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Lo reconozco, yo
tengo varios, y alguno de ellos me gusta. Creo que han servido a más de una persona
que conozco para reflexionar y ser más consciente de algunas cosas de son de cajón,
de sentido común, que es el menos común de los sentidos. No son, ni mucho menos, la
panacea para curar los males de la psique, pero en algunos casos suman y aportan una
pizca de aire fresco que pueden ayudar a iniciar un cambio, a favorecerlo o a asentar
algunos de los mensajes que los clínicos tratamos en la consulta. Pero no todo vale. Lo
que no soporto son los libros escritos por supermanes (la mayoría narcisitos por no
decir psicopatillas) en los que subyacen gruesos mensajes del tipo: “Si quieres, puedes”
“El poder está dentro de ti” “Yo soy muy feliz y te digo cómo conseguirlo” “Puedes
conseguir en esta vida cualquier cosa que te propongas” o “con mi libro la gente se
cura”. Para flipar. No sabes lo que me joden estos mensajitos, ya sean en formato
escrito o visual. Y te doy dos razones:
1. Porque estos eslóganes son falsos, y sí, lo sé, es tan solo mi opinión. Aquí
podríamos abrir un estéril debate dada la ambigüedad de la psicología y de la
psiquiatría y algún colega podría decir justo lo contrario y nos perderíamos en
lo secundario dejando de lado lo sustancial, que no es otra cosa que la engañifa
social o la estafa psicológica.
2. Si no consigues mejorar o salir del pozo en el que te encuentras después de
haber leído algunas de estas lindezas, es que eres más tonto que Abundio. A lo
de deprimido o ansioso puedes sumarle que eres un perfecto idiota y culpable
por no mejorar.