Está en la página 1de 2

Autoempleo o empresa

Una vez un amigo me pidió consejo para “poner en marcha una empresa”. Trabaja en una
multinacional en la que hay problemas y reestructuraciones y barruntaba que en una de esas
pueda perder su puesto, por lo que estaba empezando a buscar vías alternativas para generar
ingresos.

Tras hablar un rato con él, resultó que en realidad lo que buscaba no era crear una empresa, sino
auto emplearse. Lo cual está muy bien, pero no es lo mismo.

Para auto emplearse, en realidad, se necesita poco más que estar conectado. Es decir, que haya un
número de personas que sabe lo que haces y te contrata para hacerlo. En la mayoría de los casos,
con un PC, una ADSL, una impresora y un móvil, ya tienes todo lo que necesitas. Si eres bueno y

tienes buenos contactos, podrás tener el 100% de tu tiempo ocupado y cobrar tarifas altas por
hora de trabajo. Es el modelo de lo que antes se conocía como “profesionales liberales”: médicos,
abogados, arquitectos…

Este modelo tiene tres problemas:

1. Hay un límite a lo que puedes facturar, que está marcado por las horas que eres capaz de
trabajar cada día. Si eres bueno puedes cobrar más por hora, pero ese precio no puede crecer
hasta el infinito porque hay un punto en el que tus clientes se van a la competencia.

2. Si no trabajas no ingresas. Si te vas de vacaciones, si te pones enfermo tienes que vivir de las
rentas, o tener previsto un seguro.

3. Es mucho más difícil conseguir financiación. Un inversor no puede apoyar el autoempleo, no


solo porque tenga un tope de ingresos, sino porque el riesgo es muy alto. ¿Qué pasa si el
emprendedor se cansa de serlo? ¿si le toca la lotería, se hace monje cartujo o se enamora
locamente y se va a vivir la vida loca a Ibiza? No es que conseguir financiación para otro tipo de
proyecto sea fácil, pero en este es imposible.

Como digo, mucha gente ha ganado mucho dinero con este modelo. Pero los que de verdad se
hacen ricos son los que crean una empresa. En una empresa, la capacidad de producción se
amplía, y ya no depende de una sola persona (o de tres o cuatro). Tienes otros gastos, la gestión es
más complicada, pero ya no hay límites a tu crecimiento.

No es extraño que donde hace cien años triunfaban las consultas del dr. Pérez o el despacho del
abogado López ahora veamos Adeslas, Sanitas o mega despachos tipo Garrigues. Al final, la lógica
de los números es inapelable.

Existe la posibilidad de que en lugar de un auto empleado, sean dos o tres colegas los que monten
la “empresa”. Esto minimiza los riesgos de enfermedades, vacaciones, etc. Pero el problema es
que tres colegas con la misma profesión tienen las mismas carencias que uno solo: sigue
existiendo un tope de horas a facturar, ninguno de ellos sabe conseguir nuevos clientes, a nadie le
apetece llevar la contabilidad, cada nuevo proyecto hay que repartirlo entre tres Puede ser un …
poco más viable, pero es básicamente el mismo modelo.

Por supuesto que sigue habiendo hueco para alguien que quiera dedicar unas horas a su
profesión. Si tu objetivo es obtener ingresos adicionales, o diversificarlos para no depender solo de
un sueldo, o simplemente no tener jefes y poder gestionar tu propio tiempo, adelante. Si sabes
escribir, programar, diseñar, enseñar o cualquier otra cosa por la que alguien esté dispuesto a
darte dinero, ponte a ello.

Pero si lo que quieres es crear una empresa, olvídate de buscarte trabajo a ti mismo. Tu misión no
es programar ni diseñar ni escribir, sino conectar a alguien que necesita esos servicios con quien se
los pueda proporcionar.

“¡¿Cómo?! “, se preguntará alguien, “¿o sea que soy diseñador, monto una empresa de diseño y
no puedo diseñar?”. No exactamente. Al principio, tú puedes ser uno de esos “prestadores de
servicios”. Pero el objetivo es que, cuanto antes, la empresa genere trabajo para dos diseñadores,

y luego para cuatro, y para ocho Por supuesto que s … i eres un experto en tu campo supervisarás
lo que hacen tus empleados, y probablemente dedicarás un tiempo a los proyectos o clientes más
importantes. Pero sin olvidar que tu misión en la empresa no es diseñar, sino conseguir que otros

diseñen.

Según las circunstancias y los intereses de cada uno, tan válido es un modelo como otro. Lo
importante es no confundirse y tener claros los objetivos, porque eso es lo que determinará hacia
donde debes orientar tus esfuerzos.

También podría gustarte