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NÚMEROS NATURALES. PRINCIPIO DE INDUCCIÓN.

Es difı́cil localizar en el tiempo el origen de los números naturales, puesto que han
estado presentes en el razonamiento humano desde tiempos muy remotos.
Algunos matemáticos han considerado la noción de número natural tan fundamental
que no admite definición. De Kronecker es la frase: “Dios creó los números naturales; lo
demás es obra del hombre.”
No obstante, en el intento de dotar del máximo rigor a las Matemáticas que surge,
sobre todo, a partir del S. XIX, se han dado distintas definiciones de número natural.
Esencialmente, existen dos formas de definir los números naturales: una axiomática
(destacando la colección de axiomas de Peano) y otra como noción derivada dentro de
la teorı́a de conjuntos. No nos detendremos en ellas porque, para los objetivos de este
curso, serán suficientes las ideas intuitivas que todos tenemos de los números naturales,
los números enteros e incluso los racionales, ası́ como de la suma, el producto y el orden
en estos conjuntos de números.
Una propiedad básica del orden en N es el llamado principio del buen orden o de
la buena ordenación, que establece que (N, ≤) es un conjunto bien ordenado. En otras
palabras,
Principio de la buena ordenación: Todo subconjunto no vacı́o A de N contiene un
primer ( o menor) elemento, es decir, un a ∈ A que verifica: a ≤ b ∀b ∈ A.

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Observaciones:
Denotaremos este primer elemento o elemento mı́nimo de A por mı́n(A).1
En particular, 1 = mı́n(N).
Con mayor generalidad, para cada c ∈ Z, se cumple que ({n ∈ Z | c ≤ n}, ≤) es
un conjunto bien ordenado. Por ejemplo, el conjunto de los enteros no negativos:
(def)
N0 = N ∪ {0}
es, con su orden usual, un conjunto bien ordenado.
Sin embargo, (Z, ≤) no es un conjunto bien ordenado, puesto que Z es un subcon-
junto no vacı́o de Z y no contiene un primer elemento.

El principio de inducción, en cualquiera de sus dos formas (primero y segundo), es


equivalente al principio de la buena ordenación. Es uno de los axiomas de Peano que de-
finen N. Además, es base del método de demostración por inducción y de las definiciones
por recurrencia o inductivas.

Primer principio de inducción: Sea S ⊂ N tal que:


1. 1 ∈ S,
2. k ∈ S ⇒ k + 1 ∈ S.
Entonces, S = N.
1En un conjunto ordenado (A, ≤), se dice que un elemento a es mı́nimo si no existe ningún elemento
menor que él, es decir si x ≤ a ⇒ x = a. En conjuntos totalmente ordenados, como los subconjuntos de
Z, los conceptos de primer elemento y elemento mı́nimo coinciden. Por otra parte, todo conjunto bien
ordenado está totalmente ordenado (¿por qué?), de modo que la notación no es ambigua.
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El método de demostración por inducción sirve para demostrar que una proposición
p(n), función de n ∈ N, es verdadera para todo n ∈ N. Consta de los dos pasos siguientes:
1. Base de la inducción: Se demuestra que p(1) es verdadera.
2. Paso inductivo: Se demuestra que p(k) ⇒ p(k + 1) es verdadera, es decir, que
si p(k) es verdadera (hipótesis de inducción), entonces p(k + 1) es verdadera.
Por el primer principio de inducción, el conjunto S de los naturales n para los cuales
p(n) es verdadera, esto es, el conjunto S = {n ∈ N : p(n)} coincide con N.
Ası́ pues, los pasos 1 y 2, permiten concluir que p(n) es verdadera para todo n ∈ N.
(En sı́mbolos, ∀n ∈ N : p(n).)

Ejemplo 1: Usando el primer principio de inducción, demostremos que

p(n)
z }| {
n(n + 1)
∀n ∈ N : 1 + 2 + 3 + · · · + n = .
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1. Base de la inducción: Tenemos que 1 = 1(1+1)


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, es decir, p(1) es verdadera.
2. Paso inductivo: Supongamos que para un k ∈ N, arbitrario pero fijo, se cumple
que:

k(k + 1)
1 + 2 + 3 + ··· + k = (hipótesis de inducción).
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Entonces,

k(k + 1)
1 + 2 + 3 + · · · + k + (k + 1) = + (k + 1) =
2
k(k + 1) + 2(k + 1) (k + 1)(k + 2)
= = =
2 2
(k + 1)((k + 1) + 1)
= .
2

Ası́ pues, p(k) ⇒ p(k + 1) es verdadera.

Finalmente, la proposición p(n) es verdadera para todo n ∈ N.

Ejemplo 2: Usando el primer principio de inducción, demostremos que, dado a ∈ R,


a 6= 1, se cumple

an+1 − 1
∀n ∈ N : 1 + a + a2 + · · · + an = .
a−1

1. Base de la inducción: La proposición es verdadera para n = 1, pues

(a + 1)(a − 1) a2 − 1 a1+1 − 1
1+a= = = .
a−1 a−1 a−1
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ak+1 −1
2. Paso inductivo: Supongamos que 1 + a + a2 + · · · + ak = a−1
. Entonces,
ak+1 − 1
1 + a + a2 + · · · + ak + ak+1 = + ak+1 =
a−1
ak+1 − 1 + ak+1 (a − 1) ak+1 − 1 + a(k+1)+1 − ak+1
= = =
a−1 a−1
a(k+1)+1 − 1
= .
a−1
En consecuencia, la proposición es verdadera para todo n ∈ N.
Ejemplo 3: Como ejemplo del mal uso de la inducción, demostremos que para todo
n ∈ N, los componentes de un grupo arbitrario de n personas tienen la misma estatura.
1. Base de la inducción: La proposición es claramente verdadera si n = 1.
2. Paso inductivo: Supongamos que la proposición es verdadera para grupos de k
personas y consideremos un grupo de k + 1 personas.
Separamos una persona del grupo. Por la hipótesis de inducción, las k restantes
tienen todas una misma estatura.
Devolvemos esa persona al grupo y apartamos otra distinta. Por la hipótesis
de inducción, las k restantes tienen todas una misma estatura. En particular, la
persona que habı́amos separado inicialmente mide lo mismo que las restantes.
Por tanto, las k + 1 personas miden lo mismo.
Por el principio de inducción, podemos concluir que todas las personas miden lo mismo
(¿?)
Una variante del primer principio de inducción, equivalente a que para cada m ∈ Z
({n ∈ Z : m ≤ n}, ≤) es un conjunto bien ordenado, es la siguiente.
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Primer principio de inducción (bis): Sean m ∈ Z y S ⊂ Z tales que:


1. m ∈ S,
2. m ≤ k y k ∈ S ⇒ k + 1 ∈ S.
Entonces, {n ∈ Z : m ≤ n} ⊂ S.
El anterior principio corresponde al caso m = 1.
El método de demostración correspondiente al primer principio de inducción (bis)
sirve para probar que una proposición p(n) función de n ∈ Z es verdadera para todo
n ≥ m.
La segunda forma del principio de inducción es la siguiente.
Segundo principio de inducción: Sea S ⊂ N tal que:
1. 1 ∈ S,
2. {1, . . . , k} ⊂ S ⇒ k + 1 ∈ S.
Entonces, S = N.
Una variante de este principio, equivalente al hecho de que para cada m ∈ Z ({n ∈
Z : m ≤ n}, ≤) es un conjunto bien ordenado, es la siguiente.
Segundo principio de inducción (bis): Sean m, l ∈ Z, con l ≥ 0. Sea S ⊂ Z tal que:
1. {m, . . . , m + l} ⊂ S,
2. m + l ≤ k y {m, . . . , k} ⊂ S ⇒ k + 1 ∈ S.
Entonces, {n ∈ Z : m ≤ n} ⊂ S.
El anterior principio corresponde al caso m = 1, l = 0.
El correspondiente método de demostración sirve para probar que una proposición
p(n) función de n ∈ Z es verdadera para todo n ≥ m. Consta de los dos pasos siguientes.
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1. Base de la inducción: Se demuestra que p(m), . . . , p(m+l) son todas verdaderas.


2. Paso inductivo: Se demuestra que si k ≥ m + l y p(m), . . . , p(k) son verdaderas
(hipótesis de inducción), entonces p(k + 1) es verdadera.
Denotando S = {n ∈ Z : p(n)}, el segundo principio de inducción (bis) nos permite
concluir que todo entero n mayor o igual que m pertenece a S, es decir, que p(n) es
verdadera para todo n ≥ m.

Ejemplo: Los números de Fibonacci son los elementos de la sucesión en N:


f1 = 1, f2 = 1, fn+1 = fn + fn−1 ∀n ≥ 2.
√ √
1+ 5
Denotemos α = 2
y observemos que las raı́ces de x2 = x + 1 son α y 1 − α = 1−2 5 .
Demostraremos, usando el segundo principio de inducción (bis) (con m = l = 1), que
p(n)
z }| {
αn − (1 − α)n
∀n ∈ N : fn = √ .
5
1. Base de la inducción: Las proposiciones p(1) y p(2) son verdaderas, pues
α1 −(1−α)1 2α−1

5
= √
5
= 1 = f1 , y
α −(1−α)2
2 (α+(1−α))(α−(1−α)) 2α−1

5
= √
5
= √
5
= 1 = f2 .
2. Paso inductivo: Supongamos que, para cierto k ≥ 2, las proposiciones p(1), ...,
p(k) son verdaderas, esto es, que
αr − (1 − α)r
fr = √ ∀r ∈ {1, 2, . . . , k}.
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En tal caso, p(k − 1) y p(k) son verdaderas, por lo que:


αk − (1 − α)k αk−1 − (1 − α)k−1
fk+1 = fk + fk−1 = √ + √ =
5 5
αk−1 (1 + α) − (1 − α)k−1 (1 + (1 − α))
= √ =
5
αk−1 α2 − (1 − α)k−1 (1 − α)2 αk+1 − (1 − α)k+1
= √ = √ .
5 5
Luego la proposición es cierta para todo n ∈ N.

Apéndice. “Demostraremos” para terminar la equivalencia en N de los tres principios


siguientes:
a: Principio de la buena ordenación.
b: Primer principio de inducción.
c: Segundo principio de inducción.
(a ⇒ b) Supongamos que (N, ≤) es un conjunto bien ordenado. Veamos que, entonces,
es cierto el primer principio de inducción.
Sea S ⊂ N tal que:
1. 1 ∈ S,
2. k ∈ S ⇒ k + 1 ∈ S.
Sea T = N \ S. Nuestro propósito es demostrar que T = ∅. Lo haremos por reducción
al absurdo.
Si T 6= ∅, por el principio de la buena ordenación, T contiene un primer elemento a.
Se cumple a 6= 1, pues 1 ∈ S y a ∈ T . Por tanto, a − 1 es un número natural. Las dos
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condiciones a − 1 < a y a = mı́n(T ) implican que a − 1 6∈ T , esto es, a − 1 ∈ S. Por la


propiedad 2 de S, esto implica que (a − 1) + 1 = a ∈ S. Llegamos a una contradicción,
de donde T = ∅.
(b ⇒ c) Supongamos que se verifica el primer principio de inducción. Sea B ⊂ N tal
que:
1. 1 ∈ B,
2. {1, . . . , k} ⊂ B ⇒ k + 1 ∈ B.
Definimos S = {n ∈ N : {1, . . . , n} ⊂ B}. Entonces,
1. 1 ∈ B ⇒ {1} ⊂ B ⇒ 1 ∈ S,
2. k ∈ S ⇒ {1, . . . , k} ⊂ B ⇒ k + 1 ∈ B ⇒ {1, . . . , k, k + 1} ⊂ B ⇒ k + 1 ∈ S.
Por el primer principio de inducción S = N. Ası́ pues, para todo n ∈ N se cumple que
{1, . . . , n} ⊂ B y, por tanto, n ∈ B. Por consiguiente, B = N.
(c ⇒ a) Supongamos que se verifica el segundo principio de inducción.
Sea A ⊂ N un subconjunto que no contiene un primer elemento. Veamos que, necesa-
riamente, A = ∅.
Sea B = N\A. Si 1 perteneciera a A, serı́a 1 = mı́n(A), en contra de la hipótesis hecha
sobre A. Luego 1 ∈ B. Además, si {1, . . . , k} ⊂ B, entonces k + 1 no puede pertenecer
a A porque serı́a k + 1 = mı́n(A), de donde k + 1 ∈ B.
Por el segundo principio de inducción B = N y, en consecuencia, A = ∅.

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