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Antes de la llegada de los primeros europeos, la que luego sería llamada isla La Española estaba
habitada por dos etnias: los arahuacos —cuya rama local es conocida como los taínos— y
los caribes. Estos últimos habían iniciado su ingreso a la isla poco tiempo antes de la llegada de los
occidentales, y estaban desplazando a los taínos de sus posiciones; no obstante, en la sección
occidental de la isla —actualmente Haití— la gran mayoría de la población era de origen taíno,
reunida en los cacicazgos de Marién y de Jaragua.
Época colonial
Artículos principales: Virreinato colombino, Real Audiencia de Santo Domingo, Virreinato de Nueva
España y Capitanía General de Santo Domingo.
El navegante Cristóbal Colón llegó a Haití el 5 de diciembre de 1492, en un área que actualmente
se conoce como Môle Saint-Nicolas,16 y reclamó la isla para la Corona de Castilla. Diecinueve días
más tarde, su nave Santa María encalló cerca del actual sitio de Cabo Haitiano. Colón dejó 39
hombres en la isla, quienes fundaron el asentamiento de La Navidad, con lo que la isla se incorporó
al Imperio español.
Los marineros trajeron enfermedades infecciosas endémicas de Europa. Los nativos carecían de
inmunidad a estas nuevas enfermedades y murieron en gran número debido a las epidemias;1718 la
primera epidemia de viruelas registrada en América estalló en La Española en 1507.19
Paralelamente, los indígenas fueron sometidos al sistema de encomienda, que —en una relación
muy similar a la esclavitud— obligaba a los nativos a trabajar en las minas de oro y plantaciones;20
los nativos fueron expulsados de sus pueblos para llevarlos a trabajar en las plantaciones o
industrias específicas.21 La Corona Española aprobó en 1512 y 1513 las Leyes de Burgos, que
prohibieron el maltrato de los nativos, y obligaron a los españoles a educarlos en la doctrica
cristiana,22 dándole además el marco legal a las encomiendas. No obstante, la población indígena
disminuyó rápidamente y fue suplantada por inmigrantes europeos y esclavos africanos.
A comienzos del siglo XVII, debido al auge que había adquirido el comercio informal de los
colonos criollos de la isla, y que iba en contra del monopolio que pretendía la metrópoli, el
gobernador español Antonio de Osorio ordenó entre 1605 y 1606 la despoblación de la zona central
y oeste de la isla con el fin de frenar esa práctica. Con el tiempo, en las zonas despobladas de la
parte oeste se fueron asentando los bucaneros, hombres que vivían de la caza de reses y cerdos
cimarrones, el comercio de pieles y el cultivo de tabaco, así como los filibusteros, ambos de origen
francés. Primero ocuparon la Isla de la Tortuga y luego La Española propiamente dicha; entre ellos
se encontraba Bertrand d'Ogeron, que tuvo éxito en el cultivo del tabaco, y que reclutó a muchas
familias coloniales francesas de Martinica y Guadalupe. Más tarde estos poblamientos determinaron
que la parte occidental de la isla fuera reclamada por Francia. En 1697, España cedió a Francia esa
parte de la isla por el Tratado de Ryswick, constituyéndose el Saint-Domingue francés.
A mediados del siglo XVIII, el Saint-Domingue colonial, ocupado por Francia bajo un férreo y cruel
sistema esclavista, contaba con una población de 300 000 esclavos y apenas 12 000 personas
libres, blancos y mulatos principalmente.
Revolución haitiana
Artículo principal: Revolución haitiana
Toussaint Louverture
Alexander Pétion y Jean Jacques Dessalines juran lealtad ante Dios; pintado por Guillon-Lethière
En 1803, Jean Jacques Dessalines venció definitivamente a las tropas francesas en la batalla de
Vertierres y en 1804 declaró la independencia del país, al que llamó con el antiguo nombre de Haití,
y se proclamó emperador.
El gobierno francés indujo un bloqueo contra el azúcar haitiano, y la antipatía de los demás Estados
contra un país gobernado por antiguos esclavos impidió que el comercio con Francia fuera
reemplazado con otros circuitos comerciales. De modo que la economía de la pequeña república se
vio muy perjudicada, tanto por razones comerciales como por la brusca caída de la producción de
las plantaciones debido a que habían estado organizadas en torno a la esclavitud; en su reemplazo,
la agricultura y la economía toda se organizaron en un esquema de subsistencia al estilo africano.
El siglo XIX
La Ciudadela de Laferrièreconstruida entre 1805 y 1820 bajo el gobierno de Henri Christophe, autoproclamado
Enrique I de Haití.
Dessalines llevó adelante un gobierno despótico. Los blancos fueron expulsados y exterminados, y
Dessalines ejecutó a la mayor parte de los aproximadamente 10 000 blancos que se quedaron en la
isla. Fue asesinado a su vez por una revuelta de mulatos, el 17 de octubre de 1806, iniciando una
tradición secular de enfrentamientos entre la mayoría de raza puramente negra y la minoría mulata,
que usualmente se ha identificado con la clase media y las élites económicas y culturales.
Tras la muerte de Dessalines, el país se dividió en dos: un reino en el norte, controlado por el
negro Henri Christophe, y una república en el sur, con el mulato Alexandre Pétion. En 1822, el
presidente Jean-Pierre Boyer reunificó ambos estados.
Boyer utilizó las tropas que habían combatido entre sí para —aprovechando unas revueltas
populares en la parte oriental de la isla, que habían llevado a la llamada Independencia Efímera—
invadir ese territorio e incorporarlo a Haití. Pétion había iniciado las negociaciones con Francia para
el reconocimiento de la independencia de Haití, pero este hecho no se produjo hasta el 11 de julio
de 1825, cuando el rey Carlos X de Francia promulgó una orden que reconocía la independencia
del país a cambio de una indemnización de 150 millones de francos; suma que sería reducida a 90
millones de francos por Luis Felipe en 1838.
A partir de 1838 se iniciaron las conspiraciones y revueltas en la parte española de la isla, que logró
su independencia en 1844, con el nombre de República Dominicana. Los haitianos continuaron la
guerra contra la nueva República hasta la batalla de Sabana Larga, en 1856. El recuerdo de la
ocupación haitiana, con sus abusos de poder y atrocidades contra la población, ha dejado una muy
mala imagen entre en los dominicanos.
Una larga sucesión de golpes de estado tras la salida de Jean Pierre Boyer en 1843 determinó que
cinco presidentes gobernaran durante los seis años siguientes; el último de ellos se hizo coronar
emperador en 1849, con el nombre de Faustino I, y conservó el poder hasta 1859. El continuo
enfrentamiento entre facciones del ejército, una élite racialmente mulata y la mayoría de la
población negra, favorecido además por la instalación de comerciantes extranjeros —alemanes,
estadounidenses, franceses e ingleses— que monopolizaron el comercio exterior, llevaron a un alto
nivel de inestabilidad política, mientras el país no lograba salir de su estado de pobreza crónica.