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CLASE 1: PRESENTACIÓN DE LA HISTORIA COMO DISCIPLINA CIENTÍFICA.

Para mí, el estudio de la Historia es interesante de por sí, y de forma resumida, se puede decir que es útil para
comprender mejor el presente, pero tanto como predecir o prever el futuro, no. El futuro es eso, algo que no ha
sucedido, y no creo que la Historia pueda predecir que ocurrirá.

Cierto que se han estudiado fenómenos que son cíclicos a lo largo de la Historia y, por ello, se puede caer en el equívoco
de suponer que sucederá, pero todo está sujeto al azar, a numerosos factores medioambientales, sociales, culturales,
políticos, económicos, etc, que intervienen y actuarán de distinta forma según una serie de condiciones y situaciones,
por lo que partiendo de un mismo hecho pueden darse distintos resultados según los factores involucrados y según
su implicación. (Carlos Aguirre Rojas)

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Creo que el pasado tiene cosas para decirnos, pero es pasado y no lo reviviremos jamás. El pasado sólo existe a partir
de las preguntas que nos podemos hacer desde el presente, y por eso se transforma. Cada generación de historiadores
fabrica sus preguntas y organiza un pasado, una continuidad. La historia es como una simulación, sirve para construir
escenarios que no podrían funcionar hoy, pero que ayudan a comprender en qué cambiaron las cosas. Cada época
recrea un pasado en función de sus necesidades de comprensión. (Jaques Revel)

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La historia científica, tal como se la definió en la segunda mitad del siglo XIX, tenía el ideal de trabajar en condiciones
tales que sus observaciones fueran absolutamente objetivas. No es posible. La subjetividad aceptable en el historiador
es reconocer que es parte de un tiempo. Mi punto de vista no puede ser hoy el que tenía un historiador de otro tiempo,
ni siquiera el mismo que tuve yo hace unos años, porque el mundo cambia y yo con el mundo. La subjetividad está en
las preguntas que me hago, la especialidad que tengo, el grupo al que pertenezco. Sin embargo, la idea relativista de
"a cada uno su verdad" tampoco es aceptable. Se trata de combinar esta subjetividad con las reglas científicas. (Jaques
Revel)

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La invención del purgatorio se produjo en el momento de transición entre una Edad Media relativamente libre y un
medioevo extremadamente rígido. En el siglo XII comenzó a instalarse la noción de cristiandad, que permitiría avanzar,
pero también excluir y perseguir: a los herejes, los judíos, los homosexuales, los leprosos, los locos... Pero, como
siempre sucedió en la Edad Media, cada vez que se hacían sentir las rigideces de la época los hombres conseguían
inventar la forma de atenuarlas. Así, la invención de un espacio intermedio entre el cielo y el infierno, entre la condena
eterna y la salvación, permitió a Occidente salir del maniqueísmo del bien y del mal absolutos. Podríamos decir
también que, inventando el purgatorio, los hombres medievales se apoderaron del más allá, que hasta entonces
estaba exclusivamente en manos de Dios. Ahora era la Iglesia la que decía qué categorías de pecadores podrían pagar
sus culpas en ese espacio intermedio y lograr la salvación. Una toma de poder que, por ejemplo, permitiría a los
usureros escapar al infierno y hacer avanzar la economía. También serían salvados de este modo los fornicadores
(Jaques Le Goff)

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El registro de la historia está construido con base en documentos o materiales documentales que permiten reconstituir
un hecho, por lo que esta labor es siempre posterior. No se siente de inmediato, más bien, es un fenómeno
acumulativo, que a través de la ciencia quiere tocar una forma de verdad, aun si no es “la” verdad. Nadie puede decir,
por ejemplo, que el 14 de julio no se tomó la Bastilla, porque tenemos pruebas de ello. En cambio, la memoria es por
completo otra cosa: es afectiva, psicológica, emotiva; en un principio es individual, a diferencia de la historia. La
memoria, además, es extremadamente voluble, juega muchos papeles y no tiene pasado, ya que por definición es un
pasado siempre presente. Traté de caracterizar estos dos registros como si fueran independientes el uno del otro, e
intenté demostrar que hay una distinción entre historia y memoria colectiva –aunque a menudo se confunden–. Lo
que me interesó fue hacer la historia de esta memoria colectiva. (Pierre Nora)

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