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Los movimientos sociales en Colombia existen de la manera en que son, han sido y serán,
la mayor evidencia del fortalecimiento de la acción colectiva contenciosa organizada en pro
de unos objetivos específicos y unos intereses en común. No se puede incumbir, en
describirlos simplemente como efectivos o no dentro de un proceso de lucha social que
emerge en contra de unos organismos de poder determinados, por el contrario, deben ser
descritos y analizados como aquellos que fortalecen la acción colectiva en cuanto existen,
persisten y se transforman a través de los tiempos, de acuerdo con los cambios sociales que
el contexto, la cultura y la época van delimitando.
Luis Berneth Peña (2014), define las acciones colectivas contenciosas como acciones
populares que buscan construir o profundizar en derechos, por lo tanto es importante
analizar que los actores que giran en torno a los movimientos sociales y hacen parte de
éstos, son aquellos que se encuentran en un contexto de privatización de derechos, al
margen de un estado secularizador, es por lo tanto que la acción colectiva se conforma, en
su mayoría, por todas aquellas personalidades que unen sus fuerzas para combatir una clase
antagónica que los priva de sus beneficios civiles, políticos y humanos.
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el desarrollo de la insurgencia y la contrainsurgencia como movimientos sociales, al igual
que Moncayo (2014), al describir que el origen de los movimientos sociales y el conflicto
que éstos generan en la sociedad, se encuentran en el sistema capitalista, debido a su
proceso de instauración, el cual se baso en implementar la dominación, el control y la
explotación como supremacía dentro de los procesos individuales y colectivos.
Una vez resaltado lo anterior, es importante reconocer lo descrito por Tilly Charles (1999),
cuando nos expone que la acción colectiva requiere recursos combinados con intereses
compartidos, es por ello por lo que la acción colectiva más exactamente, rara vez incluye
todos los miembros de las estructuras sociales existentes al mismo tiempo, pero a menudo
recluta una gran cantidad de participantes activos dentro de las estructuras existentes, no
basta sólo con adherir personas que tengan gustos compartidos, si no, que se requiere de
personas que tengan unos objetivos en específicos que les permitan ignorar en ciertas
ocasiones los intereses individuales, con el propósito de respetar y promover los intereses
comunes. Sólo de esta manera, se puede alcanzar la unión que se desea para luchar en
contra de un poder antagónico, que, en este caso, es el Estado, así como todos aquellos
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organismos de poder que ejercen medidas extremistas para invisibilizar los poderes
populares.
Para entender el accionar de los poderes populares, es fundamental analizar, tal como lo
señala Rafael de la Garza (2011), como el enfoque marxista coloca en el centro de las
teorías de los movimientos sociales al movimiento obrero, con la misión de ser el agente
del cambio social, por lo cual, la ortodoxia marxista siempre subordinó todo tipo de
movilizaciones al movimiento obrero, despojándolas de cualquier potencial revolucionario,
dando por sentado que el movimiento social por excelencia era el obrero que como
consecuencia limitó el estudio de los movimientos sociales a los obreros, sus
organizaciones y movilizaciones, es por ende, que la clase obrera debe ser el mayor objeto
de estudio dentro de la creación, el desarrollo y la permanencia de los movimientos
sociales, no sólo éstos han llevado la batuta de las acciones colectivas, si no, que han
incumbido en acciones políticas que les permitan legitimar sus acciones populares, que en
muchos casos, son vistas como ilegitimas dentro de un contexto neoliberal que visualiza
como enemigo a cualquier ente que amenaza las estructuras de poder y control existentes y
dominantes.
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atroz cualquier punto de vista y opinión diferente al ajeno. Así mismo, Patricia Rogers
(2014), no expone la “teoría del cambio” en donde explica cómo se entiende que las
actividades produzcan una serie de resultados que contribuyen a lograr los impactos finales
previstos, puede elaborarse para cualquier nivel de intervención, ya se trate de un
acontecimiento, un proyecto, un programa, una política, una estrategia o una organización.
Los movimientos sociales en Colombia son la evidencia de los múltiples conflictos que
existen y han existido entre el Estado y el pueblo, puesto que la respuesta del Estado frente
a estos procesos y movilizaciones políticos siempre ha sido en forma de represión, por lo
cual los movimientos sociales se han cargado de ejercer acciones que les permitan
garantizar su permanencia en la lucha social o de lo contrario, pueden enfrentarse a su
desaparición; estás acciones han sido tanto pacíficas como violentas, para ejemplificar lo
mencionado, exponemos como en Colombia han existido fuertes movimientos sociales
armados que el Estado ha combatido constantemente, entrando así al ámbito de las
consecuencias que puede generar este debate entre lo legitimo y lo “ilegal”, para ello
Francisco Gutiérrez (2014), nos entrega algunas cifras de lo que ha dejado el conflicto
armado en Colombia hasta el año 2013 a causa del accionar de ciertos movimientos
sociales legitimados por el Estado y otros movimientos sociales, combatidos por el mismo,
describiendo que ha habido aproximadamente seis millones de personas desplazadas, ciento
cincuenta mil muertos (sólo por parte de la insurgencia y la contrainsurgencia), treinta y
siete mil personas secuestradas, no hay datos exactos de violaciones sexuales, ochenta y
ocho mil propiedades de tierra en juego y ocho mil niños reclutados. De igual manera,
Fajardo (2014), menciona cómo se ha presentado un desabastecimiento de la producción
alimentaría, mostrando que en 1990, Colombia importaba entre cuatro o cinco millones de
dólares en comida y en el 2014, pasamos a importar cuatro mil setecientos cinco millones
de dólares. También Subiría (2014), describe como las viviendas y las fincas aumentaron
de precio, se destruyeron las selvas y con ellas, las especies, se consolidó un país más
controlado y militarizado, se realizaron diferentes magnicidios, hubo un debilitamiento de
la política, los bancos se beneficiaron con el dinero de los narcotraficantes y la gente
empezó a asumir rasgos criminales y narcotráficos dentro de la sociedad.
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Los datos anteriores resultan oportunos, para dar fuerza al argumento que redacta la
existencia de un grupo social organizado (movimiento social), que ejerce acciones en pro
de unos intereses específicos, así mismo, la existencia de un organismo de poder que inhibe
las diferentes formas de actuar y pensar, promulgando una lucha política que le ha causado
una afectación inigualable a los seres humanos, en especial, a los individuos más
desfavorecidos económica, social, cultural y geopolíticamente de la sociedad. Por otro lado,
podemos mencionar una serie de datos no numéricos, tales como, la implementación de
más agentes de control, mayor intervención extranjera, victimización del orden social y de
la represión, aumentando la injusticia, pobreza, inequidad y desigualdad, por ende la
necesidad de conformar diferentes tipos de movimientos sociales, como lo es por ejemplo
el movimiento estudiantil, quien para Álvaro Acevedo Tarazona y Gabriel Samacá Alonso
(2011) son la marca visible de cómo los movimientos sociales deben pasar de forma
superficial por temas importantes como la ideología, las condiciones socioeconómicas,
entre otras categorías que permitan garantizar aspectos como lo generacional, la adscripción
socioeconómica a los sectores medios y la condición de jóvenes creadores de códigos y
referencias culturales.
A modo de conclusión es fundamental reconocer que los movimientos sociales sólo pueden
emerger a través de un proceso de concientización realizado por un grupo social organizado
que le permite a sus miembros reconocerse a través de una solidaridad colectiva en pro de
la defensa de unos intereses en común, frente a unos marcos y estilos de vida externos e
internos que violentan sus derechos políticos económicos y sociales. La conformación de
los movimientos sociales es de suma importancia para comprender las acciones colectivas,
sólo estás permiten dar paso a un proceso de planificación que puede desencadenar en la
transformación de múltiples problemáticas sociales. El fracaso o no, de un proceso social,
no puede ser la excusa para contrarrestar la importancia que tienen los procesos sociales en
la vida de los seres humanos, a través de las épocas y con el pasar de los tiempos, han sido
múltiples los movimientos sociales que han logrado el cumplimiento de sus objetivos, así
mismo como han existido movimientos que se les ha dificultado su accionar, no por lo
anterior, se debe encasillar y analizar el movimiento social como simplemente un medio
efectivo o no para lograr acciones colectivas, debe ser esta en cambio, una categoría que
requiera suma importancia para comprender los procesos de poder popular y la lucha de los
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actores pertenecientes a una realidad social y política que desean transformar a diario.
Referencias Bibliográficas: