamente dualístico, inspirado fisiológicamente (aspecto conductual); pero introduciendo la introspección para
aproximarse a los fenómenos de la conciencia. Planteada una condición experimental y obtenida la respuesta, el sujeto debía informar retrospectivamente
su experiencia interna. Por ejemplo, para Wundt, el proceso de respuesta, controlado a través de la medida experimental del tiempo de reacción, se
descompone psicológicamente en percepción, reconocimiento y voluntad. La percepción es la relación directa de la mente con el estímulo: el
reconocimiento, denominado apercepción, es la comprensión del significado de E; y la voluntad es la emisión del impulso a reaccionar. Wundt consideró
la introspeción como el núcleo metodológico para acceder a la experiencia interna; pero no la creyó posible de ser el único método aplicable a los
procesos superiores, donde debían incorporarse, además, el análisis de los productos culturales superiores de la civilización. Titchener fue más radical
que su maestro y concibió la introspección como el método único y extensivo a todo el territorio de la psicología. Hemos encerrado en un rectángulo la
fórmula introspectiva, por dos razones, la primera, por la prioridad concedida al informe verbal retrospectivo de los sujetos y la segunda, porque es la
corriente psicológica que efectivamente hizo crisis y desapareció del quehacer vivo de la psicología científica; pero su crisis inició el despliegue y
desarrollo de las nuevas corrientes. El programa de Wundt restrictivo y el de Titchener extensivo, en cuanto la introspección, colisionaron con los
procesos psicológicos superiores. Cada laboratorio informaba resultados experimentales ajustados a su propia versión e interpretación, sin que hubiera
posibilidades de zanjar objetivamente las diferencias existentes. La crisis de la introspección envió el método a los libros de historia y fracturó el
programa dualista o implicativo causal en su forma originaria. Además, la serie implicativa de la experiencia interna, emergía en los introspeccionistas
sustituyendo las estructuras causales del comportamiento, generando el problema de la interacción psicofisica como interacción causal. Se caminó hacia
un callejón sin salida. La sobredeterminación en la introspección, en el fondo, no lo era, porque realmente la determinación implicativa substituía la
implicación causal.

El fin del programa introspectivo dará lugar a dos tipos de programas radicales, antagónicos y monistas. El conductista, que mantendrá del programa
introspectivo sólo los elementos de estímulo y respuesta, y el establecimiento de nexos causales entre ellos. Se eliminarán las experiencias internas, la
actividad mental y con ella toda la actividad intraorganísmica. Será la Psicología E-R, donde O queda entre paré ntesis, que significan, su eliminación
metodológica. No nos interesa en este contexto los compromisos ontológicos que pudieran estar asociados con la elección realizada. El programa
conductista será radical y furiosamente causalista. En la otra orilla, como si fuera una increíble resta de algún manipulador de fórmulas, se gesta el
movimiento fenomenológico, que acepta todo lo que el conductismo rechaza y rechaza todo lo que el conductismo acepta. Examinemos cuidadosamente
ambos modelos, aunque con la brevedad que el corto espacio de tiempo que tenemos nos exige, teniendo presente que ambos hoy viven y siguen
produciendo en el seno de la comunidad científica contemporánea. No tratamos pues de fósiles históricos sino de realidades vivas.

El conductismo afirmó un reduccionismo naturalista dispuesto a desarrollar un programa causal que revolucionó metodológicamente la psicología; la
exigencia sobre los procedimientos y el control experimental y la aguda crítica a los constructos mentales hicieron mucho bien a la joven ciencia. El
conductismo se dividió en dos líneas, una consideró como agente causal prioritariamente el estímulo disparador, tal en la versión de Watson; otros se
centran en los antecedentes de la respuesta condicionada, donde el estímulo reforzador secuente a la emisión es el factor causal, respecto al incremento
posterior de la probabilidad de emisión de la misma R. Los principios de la contigüidad y del refuerzo serán los dos grandes polos de atracción
explicativa de las diversas teorías conductistas. La negación a penetrar en los acontecimientos intraorganísmicos será la constante que, en medio de
discrepancias menores, las emparenta estrechamente.

Decíamos que en la orilla hermenéutica la vocación fenomenológica será la opuesta a la conductual: se interesará por lo intraorganísmico, pero
concebido estrictamente como implicativo, es decir, en su talante de significaciones moduladas por O en la conciencia; se pondrán entre paréntesis los
acontecimientos objetivos del estímulo y de la respuesta, y no se pretenderá ningún control experimental en el acceso a la experiencia interna. Esta,
además, deberá ser inmediata y directa. El propio sujeto a través de la "epojé" propuesta inicialmente por Husserl, pondrá entre paréntesis las referencias
externas de su experiencia subjetiva, para hacer patentes los puros significados vivenciales.

El programa metodológico propuesto por Husserl no se cumplirá. El quería construir una psicología eidética de los actos cognitivos, anterior a todo
empirismo. Las teorías más ricas resultarán: la psicología existencial y la psicología comprensiva. La primera vinculada a los nombres filosóficos:
Heidegger, Sartre y Merleau-Ponty y psicológicos de: Binswanger, Frankl, Maslow y Rogers, entre otros. El propósito del análisis será dar un cuadro de
los significados de la conciencia, a partir de su ser-en-el-mundo como categoría de aprehensión básica de la condición humana y que puede ser captada
en la interpretación de las expresiones y manifestaciones del lenguaje, en los que el locutor revela los planos, contenidos y proyectos de mundos en los
que existe. La psicoterapia y la psicología de las situaciones humanas límite, será el territorio más fructuoso de la fenomenología existencial.

Dilthey elaborará el programa de una psicología descriptiva que Spranger se encargará de desarrollar. La aproximación a las vivencias no será ya
intuitivo-directa, ni centrada en las dimensiones semiótico-estructurales del mundo, sino mediada por una tipología de los valores, extraída del ámbito de
la cultura o del espíritu objetivo de la época. La civilización construye dimensiones de valor: religioso y sociales, artísticos y económicos, políticos y
científicos. Cada uno de ellos se organiza en una estructura peculiar de jerarquías constitutiva de tipos. La conciencia individual se asentará electiva y
maduramente en un tipo específico, de cuya identificación dependerá la posibilidad de comprender los significados que el sujeto asumen. El horizonte
vivencial de los hombres es radicalmente un horizonte de valores vividos. Sólo aprehendiéndolos los comprenderemos en cuanto conscientes portadores
de valor. Hacer psicología es aprehender la estructura axiológica de los sujetos respecto a los tipos de valor de su civilización.

Las posturas conductistas y fenomenológicas son posturas radicales; pero ya tempranamente ambas producirán derivaciones que atenuarán los
extremismos de su programa inicial. El conductismo, al aceptar aconteceres intraorganísmicos, se convertirá en neoconductismo o psicología
mediacional.

La fenomenología, al aceptar la presencia de estímulos y respuestas, será la psicología de la gestalt. Se atenuará el radicalismo inicial, y nosotros como
vemos, eliminaremos los paréntesis incorporando el elemento, anteriormente suprimido, a la cadena causal, en el caso del neoconductismo, y a la cadena
implicativa, en el caso de la gestalt.
Las psicologías mediacionales injertarán, en la cadena causal, determinados acontecimientos en O. Estos podrán ser fisiológicos; pero la mayoría de los
neoconductistas pretenderán elaborar constructos a partir de las propiedades de las respuestas, para explicar las interacciones internas que, con los
estímulos, determinan los comportamientos. El papel de O es el de un regulador de respuestas, es un mecanismo emisor y selector de comportamientos.
El concepto de potencial excitatorio de Hull fusionará, en una estructura intraorganísmica disposicional, la tensión pulsional, la fuerza de los hábitos, la
naturaleza de la necesidad y la intensidad del reforzamiento, para dar cuenta de las modificaciones de la probabilidad de respuesta y sus oscilaciones de
umbral. Osgood, más complejo, fragmentará las respuestas consumatorias pesadas en unidades mediacionales con propiedades de respuesta liviana,
oculta y de estímulo dinamizador, que puenteará entre los estímulos propiamente externos y las respuestas de largo aliento que O debe emitir para
adaptarse a los complejos ambientes en los que actúa. Osgood reintroducirá el lenguaje como un tipo de mediación muy importante, en su dimensión
connotativas o emocional, y como elemento de regulación comportamental. La influencia de Pavlov, aunque a veces regateada y no reconocida, será
muy importante en todos los neoconductistas.

La atenuación mediacional tendrá su contraparte, en la orilla opuesta, en la orientación holística. Se accederá al fenómeno mental concebido como
significación, es decir implicativamente, pero se le contextualizará en un plano de estímulo-respuesta, o situación-comportamiento como prefirieron
denominarlos. El programa seguirá siendo implicativo; pero ahora no se pondrá entre paréntesis el universo situacional, sino significaciones subjetivas
serán articuladas a él experimentalmente. Kohler (guestaltista) dará preferencia al sentido de las condiciones perceptivas; Lewin acentuará los
significados de la acción. El campo perceptivo y el espacio vital serán los conceptos centrales de la aproximación guestaltista. El campo perceptivo, que
es el modo de significar de la situación, dependerá de la estructura de la figura sobre un fondo indiferenciado y la figura se organizará determinada por la
pregnancia de las propiedades formales, de la relación directa e indisociable sujeto-objeto. El pensamiento no es más que la reestructuración súbita de
esos campos, que se recomponen por modificación de las tensiones de su estructura relacional. La conducta será función del espacio vital, donde persona
y ambiente configuran un campo de desplazamientos, que es función de las metas, valencias y barreras que surgen de las tensiones intrínsecas a esa
interrelación. Las penetraciones intelectivas y los desplazamientos simbólicos que superan barreras, serán siempre función de las significaciones
emergentes de la interrelación no analizable sujeto-objeto. La gestalttheorie, será la posición holística paradigmática.

El dualismo metodológico de los instrospeccionistas había fracasado; pero podía mantenérsele invirtiendo simplemente los términos de la relación entre
la cadena causal y la cadena implicativa. Si se prioriza la primera en el marco del rigor experimental, y lo mental - como experiencia interna - se asumía
en calidad de complementario, podía continuarse avanzando modestamente en un programa de determinismo por sobredeterminación. Y fue éste el
programa que tal vez sin proponérselo, tuvo el funcionalismo, y decimos sin proponérselo, porque el funcionalismo es una extraña escuela, sin un
programa explicitado y de perfil riguroso. Más bien, acentuaron cierto eclecticismo, cierta apertura, cierta capacidad para asimilar y procesar
informaciones procedentes no sólo de sus predecesores reconocidos sino de todas las otras corrientes, cuando sus resultados fueron considerados
interesantes. ¿Quiénes son funcionalistas? En Estados Unidos, Dewey y Woodworth; en Rusia, Rubinstein; en Alemania, Bühler; en Inglaterra, Stout; en
Francia, Binet y Janet; en Suiza, Claparéde, el maestro de Piaget. Es una lista bastante heterogénea. Pero, con todas sus diferencias, los une el énfasis
experimental y el programa causal-implicativo. Se inscribirán, además, en el marco de una concepción evolucionista de amplio alcance. Lo mental, la
conciencia, será concebida como parte de un proceso evolutivo filogenético que la inscribe, con peculiaridades propias, en un marco científico-natural.
Los funcionalistas oscilarán entre una versión instrumental de los procesos psicológicos, es decir, la identificación de la función que en la economía de la
adaptación juegan, y una especificación de la relación funcional del comportamiento con las variables que los determinan. Así Woodworth será el
primero en explicar el modelo E-O-R como el modelo causal de la psicología. Rubinstein proporcionará una fórmula metodológica fundamental: las
causas externas actúan a través de las condiciones internas. Claparéde impulsará la tradición psicométrica y la psicología infantil, definiendo la actividad
mental como un mecanismo que interioriza implicaciones anticipadoras, que se han consolidado por comportamiento exitosos, anunciando, ya, las más
modernas psicologías operatorias.

Llegados aquí hemos completado la segunda fila de nuestro cuadro, en la que el rasgo común ha sido el atenuamiento del radicalismo de las posiciones
pragmáticas originarias. Iniciaremos el análisis, somero, de los tres modelos teóricos terminales que caracterizamos en términos de "reformulaciones". El
programa originario, que se orientó en el marco de una sola red de determinación, se abrirá, en el nivel que ahora examinamos, a la red complementaria.
Lo implicativo de la fenomenología tratará de articularse, en las posturas psicoanalíticas, con la estrictamente causal. El determinismo causal de las
posiciones naturalistas injertará en las psicologías informacionales, como un momento suyo, al determinismo implicativo. Finalmente, las psicologías
operatorias asumirán responder una pregunta clave que hasta ahora no habíamos formulado: ¿Cuál es el modo de articulación de las series causales y las
series implicativas entre sí?

Entendemos aquí estrictamente por escuelas psicoanalíticas, aquellas cuyo programa tiene un punto de partida que, desde nuestra perspectiva, es
inequívoco: el actor jamás realiza una lectura implicativa adecuada de su conducta, es decir, su teoría siempre es errada. Quien debe realizar la lectura
adecuada es el observador. Este debe generar una interpretación que injerte la conducta en un sistema de significaciones coherentes y que, además, dé
cuenta de la "mala lectura" del actor. Más aún, la conducta es también una red de unidades semióticas en las que las manifestaciones observables tienen
valor implicativo de significantes. Chuparse el dedo, no es, realmente, la educción espontánea de un esquema motor vinculado a la alimentación, que
asimila a su estructura, por generalización, un objeto de propiedades romas y relativamente blandas, sino un significante que remite a un universo de
significados libidinosos en la versión freudiana que se han oralizado y que, cristalizados en algunos casos individuales, se mantienen actuantes por una
pulsión energética de origen natural intransformable, que ejerce sobre él una eficacia causal. El psicoanálisis pansemiotíza la estructura total del
psiquismo y de la conducta, correspondiendo el desciframiento a un observador privilegiado: el observador que ha hecho el análisis didáctico y que
posee el código que interpreta a los significantes provenientes de la conducta y de la mente del actor. La subdeterminación implicativa comunica la red
de los eventos mentales y la red de los eventos conductuales; pero, además, una causalidad natural y energética tendrá una acción puntillista, cargando
ciertos complejos significativos más que otros: la eficacia causal actuará en el desarrollo onto y filogenético sobre la red implicativa en forma selectiva.

En Freud, la semiotización traduce un acontecimiento originario decisivo, tanto a nivel especie: el parricidio y la apropiación filial de sus mujeres; corno
a nivel individual: el complejo de Edipo, fantasías infantiles de destrucción del padre y de posesión sexual de la madre. La lectura tanática y libidinosa
será objetada por Adler, para quien el código de lectura de la conducta debe orientarse a las relaciones de superioridad-inferioridad subyacentes a toda
interacción humana. Jung tratará de tender un puente entre Freud y Adler, y terminará construyendo un importante edificio donde la simbología volverá a
desbordar el ocurrir individual, para convertirse en una producción del inconsciente colectivo, donde el sujeto es una especie de aislado resonador: las
religiones y sus mecanismos simbólicos universales será los temas predilectos del Jung terminal. Pero en el psicoanálisis, como puede observarse, hay un
esfuerzo genético. La fecha vertical bajo O quiere en nuestro cuadro representarlo. Cada unidad semiótica se define por una historia, en la que los
protagonistas son instintivos en Freud y más ligado a las peripecias sociales no sólo en Adler, sino en el llamado neopsicoanálisis de Fromm, Horney y
Sullivan, en los que ya emerge un constructismo del sujeto como persona, que se hace más patente, posiblemente, en posiciones más modernas como en
Erikson.

Una nota más. La semiotización, es decir, la articulación significante-significado, puede ser diádica fue propuesto por Jung; el significante, que en su
discurso es la imagen arcaica, remite directa a su significado que es el arquetipo. La imagen arcaica es la forma simbólica bajo la cual el arquetipo
emerge a la conciencia. El arquetipo es la disposición inconsciente y colectiva. Un símbolo religioso, solar por ejemplo, apunta directamente hacia él,
aunque su contenido quede en la oscuridad y penumbra. La semiosis freudiana es triádica. Entre el significado que, por ejemplo, un sueño, que es su
contenido manifiesto y su significado, que es su contenido latente, actúa un tercer elemento: la censura, una acción del sujeto que opera desplazamientos
y condensaciones produciendo el resultado del significante manifiesto.

En la orilla opuesta, las psicologías informacionales desarrollarán un programa orientado naturalistamente, modelado por el desarrollo de los modernos
artefactos de computación digital y analógica y por el empuje de la Cibernética y la Teoría de la Información. La conducta es el eslabón terminal de un
proceso que se inicia por la presencia de un estímulo, es cierto; pero en el cual lo decisivo es el procesamiento que, de la información portadora, realiza
el sujeto; O es un receptor, procesador y emisor de información injertado en un círculo de realimentación o feed-back. Los viejos conceptos de
sensación, atención, memoria, etc. son replanteados y sometidos a diseños experimentales en los que la transmisión de información, su almacenamiento,
sus transformaciones y su recuperación se convierten en las tematizaciones dominantes. Lo cognitivo se injerta totalmente en una red causal: la
conciencia es un programa de amplificación atencional y el sujeto yóico, agente de la acción, es nada menos que una subrutina de ejecución recursiva,
como en Neisser. La vocación monista, naturalista y causal, nacida con la tradición conductista, es sólidamente mantenida por los informacionales.

Los informacionales se han orientado en dos direcciones principales: la que ejemplificaríamos con Miller y su concepción del comportamiento, como la
salida ejecutiva de un programa de acción, y la segunda, ejemplificada por Norman, quien produce diseñar la memoria como una secuencia de almacén
de información con diferente nivel de procesamiento: memoria inmediata, memoria de corto plazo y memoria de largo plazo. Lo importante en conexión
con nuestro propósito, es identificar, si es posible, el modo de articulación de las estructuras en la red causal. Información y significado se identifican en
el modelo cognitivo. Información, técnicamente, es la reducción de incertidumbre en el receptor respecto a los estados en que puede colocarse el emisor
y depende de la variedad de estados posibles de éste y de su respectiva probabilidad. La unidad pertinente de información es una señal y ella es común a
emisores, como una planta de televisión, un gene, una pintura y una abeja respecto a receptores como el televisor casero, el ácido nucleico transmisor, el
espectador y la colmena. La especificada de los sistemas semióticos humanos, como el lenguaje, principalmente; con su articulación convencional de
signos y significados: el primero sometido a las propiedades fonológicas de la lengua y a una combinatoria sintáctico-gramatical sumamente compleja, y
los significados, que son conceptuales y por tanto sometidos a leyes propias lógico-formales, se reducen a señales físicas portadores de información
probabilística, para injertarse en la red causal entre entrada y salida. Este rasgo lo representamos con la onda ubicada debajo de la flecha que une el input
con O.

Finalmente llegamos a los movimientos operatorios con los cuales se cierra nuestro esquema tipológico. Asumen el dualismo metodológico con mucha
fuerza, como por ejemplo en Piaget, quien afirma, explícitamente, el doble objetivo de acercarse causalmente a la conducta y de descifrar las redes
implicativas de la conciencia. Además, se produce una especie de cierre aditivo en la psicología operatoria respecto a sus vecinos dinámicos y
cognitivos. Los mecanismos genéticos de los psicoanalistas y los mecanismos de retroinformación de los informacionales, son asimilados por las
psicologías operatorias.

¿Qué es lo que traen de nuevo las psicologías operatorias? Un esfuerzo por no mantener disociado lo causal y lo semiótico; pero también por no postular
una identidad sólo a nivel del discurso. El programa operatorio se orienta a descubrir las relaciones y articulaciones reales entre conciencia y conducta,
entre los sistemas implicativos y los sistemas causales, entre las señales y los conceptos. Dos han sido las propuestas fundamentales en cuanto al espacio
psicológico, donde se realiza la articulación. La de Vigotski sobre el desarrollo del lenguaje y la de Piaget sobre el desarrollo de la inteligencia. Es decir,
se privilegia, en el primer caso, las operaciones lingüísticas y en el segundo, las operaciones lógicas; pero se enfatiza que la conciencia es un producto
emergente de la complejización de los comportamientos lingüísticos y/o inteligentes, según el caso, que se interiorizan para convertirse en actos
introspectivos, después de haber sido actos conductuales. Cuando, como en Vigotski, se privilegia el lenguaje, se tiene en cuenta el doble papel de señal
conductual y de signo semántico que tiene la palabra. Cuando se prioriza la inteligencia, se asume que la interiorización de los comportamientos, a los
que se agrega un proceso de equilibraciones, deviene en estructuras ordenadas de actividad interna que constituyen el fundamento del razonamiento
lógico y moral. Pero las relaciones entre lo causal y lo implicativo, son genéticas. La noción de genético define un nuevo tipo de determinismo:
constructivo, histórico y dialectizado. Al final del recorrido, hallamos un tipo nuevo de determinación en el terreno psicológico: el determinismo
genético. Los sistemas implicativos se constituyen soportándose originariamente en los sistemas causales. El dualismo sólo es metodológico y funcional.
Es metodológico porque debe accederse a dos niveles de fenómenos diferentes; el método clínico-crítico piagetano es modelo del modo de realizar
experimentalmente el análisis de la sobredeterminación del comportamiento, por ejemplo, clasificatorio: se exploran los encajes entre las conductas de
agrupamiento y la elaboración de clases lógicas por el sujeto. El dualismo es además funcional, porque no hay reducción en acto de ambos niveles, no se
explica la conducta por la conciencia de ella, ni la conciencia actual es epifenómeno de la conducta y su base fisiológica. Genéticamente, sí se pone en
correspondencia el devenir de la conciencia intelectual y moral con los niveles conductuales en los que efectivamente se origina, a través de un rastreo
que en su lógica interna va retrocediendo de los niveles de mayor complejidad hacia niveles cada vez más simples, hasta llegar al límite psicológico de
determinación que es nivel fisiológico de los fenómenos del comportamiento.

3. RECAPITULACIÓN
Ahora llegamos al final. Evidentemente no caben conclusiones, sólo cabe una recapitulación y algunos corolarios. El mapeo que hemos hecho valdrá la
pena, si logró, sin forzar excesivamente los datos, ordenar el territorio de las escuelas psicológicas. Nuestro punto de partida fue dilucidar los tipos de
determinismo con los que la psicología actúa. Ello nos sirvió para clasificar las escuelas en torno a sus modelos típicos y representativos de
determinación. Al finalizar nuestro recorrido encontramos un determinismo nuevo, el genético, constituido por las escuelas operatorias.

Cada escuela es, pues, un programa de investigación que asume cierto tipo de determinación epistémica y ciertos elementos situacionales para avanzar en
el conocimiento de su objeto y dar cuenta racionalmente de su comportamiento. La elección de escuela es sólo, y esto debe comprenderse bien, la
elección de una perspectiva metodológica y de interacción; su destino es enriquecer el conocimiento y no servir de freno a éste. Ninguna perspectiva
anula los resultados válidos de otra; a lo más, la incorpora totalmente como un caso especial. Si exceptuamos el modelo introspeccionista, los otros ocho
modelos viven activamente en la psicología contemporánea y tratan cada uno, a su modo, dar cuenta de los fenómenos mentales y conductuales.

Ser psicólogo, es asumir un rol científico que desborda por definición cualesquiera de sus contenidos, entre ellos, las teorías que constituyen su población
conceptual. La psicología instrumenta las teorías para incrementar el conocimiento y su eficacia técnica; pero, no es idéntica a ninguna de sus teorías en
particular. Cualquier teoría puede ser rebatida por los hechos, y la psicología como territorio científico la sobrevivirá.

Es cierto que no hay trabajo serio, en ciencia, que pueda realizarse si no se asume un marco teórico con todas las consecuencias restrictivas de principios,
métodos y conceptos que hemos visto. Pero esto no tiene por qué desvanecer la actitud abierta a discutir nuestros principios, nuestros procedimientos y
nuestros conceptos a la luz pública, y estar dispuestos para abandonarlos si no resultan válidos. Pero, poder hacer esto como comunidad científica y
como individuo, significa tener un compromiso mayor con la Psicología y su desarrollo que con cualquier escuela en particular. Si mi escuela sustituye a
mi profesión y se convierte en compromiso de grupo y creencia cargada de lazos emocionales, no sólo se pierde la objetividad, la tolerancia, la apertura,
el diálogo y la disposición al cambio fundamentado, sino que, me convierto en un obstáculo para el desarrollo, para el diálogo, para el progreso; en
definitiva, para, en nuestro medio, consolidar y prestigiar la profesión que elegimos libremente porque la consideramos valiosa.

4. ADDENDA

La relectura del material anterior me confirma en el criterio multiparadigmático asumido en él, como una conceptualización epistemológica que da
cuenta de la diversidad de los campos de la Psicología y la presencia de paradigmas particulares en cada uno de ellos. Pero también creo que una
estructura de campo multiparadigmática no es necesariamente estable. Se halla sometida a las tensiones naturales en todo desarrollo científico: los datos
empíricos se incrementan y el espíritu tiende a proveerla más amplia cohesión teórica posible a dichos datos, haciéndolos compatibles con los antiguos
en el seno de nuevas formulaciones teóricas.

Siempre es un peligro hacer futurología y más aun en ciencia, donde la innovación y el descubrimiento son fenómenos imprevisibles; pero sí, creemos
posible hacer una futurología de corto alcance que explique la dinámica actual de la ciencia y la orientación de su futuro próximo, bajo la lógica de los
datos y conceptos de hoy. Puestos en esta óptica pareciera haber un proceso inverso que pasa de la expansión paradigmática examinada a una reducción
paradigmática que es posible esté realizando bajo nuestra vista y que no dudaría en considerar como la tendencia dominante de estos años inmediatos que
nos conducirán al simbólico año 2,000. En este sentido, afirmaría que el proceso reductivo está dejando distinguir tres núcleos teóricos que rotularemos
como Psicología Operante, Psicología Cognitiva y Psicología Dinámica.

a) La Psicología Operante.- Es la cristalización actual de las corrientes naturalistas y se expresa en el esfuerzo por correlacionar la acción,
tanto externa (conducta) como interna (encubierta), con las contingencias ambientales e identificar el control que éstas ejercen sobre la primera. Los
trabajos de Skinner a los que debe incluírsele los más próximos de Cántela, responden a una lógica intachable: la acción humana tiene que ser adaptativa
al medio, en caso contrario el hombre no hubiera sobrevivido en el proceso evolutivo; en la adaptación está implicada la correlación que los operantes
descubrieron y que constituyen el núcleo de su programa de investigación.

b) La Psicología Cognitiva.- Que se constituye en un proceso muy complejo en el que los protagonistas están siendo los psicólogos del
procesamiento de información, pero donde los operatorios y funcionalistas se han insertado, generando una dirección orientada a indagar el proceso
mental de construcción de modelos representacionales del mundo y su papel en la economía de la acción.

El uso del concepto de representación u otros del mismo carácter, posibilita, a esta corriente, también la asimilación de los resultados de medicinales
como Tolman y Bandura, y holísticos, humanistas y fenomenólogos, entroncándose con toda la vertiente clásica de la Psicología Experimental, y
convirtiéndose en los herederos de las metodologías dualistas; aspecto que se refleja ya en los personeros de las escuelas más ligadas a la informática por
el uso de los conceptos de software es la ferretería microelectrónica en el caso del computador, fisiológica en el ser humano; el software es programa
estructurado en un lenguaje de programación de algoritmos en la computadora; en el ser humano se trata de identificar la secuencia de operaciones a
través de las cuales se construyen los mapas representacionales del mundo, los mapas constitutivos de las propias acciones anticipadas, los códigos con
los que se elaboran y su inserción y papel en la ejecución y retroinformación de la acción. Hardware y software es un nuevo dualismo donde se eliminó
todo residuo de la metafísica y se permite una definida aproximación científica a los problemas de la implicación y causalidad en Psicología.

c) La Psicología Dinámica.- Prolonga el psicoanálisis contemporáneo y está representado hoy por Bowlby o por Erikson y se orienta a definir el
proceso de catectización emocional-instintivo de las representaciones y la eficacia de sus tensiones sobre la acción. El término catexia sugiere la
inserción de una "carga energética" sobre las representaciones, que determina cambios en su papel sobre la acción y sobre la construcción de los sistemas
autorreferenciales de identidad (yo, sí mismo, personalidad, entre otros) los significados emocionales y motivacionales son los más importantes para la
dinámica psicológica. Estas corrientes se enriquecen, además, por los aportes de nuevas disciplinas como la Etología que ha replanteado los conceptos de
instinto, motivación y conducta, y los desarrollos de la Psicología Evolutiva, o mejor, la Psicología del Ciclo Vital y el papel de la herencia y el ambiente
en el complejo proceso que va desde los inicios intrauterinos del comportamiento hasta el envejecimiento y su terminación.
En la figura N° 3 confrontamos estos tres modelos convergentes, respecto a la multiplicidad interior de paradigmas. En ella trataremos de identificar sus
divergencias en diez ítems principales.

Los tres primeros nos permiten identificar la metodología o estrategias de investigación principales (ítems 2) y el objetivo preferencial de esa
investigación (ítem 1). El ítem 3 trata de definir la línea de determinación asumida por el modelo, que es la concepción implicativa y/o causal que
propone.
Los cuatro siguientes ítems tratan de caracterizar algunos indicadores conceptuales relevantes: ¡cuál es, la posición teórica de la conciencia (ítem 4)!;
¡qué análogo se maneja para dar cuenta de las relaciones entre los aspectos o componentes que se identifican en las estructuras psíquicas (ítem 5)!, ¡cuál
es la concepción psicoevolutiva que subyace al modelo (ítem 6)! y, finalmente, ¡cuál es su línea de aplicación, lo que interesa mucho a la actividad
profesional!

DINÁMICA COGNITIVA OPERANTE

1. Núcleo Pulsión-ansiedad Representación-operación Conducta-ambiente


2. Método Clínico interpretativo Experimental inferencial Experimental inductivo
3. Control de la acción Catexia objetal Modelo anticipatorio Estímulos reforzadores
4. Status de la conciencia Epifenómeno Metacognición Metafísica
5. Concepción del psiquismo Sistema energético Sistema computacional Sistema ecológico
6. Modelo evolutivo Innatista Constructivista Empirista
7. Aplicaciones técnicas Terapéuticas Formativas Instruccionales
8. Articulación psicológica Centrífuga fuerte Centrípeta Centrífuga débil
9. Articulación Institucional Cerrada autoritaria Abierta académica Cerrada profesional
10. Articulación interdisciplinaria Difícil Facilitada Contradictoria

Figura 3. Divergencias en los modelos convergentes

Los ítems finales caracterizan las articulaciones de cada corriente con las otras corrientes psicológicas (ítem 8); en el ítem 9 se trata de enunciar el tipo de
institucionalización de los grupos humanos que profesan las diversas escuelas y, por último, en el ítem 10 se propone una evaluación de las relaciones de
cada corriente con las ciencias contemporáneas tanto humana, como naturales y formales.
PREGUNTAS SOBRE LA LECTURA DE MODELOS TEORICOS

1) APRENDIZAJE DE CONCEPTOS: GLOSARIO

Extrae los términos que utiliza RGM, como por ejemplo Supremo Observador
Inambiguo, determinación, etc. y adjunta la definición que el mismo texto señala.

2) COMPRENSION: ESTABLECER RELACIONES

Elabora los mapas conceptuales a partir de la exposición de RGM que te sirvan


para tener claras las ideas que expone, es necesario para participar en la clase
haciendo preguntas, y esa pregunta de preferencia ya deberá haber sido prevista
por ti, no hay pregunta mala en este caso

“La única pregunta mala es la que no se hace debiendo hacerla”

3) APLICACIÓN: INTERPRETACIÓN DE UN EJEMPLO

Explica el ejemplo de experimento que pone RGM, usando los conceptos


empleados en el artículo, no tengas miedo a equivocarte.

RECOMENDACIONES:

- Ser cuidadoso en la elaboración del glosario, ayudará a recordarlo después.

- No saltarse etapas.

- Ir a la biblioteca y consultar diccionarios por los términos que no pueden


deducirse directamente del texto. Esto les dará a un nivel conceptual
enriquecido desde un principio de su carrera.

- Citen al final del trabajo las obras que hayan consultado o si fue internet.

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