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MAYO, 2017
CENTRO DE INVESTIGACIONES PSIQUIATRICAS
PSICOLÓGICAS Y SEXOLÓGICAS DE VENEZUELA
SEDE CENTRO OCCIDENTAL
BARQUISIMETO- ESTADO LARA
MAYO, 2017
ii
LOS MANDATOS PARENTALES EN EL EJERCICIO DE ROLES DEL VARÓN
ANTE LA DINÁMICA FAMILIAR POSMODERNA
iii
CENTRO DE INVESTIGACIONES PSIQUIÁTRICAS
PSICOLÓGICAS Y SEXOLÓGICAS DE VENEZUELA
SEDE CENTRO OCCIDENTAL
BARQUISIMETO – ESTADO LARA
________________________________
CÉDULA DE IDENTIDAD
V- 4.737.816
iv
CENTRO DE INVESTIGACIONES PSIQUIÁTRICAS
PSICOLÓGICAS Y SEXOLÓGICAS DE VENEZUELA
SEDE CENTRO OCCIDENTAL
BARQUISIMETO – ESTADO LARA
DECLARACIÓN DE AUTORIA
BENITO LOAIZA
C.I. V- 10.373.213
v
AGRADECIMIENTOS
En el más alto lugar se encuentra Dios, ser magnánimo que ha sido desde
siempre la luz que me orienta y acompaña; a quien agradezco inmensamente su
amor y bendición en este caminar que ha sido mi vida. El, que es testigo fiel y
leal de mis más profundos deseos, anhelos, tristezas, preocupaciones, pero
sobretodo de mis pasiones;… ¡Quiero hoy darle mi más grande
agradecimiento!!.
A tantas personas, que con sus manifestaciones de afecto y cariño han llenado
mi camino de motivación a seguir adelante: mi compañera de vida Margaret
Barrios, gracias por tu amor y compañía; Lorena Torrealba, Elvia Monsalve,
Norelvis Saturnini, Marisela Mendoza, Liliam Alvarado, Maribel Mosquera,
Raiza Angulo, Francia Angulo, y muchos otros
… Muchas Gracias!!!
vi
INDICE GENERAL
pp.
CAPÍTULO
I EL PROBLEMA
Planteamiento del Problema…………….………..………………... 3
Objetivos de la Investigación………….…………..…………......... 10
Justificación……………………………….…………………………. 10
II MARCO TEÓRICO
Antecedentes de la Investigación................................................. 13
Bases Teóricas............................................................................. 18
IV RESULTADOS
Presentación, Análisis y Discusión de los Resultados................. 59
V CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Conclusiones................................................................................ 84
Recomendaciones........................................................................ 86
ANEXOS
A Instrumento de Recolección de Datos...................................... 92
B Validación de Instrumento ……………….……………………… 100
C Confiabilidad del Instrumento………….…………………..……. 111
vii
ÍNDICE DE CUADROS
CUADROS pp.
1 Operacionalización de Variables......................................................... 52
viii
ÍNDICE DE GRAFICOS
GRAFICOS pp.
ix
ÍNDICE DE FIGURAS
FIGURA pp.
x
CENTRO DE INVESTIGACIONES PSIQUIATRICAS
PSICOLÓGICAS Y SEXOLÓGICAS DE VENEZUELA
SEDE CENTROOCCIDENTAL
BARQUISIMETO
RESUMEN
xi
INTRODUCCIÓN
2
CAPÍTULO I
EL PROBLEMA
3
construcción social de la masculinidad y sus relaciones con la feminidad,
enfatizando sus posturas hacia la sexualidad de los varones, logrando definir
que el desempeño sexual como medio para establecer su hombría ante otros
hombres es clave para aparcarse como masculino y poder, de esta forma,
imponer la distancia requerida con lo emocional y afectivo, procurando así en
las mujeres sentimientos de dependencia.
En conformidad con lo expuesto, se presenta una masculinidad
tradicional signada por un elemento capital que es el poder, ser hombre
significa tener y ejercer el poder, por lo que Kaufman (1994), señala que el
poder asociado al hecho de ser masculino, exige poseer algunas
características como: ganar, ordenar, lograr objetivos y ser duro, así como
otras genéricas como la objetividad y racionalidad, las cuales le otorgan
dominio sobre la mujer.
En este sentido cultural del ser varón, es necesario referir la interferencia
de los mensajes o mandatos que desde la familia (los padres) son inculcados
de forma persistente para la construcción de la masculinidad de los varones,
como: los hombres no lloran, tienes que ser el fuerte, sólo tu decides, el
hombre manda y la mujer obedece, entre otros mandatos que son inculcados
por el entorno familiar, especialmente de padres a hijos (varones y hembras).
Para corroborar lo reseñado Berne (1974), define los mandatos
parentales como “una clase de estímulos negativos que quedan grabados
como creencias negativas incuestionables”(p.69). Asimismo, enfatiza que
estos mandatos son más emocionales y no verbales que verbales, se envían
y se reciben en momentos de estrés, afectando áreas específicas de la
identidad, así como el comportamiento natural de la persona.
Desde esta perspectiva, la masculinidad se va construyendo como un
imperativo pronunciado en forma de mandatos que deben seguirse en los
distintos ámbitos de la vida cotidiana, imponiéndose a los hombres, con la
fuerza de lo natural y con la tensión del deber ser. Entonces, los mandatos no
son naturales sino históricos, culturales, psicosociales y relacionales.
4
Es así, como los mandatos de la masculinidad son los comportamientos
esperados de un hombre frente a las distintas situaciones en que él se
involucra al establecer sus relaciones primarias. Un hombre lo es frente a sí
mismo, frente a la mujer, frente a la familia y frente a sus pares. Este mismo
autor, afirma que cada familia se dedica con tesón a reforzar todas las
conductas, pensamientos y emociones que se encuadren dentro de su
esquema y castigará o ignorará todas las que se aparten de él; de esta manera
los niños van haciéndose una idea de qué es lo que se espera de ellos y
comenzarán entonces, a amoldarse a estos mandatos parentales.
Berne (ob.cit.), señala que éstos pueden ser revertidos, haciendo que el
individuo identifique los mandatos que han sido guardados como creencias
aprendidas de los padres o figuras de autoridad, los cuales fungen como
bloqueadores o inhibidores de los auténticos deseos, transformándose en la
mayoría de los casos en creencias irracionales. Al respecto Ellis (1990) en su
Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC), define estas creencias
irracionales como “ideas que incluyen un debería o tengo que, exigencias
absolutistas, que interfieren de forma importante a la supervivencia y felicidad
del organismo”(p.42).
En este contexto, se tiene que el ejercicio de roles sociales del varón se
encuentra estrechamente ligado a los patrones de crianza y los mandatos
parentales recibidos en la infancia y la adolescencia como fundamento de vida
a una masculinidad caracterizada por una cultura machista. Las sociedades
premodernas se distinguieron porque el trabajo y la familia se encontraban
unidos, sin embargo, el surgimiento de la modernidad, por el contrario, trajo
consigo la ruptura entre el tiempo familiar y el tiempo laboral (Scott, 1993).
Esta circunstancia ha generado tensiones en la construcción de la
masculinidad sobre la base de una visión posmoderna, puesto que los
hombres insertos en una cultura dominante, enseñados a llevar las riendas, a
no llorar, a no ser afectivos, a ser proveedores, a ser fuertes y estar preparados
para enfrentar situaciones conflictivas de cualquier índole en el contexto
5
familiar y social. Así mismo, un hombre enseñado a ser quien salga a la calle
y la mujer en el hogar; ha sido motivo de que muchos hombres tengan que
decidir el rumbo que quieren tomar, renunciar a los mandatos parentales
existentes en su sistema de creencias para cambiarlos por otras que se
adapten más a las nuevas necesidades personales y familiares.
Con relación a lo anterior, Puyama y Mosquera (2008), lograron
demostrar en su estudio que las transformaciones sociales de las últimas
décadas en América Latina, hacen que la familia nuclear con hombre
proveedor y mujer cuidadora se haya también transformado en medio de
fuertes conflictos. En este sentido, se ha evidenciado que existe una crisis en
la familia patriarcal, la cual en realidad es también la crisis de las
masculinidades, que se combina con las limitaciones en los modelos de
bienestar existentes.
Estas autoras revelaron en sus investigaciones que en las relaciones en
transición, se destacan dos modalidades fundamentales: una en la cual los
hombres y mujeres intercambian roles de manera conflictiva, y otra, en la cual
se distribuyen estas tareas de manera menos conflictiva y sobre una base más
cooperativa y armónica.
Por otro lado Gutmann (1999), en su estudio antropológico en barrios
populares de ciudad de México, describe también cómo la mayoría de los
hombres de clase trabajadora urbana definen su participación en el hogar
como una ayuda a sus esposas. Señala además, que el término ayudar “es
también usado muy comúnmente por las mujeres para describir cómo su
empleo remunerado encaja dentro del sostenimiento del hogar; la mujer ayuda
con el presupuesto familiar, así como los hombres pueden ayudar con el oficio
doméstico” (p.157).
En correspondencia con lo anterior Bandura (1986), en su teoría
Cognitivo Social señala que “la conducta humana es el resultado de la
interacción entre el autosistema y las fuentes de influencias externas y
medioambientales, ya que el individuo opera dentro de las influencias
6
socioculturales”(p.112); haciendo énfasis en que éstas son percepciones de
autoeficacia, definidas por Bandura (ob.cit.), como “las creencias en las
capacidades propias para organizar y ejecutar el curso de acciones requeridas
para manejar las posibles situaciones”(p.89). Entendiéndose a partir de allí,
que la autoeficacia se construye a partir de las autoevaluaciones que hace el
individuo sobre lo que se cree capaz de hacer.
En este mismo sentido científico, Ellis (ob.cit.), desarrolla la TREC,
siendo su fundamento el modelo ABC, donde A son los acontecimientos de la
vida; B son las creencias, pensamientos, conocimientos, valores, experiencias
que tenga el sujeto con respecto a A, y; C son las conductas y emociones
expresadas como consecuencia de B. De allí, que las creencias irracionales
o pensamientos inadecuados, son causantes de las emociones y conductas
también disfuncionales, que se tengan de una situación determinada.
Lo anterior, permite contextualizar la realidad empírica percibida en el marco
de la postura teórica desarrollada por Ellis (ob.cit.) en su modelo ABC; donde A,
está representado por las situaciones de la vida cotidiana (familiar y conyugal)
posmoderna que demanda un comportamiento de los hombres ajustado a las
necesidades de complementariedad, cooperación y trabajo en equipo para el
afrontamiento de la dinámica familiar; B, responde a las creencias que subyacen
en el repertorio cognitivo de estos hombres, caracterizadas por mandatos
heredados, transmitidos y moldeados por sus padres en torno a las formas de
accionar para saberse varones; lo cual es exteriorizado en C, por medio de
conductas exhibidas que denotan inconformidad ante su rol masculino, puesto
que las mismas son contrarias a las preexistentes en su sistema cognitivo, que
determinan en ellos los rasgos idóneos del ejercicio del rol como varón.
Es aquí, donde se presenta el foco problemático del presente estudio por
cuanto el ejercicio de roles del varón, en diversos ámbitos de sus relaciones
familiares; como padre, esposo, denotan interferencia por las
transformaciones socioculturales que se han venido sucediendo con el devenir
de las sociedades posmodernas.
7
Es de hacer notar, que en la comunidad de “la Carucieña” de
Barquisimeto estado Lara, por ser un sector popular conformado
principalmente por familias de clase media baja y rural, se ha podido percibir
mediante encuentros periódicos en vista de las constantes reuniones y al
mismo tiempo fortuitos del investigador con los hombres que forman parte de
organizaciones vecinales pertenecientes al Consejo Comunal “Juan Bello”,
que en su mayoría se encuentran atravesando por situaciones conflictivas en
el contexto familiar.
Estos conflictos son referidos por los hombres, como situaciones que no
saben cómo manejar, puesto que en ocasiones se encuentran en la necesidad
de realizar actividades que chocan fuertemente con las enseñanzas y modelos
observados con los cuales fue asumiendo su masculinidad, como tener que
planchar su propia ropa porque la mujer no está en casa por motivos laborales,
tener que esconderse ante la posibilidad de que algún miembro de su familia
materna lo vean ayudando con los quehaceres del hogar como barrer, pasar
el coleto, limpiar.
Esta situación presentada de forma recurrente ha ocasionado conflictos
en la pareja, reflejados por constantes discusiones en las que se ponen de
manifiesto que el hombre no tiene que estar lavando, ni planchando, ni
haciendo la comida, ni jugando con los niños y llevarlos a la escuela, porque
estas tareas son exclusivas de las mujeres. Estos hombres manifiestan que
constantemente experimentan sentimientos de rechazo y culpa, al mismo
tiempo, por pensar que no son el hombre que sus padres enseñaron, así
mismo, el ejercicio de la función sexual ha ido reduciendo su frecuencia
ocasionado por bajos niveles de autoestima por parte de los hombres.
Reportan además, tener deseos de plantear el rompimiento de la relación
conyugal motivados por las necesidades y requerimientos que ésta le impone,
debido al estilo de una dinámica familiar posmoderna, referida por Rodríguez
(2008), como las nuevas realidades familiares y el crepúsculo de la familia
8
patriarcal, con prácticas tradicionales causantes de muchos de los conflictos
actuales (p.82).
Por consiguiente, la posmodernidad familiar busca legitimar en la mujer
un rol más complementario que pasivo, atentando contra el ejercicio de una
masculinidad que se aferra a lo tradicional y aprendido de forma cultural y al
mismo tiempo resistiéndose a afrontar nuevos retos y actitudes ante el
ejercicio de una nueva masculinidad, caracterizada por la complementariedad,
la ayuda mutua, la expresión libre de las emociones y sentimientos, sin que
estas circunstancias representen amenazas a su integridad masculina.
En conformidad con lo expuesto, la TREC de Ellis (ob.cit.), hace énfasis
a la efectividad de la terapia de reestructuración cognitiva para modificar las
creencias que de forma irracional contribuyen a exhibir conductas y emociones
que van destruyendo las posibilidades de desarrollarse personal y
familiarmente de una manera más adaptativa y ajustada a las nuevas
tendencias posmodernas de la dinámica familiar; razones suficientes que
conducen a formular las siguientes interrogantes de investigación: ¿cuáles
mandatos parentales exhiben los hombres del Consejo Comunal “Juan Bello”,
para ejercer el rol de varón?; ¿qué factores intervienen en el ejercicio de roles
del varón de los hombres del Consejo Comunal “Juan Bello” de la comunidad
de “La Carucieña”?, y ¿cómo son las experiencias que identifican el rol del
varón de los hombres del Consejo Comunal “Juan Bello” ante las
transformaciones que enfrenta la dinámica familiar posmoderna?.
Para dar respuesta a estas interrogantes, se formulan los siguientes
objetivos.
Objetivos de la Investigación
9
Caracterizar los factores que intervienen en el ejercicio de roles del varón
en la dinámica familiar de los hombres del Consejo Comunal “Juan Bello” de
Barquisimeto, estado Lara.
Describir las posturas que reorientan el rol del varón de los hombres del
Consejo Comunal “Juan Bello”, ante las transformaciones relacionales que
enfrenta la dinámica familiar posmoderna.
Analizar los mandatos parentales en el ejercicio de roles del varón ante
la dinámica familiar posmoderna de los hombres del Consejo Comunal “Juan
Bello” en la Comunidad “La Carucieña” de Barquisimeto, estado Lara.
Justificación
10
Por otro lado, el presente estudio es relevante desde el punto de vista
psicológico, en virtud de que el mismo intenta analizar las manifestaciones
conductuales que exhiben los hombres sobre la base de un sistema de
creencias marcado por directrices tradicionales y premodernas que de forma
intrínseca han ido condicionando las respuestas emocionales y socioafectivas
de los hombres ante una dinámica familiar posmoderna.
Desde el punto de vista social este estudio se justifica, por cuanto el
mismo tiene la intencionalidad de proporcionar a los hombres que hacen vida
familiar en la Comunidad de “La Carucieña” de Barquisimeto, la oportunidad
de conocer las tendencias psicosociales que orientan la funcionabilidad de una
dinámica familiar marcada por creencias posmodernas, dándoles la
operatividad requerida para afrontar las circunstancias familiares cotidianas de
una forma complementaria, compartida y consensuada.
Asimismo, desde el punto de vista metodológico este estudio constituye
un significativo aporte, a sabiendas de que el mismo en su carácter descriptivo,
tiene un fundamento teórico-conceptual ajustado a los descriptores de
investigación y en estricta vinculación con los objetivos propuestos. Es así,
como representa también un referente teórico e investigativo para el diseño de
propuestas orientadas a ofrecer soluciones viables y tangibles a esta
problemática tan actual y vigente como son, los mandatos parentales en el
ejercicio de roles del varón ante las creencias posmodernas en la dinámica
familiar.
Finalmente, en correspondencia con las directrices del Centro de
Investigaciones Psiquiátricas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela, es
pertinente mencionar que este estudio se suscribe a la Línea de Investigación:
Aprendizaje de Conducta, en la temática Comportamiento del Adulto. Con lo
cual se pretende contribuir con la investigación científica en pro del
fortalecimiento terapéutico que la TREC de Ellis (ob.cit.) postula en el campo
de la modificación y reestructuración cognitiva de creencias, pensamientos,
emociones y conductas.
11
CAPÍTULO II
MARCO TEÓRICO
Antecedentes de la Investigación
12
Universidad Autónoma del Estado de México, denominado: “Los roles de
género de los hombres y las mujeres en el México contemporáneo”. Por ello,
la presente investigación estuvo desarrollada bajo el enfoque cualitativo en la
modalidad de una investigación de tipo fenomenológica, la cual pretendió
conocer el significado contemporáneo del rol de género que hombres y
mujeres consideran tener. Se trabajó con una muestra no probabilística de tipo
propositivo de 300 jóvenes universitarios de 17 a 25 años de edad repartidos
equitativamente por sexo y residentes en la ciudad de Toluca, México.
Como parte de los insumos metodológicos, utilizó como instrumento de
recolección de datos la técnica de redes semánticas naturales. Los resultados
muestran diferencias significativas, encontrándose que los hombres se definen
con un rol que implica proteger, proveer, comprender, ser profesionista, seguro
y amoroso, en comparación con las mujeres, que indicaron verse como
profesionistas, independientes, esposas o amas de casa, cuyo rol es compartir
y educar.
Finalmente, para la definición de lo que a los hombres del país les toca
ser y hacer, se observó que los varones se definieron como profesionistas,
honestos, inteligentes, fuertes, amables, emprendedores, padres y libres,
mientras que las mujeres los definieron como padres, proveedores,
profesionistas, fieles, honestos y protectores. Esto permite afirmar que los
roles que viven los jóvenes universitarios muestran cambios importantes
respecto de los roles sexuales tradicionales de la cultura mexicana.
Este estudio mantiene estrechos vínculos de fondo con la investigación
que se desarrolla, en virtud de lo relevante que es para la construcción de la
masculinidad y, por ende, el ejercicio de roles del varón, las preferencias y
concepciones tanto socioculturales como religiosas para establecer los
patrones de crianza, principalmente con los hijos del sexo masculino. Sin
embargo, reporta la evidencia de cambios importantes con respecto a la
demostración de afectos, como: la ternura, compromisos conyugales y
afectivos, la expresión de los sentimientos sin menoscabar su masculinidad,
13
ya que tanto hombres como mujeres promulgan estas actitudes como
apropiadas.
En este mismo orden de ideas Folguera (2013), presentó una tesis
doctoral en la Universidad de Barcelona, España; titulada: el varón maltratado;
representaciones sociales de la masculinidad dañada. La misma estuvo
fundamentada en el paradigma interpretativo y desarrollado bajo el enfoque
cualitativo; quedando determinado que el objeto de análisis en este estudio
son varones que han sido víctimas de violencia a manos de su pareja, varones
que tienen una experiencia vital que es incongruente con la norma del cómo
debe ser un hombre de verdad. La recolección de la información se realizó
mediante técnicas cualitativas como la entrevista en profundidad, el guión de
entrevista y la observación participante.
Para el desarrollo de este estudio, participaron ocho (8) hombres,
quienes sus edades oscilan entre 37 y 65 años, pertenecientes a las
localidades de: Cataluña, Barcelona, Palma de Mallorca y Salamanca. Entre
las principales conclusiones de este estudio, se tiene que en su mayoría los
varones entrevistados destacan insistentemente la veracidad de sus relatos,
aún en aquellos en que se pueda poner en entredicho los patrones que guían
su masculinidad hegemónica; así mismo se percibe inseguridad ante el
discurso victimario generado por el malestar de un entorno sociocultural que
los señala o se burla; razón por la cual que se ven en la necesidad de
contrarrestar este contexto hostil, utilizando entre sus variadas estrategias la
minimización de las agresiones físicas que realmente han sufrido.
En esta investigación se puede percibir vínculos interesantes con el
estudio que se presenta, por cuanto la masculinidad en el ejercicio de roles del
varón se ve interferida por factores de violencia de género que se alejan de la
norma sociocultural aceptada; puesto que es el varón quien es objeto de la
violencia y agresiones (física y emocional). Desde esta perspectiva, es un
significativo aporte investigativo para este estudio.
En el mismo plano internacional, Fuentealba (2012), desarrolló en la
14
región de Chillán, Chile, un estudio titulado: “Paternidad y crianza,
representaciones significativas en progenitores post separación / divorcio,
desde la construcción de sus masculinidades”. Este estudio se aborda desde
el enfoque cualitativo, orientado a reconstruir las vivencias históricas y las
representaciones elaboradas por los sujetos de estudio sobre el ejercicio de
su paternidad desde la construcción de sus masculinidades. Esto permitió
adentrarse en sus subjetividades de manera de redefinir con mayor
profundidad los significados que ellos asignan a las prácticas sociales
cotidianas que viven.
Para ello, se adopta un diseño metodológico flexible de carácter no
experimental y de corte transeccional e inductivo; es exploratorio, dado que a
través de la investigación se pretende conseguir un acercamiento entre las
teorías adscritas en el marco teórico y la realidad objeto de estudio.
Epistemológicamente, se basa en el enfoque fenomenológico, cuyos
presupuestos coinciden en lo que se ha llamado paradigma hermenéutico o
interpretativo simbólico.
Asimismo, esta investigación tiene por objetivo fundamental comprender
cómo se construyen las representaciones sociales sobre la paternidad en el
marco de la post separación vincular y/o divorcio que elaboran los varones
padres de la región del Bío-Bío, Chillán, Chile, durante el año 2011 y 2012. La
condición para la escogencia de los sujetos entrevistados, fue la firme
intención de ejercer una paternidad responsable, expresada en la voluntad de
participación activa en las funciones parentales con sus hijos/as; por lo tanto,
estuvieron representados por cinco (5) hombres entre 28 y 50 años de edad,
que viven el proceso de post separación.
Como técnica de recolección de datos se empleó la entrevista en
profundidad, para lo cual se utilizó como instrumento de registro el diario de
campo. La determinación de validez y confianza, se realizó mediante la
triangulación de los hallazgos con la teórica que sustenta el objeto de estudio.
Entre sus conclusiones más relevantes tiene la reafirmación de la
15
parentalidad como proceso en construcción y cambio constante, cuya práctica
es afectada por las condiciones de contexto que influyen en la forma de
vinculación parental, en el desarrollo de funciones y en las representaciones
emergentes de la organización social, que superan lo atribuido como natural a
su género, accediendo a visiones orientadas a la deconstrucción de los roles
de género, para luego volver a construirlos desde la equidad, el bien común,
lo que ha implicado luchar contra la exclusividad de crianza materna y las
asimetrías parentales, elementos internalizados culturalmente mediante la
socialización femenina en perjuicio de la figura paterna.
Este estudio, representa un aporte de gran significación para la
investigación que se desarrolla por cuanto el mismo tiene su base
epistemológica en la interacción constante del hombre con el contexto social
circundante, lo que va generando en él la reconstrucción de sus
masculinidades a partir de las transformaciones que a nivel social y parental
se van produciendo; lo que denota la incidencia de los mandatos parentales
como un aspecto inherente a la crianza de los hijos varones, encontrándose
correspondencia sociohistórica en ellos, pero que el devenir del tiempo
demanda reestructuraciones de orden cognitivo y conductual en aras de un
contexto familiar ajustado a las tendencias posmodernas que lo guían.
Por su parte Ramos (2012), realizó una investigación enmarcada en el
enfoque cualitativo, exploratorio y descriptivo, en el que su objetivo general fue
describir la percepción de la autoeficacia paterna de padres primerizos con
parejas en control prenatal en un CESFAM “Alfredo Gantz Mann” de la comuna
de La Unión, Chile, durante el segundo semestre del año 2011. Para la
recolección de la información se hizo uso de entrevistas semi-estructuradas y
entrevistas en profundidad. Se entrevistaron 7 varones, realizando 4
entrevistas en profundidad a cada uno en dos sesiones. Además, se aplicó a
3 varones entrevista semi-estructurada en una sesión.
El estudio se llevó a cabo bajo las normas y criterios éticos que demanda
la investigación. Las dimensiones exploradas fueron: Importancia y
16
expectativas del rol paterno, significados de la paternidad, paternidad y familia,
percepción de paternidad relacionada con situación socioeconómica, temores
de los varones que serán padres primerizos relacionados con la afectividad,
los modelos de crianza, acompañamiento a la mujer durante el embarazo
relacionado con cumplimiento del rol paterno.
De los resultados obtenidos destaca que, la mayoría de los participantes
entrevistados poseen una reacción positiva y entusiasta, ante las expectativas
respecto al cumplimiento de las tareas del rol paterno. En relación a su nivel
de acompañamiento y la adquisición del rol paterno, se observa que la gran
mayoría lo integra desde el momento de los primeros controles prenatales,
refieren que al saber y escuchar a sus hijos(as) ya se sienten padres.
Así mismo, refieren que se apropian también del proceso de embarazo,
no les cuesta imaginar al futuro hijo(a), sienten la emoción ante el evento,
traduciéndose en un alto sentido de autoeficacia, ya que es posible para ellos
visualizar escenarios beneficiosos y positivos en cuanto al desempeño de su
rol paterno y la formación de sus familias, destacan la reformulación del
significado de la paternidad, mostrándose un nuevo eje, la afectividad.
Finalmente, este autor pudo concluir que existe una alta percepción de
autoeficacia ante el ejercicio de la paternidad por parte del grupo de varones
estudiado, lo que genera expectativas positivas y escenarios beneficiosos para
sus hijos(as) y parejas, enlazando siempre el concepto de familia a su
paternidad. Valoran la presencia de sus hijos(as) en sus vidas, y refieren su
deseo de entregarles los cuidados necesarios, amor y valores como parte
fundamental dentro de su paternidad y modelo de crianza.
Dentro de la paternidad se han ido suscitando cambios en los varones y
su rol dentro de la sociedad, reflejando un nuevo significado del ejercicio de la
paternidad. Transformando la paternidad tradicional en una nueva paternidad,
donde los modelos de crianza experimentados por estos varones y el rol
paterno, varían de acuerdo a las necesidades de los futuros padres, sus
vivencias y deseos en la práctica de su propia paternidad.
17
Esta investigación representa un valioso aporte para el presente estudio,
en virtud de que en la misma se hace referencia a las percepciones de
autoeficacia que los hombres en vísperas de su paternidad exhiben sobre la
base de estilos de crianza, tradiciones, costumbres y conceptos que ejercen
fuerza social y emocional para decidir o redecidir las estrategias conductuales
que asumirán para el ejercicio del rol paterno.
En el plano regional, se refiere un estudio realizado por Aguilar (2006), el
cual reporta vieja data en conformidad con las directrices investigativas del
CIPPSV, pero que motivado por la poca evidencia existente en cuanto al objeto
de estudio, éste representa un precedente significativo. Esta investigación se
planteó como objetivo determinar la actitud afectiva asumida por el docente
varón en su desempeño laboral y su incidencia en la relación de pareja, para
lo cual se utilizó como contexto de estudio las unidades educativas
pertenecientes a la Parroquia Concepción del Municipio Iribarren, estado Lara.
Metodológicamente, estuvo enmarcado en una investigación de campo de
carácter descriptivo en su nivel exploratorio. La población la conformaron
veintidós (22) docentes varones de la primera y segunda etapa de Educación
Básica.
Asimismo, la recolección de la información fue realizada mediante dos
(02) instrumentos, tipo cuestionario, de veintinueve (29) itemes el primero y de
treinta (30) itemes el segundo, diseñados con una escala tipo Likert, validados
luego mediante el juicio de expertos y determinada su confiabilidad con el
coeficiente Alpha de Cronbach. Entre sus principales conclusiones, se
determinó que el docente en su desempeño laboral no posee capacidad para
aceptar las ideas expresadas por los estudiantes y menos mantener una
actitud de escuchar empáticamente a éstos; así mismo, en la relación de
pareja presenta miedo al estar sin atención y compañía afectiva, lo que genera
sentimientos de oposición afectiva en situaciones conflictivas, concluyó
además, que los sujetos se identifican como padre complementario de sus
estudiantes.
18
A partir de lo anterior, se visualiza la relevancia de este estudio con
respecto a la investigación que se desarrolla, por cuanto el mismo se orienta
al reconocimiento y determinación de sentimientos y emociones en torno al
ejercicio del rol del varón como profesional y como pareja. Es de hacer notar
que Aguilar (ob.cit.), enfatiza la necesidad de continuar el estudio de la
masculinidad y sus implicaciones socioafectivas en la actualidad. Este estudio
representa un gran aporte investigativo en virtud del impacto que el ejercicio
de la masculinidad está teniendo en el devenir de la posmodernidad en el
contexto social, familiar, conyugal y paternal.
Bases Teóricas
Teoría de Sustentación
Teoría Cognitiva Social de Albert Bandura
19
Figura 1. Triada de Caución Recíproca (Modelo de Autoeficacia;
Bandura, 1986)
20
creencias en las capacidades propias para organizar y ejecutar el curso de
acciones requeridas para manejar las posibles situaciones; por lo que, la
autoeficacia se compone de las autoevaluaciones que hace el individuo sobre
lo que se cree capaz de hacer.
Por consiguiente, señala este mismo autor, que el proceso de desarrollo
de la autoeficacia, se da de la siguiente manera: primeramente, el individuo se
compromete con una conducta, para luego, interpretar los resultados de sus
acciones, y es con base en estos resultados como desarrollan creencias sobre
si son capaces o no de llevar acabo conductas subsecuentes en contextos
similares.
A partir de lo expuesto, es preciso contextualizar el modelo de
autoeficacia con el objeto y sujeto de estudio; por cuanto se tiene, entonces,
que en el plano de la dinámica familiar posmoderna, en conjunto con sus
determinaciones socioculturales, representan una influencia ambiental
determinante para la población masculina de la comunidad “La Carucieña” de
Barquisimeto, estado Lara; puesto que este contexto medioambiental, viene a
redefinir el juego de roles en la dinámica familiar, especialmente en el rol del
varón. De allí, que es al varón a quien le corresponde modificar, o darse la
autoridad de sustituir creencias en su autosistema, de forma tal que éstas
puedan ser ajustadas o adaptadas a las nuevas formas de convivencia familiar
que demandan las sociedades posmodernas.
Es así, como el modelo de autoeficacia supone entre los principales
problemas con respecto al cambio conductual, el intento por enseñar al
individuo lo que debe o necesita hacer para llevar a cabo una conducta
saludable; al respecto Bandura (1997), considera que lo que realmente se
debe enseñar a las personas, son habilidades que fomenten la autoeficacia,
por ejemplo, las habilidades de autorregulación que les permitan ejercer el
control sobre ellos mismos y sobre otros en la práctica de comportamientos
saludables, dichas habilidades, tienen que ver con el manejo de la
automotivación, las autocreencias y las autoguías (formas de actuar).
21
La autorregulación, por su parte, requiere de habilidades de
automonitoreo que permitan a las personas reconocer cuándo deben poner en
práctica su sistema autorregulatorio, promoviendo así, la emisión de conductas
saludables por medio de un cambio de comportamiento autodirigido. Bandura,
considera que para lograr dicho cambio, el individuo necesita reconocer las
razones para alterar sus hábitos riesgosos, los significados de sus conductas,
sus recursos y apoyos sociales para hacerlo.
En este contexto Bandura (ob.cit.), presenta el desarrollo de cuatro (04)
elementos que deben ser considerados para propiciar el cambio de
comportamientos en el individuo, desde la perspectiva del modelo de
autoeficacia; los cuales están dirigidos a alterar cada uno de los tres (03)
componentes determinantes de acción propuestos por la teoría Cognitivo
Social.
22
referencia a la distribución de información sobre el tema tratado. El
componente informativo, intenta hacer conscientes a los hombres de la Urb
“La Carucieña”, de lo vulnerables que son ante determinada situación
adversa a sus creencias sobre el rol del varón, sus competencias,
responsabilidades, actitud, vocabulario, tareas y compromisos en el entorno
familiar. También busca informar al individuo sobre todas aquellas
conductas que van en contra de lo que el entorno familiar posmoderno
demanda, así como cuáles son los beneficios que se derivan de esas
conductas saludables y lo beneficioso de su autorregulación.
El segundo componente, se refiere al ejercicio de roles del varón
ante la dinámica familiar postmoderna y de autorregulación, que
permitan al individuo transformar la información en conductas o acciones
de prevención efectivas. Cabe mencionar que en este componente, se
pretende identificar en los propios sujetos los disparadores de riesgo,
conocer la serie de conductas que llevan al riesgo, saber qué se debe hacer
y cómo se debe hacer para salir de las situaciones de riesgo, aprender a
auto-reforzarse con prácticas no riesgosas, saber cómo regular la conducta
por medio de la insistencia del sujeto de que determinadas conductas
implican un riesgo.
Desde esta perspectiva, se tiene entonces que los hombres del
Consejo Comunal “Juan Bello” de la comunidad “La Carucieña”, requieren
fortalecer sus comportamientos, basados en creencias irracionales
(absolutistas) en torno al ejercicio del rol del varón, mediante la
identificación de las conductas que les propinan riesgos en el ámbito
personal, como esposo y padre, ante las demandas de las nuevas
construcciones de la dinámica familiar.
El tercer componente, está dirigido al ejercicio operativo de roles del
varón ante la dinámica familiar postmoderna y la construcción de una
sólida autoeficacia, lo cual se logra por medio de simulacros de
situaciones que pueden ir desde un simple juego de roles hasta situaciones
23
de alto riesgo en donde con ayuda de un guía y de la realimentación, el
individuo puede ensayar y mejorar las habilidades para enfrentar de una
manera efectiva una situación de riesgo en la vida real. Los ensayos pueden
llevarse a cabo en diferentes contextos y con diferentes niveles de
complejidad. El objetivo de este elemento es desarrollar al máximo las
habilidades autorreguladoras y las habilidades sociales, que conlleven al
desarrollo y fortalecimiento de la autoeficacia.
Y por último, y cuarto componente, se tiene la creación de una red
de apoyo social, que asegure el mantenimiento de las conductas
preventivas adquiridas, ya que el cambio de comportamiento se da en un
contexto social específico con una influencia social normativa. En este
componente, se considera la identificación de redes sociales que tengan
más influencia y de aquellas que tengan la habilidad de reforzar o castigar.
A partir del modelo de autoeficacia propuesto por Bandura (ob.cit.), es
necesario señalar que los hombres pertenecientes al Consejo Comunal
“Juan Bello” de la Comunidad “La Carucieña” de Barquisimeto, estado Lara;
tienen la capacidad de fortalecer su autoeficacia, mediante la creación de
un autosistema que le permita identificar y reconocer su repertorio de
creencias (especialmente las irracionales) en torno al ejercicio del rol del
varón ante el desarrollo de una dinámica familiar permeada por los embates
de la posmodernidad.
Este contexto, al mismo tiempo les otorga la oportunidad de verificar
sus situaciones de riesgo, para así poder valorar los beneficios que puede
traer la modificación de estas creencias, sobre la base de las experiencias
sociales encontradas en el entorno social; lo cual les permite por medio de
la autorreflexión y la automotivación reconocer e identificar las ventajas y
beneficios que tiene la adquisición de nuevas formas de convivir y percibir
el rol del varón.
En correspondencia con lo descrito, se presenta a continuación la
Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC) desarrollada por Albert Ellis,
24
para la identificación, valoración y sustitución de creencias irracionales, con
lo cual se fortalece el sustento teórico del presente estudio.
25
sumisión femenina y la proveeduría, como principios fundamentales del ser
hombre.
De allí, que según la TREC, se pone de manifiesto que los hombres,
sujeto de estudio, de la Comunidad “La Carucieña”, presentan rasgos
conductuales que conllevan a presumir que poseen creencias irracionales
generadas de las distintas situaciones (acontecimientos de la vida), por
cuanto éstas fungen como generadoras de respuestas emocionales
displacenteras y contrarias a los deseos y concepciones del sujeto. En este
orden de ideas, Moles (1991), expone que:
26
Figura 3. Modelo de la TREC de Albert Ellis
27
muestra de forma gráfica el Modelo de la TREC en el foco problemático
estudiado.
A B C
Acontecimiento Sistema de
Respuesta
Activador Creencias
28
según sus conceptos y tradiciones, transmitidas por sus parientes, lo que
produce una respuesta conductual de rechazo, protesta y negación.
En este contexto se puede apreciar, que el Sistema de Creencias B, no son
simples conjeturas producto de ejercicios intelectuales a un acontecimiento A,
sino que están enraizados en experiencias, que en la mayoría de los casos se
presentan en edades muy tempranas, con componentes adquiridos y aprendidos
en la parentalidad (Ellis, 1980). Por cuanto, se requiere que el sujeto comprenda
cuál es el origen, causas e historia, sobre la cual reposa el fundamento de sus
creencias irracionales y la necesidad de que sean modificadas y reestructuradas.
Según Ellis (1984), las creencias irracionales “son cualquier pensamiento
que conduce a consecuencias (emoción o comportamiento) contraproducentes y
autodestructivas que se interponen de forma importante a la supervivencia y
felicidad del organismo”(p.134). Resalta además, que estas creencias, por lo
general incluyen un “debería” o “tengo que” (exigencias absolutistas), siendo
estas exigencias las más importantes para su teoría.
Es evidente, que estas exigencias absolutistas, son específicas para
calificar los pensamientos irracionales e igualmente, éstas aportan información
válida para identificar de forma rápida las habilidades emocionales que se
generan en los hombres que se encuentran con situaciones familiares en las
cuales reciben demandas que atentan contra sus creencias y conceptos con
respecto al ejercicio del rol de varón, en el plano de esposo y padre, por cuanto
la dinámica familiar en tiempos postmodernos requiere cambios en cuanto a las
actitudes y comportamientos del varón como muestra de una nueva
masculinidad, asociados a la tolerancia ante la necesidad laboral de la mujer,
responsabilidad y contribución ante el mantenimiento y aseo del hogar, entre
otros.
De allí, surge el objeto de estudio, por cuanto un grupo de hombres, de
edades comprendidas entre 20 y 40 años (adulto joven) de la comunidad “La
Carucieña”, de Barquisimeto, exhiben conductas y comportamientos de rechazo
ante las demandas posmodernas que reciben por parte de sus parejas,
29
poniéndose de manifiesto la necesidad de la complementariedad de roles como
forma de simplificar las responsabilidades y exigencias cotidianas del entorno.
En este contexto, se presenta la TREC, como el fundamento
psicoterapéutico y científico que justifica la presencia de creencias, ideas y
pensamientos irracionales (punto B de la TREC), generadoras de una respuesta
emocional aversiva, congruente y contigua a la situación (punto C de la TREC).
De acuerdo con lo expuesto, la TREC es una alternativa permite identificar
los mandatos parentales (creencias) que subyacen en las cogniciones de los
hombres en el ejercicio de sus roles sociales, pero que inmersos en procesos de
transformación social en torno a nuevas concepciones de familia, caracterizada
por la ayuda mutua, la complementariedad en la realización de las tareas, la
unificación en el cuidado y protección de los hijos, así como en las
manifestaciones de afecto, genera en ellos un choque cognitivo, puesto que sus
estilos de crianza estuvieron marcados por una parentalidad machista, en la que
el hombre cumple funciones de autoridad máxima y con tendencia a ser
paternalistas.
Es a partir del Modelo TREC, que Ellis (ob.cit.), ofrece la oportunidad de que
los hombres en el ejercicio de roles de varón en contextos familiares
caracterizados por la posmodernidad, puedan identificar lo inapropiado e
irracional de sus creencias justificando así, analizar el impacto que estas
creencias causan en el repertorio emocional y conductual de los hombres que
hacen vida activa en la Comunidad “La Carucieña” de Barquisimeto, procurando
además comprender las concepciones que poseen con respecto a la
posmodernidad en los linderos de la familia en el plano relacional y conyugal.
30
conductual una serie de enfoques, lo cual constituye su marco de referencia y
apoyo. En este sentido, el presente estudio tiene vinculación directa con el
postulado del Enfoque E, Roles, el cual busca generar las pautas para el
diagnóstico, la evaluación y la intervención del sujeto, objeto de consulta, ante
el ejercicio de cuatro (4) roles fundamentales, que fundamentan y orientan la
vida del ser humano, que son: Persona, Hijo(a), Padre / Madre y Esposo(a).
Es de hacer notar entonces, que el Enfoque E, se encuentra
estrechamente ligado al objeto y sujeto de estudio, por cuanto el mismo busca
analizar los mandatos parentales ante el ejercicio de roles del varón y su
contraste con los significados que los hombres le confieren a la dinámica
familiar posmoderna.
A partir de la aplicabilidad de este enfoque en los sujetos de estudio, se
puede acceder a una valiosa información, puesto que el ejercicio de roles,
tanto de hijo, esposo, padre y como persona, son cruciales para comprender
los fenómenos que a nivel relacional y afectivo se presentan en el entorno
familiar desde la perspectiva de los cambios sociológicos que ha ido
experimentando la familia en cuanto al sistema relacional, distribución de
tareas, participación del varón en las cotidianidades hogareñas, en atención a
dimensiones de complementariedad, cooperación, ayuda mutua, solidaridad,
y sobretodo equidad e igualdad de condiciones en relación conyugal.
Es significativo resaltar, que la aplicabilidad del Enfoque E, se realiza
tomando en consideración los últimos meses de vida del sujeto, lo que permite
afirmar que la operatividad en cada uno de los roles responde a un intervalo
de tiempo relativamente actual, lo que garantiza que la ausencia o
perseverancia en el desarrollo o no de alguno de los roles por encima de los
otros o viceversa, no pueda ser modificado a posteriori.
Desde esta perspectiva, este enfoque permite conocer la posición de
cada uno de los roles de los hombres que viven en las adyacencias de la Urb.
La Carucieña y que asisten a las reuniones periódicas inherentes al Consejo
Comunal “Juan Bello” de la Parroquia Juan de Villegas, quienes manifiestan
31
constantes episodios de ansiedad, caracterizados por aceleración de ritmo
cardiaco, enrojecimiento de la piel y sudoración, causados por conflictos con
sus parejas en el incumplimiento de las labores del hogar, como preparar la
comida o lavar la ropa oportunamente, alegando que es una actividad
exclusiva de la mujer.
Así mismo, manifiestan sentir frecuentemente rabia y rechazo ante la
hora de llegada de los hijos(as), muy a pesar de que adopta actitudes
controladoras y desafiantes como estrategia para ejercer la autoridad en el
hogar. Situación, que permite inferir la existencia de situaciones conflictivas en
su núcleo familiar, por interferencias en cuanto al ejercicio de roles del varón
por incompatibilidades en los conceptos, percepciones, creencias, ideas y
pensamientos en torno a la masculinidad bajo el enfoque de la posmodernidad
como filosofía de vida.
Es entonces, a partir del Enfoque E, como a la luz de la Escuela Bianco
se puede justificar el ejercicio de roles, específicamente, del varón ante una
dinámica familiar posmoderna, la cual viene con el propósito de plantearse
nuevos retos en cuando a asumir nuevos roles que respondan a las demandas
sociales y económicas imperantes. De allí, que es preciso ver como el varón
ha ido teniendo diversos roles a través de los distintos períodos históricos.
En la antigüedad, el varón ejercía un rol incuestionable, autoritario,
paternalista, con funciones ampliamente reconocidas, en especial por el sexo
femenino; pero es en la actualidad que a partir de los nuevos modos de
producción y de la incorporación de la mujer al campo laboral, como una de
los aspectos claves de esta época posmoderna, que el hombre ha ido
incursionando, como nunca antes en la esfera de lo privado. La cotidianidad
del hogar, la crianza de los hijos(as), las tareas domésticas y otras, que algún
momento formaron parte de la gran lista de funciones exclusivas, para las
mujeres y viceversa.
Finalmente, este enfoque muestra de forma clara la interrelación de los
roles del varón, que a partir del impacto de los mandatos recibidos de forma
32
involuntaria por la parentalidad en contextos familiares estereotipados,
caracterizados por la figura de autoridad, el proveedor, la cabeza pensante, el
patriarca, el protector, ejercen la formación de actitudes de los hijos (varones).
No obstante, esta posición puede convertirse en antagónica en el plano
de la construcción de una familia bajo la sombra de la posmodernidad como
filosofía de vida. He allí, el dilema en el varón por cuanto requiere hacer gala
de sus determinaciones y toma de decisiones para hacer de su vida la que
quiere que sea, procurando ser un adulto operativo y en armonía con el
ambiente sociocultural al cual pertenece.
33
del cual hombres y mujeres crían a sus hijos” (p.43). Estos investigadores,
lograron determinar que este sistema se encuentra en plena transición,
aunque persisten en cierta medida los modelos tradicionales, pues han surgido
numerosas expresiones de una nueva parentalidad, tendencias
esperanzadoras hacia una distribución más simétrica de las tareas de crianza
y una creciente democratización de los vínculos familiares.
34
y el afrontamiento complementario de las vicisitudes y cotidianidades
familiares y parentales.
Por su parte Berne (ob.cit.), llama también a estos mandatos, guiones de
vida, refiriendo que estos guiones (creencias) son como una cinta grabada que
reproducirá la misma melodía cada vez que se ponga. Es así, como esta
grabación facilita la misma reacción (respuesta o conducta) cada vez que se
presente el mismo estímulo, generando además, la posibilidad de provocar la
elección de estímulos que permitan utilizar la misma cinta.
En este mismo orden de ideas, se encuentran los aportes de Steiner
(1974), quien hace hincapié en que estos mandatos parentales representan
para quienes conducen el fundamento comportamental de la familia, una
estrategia por medio de la cual se refuerzan las conductas, pensamientos y
emociones del niño(a) o hijos(as) para que encuadren dentro de sus
esquemas, así como castigar o ignorar aquellas que se alejen de él.
Es así, como los niños(as), señala este autor, se hacen una idea de qué
es lo que se espera de ellos, y paulatinamente, se van amoldando a los
mandatos parentales recibidos. Por lo tanto, cumplir y compartir estos
mensajes verbales y no verbales, producen la complacencia y las caricias que
los niños(as) demandan de sus padres; aunque tengan que resignar sus
preferencias personales, emocionales, y en casos extremos, hasta su salud y
la vida.
A partir de lo descrito, es pertinente hacer mención a los hombres
pertenecientes a la comunidad de “La Carucieña”, especialmente a los que
frecuentan las actividades inherentes al Consejo Comunal “Juan Bello”, en
virtud de poder relacionar el impacto que tiene para el ejercicio de roles del
varón, en las dimensiones personal, de padre y esposo, la verticalidad de los
mandatos parentales, que fungen como guiones de vida, grabados en el
repertorio cognitivo y conductual ejerciendo presión constante y persistente
con las nuevas concepciones conyugales y familiares imperantes en estos
tiempos posmodernos.
35
Figuras de Autoridad
36
quienes son quienes ejercen la autoridad. Según Berne (ob.cit.), los mandatos
son mensajes que llegan (principalmente de forma no verbal) a base de ser
repetidos día tras día por las figuras de autoridad, en especial en la infancia,
padres o por personas con fuerte influencia emocional en el sujeto. Otra forma
de obtener mandatos, puede ser a causa de una circunstancia vivida como
dramática.
Asimismo, señala que otro elemento importante en la construcción del
guion de vida, son las atribuciones. Como su nombre indica, una atribución le
indica al individuo lo que debe hacer o lo que debe ser. A diferencia de los
mandatos, que son de naturaleza limitante, las atribuciones cargan a la
persona con aquello que se espera o desea que sea. También, como en el
caso de los mandatos, la posible lista de atribuciones es ilimitada: "eres como
tu tío", "eres igual que el abuelo", "eres... bueno, malo, listo, torpe, sano, frágil,
especial, distinto, tremendo”, entre otros. Etiquetas que, a base de repetición,
se pueden colgar en la mochila que moldea la identidad de un niño(a) que
busca ser amado, protegido y reconocido.
Es de hacer notar, entonces que para poder comprender la incidencia de
los mandatos parentales heredados, e instalados como creencias irracionales,
en la mayoría de los casos, por los padres o personas significativas
emocionalmente (figuras de autoridad) en la infancia de los hombres de la
Comunidad “La Carucieña”, y que se han grabado como una cinta en el
esquema mental, es necesario identificar de forma precisa las creencias, que
en forma de mandato se quieren transformar, para lo cual Berne (ob.cit.), utiliza
el término permiso, lo que viene a funcionar como la estrategia para revocar o
redecidir del mandato.
En este contexto Allen y Allen (1972), señalan que esta estrategia
revocatoria le ofrece al individuo la oportunidad de vivir de modo diferente a
los mandatos parentales impuestos e instalados como creencias
incuestionables, a partir de conceptos concebidos por las figuras de autoridad
en torno al comportamiento del varón y la hembra.
37
Así pues, estos mandatos que quedan guardados como creencias,
condicionando la percepción del mundo, que en la mayoría de los casos se
realiza de forma inconsciente, pueden ser limitantes y facilitadores. Estos
autores señalan que las creencias o mandatos limitantes “son obstáculos que
bloquean, incapacitan y dificultan la selección de alternativas y
recursos”(p.76). Entre las principales creencias limitantes se encuentran las
siguientes: no puedo equivocarme, debo hacer todo bien, los cambios son
dolorosos, cuando disfruto algo luego tiene que pasar algo malo, si hago algo
bien era mi deber y no tiene mérito, las personas no cambian, ser fuerte en no
demostrar los sentimientos, todo depende mí, entre otras.
En cuanto a los mandatos limitantes que exhiben los hombres que hacen
vida en el Consejo Comunal “Juan Bello” de la Urb. “La Carucieña”, se tienen:
los hombres no lloran ni expresan sentimientos porque son fuertes, en la casa
se hace lo que yo digo, la mujer está para hacer los quehaceres del hogar y
cuidar de los niños(as), limpiar es cosa de mujeres, hacer la comida y lavar
ropa me hace poco hombre, si no tengo la comida hecha a la hora tendré que
buscarme otra mujer que si lo haga, entre otras.
En lo descrito, se puede percibir como los mandatos parentales recibidos
de las figuras de autoridad (padres, otras personas o familiares) con los cuales
estos hombres formaron sus guiones de vida, inciden y modelan conductas
aún en la etapa adulta, que causan interferencias y conflictos sociales en torno
a las nuevas tendencias de configuración familiar y conyugal.
Por otro lado, Allen y Allen (ob.cit.), señalan que las creencias (mandatos)
facilitadoras “son permisos que influyen sobre las capacidades y
comportamientos para hacerlos más adaptativos y congruentes con los
propios deseos”(p.79). Algunos ejemplos de creencias facilitadoras, pueden
ser: merezco amar y ser amado, amo la vida y vale la pena vivirla, puedo
responsabilizarme de las consecuencias de lo que hago, soy flexible y puedo
adaptarme a distintos contextos, puedo disfrutar y divertirme, hago lo mejor
que puedo, puedo aprender de los errores, entre otras.
38
En este contexto, de mandatos facilitadores, es preciso acotar que los
hombres, sujetos de estudio, no reportan la existencia de mandatos
facilitadores que les puedan dar la oportunidad de generar nuevos libretos o
guiones, sobre la base del permiso que se autoconceden, por medio del
especialista. Es por ello, la importancia de analizar el impacto de los mandatos
parentales en el ejercicio de roles sociales del varón.
Rol de Padre
39
En atención a lo expuesto, Meler (1998), señala que en el trabajo de
psicoterapia, se pueden percibir padres que dicen querer disfrutar su
paternidad y pasar más tiempo con los hijos y, sin embargo, no logran hacerlo
imponiéndose creencias limitantes que caracterizan una masculinidad
tradicional y patriarcal (“no puedo, no tengo tiempo, tengo que trabajar para
mantener a mi familia”, “tengo que ahorrar para cuando vayan a la
universidad”).
Así mismo, señala que algunos de estos padres logran reconocer, detrás
de la imperiosa necesidad de trabajar más y más, la presencia de fuertes
mandatos grabados en la crianza infantil. Otros, en cambio, más ceñidos aún
por las trampas patriarcales, viven esta situación como una única opción. En
ambos, se puede constatar un anhelo de intimidad nuevo para la identidad
masculina.
En líneas generales, es notoria una tendencia de los hombres a
implicarse cada vez más en la paternidad; pero son innegables las fuerzas
adversas que ejercen los mandatos parentales clavados en sus esquemas
como creencias que limitan y se interponen la aparición de nuevas conductas.
Es de hacer notar, que en la actualidad, se pone de manifiesto, por ejemplo,
en la conformación de asociaciones de padres separados que reclaman su
derecho a criar a sus hijos (Meler, ob.cit.).
Asimismo, se percibe cuando sus motivaciones no son meramente las de
disputarle un bien material a la exesposa, o no se trata de celos hacia el nuevo
compañero de ella, sino ante la necesidad de ser verdaderos nuevos padres,
“deseosos de prodigar a sus niños cuidados primarios” (Badinter, ob.cit;
p.113).
Por lo tanto, estas nuevas demandas de los hombres ante el ejercicio de
una nueva paternidad, puede estar dado por la disminución del horror hacia la
feminización, en virtud de la mejoría de la condición social de las mujeres. Por
otra parte, la crisis de la escuela pública en el contexto del neoliberalismo incita
a una creciente privatización de la educación, cuyo primer responsable es la
40
familia. Es necesario reconocer también, que en un mercado laboral como el
actual, con altos niveles de precarización y exclusión, el rol de trabajador ya
no proporciona al varón tantas gratificaciones como antes (Meler, ob.cit;
p.123).
Es así, como los hombres en la actualidad han podido presenciar la
merma de organizaciones tradicionales que buscaban reafirmar la
masculinidad, como el trabajo, los clubes, los sindicatos, otros, esta progresiva
desaparición de los espacios públicos, reemplazados ahora por los shoppings,
los home-theaters, sumado a la creciente inseguridad; lo que Giberti (2005),
denomina “sociedad del riesgo”, conduciendo esto a una búsqueda de
gratificación en el ámbito doméstico.
Actualmente, señala este mismo autor, una buena parte de los varones
dice haber roto con el modelo de su infancia y no quiere, en absoluto,
reproducir el modelo de su propio padre que juzga frío y distante, por lo que
desea reparar su infancia. Haciendo énfasis a expresiones cotidianas como:
“Mi viejo era el típico padre ausente, que decía: Estoy trabajando para
ustedes”, pero yo se lo reclamo todavía hoy; y todavía siento, que mi viejo no
pertenecía a la casa, sino a la fábrica”.
Lo anterior, hace referencia a las implicaciones que tienen los mandatos
parentales instalados como creencias limitantes en las cogniciones del varón,
que intenta abrirse a la oportunidad de desarrollarse como una nueva persona,
a partir de sentirse autorizado a ser él mismo el protagonista de su propia vida,
procurando actuar bajo un guion de vida autoconstruido sobre la base de sus
propios deseos, anhelos y convicciones. De allí, que estas nuevas formas de
concebir la paternidad, se somete a múltiples cuestionamientos sociales y
autoseñalamientos que atentan contra el bienestar emocional y, por ende, el
bienestar familiar.
En este sentido Meler (ob.cit.), precisa que esa generación de padres
sufre un prematuro desgaste emocional, actualmente un número creciente de
varones se plantea una estrategia vital diferente del destino de sus padres. Por
41
cuanto, quieren encarar de un modo diverso la relación entre trabajo y familia,
donde el contacto con los hijos(as), sea percibido como una fuente de
gratificaciones.
Así mismo, señala que estos varones generalmente conviven con
mujeres que no quieren ser exclusivamente madres y algunos valoran haber
logrado aprendizajes significativos a partir del ejercicio de la parentalidad
compartida: “Aprendo mucho de ella, porque ella tiene una conexión más
psicológica-sensorial con los chicos”, “La sensibilidad del padre cuando te
ocupas de tu hijo cambia un montón.
En atención a todo lo expuesto, es preciso resaltar los aportes de
Badinter (ob.cit.), cuando enfatiza que no basta con cuestionar el modelo
paterno para ser capaz de crear uno alternativo. Por lo que, no es de extrañar
que haya confusión sobre cómo lograrlo y que el hombre reconciliado del que
ella habla sea hoy todavía una excepción.
En correspondencia con la población objeto del presente estudio, es
significativo entonces, mencionar que hace falta ignorar los problemas de la
identidad para creer que una misma generación de hombres, educada bajo
antiguos modelos, caracterizados por el machismo, la autoridad, la agresión,
el patriarcado, la supremacía del hombre sobre la mujer, puede realizar de
golpe un vertiginoso cambio: el cuestionamiento de una virilidad ancestral, la
aceptación de una feminidad temida y la invención de otra masculinidad
compatible con ella (Badinter, ob.cit.).
De allí, que la población de hombres que conviven en las adyacencias de
la comunidad de “La Carucieña”, pertenecientes al Consejo Comunal “Juan
Bello”, tienen la oportunidad de identificar los mandatos y guiones de vida
limitantes y negativos, que interfieren en la construcción de nuevos rumbos
con destino a nuevas experiencias del ejercicio de roles sociales en el ámbito
personal y de una paternalidad arraigada en la complementariedad, la
cooperación y la ayuda mutua, con la intención de minimizar la exhibición de
conductas de rechazo, de huida o de culpa, ante la traición de los mandatos
42
parentales recibidos de sus padres como transmisión de valores y
concepciones culturales, familiares y tradicionales.
Rol de Esposo
43
los cuales se encuentra el rol de esposo y sus implicaciones socioafectivas y
sexuales con la pareja.
Es de hacer notar, que el hombre concibe el ejercicio de la función sexual
desde una visión más reptil que afectiva, mientras que la mujer centra su
sexualidad más en las emociones y sentimientos que en el sexo
Por su parte Horowitz y Kaufman (1989), hacen hincapié en que llegar a
acuerdos con respecto al ejercicio de la función sexual puede ser de gran
utilidad, puesto cuando la pasión se empieza a perder es importante buscar
mecanismos de ayuda que propicien la oportunidad de vivir nuevas
experiencias en el campo sexual.
44
que sostienen la familia posmoderna afirma, siguiendo a Flaquer (1999), que
“no son más que una hipertrofia de los principios modernos de libertad,
igualdad e individualismo, asentados en el derrumbamiento de la legitimidad
patriarcal […] que mantenía a las mujeres insertas en un marco premoderno
como la familia tradicional” (p.4).
Por su parte Hernández (2001), señala que la familia posmoderna se
caracteriza por ser una familia flotante, la cual surge de un acuerdo
relativamente informal de las relaciones familiares, en un continuo estado de
flujo que se dispersa o reagrupa conforme a las tendencias sociales que se
mueven de un lado para otro.
Cada espacio y momento histórico ha tenido sus propias formas
combinadas de producción y reproducción social, que influyen en las unidades
básicas de organización familiar. Este artículo presenta una forma familiar
específica y popular establecida a partir del liderazgo femenino en relaciones
heterosexuales de no larga duración.
De allí, que se busca explicar cómo se ha producido y configurado esta
forma familiar, cuyas características básicas dadas por su origen urbano,
constitución en el curso de monogamia serial, liderazgo femenino,
inestabilidad y alternabilidad a la familia tradicional basada en el poder y
autoridad del varón, la hacen alinear dentro de un espíritu postmoderno.
Dicha caracterización busca también responder a cómo se ubican los
varones y sus identidades ante los cambios presentados y en las nuevas
formas familiares, a fin de acentuar los cambios en las relaciones de género,
especialmente, en la división sexual del trabajo y los nuevos patrones de la
economía del cuidado. Se sostiene que en los casos de masculinidades
emergentes, en familias posmodernas se fundamentan relaciones de género
más equitativas y sostenibles.
De allí, que lo primero que se debe precisar, con respecto a la
conceptualización de identidad de género en los hombres, es decir, su
consideración de hombres como hombres, la forma como la corporalidad
45
masculina es construida y significada en su relación con otros hombres y con
las mujeres (Kaufman, ob.cit.).
Así, los hombres no sólo se miran desde la familia como padres, esposos,
hijos o abuelos, como se ha mirado tradicionalmente desde las políticas de
familia, sino en dichos roles desde sus identidades masculinas. Como plural,
las masculinidades enfatiza la diversidad y permite ampliar y complejizar
aquellos conceptos de origen más estructural que hacen alusión a la unidad,
como para este caso la idea de familia patriarcal, la cual hace referencia a la
unidad del poder de los varones en la familia, pero que no existe como
generalización sino como expresión de rasgos predominantes y cambiantes
en una sociedad. La diversidad familiar contemporánea se corresponde así
con expresiones diversas, tradicionales o emergentes, de masculinidades o de
ser hombre en los distintos grupos familiares.
En este sentido Nudler y Romaniuk (ob.cit.), en sus estudios sobre
masculinidades han resaltado aquellas características en la constitución del
ser hombre que suelen entrar en conflicto y que resultan centrales en la
relación de los hombres con la familia. Una característica central se construye
alrededor de la paternidad y se relaciona con sus expresiones polarizadas
entre la idea del buen padre frente al mal padre. Esta tensión adquiere distintas
expresiones según los contextos culturales y regionales.
Así, el concepto negativo de la paternidad se relaciona con la referencia
de los hombres como nómadas, característica que se relaciona con la imagen
del hombre como mujeriego, quien conquista y sostiene relaciones sexuales
con diferentes mujeres, incluso cuando sostiene una unión conyugal
relativamente estable. También el hombre nómada, se relaciona con el
hombre como parrandero, es decir, aquel a quien le gusta el trago y el baile, y
está siempre disponible para las fiestas y sus amigos (Wade 1994).
En correspondencia con lo anterior y las intencionalidades del presente
estudio, es preciso reseñar la fuerza que ha tenido el contexto sociocultural en
torno a las concepciones que sobre el ejercicio de ser varón tienen los hombres
46
de la Comunidad “La Carucieña”, puesto que éstas se han transmitido de
generación en generación, lo cual de forma medianamente aceptada, procura
ubicar al varón en este estilo de hombre nómada. De allí, que la cultura
latinoamericana, aunque en proceso de transformación y reestructuración
social, reporta conflictos para el establecimiento de acuerdos causados por
esta forma tradicional de ejercer la masculinidad.
Por oposición, la segunda característica se relaciona con la idea del buen
padre, el cual se encuentra en estrecha relación con el hombre como
proveedor y sustento económico de la familia.
En este contexto, los hombres han respondido frente a los cambios
sociales y, especialmente, frente a la irrupción de la mujer en los espacios
públicos. Ciertamente, el desempleo enfrenta a los hombres a un desbalance
entre las expectativas esperadas de ellos por la cultura predominante y el
acceso a los medios legítimos para cumplir su rol de proveedor. Pero esta
circunstancia, no explica por sí misma el cambio en la composición de las
familias, el crecimiento de los hogares mono-parentales, ni mucho menos la
creciente jefatura femenina. Esta debe ubicarse en la tensión propia de las
identidades de género en los hombres y en las relaciones al interior de las
familias.
Así, por ejemplo, muchos hombres desempleados con compañeras y
esposas trabajadoras, asumieron tareas del hogar que con una fuerte
alteración de roles, generaron procesos de domesticación masculina y
aparición de nuevas masculinidades. En otros casos la prevalencia de
identidades más atadas a la superioridad masculina, condujeron al incremento
del conflicto, la violencia y el rompimiento de los vínculos conyugales. Es así,
como el papel primario de los hombres en la vida adulta, ha estado
normalmente centrado en su función de proveedor principal y su declive ha
traído como consecuencia la llamada crisis de la masculinidad.
En este contexto, es necesario detenerse por cuanto es aquí donde se
encuentra el foco problemático que orienta y origina el presente estudio; la
47
dimensión relacional de los hombres que viven en condición de cónyuges
(parejas) en la comunidad “La Carucieña”, por cuanto reportan conflictos en el
ejercicio de roles como varón, en virtud de tener que cumplir con asignaciones
y satisfacción de necesidades básicas, como alimentación, comida, el cuidado
de personas, tareas relacionadas con el mantenimiento y aseo del hogar.
Estos acontecimientos cotidianos, generan en estos hombres respuestas
conductuales de rechazo, evitación, al mismo tiempo que manifestándose
emociones de rabia, tristeza ante la traición por contraposición de mandatos
parentales.
Desde esta perspectiva, se puede percibir como la intensidad de los
mandatos parentales puede generar interferencias actitudinales ante el
afrontamiento de situaciones que representan una encrucijada que atenta
contra el sistema de creencias tradicionales, machistas y paternalistas, que
poseen estos hombres y con los cuales también fueron enseñados sus
familiares (varones) antepasados, en el plano de la historia familiar.
48
CAPÍTULO III
MARCO METODOLÓGICO
49
postulado de que existe una realidad que conocer, utilizando procedimientos
para describir eventos a través de datos, partiendo de mediciones y
cuantificaciones de una realidad específica que se puede explicar y predecir.
Por lo que Tamayo y Tamayo (2002), señalan que “los estudios de campo
están centrados en un entorno geográfico y espacio temporal, lo que convierte
la realidad en su propio laboratorio sin tratar de modificarlo” (p.114).
De allí, que la recopilación de toda la información requerida fue extraída
y estudiada a partir del sitio y lugar donde se suceden los hechos; utilizando
para ello, instrumentos de recolección de datos, que previamente son
validados y determinada su consistencia interna, generando confianza para
ser aplicados a los sujetos de estudio y obtener la información requerida; para
así describir de forma detallada las características del fenómeno en estudio.
En esta dirección Hernández, Fernández y Baptista (2003), definen la
investigación de carácter descriptivo como “aquellas que buscan especificar
las propiedades importantes de personas, grupos, comunidades o cualquier
otro fenómeno que sea sometido a análisis”(p.60). Es decir, miden o evalúan
diversos aspectos, dimensiones o componentes del fenómeno a investigar.
Por su parte Tamayo y Tamayo (ob.cit.), señalan que en la investigación
descriptiva se resalta la aplicabilidad de procedimientos dirigidos a desglosar
y desintegrar los hechos en partes para comprender el estado. Este proceso
permite reconocer las características o cualidades del objeto y situación
tratada (p.53).
En correspondencia con lo expuesto, se pretende descomponer los
elementos que configuran los mandatos parentales en el ejercicio de roles del
varón ante la dinámica familiar posmoderna en los hombres del Consejo
Comunal “Juan Bello”, con el propósito de describir y analizar su causalidad
para así hacer generar conclusiones sobre la base de resultados concretos y
cuantificables.
50
Diseño de la Investigación
Sistema de Variables
51
presentan dos variables, a saber: Los Mandatos Parentales y el Ejercicio de
Roles del Varón.
De acuerdo con Balestrini (2006), una variable puede definirse desde dos
perspectivas; conceptual y operacionalmente. En el plano conceptual, se tiene
que la variable. Mandatos Parentales, está definida como los mensajes
recibidos de forma involuntaria de los padres que se instalan como creencias;
por su parte, la variable: Ejercicio de Roles del Varón, se define como el
fundamento para ejercer el rol de esposo y padre en contextos familiares
caracterizados por la posmodernidad.
La definición operacional de estas dos variables que orientan el estudio;
están definidas en torno a la descomposición de las mismas, lo cual es
traducido en dimensiones, con sus respectivos indicadores. (ver cuadro 1).
52
Cuadro 1
Operacionalización de Variables.
Definición
Variables Dimensiones Indicadores Ítems
Conceptual
Los Mandatos Mensajes Mandatos como Verbales 1,2
Parentales recibidos de Creencias No Verbales 3,4
forma involuntaria
de los padres que Figura de Autoritario 5,6
se instalan como Autoridad Permisivo 7,8
creencias Democrático 9,10
54
Martins (2010), “es una técnica destinada a obtener datos de varias personas
cuyas opiniones interesan al investigador (…) se utiliza un listado de preguntas
escritas que se entregan a los sujetos, quienes en forma anónima las
responden por escrito” (p.123). Por lo que, para la recolección del presente
estudio se diseñó un instrumento tipo cuestionario; que a juicio de Sabino
(1992), “es un instrumento indispensable para llevar a cabo entrevistas
formalizadas, también puede usarse independiente de ella” (p.161), mediante
el cual se recogieron los datos para dar cumplimiento a los objetivos
propuestos.
En correspondencia con el presente estudio, se elaboró un cuestionario
contentivo de dos partes fundamentales, precedidas por las instrucciones
generales que permiten aclarar y orientar al encuestado para el correcto
llenado del instrumento. La primera, tiene la finalidad de recoger datos
generales, como edad, estudios y tiempo de unión con su pareja; y la segunda,
conformada por veintiocho (28) preguntas; las cuales presentan al encuestado
una escala dicotómica (Si – No). (ver anexo A)
Es de hacer notar que cada ítem contiene una escala de frecuencia
conformada por tres (03) alternativas, las cuales serán respondidas en el caso
de que la respuesta anterior sea positiva (si), dándole al investigador más
amplitud y profundidad para el análisis de la información. A continuación, se
presenta una muestra de la estructura y la forma utilizada para el diseño del
cuestionario.
Leyenda
S Si
Escala Dicotómica
N No
S N MF CF PF
55
Validez
Confiabilidad
56
instrumento diseñado. Los resultados obtenidos fueron sometidos a un
proceso que permitió determinar la consistencia interna de los itemes,
específicamente, con el uso del Coeficiente de Confiabilidad Kuder –
Richardson (KR-20), siendo éste el utilizado para medir las escalas
dicotómicas (si – no), generándose un índice que determinó el nivel de
confianza del instrumento, mediante la siguiente fórmula:
k p.q
KR 20 ( ) (1 )
k 1 Vt
Rangos Magnitud
0,81 a 1,00 Muy alta
0,61 a 0,80 Alta
0,41 a 0,60 Moderada
0,21 a 0,40 Baja
0,01 a 0,20 Muy baja
57
que pertenecen al Consejo Comunal “Juan Bello” de la comunidad “La
Carucieña” de Barquisimeto, Municipio Iribarren del estado Lara.
Procedimiento
58
Fase II, Etapa de Campo. En esta etapa, se desarrolló la búsqueda de
evidencias, datos, información y elementos importantes, como la aplicación de
cuestionarios e indagatorias con los hombres pertenecientes a la comunidad
de “La Carucieña”. Asimismo, el instrumento (cuestionario) fue sometido a la
validación mediante el juicio de expertos, para así quedar determinada su
validez y confiabilidad, para la aplicación del mismo a la muestra de estudio
seleccionada.
Finalmente, la Fase III, Etapa Analítica. Los datos recogidos a partir de
la aplicación del instrumento, se tabularon y presentaron en cuadros y gráficos
de frecuencia y porcentajes, en los que se organizaron los resultados de cada
una de las dimensiones e indicadores en los cuales se desglosan o configuran
las variables de investigación. Seguidamente, estos resultados fueron
analizados e interpretados en términos descriptivos, estableciendo contrastes
y relaciones con los argumentos teóricos y conceptuales que fundamentan el
estudio.
Concluido el desarrollo de estas tres (03) fases procedimentales de la
metodología, se presenta de forma ordenada y sistemática el cuerpo de
conclusiones con las cuales se afirman y determinan situaciones definitorias
que dan respuesta a las interrogantes de investigación, estando, por ende,
articuladas y vinculadas con los objetivos planteados.
59
CAPÍTULO IV
RESULTADOS
60
definen cada fenómeno estudiado.
Una vez realizada la protocolización de este apartado, se procede
entonces al desglose, análisis y discusión de la información. Con respecto a
los datos generales que caracterizan a los veinticuatro (24) sujetos de estudio,
se presenta el cuadro 2.
Cuadro 2
De 20 a 25 años - -
De 26 a 30 años 10 41.67
Intervalo de
De 31 a 35 años 14 58.33
EDAD
De 36 a 40 años - -
Más de 40 años - -
Total 24 100
No tiene estudios - -
Primaria - -
Nivel de Bachiller 7 29.17
ESTUDIOS Técnico Medio 12 50
TSU - -
Profesional Universitario 5 20.83
Total 24 100
De 0 a 5 años 16 66.67
Tiempo de De 6 a 10 años 8 33.33
UNIÓN con la
De 11 a 15 años - -
pareja
Más de 16 años - -
Total 24 100
n:24
61
experimentan una adultez joven, lo cual es de gran significancia en virtud del
objeto de estudio. Asimismo, se percibe que el nivel de estudios de la mitad
(50%) de los sujetos se inclina hacia la categoría Técnico Medio, mientras que
otras dos pequeñas partes manifestaron ser Bachilleres (29.17%) y
Profesionales Universitarios (20.83), de donde se infiere que existe un alto
nivel de comprensión, en cuanto a la objetividad con la que cuentan para definir
y expresar de forma precisa sus posturas y concepciones.
Con respecto al tiempo de unión con sus parejas, se pudo determinar
que un representativo porcentaje de sujetos (66.67%) declara poseer entre 0
y 5 años de unión, mientras que el resto (33.33%) se encuentra entre los 6 y
10 años de unión con sus parejas; datos que contribuyen significativamente
con el estudio, en atención a que los sujetos están en un intervalo que ubica a
sus uniones en el umbral de un proceso de construcción familiar donde se
pone de manifiesto creencias, tradiciones, concepciones y expectativas,
especialmente en el ejercicio de roles del varón en la Comunidad “La
Carucieña” de Barquisimeto, condicionado por un sistema de creencias
formador (mandatos parentales) y las tendencias socioculturales que van
dando nuevos rumbos tanto al rol de padre como el de esposo.
En este sentido, se presentan los datos encontrados a partir de la
aplicación del instrumento en torno a las dimensiones e indicadores que
definen el análisis de los mandatos parentales en el ejercicio de roles del varón
ante las transformaciones de la dinámica familiar posmoderna. Para el
procesamiento de la información, se realiza el desglose del comportamiento
estadístico de los datos, potenciados con una escala de frecuencia a partir de
las respuestas positivas (si); para posteriormente utilizar la inferencia como
técnica analítica de acercamiento descriptivo ante las tendencias
evidenciadas; argumentadas con postulados teóricos e investigativos que
proporcionan contundencia paradigmática y metodológica, tal y como a
continuación se presenta.
62
Cuadro 3
nada?
¿En tu niñez tenías que retener el llanto
2 porque tus padres expresaban que los 22 92 2 8
hombres no lloran?
Promedio indicador 83.5% 16.5%
¿De niño te quedabas paralizado ante la
3 mirada de tus padres cuando hacías algo 20 83 4 17
No Verbales
100 80 60 40 20 0
SI
NO
63
En el cuadro 3 y gráfico 1, se sintetizan las frecuencias absolutas y
porcentuales generadas a partir de la aplicación del instrumento en torno a la
medición de la variable Mandatos Parentales, en su primera dimensión
Mandatos como Creencia; la cual refleja en el ítem 1, del indicador Verbales,
que el 75% de los sujetos respondió afirmativamente (Si) ante la pregunta:
¿Cuándo eras niño tus padres te decían frases como “eres un flojo no sirves
para nada”?, mientras que el 25% restante respondió que No; destacándose
que de las 18 respuestas afirmativas (Si), el 50% de ellas asevera vivir esta
situación muy frecuentemente (MF) (ver figura 5).
Así mismo, en el ítem 2, el cual interrogaba a los hombres sujetos de
estudio si en su niñez tenían que retener el llanto porque sus padres
expresaban que los hombres no lloran, se pudo apreciar que la mayoría de las
respuestas (92%) se inclinó hacia la alternativa Si, mientras que un pequeño
porcentaje restante (8%) se expresó de forma negativa (No); resaltando
además que la totalidad (100%) de respuestas afirmativas (Si:22) señalan que
la ocurrencia se da muy frecuentemente (ver figura 5).
En atención a las tendencias porcentuales de los promedios generados
en este indicador, es preciso señalar que la mayoría de los hombres
encuestados (Si: 83.5%), señalan que estas situaciones experimentadas en la
niñez, en las que se ponían de manifiesto los mandatos verbales por parte de
sus padres se presentaban, con mucha frecuencia; de donde se puede inferir
que estos mandatos de forma progresiva fueron incorporándose en el sistema
de creencias de estos hombres, en cuanto a las cogniciones del ser varón y
sus implicaciones socioafectivas.
Con respecto al indicador No Verbales, el ítem 3 exhibe una tendencia
similar ante la pregunta: ¿De niño te quedabas paralizado ante la mirada de
tus padres cuando hacías algo incorrecto para ellos?, donde el 83% respondió
afirmativamente (Si) y el 17% restante respondió que No; permitiendo conocer
al mismo tiempo, que todos los sujetos que respondieron afirmativamente
64
experimentaban muy frecuente (90%) y con frecuencia (10%) estas
situaciones de mandatos no verbales que condicionan el sistema de creencias
(ver figura 5).
Por su parte, el ítem 4, diseñado para indagar si ¿al terminar las labores
asignadas por tus padres durante tu niñez esperabas que movieran la cabeza
en señal de aprobación?, evidenció que el 71% de los encuestados respondió
que Si, mientras que el otro 29% respondió que No; quedando definido que de
las 17 respuestas afirmativas, más de la mitad de las mismas (53%) declara
haber vivido esto muy frecuentemente, y el 47% restante de ocurrencia
frecuente (ver figura 5).
A partir de los promedios obtenidos en este indicador, es necesario
acotar que se evidencia un 77% hacia las respuestas afirmativas, enfatizando
que los mandatos no verbales, han contribuido notablemente en la
configuración de las creencias que fundamentan el accionar y las
concepciones que todavía los hombres encuestados poseen en torno al
ejercicio de roles del varón en estas épocas posmodernas y sociedades
cambiantes.
65
Desde esta perspectiva estadística y frecuencial, se desprende la eficacia
que tienen los mandatos parentales para el desarrollo y configuración del sistema
de creencias de cada individuo, pero en especial del varón, por cuanto los mismos
responden a un momento histórico y sociocultural que se identifica con una época
y unas concepciones tradicionales que han sido transmitidas de una generación
a otra, ocasionando luego un choque y desestabilización emocional, al pretender
acomodar estos mandatos, en forma de creencias, a las transformaciones que la
dinámica familiar experimenta en su posmoderno devenir.
En correspondencia con lo expuesto, es preciso referir a Berne (ob.cit.),
cuando enfatiza que estos mandatos, también llamados guiones de vida
(creencias) son como una cinta grabada que reproducirá la misma melodía cada
vez que se ponga. Es así, como esta grabación facilita la misma reacción
(respuesta o conducta) cada vez que se presente el mismo estímulo, generando,
además, la posibilidad de provocar la elección de estímulos que permitan utilizar
la misma cinta.
Cuadro 4
niño?
¿De niño tus padres evitaban expresar sus
6 afectos como darte un abrazo, por ser esto 17 71 7 29
un signo de debilidad?
Promedio indicador 77% 23%
¿Durante la niñez tus padres fueron
7 complacientes con las pocas normas que 6 25 18 75
Permisivo
imponían?
¿Cuándo eras niño tus padres te permitían
8 - - 24 100
hacer lo que querías en el hogar?
Promedio indicador 12.5% 87.5%
66
cont. (cuadro 4)
¿Cuándo niño tus padres te colocaban
9 límites, como por ejemplo: la hora de 4 17 20 83
Democrático llegada?
¿De niño tus padres ejercían la autoridad
10 explicando el porqué de cada norma que te - - 24 100
imponían en el hogar?
Promedio indicador 8.5% 91.5%
n=24
100 80 60 40 20 0
8,50 Democrático
12,50 Permisivo
SI
NO
77,00 Autoritario
67
afirmativas (Si:20), el 70% asegura que esta situación se presentaba de forma
muy frecuente y con frecuencia. (ver figura 6).
Por su parte, el ítem 6 refleja una tendencia cercana a la anterior, por
cuanto el 71% de los sujetos afirma (Si), que de niño sus padres evitaban
expresar sus afectos como darles un abrazo, por ser este un signo de
debilidad; evidenciándose por demás, que el 31% restante se expresó
negativamente (No) ante la interrogante planteada. Estas afirmaciones
(Si:71%) resaltan en su totalidad manifestarse Muy Frecuentemente (65%) y
Con Frecuencia (35%). (ver figura 6)
En correspondencia con los promedios obtenidos como síntesis
estadística en el indicador Autoritario, se evidencia una clara tendencia hacia
el reconocimiento de la utilización del estilo autoritario como estrategia para
ejercer la figura de autoridad por parte de sus padres; caracterizada por un
77% hacia la alternativa Si; generándose así, la oportunidad de aseverar que
el estilo autoritario fue ejerciendo presión sobre el sistema de creencias en
cuanto a la conformación de un guion de vida condicionado por un estilo de
mandatos parentales autoritario, direccionando la construcción intrínseca del
rol del varón ante la dinámica familiar.
Con respecto al indicador Permisivo, el ítem 7 exhibe una tendencia
negativa ante la pregunta: ¿Durante la niñez tus padres fueron complacientes
con las pocas normas que imponían?; evidenciándose que sólo un 25% se
expresó afirmativamente (Si) y un significativo 75% respondió que esta
situación No fue experimentada en su niñez. Es preciso resaltar, que de esta
reducida ocurrencia de respuestas afirmativas (Si:6), la totalidad de ellas
refiere que a pesar de poder presenciar esta situación en su infancia, era poco
frecuente. (ver figura 6)
Por su parte, el ítem 8, el cual hacía a los sujetos el siguiente
cuestionamiento: ¿Cuándo eras niño tus padres te permitían hacer lo que
querías en el hogar?; lo que permitió conocer que el 100% de las respuestas
se inclinó hacia la alternativa No.
68
En contraste con las tendencias promediales anteriores, se resalta en este
indicador (permisivo), que los hombres sujeto de estudio en su gran mayoría
(87.5%) niegan haber experimentado como parte de sus vivencias y convivencia
en la dinámica familiar, proporcionada por sus guías parentales en el desarrollo de
la infancia, situaciones que permitieran reconocer un estilo permisivo o ante las
tareas del hogar asignadas o complacientes ante deseos personales, por parte de
sus padres u otras figuras de autoridad.
Con respecto al indicador democrático de esta dimensión Figura de
Autoridad, se tiene que en el ítem 9, el 83% de los hombres (sujetos de estudio) se
expresaron negativamente (No) ante la pregunta: ¿Cuándo niño tus padres te
colocaban límites, como por ejemplo: la hora de llegada?, mientras que el 17%
restante respondió que con ellos si lo hacían. Es preciso acotar, que en todos los
sujetos que respondieron afirmativamente, esta situación se presentaba con
frecuencia. (ver figura 6)
El ítem 10, diseñado para indagar entre los sujetos de estudio, si de niño sus
padres ejercían la autoridad explicándoles el porqué de cada norma que les
imponían en el hogar; reflejó que la totalidad (100%) de las respuestas se ubicó en
la alternativa No.
Luego de precisar la distribución estadística en el indicador democrático, se
hace necesario referir que en sus promedios se presenta una marcada tendencia
hacia las respuestas negativas (91.5%), lo que permite inferir que el estilo
democrático como alternativa de crianza por parte de las figuras de autoridad de
los hombres en estudio, en la gran mayoría de los casos no representaba una
forma atractiva para ejercer la autoridad ante sus hijos (varones), propiciando en
ellos las experiencias que iban construyendo un sistema de creencias
caracterizado por mandatos parentales, que luego serían el guion de vida que
debían representar para ejercer el rol de varón en sus futuras relaciones y
conformaciones familiares. A continuación, en la figura 4, se ilustra la frecuencia
que caracteriza a las respuestas afirmativas (Si) en la dimensión Figura de
Autoridad.
69
Figura 6. Escala de Frecuencia como complemento de las respuestas
positivas (si) en la dimensión Figura de Autoridad
70
Cuadro 5
le tiene?
Afecto
39,50 Comunicación
71
En el cuadro 5 y gráfico 3, se presentan las frecuencias absolutas y
porcentuales que surgen de la aplicación del instrumento en torno a la variable
Ejercicio de Roles del Varón, en su primera dimensión Rol de Padre; la cual
refleja en el ítem 11, del indicador Principio de Autoridad, que el 63% de los
sujetos respondió negativamente (No) ante la pregunta: ¿Para ejercer la
autoridad en el hogar mantiene las órdenes que da a sus hijos(as)?, mientras
que el 38% restante respondió si hacer esta acción; destacándose que de las
9 respuestas afirmativas (Si), el 56% de ellas afirma realizar esta acción muy
frecuentemente, así como el otro 44% la realiza con frecuencia. (ver figura 7).
De igual manera, en el ítem 12, el cual interrogaba a los hombres sujetos
de estudio si en su rol de padre asume el mando en el hogar sin delegar en otros
la autoridad ante sus hijos(as), se pudo evidenciar que la mayoría de las
respuestas (83%) se inclinó hacia la alternativa No, mientras que un pequeño
porcentaje restante (17%) afirmó si asumir este rol; es preciso resaltar que el
(100%) de respuestas afirmativas (Si:4) señalan que muy frecuentemente
asumen el mando en el hogar de esta forma. (ver figura 7).
En atención a las tendencias porcentuales de los promedios generados
en este indicador, es preciso señalar que la mayoría de los hombres
encuestados (No: 72.5%), presentan interferencias en el rol de padre ejercido
en el ámbito de principios de autoridad, el cual se encuentra caracterizado por
inconsistencias en cuanto al mantenimiento de las órdenes dadas a sus
hijos(as), así como en la poca responsabilidad ante asumir de forma integral y
completa la autoridad con sus hijos(as), como fundamento para el ejercicio
operativo del rol de padre.
Con respecto al indicador Manejo del Afecto, el ítem 13 refleja que el 88%
de los hombres en estudio No utilizan manifestaciones de cariño, como un beso,
para expresarle a su hijo el amor que le tienen, mientras que el 13% restante
expresó Si hacerlo; esta tendencia positiva de respuestas (Si:100%), permitió
conocer que con poca frecuencia se realiza esta acción. (ver figura 7). Por su
parte, el ítem 14, evidenció que el 100% de los hombres encuestados No
72
ofrecen a sus hijos(as) palabras motivadoras, como “adelante, vuelve a
intentarlo” que les permitan sentir el apoyo de su padre.
A partir de los promedios obtenidos en este indicador, es necesario
acotar que se evidencia una tendencia casi total (93.5%) hacia las respuestas
negativas (No), enfatizando las deficiencias y precariedad en cuanto a las
manifestaciones de afecto exhibidas por los hombres en estudio, como parte
fundamental en el ejercicio del rol de padres; conductas que son el reflejo de
un guion de vida alimentado por mandatos parentales instalados como
creencias en los esquemas cognitivos de los hombres en estudio, con respecto
a su condición de varón y la imagen que deben proyectar ante la sociedad.
Con respecto al indicador Comunicación, el ítem 15 señala que el 67%
de los hombres estudiados No conversa con sus hijos(as) de forma amable
para discutir acerca de sus deberes en el hogar; evidenciándose, por otro lado,
que el 33% si realiza esta acción. Es preciso resaltar, que de esta ocurrencia
de respuestas afirmativas (Si:8), el 63% de los sujetos la realiza con poca
frecuencia y el 38% con frecuencia. (ver figura 7).
Por su parte, el ítem 16, pone al descubierto que el 54% de los
encuestados No presta atención sin interrumpir cuando su hijo(a) se está
comunicando con él; lo que permitió conocer que el otro 46% de las respuestas
se inclinó hacia la alternativa Sí. Es de hacer notar a partir de las respuestas
afirmativas (Si:11), que la frecuencia con la que se presentan están
distribuidas entre Muy frecuentemente (36%) y Con frecuencia (64%). (ver
figura 7)
En correspondencia con los porcentajes promedio obtenidos en el indicador
Comunicación (Si: 39.5% - No: 60.5%), se puede inferir que los hombres
estudiados presentan confusión y deficiencias en el ejercicio del rol de padres,
especialmente en el manejo de la autoridad y el afecto, así como la exhibición de
una comunicación no operativa que les permita fortalecer las relaciones sociales
dentro de una dinámica familiar que responde a nuevas formas de convivir, de
interactuar y de resolver las demandas cotidianas del entorno familiar.
73
Figura 7. Escala de Frecuencia como complemento de las respuestas
positivas (si) en la dimensión Rol de Padre
74
Este contexto investigativo, coincide con los aportes científicos de Steiner
(1974), quien hace hincapié en que estos mandatos parentales representan
para quienes conducen el fundamento comportamental de la familia, una
estrategia por medio de la cual se refuerzan las conductas, pensamientos y
emociones de los hijos(as) para que encuadren dentro de sus esquemas
(padres), así como castigar o ignorar aquellas que se alejen de él. Razón por
la cual, se presentan interferencias en la alternabilidad de roles dentro del
contexto familiar, en tanto la evolución y transformación de la familia se
encuentre en movimiento.
Cuadro 6
17 13 54 11 46
para favorecer la relación?
¿Respeta a su pareja como uno de los
18 principales compromisos que demanda la 5 21 19 79
unión?
Promedio indicador 37.5% 62.5%
¿Propone acuerdos que le permitan alcanzar
19 las metas propuestas en torno al 8 33 16 67
Objetivos y
21 20 83 4 17
su pareja satisfactoriamente?
¿Acuerda con su pareja la frecuencia
22 deseada para el ejercicio de la función 3 13 21 87
sexual?
Promedio indicador 48% 52%
n=24
75
100 80 60 40 20 0
76
En concordancia con los promedios obtenidos como síntesis estadística
en el indicador Compromiso, es importante acotar los hombres sujetos de
estudio, exhiben deficiencias en cuanto al respeto que deben propiciar a su
pareja en el plano conyugal, así como también quedó evidenciado que un
representativo número de sujetos manifestó estar desatento a las necesidades
de su pareja, acciones que permiten favorecer el vínculo y la relación. De allí,
que los porcentajes promedio en este indicador quedaron distribuidos de la
siguiente manera; Si: 37.5% y No: 62.5%.
Con respecto al indicador Objetivos y Metas, el ítem 19 exhibe una
tendencia negativa ante la pregunta: ¿Propone acuerdos que le permitan
alcanzar las metas propuestas en torno al mejoramiento afectivo con su
pareja?; evidenciándose que sólo un 33% se expresó afirmativamente (Si) y
un significativo 67% respondió que No acostumbra proponer acuerdos a su
pareja. Es preciso resaltar, que de esta reducida ocurrencia de respuestas
afirmativas (Si:8), la totalidad de ellas refiere que realizan esta acción Con
frecuencia (100%). (ver figura 8)
Por su parte, el ítem 20, permite conocer que el 62% de los sujetos de
estudio (hombres) No propicia la discusión con su pareja acerca de las metas
que cada uno tiene sobre la relación conyugal, acordando lo que espera de
ella; mientras que el otro 38% manifiesta que sí discute este asunto con su
pareja. A partir de las respuestas afirmativas (Si), se pudo apreciar, que el
67% de éstas se realizan Con Frecuencia y el 33% con Poca Frecuencia.
Las tendencias promediales presentan similitudes con el anterior indicador,
puesto que los objetivos y metas en el ámbito del rol de esposo de los hombres
sujetos de estudio, tiene significativos vínculos con el compromiso asumido ante la
relación conyugal. Es por ello, que se evidencia una tendencia hacia las respuestas
negativas en un 64.5%, mientras que el promedio de las respuestas afirmativas es
de 35.5%; lo que permite inferir que un significativo número de los hombres
pertenecientes al Consejo Comunal “Juan Bello” de la comunidad “La Carucieña”
de Barquisimeto estado Lara, presentan deficiencias en el ejercicio del rol de
77
esposo, especialmente en lo referido a la discusión de las metas y objetivos
comunes en torno al fortalecimiento de la relación.
Con respecto al indicador Ejercicio de la Función Sexual, se tiene que en el
ítem 21, el 83% de los hombres encuestados (Si) realiza el ejercicio de la función
sexual con su pareja satisfactoriamente; mientras que el 17% restante manifestó
No ser satisfactorio. De allí, que las respuestas positivas (Si:20) permiten asegurar
que un 80% las realiza Muy Frecuentemente y el otro 20% Con Frecuencia. (ver
figura 8)
El ítem 22, diseñado para indagar entre los sujetos de estudio, si acuerda con
su pareja la frecuencia deseada para el ejercicio de la función sexual; se pudo
conocer que el 87% de las respuestas se ubicó en la alternativa No y el 13%
restante respondió afirmativamente (Si). Es de hacer notar, que de las pocas
respuestas afirmativas (Si:3) todas (100%) manifiestan realizar esta acción con
Poca Frecuencia. (ver figura 8)
Luego de precisar la distribución estadística en el indicador Ejercicio de la
Función Sexual, se hace necesario referir que en sus porcentajes promedio se
presenta una discrepancia en las respuestas, por lo que es irrelevante precisar una
postura a partir de los promedios, debido a que la tendencia de cada ítem (21,22)
presenta un análisis y discusión particular que responde a resultados y situaciones
antagónicas. Pero si vale la pena, resaltar que los hombres estudiados le otorgan
más importancia a tener satisfacción en el ejercicio de la función sexual con su
pareja, que a propiciar acuerdos en torno a la frecuencia con las que desea que
ocurran.
De allí, que esta expresión estadística permite inferir que el rol del varón en
la dinámica familiar de los hombres sujetos de estudio, denota la presencia de
creencias que propician en las cogniciones de estos hombres, guiones de vida
ajustados a tradiciones y culturas patriarcales y machistas. A continuación, en la
figura 6, se ilustra la frecuencia que caracteriza a las respuestas afirmativas (Si) en
la dimensión Ejercicio de la Función Sexual.
78
Figura 8. Escala de Frecuencia como complemento de las respuestas
positivas (si) en la dimensión Rol de Esposo
79
Cuadro 7
varón?
Varón
80
En el cuadro 7 y gráfico 5, se presentan las frecuencias absolutas y
porcentuales que surgen de la aplicación del instrumento en torno a la
dimensión Dinámica Familiar Posmoderna de la variable Ejercicio de Roles del
Varón; la cual refleja en el ítem 23, del indicador Liderazgo Femenino, que el
58% de los hombres encuestados (Si) permite que su esposa en ocasiones
asuma la función de proveedor en las necesidades familiares, como comprar
la comida; mientras que el 42% restante respondió negativamente (No) ante
lo planteado; destacándose que de las 16 respuestas afirmativas (Si), el 56%
de ellas afirma realizar esta acción muy frecuentemente, un 31% Con
Frecuencia y el 13% restante, con Poca Frecuencia. (ver figura 9).
De forma similar, en el ítem 24, el 67% de los sujetos respondió
afirmativamente (Si) ante la pregunta: ¿Delega en el liderazgo de la madre
mayor responsabilidad en cuanto a la crianza de los hijos(as)?; mientras que
el 33% restante respondió No delegar esta responsabilidad a la madre; es
preciso resaltar que el 64% de respuestas afirmativas (Si:14) señalan que
realizan esta acción Muy Frecuentemente y el otro 36% Con Frecuencia. (ver
figura 9).
En atención a las tendencias porcentuales de los promedios generados
en este indicador, es preciso señalar que una significativa parte de los
hombres encuestados (Si: 62.5%), intentan dar apertura al liderazgo femenino
dentro de las responsabilidades socioeconómicas y de crianza de los hijo(as),
siendo al mismo tiempo realizadas con alta frecuencia, mientras que el 37.5%
promedia las respuestas negativas (No) encontradas en el indicador Liderazgo
Femenino, permitiendo exhibirse un rechazo ante las nuevas concepciones
que en materia de conformación familiar y alternabilidad de roles trae consigo
las transformaciones sociales posmodernas.
Con respecto al indicador Identidad Social del Varón, el ítem 25 refleja
que el 100% de los hombres en estudio, cuando experimenta emociones de
tristeza No procura expresarlas sin prejuicios, por ser varón. Por su parte, el
ítem 26, evidenció que el 79% de los hombres encuestados respondió
81
afirmativamente (Si) ante la siguiente pregunta: ¿Cada vez que provee las
necesidades de alimento a sus hijos(as) considera que está cumpliendo con
el rol de padre?; mientras que el 21% de las respuestas se inclinó hacia la
respuesta negativa (No).
En concordancia con los promedios obtenidos en este indicador, es
necesario acotar que se evidencia una tendencia representativa (60.5%) hacia
las respuestas negativas (No), enfatizando las deficiencias en torno al ejercicio
de roles del varón, los cuales se perciben cargados de tradición y machismo,
que responden a un esquema cognitivo guiado por mandatos parentales que
le otorgan al varón un rol predeterminado que se conecta o vincula con
concepciones descontextualizadas de las realidades familiares cambiantes
(posmoderna).
Con respecto al indicador Crisis Masculina, el ítem 27 señala que el 75%
de los hombres estudiados (Si) les produce rabia el no tener dinero, por ver
disminuida su función de proveedor; quedando evidenciado que al 25%
restante No le produce rabia lo expuesto. Es preciso resaltar, que de esta
ocurrencia de respuestas afirmativas (Si:18), al 56% de los sujetos le ocurre
Muy Frecuentemente y al 44% Con frecuencia. (ver figura 9).
Por su parte, el ítem 28, pone al descubierto que el 71% de los
encuestados, asume Si fuera necesario tareas del hogar como asear el baño,
sin que esto afecte su masculinidad; lo que permitió conocer que el otro 29%
de las respuestas se inclinó hacia la alternativa No. Es de hacer notar a partir
de las respuestas afirmativas (Si:17), que la frecuencia con la que se
presentan están distribuidas entre Muy frecuentemente (71%) y Con
frecuencia (29%). (ver figura 9)
En correspondencia con los porcentajes promedio obtenidos en el
indicador Crisis Masculina (Si: 73% - No: 29%), es pertinente excluir del
análisis descriptivo esta síntesis porcentual, puesto que la formulación de los
itemes diseñados para medir este indicador presenta direccionalidades
82
contrarias, lo que impide obtener una apreciación precisa que pueda definir de
manera clara el fenómeno en estudio.
Por cuanto el ítem 27, refleja una tendencia de respuesta afirmativa (Si)
ante la condición de no tener dinero, lo cual le provoca rabia al sujeto por ver
disminuida su función de proveedor; mientras que el ítem 28, también presenta
una tendencia de respuesta afirmativa (Si) ante asumir, de ser necesario, la
realización de tareas del hogar como asear el baño, sin que esto afecte su
masculinidad; lo que permite inferir que la unificación de las tendencias no
define al sujeto ante el indicador (crisis masculina). A continuación, se
presenta la figura 7, en la cual se visualiza la frecuencia con la que se
operacionalizan las respuestas afirmativas como complemento investigativo.
83
la dinámica familiar, en atención a la agonía de la familia patriarcal y
premoderna y al umbral de la familia complementaria y posmoderna; cuya
práctica es afectada por las condiciones de contexto que influyen en la forma
de vinculación parental, en el desarrollo de funciones y en las
representaciones emergentes de la organización social, que superan lo
atribuido como natural a su género, accediendo a visiones orientadas a la
deconstrucción de los roles tradicionales del varón en la dinámica familiar, para
luego reconstruirlos desde la equidad, el bien común, la alternabilidad, la
complementariedad; lo que ha implicado luchar contra la exclusividad de
crianza materna y las asimetrías parentales en la dinámica familiar que
identifica y orienta a las sociedades posmodernas.
Como reducción y síntesis de los resultados procesados y en estricta
correspondencia con los objetivos de investigación, se presenta en el siguiente
apartado las conclusiones y recomendaciones que orientan y definen el
análisis de los mandatos parentales en el ejercicio de roles del varón ante la
dinámica familiar posmoderna en la comunidad de “La Carucieña” de
Barquisimeto, estado Lara.
84
CAPÍTULO V
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Conclusiones
85
con lo anterior, se concluye además que los estilos permisivo y democrático
no representaba para las figuras autoridad, una forma atractiva para ejercer la
autoridad ante sus hijos (varones), propiciando en ellos las experiencias que
progresivamente construían un sistema cognitivo basado en mandatos parentales
instalados como creencias, sesgadas por concepciones de realidades ajenas a los
propios deseos, gustos y opiniones.
Con respecto a la caracterización de los factores que intervienen en el
ejercicio de roles del varón en la dinámica familiar de los hombres estudiados,
es preciso concluir en cuanto al rol de padre, que el mismo se encuentra
interferido por inconsistencias ante el manejo de la autoridad, así como en la
poca responsabilidad que asume ante la conducción y orientación directa de
los hijos(as). Asimismo, manifestaciones de afecto casi nulas, lo cual son el
reflejo de mandatos parentales instalados como creencias con respecto a su
condición de varón y la imagen que deben proyectar.
Por su parte, el rol de esposo se caracteriza, primeramente, por
deficiencias en cuanto al respeto y atención de necesidades que deben
propiciar a su pareja en el plano conyugal, acciones que permiten favorecer el
vínculo y la relación con respecto a objetivos y metas comunes para el
desarrollo de un proyecto de vida operativo, personal y familiar. Se concluye
además en el rol de esposo, que los hombres estudiados le otorgan más
importancia a tener satisfacción en el ejercicio de la función sexual con su pareja,
que a propiciar acuerdos en torno a la frecuencia con la que desean que ocurra.
En correspondencia con las posturas que reorientan el rol del varón de
los hombres ante las transformaciones relacionales que enfrenta la dinámica
familiar posmoderna, es preciso enfatizar el intento por dar apertura al
liderazgo femenino en las responsabilidades socioeconómicas y de crianza de
los hijos(as). Por otro lado, quedó determinado que este proceso de transición
de la familia moderna, afecta notablemente el repertorio cognitivo y conductual
de los hombres (sujetos de estudio), por cuanto reconocen que les produce
rabia, ver disminuida su función de proveedor ante el poco o nulo aporte
86
económico. No obstante, procura además, asumir, de ser necesario, la
realización de tareas del hogar sin que esto afecte su masculinidad, pero que
de forma intrínseca genera emociones negativas.
Finalmente y en concordancia con el propósito fundamental de este
estudio, es necesario referir que los mandatos parentales, bien sea verbales y
no verbales, así como las tendencias parentales ante el ejercicio de la
autoridad y en correspondencia con las concepciones de un momento histórico
determinado; inciden y han incidido directamente en las creencias,
pensamientos y cogniciones de los hombres del Consejo Comunal “Juan Bello”
de la comunidad “La Carucieña” de Barquisimeto, estado Lara, en torno a la
escogencia del accionar para ajustarse a la dinámica familiar que presenta
esta época posmoderna.
Por cuanto, el ejercicio de roles del varón en estos hombres,
especialmente en los de padre y esposo, enfrentan choques y contrariedades
que ponen en duda las creencias que como producto de los mandatos
parentales recibidos, requieren darse la oportunidad de reevaluar su
autosistema mediante un proceso de autorreflexión y reorganización cognitiva,
tras la decisión de renunciar a las viejas estructuras, y dar paso a una
conformación familiar caracterizada por la complementariedad, la
alternabilidad de roles, el diálogo y la comunicación constante para establecer
acuerdos, deberes, derechos, así como objetivos y metas comunes en aras
del bienestar personal, conyugal y familiar.
Recomendaciones
87
hombres de la comunidad la Carucieña” de Barquisimeto, estado Lara, se
presentan las siguientes recomendaciones:
1. Hacer extensivos los resultados obtenidos con el estudio a los
hombres sujetos de estudio, que hacen vida en la comunidad “La Carucieña”,
con la intención de generar el inicio de un proceso de reorientación de las
concepciones y opiniones que poseen en cuanto a la incidencia de los
mandatos parentales como creencias que limitan y condicionan las propios
deseos y pensamientos.
2. Promover encuentros de carácter orientador, basados en el
conocimiento y reconocimiento de la importancia de establecer figuras de
autoridad operativas para con los hijos(as), considerando las implicaciones y
complicaciones que estos puedan ocasionar en la vida futura de cada uno(a).
Así, como también abordar temas como la operatividad en el manejo de la
autoridad y el afecto en contextos familiares actuales.
3. Promover actividades de información y difusión en las adyacencias
de la comunidad “La Carucieña”, con apoyo del Consejo Comunal “Juan Bello”,
referidas a los beneficios que trae consigo el establecimiento de acuerdos y
discusión en cuanto a la frecuencia y deseos personales para el ejercicio de la
función sexual en la pareja, siendo que ésta es una dimensión de fundamental
peso para fortalecer los vínculos afectivos y relacionales en la vida conyugal,
en aras de la superación de mitos y tabúes en este sentido.
4. Motivar, no solo los hombres, sino a madres, hijos(as) y familiares de
la comunidad “La Carucieña” a conocer y comprender las transformaciones
que la dinámica familiar ha venido atravesando, pese a la evolución histórica
de las relaciones sociales, la era de la información y el conocimiento, el
conectivismo apresurado y feroz que promueven la virtualidad y la informática
por medio de la telemática y la internet; razones todas, que inciden en las
cogniciones del ser humano y, por ende, en sus manifestaciones conductuales
y actitudinales.
88
REFERENCIAS
89
Caracas.
90
teoría de liberación. Centro de Investigación para la Acción Femenina
(CIPAF). Santo Domingo, República Dominicana.
91
SABINO, C. (1992). El Proceso de Investigación. Barcelona, España:
Trillas.
WADE, P. (1994). Man the hunter. Gender and violence in music and
drinking context in Colombia. (1ºed). Penelope Harvey y Peter Gow.
Londres: Routledge.
92
ANEXO A
93
CENTRO DE INVESTIGACIONES PSIQUIÁTRICAS
PSICOLÓGICAS Y SEXOLÓGICAS DE VENEZUELA
SEDE CENTRO OCCIDENTAL
MAESTRIA EN ORIENTACIÓN DE LA CONDUCTA
Estimado Amigo:
94
I. PARTE. Datos Generales
De 20 a 25 años
De 26 a 30 años
Indique el intervalo de
EDAD en el que se De 31 a 35 años
encuentra
De 36 a 40 años
Más de 40 años
No tiene estudios
Primaria
Bachiller
Indique el Nivel de
ESTUDIOS que posee Técnico Medio
TSU
Profesional
Universitario
De 0 a 5 años
Más de 16 años
95
II. PARTE. Desarrollo
Leyenda
S Si
N No
MF Muy Frecuente
CF Con Frecuencia
PF Poco Frecuente
Ejemplo:
S N MF CF PF
Cuestionario.
96
¿Al terminar las labores asignadas por tus Si su respuesta es afirmativa
padres durante tu niñez esperabas que marque una equis “X” en una de
las siguientes opciones:
4 movieran la cabeza en señal de
aprobación?
S N MF CF PF
Si su respuesta es afirmativa
¿De niño tus padres evitaban expresar sus marque una equis “X” en una de
afectos como darte un abrazo, por ser esto las siguientes opciones:
6
un signo de debilidad?
S N MF CF PF
S N MF CF PF
S N MF CF PF
S N MF CF PF
S N MF CF PF
97
Si su respuesta es afirmativa
¿Para ejercer la autoridad en el hogar marque una equis “X” en una de
mantiene las órdenes que da a sus las siguientes opciones:
11 hijos(as)?
S N MF CF PF
S N MF CF PF
S N MF CF PF
S N MF CF PF
S N MF CF PF
98
¿Respeta a su pareja como uno de los Si su respuesta es afirmativa
marque una equis “X” en una de
principales compromisos que demanda la las siguientes opciones:
18 unión?
S N MF CF PF
S N MF CF PF
S N MF CF PF
S N MF CF PF
S N MF CF PF
S N MF CF PF
99
¿Cuándo experimenta emociones de Si su respuesta es afirmativa
marque una equis “X” en una de
tristeza procura expresarlas sin prejuicios las siguientes opciones:
25 por ser varón? S N
MF CF PF
Si su respuesta es afirmativa
¿El no tener dinero le produce rabia por ver marque una equis “X” en una de
disminuida su función de proveedor? las siguientes opciones:
27 S N
MF CF PF
Si su respuesta es afirmativa
¿Si fuera necesario asume tareas del hogar marque una equis “X” en una de
como asear el baño, sin que esto afecte su las siguientes opciones:
28 masculinidad?
S N MF CF PF
100
ANEXO B
101
CENTRO DE INVESTIGACIONES PSIQUIATRICAS
PSICOLÓGICAS Y SEXOLÓGICAS DE VENEZUELA
SEDE CENTRO OCCIDENTAL
BARQUISIMETO ESTADO LARA
MAESTRIA EN ORIENTACIÓN DE LA CONDUCTA
Estimado(a) Experto(a):
Atentamente
102
JUICIO DE EXPERTO
Firma: ________________________
Fecha: ____/____/_____/
103
FORMATO DE VALIDACIÓN
Validez de Contenido
A B C D A B C D A B C D
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
Observaciones Generales:
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
________________________
104
CENTRO DE INVESTIGACIONES PSIQUIATRICAS,
PSICOLÓGICAS Y SEXOLÓGICAS DE VENEZUELA
COORDINACIÓN ACADÉMICA
NÚCLEO CENTRO OCCIDENTAL
BARQUISIMETO
CONSTANCIA DE VALIDACION
Yo_____________________________________________, portador(a) de la
Cédula de Identidad Nº_________________________, con el nivel académico
de________________________________________ y en mi condición de
experto, hago constar que he validado el instrumento presentado por el
participante, para el trabajo de grado titulado: LOS MANDATOS PARENTALES
EN EL EJERCICIO DE ROLES DEL VARÓN ANTE LA DINÁMICA FAMILIAR
POSMODERNA; el cual reúne las condiciones de claridad, congruencia y
pertinencia, para ser sometido al estudio piloto.
Firma: ________________________
C.I.: ___________________
Teléfono: ___________________
105
106
107
108
109
110
111
ANEXO C
112
KUDER – RICHARDSON
KR-20
Cuestionario
113