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Causa y efecto en la economía

Qué impacto tiene en los precios una subida de los tipos de interés o una
bajada de impuestos, o cómo afecta esa medida al empleo, o al
crecimiento económico. Qué ocurre si un banco central cambia su objetivo
de inflación. Y qué papel juegan las expectativas de cada uno de los
actores que intervienen en la economía, es decir, cómo se comporta una
familia que planea comprar un coche si sabe que va a subir la hipoteca en
breve o si el precio de la gasolina se dispara de forma imprevista.

Buena parte de los métodos y herramientas econométricas de las que hoy


disponen bancos centrales y Gobiernos para poder responder a este tipo
de cuestiones y, en definitiva, anticipar el impacto de sus decisiones de
política económica se deben a los economistas estadounidenses Thomas
J. Sargent y Christopher A. Sims, que fueron reconocidos con el Premio
Nobel de Economía 2011.

La Real Academia sueca anunció el galardón compartido, de 1,1 millones


de euros, por los métodos "hoy indispensables" que ambos economistas
desarrollaron -en los setenta y ochenta- "para analizar las causas y
efectos" de las políticas y expectativas económicas en el ciclo.

El problema es que la economía no se mueve solo bajo la influencia de las


políticas económicas, sino también por efectos inesperados, como una
caída repentina del consumo o el repunte del precio del petróleo. Sargent
(Pasadena, California, 1943), profesor de la Universidad de Nueva York,
se ocupó especialmente de ayudar a entender la repercusión de las
políticas económicas sistemáticas -es decir, cómo afecta la venta de
viviendas la bajada del precio del dinero- en base a datos históricos. Y
Sims (Washington DC, 1942), que enseña en Princeton, se centró más en
el efecto de esos shocks imprevistos, frente a los cambios que ya se
estaban esperando.

La dificultad que se añade es que la relación entre causa y efecto es


recíproca, es decir, que de la misma manera que la decisión de subir o
bajar impuestos influye en el consumo, la evolución de la demanda interna
en un país influye en la decisión de un Gobierno sobre su política fiscal.
Esta ambigüedad se debe a que ciudadanos y estados actúan en función
de expectativas.

"Pánicos y crisis... qué pasó en Europa con el euro hace algunos años...
Eso consiste todo en las expectativas de cómo otra gente va a actuar", dijo
Sargent. Sims, por su parte, advirtió que no hay soluciones rápidas para la
crisis: "Si tuviera una respuesta rápida a eso la iría contando por todo el
mundo... Pero requiere mucho trabajo minucioso mirando datos,
desgraciadamente". Pero aseguró que "los métodos que he usado y Tom
ha desarrollado son esenciales para salir de ese lío".

Aunque ambos profesores, viejos colegas de la Universidad de Minnesota,


han llevado sus investigaciones de forma paralela, han realizado también
algunos trabajos conjuntos y sus contribuciones son paralelas en varios
aspectos, apuntó la academia.

"Ambos fueron, en cualquier caso, muy transversales en sus trabajos y


siguen muy activos", recalca quien fue discípulo de Sims, el catedrático de
la Universidad Complutense Alfonso Novales. En su opinión, "la aportación
capital de Sims es su propuesta para estimar el efecto que tiene sobre el
ciclo económico la puesta en marcha de la política monetaria". El profesor
de Princeton aportó modelos empíricos más potentes y Sargent más
trabajos teóricos.

Había quien en Internet recordaba la etapa de bajos tipos de interés de


Alan Greenspan en la Reserva Federal americana, que muchos señalan
con el dedo como de los grandes gérmenes de esa monumental crisis
económica global, pero las herramientas de Sargent y Sims son
puramente técnicas y no defienden teorías en un sentido u otro.

"Es un castigo a esos gurús que ahora opinan de todo y un reconocimiento


al rigor: al uso de modelos y datos para llegar a conclusiones justificadas,
frente a ese opinionismo que se ha instalado en una parte de economistas",
opinó Juan Rubio-Ramírez, profesor de la Universidad de Duke, que
colabora con Sims y es coautor de algunos con trabajos con Sargent.
"Hasta los 80 no teníamos herramientas para analizar qué podíamos
esperar de los agentes económicos cuando se producía el cambio en una
política económica", recalca Rubio, quien destaca que "esos métodos
ayudaron a conocer la forma de poder combatir la inflación en los ochenta".

"Los modelos no son perfectos, claro, siempre ocurren cosas que se


escapan a lo previsto", advierte José Carlos Díez. Un ejemplo se puede
encontrar en España, 2009. El Gobierno anunció su decisión de subir el
IVA, cuando la destrucción de empleo se había moderado, el consumo se
estaba recuperando y la economía estaba a punto de salir de la recesión.
Un par de meses después, Grecia reveló un déficit inesperado, la crisis de
deuda estalló y hoy se podría debatir sobre alguna nueva recaída.

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