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ENSAYO” Estrategias para reducir la Desconfianza en la

Sociedad Peruana”

MILAGROS MURILLO BENAVIDES

AREQUIPA, Marzo 2019


Estrategias para reducir la Desconfianza en la Sociedad
Peruana

Por: Milagros Murillo

En nuestra realidad actual se viene escuchando cada vez con una mayor frecuencia una
serie de comentarios que hacen referencia a la creciente desconfianza que experimenta
el ciudadano hacia el administrador público. Tales comentarios, que suelen incluir una
serie de juicios acerca de la competencia e integridad del trabajador del sector público,
se hacen presentes en los diferentes grupos y niveles sociales. Analizando con una mayor
profundidad este tema, surge de manera casi inmediata la siguiente pregunta: ¿Cuál es
el origen de esta desconfianza? A esta pregunta sigue otra ¿Puede hacerse algo para
cambiar esta situación? En las siguientes buscaremos respuestas a dichas interrogantes,
pero sobretodo, trataremos de encontrar diferentes alternativas de solución a tales
problemáticas.

¿La desconfianza se aprende?

Muchas veces seguramente nos hemos hecho esta pregunta y, si bien no existe una
respuesta cien por ciento definitiva, podemos concluir que en muchas ocasiones este
patrón es aplicado, ya que, de acuerdo con Bandura (1977) “el aprendiz es un
contribuyente activo de su propio aprendizaje” (1) . Según el autor, la gente aprende en
un contexto social, reconociendo la influencia cognitiva en el comportamiento; como
consecuencia, el aprendizaje social forma parte del desarrollo. Así como la persona
aprende a leer y a escribir, y a manejar la propia agresividad, también aprende a ser
desconfiada, a través de determinadas interacciones con la familia y personas de su
entorno cercano. Esta desconfianza será trasladada posteriormente a otros ámbitos y
áreas de la vida, incluyendo la interacción con personas que trabajan el sector público.

Una consecuencia del aprendizaje de la desconfianza consiste en el desarrollo de una


desesperanza aprendida, un concepto que, de acuerdo con Seligman (1989) consiste en
una “incapacidad aprendida para vencer los obstáculos o para evitar el castigo ”(2) ; este
es un estado psicológico que va de la mano con la desconfianza, ya que con frecuencia
la persona siente que su capacidad de tolerancia y confianza en los demás es rebasada,
al recibir una excesiva cantidad de estímulos aversivos y perjudiciales. La desesperanza
aprendida incluye signos de inseguridad y pérdida o disminución del control que se tiene
sobre el propio destino. Ante esto, la persona asume una actitud de resignación y
desamparo. Lo delicado de esto es que cada vez este estado psicológico alcanza una
mayor profundidad en la psique de la persona, generando prejuicios y una actitud
defensiva constante, debido a los temores que presenta.

Al centrarnos en la desconfianza del ciudadano hacia el administrador público,


encontramos que la desesperanza y desconfianza se manifiestan prácticamente desde
el inicio, ya que, lamentablemente no se confía en nuestras instituciones, así como
tampoco se confía en las personas que trabajan en ellas. Creemos muchas veces que el
puesto ha sido ganado a través del abuso de poder o de estrategias que incluirían el uso
de las relaciones sociales o familiares para acceder al puesto deseado.-

(1) Martínez, H. (2005). “Psicología Aplicada a la vida Cotidiana”. ; Akuarella


Editores.
(2) Idem.
Estrategias de intervención: Reduciendo la desconfianza

¿Qué puede hacerse ante la problemática descrita? En realidad existen varias acciones
a realizar pero, en todas ellas existe un denominador común y es el compromiso por
parte de todos los involucrados. Solo de esta forma podremos empezar a ver cambios
de manera gradual y significativa. Considero que la base para generar confianza parte
desde la niñez. Son los padres quienes deben inculcar y promover en sus hijos valores
tales como la responsabilidad, la ética, el compromiso, y la capacidad para servir a los
demás

Esto viene acompañado de un elemento trascendental, que no siempre resulta fácil de


lograr: enseñar a los niños a confiar en la gente. Esto empieza con la confianza que el
niño desarrolla hacia sus padres y su entorno cercano; en que el niño cuente con la
capacidad de poder expresar libremente sus emociones y sentimientos; sus ideas y en
que sus padres aprendan a respetarlas. Para lograr esto, es fundamental el
fortalecimiento del núcleo familiar como el eje principal de la sociedad. Para poder
enseñar a confiar a los niños, debe producirse un cambio en los adultos, que incluirá
nuestro comportamiento, emociones y actitudes.

Así como la persona debe aprender a confiar en los demás, requiere aprender también
a respetar el concepto de institucionalidad, de manera que comprenda que la existencia
de instituciones y jerarquías tiene un propósito y como tal, demandan un respeto por
parte de toda la sociedad.

Finalmente, puede señalarse que, si bien no se trata de un problema fácil de resolver,


todos los seres humanos y la sociedad nos encontramos en la capacidad de hacerlo.
Solamente se requiere apertura y compromiso por parte de todos los involucrados. Está
en manos de cada persona trabajar para lograr este objetivo.

Fuentes consultadas

- Corsini, R; Wedding, D (2000) “Current Psychoterapies”; Sixth Edition. Thomson


Learning, Inc.
- Martínez, H. (2005). “Psicología Aplicada a la vida Cotidiana”. ; Akuarella
Editores.

(1) Martínez, H. (2005). “Psicología Aplicada a la vida Cotidiana”. ; Akuarella


Editores.
(2) Idem.

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