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Terapeuta infantil

Durante la formación de psicoterapeuta el psicólogo empieza a desarrollar


habilidades específicas de atención, este tipo de habilidades difiere entre niños,
adolescentes y adultos. Entre las habilidades que un terapeuta infantil debe
desarrollar para la atención de niños se señalan las siguientes:

Disponer de motivación e interés especial para el trabajo con niños.


Ponerse en el lugar del niño y su circunstancia, a la vez de conservar la capacidad
de retirarse para tener una visión más clara y objetiva de lo que le sucede al niño.
Escuchar, acoger y actuar con límites protectores en el espacio terapéutico y
mostrar facilidad para adecuarse al lenguaje según edad, nivel emocional e
intelectual del niño.
Devolver a través de la actitud y de las palabras una explicación comprensible,
que le permita al niño tranquilizarse y poder expresarse en las sesiones de trabajo.
Tener interés por incluir a los padres en el tratamiento y valorar la presencia de
éstos, por ser las figuras de afecto más importantes y permanentes para el niño.
Tolerar las emociones del niño y de sus padres, comprendiendo sus cambios y
tener la flexibilidad para modificar las actitudes propias y asumir con tranquilidad y
paciencia los éxitos y los fracasos del proceso o de una sesión en particular.
Usar un marco teórico de comprensión del desarrollo evolutivo del niño y poseer
un buen nivel de conocimientos y manejo del enfoque psicoterapéutico elegido.
Ser consciente de los conflictos de valores que puedan provocar algunas personas
y evaluar si puede atenderlas o de lo contrario derivarlas a otro profesional.
Ofrecer un buen desempeño, resguardando el secreto profesional y respetando
los valores propios del niño y de su familia.
Estar atento al uso o abuso del poder de ser el psicoterapeuta.
Demostrar capacidad e interés por integrarse con otros profesionales en la
atención del niño, valorando el trabajo en equipo y estar motivado para recibir e
incluir en el trabajo las sugerencias de supervisores y de otros profesionales.
En la formación de psicoterapeutas es muy importante la observación de niños en
diferentes situaciones cotidianas: en su hogar, en la escuela, en la calle, en
paseos, en tiendas; con familiares o con personas alejadas de él. Esto es una
manera de recordar las propias experiencias infantiles que ya están muy
olvidadas, lo que permite ponerse en el lugar del niño, reconociendo qué y cómo
siente.
Gran parte de la sensación de ser niños se ha reprimido, estas vivencias se
recuperan en alguna medida a través de la psicoterapia personal y el compartir
con niños, sean éstos sus hijos o no.

En ocasiones el terapeuta tiende a confundir su relación con los padres, porque


algunos aspectos de la situación conflictiva del niño le recuerdan y le remueven
sentimientos y emociones que no ha resuelto con sus propios padres. (Es
conveniente conocer la contratransferencia y no actuarla).

Por último, es importante reconocer que las vivencias que el terapeuta vivió en su
etapa de niñez puede influir en la vida adulta y están presentes en las vivencias
del psicoterapeuta. Por lo que es recomendable ser cautelosos y no caer en
contratransferencia
Con la escuela
Involucrarse en la escuela desde el primer momento
Una vez que los niños están en la escuela y pasan a la escuela primaria, es
imprescindible que vean en tu actitud una buena predisposición para cualquier
cosa que se pida desde allí. Los niños pasan gran parte del día en la escuela y se
convierte en un lugar de referencia para ellos, por lo que es muy importante que te
involucres al máximo en el día a día dentro de la escuela.
También resulta fundamental que los niños vean en sus padres una buena
relación con sus maestros, porque si los padres respetan a los profesionales, los
niños lo harán también. Es posible que a lo largo de la escolarización de tus hijos
te encuentres con algún profesional con el que discrepes en opiniones, cuando
esto sucede, la mejor solución es hablar desde la calma y el respeto para llegar a
acuerdos. Pero en ningún caso será admisible que desvalorices la figura del
profesional o que le insultes, porque entonces estarás dejando la puerta abierta
para que tu hijo haga exactamente lo mismo.
Además, será muy importante que cada día cuando tu hijo llegue de la escuela le
preguntes cómo ha ido, qué ha hecho y cómo se siente. Y por supuesto, si
necesita que le ayudes con las tareas académicas deberás estar a su lado para
que se sienta apoyado y respaldado. Y recuerda, que es imprescindible tu apoyo y
comprensión para valorar más el esfuerzo que el resultado.

La importancia de la escuela infantil


para el desarrollo del niño
Posted at 17:01h in Artículos by La Mar Salada
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Los tres primeros años de vida son cruciales en el desarrollo del niño. En este período
aprende a mantenerse en pie, a caminar, a sentarse adecuadamente, a interactuar
con los demás, a comunicarse y desarrollar las habilidades cognitivas básicas.

Al incorporarse a la escuela podrá interactuar con niños de su edad y encontrará un


nuevo entorno que estimula otras capacidades, no solo a nivel cognitivo, también
social y emocional.

Los centros de educación infantil de primer ciclo (0-3 años) llevan a cabo una labor
extraordinaria con los niños y todo ello no sería posible sin el trabajo de educadoras
competentes e implicadas con y para los pequeños.las educadoras programan
actividades a diario diseñadas para conseguir un desarrollo integral de los niños,
planifican contenidos, objetivos, ejes transversales e integran el desarrollo de las
inteligencias múltiples. Las principales ventajas de la Escuela Infantil son:

 Crea nuevos espacios de interacción con niños de su misma edad y con adultos que
potencian su desarrollo.
 Estimula la comunicación verbal y gestual a través del juego y otras actividades
grupales.
 Fortalece los vínculos afectivos con las personas y estimula la empatía.
 Contribuye al logro de la independencia y la autonomía infantil, así como a la
formación de hábitos y rutinas.
 Fortalece la autoestima y estimula el autocontrol emocional y la asertividad en la
resolución de conflictos.
 Desarrolla las habilidades motoras finas, fundamentalmente a través de los juegos y
actividades plásticas. Además, también estimula la coordinación motora a partir de
aquellos juegos que involucran las habilidades físicas.
 Enseña al niño las normas básicas de convivencia y de respeto hacia los demás, así
como las reglas y los límites.
 Desarrolla su creatividad e imaginación, fundamentalmente a través de los cuentos y
los juegos de roles.
 Favorece el desarrollo del lenguaje y la adquisición de palabras nuevas, que amplían
considerablemente el vocabulario del niño.
 Potencia la adquisición de habilidades cognitivas complejas y estimula el desarrollo
del pensamiento

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