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Título del original francés:

Les huit signes de votre destin (Initiation a la pratique astrologique chinose)


Traducción:
Sandra Schiumerini
l.S.B.N: 84-86512-98-0
Depósito Legal: B-6818/92
© 1984 by L'Asiatheque y Jean-Michel de Kermadec
© 1992 by Editorial Ibis. S.A

A Yanru
gracias a quien me fue dado
adivinar la China

«Cuando bebas agua


piensa en la fuente»

«…luego de examinar algunas obras que tratan de la astrología china, nunca encontramos nada comparable a la
documentación que usted brinda, documentación sorprendentemente vasta que llega hasta los manuscritos chinos más
antiguos. Dicha documentación le ha permitido elaborar una teoría del horóscopo chino notablemente completa en la que
entran en juego gran cantidad de parámetros, en consecuencia, más apta que otras para establecer horóscopos diversos
según las personas.»

YVES LECERF

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PREFACIO

El autor me ha hecho el honor de pedirme que escribiera el prefacio de este libro, mas al decir en los tres primeros
capítulos de la segunda parte, casi exactamente, lo que yo hubiera escrito, la tarea se me vuelve difícil. Sin embargo, una
vía me queda abierta: situar este sistema chino de adivinación en un contexto más vasto dándole de esta manera todo su
valor. Corro así el riesgo de parecer alejarme a veces del tema, pero creo que es la única manera de presentar este libro sin
repetir su contenido, que se basta a sí mismo.

El sistema chino de adivinación y la filosofía en la que se funda, corresponden a un modo de pensamiento que no es
familiar a los occidentales: he aquí una de las dificultades que puede encontrar el lector. En el Siglo pasado -y también
mucho tiempo después-, cuando comenzaron en Occidente las Investigaciones sobre las enseñanzas orientales, tomar en
serio creencias totalmente extranjeras a las suyas representaba una actitud muy difícil para la mayoría de la gente. Podía
suceder que se encontraran curiosas las creencias de los chinos o de los antiguos egipcios, incluso pintorescas, divertidas y
no desprovistas de cierta sabiduría pero esta sabiduría, si era reconocida, se juzgaba de calidad Inferior. Que un erudito
occidental se dedique a la quiromancia o a la astrología era signo de cierta excentricidad, pero tener fe en el sistema chino
tal como lo presenta este libro, hubiera parecido totalmente insensato.

Todavía en 1933, un alto funcionario británico del gobierno de Hong Kong me declaró solemnemente que aquellos que
estudiaban el chino corrían el riesgo de volverse locos. En dicha época, esta opinión era corriente en Inglaterra. Pero saber
que el célebre sinólogo Arthur Waley, sin la intervención de un amigo en común que lo disuadió a tiempo, hubiese
aconsejado a un editor que rechazara mi traducción del I Ching, el gran clásico de la adivinación, me sorprendió y dolió en
gran medida. Su argumento: John Blofeld no debe estar bien. Pareciera que cree en las predicciones del I Ching.

A pesar de todo, en esta época las ideas occidentales sobre estos temas habían evolucionado en su conjunto gracias a los
contactos entre el Este y el Oeste durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Hoy, eminentes sabios como Amold
Toynbee y Joseph Needham (siguiendo a Einstein. cuya visión sobre la sabiduría oriental es poco conocida del gran
público) reconocen que el saber humano se ha beneficiado y beneficiará aún más con el aporte de las diferentes escuelas
de pensamiento oriental. Esto no Significa que estos sabios reconozcan la validez del método chino de adivinación; los
sabios de formación occidental, por más abiertos que sean, permanecen conservadores en su manera de trabajar y se
niegan a aceptar una enseñanza que se opone a sus concepciones científicas. Actualmente, la adhesión incondicional se
difunde cada vez más, pero los hombres de ciencia guardan un espíritu crítico.

Aplaudo la posición de los científicos y deploro la tendencia actual que consiste en tener fe en las creencias orientales por
razones que son más de índole emotiva que intelectual, pero estoy convencido de que los sabios occidentales y los
millones de asiáticos ávidos de modernismo que sostienen una actitud racionalista, se condenan así a una comprensión
restringida de las cosas. Herederos de Aristóteles, de Newton, de Darwin y de sus sucesores, fundan sus razonamientos -
sin ser siempre conscientes de ello- sobre un cierto número de principios que cuestionan raramente. Por razones militares
y económicas, la ciencia moderna ha sido durante tanto tiempo monopolio de Occidente que algunos de sus postulados
han tomado el valor de Verdad Eterna, lo que ha conducido a excluir de la investigación científica, hasta una época
bastante reciente, todo lo que requiere o pareciera requerir una creencia en fuerzas sobrenaturales.

A los veinte años, con mi educación inacabada y mi espíritu poco formado, viajé a China. Sin ningún tipo de prejuicios,
me libré al estudio de las creencias de los pueblos (chino, tibetano, etc.) de esta parte del mundo, con la idea de que
seguramente lo que había sobrevivido entre mil y mil quinientos años tenía algún mérito. El hecho de que lo que se tiene
la costumbre de llamar sobrenatural ocupase un lugar en estas creencias no me detuvo. Estaba listo a recibir toda
enseñanza por extraña que fuese, con tal que, en un período de varios años, mus convicciones sobre lo posible y lo
imposible -arbitrarias pero no rígidas- no fuesen contrariadas. En el transcurso de este período encontré lo absurdo en
dosis previsibles pero también una sabiduría maravillosa que no podía rechazar con el pretexto de que no concordaba con
mis hipótesis anteriores.

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Descubrí que son raros los principios de base de la tradición china que concuerdan con lo que yo había aprendido a
reverenciar en mi infancia. Me pareció especialmente que el modo de percepción dualista -creador y creado, espíritu y
cuerpo, alma y materia, sujeto y objeto, yo y el otro- era totalmente extraña a mis maestros chinos y tibetanos. Para ellos,
solamente una ignorancia torpe podía engendrar este tipo de concepciones.

Recordaba que, durante más de un siglo, los misionarios habían tratado a los chinos de «materialistas groseros» so
pretexto que el Cielo, en la concepción popular china, estaba calcado del Imperio chino con su jerarquía de funcionarios,
empleados y servidores. Pero esto se encuentra en la mayoría de las concepciones populares del Cielo, ya se trate de las
complacientes huríes del paraíso de Allah, listas a hacer las delicias de las almas virtuosas, o de las puertas de oro, de las
arpas y aureolas del paraíso cristiano. Indiscutiblemente, la realidad espiritual es totalmente diferente, pero lo que los
misioneros no sabían o no osaban ver era que si bien la concepción china podía resultar de un materialismo grosero,
también podía fundarse en la idea según la cual todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra, no son más que
manifestaciones del espíritu, sin que haya finalmente distinción entre espíritu y materia.

Fue para mí la llave que me permitió entrar en la concepción china del universo, que coincide con lo que expresa el
astrónomo James Jeans cuando dice que la materia (stuff) del universo podría ser una materia mental (mind stuff).

Lo que es seguro es que mi «apertura» a la enseñanza de mis maestros chinos me hizo acceder a modos de percepción que
se sitúan más allá de lo normal tal como lo conciben tradicionalmente los occidentales, acceso que se acompaña de la
convicción de encontrarme infinitamente más cerca que antes de una percepción directa de la Ultima Verdad, ¡de la
Realidad!

No podemos probarle a un daltónico que las cerezas son más rojas que las manzanas: únicamente quienes experimentaron
estos modos de percepción saben que en ellos no hay ilusión. Al contrario, es la vía de acceso a una comprensión directa
de lo que se quiere significar cuando se dice que el universo entero está compuesto de una sola substancia, o no sustancia,
que puede ser calificada de «materia mental», o simplemente de «mente».

Comprender que no hay que distinguir nuestra propia naturaleza de la del universo, es comprender los principios en los
que se funda este libro de adivinación. Sin esta comprensión profunda puede ponerse en práctica el sistema expuesto en
este libro, pero entonces la validez del método no puede demostrarse más que por los resultados obtenidos.

Es casi increíble observar que los tres primeros capítulos de la segunda parte de este libro contienen, al menos en su
esencia, todos los conceptos que, sin grandes cambios, constituyeron en China la base de la religión, la filosofía, el arte, la
política y la educación. ¿Es posible que una civilización de tal profundidad y tan rica en realizaciones de toda naturaleza
haya surgido de principios tan simples -simples en cierta manera- como para poder ser expuestos a un lector en menos de
veinte páginas? Si se tratara de otra civilización, incluso mucho más limitada y superficial, la empresa estaría condenada
al fracaso. Pero para la China es posible y es lo que se ha hecho en los capítulos de los que hablo. ¿Por qué? Porque según
los chinos (por lo menos hasta una época reciente) el universo y cada uno de sus innumerables aspectos, se conforma a un
sistema a la vez maravilloso y simple que, por infinitamente variado que sea, nunca se aparta de su esencia primordial.
Cada átomo del mundo abriga lo Único. No tiene ni forma, ni color, ni textura, ni olor, ni sonido, ni característica
definida, sino que tiene el poder de crear a partir de su no sustancia todo lo que existe o puede imaginarse. No puede ser
percibido de manera directa, por ello es indescriptible. De manera arbitraria se lo llama Tao, la Vía: pero si se lo llamara
Dios, Realidad, Vieja Pantufla o Patata, estos términos o cualquier otro no serían ni más ni menos apropiados.

¿Cómo lo que no tiene forma podría cambiar puesto que no hay nada en el vacío ilimitado que pueda estar sujeto al
cambio? Sin embargo funciona por incesantes y múltiples transformaciones. Estos cambios nacen del Yin, polaridad
estática y negativa, y del Yang, polaridad dinámica y positiva: el Yin y el Yang contienen toda la gama de las polaridades.
Hay que notar que no se trata en absoluto de contrarios: uno no podría existir sin el otro ya que ser esto y no aquello
Implicaría una separación del Tao que es todo simultáneamente. Fundidos en incesantes combinaciones, dan nacimiento a
entidades fugaces que componen el universo. Actividades, sustancias, funciones, por más complejas que sean, provienen
de una naturaleza única. Un sistema o modelo universal existe entonces, que puede, entre mil otras cosas, servir de guía a
todo ser deseoso de llevar una vida sabia, plena y feliz. Es lo que este libro, que se apoya en un modelo complejo derivado
del modelo primordial, se propone demostrar.
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Algunas obras en las que se expresa la sabiduría taoísta están tan llenas de significación que pueden leerse en diferentes
niveles, según el gusto del lector. Tratados militares sobre la estrategia clásica china, obras de alquimia que explican cómo
transmutar los metales viles en oro, manuales de prácticas sexuales susceptibles de dar salud, longevidad, fuerza, alegría y
virtud, tratados de mística que exponen los medios de alcanzar una fusión del espíritu individual y la totalidad del
cosmos... Son todo eso a la vez. Cada frase puede aplicarse simultáneamente a cada cosa y a todas. Esto es sólo
concebible porque toda forma de actividad humana se conforma a un modelo primordial. Es verdad que el chino es el
único lenguaje conocido que se presta a semejante hazaña, pero la intervención de la lengua es accesoria. Si el inglés
hubiese sido utilizado por quienes conocían el modelo primordial, tal vez hubiese podido adquirir esta capacidad.

El propósito de esta obra es más limitado pero tiene su valor. Fundada en un sistema derivado del modelo primordial Yin-
Yang y funcionando en estrecha armonía con él, da a sus lectores los medios de sacar partido de los datos de base de su
existencia. La vida humana, agradable por momentos, es inseparable de las experiencias dolorosas, como el parto, la
enfermedad, la senilidad, la separación, las decepciones, la pérdida de un ser querido, etc. Difícilmente pueden ser
evitadas, y hay una, la muerte, totalmente imposible de evitar. Sin embargo, la práctica de la sabiduría taoísta puede, en
numerosos casos, disminuir la intensidad, frecuencia y sufrimiento que ocasionan. Al revelamos los factores susceptibles
de afectamos directamente, este libro no nos permite cambiar nuestro destino, sino mejorar sus efectos. Las alegrías
pueden aumentarse y apartarse las penas, o por lo menos, volverlas más soportables.

El juego del Tao por interacción del Yin y del Yang es lo suficientemente flexible como para dejarle a cada uno un margen
importante para actuar. Mientras que el sistema tomado en su conjunto conserva una exquisita armonía, el azar golpea
ciegamente los elementos que lo constituyen (sobre todo humanos), como un moribundo en el campo de batalla, mientras
que al lado suyo hay otro que solamente ha padecido heridas leves. A todo movimiento hacia adelante corresponde, tarde
o temprano, un movimiento hacia atrás de igual amplitud: cada uno dispone de una cantidad variable de elección y será
afectado de manera diferente por estos movimientos en función de estas elecciones posibles. Tal soldado podrá evitar un
combate, tal otro no lo podrá. El uso que hacemos de nuestro libre albedrío en la esfera más O menos vasta que nos es
dada, condiciona en una larga medida nuestra felicidad en este mundo. De ahí la Importancia de un guía seguro para
orientar nuestras elecciones.

Tomemos un ejemplo: un individuo decide recurrir a una droga dura que le procura una sensación de bienestar. También
puede suceder que le procure una energía que no hubiese tenido de otra manera, pero esto no agrega nada a la energía de
la que dispondrá durante un largo período. Como alguien que pide dinero prestado y se encuentra momentáneamente más
rico, pero luego debe reembolsar las sumas prestadas con los intereses acumulados: conocerá períodos penosos en donde
le faltará su energía, deshacerse de su costumbre. Si lo hubiese previsto, tal vez hubiera podido hacer otra elección.
Numerosos son los casos menos claros que éste, en los que no tenemos conciencia de las repercusiones de nuestras
elecciones. Entonces, un libro de adivinación que se apoya en un sistema detallado (ciclo de 60 años, de 60 días, de 60
horas, de 12 animales, etc.) correctamente unido al sistema primordial, puede ayudar a tomar la buena decisión. Una vida
armoniosa se obtiene solamente evitando los excesos, los extremos de todo tipo. Nadie lo niega, pero sucede que, por no
tener un guía, uno se encuentra conducido a extremos imprevisibles.

La armonía del universo no implica la identidad de sus componentes: todos somos diferentes. Poseer las buenas cosas de
la vida es infinitamente más fácil para unos que para otros, esto es triste y parece una injusticia insoportable. No es mi
propósito decidir si se deba al karma, a Dios o al destino, pero es evidente que la facultad de ejercer el libre albedrio varía
enormemente según los individuos. Adolescente, dotado de cierta fortuna y una educación correcta, pude ir a China y
aprovechar este viaje. Un joven salido de un barrio miserable, sin dinero ni cultura ¿podría haber viajado al país de sus
sueños y encontrar lo que buscaba? Seguramente no. Ningún sistema adivinatorio puede permitir que alguien atraviese las
barreras que limitan el ejercicio de su libre albedrio. Sin embargo, un libro como éste, utilizado con discernimiento, sin
lugar a dudas puede volver estos límites mucho más tolerables.

La existencia de modelos tan universalmente difundidos como el que fundamenta este libro parece evidente. Basta con
tomar las conchas y las plantas que se encuentran en el fondo del océano y considerar la extraordinaria similitud entre sus
formas y las de las montañas y los árboles, o, para elegir un ejemplo más específicamente chino, basta comparar las

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baldosas de mármol de Tali (provincia de Yunnan) a ciertas pinturas de paisajes realizadas por maestros chinos. En
presencia de fotografías de unos y otros nos sería difícil diferenciarlos. Si estos modelos universales existen y Si el que es
la base de este libro ha sido reconocido como válido por los chinos durante millones de años, ¿por qué no tenerle fe y
actuar en consecuencia como lo hacen desde hace mucho tiempo los japoneses, coreanos, vietnamitas, tibetanos,
mongoles y, en menor medida, laosianos, tais y camboyanos?

Habría que agregar que muchas personas sin ninguna pasión por la adivinación se interesarán en este libro. Al leer los
títulos de los capítulos nos damos cuenta de que prácticamente todos los campos de los estudios chinos son abordados.
Nunca, que yo sepa, estos temas fueron presentados en su conjunto con tanta claridad y exactitud, ya sea en francés o en
inglés. Este libro - utilizado o no con fines de adivinación- será siempre para mí una obra de referencia.

JOHN BLOFELD •
• Autor de: Mantras (Edaf), La puerta de la sabiduría (Herder), La rueda de la vida (Eyras). Lo secreto y lo sublime (Cárcamo),
Taoísmo (Martínez Roca).

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INTRODUCCION

Para un chino la finalidad de un horóscopo


no apunta a la verdad sino a la utilidad.

Hay gente que no cree en la astrología, otros afirman que es una ciencia: conformándome a la doctrina del justo medio,
venerada por los Sabios de la China, tendría tendencia a poner espalda contra espalda a los partidarios de una y otra
opinión. Aquellos que quieren reducir a la sola razón las admirables facultades del hombre me entristecen tanto como un
niño ciego de nacimiento: les doy como tema de reflexión el ejemplo de los médicos tradicionales que practican
actualmente en la China; Si bien el racionalismo marxista los condiciona, continúan utilizando con toda tranquilidad una
acupuntura que se funda en un empirismo milenario sin que ninguna explicación racional haya podido justificarla hasta
hoy. En cuanto a la adivinación china, no se trata de una ciencia propiamente dicha -si concebimos a la ciencia como una
pura construcción del espíritu- sino de un arte y de una técnica.

Sin embargo, si más allá de los límites de vuestra razón, pensáis que la intuición y la inspiración poética pueden
transformar vuestra visión del mundo, entonces, consentid en tomaros un instante para jugar con los ocho signos de
vuestro destino, y obtendréis – tal es mi propósito- una visión nueva de vosotros mismos o de un tercero. ¿Habrá que creer
o no creer en el resultado? En mi opinión, la pregunta no tiene ni sentido ni tampoco su respuesta: jugad y veréis.

Dos observaciones me parecen necesarias para comprender correctamente con qué espíritu debe abordarse el horóscopo
según los chinos.

Nunca somos librados de pies y manos


a un destino ciego.
La primera observación es que ningún tema astral contiene una fuerza absolutamente determinante: de hecho, no es más
que un diagnóstico. Ningún astrólogo serio cree en el valor obligado de sus análisis o predicciones, pues conoce la
sabiduría del viejo adagio: «Astra inclinant non necessitant», «Los Astros predisponen pero no disponen ». Los chinos
estarían totalmente de acuerdo -si considerasen útil expresar en una fórmula una verdad que a sus ojos no es más que una
evidencia- con que nuestro Destino no está nunca «cocinado». Conocer nuestro Destino y las fuerzas que lo dominan hará
que saquemos mejor partido de él y evitemos las trampas en la medida de lo posible. Tal es el papel eminentemente moral
que se le da al establecimiento de un horóscopo. Además los chinos tienen demasiado sentido común como para no darse
cuenta de la importancia relativa de nuestras existencias y demasiado humor como para tomar las cosas de una manera
trágica. La sabiduría consiste en mirarse con una cierta sonrisa, tratando de sacar el mejor partido posible de lo que nos es
dado. A veces habrá que seguir la comente del agua, otras, por el contrario, -nadar. o -remar. (para emplear una imagen
china) decididamente a contra corriente. Nos guste o no, debemos aceptar nuestro estado de salud, lo mismo sucede con
nuestro carácter y nuestro Destino. En uno y otro caso, conocer nos pone en condiciones de poder actuar de la mejor
manera posible.

No hay que considerar que un horóscopo


da una imagen estática de nosotros mismos,
por el contrario, es la revelación de nuestro dinamismo.

Una segunda observación, también muy simple, pero más fácil de formular que de practicar, es que hay que evitar
considerar este tipo de horóscopo como una Imagen estática de nuestra personalidad: para un chino el Universo se
compone de fuerzas en acción e interacción, y el hombre, microcosmos ligado indisolublemente con todas las energías de
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este macrocosmos, está constituido de una materia análoga. Para ellos, todo -ya se trate de la pintura o de la escritura- se
considera siempre bajo el ángulo de la acción y el movimiento. En este mundo, toda imagen estática no es más que una
visión del espíritu. Cuando una Imagen cinematográfica se inmoviliza Pierde instantáneamente toda su vida, es la
paradoja de nuestra ciencia médica que Intenta buscar la vida disecando cadáveres. Al rechazar la metafísica, tal vez los
chinos sean mejores filósofos que nosotros, pues jamás Intentaron establecer las nociones de tiempo y espacio como dos
entidades diferentes, escapando así al sofisma de Zenón de Elea.

Más que nuestra Imagen, el horóscopo nos permite descubrir nuestras potencialidades; al darnos una imagen clara de
nuestras fuerzas y debilidades, el papel de nuestro libre albedrio será saber utilizarlas o. por el contrario, saber
neutralizarlas.

Mis amistades chinas fueron la razón


de mi curiosidad por la adivinación.

Fue para mí una enorme suerte el hecho de poder vivir largos años en un medio puramente chino, y una suerte más grande
aún el haberme casado con una china de Pekín, cuyo amor fue para mí el tercer ojo que me permitió penetrar este universo
a la vez seductor y desconcertante. Poder hablar la lengua fue el primer sésamo indispensable, la amistad hizo el resto.

Esta experiencia me permitió observar que los chinos, poco dados en la vida cotidiana a una religiosidad excesiva, están
sin embargo muy atentos en buscar las intenciones del Destino: ya sea porque mediante la consultación del calendario
tratan de descubrir los momentos más favorables para emprender una acción de cierta importancia, ya sea porque
mediante su horóscopo intentan adivinar las influencias que rigen su Destino o las modalidades en que deben inspirarse
sus relaciones familiares o sociales. Así fue como llegué a medir la importancia que reviste para ellos los ocho signos que
permiten establecer el horóscopo y definen la personalidad.

En las relaciones sociales, por más que se sitúen en un plano puramente comercial, en la China es frecuente esta pregunta:
« ¿De qué animal cíclico es nativo? », no es curiosidad por la edad sino porque esto permite una primera evaluación de las
posibilidades de entendimiento y la calidad de las relaciones que pueden establecerse. Por más que se trate aquí de años y
no de meses, es un procedimiento análogo, por ejemplo, al de aquellos que tratan de saber si un Aries y un Cáncer tienen
posibilidades de llegar a un acuerdo amigable o amoroso.

En las relaciones corrientes, el conocimiento de uno solo de los ocho signos, aquel con el que se asocia su animal cíclico,
es suficiente; pero si se proyectan relaciones más asiduas o un casamiento, sería prudente estudiar los ocho signos. Por
otra parte, este conocimiento y el de vuestro nombre personal, podrían ser hasta peligrosos entre las manos de un
individuo mal intencionado.

Con una divertida curiosidad comencé el estudio de los ocho signos del Destino; escéptico al principio, me alentaron los
resultados y, ya implicado en el juego, me puse a reunir poco a poco los elementos de esta obra.

PLAN DE LA OBRA

La primera parte da el análisis metódico


de todos los elementos que permitirán al lector establecer fácilmente su tema
astral según la manera china.

El propósito de la primera parte de este libro es permitir al lector establecer su horóscopo, o el de un tercero, según el
método chino tradicional. Para ello, primero es necesario un poco de aplicación para establecer su tema astrológico, luego,
intuición para tener la lucidez necesaria e interpretar el tema. Partiendo de su fecha de nacimiento, sin olvidar la hora, se
necesitará en función del calendario chino -bastante diferente del nuestro-, encontrar los ocho signos que rigen el Destino
de toda persona. En efecto, en China, el tiempo se define con dos series de caracteres cíclicos, uno denario y el otro
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duodenario; estos caracteres agrupados de a dos, rigen respectivamente el año, el mes, el día y la hora. Además, en la
tradición popular, la serie duodenaria está asociada a una lista de doce Animales, utilizados sobre todo para designar los
años, más conocidos en Europa a través de las tradiciones vietnamitas.

Para beneficiar al lector apresurado, la primera parte, que ante todo es práctica, ha sido simplificada al extremo; contiene
sin embargo todos los elementos necesarios para establecer un horóscopo. Pero sobre todo tuvimos que limitarnos en lo
que se refiere a la interpretación del tema, pues todos los desarrollos posibles serian infinitos. Una vez que el tema se ha
efectuado en su totalidad, corresponde a cada uno extraer su sentido mediante la reflexión y la contemplación: como si se
tratara de un cuadro que cada vez que se lo mira revela nuevos detalles. Establecer un tema astral requiere reglas precisas,
su interpretación requiere visión e intuición, pueden enunciarse algunas directivas pero no leyes absolutas.

El tema debe establecerse lo más completamente posible y de una manera casi mecánica: mientras no se conocen todos los
elementos, es prematuro librarse a cualquier tipo de interpretación pues dichos elementos no deben considerarse de
manera aislada sino en función de un conjunto. Para prevenir todo juicio precipitado, durante esta operación preliminar es
preferible no pensar en la persona en cuestión; a menudo es más fácil hacer el terna de una persona totalmente
desconocida pues así se evita la intervención de nuestro subconsciente.

No olvidemos que el terna, corno las cartas que un jugador tiene en la mano, indica solamente las potencialidades de un
individuo, es necesario aún hacerlas entrar en juego, algunas pueden quedar perfectamente en estado de latencia. ¡Cuántos
Mozart asesinados! Las Influencias del medio, de la familia, del esposo o de la esposa, de la situación, de la vida social,
etc., pueden haber ocultado o ahogado tendencias profundas y alterar el carácter y el comportamiento de un individuo.

La segunda parte contiene un estudio detallado


--en el plano sinológico- del calendario chino, del ciclo
sexagesimal y de todos los elementos que permiten establecer
el horóscopo mediante los ocho signos del Destino.

En esta segunda parte retorno el terna en una perspectiva totalmente diferente. Después de un estudio completo del
calendario solar y lunar, corno así también del ciclo sexagesimal que lo expresa, trato de explicar el sentido y los
fundamentos de la adivinación para los chinos.

¿Mis fuentes? Ante todo, mis numerosos amigos chinos, sin olvidar los libreros que tanto me gustaba visitar, a ellos les
debo lo esencial de mi documentación (almanaques populares y opúsculos diversos de adivinación). De hecho, la
tradición tanto en materia de adivinación corno de acupuntura, es esencialmente oral: se funda en innumerables centones y
trozos rimados, generalmente de siete caracteres, que todos los adivinos saben de memoria; los opúsculos adivinatorios
solamente consignan este tesoro cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos. Naturalmente, muy pronto tuve que
recurrir a los clásicos, especialmente al más venerable de todos, el I Ching (o Yi King), el «Libro de las mutaciones», que
contiene todos los principios fundamentales de la adivinación china, como también a los capítulos del Li Ki, el «Libro de
los Ritos», que tratan sobre el Calendario (sección Yue Ling). También estudié con cuidado, en el texto, los capítulos 66,
67, 68 y 74 del más antiguo libro de medicina china, el Nei King, que contiene las charlas del legendario emperador
Huang Ti con uno de sus consejeros. Si bien este documento no tiene la antigüedad que algunos quisieran atribuirle,
contiene el escrito más antiguo y sin duda el más completo sobre las relaciones que existen entre el calendario, los
caracteres cíclicos, los cinco Agentes, los Orientes, los órganos del cuerpo, los olores, los sabores, etc. También he
consultado muchas otras obras pero mis estudios se fundan esencialmente en las que acabo de citar.

Los sinólogos, con la excepción de R.P. Havret y J. Needham, me fueron muy poco útiles. Seguramente mi tema no les
pareció digno de atención, pero, sobre todo, mi actitud es diametralmente opuesta a la de ellos que, a partir de datos de la
sinología, no pueden dejar de armar construcciones filosóficas conformes al racionalismo occidental que tienen sólo una
lejana relación con la realidad china.

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Esta manía de crear un sistema para el pensamiento chino es una tentación que pocos traductores evitan. Poseo así una
decena de traducciones muy diferentes de la obra del célebre Lao Tse, el padre del taoísmo, el Tao Te King, el «Libro de
la Vía y su Virtud»; cada una trata de ver un alcance metafísico en donde no hay más que una visión poética y mística del
Mundo y de la Vida. Como epígrafe a su obra y para justificar su utilidad, cada autor comienza con toda modestia
desaprobando la traducción de los demás y declarándose único detentor de la tradición auténtica. Prefiero referirme al
texto del viejo sabio cuya primera frase pone en guardia contra la tentación de filosofar.

No necesito subrayar que he tratado de evitar la explicación de la adivinación china mediante conceptos occidentales; mis
esfuerzos han consistido en habituar al lector a mirarla como lo haría un chino. Si he logrado así levantar una punta de ese
velo atávico que, según Kipling, separa necesariamente el Este del Oeste, no será magro el resultado.

Finalmente, es evidente que me fundo en una experiencia personal necesariamente limitada. He tratado de transcribir lo
más fielmente posible el mensaje recibido, pero como el testimonio vale lo que vale el testigo, el lector es entonces el
único juez.

La consulta de los ocho signos del Destino


debe hacerse seriamente y de una manera respetuosa.

Para un chino, los ocho signos que determinan nuestro destino están cargados de sentido y deben considerarse con
respeto. Como todos los caracteres escritos, cada uno de ellos es un gesto inscripto en el espacio de una manera visible
que tiene que entrar en acción para ser comprendido. Constituyen un medio de entrar en relación con las fuerzas que nos
rigen.

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PRIMERA PARTE
CÓMO REALIZAR SU HORÓSCOPO CHINO

CAPÍTULO I

CÓMO CALCULAR LOS CUATRO BINOMIOS


QUE DETERMINAN SU DESTINO

Un binomio del ciclo sexagesimal


(compuesto de dos signos. uno denario. otro duodenario)
personaliza cada año, cada mes, cada día, cada hora.
Cada instante es entonces personalizado por cuatro binomios
que reúnen a los ocho signos.

Cada división del tiempo – año, mes, día y hora- es definida por los chinos mediante la combinación de dos series de
signos: una de diez (serie denaria), otra de doce (serie duodenaria), que se desarrollan paralelamente y se asocian de a dos.
Como las dos series tienen un mismo punto de partida, cada signo de orden par encontrará siempre un signo de orden par
de la otra serie; lo mismo sucede con los signos de orden impar; como consecuencia de la diferencia de dos unidades que
existen entre las dos series, cada signo de orden par encontrará sucesivamente todos los signos de orden par de la otra
serie, y un signo impar, todos los signos impares. Se trata del ciclo sexagesimal que vuelve a su punto de partida después
de sesenta combinaciones y constituye la clave de todo el calendario chino.

Un ciclo para los años dura sesenta años; para los meses, cinco años (60: 12); para los días, sesenta días
(aproximadamente dos meses); para las horas, cinco días (la hora china equivale a dos horas nuestras).

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Encontrar los cuatro binomios:
es la única operación necesaria para establecer
un horóscopo chino.

Por una razón de comodidad, en un primer tiempo nos limitaremos a tratar de establecer los números de orden de cada
uno de nuestros cuatro binomios. Así proceden los chinos y llaman a estos binomios las columnas del Destino. Notemos
que ellos los conocen desde su nacimiento; son fáciles de retener por su denominación china puesto que las dos series
denaria y duodenaria son utilizadas corrientemente en China como lista ordinal, un poco corno hacemos nosotros con las
letras del alfabeto.

Las cuatro columnas del Destino o los ocho signos del Destino son dos expresiones sinónimas que se emplean
indiferentemente, la primera designa los binomios, la segunda los ocho caracteres tornados individualmente.

Encontrar estos cuatro binomios es la única operación que se requiere para establecer un tema. Constituirá una suerte de
ficha descriptiva inmutable a la cual deberá usted referirse para todo estudio sumario o profundizado de su horóscopo.
Una vez que se ha establecido este documento de identidad sólo tendrá que remitirse a las explicaciones que se dan en los
capítulos siguientes para sacar sus conclusiones.

Observemos, aunque volveremos sobre este punto, que las series de orden impar son Yang y las de orden par Yin.

Vamos a tener que efectuar entonces cuatro operaciones.

EL BINOMIO DEL AÑO

El principio del año es diferente según consideremos


el año lunar o el año astrológico.

Primero hay que definir cuándo comienza el año. Además es evidente que si conservamos nuestra fecha habitual, el año
chino lunar 1980 empezará el 16 de febrero de 1980 y terminará el 4 de febrero de 1981, mientras que el año astrológico
empezará el 5 de febrero.

En Extremo Oriente hay tres maneras de considerar el Inicio del año:

- Mencionaré nuestro primero de enero, aunque los japoneses, que también utilizan el ciclo sexagesimal desde la era
Meiji, consideran a esta fecha como punto de partida del año.

- Puede utilizarse el calendario lunar que, desde tiempos inmemoriales, era solemnemente promulgado por el emperador.
Aunque reemplazado en los actos oficiales por el «calendario común» desde la revolución de 1911, y teóricamente
abolido por la «liberación», goza todavía en China del favor del público sobre todo entre los agricultores, razón por la cual
ahora se lo llama «calendario campesino». De todas maneras, la fiesta de Año Nuevo sigue siendo para los chinos la gran
fiesta del año. El año comienza entonces el primer día del primer mes de la primavera (estación que, como veremos, en
China comienza un mes y medio antes que la nuestra). Esta «fiesta de la Primavera» puede caer cualquier día entre el 21
de enero y el 20 de febrero (ambos incluidos). Esta fecha, conocida en toda China, es utilizada por muchos astrólogos -en
Vietnam sobre todo- como punto de partida del binomio del ciclo anual (la encontraremos en los cuadros de las siguientes
páginas).

Pero muchos adivinos chinos prefieren utilizar un calendario puramente astrológico llamado «de los veinticuatro términos
solares». Por mi parte, como ya tendré la ocasión de explicarlo a lo largo de esta obra, me asocio a esta solución. Para
ellos, el año comienza en una fecha situada a medio camino entre el signo zodiacal de Acuario y de Piscis, se trata
entonces el 4 o el 5 de febrero (consultar los cuadros de las páginas siguientes).
12
Cualquiera sea el día que se elige como comienzo del año, encontrar el
binomio anual se resume a una operación muy simple.

Una vez que está seguro del comienzo de su año de nacimiento a la manera china, es muy fácil que encontrar el binomio
del año al cual pertenece. La operación se reduce a un cálculo matemático infantil: después de haber sustraído 3 del
número que indica el año, debe dividirse el resultado obtenido por 60, el resto (o 60 Si no hay resto) indicará el binomio
buscado.

Si tomamos el ejemplo de una persona nacida en 1912, procederemos así: 1912 - 3: 60, el resto, 49, nos da el número del
binomio anual. Observemos que el binomio de un año de orden par es impar en el ciclo sexagesimal y, en consecuencia,
Yang y viceversa.

EL BINOMIO DEL MES

Según se considere el calendario lunar


o el astrológico, los resultados
pueden ser bastante diferentes pues los dos
sistemas se corresponden de manera imperfecta.

El calendario lunar se compone de doce meses de 29 o 30 días según la fecha de la luna nueva: dicho año tendrá entonces
354 o 355 días. Para compensar la diferencia de 10 días aproximadamente, un mes intercalar, llamado «embolísmico», se
agrega de vez en cuando, como nosotros agregamos un día suplementario a los años bisiestos. Este mes intercalar, que
interviene según un ritmo de 7 veces en 19 años, duplica a un mes existente: si está ubicado después del quinto mes lunar,
será llamado «quinto mes intercalar», carece de personalidad propia y toma el mismo nombre, en este caso el binomio, del
mes que duplica.

Como los cálculos que permiten establecer este calendario son muy complicados, una tabla indica de manera precisa el
mes lunar de su nacimiento.

El calendario astrológico se basa en el mismo sistema que nuestro Zodíaco, con el que coincide exactamente, con la
diferencia de que el día de cambio de signo no es el principio sino el punto culminante del mes. Lo mismo sucede para las
estaciones que culminan en el solsticio o en el equinoccio y comienzan entonces un mes y medio antes que las nuestras.
Cada mes astrológico comienza entonces unos 15 días antes que las fechas del Zodíaco.

TABLAS DE CONCORDANCIA ENTRE EL CALENDARIO UNIVERSAL Y EL CALENDARIO


LUNAR
Estas tablas indican todas las lunaciones entre 1900 y 1999. Puesto que el mes intercalar no posee signo propio, está ubicado en la
misma casilla que el mes que duplica, del que conserva el número de serie y los signos. Para evitar confusiones, empleamos el
símbolo L (lunación) para indicar el mes del calendario lunar.

En cada columna, una primera cifra indica el día y la segunda (en negrita) el mes del calendario occidental en el que comienza cada
lunación.
Para quienes prefieren utilizar el calendario astrológico, estas tablas permiten encontrar las fases de la luna de un día determinado.
En la primera línea, en la parte superior del cuadro, se indica el nombre usual del mes chino (número de orden) traducido en la tercera
línea.
En la segunda línea se da el signo duodenario atribuido a cada mes.
En la parte inferior de cada página se indican, según la manera china, las estaciones, cuyo equinoccio y solsticio constituyen los
puntos culminantes. En calendario lunar sólo coinciden con cada período de tres meses de una manera bastante aproximativa.

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15
TABLAS DE CONCORDANCIA ENTRE EL CALENDARIO UNIVERSAL y EL CALENDARIO
ASTROLOGICO CIHNO
Estas tablas se fundan en los 24 términos solares. Los términos de orden impar indican el comienzo de cada uno de los doce periodos,
los de orden par, el punto culminante que coincide exactamente con nuestros signos del Zodiaco. Todos los almanaques chinos indican
la hora exacta en donde comienza cada uno de los términos; por no poseer la colección completa de almanaques desde 1900, hemos
calculado entonces un tiempo medio redondeado en O ó en 5 (como lo hacen comúnmente los astrólogos occidentales para los signos
del Zodiaco). Como la hora dada es la de Pekín, hay que sustraer 8 horas si queremos encontrar la hora GMT. Los meses astrológicos
están indicados en la parte superior del cuadro con sus denominaciones chinas. La letra utilizada P corresponde a periodo. El mes de
nuestro calendario indicado es aquel en el que comienza cada mes astrológico. En cada casilla, la primera cifra da el día del mes en
donde comienza el periodo astrológico, la segunda, en pequeños caracteres, la hora.

En este calendario astrológico las estaciones, según la manera china, coinciden exactamente con cada serie de tres períodos, o meses
astrológicos.

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17
Estos meses astrológicos no comportan un número idéntico de días, cada mes representa 30 grados de los 360 que
contiene la eclíptica, pero, como las estaciones invernales son más cortas que las estivales, el mes astrológico tendrá un
poco más de 29 días en invierno y de 31 en verano. Una tabla (páginas siguientes) permite encontrar fácilmente el mes
buscado; conformándome a los almanaques y a las efemérides chinas, he indicado una hora bastante aproximada -lo
lamento- en donde comienza cada nuevo mes. Después de algunas tentativas infructuosas para lograr más precisión, tuve
que contentarme con traducir las indicaciones dadas en los textos chinos: la armonía de las esferas celestes podía encantar
a Aristóteles, pero sus irregularidades pueden volver loco a aquel que no es un astrónomo experimentado. De ello resulta -
y como veremos, esto puede sernos útil –que las indicaciones dadas se fundan en la hora del meridiano de Pekín.

Como se ha observado mes es un término que se presta a la confusión, pues indica indiferentemente en nuestro caso: el
mes gregoriano, el mes lunar y el mes astrológico, que son muy diferentes. Para evitar la confusión, de ahora en más
emplearé mes cuando se trata del mes de nuestro calendario, lunación, para el mes lunar, y período para el mes
astrológico.

Una simple operación permite


descubrir su binomio mensual.

Una vez conocido su mes de nacimiento, cualquiera sea el calendario adoptado, es sumamente fácil saber cuál es su
binomio mensual. El ciclo de 60 meses durante 5 años, la ley de retomo de cada binomio es una de las más simples. Pero
no hay que olvidar que en recuerdo de la antigua época en donde el año comenzaba en el mes en el figuraba el solsticio de
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invierno, el primer y segundo binomio se reservan tradicionalmente a los meses undécimo y duodécimo (lunares o
astrológicos): la primavera comienza con el tercer binomio. Podemos establecer ahora esta simple ley de recurrencia:

para los años que se terminan el primer mes se designa por


para nosotros en
4ó9 3° binomio
5ó0 15° binomio
6ó1 27° binomio
7ó2 39° binomio
8ó3 51° binomio

el primer y segundo binomio serán afectados respectivamente a los dos últimos meses de esta última serie.

Si retomamos nuestro ejemplo de una persona nacida en 1912, el 19 de agosto, vemos en la tabla (página 26) que en 1912
la 72 lunación comienza el 13 de agosto y termina el 10 de septiembre, y, en la segunda tabla (página 30), en 1912 el 72
período comienza el 8 de agosto (lo que da una diferencia de 5 días entre los dos calendarios). En uno y otro caso, el
binomio será el mismo. Hemos visto que el año 1912 comienza por el 39° binomio, en el caso considerado el binomio
mensual será el 45°.

EL BINOMIO DEL DIA

Un ábaco de simple empleo y un cálculo infantil


permiten encontrar el binomio diario.

Puesto que el ciclo de los días se sucede sin fin y sin ninguna interacción de los otros ciclos, es fácil establecer un método
simple para calcular el binomio. Se necesita una doble operación:

1) Ante todo hay que encontrar el número relativo a la serie que el día buscado ocupa en el año (esta cifra está indicada en
la mayoría de las efemérides, a la izquierda y debajo de la fecha). Si no se dispone de este medio, el siguiente cuadro
permitirá calcularlo rápidamente.

(N.B.- En el caso de un año bisiesto, no olvidar agregar una unidad a la cifra obtenida a partir del 1° de marzo.)

2) Agregar al número encontrado el número que se encuentra a la derecha del año en el cuadro de los años de 1900 a
1999; dividir por 60, el resto es el número de orden del binomio buscado. O corresponde en este caso a 60.

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Para retomar el ejemplo ya utilizado de una persona nacida el 19 de agosto de 1912, vernos que el 19 de agosto es el 231°
día del año; a esa cifra hay que agregarle 1, puesto que 1912 es bisiesto, y 12, la cifra clave que figura en el cuadro aliado
del año. Esto da 244 dividido por 60; el resto es 4, el binomio del día es entonces el 4°.

EL BINOMIO DE LA HORA

La hora china comprende dos horas nuestras,


un día tiene entonces doce horas,

El día chino se divide en doce horas; cada una de ellas es entonces igual a dos de las nuestras. El día comienza a
medianoche, en la mitad de la primera hora. Como para las estaciones y los meses, el punto culminante de la hora se
encuentra en el medio de la misma (lo que para nosotros corresponde a nuestras horas de orden par).

Puntos de partida de las horas chinas

• La primera hora está a caballo entre dos días.

Las horas chinas de orden impar son Yang, las de orden par, Yin.

Dado que el ciclo se repite cada cinco días, para encontrar el número de serie de un binomio horario existe un medio muy
simple: recordar en qué cifra termina el binomio del día.

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Número de orden del día terminado en Comienzo de la serie de horas
1ó6 1° combinación
2ó7 13° combinación
3u8 25° combinación
4ó9 37° combinación
5ó0 49° combinación

La mayoría de los adivinos chinos calculan la hora


según el meridiano de Pekín; si quiere seguirse este ejemplo.
conviene agregar 8 horas a la hora GMT.

Ningún horóscopo chino es completo sin la hora de nacimiento y el hábito constante de los astrólogos; chinos es convertir
esta hora a la hora de Pekín: conviene entonces agregar 8 horas a la hora GMT si queremos conformarnos a su método.
Entonces, para una persona nacida después de las 16 hs, habrá que contar su nacimiento como acaecido un día más tarde;
y cambiar en consecuencia el binomio del día.

En el ejemplo que ya hemos dado, el individuo nació a las 7 hs: si agregamos 8 horas, obtenemos 15 horas' en el
meridiano de Pekín. El binomio de su día de nacimiento es el 4° y su hora de nacimiento la 9º, su binomio horario será el
45º.

Son éstos los únicos cálculos que se requieren para establecer nuestro tema horoscópico. En el caso elegido como
ejemplo, tenemos:

como binomio anual el 49º


como binomio mensual el 45°
como binomio diario el 4°
como binomio horario el 45º

49, 45, 4, 45, son entonces números claves para todo el estudio de este horóscopo que debemos ahora interpretar.

21
La adivinación es un acto intrínsecamente moral, no es entonces sorprendente que en las antesalas
de los sitios de culto se encuentren numerosos intérpretes de la suerte ...

CAPÍTLO II

EL DESCUBRIMIENTO DE LOS OCHO


SIGNOS DE SU DESTINO

Los ocho signos como elementos de cálculo.


Los ocho signos expresan dos series cíclicas, en un
primer tiempo las estudiaremos de una
manera casi algebraica.

Los ciclos denario y duodenario sirven para dar un número de orden; primero consideraremos los binomios -y por el
momento, será suficiente para nuestro propósito- como números o expresiones algebraicas.

Aquellos que deseen avanzar en sus estudios, encontrarán en la segunda parte tanto la fonética como la manera de
escribirlos. Por el momento podemos representarlos (lo que nos permitirá encontrarlos fácilmente) ya sea por cifras -
propongo números arábigos para la serie denaria y romanos para la duodenaria-, ya sea -si queremos evitar la confusión
con el número de orden de cada binomio- por letras, letras latinas para la serie denaria (de A a J), griegas para la serie
duodenaria (de α a μ), o bien mayúsculas y minúsculas, si no se conoce bien el alfabeto griego.

En el compuesto de dos caracteres que constituye cada binomio, el signo de la serie denaria se encuentra en primera
posición, el de la serie duodenaria, en segunda. Un dibujo es más eficaz que' un largo discurso, ya sea dando la prioridad a
la serie denaria, ya sea dando la prioridad a la serie duodenaria.

22
Una simple mirada sobre estos cuadros permite observar que es fácil encontrar el símbolo de cada miembro de un
binomio. Para la serie denaria, basta con recordar la cifra de la unidad del binomio (O representa a 10), para la serie
duodenaria, después del 12° binomio, dividir por 12; el resto (o 12 si no hay resto) será el número del signo duodenario.

Retomemos nuestro ejemplo:

Por evidentes que parezcan.


no es inútil formular aquí algunas
observaciones que no deben olvidarse.

La contemplación de estos dos cuadros me sugiere algunas observaciones que por más evidentes que parezcan, son muy
importantes: en todo momento será necesario tenerlas presentes.

A - Hemos visto que los binomios de orden impar son Yang, es decir, masculinos, activos, en expansión, extravertidos,
etc., en tanto que las de orden par son, a la inversa, Yin, es decir, femeninos, pasivos, receptivos, introvertidos, etc. Lo
mismo sucede con sus componentes.

B - Puesto que las dos series, denaria y duodenaria, tienen el mismo punto de partida, resulta que cada término de orden
impar de una serie se asociará necesaria y exclusivamente con un término de orden impar de la serie paralela y viceversa.

C - Por tener la serie duodenaria dos términos más que la otra, resulta que todos los términos del rango impar encontrarán
necesariamente todos los términos de orden impar de la otra serie, lo que da treinta combinaciones impares (Yang, en
consecuencia) y, de la misma manera, habrá treinta combinaciones pares (Yin)

D - Como veremos luego (pero deseo reunir aquí todas estas observaciones, por más 'que sean prematuras, para no tener
que volver sobre estas .verdades primeras.), cada binomio formado por una pareja de dos signos constituye una entidad y,
como tal, está ligada con uno de los cinco Agentes. (Madera, Fuego, Tierra, Metal, Agua) que son las fuerzas activas del
Universo. Cada signo que lo compone está igualmente ligado de manera individual con uno de los mismos Agentes, pero
de una manera diferente: cada binomio está entonces en relación con tres Agentes, uno en tanto que binomio y otro por
cada Agente (en consecuencia, dos más).

E - Dos binomios sucesivos (impar y par) están ligados al mismo Agente que se volverá alternativamente Yang y Yin,
pasando, en resumen, del positivo al negativo. Los binomios 1 y 2 están así ligados al Metal, el 3 y el 4 a la Tierra,
etcétera.

F - Fundamentalmente opuestos a toda visión maniquea del Universo, los chinos no pensaron nunca que el aspecto Yin o
Yang sea bueno o malo en sí. Se trata de una cuestión de dosis y solamente el exceso es un defecto. Ciertamente, un
predominio de Yin es bueno en una mujer, como de Yang en un hombre, pero para una mujer sería inquietante ser
totalmente Yin o totalmente Yang. Este recelo ante todo exceso es tal que los chinos no aprecian en absoluto un tema en
donde todos los elementos estarían en armonía perfecta: dicho tema, demasiado estático, carecería de vitalidad y de
dinamismo.

23
CLASIFICACION DE LOS SESENTA BINOMIOS

dando prioridad a la serie denaria:

o a la serie duodenaria

24
EL VALOR DE LOS SIGNOS

Binomios y signos no son por naturaleza ni buenos ni malos.


su valor significativo aparece en sus relaciones mutuas.

Poseemos ahora los cuatro binomios de nuestro destino como así también los ocho signos que lo componen. En la
segunda parte de esta obra tendremos la ocasión de estudiarlos más en detalle. Notemos simplemente aquí que ningún
signo tiene en sí un valor positivo o negativo: solamente al relacionarse entre ellos toman una significación y contienen
aspectos armoniosos o disonantes, elementos de base del tema astral. Los signos no tienen sentido tomados de manera
aislada, pues aún son inanimados y estáticos; sólo toman sentido en su contacto con los demás. Es entonces esencial
juzgar siempre en función del conjunto y empezar a interpretar solamente cuando todos los elementos han sido reunidos.

EL CICLO DENARIO

Algunos signos del ciclo denario tienen marcadas afinidades


entre ellos, pero ninguna antipatía por naturaleza. Comparten
sin embargo las antipatías de los signos del ciclo duodenario
que les son más cercanos.

Como lo muestra el siguiente diagrama, algunos signos denarios presentan entre ellos afinidades muy fuertes. Al tratarse
de la relación entre un signo Yang y otro Yin, algunos no dudan en interpretar: «amor».

Ciclo denario
Las líneas que unen dos signos indican las afinidades

Como los signos opuestos en este dibujo tienen una especial afinidad, es fasto encontrarlos asociados en dos o tres
binomios de un horóscopo. Especialmente si marcan una relación entre el año y la hora de nacimiento, o entre el día y la
hora. La existencia de dicha relación en los horóscopos comparados de una pareja es una de las más prometedoras, sobre
todo cuando se trata de la hora de nacimiento. La relación entre los signos 1 y 6 produce el Agente Tierra., 2 y 7 el Agente
Metal, 3 y 8 el Agente Agua, 4 y 9 el Agente Madera, 5 y 10 el Agente Fuego (véase capítulos III y IV nota 16).

25
Es fasto para alguien que nació:

en primavera tener los signos 1ó2 en el binomio horario


en verano “ 3ó4 “
durante la canícula “ 5ó6 “
en otoño “ 7u8 “
en invierno “ 9 ó 10 “

Seria en cambio un tanto nefasto tener los signos fastos en otoño para alguien que ha nacido en primavera, o en invierno si
se nace en verano, y viceversa. Las personas que se encuentran en estos casos tendrían algunas dificultades a adaptarse a
sus condiciones de existencia. Recordemos que se trata aquí de estaciones consideradas según la manera china y que
entonces comienzan un mes y medio antes que las nuestras.

Los signos denarios no tienen en sí ninguna animosidad contra los otros signos denarios, veremos sin embargo que
comparten las antipatías de los signos duodenarios que les son más próximos.

EL CICLO DUODENARIO

Los signos duodenarios tienen entre ellos simpatías y antipatías muy marcadas
que prevalecen en la interpretación del tema astral.

Los signos duodenarios son los que más hablan de un tema: sus afinidades y sus acuerdos están muy afirmados, como lo
muestra el siguiente dibujo:

Ciclo duodenario
Acuerdo esencial, armonía: línea llena (━Yang, –Yin), línea discontinua (╍ yang y yin).
Afinidades: línea de puntos.

En la perspectiva china la armonía es la calidad suprema, por eso la relación de los tres signos que marcan los vértices de
un triángulo equilátero es sumamente benéfica. Si estos tres signos se encuentran en tres binomios, es el mejor de los
auspicios.

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Por «afinidades» entiendo serias posibilidades de buen entendimiento, pero se trata de sentimientos y no de suerte. La
afinidad consiste entonces esencialmente en una atracción existente entre dos signos de valor contrario, masculino y
femenino. Yin y Yang, atracción que ya hemos señalado para los signos del ciclo denario.

En cambio la armonía, la «amistad trina» sólo existe entre signos del mismo valor Yang o Yin. Los triángulos equiláteros
así formados se llaman respectivamente:

la relación del Agua Yang I V IX


la relación del Metal Yin II VI X
la relación del Fuego Yang III VII XI
la relación de la Madera Yin IV VIII XII

Si uno de estos triángulos se encuentra en un horóscopo, evidentemente, hay que tener en cuenta el Agente que lo domina,
el cual, de una manera oculta, influencia el horóscopo en su conjunto.

Además, la relación de la Tierra «cuadratura» también muy fasta, existe entre los signos II, V, VIII, XI.

Las antipatías y oposiciones también están muy afirmadas:

Ciclo duodenario
Antagonismo, incompatibilidades: línea entera. Antipatías: línea de puntos.

Al igual que el acuerdo, el desacuerdo puede revestir dos formas: ya sea el franco antagonismo, la incompatibilidad
visceral, que existe solamente entre signos del mismo valor Yang o Yin, ya sea la antipatía en donde se trata de una
cuestión de sentimientos que existe entre dos signos de valores opuestos, Yang y Yin.

RELACIONES ENTRE LOS SIGNOS DE LOS CICLOS


DENARIOS Y DUODENARIOS

Los signos denarios no tienen antipatías propias.


pero cuando están en acuerdo con un signo duodenario
tienen tendencia a asumir las antipatías de este último.

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Los signos denarios no tienen sentimientos de enemistad que les son propios, pero cuando tienen relaciones de amistad
con un signo duodenario, tienen tendencia a compartir su aversión hacia otros signos duodenarios. El siguiente cuadro
indica las relaciones de afinidad que existen entre los signos de cada uno de los dos ciclos:

Hemos visto que el signo duodenario 1子 se opone al signo VII午, en consecuencia los binomios 3-I (13) Y 9-VII (I9) son
un tanto desfavorables: 3丙 tiene una afinidad por VII午 y comparte su hostilidad hacia 1子; recíprocamente, 9壬 cercano
de 1子 es enemigo de VII午.

Sin dar demasiada importancia a estas indicaciones pues el estudio completo de un tema permite muchas correcciones a
estos datos, notemos sin embargo que pueden observarse algunos aspectos de la «personalidad» de los binomios en
función de sus constituyentes.

Sin llegar a hablar de binomios fastos o nefastos.


como lo hacen algunos, digamos que en función de sus
elementos constitutivos, los binomios serán más o menos
fuertes o débiles.

Según el acuerdo más o menos grande que existe entre sus dos signos, cada binomio podrá considerarse con una calidad
de cohesión, con una fuerza más o menos grande. He aquí la lista de binomios con anotaciones que tienen en cuenta estos
datos, clasificados en valor decreciente de A a D.

Las indicaciones que acabamos de dar nos permiten encontrar, gracias a los binomios y a los signos, los «aspectos» de
nuestro tema, es decir, las calidades más o menos favorables de conjunto; pero, para interpretarlo verdaderamente,
tenemos que estudiar las relaciones de los binomios y de los signos con los cinco Agentes.

• A, fuerte; B, satisfactorio; C, neutro; D, débi1.

28
CAPITULO III
LAS INTERACCIONES DE LOS CINCO AGENTES

Los cinco Agentes corresponden a las fuerzas esenciales


que actúan en el Universo, al asociarse con los signos,
son el fundamento de todo horóscopo.

Los cinco Agentes son los que comúnmente se llaman los cinco «Elementos». A pesar del consenso universal sobre este
punto, me niego a emplear ese término: primero, porque se trata lisa y llanamente un contrasentido; el carácter chino que
lo designa 行 hing significa propiamente «caminar», «actuar»; luego, y aunque no le guste a Empédocles, porque los
Agentes no son según los chinos elementos que constituyen el Universo, sino fuerzas en constante acción e interacción,
perpetuamente móviles y fluctuantes. Los mismos traductores utilizan la palabra «energía» cuando encuentran este
carácter en un contexto diferente. Al considerar la Madera, el Fuego, la Tierra, el Metal y el Agua en su realidad material
se falsea su interpretación, pues sólo se trata de signos, muy bien elegidos, por supuesto, pero que no deben tomarse al pie
de la letra.

Estos cinco Agentes constituyen la clave más importante para la interpretación de los signos del Destino, con los que
están íntimamente asociados. Muchos manuales chinos de adivinación se basan sólo en ellos, sin contar ni los doce
Animales ni las veintiocho Constelaciones.

Alternativamente Yin y Yang,


los cinco elementos no deben considerarse de manera aislada;
para los chinos, todo ser nace de la constante interacción de los mismos.

Existen varias maneras de clasificar los cinco Agentes, según se quiera subrayar tal o cual de sus
relaciones mutuas. Seguiremos el orden que se conforma a la sucesión de las estaciones, llamado
orden de «producción mutua» porque es el que mejor sirve a nuestro propósito.

He aquí este orden y su representación figurada:

Mou, la Madera, engendra a Houo, el Fuego que engendra a tou, la Tierra que engendra a kin, el
Metal que engendra a chouei, el Agua, que a su vez engendra a la Madera y el ciclo recomienza.

El Agente que engendra y protege, mantiene naturalmente al Agente que produce. Y esto también
es válido para todo lo que está en relación con ellos.

El segundo tipo de relación se llama «orden de conquista (o destrucción) mutua»:

La Madera conquista a la Tierra, el Fuego conquista al Metal, la Tierra conquista al Agua, el


Metal conquista a la Madera, el Agua conquista al Fuego.

Al combinar estos dos órdenes, pueden deducirse dos principios:

Principio de «control»
La Madera conquista la Tierra, pero el Metal controla la operación pues viene a socorrer la Tierra
atacando la Madera. De la misma manera el Fuego conquista el Metal, pero el Agua controla la
operación. La Tierra conquista el Agua, pero la Madera controla la operación. El Metal conquista
la Madera, pero el Fuego controla la operación. Finalmente, el Agua conquista el Fuego, pero la
Tierra controla la operación.
29
Principio de «corrección»
La Madera conquista la Tierra, pero el Fuego interrumpe el proceso pues produce la Tierra y de esta manera la socorre, y
como la Madera produce el Fuego, nada puede en contra suya. El Fuego conquista el Metal, pero la Tierra interrumpe el
proceso. La Tierra conquista el Agua, pero el Metal Interrumpe el proceso. El Metal conquista la Madera, pero el Agua
interrumpe el proceso. El Agua conquista el Fuego, pero la Madera interrumpe el proceso.

Para que un temperamento sea equilibrado, es importante que los cinco Agentes figuren en el horóscopo. Así, cuando uno
de los Agentes está ausente, se intenta remediar poniendo en el nombre un carácter en cuyo grafismo aparece el elemento
que falta. Esto es fácil pues los cinco Agentes figuran en la escritura de numerosos caracteres.

RELACIONES ENTRE LOS BINOMIOS Y LOS AGENTES

En un primer tiempo hay que definir las relaciones


que existen entre los sesenta binomios y los cinco Agentes.

Cada binomio está asociado, «emparentado», dice el texto chino, con un Agente definido; sobre este punto, recordemos
que dos binomios impar y par que se suceden están asociados con un mismo Agente que será alternativamente Yang y Yin.

El cuadro chino que reproducimos aquí indica las relaciones que existen entre los binomios y los Agentes; su traducción
figura en las siguientes páginas. El cuadro se lee a partir de la esquina derecha de arriba, los binomios Yang y Yin están
agrupados de a dos en cada casilla con el Agente correspondiente que se encuentra debajo. Los binomios se suceden en
orden, a partir de la derecha. Hay treinta pares de binomios y cada Agente se repite seis veces con un nombre poético
diferente.

30
*Las murallas de defensa de las ciudades eran a menudo de tierra abatida
** Símbolo de longevidad
31
*Nombre poético de la Vía Láctea
**Símbolo de una posteridad numerosa

32
Estos símbolos hablan por sí mismos y no necesitan comentarlos. El Agente asociado a un binomio prefigura el destino; el
más cargado de significación es el que está en relación con el año.

RELACIONES ENTRE LOS AGENTES YLOS SIGNOS TOMADOS DE MANERA


AISLADA

Las relaciones entre los Agentes y los signos denarios son fáciles de establecer,
en cambio, las relaciones entre los Agentes y los signos
duodenarios presentan algunos problemas.
Hemos elegido el método empleado más frecuentemente.

Existen varios sistemas para poner en relación los Agentes y los signos. Para los signos denarios existen dos, hemos
elegido el único que es constantemente utilizado en astrología; con los signos duodenarios (cinco Agentes, doce signos),
la relación es menos evidente: he elegido el método que me parece mejor y también el que más se usa.

Con los signos denarios


Los signos denarios -que constituyen el primer término de cada
binomio- son los signos cíclicos más antiguamente conocidos.
Originariamente designaban los días y entraban, según parece, en
el nombre de las personas nacidas el día en que aparecían; como ya
lo hemos visto, también tienen una relación muy cercana con las
estaciones.

En el siguiente cuadro, hemos indicado la relación de los signos


denarios (agrupados de a dos y alternativamente Yang y Yin y de
los Agentes a los que están asociados con el Tiempo: las cuatro
estaciones (notemos que la Canícula cuenta como una quinta
estación que marca la vuelta al Agente Tierra) y el Espacio: los
cinco Orientes (los cuatro puntos cardinales y el centro, el nadir).

Partiendo del exterior hacia el centro, tenemos sucesivamente:


- las cuatro estaciones y la Canícula;
- los cinco Orientes;
- los cinco Agentes: alternativamente a la Izquierda yang, a la
derecha yin;
- los signos denarios.

Relación de los Agentes y los signos denarios

33
Con los signos duodenarios
La aparición de los signos duodenarios, segundos términos
en los binomios del ciclo sexagesimal, parece ser reciente
históricamente. Son especialmente significativos en sus
relaciones con los años, con los meses y con las horas. El
ciclo de doce años (un quinto del ciclo sexagesimal,
período fundamental), basado aproximadamente en la
revolución de Júpiter se conoció muy antiguamente en
China; a menudo se lo confunde con el ciclo de los doce
Animales que lo cubre sin confundirse con él, aunque
algunos han hablado del Zodíaco chino. He de volver sobre
este punto. Notemos solamente que los dos sistemas no se
identifican, basta con observar que los doce Animales no
son Yin y Yang de la misma manera que los signos.

Otra vez y de la misma manera que en el cuadro precedente


relacionamos los signos y los Agentes que les
corresponden, con el Tiempo. Puesto que los años tienen
doce meses y los Agentes -alternativamente Yin y Yang son
diez, un Agente, el Agente Tierra, deberá volver cuatro
veces (esta vuelta al tercer período de cada estación es un
hecho muy importante, como ya tendré la ocasión de
señalarlo en la segunda parte de esta obra).

También indicaremos la concordancia con el ciclo de los


doce Animales, con el Espacio y los cinco Orientes.

Partiendo del exterior hacia el centro, tenemos


sucesivamente:
- las cuatro estaciones;
- los cinco Orientes;
- los cinco Agentes;
- los doce Animales cíclicos. En una esquina de la parte
Inferior, a la derecha, figura el signo más si son Yang y el
signo menos si son Yin;
- los signos del ciclo duodenario.
Relaciones entre los Agentes y los signos duodenarios

Horóscopo express: un método corriente de horóscopo rápido considera solamente la relación que existe entre cuatro de los ocho
signos y los Agentes que les corresponden: el signo duodenario del mes, el signo denario del día, los dos signos horarios.

Observación importante para la comprensión


del papel de los cinco Agentes en la lectura del tema;

Ya hemos Indicado que era fasto encontrar en un tema cada uno de los cinco Agentes. Sin embargo, en la lectura del tema
no todos tienen la misma importancia. En efecto, ésta varía según se considere:

El año. El Agente ligado al binomio es en este caso el más importante pues, si se estudia en comparación con el Agente
del signo diario, da las características de nuestro destino. El orden de los Agentes será entonces: Agente ligado al
binomio, Agente ligado al signo duodenario, finalmente, Agente ligado al signo denario. Los Agentes del año indican los
aspectos más aparentes de una personalidad, el yo social, por decirlo de alguna manera.

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El mes. El Agente ligado al signo duodenario es el más importante. El orden de importancia será entonces: el Agente
ligado al signo duodenario, el Agente ligado al signo denario, el Agente ligado al binomio que sólo intervendrá para
acentuar un factor o restablecer eventualmente el equilibrio entre los otros dos.

El día. El Agente ligado al signo denario toma el primer lugar, algunos ven en él la piedra angular de todo el tema; viene
luego el Agente ligado al signo duodenario seguido del agente ligado al binomio. Notemos además que el factor suerte se
define por la relación entre el Agente del binomio anual y el del binomio diario.

La hora. Los Agentes ligados al binomio se interpretan como para el mes. La hora contiene las indicaciones más intimas,
a menudo escondidas, del carácter de un individuo, del que expresa su yo profundo. Por esta razón muchos ven aquí el
elemento principal del horóscopo.

N.B. La importancia que debe darse a los factores descubiertos en el año, mes, día u hora de nacimiento varía en función
del momento exacto en los que éstos ocurren. Como para las fases de la luna cuya influencia es máxima en el tercer
cuarto (luna llena), la influencia de los Agentes va creciendo desde el principio hasta la mitad del período para decrecer
y volverse casi nula con el cambio de signo. Como para los signos del Zodíaco, para estos casos límites puede existir una
cierta incertidumbre.

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CAPITULO IV

LA INTERPRETACION DEL PAPEL DE LOS CINCO AGENTES

Los cinco Agentes son fuerzas en acción constante


que no deben interpretarse de una manera demasiado realista.

Recordemos que, ya sean Yin o Yang, en fase de expansión o de receptividad, los cinco Agentes nunca deben ser
considerados aisladamente, sino como fuerzas en constante interacción. Además, como ya lo veremos, hay que cuidarse
de interpretar de una manera demasiado literal el símbolo que representan.

Notemos que para un chino el Agua representa el principio fecundo que da nacimiento a la vida, pero se la asocia sobre
todo al frío y a la severidad. El Agua entonces da vida a la Madera, la Madera será imaginación, la fuerza creadora que el
Fuego, la pasión (no necesariamente el amor), vendrá a cumplir.

Además, en el simbolismo del imperio celeste, el Fuego está ligado a la humedad, a la vegetación frondosa; la Tierra
representa la vuelta al centro, el realismo necesario sin el cual nada puede existir, y produce el Metal, rigor, voluntad,
acción sobre las cosas y los seres que engendra a su vez el Agua que cierra el ciclo y todo vuelve a recomenzar.

Cada uno de estos principios es fecundo por naturaleza, solamente se vuelve peligroso cuando está en exceso o es
insuficiente: el agua fertiliza pero inunda cuando está en exceso; el calor es vivificante pero consume cuando está en
exceso, etcétera. Aquí la imagen permite comprender bien el principio. Solamente la Tierra -pero, entre los cinco Agentes,
tiene un sitio bien particular y su retomo cuatro veces durante el ciclo de los meses lo confirma- pareciera no contener
peligro en el exceso, si no fuera una cierta falta de dinamismo.

Naturalmente el aspecto de la acción de un mismo Agente se modifica según sea Yang o Yin. Así, el Metal indica la
voluntad: Yang, es acción hacia el exterior, fuerza en expansión; Yin marca la concentración, el repliegue sobre sí mismo,
casi la obstinación.

La mejor manera de hacer comprender el papel de los cinco Agentes


y lo que representan para un chino, es dar la interpretación de una obra
venerable, el Nei King, completado por la tradición oral."

LA INTERPRETACION DEL AGENTE MADERA

En el cielo, el Este engendra el viento que sobre la tierra engendra la Madera. La Madera corresponde a la mañana, a la
primavera. En el cuerpo humano el órgano que le corresponde es el Hígado, el sabor que le conviene, el ácido. Su
naturaleza es templada, su virtud es la armonía, sus cualidades la belleza y la elegancia. Mueve y lleva consigo. Su pasión
es la cólera. Corre el peligro de la decadencia y la perdición, convirtiéndose por exceso en su contrario. Colérica y
susceptible, su actitud sin embargo permanece digna. En un Estado, la Madera corresponde al Ministerio de Agricultura y
a un estilo de gobierno tranquilo, «relajado», como se diría en jerga moderna. Representa el poder creador: creatividad
artística, imaginación, poesía, libertad. Puede dar artistas, poetas o agricultores.

Tipo físico: el individuo de tipo Madera es generalmente alto y flaco, muy derecho. Tez aceitunada, ojos bonitos, barba
tupida, labios rojos, extremidades finas y pequeñas, piel suave. Sería poco propicio que su tez fuese demasiado clara pues
indicaría una influencia del Metal, nefasta para la Madera; en cambio, una tez oscura sería de buen augurio pues
provendría del Agua que engendra la Madera. Sin embargo, si es demasiado débil, una cierta cantidad de Metal sólo
puede serle saludable.
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INTERPRETACION DEL AGENTE FUEGO

En el cielo, el Sur engendra el calor que sobre la tierra engendra el Fuego. El Fuego corresponde a la mañana, al
mediodía, al verano. Órgano: el Corazón; sabor: amargo. Su naturaleza es el calor; su virtud el resplandor (casi la
ostentación); su cualidad, la prosperidad. Se quema y transforma rápidamente. Su peligro está en su poder destructor. Su
estado afectivo es la alegría. En un Estado, corresponde al Ministerio de Guerra, su estilo gobierno es ilustrado y lúcido.
Violento e irascible, representa la pasión: fogosidad, ardor, pero también lucidez pues es clarividente. Temperamento que
conviene a los militares y a los hombres de acción.

Tipo físico: tez colorada, a menudo rojiza. El rostro es más ancho en la parte inferior. Nariz aguileña, orejas de lóbulos
despegados. Barba y cabellos tirando al castaño. Sería nefasto para un individuo de este tipo tener la piel grasa y los ojos,
la boca y las orejas demasiado grandes: son características del tipo Agua que apaga el Fuego. Las características de la
Madera -talle derecho y espigado- serían fastas para él.

INTERPRETACION DEL AGENTE TIERRA

En el cielo, el Cenit engendra la humedad que sobre la tierra engendra la Tierra. La Tierra corresponde al principio de la
tarde, a la Canícula (período húmedo del verano en la China del Norte). Su órgano es el Bazo, su sabor dulce. Su virtud es
embeber y penetrar, con peligro de inundación y de putrefacción. Su cualidad es la abundancia, su acción, la
transformación lenta. El Individuo de este tipo tiene capacidades para el pensamiento y la meditación. En un Estado, este
Agente corresponde al ministerio del interior y a un estilo de gobierno fundado en la prudencia. Simboliza el realismo, el
sentido del trabajo, la fecundidad laboriosa, la circunspección. Temperamento que conviene a un hombre de negocios, a
un financiero.

Tipo físico: tez amarillenta, grasa, rasgos gruesos y sólidos, especialmente orejas, nariz y boca. Cejas tupidas, espalda
redonda, vientre chato (como la tortuga, símbolo de la tierra). Sería nefasto para un individuo de este tipo tener barba y
cabellos gruesos y enmarañados, ser flaco con huesos salidos: son las características del tipo Madera nefastas a la Tierra.
En cambio, la tez colorada es fasta pues es una característica del Fuego, que engendra a la Tierra.

INTERPRETACION DEL AGENTE METAL

En el cielo, el Oeste engendra la sequía que sobre la tierra engendra el Metal (el Este, oriente de los vientos venidos del
mar, engendra la fertilidad en China. mientras que el Oeste es el punto cardinal de donde surgen los vientos venidos de las
estepas).

El Metal corresponde al otoño y a la tarde. Su órgano en el cuerpo es el Pulmón, su sabor, agrio. Su naturaleza es fresca.
Su virtud es la claridad, la pureza (especialmente la castidad para las mujeres). Sus cualidades son la firmeza y el sentido
de las realizaciones; corresponde a la cosecha. Su peligro viene de su carácter destructor pues este Agente marca la
detención. Sólido y constante, su pasión es la solicitud que puede transformarse en morosidad o mentalidad triste. Dotado
de la palabra, corresponde en un Estado al ministerio de la Justicia y a un tipo de gobierno enérgico. Resumiendo,
significa la voluntad, la rigidez, la integridad. Temperamento que conviene a un jurista, a un abogado.

Tipo físico: Tez clara, orejas derechas, buena apariencia general. Figura cuadrada, labios y dientes armoniosos.
Extremidad de las manos pequeñas y cuadradas. Para un individuo de este tipo sería nefasto tener la cabeza y la nariz
puntiagudas y una tez habitualmente colorada, pues son los rasgos característicos del Fuego; le es fasto en cambio ser
robusto, pues la Tierra da nacimiento al Metal. Sin embargo si hay en él un exceso de frio, le sería útil un poco de
influencia del Fuego.

INTERPRETACION DEL AGENTE AGUA

En el cielo, el Norte engendra el fría que sobre la tierra engendra el Agua (como Agente, el Agua es menos considerada en
China como fuente de fertilidad que bajo su aspecto de frialdad y hielo).
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El Agua está ligada al invierno y a la noche. Su órgano en el cuerpo es el Riñón, su sabor salado. Su naturaleza es la
frialdad, su virtud la severidad, el rigor, la ausencia de pasión. Su acción engendra el miedo respetuoso. El Agua tonifica
pero marca la total detención. Los individuos de este tipo son temerosos y un poco timoratos. Tienen el don de saber
escuchar. En un Estado este Agente corresponde al Ministerio de Trabajo, su tipo de gobierno está fundado en la calma. El
Agua es un poder fecundo pero como en reserva, demasiado plácido y cerrado en sí mismo. Temperamento que conviene
a los comerciantes y a los artesanos.

Tipo físico caracterizado por la redondez: cuerpo lleno, gordo y graso, orejas y boca gruesas, piel suave, cabellos
brillantes, tez oscura, manos regordetas. Seria particularmente nefasto para un individuo de este tipo tener las orejas sin
lóbulo, la tez amarillenta y los ojos sin brillo, pues sería la marca de una influencia de la Tierra. También estar resfriado y
tener la boca entreabierta constantemente indicaría que el Agente Agua está en exceso. Por el contrario, le seria fasto tener
la tez clara, porque equivaldría a una acción del Metal. Si el individuo es graso y de carnes flojas, corre el riesgo de no
poder tener descendencia.

CUADRO QUE INDICA TODAS LAS RELACIONES EXISTENTES ENTRE


LOS SIGNOS Y LOS AGENTES

El siguiente cuadro
permite apreciar de una
sola ojeada las
relaciones que existen
entre los signos del
Destino y los Agentes.
Encontramos partiendo
del exterior hacia el
centro:

- los Agentes asociados


a dos binomios
sucesivos:
- los signos denarios;
- los Agentes que les
están asociados;
- los signos
duodenarios;
- los Agentes que les
están asociados.

N.B: No olvidar que los


binomios y los signos de
orden impar son Yang, y
los de orden par Yin.
Símbolos: M, Madera; F,
Fuego; T, Tierra; Mt, Metal; A, Agua.

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Tenemos aquí los elementos esenciales para el estudio de los cuatro binomios y de los ocho signos de nuestro Destino.
Muchos adivinos, entre los más tradicionalistas, se contentan con estos únicos datos para establecer un tema astral. Es el
caso de las celestinas que comparan dos horóscopos en vistas de un casamiento.

Algunos elementos prácticos permitirán


-en función de lo que hemos visto en el capítulo precedente-
Comprender cómo deben interpretarse las relaciones entre
los Agentes para un binomio determinado.

Puesto que el orden atribuido a los Agentes no es el mismo según se trate del año, del mes, del día o de la hora, la
interpretación de su interacción variará en consecuencia.

Binomio n° 1 (C, véase página 28)


- Agente del Binomio: Metal
- Agente del signo denario: Madera
- Agente del signo duodenario: Agua

Para el año: El Agente del binomio domina, el del signo duodenario prevalece sobre el del signo denario. La combinación
es favorable: el Metal engendra el Agua que a su vez engendra la Madera.

Para el mes: El Agente del signo duodenario prevalece sobre el del denario; tenemos entonces: el Agua engendra la
Madera. El Metal domina la Madera pero el Agua establece el equilibrio.

Para el día: El Agente del signo denario prevalece, la Madera no tiene acción sobre el Agua; el Metal (Agente del
binomio) domina la Madera y engendra el Agua. No olvidar que la acción del Agente del binomio del día junto con la del
Agente del binomio del año, define el factor suerte.

Para la hora: Como para el mes.

Binomio n° 5 (A)
- Agente del binomio: Madera
- Agente del signo denario: Tierra
- Agente del signo duodenario: Tierra

A pesar de que la Madera le sea hostil, la Tierra está en posición dominante. Esta combinación puede parecer un poco
estática, pero todo depende de la naturaleza de los tres otros binomios del horóscopo.

Binomio n° 15 (B)
- Agente del binomio: Tierra
- Agente del signo denario: Tierra
- Agente del signo duodenario: Madera

Si el signo denario es predominante, la Tierra no tiene acción sobre la Madera y se encuentra bastante fuerte como para
resistir a su dominación, el caso es casi análogo si el signo duodenario es predominante.

Binomio n° 26 (A)
- Agente del binomio: Fuego
- Agente del signo denario: Tierra
- Agente del signo duodenario: Tierra

La Tierra domina pero en todos los casos se ve reforzada por el Fuego que la engendra. Aspecto muy favorable.

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Binomio nº 54 (A)
- Agente del binomio: Tierra
- Agente del signo denario: Fuego
- Agente del signo duodenario: Fuego

Si se exceptúa el caso del año en el que la Tierra está sin acción sobre un Fuego doblemente presente, que da relaciones
un poco flojas entre los Agentes del binomio, pero fastas a pesar de todo, en los otros casos el Fuego muy fuerte engendra
la Tierra: aspecto muy favorable.

Binomio n° 60 (A)
- Agente: Agua en los tres casos.

La combinación es excesiva y por lo tanto puede parecer peligrosa, todo depende del aspecto de los otros tres binomios.

Esta breve explicación será completada en el Capítulo IX, en donde se presentarán dos horóscopos estudiados más en
detalle.

Encontraremos frecuentemente antagonismos y oposiciones


entre los cuatro binomios de un horóscopo.
pero sin ello nuestra naturaleza sería estática.

En los ejemplos que acabamos de dar, tuvimos que considerar cada binomio de manera aislada, pero, naturalmente cada
uno solamente tiene valor en función de los otros tres. Habrá obligadamente oposiciones y antagonismos entre los
diversos términos del horóscopo, es inherente a la vida misma que sólo puede realizarse en su propio movimiento. Un
desequilibrio excesivo sería peligroso, pero tal vez no más que un equilibrio estático. Gracias a Dios, todo hombre tiene
contradicciones que debe resolver, ningún hombre es completamente lógico: si no fuera así ¿a dónde iría el Mundo?

Un documento taoísta muy antiguo que contempla los días favorables para abandonar el Mundo y entrar en la soledad
propicia a la contemplación, da otra lista muy significativa fundada en la relación que existe entre los Agentes del signo
denario y los del signo duodenario. Según este sistema, los días se dividen en dos categorías:

A día precioso el Agente del signo denario engendra el del signo duodenario.
B día conveniente el Agente del signo duodenario engendra el del signo denario.
C día neutro los dos Agentes son idénticos.
D día de oposición el Agente del signo denario domina el del signo duodenario.
E día de lucha el Agente del signo duodenario domina el del signo denario
lo que da el cuadro siguiente:

*En el capítulo VIII se da un ejemplo concreto de la relación entre los Agentes que simbolizan la comprensión posible entre dos
esposos. Se pueden transponer fácilmente los ejemplos dados si se considera que el Agente atribuido al esposo es el Agente
dominante.

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CAPITULO V

LOS DOCE ANIMALES CICLICOS

Para interpretarlos, no debemos caer en un «naturalismo»


demasiado fácil: se trata de Animales trascendentales.

Con los doce Animales, abordamos el método del horóscopo más pintoresco y fácil, también el más conocido en Europa
gracias al Vietnam, en donde es muy popular, por esta razón ha sido objeto de estudios extensos en numerosas obras. No
es entonces necesario abordar largamente un tema que ha sido estudiado en tantos libros. Se trata más bien de una forma
de horóscopo complementarla que no puede suplantar al método más profundo de los ocho signos y de cinco Agentes.

No debe caerse en un «naturalismo» que la tradición china no justifica, pues para ella se trata de «Animales
trascendentales» elegidos por su carácter fasto.

También es útil señalar que el ciclo de los doce Animales constituye un ciclo paralelo que no se confunde con el de los
signos duodenarios con los cuales están asociados. Para convencerse de ello, basta con observar que sus aspectos Yin y
Yang no son los mismos. Son utilizados para los años, algunas veces para las horas, nunca para los meses ni los días.

Lo que sigue es una síntesis del tono risueño


de los textos originales chinos y de lo que me ha parecido
mejor en diversos comentarios.

Según el orden que acabamos de dar, he aquí un breve resumen de la fisonomía de los doce Animales.

LA RATA nació baja el signo de la seducción aunque su apariencia calma esconde una
agresividad extrema. Reservada, guarda para sí sus pensamientos y sentimientos.
Espíritu vivo, intelectual, está dotada de mucho sentido crítico. Muy minuciosa, corre el
riesgo de permanecer en los detalles y olvidar lo esencial. Es a menudo demasiado
interesada. Utiliza su seducción y sabe cómo aprovechar al máximo a sus amigos: puede
llegar a cansarlos porque abusa y no siempre es muy amable con ellos. Tiene muchas
ideas pero poco ánimo para realizarlas. Toda su vida debe esforzarse para trabajar. Si
pudiese corregir su pereza y fijarse más en los otros, podría conocer en plena madurez la
suerte que a veces surge bruscamente. A pesar de su tendencia a la avaricia, gasta en sí
misma y no sabe privarse. En amor es capaz de darse en cuerpo y alma al ser amado e incluso sin que sea recíproco. La
Rata es buena consejera aunque su vida no siempre se ve coronada de éxito; da suerte a sus amigos para quienes su
presencia y opiniones sólo pueden ser beneficiosas. Tendrá más suerte en la vida si nace de noche y en verano. Cuanto
más calor haga el día de su nacimiento, más feliz será.

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EL BUFALO nació bajo el doble signo del equilibrio y la tenacidad. Muy sincero, tiene
mucha paciencia, pero también obstinación y testarudez. Amante de la soledad, no es
muy hábil en la vida social. Tiene pocos amigos pero les es muy fiel; poca suerte en el
amor pues es demasiado puntilloso y desconfiado. Inteligente, es un espíritu original
aunque a veces un tanto obtuso; es sumamente activo y diligente. Cuando se mueve
puede llegar a ser un conductor de hombres pues inspira confianza. No muy charlatán, al
verlo parece del montón, pero es en realidad alguien sólido y caluroso con quien se
puede contar; un poco avaro con el dinero, es muy diestro manualmente. Muy
independiente, es mejor que abandone temprano el hogar pues tiene pocos verdaderos
lazos con su familia. Su juventud es feliz aunque en la madurez puede conocer problemas y dificultades tal vez en el plano
conyugal. Respetuoso de las convenciones, el Búfalo no puede soportar el fracaso, lo que lo hace bastante mal jugador. Es
fasto para él nacer en un mes indicado por uno de los cuatro primeros signos duodenarios.

La mujer Búfalo es escucha demasiado los halagos, hecho que puede perderla. En su pareja, será probablemente ella quien
lleve los pantalones.

EL TIGRE nació bajo el signo del coraje y de la independencia de carácter. Nacido


para mandar, detesta obedecer. Da la impresión de amplitud de miras y tolerancia, es de
hecho muy personal y a menudo duro. Tiene bastante mal carácter. Su coraje es a
menudo inconsciencia pues tiene un gusto pronunciado por el riesgo. Está atento a su
reputación y aprecia que se hable bien de él. Le gusta mucho sobresalir, pero si no tiene
cuidado corre el nesgo de hacerse enemigos. Le gusta actuar como un gran señor sin
fijarse en los detalles y -también aquí- se expone a las críticas. Pero si sabe mantener su
palabra puede reencontrar el respeto que merece. Su carácter es generoso y es capaz de
hacer grandes sacrificios por los demás -sobre todo en amor- pero rara vez recibe lo que
da. En los comienzos de su vida, el Tigre conoce situaciones inestables, pero pueden aparecerle ocasiones que, si sabe
aprovecharlas, podrán permitirle alcanzar la fama. La suerte le sonreirá si nace entre el amanecer y el atardecer.

La mujer Tigre es inteligente, virtuosa y sincera. Sin embargo en Vietnam, por miedo de lo que representa popularmente
el Tigre, a las mujeres no les gusta reconocer que son nativas de este signo.

LA LIEBRE nació bajo el signo de la virtud, pero también bajo el de la prudencia. Ama
la tranquilidad y el confort discreto, detesta el cambio. Suave, reservada, es también una
engatusadora. Inteligente y muy intuitiva, aprecia el fuerte y el débil: le gusta brillar
hasta tal punto que a veces puede parecer pedante. Dotada de una muy buena memoria,
le falta un poco de espíritu de decisión y sus dudas pueden hacerle perder ocasiones. No
siempre equitativa, recelosa y desconfiada, es una egoísta a pesar de una apariencia
bonachona. Mundana, ama el boato y puede gastar más de lo razonable para mantener a
sus amigos. Su gusto por la ostentación puede acarrearle fracasos. En amor es poco fiel
ya veces carece de espíritu de familia. Su inclinación por los placeres sexuales puede
llegar a arruinarle su carrera. Su juventud y su madurez son fáciles, sin preocupaciones ni inquietudes, pero en la vejez
puede estar sujeta a la melancolía. Muy temprano debe ahorrar para mejorar sus días ancianos. Para la Liebre es mejor
haber nacido en verano.

EL DRAGON nació bajo el signo de la suerte. En todo puede tener éxito. De carácter
decidido, lleno de vida, es un luchador. No sigue más que Su juicio, justo la mayoría de
las veces, y se encuentra raras veces en acuerdo con sus mayores. Bastante engreído,
demasiado cuadrado, corre el riesgo de no tener éxito socialmente si no sabe limar las
asperezas. Es sin embargo admirado, pero su desprecio por la opinión de los otros
puede hacer que no realice su destino. Superiormente inteligente, hábil para todo,
siempre hay que considerar su opinión. En cambio, por estar siempre apresurado,
aunque es reflexivo por naturaleza, corre el riesgo de cometer faltas por errores de

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juicio. Carece de paciencia y de tolerancia. Si sabe frenar sus impulsos y mejorar su manera de actuar, conocerá el éxito.
El Dragón es a menudo amado hasta la adulación pero se enamora raramente. En su juventud la obstinación del Dragón
puede dañar su éxito. Como todos aquellos que tienen mucha suerte, se arriesga más que los otros a terminar mal. Para el
Dragón es nefasto nacer un día de tormenta.

La mujer de este signo es segura de sí misma y detesta la soledad.

LA SERPIENTE nació bajo el signo de la sabiduría. Muy inteligente y de carácter muy


estable, a la Serpiente le gusta organizar las cosas. De una moral muy elevada, a veces
excesiva y un poco mojigata, es apreciada y considerada. Poco charlatana, reflexiona
mucho; es una pensadora profunda e intuitiva pero es incapaz de escuchar la opinión de
otro. Calmada, determinada, muy testaruda, no soporta el fracaso y es mala jugadora. En
su fuero interno, es a veces mala y celosa. Muy sociable, sabe crearse relaciones pero no
siempre duraderas. Se enoja fácilmente y a veces se muestra obtusa. Muy adicta a las
cosas del amor, es exclusiva y celosa, a pesar de no ser siempre un modelo de fidelidad.
En materia de dinero, tiene suerte. Su gusto por la discusión puede hacerle perder
ocasiones. La Serpiente no carece de coraje. Tiene mucho gusto y sabe apreciar las cosas bellas. La juventud de la
Serpiente a veces es difícil: en la madurez conocerá penas de amor, pero, si sabe escucharla, la suerte se presentará en su
vejez. Cuanto más caluroso sea el día de su nacimiento, más feliz será.

La mujer Serpiente es una excelente ama de casa.

EL CABALLO nació bajo el signo de la elegancia y el ardor. Vivo, rápido, monta


fácilmente en cólera pero sin embargo es gentil. Impaciente, siempre en movimiento,
adora los viajes, el cambio, el mundo y la vida fácil. Siempre quiere estar en primer
plano. Muy sociable, se relaciona con facilidad y le gusta ser servicial. Tiene poco en
cuenta la opinión de los demás y se muestra más brillante que verdaderamente
inteligente. Posee el genio de encontrar el apoyo que puede conducirlo al éxito. Es
profundamente leal. Es débil en amor. Aunque egoísta, es sin embargo capaz de todos
los sacrificios. Verdadero tribuno, puede conducir multitudes aunque carece de juicio y
se deja a veces llevar por su elocuencia. Tiene la mala costumbre de hablar demasiado y
no saber guardar un secreto. Su oportunismo constante le hace correr el riesgo de crearse enemigos; su gusto por la
ostentación y su jactancia pueden irritar. Sabe sin embargo dominarse y frenar sus pasiones, su ambición puede conducirlo
al éxito. Le es muy favorable nacer en invierno.

N.B. Excepcionalmente para el Caballo, el año marcado por su signo duodenario (Rama Terrestre) no le es fasto.

LA CABRA nació bajo el signo del arte. De carácter suave y fácil, se adapta fácilmente
a toda circunstancia, pues es dependiente por naturaleza. Por esta razón posee mucho
espíritu filial. Intuitiva, llena de fineza, tiene mucho gusto y sentido artístico; posee el
culto de la Belleza. Minuciosa, es perfeccionista pero a veces carece de método; este
gusto por la perfección puede orientarla hacia los campos de la religión y la piedad.
Fácilmente irresponsable (si es artista, aceptaría perfectamente depender de un mecenas),
tiene miedo de las iniciativas, pero, si es necesario, es capaz de dirigir un asunto con
mucha decisión y economía pues no carece de voluntad cuando se trata de llegar a sus
fines, aunque sabe evitar los desacuerdos. Por amor de su tranquilidad perdona con
facilidad pero le cuesta reconocer sus errores y puede mostrarse realmente de mala fe. Es cambiante y fantasiosa. Sus
amores son agitados y superficiales y aporta al casamiento una gran desenvoltura. Para tener éxito, debe corregir una
cierta propensión a la inestabilidad y la excentricidad. Es bueno que llueva el día de su nacimiento.

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EL MONO nació bajo el signo de la fantasía. Todo su comportamiento se funda en un
vivo complejo de superioridad.
Aprecia el humor, raramente a costa suya. Le gusta todo lo que se agita y se mueve y
puede crear discordias a voluntad. Vivo, activo, ágil, le gusta la discusión, la lucha, la
competencia. Muy personal, es sin embargo hábil y diplomático gracias a su espíritu
Inventivo y posee, si lo desea, una extrema habilidad. Le gusta pasar por caballeresco
para que hablen de él. Puede perder mucho tiempo en ocuparse de los otros. Le gusta
dárselas de guapo y se llena la boca de bellas palabras; no retrocede ante la mentira.
Tiene una cierta propensión a la deshonestidad que lo puede llevar lejos si no tiene
cuidado. Si se corrige puede tener un hermoso futuro, pues es inteligente. A menudo cultivado, muestra una gran sed de
conocimientos, cualidades que a menudo no aprovecha por falta de constancia. Se entusiasma fácilmente aunque es
demasiado lúcido para una pasión duradera y demasiado Inestable como para encontrar la felicidad. Conoce en su vida
momentos difíciles pero siempre cae parado, gracias a su extrema lucidez que es en el fondo su característica y su
cualidad dominante. Le seria benéfico nacer en verano.

EL GALLO nació bajo el signo de la franqueza. Su naturaleza es profundamente


honesta. Muy inteligente, puede ser un pensador; vivo, dotado de una excelente
memoria, sabe interesarse aunque le falte un poco de personalidad, le agrada parecer,
desgraciadamente, superior a los demás, le gustan las salidas y el boato y, en el fondo, es
muy vanidoso. Pero su brillo le garantizará el apoyo de gente importante. Generoso, es
capaz de mucha amistad. A fuerza de voluntad puede obtener el éxito, pero tiene que
domar su carácter inestable que pasa fácilmente por altibajos. Seguro de sí mismo pero
preocupado e inquieto. Si algo no va como a él le gusta, se inquieta tanto por los
pequeños detalles que a menudo olvida lo esencial. Si el Gallo nace en primavera su
carácter es menos fanfarrón.

La mujer de este signo es golosa, bastante reservada pero adora contar chismes. Le falta iniciativa.

EL PERRO nació bajo el signo de la lealtad pero también de la inquietud. Da una


extrema importancia al respeto de los ritos, tiene una gran honestidad y un profundo
sentido moral, por eso inspira confianza a sus mayores. Honesto, activo, trabajador,
puede tener éxito en el comercio; está rodeado de la estima general. Es un luchador,
inteligente y rápido en sus juicios. Obstinado, sabe también escuchar. Su intuición le hace
adivinar el peligro, pero como es un poco pesimista, tiene tendencia a exagerarlo, de ahí
su inquietud. Esta inquietud y su lucidez no lo dejan ser muy feliz en amor a pesar de su
carácter caluroso. Es ambicioso, gastador y de genio vivo. Si no sabe dominar su
inquietud, tiene pocas posibilidades de ser feliz en su vida. Si nace de noche, siempre
será inquieto.

Las mujeres de este signo tienen muchísima seducción pero son cambiantes y amantes del lujo. Un poco obstinadas, poco
pacientes, su destino puede mejorarse sólo si se corrigen.

EL CERDO nació bajo el signo de la honestidad. Incapaz de disimulo, va siempre


derecho a la meta. Su corazón es puro y sin mal1cia. Merece confianza pero se lo puede
engañar fácilmente. Escrupuloso, le gusta tomar solo sus iniciativas. No se preocupa del
prójimo, no es el Cerdo quien irá a beber con sus amigos, además, no soporta el vino. No
está hecho para la vida social. Su reputación no le importa en absoluto. Exteriormente
calmo y estable, es interiormente voluntarioso y obstinado. Le gusta el dinero aunque no
parezca. Le encanta discutir y a menudo es lengua larga. A menudo se equivoca y sus
argumentos son débiles. Crédulo y sin embargo receloso, está muy lejos de ser estúpido,
pero cede a veces sin combatir pues es tolerante y detesta las disputas. No le convendría

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nacer a principio de año.

Las mujeres de este signo son perezosas, desconfiadas y celosas y saben obtener lo que quieren de la gente. Para tener
éxito, deben corregir su carácter y su estrechez de espíritu.

Estas descripciones, hechas a grandes rasgos, son tradicionales e indican algunos tipos de caracteres que no existen nunca
en estado puro pues muchos otros elementos los modifican y completan, elementos que deben tenerse en cuenta si se
quiere establecer un verdadero horóscopo.

En los casos más importantes se completa a menudo el oráculo con la consulta a un médium poseído
por un ancestro o un genio titular ...

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CAPITULO VI

LAS VEINTIOCHO CONSTELACIONES ZODIACALES


CASAS LUNARES

Esencialmente utilizadas para indicar la posición de la Luna sobre la


eclíptica, las veintiocho Constelaciones indican los días fastos y nefastos,
dicho de otra manera, el factor diario de la suerte.

Según el almanaque chino, cada día está presidido por una Constelación. Estas, fastas o nefastas, indican el factor suerte
ligado a cada día, indicación que nadie toma a la tragedia. Designan las casas zodiacales que recorre la Luna durante una
revolución (al menos en teoría) y son veintiocho. Es evidente -veintiocho días hacen cuatro semanas que cada
Constelación vuelve siempre a un día fijo de la semana.

Comparando los datos que nos aportan con los que nos brinda el Agente ligado al binomio del día, podemos hacemos una
idea de la parte de suerte que nos da el Destino.

COMO ENCONTRAR LA CONSTELACION DE UN DIA DETERMINADO

El método es el mismo que se utiliza para encontrar el binomio del día (página 19). Una vez conocido el número de la
serie del día en el año y después de haber agregado la cifra correctora que figura en el cuadro siguiente, dividir por 28; el
resto -o 28 si no hay resto será el número de la Constelación.

*Para encontrar la Constelación de su día de nacimiento, agregue la cifra que figura en la columna de la derecha en la
misma línea que su año de nacimiento, a la cifra de la serie en el año que corresponde al día buscado (página 19), divida
por 28. No se olvide de agregar una unidad a partir del 29 de febrero de un año bisiesto.

46
LOS ORACULOS COTIDIANOS DE LAS VEINTIOCHO CONSTELACIONES

Estos oráculos constituyen el fundamento de los horóscopos cotidianos más detallados que dan los almanaques para cada
día del año. Son horóscopos tradicionales que reflejan la atmósfera de la China imperial en donde los exámenes de los
mandarines eran la única forma concebible de promoción social y en donde todo se subordinaba al destino de la célula
familiar. Así, los entierros y los casamientos son muy importantes, como también el inicio de un comercio, la
construcción de una casa (o toda otra actividad en sus inicios, tan capital para los chinos). Llegado el caso, es muy fácil
transponer estos datos. Como para todos los oráculos, mostrar un poco de reflexión y de concentración es la única manera
de poder penetrarlos y extraer una enseñanza de ellos. Finalmente, si un oráculo parece desfavorable, siempre es posible -
y los chinos no dejan de hacerlo- paliar los inconvenientes completándolo con otros elementos adivinatorios.

47
1 EL CUERNO, Júpiter, jueves fasto
«A quien construye en este día, esta Constelación dará gloria y prosperidad; los letrados podrán acceder a las
inmediaciones del trono del emperador. Las bodas en este día garantizan una numerosa posteridad. Pero
preparar una tumba o celebrar funerales provocaría un nuevo duelo.»

2 EL CUELLO, Venus, viernes nefasto


«No construir en este día, que el hijo mayor no tome la sucesión, que no se emprenda asunto alguno, pues en
diez días acontecería un desastre. Funerales y casamientos causarían muertes precoces y harían correr el riesgo
de dejar viudas en el hogar.»

3 LA RAIZ, Saturno, sábado nefasto


«Construir en este día sería bastante nefasto y celebrar casamientos traería calamidades sin fin. Los viajes en
barco encontrarían el naufragio. Y los funerales tendrían como consecuencia el empobrecimiento de la
descendencia.»

4 LA HABITACION, Sol, domingo fasto


«Construir en este día garantiza riqueza y prosperidad abundante: los Genios de la felicidad, de la longevidad,
de los honores, de la riqueza y de la gloria vienen a vuestro encuentro. Si se celebran funerales este día, los
mandarines ascenderán tres grados.»

5 EL CORAZON, Luna, lunes nefasto


«Construir en este día sería muy nefasto y todas las cosas irían a la ruina tarde o temprano. También los
entierros y casamientos se revelarían desastrosos y acarrearían tres años de calamidades reiteradas.»

6 LA COLA, Marte, martes fasto


«Construir en este día es asegurarse bendiciones y una numerosa progenie. Emprender un asunto o un
comercio, poner en agua un arrozal, garantizará prosperidad a la descendencia. Funerales y casamientos
provocarán el ennoblecimiento de la familia y la obtención de puestos en la Capital.»

7 EL CESTO, Mercurio, miércoles fasto


«Construir en este día implica una garantía de poder y el comienzo de toda empresa asegurará a la familia un
gran boato. Los casamientos y la reparación de las tumbas serán benéficos: los cofres desbordarán de oro y
dinero y los graneros de granos.»

8 EL CUCHARON, Júpiter, jueves fasto


«Construir en este día procuraría riqueza y suprema abundancia; arreglar una tumba o celebrar funerales daría
prosperidad a la descendencia. Abrir un establecimiento, poner en agua un arrozal garantizaría la
multiplicación del ganado. Un casamiento obtendría una felicidad segura.»

9 EL BUFALO, Venus, viernes nefasto


«Construir en este día sólo acarrearía peligros y calamidades, arrozales y criaderos de gusanos de seda no
traerían provecho alguno al amo apenado. Un casamiento o la abertura de un comercio verían llover las
dificultades y toda la riqueza ganadera sufriría las consecuencias.»

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10 LA MUJER, Saturno, sábado nefasto
«Construir en este día sería muy perjudicial para el encanto de las bellas mujeres y haría que los hermanos se
disputasen como lobos y tigres. Entierros o casamientos causarían la desaparición de la fortuna y obligaría a las
familias a expatriarse.»

11 EL VACIO, Sol, domingo nefasto


«Construir en este día sería una calamidad, muchachos y muchachas dormirían solos. En la familia soplaría un
viento de corrupción, de no respeto a los ritos, y las esposas de los hijos y de los nietos partirían a dormir en
otras camas.»

12 EL TECHO, Luna, lunes nefasto


«En este día no debe construirse nada grande, entierros y reparación de tumbas provocarían efusiones de
sangre. Abrir un comercio, regar un arrozal, causarían continuas desdichas y pleitos judiciales.»

13 LA CASA, Marte, martes fasto


«Construir en este día aportará el crecimiento del dominio y de la riqueza pecuniaria. Hijos y nietos conocerán
una carrera gloriosa. Todas las empresas aportarán riquezas y prosperidad a la morada; casamientos y funerales
alejarán las dificultades para siempre.»

14 LA PARED, Mercurio, miércoles fasto


«Construir en este día es extremadamente benéfico; los casamientos no traerán más que paz y felicidad. Los
funerales garantizarán riqueza y descendencia próspera. Comenzar una empresa o regar un arrozal asegurará la
descendencia.»

15 LAS PIERNAS, Júpiter, jueves nefasto


«Construir en este día sería muy fasto. La armonía y la prosperidad soplarían en la puerta de la morada
familiar. Pero enterrar en este día haría aparecer una muerte misteriosa; emprender un comercio y poner en
agua un arrozal sólo traerían calamidades.»

16 EL LAZO, Venus, viernes fasto


«Establecer columnas en este día equivale a construir en la puerta del Cielo; la familia hará acrecentar sus
riquezas y prosperar todas las cosas. Los casamientos en este día serán fecundos y los descendientes
encontrarán honores y promoción social.»

17 EL ESTOMAGO, Saturno, sábado fasto


«Para quien construye en este día, todo ocurre como sigue: soplará un viento de riqueza y de gloria preciosa y
florecerán innumerables felicidades. Los funerales acarrearán promociones sociales y los casamientos harán
florecer la armonía más completa.»

18 LOS LUMINOSOS, Sol, domingo nefasto


«Construir en este día equivaldría a soltar el búfalo en el arrozal. Los funerales aportarían incesantes
problemas, emprender una realización traería seguramente una seguidilla de calamidades y los casamientos
solamente engendrarían tristezas.»

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19 LA RED, Luna, lunes fasto
«Construir en este día aporta la luz. Arrozales y criaderos de gusanos de seda conocerán años de abundancia.
La suerte y la bendición llegarán a vuestra puerta. Casamientos y funerales procurarán una longevidad
renovada.»

20 LA TORTUGA. Marte, martes nefasto


«Construir en este día acarrearía pleitos. Celebrad funerales y pronto la casa se desmoronará: de ello
resultarán por lo menos tres decesos y las reservas de provisiones y de dinero se agotarán.»

21 LOS TRES ASOCIADOS, Mercurio, miércoles fasto


«Construir en este día procurará una prosperidad muy grande. La estrella del Letrado aportará la luz. Con
felices auspicios se regará el arrozal, se emprenderá un comercio. Pero funerales y casamientos quebrarían a la
familia.»

22 LOS POZOS, Júpiter, Jueves fasto


«Construir en este día hará prosperar arrozales y criaderos de gusanos de seda. En la lista de oro el nombre
será el primero. En caso de funerales, cuidado con las muertes por miedo. Toda empresa procurará dinero y
numerosos herederos.»

23 EL GENIO, Venus, viernes nefasto


«Bajo esta estrella nefasta, construir causaría desapariciones y en el umbral no habría amo. Celebrar funerales
procuraría ascensos. Pero un casamiento vería a la mujer sola en la cámara nupcial.»

24 EL SAUCE, Saturno, sábado nefasto


«Construir en este día traería problemas ante los tribunales; catástrofes y ladrones pondrían la casa en peligro.
Funerales y casamientos serían el preludio a una seguidilla de desdichas.»

25 LA ESTRELLA, Sol, domingo nefasto


«Este día es bueno para construir casas; prosperidad y ascensos conducirían hasta los pies del emperador. Pero
celebrar funerales o regar haría que la esposa abandone su hogar para buscar otro hombre.»

26 EL “CARRELET”,* Luna, lunes fasto


«En este día, si se construye una casa de pisos, todos los descendientes mandarines se acercarán al emperador.
Celebrar funerales, poner los arrozales en agua, traerá dinero y riquezas. Los casamientos serán fuente de
armonía y de felicidad sin discontinuidad.»

27 LAS ALAS, Marte, martes nefasto


«Hay que evitar la construcción de casas elevadas pues esto causaría la muerte prematura de todos los señores
de la morada. Casamientos y funerales no aportarían prosperidad y las jóvenes se irían de sus casas para correr
detrás de los muchachos.»

28 EL CARRO, Mercurio, miércoles fasto


«Construir bajo este auspicio trae ascenso; un casamiento recibirá la bendición del emperador. Celebrar
funerales hará resplandecer la estrella del Letrado. Y la prosperidad será como un montículo de oro y una
montaña de jade.»

*Red pequeña para pescar camarones. (N. de la T.)


50
CAPITULO VII

EL CANTO DE LAS CUATRO ESTACIONES


Este popular canto de la China
indica, según las estaciones, el coeficiente de suerte
que corresponde a cada hora, dicho de otra manera,
el factor horario de la suerte.

Este canto tradicional, o más exactamente, estos trozos rimados que se encuentran en todos los almanaques chinos indican
la suerte de la hora de nacimiento teniendo en cuenta únicamente el signo duodenario. Estos doce signos se ubican en las
diversas partes del cuerpo de cuatro figurillas (una por estación) que representan al mítico emperador Huang-ti, «El
Emperador Amarillo».

Según las estaciones, difiere la parte del cuerpo en donde se encuentra el signo. No olvidemos que en la China las
estaciones comienzan y terminan un mes y medio antes que las nuestras. Es decir, la
primavera comienza hacia el 4 de febrero, el verano hacia el 6 de mayo, el otoño hacia el 8
de agosto, el invierno hacia el 8 de noviembre. Conocida su estación, debe simplemente
encontrar en la figurilla que la representa, el lugar en dónde se encuentra su signo.

Las estaciones están simbolizadas por flores: la peonía simboliza la primavera, el loto el verano, el
crisantemo el otoño y el ciruelo –a la derecha- el invierno.

51
Estas localizaciones de los caracteres duodenarios (Ramas terrestres) provienen de un antiguo librito del que han sido extraídas
estas imágenes; las localizaciones que se encuentran corrientemente en los almanaques actuales son un poco diferentes, las
indico a continuación para quienes pudiesen preferirlas.

TRADUCCION DE LOS TROZOS RIMADOS QUE EXPLICAN LOS DIBUJOS

He indicado dos tradiciones diferentes con respecto a la posición de los signos sobre el cuerpo del augusto emperador; la
canción correspondiente a estos dibujos no varía. He aquí el oráculo en función de esta posición, es decir, según el signo
duodenario se encuentre ubicado:

Sobre la cabeza del Emperador Amarillo- Toda la vida de la persona a quien se le hace el horóscopo se desarrollará sin
preocupaciones aunque se trate de alguien de origen modesto: conocerá la suerte y la fortuna. Podrá pretender a los más
altos cargos en el mandarinato. Las mujeres de este signo son de temperamento muy estable y pueden hacer un buen
casamiento.

Sobre los hombros- Toda su vida esperará la suerte. A veces hacia la madurez y sobre todo en la vejez su destino puede
mejorarse. Si no cuenta con los demás y no se desalienta en la dificultad, puede vencer la suerte, pero son sobre todo sus
hijos quienes conocerán una suerte mejor.

Sobre el vientre- Gozará de una vida simple pero suficiente, puede llegar a ser mandarín civil o militar. Si ama las artes y
la música, puede alcanzar la celebridad en la madurez. Tal vez entonces se vuelva rico. Su felicidad y su gloria
aumentarán con los años.
52
Sobre una mano- El comercio será la fuente de su fortuna y su condición de vida podrá mejorarse mucho si acepta
expatriarse: su familia entonces se beneficiará abundantemente. Tal vez los comienzos de su existencia sean modestos,
pero hay grandes posibilidades para que vea afluir riquezas de todas partes hacia el final de su vida.

Sobre el sexo- Garantía de riquezas y tesoros. En la madurez podrá alcanzar una posición social muy importante, hecho
que aumentará en la vejez transformando su casa. Ningún destino es demasiado elevado. Su fortuna irá hacia sus
descendientes que serán ricos y obtendrán puestos de responsabilidad.

Sobre las rodillas- Su labor y sus esfuerzos no producirán frutos. Sin estar desprovisto de todo, su vida será una búsqueda
siempre insatisfecha. Está condenado a avanzar sin parar, sin embargo a veces, al final de la ruta, conocerá un poco de
descanso.

Sobre un pie- Más hubiera valido que se hubiese hecho bonzo. Necesita una vida tranquila y solamente puede encontrar la
felicidad en la renuncia. Pero debe evitar permanecer en la casa de sus ancestros. En las montañas salvajes, lejos de su
país natal, encontrará la paz. El hombre tendrá dos primeras esposas, la mujer dos maridos.

A manera de conclusión

Todos estos ejemplos son característicos de los oráculos-chinos, llenos de inspiración y de humor populares. Deben ser
tomados -como fueron escritos- con cierto humor para tratar de retirar de ellos la enseñanza que se adapta a nuestro caso.

Jamás un chino considera que un horóscopo es definitivo, sino que trata, dentro de lo posible, de completarlo de todas las
maneras; luego hay que dejar que se decante y guardar únicamente los elementos convergentes y significativos para
nosotros.

En lo que se refiere a las menciones «fasto» y «nefasto», me he conformado a las indicaciones que figuran
tradicionalmente en los calendarios, aunque a menudo parecieran no tener más que un alcance relativo.

En la óptica que hemos adoptado, sabemos que cada elemento de un horóscopo constituye solamente una faceta cuya
reunión permitirá llegar a una visión de conjunto. Un elemento de horóscopo no tiene significación alguna si se lo
considera de manera aislada, sólo adquiere valor en su relación con el todo.

53
CAPITULO VIII

HOROSCOPOS CHINOS Y RELACIONES HUMANAS

Es bastante raro que los chinos se hagan hacer un horóscopo


por un motivo de curiosidad sobre su futuro personal;
muy a menudo es para compararlo con el de un tercero
cuando se proyecta una asociación.

Es raro que un chino se haga hacer un horóscopo con un objetivo de interés personal, para conocer su propio Destino. Los
horóscopos que se hacen en la más tierna edad tienen la perspectiva de situar al niño en su medio familiar para prever
cómo se integrará.

Los chinos siempre le han otorgado una gran importancia a la vida social: el interés de la familia prevalece sobre el del
individuo, también es muy importante que las relaciones entre las personas sean armoniosas y sobre todo que no se
desarrollen en perjuicio del conjunto. Esto es cierto para un casamiento, para una asociación de negocios, etcétera. El
horóscopo individual se utiliza sobre todo para compararlo con el de un tercero. Dicha comparación requiere discreción y
prudencia, por eso siempre hace falta una celestina para un casamiento y un intermediario para poner en contacto a dos
futuros asociados. Se beneficia de esta manera de una opinión autorizada y, si el acuerdo es imposible, las apariencias
estarán a salvo, hecho que se considera capital.

Pero no olvidemos que la adivinación es por naturaleza un acto esencialmente religioso, y muy a menudo los consultantes,
cuando la materia es de importancia, completan la interpretación del horóscopo con una visita a la pagoda. Un miembro
de la familia, generalmente mujer, es la delegada para ir a consultar a los oráculos o solicitar la opinión de los expertos
que pululan en los vestíbulos de los templos. Sin embargo no hay que mezclar cortesía y utilidad, por esta razón sería muy
inoportuno consultar la suerte el día de Año Nuevo o de la fiesta del Genio Tutelar, porque en esta ocasión una visita sólo
puede hacerse por pura cortesía.

Si no se quiere entrar en detalles, se pueden comparar de una manera más breve los Agentes dominantes o los Animales
zodiacales de las personas involucradas.

RELACIONES ENTRE LOS AGENTES DOMINANTES

La comparación del Agente dominante (el que está ligado al binomio anual) de dos personas es un medio muy Importante
para evaluar las posibilidades de entendimiento que existen entre ellas. La lista siguiente (hay centenas de este tipo) es
divertida, da además un excelente ejemplo de la manera en que los chinos comprenden las relaciones de los diferentes
Agentes. Finalmente completa y precisa el cuadro de las relaciones entre los Animales que veremos más adelante. El
Agente que se utiliza aquí como característica del temperamento es el que se asocia al binomio del año.

N.B.- El término «a contracorriente», que utilizaremos varias veces, según el texto chino, indica que los Agentes están ubicados en un
orden inverso al orden normal de generación: Madera-Fuego-Tierra-Metal-Agua-Madera, etcétera. En el caso de una asociación, el
jefe está representado por el hombre, el asociado por la esposa.

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Hombre Madera-Mujer Madera: Cuando el viento llega al bosque rompe la madera. La pareja conocerá perpetuas
disputas, los niños serán difíciles de educar y se corre el riesgo de que no haya armonía entre ellos.

Hombre Madera-Mujer Fuego: La Madera engendra el Fuego. Si se evitan los temas de contradicción, la armonía puede
establecerse a pesar de algunas disputas ocasionales, y. con un poco de paciencia, llega la felicidad. Hasta el Búfalo y el
Caballo, que tienen la reputación de ser incompatibles, pueden llegar a entenderse en este caso. Longevidad, progenie
respetuosa y próspera.

Hombre Madera-Mujer Tierra: La Madera domina la Tierra, después de la flor viene el fruto. Buena comprensión entre
los esposos, dineros y tesoros llenan el granero. Pocos hijos. Sería conveniente que se dedicaran a las obras de caridad y
que vivieran piadosamente.

Hombre Madera-Mujer Metal: El Metal destruye la Madera, por eso el hombre tendrá tendencia a no quedarse en el
hogar. Si prepara cuidadosamente sus viajes y se muestra caritativo, los esposos conocerán la prosperidad. Dos o tres
hijos.

Hombre Madera-Mujer Agua: Relación a contracorriente: el Agua engendra la Madera. Será necesario mucho empeño
en el trabajo para llegar a conocer la prosperidad. Elegir de preferencia la agricultura. Tres a cinco hijos.

Hombre Fuego-Mujer Madera: Relación a contracorriente, por lo tanto hay una mitad fasta. Si la mujer es demasiado
fuerte, el marido corre el riesgo de volverse demasiado débil y morir. Sin embargo la familia puede volverse próspera y
célebre y los esposos, si se tienen confianza mutua, lograrán una gran intimidad. Dos o tres hijos.

Hombre Fuego-Mujer Fuego: Relación que puede volverse violenta, y, si no tienen cuidado, los esposos verán que el
hogar se convierte en un centro de perpetuas tempestades. Sin embargo, si uno de los dos acepta ceder, lo peor será
evitado. Podrán entonces tener hijos bien educados.

Hombre Fuego-Mujer Tierra: Como el Fuego engendra la Tierra, es ésta una de las relaciones más fastas. La pareja será
feliz y tendrá la longevidad de los pinos del Monte del Sur. Ambos esposos serán muy eficaces y llenarán de tesoros su
morada. Tendrán una numerosa descendencia.

Hombre Fuego-Mujer Metal: El Fuego es nefasto para el Metal. En esta unión la mujer es superior a su marido. Tendrán
disputas que, si la mujer no hace concesiones, podrán engendrar una seria discordia. Al término de sus vidas, corren el
riesgo de carecer de dinero. Si tienen hijos, deben casarse con mujeres fuertes.

Hombre Fuego-Mujer Agua: Agua y Fuego forman una unión desfavorable. Los esposos no pueden lograr un buen
entendimiento. Son mutuamente celosos y el marido tiene miedo de su mujer. La pobreza puede aparecer. Tres hijos.

Hombre Tierra-Mujer Madera: La Tierra está arriba, la Madera abajo, la coyuntura es nefasta. No habrá armonía en la
casa sino muchas histonas y peleas. El dinero disminuirá y se corre el riesgo de carecer de él. Muchos hijos pero mal
criados.

Hombre Tierra-Mujer Fuego: Moderadamente fasto por tratarse de una relación a contracorriente. Se necesitará mucha
calidad humana. Pero la familia no conocerá ni miseria ni dificultades serias. Los esposos se amarán tiernamente. Los
hijos mostrarán un espíritu filial.

Hombre Tierra-Mujer Tierra Muy armonioso para la comprensión y los sentimientos. Vida fácil al principio, que con el
tiempo se vuelve penosa y laboriosa. Si los esposos no quieren ser azotados por la enfermedad, deben mostrarse
caritativos y piadosos. Los hijos no seguirán la tradición familiar.

55
Hombre Tierra-Mujer Metal: La Tierra produce el oro (el Metal por excelencia), dinero y riqueza vendrán a este
hombre de suerte. Vivirá en la prosperidad y el confort, rodeado de mucho personal. Familia numerosa, mujer cariñosa,
todo es excelente.

Hombre Tierra-Mujer Agua: Nefasto, sobre todo si la mujer se deja influenciar por el hombre. A un comienzo glorioso
sucederá la miseria. La virtud es sumamente necesaria si se quiere tener una vejez apacible y feliz. Los hijos carecerán de
afecto.

Hombre Metal-Mujer Madera: El Metal causa daño a la Madera, se trata entonces de una unión nefasta. Comienzo en la
vida muy difícil, pudiéndose mejorar luego. Dificultades de salud, especialmente para los dos o tres hijos. Un poco de
religión sería útil.

Hombre Metal-Mujer Fuego: Negativo, nada de lo que emprendan saldrá a su gusto. Durante toda la vida conocerán
dificultades domésticas y enfermedades. Podrían tener hijos retardados. Para enderezar un poco la situación, deben
dedicarse a obras caritativas.

Hombre Metal-Mujer Tierra: A contracorriente. La mujer lleva los pantalones y desprecia a su marido. El dinero será
difícil de conservar. Habrá que tener cuidado y contarlo. Los hijos, en cambio, han de prosperar.

Hombre Metal-Mujer Metal: Peligroso: luchas incesantes. Después de un buen comienzo, la situación se deteriorará
cada vez más. La mujer, a menudo enferma, corre el riesgo de volverse una santurrona. Tres hijos.

Hombre Metal-Mujer Agua: Sumamente próspero pues el Metal engendra el Agua. Todo lo que el hombre toque se
transformará en oro. Todos los deseos de la pareja se realizarán. Longevidad y prosperidad garantizadas. Cinco o seis
hijos.

Hombre Agua-Mujer Madera: El Agua engendra la Madera, el dinero corre naturalmente. Pero de la facilidad puede
surgir una vida corrupta. Si se tiene cuidado, la vida será larga y tranquila.

Hombre Agua-Mujer Fuego: Coyuntura francamente nefasta, los esposos pueden destruirse mutuamente. Nada funciona
y la familia no conocerá nunca la paz. El marido tendrá una corta vida. Tres a cinco hijos.

Hombre Agua-Mujer Tierra: A contracorriente, poco fasto. La enfermedad no abandona el hogar. Se carece de todo tipo
de bienes, las preocupaciones son numerosas las disputas frecuentes. Habría que corregir las malas intenciones. Tres o
cuatro hijos.

Hombre Agua-Mujer Metal: Muy fasto: sobre el Agua se amasa el oro. Afluyen las riquezas a la casa, la pareja está
rodeada de amigos. Si los esposos se tienen confianza, la prosperidad aumentará más aún. Muchos hijos.

Hombre Agua-Mujer Agua: Exceso de agua indica incertidumbre. Aunque son inteligentes y capaces, sus negocios no
son muy seguros. Los esposos no siempre están de acuerdo. A pesar de un gran trabajo, la familia permanece pobre. Cinco
hijos sin piedad filial.

Quise conservar el contenido original de este texto aunque los elementos de la


felicidad para los chinos -muchos hijos, mujer sumisa. etc., no concuerdan
necesariamente con los de un europeo de nuestra época. La transposición es bastante
fácil. También conservé la pequeña nota moralizadora, bastante rara en los
horóscopos, pero que muestra bien que el libre albedrío es para los chinos el
elemento preponderante de nuestro Destino.

56
RELACIONES ENTRE LOS DOCE ANIMALES

La comparación entre los Animales


es, en la mayoría de los casos, una ilustración
de las armonías y oposiciones
que existen entre los signos duodenarios.

No me parece necesario extenderme mucho aquí pues numerosas obras han tratado este tema. Muy a menudo se trata
solamente de la traducción en lenguaje popular de la oposición o del acuerdo que existe entre los signos duodenarios
(capítulo II) con los que se identifican los doce Animales. Además debe desconfiarse de las interpretaciones demasiado
fáciles que estas imágenes pueden inspirar.

Recordemos que el diagnóstico es demasiado sucinto si no se lo completa con el estudio de los Agentes dominantes que
acabamos de estudiar: según el año de su nacimiento, una Rata podrá ser Metal (grupo 1, 1924), Agua (13, 1936), Fuego
(25, 1948), Tierra (37, 1960) o Madera (49, 1912, 1972); mientras que un Dragón será Madera (5, 1928), Metal (17,
1940), Agua (29, 1952), Fuego (41, 1964) o Tierra (53, 1916, 1976), lo que puede modificar totalmente un posible
entendimiento. Esto equivale para los otros Animales: las afinidades pueden no ser tan completas como parecen ni las
oposiciones tan absolutas.

AFINIDADES Y OPOSICIONES ENTRE LOS DOCE ANIMALES

1. La Rata - Se entiende muy bien con el Dragón, en amor es su mejor pareja posible, sobre todo si el Dragón es la mujer;
también se entiende con el Mono, aunque corre el riesgo de no ser correspondida. No puede entenderse con el Caballo,
que la detesta, ni con la Liebre.

2. El Búfalo - Unión ideal con el Gallo, buen entendimiento con la Serpiente o tal vez con la Rata, si esta última está
realmente enamorada. El Mono lo seduce, pero debe evitarlo, como también a la Cabra, el Tigre y el Caballo.

3. El Tigre - Buen entendimiento con el Caballo y el Perro y relación tempestuosa con el Dragón. No debe asociarse ni
con la Serpiente ni con el Búfalo, también debe desconfiar del Mono, muy vivo, y de la Liebre. Dos Tigres no pueden
llevarse bien. Algunos desaconsejan la Cabra al Tigre, pero me parece que se trata de un simbolismo un poco fácil.

4. La Liebre - Todo va bien con la Cabra y el Perro; el Cerdo tendrá una buena influencia sobre su moral. Ningún
entendimiento con el Gallo, la Rata y menos aún con el Tigre. El Dragón la domina.

5. El Dragón - El Dragón se entiende bien con la Rata, que está enamorada de él, con el Gallo y el Mono (es el más fuerte
de los dos). El hombre Dragón es atraído por la mujer Serpiente. Ningún entendimiento con el Tigre, la Liebre y menos
aún con el Perro.

6. La Serpiente - Feliz con el Gallo y con el Búfalo si éste la domina. No se entiende ni con el Tigre ni con el Cerdo; dos
Serpientes no pueden vivir juntas.

7. El Caballo - Debe buscar la compañía de la Cabra cómplice, del Tigre y el Perro. Pero que se cuide de la Rata, el Mono
y el Búfalo. Dos Caballos no pueden cohabitar.
57
8. La Cabra - Se entiende bien con la Liebre, el Cerdo y el Caballo que la toman como es. No puede entenderse ni con el
Búfalo ni con el Perro.

9. El Mono - El Mono tiene relaciones difíciles. Si el Dragón y la Rata pueden llegar a entenderse con él, no sucede así ni
con el Tigre ni con el Caballo.

10. El Gallo - Feliz con el Búfalo y con la Serpiente pero sobre todo con el Dragón. Nada en común con la Liebre, poco
entendimiento con el Perro. Dos Gallos no pueden vivir bajo el mismo techo.

11. El Perro - Buen entendimiento con la Liebre, el Caballo o el Tigre. Ninguna posibilidad con el Dragón, la Rata o la
Cabra.

12. El Cerdo - Puede encontrar la felicidad con la Cabra o el Tigre, que lo sostendrá, pero encontrará la paz especialmente
con la Liebre. Ningún acuerdo posible ni con la Serpiente ni con el Gallo.

HOROSCOPO Y FUTURO

El objetivo del horóscopo no es tanto adivinar lo que va a


ocurrir sino prever lo que conviene hacer.

Evidentemente los chinos, como todos los seres humanos, se preguntan lo que les depara el futuro; sin embargo siempre
me pareció que la mayoría de ellos tenían –mucho más que los occidentales- una tendencia a tomar la vida como viene y a
aceptar lo inevitable. Lejos de ser resignación, se trata de una forma profunda de sentido común.

A la mayoría de ellos le parecería presuntuoso, casi una falta de piedad, interrogar la suerte para su beneficio personal. Le
que se busca no es tanto el conocimiento del futuro sino una dirección para la acción. Desde la más lejana Antigüedad los
chinos han consultado sobre lo que había que hacer, y no sobre lo que iba a pasar.

Es característico que los oráculos se encuentren a menudo en condicional: si se casa usted tal día, entonces... dejando la
puerta abierta a una escapatoria; esta creencia de que siempre hay un medio para arreglar las cosas es lo que más me
impresiona en su mentalidad: la tendencia a no aceptar ninguna derrota como algo definitivo se encuentra en las antípodas
del fatalismo.

El método más simple para saber lo que conviene hacer es consultar el almanaque, en el que se encuentran en detalle los
días y las horas fastas o nefastas y propicios para tal o cual actividad. Les chinos otorgan una particular importancia al
hecho de que el comienzo de toda acción importante se haga en las mejores condiciones. Le que sabemos de nuestro tema
horoscópico nos permite además encontrar precisiones suplementarias para nuestro uso. Si no tenemos almanaque,
podemos saber fácilmente, calculando los signos de un año, de un mes, de un día o de una hora si nos son propicios: por el
juego de simpatías o antipatías que existen entre nuestros signos y los de un momento preciso, como también entre los
Agentes y los Animales.

La astrología china que estudia las leyes que rigen el Universo tiene fundamentos bastante diferentes de la astrología
llamada genetlíaca (que estudia el Destino de los particulares): su examen superaría nuestro propósito, pero doy un breve
resumen en el capítulo XVIII.

Notemos, a manera de ejemplo, que serán fastos los años cuyos Animales concuerdan con el de nuestro año de nacimiento
o son idénticos a él (salvo el Caballo y tal vez el Gallo para quienes el año de su animal zodiacal no es favorable);
nefastos aquellos marcados por un Animal antagonista; los otros son neutros.

De la misma manera. se estimarán más fastos los años regidos por el Agente ligado a nuestro binomio anual o el que le
precede (pues engendra), nefastos aquellos que están regidos por un Agente que domina al nuestro; los otros son neutros.
58
CAPÍTULO IX

APLICACION DEL METODO

Esta primera parte constituye un todo en sí misma;


ha sido concebida para permitir que alguien
que no tiene ninguna formaci6n especial
pueda establecer fácilmente su horóscopo a la manera china.

Dejando para la segunda parte los textos más técnicos y la erudición, esta primera parte pretendió ser simple, fácil de
asimilar por constituir un todo en sí misma. Por eso me ha parecido que a manera de conclusión sería útil dar ahora un
panorama sintético del método y un ejemplo concreto de su aplicación.

Pensando en todos aquellos que podrían sentirse desalentados ante una exposición de erudición sinológica, me he
esforzado en no recurrir a términos chinos. No pude evitar escribirlos en los cuadros -para no tener que repetirlos en la
segunda parte- pero dichos cuadros pueden ser utilizados sin referirse a los caracteres. También hemos expuesto la visión
china del Mundo solamente en la medida en que era esencial para comprender el espíritu del método.

ALGUNAS OBSERVACIONES IMPORTANTES

Reúno aquí algunas observaciones hechas en los capítulos anteriores que me


parecen importantes de recordar antes de concluir.

Importancia del comienzo


Los chinos comparten con muchos otros pueblos la creencia según la cual el éxito y el cumplimiento de una acción
dependen de la manera en que ésta comienza. Por eso la adivinación tiene como objetivo principal encontrar el mejor
momento para lanzarse a una empresa y debe utilizarse antes de emprender todo asunto serio. De allí viene la importancia
que se le otorga a las fiestas de fin de Año, al primer día de la primera Luna del año (el Têt de los vietnamitas); su
desarrollo sin fallas condiciona todo el año que sigue. El establecimiento y la consulta de un horóscopo son operaciones
serias que deben rodearse de respeto.

Cada momento conoce crecimiento y decadencia


En la naturaleza, todo fenómeno alcanza un punto culminante después de un periodo de crecimiento, luego viene la
decadencia. A imagen de la luz del día, de la evolución de las estaciones, de las fases de la Luna, toda vida conoce
crecimiento, madurez, vejez.

De la misma manera, un momento alcanza solamente su plena eficacia en su punto culminante: la influencia de la Luna es
creciente hasta la Luna llena, luego disminuye hasta volverse casi nula con la Luna nueva. Por esta razón, considerando
solsticios y equinoccios como el punto culminante de las estaciones, los chinos hacen comenzar a éstas un mes y medio
antes de estas fechas, así como los meses astrológicos comienzan quince días antes de nuestros signos del Zodíaco;
finalmente las horas (cada una vale dos nuestras) comienzan con lo que para nosotros es una hora impar, por ejemplo,
once horas para la séptima hora china, y tienen su influjo máximo cuando para nosotros corresponde a una hora par,
mediodía en este caso.

Tal vez sea oportuno tener en cuenta este hecho en la importancia que se dará a cada binomio del horóscopo.

59
EL ESTABLECIMIENTO DEL TEMA

A pesar de que al principio parezca desconcertante por su extrañeza,


su cálculo es infinitamente más simple que las operaciones
que se requieren para hacer uno de nuestros temas astrológicos.

Los datos esenciales

a) El descubrimiento de los cuatro binomios. Estos cuatro binomios, llamados por los chinos «las cuatro Columnas del
Destino», son el elemento esencial en el que se funda todo horóscopo. Su cálculo es sumamente simple (capítulo primero).

Antes de establecerlos, debe elegirse entre el calendario lunar (conocido más generalmente) y el calendario astrológico
(preferido por los especialistas).

Según la solución que adoptemos, la fecha del Nuevo Año puede ser diferente y el binomio anual cambiará según el caso
para un individuo nacido entre el 21 de enero y el 20 de febrero; el binomio mensual también podrá ser diferente.

Finalmente, el binomio horario es diferente según se considere solamente el meridiano del lugar de nacimiento, o
siguiendo el ejemplo de los astrólogos chinos, se convierta la hora en hora de Pekín.

Por mi parte -ya lo explicaré luego- prefiero utilizar el calendario astrológico y convertir la hora en hora de Pekín.

La comparación de estos cuatro binomios (capítulo II) y su valor Yin o Yang nos permiten definir los primeros aspectos de
este horóscopo.

b) El descubrimiento de los ocho signos. Los binomios contienen los ocho signos que debemos estudiar ahora (capítulo
II). Su relación nos permite descubrir una segunda serie de aspectos del tema, que da ahora un importante panorama de la
personalidad.

Según las simpatías y antipatías que existen entre ellos (es principalmente el caso de los signos duodenarios), los cuatro
binomios se reúnen o se oponen, dando la imagen de una personalidad compleja, llena de contradicciones, o, por el
contrario, simple y entera. Tengo tendencia a considerar (se trata de una opinión personal) al binomio anual como
correspondiente a la personalidad aparente, social, mientras que el binomio horario expresa el yo profundo, íntimo,
secreto. Los dos otros binomios padecen la atracción de uno u otro de estos polos.

c) Los Agentes asociados a los binomios y a los signos. Estos Agentes son las fuerzas que constituyen la personalidad, la
clave esencial de ésta (capítulos III y IV). Incluso los acupuntores consideran que por su relación con los diferentes
órganos, también son la clave del temperamento y del equilibrio fisiológico. El Agente asociado al binomio del año tiene
una importancia capital para definir una personalidad; asociado al Agente del binomio del mes, define el destino.

N.B.- Con estos datos poseemos los elementos esenciales del horóscopo, con los que se conforman la mayoría de los adivinos chinos.
También representan el fundamento esencial cuando quiere procederse a la comparación de dos horóscopos.

Los datos secundarios


Como en un cuadro en el que ya se han dibujado las masas, se pueden agregar algunos toques de color para aumentar el
relieve. Existe para ello un número considerable de métodos, me limito aquí a evocar los más conocidos.

a) Los doce Animales, práctica muy popular y universalmente conocida: los profesionales desconfían porque se pueden
prestar a asimilaciones un poco fáciles (capítulo V). Ligados esencialmente al año, asociados a las horas, pueden aportar
un útil complemento al horóscopo.

60
b) Las Constelaciones, que indican la suerte en función de un día dado; de manera accesoria, permiten conocer el día de la
semana (capítulo VI).

c) El Canto de las cuatro estaciones, que indica la suerte en función de la estación y de la hora de nacimiento (capítulo
VII).

d) Las fases de la Luna. A menudo los chinos consideran que influyen en el dinamismo de un Individuo: como los meses
lunares son la base del calendario lunar, es fácil encontrar (cuadros páginas 14-15) la fase de la luna correspondiente.

Todos estos datos nos han permitido ubicar los aspectos del tema estudiado o compararlos con otros temas (capítulo VIII),
no nos queda más que interpretarlos.

INTERPRETACION DEL HOROSCOPO

Es la parte más apasionante pero también la


más difícil, pues es imposible resumirla en fórmulas.

Un poco a la manera de un aficionado de la pintura o de un crítico de arte frente a un cuadro, una vez que posee todos los
elementos, el intérprete debe utilizar su intuición. Será muy distinta según las personas y no puede darse ninguna regla
fija. A veces una reflexión renovada y más profunda hará descubrir nuevos detalles. En esta materia, el único criterio es la
calidad del resultado obtenido y ningún método debe rechazarse en principio.

A manera de ejemplo, me parece útil presentar ahora dos horóscopos, de una manera sucinta, indicando los sitios que
deben explorarse, sin pretender trazar retratos acabados.

Horóscopo de una mujer nacida en Londres el 10 de agosto de 1948 a las 11.15 hs.

1. Establecimiento del tema

a) Primera operación, encontrar los cuatro binomios (capítulo primero)

- del año (p. 12) es el veinticinco B Yang


- del mes (p. 13) es el cincuenta y siete A Yang (lunación o período)
- del día (p. 19) es el cuarto C Yin
- de la hora (p. 20) es la cuarenta y siete C Yang (hora de Pekín)

b) Segunda operación, encontrar los ocho signos (capítulo II)

- del año 5 I
- del mes 7 IX
- del día 4 IV
- de la hora 7 XI

c) Tercera operación, encontrar los Agentes (capítulo IV)


(binomio) (signo denario) (signo duodenario
- del año Fuego Tierra Agua
- del mes Madera Metal Metal
- del día Fuego Fuego Madera
- de la hora Metal Metal Tierra

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d) Cuarta operación, encontrar el Animal {capítulo V)

- del año 1948 la RATA


- de la hora (undécima hora china) el PERRO

e) Quinta operación, encontrar la Constelación del día de nacimiento (capítulo VI)

- sexta Constelación, la COLA, que cae un martes, fasto.

f) Sexta operación, encontrar la suerte de la hora de nacimiento (capítulo VII)

Teniendo en cuenta la estación, hay que encontrar en qué parte del cuerpo del emperador se encuentra el signo duodenario
de la hora de nacimiento. Es el signo XI (hsiu). Según la concepción china, el 10 de agosto cae a principios del otoño y el
signo se encuentra ubicado sobre la rodilla derecha.

g) Séptima operación, encontrar la fase de la Luna (página 14)

En ese año, la Luna Nueva cayó el 5 de agosto, el nacimiento se sitúa entonces en el primer cuarto, luna creciente.

2. Estudio de los «aspectos» del tema astrológico

Es la parte más Importante pues nos da el armazón de todo el horóscopo. Es una operación análoga, aunque más simple, al
establecimiento de un tema astral. Si se lo considera útil, se pueden ubicar perfectamente los dalos del tema sobre círculos
inspirados en los diagramas dados en los capítulos 1 y II.

Proporción de Yin y de Yang. Es de tres Yang por un Yin. Esto es un poco excesivo para una mujer y parece indicar una
cierta falta de femineidad en el comportamiento: sobre todo que en este caso, corno ya lo veremos, el Yin correspondiente
al día parece pertenecer al yo íntimo más que al yo social. Sin embargo, el equilibrio está restablecido en parte porque el
Animal del año es Yin corno también el de la hora.

Relación entre los signos. Ninguna oposición entre ellos: es importante observar en cambio que los signos duodenarios
del año y del mes tienen una afinidad, mientras que los signos duodenarios del día y de la hora están en simpatía, lo que
me parece indicar un temperamento dividido también entre su yo exterior y social (año y mes) y su yo intimo y profundo
(día y hora): sin que exista una timidez excesiva, el yo profundo no debe revelarse fácilmente. Carácter equilibrado,
reservado y seguro de sí.

Los cuatro binomios. Se los puede estudiar en detalle según la manera indicada en el capítulo IV. Nada notable en las
relaciones entre ellos pues, aunque hay uno solo fuerte (A), ninguno de los otros tres (B, C, C) es verdaderamente débil.
El análisis del papel de los Agentes se retorna a continuación (en el análisis detallado del carácter), sería demasiado largo
estudiarlos aquí.

Los cinco Agentes. Están presentes en este tema, lo que es excelente porque da una base firme para el desarrollo del
carácter. El Metal está presente cuatro veces, el Fuego tres, la Madera y el Agua dos veces y la Tierra una vez. La única
reserva que puede hacerse es que el sujeto parece dotado de manera un poco exagerada de fuerza de voluntad (el Metal
aparece cuatro veces) y le falta un poco de realismo y de sentido concreto (la Tierra sólo se manifiesta una vez). Sería
bueno entonces que se asocie con personas cuyos Agentes completarían los suyos, por ejemplo con alguien más realista y
flexible.

3. El factor suerte

Para determinar la parte de suerte de un individuo debernos considerar primero la Constelación del día de nacimiento. En
este caso, es la Constelación de la Cola (página 48) que garantiza el éxito en los negocios y en la vida familiar. Por otro

62
lado, las indicaciones dadas por la hora de nacimiento sugieren que el individuo encontrará dificultades pero tendrá éxito
después de una lucha. Finalmente, haber nacido en Luna creciente es un signo de vitalidad.

Se admite comúnmente que los Agentes correspondientes a los binomios del año y el día de nacimiento tienen un papel
capital para determinar la suerte de un individuo. En el caso que nos ocupa, encontramos para el año el «Fuego al pie de la
montaña» el Fuego, en este caso, es símbolo de éxito y cumplimiento pero de una manera discreta. Como el Fuego
representa también el día «Fuego de trueno» las perspectivas de éxito se ven aún reforzadas.

4. Estudio detallado del carácter

Consideremos primero los binomios del año y el mes que parecen estar particularmente ligados entre ellos. En el caso que
nos ocupa, indican la personalidad exterior y social del sujeto, bastante extravertido y equilibrado, según parece pues los
dos binomios son Yang. Indican un equilibrio muy firmee pues todos los Agentes están representados; pero señalemos que
el Metal (voluntad) aparece dos veces en posición fuerte. Deducimos entonces un perfecto control de sí mismo. La Tierra
(realismo) está asociada con el signo denario del año y parece indicar un comportamiento equilibrado y razonable. En el
binomio anual, el signo duodenario es el más importante: en este caso el Agua está a «contracorriente» de la Tierra, es ir
en contra de la naturaleza, pero el Fuego restablece una suerte de estabilidad y refuerza la Tierra. Esto significa que
paciencia, sensibilidad y realismo están en buen equilibrio. En el binomio del mes, encontramos dos veces repetido el
Metal (fuerza de voluntad) que tiene un claro dominio - tal vez un poco excesivo- sobre la creatividad.

Resumiendo, la idea que podemos hacernos hasta ahora de esta mujer y su comportamiento es la de una personalidad
hábil y muy dueña de sí misma cuyas cualidades no son demasiado aparentes a causa de un autocontrol tal vez un poco
excesivo.

Consideremos ahora el binomio del día que está ligado al de la hora. En efecto, están fuertemente unidos y representan
entonces la personalidad intima del individuo. Este yo íntimo no parece estar desprovisto de realismo. El sentido denario
del día (el elemento determinante del binomio) está asociado al Fuego y encontramos también el Fuego asociado al
binomio del día, lo que indica muy claramente la pasión: como el binomio es Yin esta pasión es introvertida, tal vez
posesiva y no está afectada en absoluto por la acción y la creatividad (Madera). En el binomio de la hora, que es Yang,
encontramos una energía muy fuerte (el Metal repetido dos veces) y la Tierra, que refuerza la voluntad, puede agregarle
un cierto equilibrio. La asociación de los dos binomios da un buen equilibrio Yin y Yang. Pero desconfiemos de las aguas
que duermen: si la voluntad y la pasión están concentradas en un objeto, es posible que surja una situación peligrosa pues
el autocontrol puede ser insuficiente para obstaculizar una pasión resuelta a obtener sus fines.

Si consideramos ahora la manera en la que los Animales entran en juego, debemos referirnos a lo que se ha dicho sobre la
Rata. Las Ratas son unas seductoras cuya calma aparente esconde a veces fuerza interior y a veces dureza lo que va en el
sentido de lo que ya hemos dicho. El Animal de la hora es el Perro que es leal, honesto, pero propenso a la ansiedad.
Llena de sentido común, esta persona es un poco conformista e inspira confianza; puede sucumbir al pesimismo y ver
solamente el lado negativo de las cosas. Su lucidez combinada con su ansiedad hará que a pesar de su carácter apasionado
le sea difícil encontrar la felicidad en el amor. Seria benéfico una asociación con gente nacida el año del Dragón o del
Mono, pero no del año de la Cabra, de la Liebre y, menos aún, del Caballo. No olvidemos sin embargo que en esta
perspectiva se debe tener en cuenta especialmente el Agente correspondiente al binomio del año de nacimiento de la
persona, lo que puede modificar las posibilidades de acuerdo. De hecho, para estar seguro de las posibilidades de
entendimiento entre dos personas, hay que comparar los dos horóscopos.

Horóscopo de un hombre nacido en Paris el 14 de marzo de 1934 a las 8 horas.

1. Establecimiento del tema

a) Primera operación, encontrar los cuatro binomios.


- del año es el undécimo B Yang
- del mes es el cuarto C Yin (lunación o período)

63
- del día es el vigésimo primero D Yang
- de la hora es el noveno B Yang (hora de Pekín)

b) Segunda operación, encontrar los ocho signos

- .del año 1 XI
- del mes 4 IV
- del día 1 IX
- de la hora 9 IX

c) Tercera operación, encontrar los Agentes

(binomio) (signo denario) (signo duodenario


- del año Fuego Madera Tierra
- del mes Fuego Fuego Madera
- del día Agua Madera Metal
- de la hora Metal Agua Metal

d) Cuarta operación, encontrar el Animal (capítulo V)

- del año 1934 el PERRO


- de la hora (novena hora china) el MONO

e) Quinta operación, encontrar la Constelación del día de nacimiento

- séptima Constelación, el CESTO, que cae un miércoles, fasto.

f) Sexta operación, encontrar la suerte de la hora de nacimiento

Según la manera china, el 14 de marzo se encuentra en la mitad de la Primavera, y el signo IX está ubicado sobre la mano
izquierda del Emperador Amarillo.

g) Séptima operación, encontrar la fase de la Luna

En 1934 la segunda lunación comienza el 13 de marzo, estamos entonces a principios del primer cuarto.

2. Estudio de los aspectos del tema astrológico

Proporción de Yin y de Yang. Entre los cuatro binomios, tres Yang son una excelente proporción para un hombre, sobre
todo cuando el año y el día son Yang, y, porque lo que la proporción podría tener de excesivo está corregido por el Perro
que es Yin y el Mono (aunque éste es menos confirmado).

Relación entre los signos y los binomios. Ninguna oposición notable entre los signos, en cambio, la oposición que podría
aparecer eventualmente entre el yo aparente y el yo profundo muy afirmado (día y hora ligados por el signo duodenario
IX) está corregido por el hecho de que el signo denario 1 figura a la vez en el binomio del día y en el del año. El binomio
del día es débil pero este defecto se ve compensado porque el binomio del día está reforzado por el de la hora.

Papel de los cinco Agentes. Los cinco Agentes están presentes, lo que constituye un Importante factor de equilibrio. El
Fuego (tres) domina el año y el mes (el aspecto social de la personalidad), el Metal (tres) domina la hora y el día (el
aspecto profundo de la personalidad). Naturaleza muy exuberante en apariencia aunque muy voluntariosa y dura en
profundidad. El realismo que aporta la Tierra (1) es un poco débil pero la imaginación y la creatividad son fuertes. La
presencia del signo denario fasto en la Primavera lo es sumamente en el día de nacimiento.

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3. El factor suerte

La Constelación 7 es fasta, sobre todo aporta éxito en los negocios. La hora del nacimiento parece indicar que el individuo
es en el fondo un solitario y que es mejor que viva lejos de su familia de origen.

El Agente que preside el binomio anual «Fuego en la montaña» podría ser el presagio de un gran éxito, mientras que el del
binomio diario «Agua de las fuentes y de los pozos» parece brindar felicidades familiares.

4. Estudio del carácter

El individuo puede contar con la suerte, que puede parecer casi excesiva. La imagen que da es la de un ser exuberante
pero la ausencia de Agua en la parte extravertida del yo y la presencia de una sola Tierra sugiere una cierta falta de
realismo y eficacia.

Contrastando con el aspecto apasionado del yo social, el yo íntimo es frio y voluntarioso. Si estos rasgos se desarrollan
podrían transformarse en dureza y cálculo. Escondida en la vida corriente, esta determinación obstinada del individuo es
un rasgo con el cual hay que contar.

No hay oposición real entre el Animal del día, el Perro, y el de la hora, el Mono, aunque el desprecio general que el Mono
siente por los otros Animales pueda indicar una insatisfacción del yo intimo con respecto a su vida social. El Perro es un
animal honesto y leal pero un poco ansioso, el Mono es un animal calculador, fácilmente egoísta, que sabe llegar a sus
fines.

Las posibilidades de éxito son excelentes a condición de dominar el «demonio Interior».

Entendimiento. La asociación con el Caballo y el Tigre le sería benéfica, pero especialmente con la Liebre. Ninguna
posibilidad de entendimiento con el Dragón, la Cabra o la Rata.

CONCLUSION

Como se ve, la interpretación del horóscopo es algo muy personal para lo que no hay verdaderamente regla. Por eso
presento este ejemplo de una manera breve, satisfactoria sin embargo para indicar cómo proceder.

Para descubrir los momentos más o menos favorables para nuestro individuo, los períodos dominados por el Fuego y la
Madera (que da nacimiento al Fuego) son los más favorables, mientras que aquellos dominados por el Agua son los
menos. Los otros períodos son neutros, pero como todos los Agentes figuran en el horóscopo, ningún período puede
influenciarlo profundamente.

Los datos del horóscopo deben ser siempre Interpretados en función del conjunto; así, cuando estudié el factor suerte en el
primer horóscopo, no insistí en el signo horario unido a la estación, aunque es claramente desfavorable, y en el segundo,
en el aspecto débil (D) del binomio diario; en efecto, en ambos casos los otros factores del horóscopo corrigen y
neutralizan de alguna manera este aspecto. Finalmente, lo vuelvo a repetir, un horóscopo no da una pintura definitiva. Las
circunstancias de la vida, las relaciones con el entorno, el medio y la profesión pueden impedir que algunas tendencias se
desarrollen o, por el contrario, hacer que otras adquieran una importancia relativa. Como el horóscopo indica el perfil de
un carácter con sus puntos fuertes y débiles, los chinos piensan que puede permitir a un individuo desarrollar sus
posibilidades latentes, o, por el contrario, corregir sus defectos.

65
SEGUNDA PARTE
EL HOMBRE Y LA «VIA»

CAPITULO X

LA VISION CHINA DEL MUNDO


EL "TAO» y SU VIRTUD

EL HOMBRE EN EL UNIVERSO

Los chinos no trataron nunca de encontrar una explicación racional


del Universo, sino que toda su «filosofía» se resume en la
búsqueda de una mayor armonía entre el hombre y él.

Es casi un lugar común afirmar que los chinos no tienen una «cabeza metafísica» y que desconfían instintivamente de toda
demostración demasiado racional. Confucio se erigió en perfecto intérprete de sus compatriotas cuando respondió de
buenas a primeras a la pregunta de un discípulo: «No sé nada del hombre, ¿cómo podría especular sobre la naturaleza de
los espíritus?» A las vanas especulaciones, los chinos prefieren una sabiduría fundada en una experiencia milenaria que
apunta a sacar el mejor partido posible de nuestra condición humana.

La concepción que este pueblo de campesinos atados a la tierra se hizo del Mundo, fue moldeada por la naturaleza del
suelo, por el clima, por las ventajas y los límites que les imponía la región en donde vivían. Como todo buen campesino,
66
tienen la tenacidad y el realismo de quienes saben que su supervivencia depende ante todo de su coraje y trabajo. También
observaron que había fuerzas que no controlaban pero que necesitaban conocer si querían aprovecharlas o paliar sus
inconvenientes.

La alternancia regular de las estaciones, la sucesión del día y de la noche, les sugirió la noción de un orden benéfico
natural al que era importante conformarse: si se quiere que las cosechas prosperen, hay que tener en cuenta las estaciones
y seguir entonces un calendario.

Sin embargo, frente a este orden natural, más regular en China que en cualquier otra parte, se afirman cataclismos
imprevisibles y a menudo inexplicables. Este desorden, que para ellos es el Mal, proviene de un exceso, de un
desequilibrio en favor de un elemento que sin embargo no es malo por sí mismo: la aridez proviene de un exceso de
sequedad y las inundaciones de un exceso de humedad; ahora bien, ninguno de estos dos principios es perjudicial en sí, lo
que es malo es su predominio exclusivo. Para mantener el orden es necesario un equilibrio. Veremos además que este
equilibrio no debe ser excesivo, pues daría lugar al estancamiento. Los chinos son por naturaleza y tradición
profundamente hostiles a una dicotomía maniquea que opone el Bien al Mal: para ellos nada es malo en sí, solamente el
exceso es un defecto. No existe además ni blanco ni negro absoluto; hay que desconfiar de los extremos pues la sabiduría
consiste en mantenerse en el Justo Medio, que tanto amaba Confucio.

Puesto que les parecía importantísimo que el hombre. Si quería sobrevivir, tenía que conformarse a las leyes de la
Naturaleza, y como su intuición les había hecho comprender que, ubicados entre el Cielo y la Tierra, somos un
microcosmos sometido a las mismas leyes que el macrocosmos-universo que nos contiene, los chinos, desde la más lejana
Antigüedad, estimaron que ese desorden nefasto era, de alguna manera, una reacción del Universo cuando el hombre
transgredía sus leyes. En este contexto, el castigo es entonces concebido no tanto como corrección o sanción del culpable
sino como una reparación necesaria al restablecimiento del orden del que depende la prosperidad de todos.

Puesto que el orden de Arriba modela y determina el orden terrestre, es entonces la regla suprema de la acción humana
inscripta en este Universo. Conocer dicho orden para conformarse mejor a él es la sabiduría que trae la prosperidad y el
equilibrio supremo que los chinos llaman «Armonía», mientras que de su desconocimiento sólo pueden resultar miseria y
sufrimiento. El papel del emperador, el «Hijo del Cielo» consistía en armonizar el Universo -llamado expresivamente «lo
que se encuentra bajo el Cielo»- con el orden celeste; el conocimiento de esta ley, que permitía mantener el orden y la
prosperidad del imperio, era su primer deber, aquel por el cual había sido investido con el mandato celeste.

Los resultados obtenidos son la única realidad palpable.


Son más importantes que todos los sistemas que tratan de justificarlos.

Todo esto permite comprender, sin que sea necesario subrayarlo aún más, que el campesino chino no trata de definir una
cosmogonía para brindar una explicación racional del Mundo. Quiere solamente darse reglas de conducta que le permitan
garantizar su supervivencia y mejorar las condiciones de su existencia. Se trata de una búsqueda de moral práctica en pos
de lo Bueno, es decir, de lo que es útil a la vida del hombre, y no de un esfuerzo de conocimiento orientado hacia lo
Verdadero, que no solamente sería inútil sino también imposible. Como Pilatos, diría: «¡Qué es la Verdad!» Además, esta
moral no se funda en la búsqueda de una salvación individual realizada en otro mundo sino que tiende sobre todo a
mejorar las condiciones de la vida cotidiana del hombre en sociedad. Los propios taoístas jamás intentaron hacer
construcciones filosóficas sino solamente realizar una experiencia de intuición mística y poética más allá de la razón. Si
bien es vano e insensato pretender discutir doctamente con Lucrecio sobre la naturaleza de las cosas, nuestra razón -si se
mantiene en su campo propio y si se funda en la experiencia- es perfectamente capaz de utilizar para su provecho y de la
mejor manera posible el mundo que nos rodea.

La visión de las esferas celestes de Aristóteles era falsa, pero los cálculos que la hicieron posible permitieron establecer un
calendario lo suficientemente exacto como para llegar a una definición práctica del tiempo. Los chinos nunca hubieran
condenado a Galileo antes de haber experimentado si su doctrina permitía efectivamente mejorar el cálculo del tiempo.
Pero si hubiese pretendido explicar el Universo, lo habrían condenado como un peligroso soñador. La acupuntura, que ya

67
he citado, es un perfecto ejemplo de esta actitud. Ningún chino estima necesario «creer» en los sistemas que se han
construido alrededor de este empirismo milenario: son hipótesis que nada impide abandonar si una explicación más
detallada corrige la práctica permitiendo obtener mejores resultados.

Esta visión del Mundo se encuentra en las antípodas de nuestros sistemas lógicos y racionales: se basa en una intuición
que no trata de evitar las contradicciones ni de justificarse. Eminentemente realista, apunta solamente a formular reglas de
acción que nos permiten estar en mejor armonía con el Mundo y por lo tanto mejorar nuestra existencia.

EL «TAO»: LA VIA Y SU VIRTUD

El carácter Tao, « la Vía», es para los chinos el


símbolo de este principio incognoscible en sí, cuyas
manifestaciones produjeron el Universo.

Actualmente el término Tao es tan conocido por los Occidentales que muchos, al no traducirlo, olvidan el sentido original
de «Vía». Además, todo el mundo conoce el taoísmo, escuela filosófica a menudo llamada erróneamente «religión», que
le debe su nombre. Los libros más antiguos, los libros canónicos, como también el Nei King, solamente mencionan el Tao,
la «Vía», al pasar y en fórmulas de tipo: «Tal es la Vía del Cielo... », lo que me incita a pensar, junto con J. Needham, que
hay que ver en su acepción más antigua, una suerte de ley de la naturaleza que no podemos conocer en sí sino solamente
en sus manifestaciones, comprendiendo el término «ley» en su sentido de fuerza dinámica de un mundo esencialmente en
movimiento. Reconozco sin embargo que este término evoca a nuestros oídos grecolatinos un eco peligrosamente jurídico
y normativo. Mucho más tarde, unos tres o cuatro siglos antes de nuestra era, en el libro de Lao Tse, el Tao Te King, «El
libro de la Vía y de su Virtud» -uno de los libros más cortos y cargados de sentido de toda la literatura china- este término
toma la importancia que ha conocido desde entonces, comparable con el Verbo de San Juan o el logos de los griegos.

Desde la primera línea, el Sabio nos previene:

«La Vía que puede seguirse no es la Vía permanente.


«El nombre que podemos nombras no es el Nombre trascendente.»

Estas dos sentencias paralelas son la clave de la actitud filosófica de la China, o mejor dicho, de ese rechazo por toda
especulación metafísica que la constituye esencialmente.

Lo que asombra en este «díptico» es su extrema sencillez: doce palabras que contienen cinco caracteres diferentes, muy
simples y corrientes, especialmente los dos términos claves, repetidos tres veces cada uno: Tao, el «camino», la «vía»,
término que sólo conoció después fortuna filosófica, y Ming, «el nombre», «la apelación».

Podría continuarse fácilmente la enumeración así comenzada, pues lo que paradójicamente cuenta en ambas sentencias no
son los términos elegidos como ejemplos sino la evidencia que se evoca de una manera fulgurante por la negación:
ninguna experiencia puede permitir alcanzar la realidad, lo Absoluto según los filósofos occidentales. Todo el Oriente es
unánime en pensar que querer dar una definición de lo Absoluto es una contradicción a nivel de los términos.

Cada uno es libre de meditar sobre este texto y de traducirlo de la manera que le parezca más adecuada para hacer pasar el
mensaje; por mi parte, como el profesor de francés de Monsieur Jourdain, creo que la traducción más banal es la mejor.
68
Podemos utilizar perfectamente la electricidad aunque estemos muy lejos de haber comprendido su naturaleza: así, los
chinos nunca trataron de explicar el Tao; para ellos esta palabra carece de todo valor explicativo del Universo, no es más
que un símbolo cómodo y bien elegido. Evoca el aspecto evolutivo del Principio de un mundo sin cesar en movimiento.
Aprendemos las manifestaciones de este Principio incognoscible en los fenómenos que nos rodean: es lo que puede
llamarse -guardando el sentido literal de la palabra Te- su «Virtud», con la condición de entender este término en su
sentido etimológico latino que significa fuerza y acción.

Si no temiese que el lector sacase conclusiones filosóficas, compararía el Tao con el impulso vital de Bergson, cuya
manifestación sería la energía vital que anima el mundo.

En comunión con la Naturaleza, el Sabio intenta realizar en él la armonía del Tao.

69
CAPITULO XI

LOS JUEGOS DEL «YIN» y EL «YANG»

EL ESENCIAL DUALISMO

Para los chinos, todo en el Universo


parece manifestar a la vez el antagonismo y la complementariedad
de dos principios opuestos.

Del Tao, principio incognoscible, emana una Virtud plasmada -de una manera muy simbólica y cargada de sentido- por el
diagrama que expresa la energía esencial constituida por dos fuerzas antagonistas y complementarias: 太 極 圖 T'ai Ki t'ou.
El primer carácter significa «grande», «extremo», «supremo»; el segundo, «el techo de una casa», «la extremidad», «el
polo». Es el término utilizado para designar el polo Norte, eje alrededor del cual gira el Universo. El tercero significa
«dibujo», «diagrama». Literalmente se lo puede traducir por «el diagrama del polo supremo», expresión que no tiene el
inconveniente de las traducciones más comúnmente utilizadas: «diagrama del Principio Supremo» o «lo Absoluto», que
presentan implicaciones filosóficas, enteramente extranjeras en los términos chinos.

Para un pueblo de campesinos observadores de la naturaleza, la existencia de este dualismo constituye una evidencia
primera que parece inherente al orden de las cosas en un mundo en el que el día y la noche se engendran recíprocamente
de una manera infatigable. Pero la Originalidad de la concepción de los chinos es que nunca sucumbieron a la tentación
maniquea que ve dos principios opuestos en estas fuerzas, uno Bueno y el otro Malo. Además, para ellos, tales fuerzas no
son dos principios distintos sino dos aspectos complementarios de una sola realidad: nada es Yang ni Yin de una manera
absoluta y puede decirse que todas las cosas poseen un aspecto Yin y un aspecto Yang. Como dice el Nei King, «en el Yin
hay Yang y en el Yang hay Yin», expresión simbolizada por el punto blanco Yang en el Yin y el punto negro Yin en el
Yang del diagrama. No se trata entonces de dos principios distintos o de dos elementos de un compuesto sino de dos
fuerzas vitales solidariamente implicadas: no es una la simple negación de la otra.

La etimología de ambos caracteres es además muy instructiva: el carácter 陰 Yin significa la ladera sombría de una colina,
la umbría, y el carácter 陽 Yang es la ladera soleada, la solana. El espíritu inventivo de los chinos ha hecho listas
interminables de estos principios antitéticos: por una razón de eufonía (y seguramente no de cortesía) se nombra primero
al femenino Yin cuando se asocian los dos caracteres, por esta razón, en la siguiente lista me he conformado al mismo
orden femenino masculino: par impar, oscuridad luz, luna sol, noche día, invierno verano (en la China del Norte, la
primavera y el otoño, poco marcados, son solamente una breve transición entre dos extremos), frío calor, norte sur,
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humedad sequía, inercia actividad, reposo trabajo, receptividad expansión, etc. En la religión popular este dualismo se
expresa con la pareja formada por el Tigre Blanco (color de muerte y de duelo), asociada al Oeste, a la tarde y el Dragón
Verde (color de la vegetación) asociado al Este y a la mañana. Se encuentra también en el panteón taoísta a la Soberana
Madre del Oeste, opuesta al Emperador de Jade que vive en el Pico del Este.

Los taoístas señalan también que, en el dibujo, una secante paralela al eje medio encontrará siempre una cierta proporción
de Yin y de Yang, pero nunca a uno o a otro de una manera aislada, mientras que un diámetro que gira alrededor del
centro encontrará, aunque repartida de manera desigual, una proporción equivalente de Yin y de Yang. Al igual que con el
Tao, los Sabios no trataron de dar una explicación del Yin y el Yang, se contentaron con evocarlo en alegorías poéticas,
como por ejemplo Chuang Tse: «El apogeo del Yin es la pasividad, el del Yang, la actividad fecunda. Todos los seres
fueron producidos por la receptividad que la Tierra ofrecía al Cielo, y por la acción del Cielo sobre la Tierra». En la visión
china, el hombre está precisamente en el punto de interferencia entre el Cielo y la Tierra. «Producidos por el Tao, el Yin y
el Yang se influyen, se aniquilan y se reproducen recíprocamente»

En un pasaje del Nei King podemos leer:

«El Yang y el Yin corresponden a la Vía (Tao) del Cielo y de la Tierra... El Cielo es formado por una concentración de
Yang, la Tierra por una acumulación de Yin. El Yin es siempre sereno, el Yang constantemente agitado. El Yang engendra
la vida, el Yin la mantiene y la hace crecer. El Yang mata, el Yin conserva. El Yang se transforma en Yin para crearla vida»

El movimiento de ambas fuerzas debe tender al equilibrio (pero cuidado, un equilibrio demasiado perfecto engendraría el
estancamiento y la muerte), como un hombre en bicicleta, que puede resolver el desequilibrio constante por el
movimiento, o como –para retomar una imagen querida por el presidente Mao- en la acción alternada del remo que a la
vez hace avanzar la barca y permite mantener el rumbo gracias a dos presiones opuestas.

En esta visión, el Mal es el desequilibrio que se produce cuando una de las dos tendencias se vuelve predominante en
detrimento de la otra.

Se puede resumir entonces toda la concepción moral china con dos adagios: ni el Yin ni el Yang son buenos o malos en sí
mismos: solamente el exceso es un defecto. En el diagnóstico de la acupuntura es un punto capital, pues todo desorden
físico se debe, según los chinos, a la importancia excesiva que ha tomado el Yin o el Yang. Para restablecer el equilibrio y
en función del estado del enfermo, se podría fortificar la energía deficiente «tonificándola», o, por el contrario, debilitar la
fuerza en exceso «dispersándola».

EL JUEGO DE LAS NUBES Y LA LLUVIA

Nada expresa mejor la concepción del Yin y el Yang


como los principios aplicados por los chinos al arte de amar
que apuntan a armonizar la unión de los sexos
en una completa plenitud.

Es natural que la doctrina del Yin y el Yang se aplique por excelencia a las relaciones sexuales. Por esta razón los chinos
definieron de una manera detallada un arte de amar eminentemente moral. El sitio que los chinos dan a los juegos del
amor y la importancia que otorgan a los principios que deben guiarlos, son un muy buen ejemplo de la manera en que este
pueblo concibe las relaciones entre el Yin y el Yang.

De hecho, estiman que en las relaciones sexuales el hombre (Yang-expansión) se da y corre el peligro de abusar de su
potencial yang corriendo el riesgo de agotarlo, mientras que la mujer (Yin-receptividad) se contenta con recibir y
enriquecerse por el equilibrio que le procuran las fuerzas yang que absorbe. La mujer tiende entonces a agotar al hombre,
de cuyas fuerzas se apropia, dominando a su pareja con su propia pasividad. En cambio, cuanto más fuerte y largo sea su
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goce, más elementos yin libera, elementos que el hombre puede entonces asimilar. Cuando una joven mujer está en la
cúspide de su femineidad es cuando está en mejores condiciones para enriquecer a quien la posee.

Los taoístas (que a menudo. en su búsqueda de inmortalidad, se olvidan de la esencial moderación china) tienden a veces
a dar una importancia y predominio demasiado grandes a las fuerzas yang. Así crearon sabios métodos destinados a
aumentar lo más posible el placer de la mujer al mismo tiempo que retardaban al extremo el del hombre. Lo ideal, estiman
algunos egoístamente, sería no eyacular y contentarse con libar los humores Yin.

El arte del hombre en el amor consistir a entonces en provocar el goce de su pareja pero dominando el propio placer.
Estamos lejos de aquellos que pretenden que para un oriental la mujer es un simple objeto librado a la lubricidad del
macho.

NI EL YIN NI EL YANG DEBEN PREDOMINAR DE MANERA ABSOLUTA

Ni en el hombre ni en la mujer es conveniente que


predomine de manera absoluta uno de estos elementos.

Es bueno y normal encontrar en un hombre un predominio del principio Yang, y Yin en una mujer. Es entonces preferible
que un hombre nazca en un año Yang mientras que para la mujer, en cambio, un año Yin sería más indicado. Pero cuidado,
en el Yang siempre debe haber Yin y en el Yin siempre debe haber Yang. Si todos los signos que definen la fecha de
nacimiento de un hombre fuesen Yang sería casi tan peligroso como si todos fuesen Yin; lo mismo sucede de manera
inversa para una mujer.

En todo destino, la ley de la vida es que el Yin y el Yang se interpenetren, aunque un equilibrio demasiado perfecto entre
ellos no sería deseable pues equivaldría a una especie de estancamiento.

No olvidemos tampoco que no hay que reducir el Yin y el Yang al único aspecto de las relaciones masculinidad-
femineidad: ya hemos visto que había muchos otros. Es muy importante para el aspecto psicológico, por ejemplo,
observar que el Yang que marca la expansión indica una naturaleza activa, extravertida, mientras que el Yin que indica la
receptividad, casi la «posesividad» (si se me permite el neologismo), es una naturaleza recogida en sí misma,
contemplativa, introvertida.

Los taoístas prefieren representar el Tal ki t'ou rodeado de ocho trigramas que re presentan todas las combinaciones
posibles del par y lo impar (Ying y Yang). Estos trigramas, asociados de a dos, forman los sesenta y cuatro hexagramas
sagrados del 1 Chingo el «Libro de las mutaciones» que, para los chinos, contiene el secreto de todo devenir. Es gracioso
observar que este libro, admirado por Leibniz, le dio la idea del cálculo binario, origen de toda nuestra informática. En el
dibujo siguiente, el Sur, representado por el hexagrama impar, está ubicado arriba, según la tradición china.

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CAPITULO XII

LA IMPORTANCIA DE LA ADIVINACION

LA ADIVINACION ES UN ACTO ESENCIALMENTE MORAL

Puesto que la adivinación nos permite realizar a la vez


lo que es bueno para nosotros y aquello para lo que somos buenos,
los chinos la consideran intrínsecamente moral.

Nuestra visión del Mundo, dominada por lo útil y el deseo de poseer, hace que nos sea difícil comprender la psicología de
hombres para quienes el Universo no es únicamente un depósito inagotable de recursos naturales. Sin embargo, toda una
parte de la humanidad considera que la Naturaleza constituye una realidad que hay que respetar pues nuestra
supervivencia y nuestra realización dependen de la sumisión a su ley.

Es muy significativo que toda Interpretación artística en China -caligrafía y pintura, arquitectura y música- esté dominada
por la noción de equilibrio, de armonía, de búsqueda de una profunda concordancia con la Naturaleza.

De todo lo anterior podernos concluir que para un chino conocer el Universo no significa intentar una imposible
explicación racional sino conocer sus leyes para armonizar nuestra vida con ellas. Conocerse a sí mismo es tornar
conciencia de las fuerzas que definen nuestra personalidad para estar en mejores condiciones de desempeñar el papel de
este conjunto del que somos solidarios. En uno y otro caso se trata de un acto eminentemente moral (tal vez el único acto
moral verdadero para ellos) pues se trata de cumplir el orden del mundo. En dicha perspectiva, sembrar fuera del tiempo
propicio sería no sólo inútil sino también peligroso, pues implica un desacuerdo con el orden prescripto. Se considera
entonces fasto y oportuno, y en consecuencia benéfico, lo que es conforme al orden, es decir, ejecutado según los ritos y a
su debido tiempo: en cambio, toda actividad desordenada solamente puede ser nefasta e inoportuna, y en consecuencia,
maléfica. Descubrir a qué ley obedece este orden es el objetivo esencial de la adivinación, acto moral por excelencia.

No es casualidad si los más antiguos documentos, las inscripciones oraculares de la dinastía Chang que datan de hace
unos tres mil quinientos años, contengan operaciones adivinatorias.

Para emplear una comparación que los chinos, jugadores como son, no rechazarían, podemos decir que la adivinación nos
hace conocer las cartas que tenemos en mano y, entonces, jugar con un máximo de posibilidades. Finalmente, el
campesino que profundamente es todo chino, ha aprendido que el éxito de una acción -la siembra, para mantener el mismo
ejemplo- depende esencialmente de la época y de la manera en que comienza. Es lo que explica la importancia que reviste
para ellos el primero del Año, cuyo pasaje, si es feliz, es la mejor garantía para el año que comienza. Por esta razón juzgan
necesario consultar el horóscopo antes de emprender toda acción importante, incluso se recomienda recurrir a los consejos
de un profesional.

VALOR Y LÍMITES DE LA ADIVINACION

Los ejemplos extraídos de los libros clásicos (經 King)


muestran de una manera evidente que la adivinación tiene el objetivo
de completar y no de reemplazar el sentido común y el juicio humanos.

En los libros canónicos (los doce clásicos), se encuentran numerosas alusiones a los métodos de adivinación que prueban
la importancia que se le acordaba desde la más lejana antigüedad. Pero la moderación china se manifiesta de una manera

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muy evidente cada vez que se la menciona: nunca se substituye al juicio humano, solamente lo completa en los casos
dudosos. Así, en el capítulo del Chou King, llamado «La Gran Regla», se dice:

«Cuando tenéis dudas sobre un asunto importante, deliberad en vosotros mismos [se trata del emperador] deliberad con
vuestros ministros y oficiales, consultad el pueblo, haced consultar la tortuga y la aquilea... Si hay unanimidad la empresa
tendrá éxito. Si vos, la tortuga y la aquilea aprobáis, y si los ministros, los oficiales y el pueblo desaprueban, la empresa
tendrá éxito. Si los ministros, los oficiales, la tortuga y la aquilea aprueban, y vos y el pueblo desaprobáis, la empresa
tendrá éxito. Si el pueblo, la tortuga y la aquilea aprueban y si vos, vuestros ministros y oficiales desaprueban, la empresa
será feliz. Cuando vos y la tortuga aprobáis, y la aquilea, el ministro, los oficiales y el pueblo desaprueban… si se trata de
un asunto interno del palacio, habrá éxito, en caso contrario, no. Cuando la tortuga y la aquilea se oponen al sentimiento
de los hombres, es bueno mantenerse en reposo… »

Las indicaciones de la adivinación no impiden la reflexión y no dan respuestas absolutamente seguras. Pero las
indicaciones que se recogen deben ser tratadas con respeto; en el mismo libro, en el capítulo titulado «Consejo del Gran
lu», el emperador se niega a recomenzar una consulta de oráculos: «... después de haber fijado mi determinación,
interrogué y pedí consejo: todas las opiniones concordaron con la mía. Los espíritus dieron su consentimiento. La tortuga
y la aquilea aprobaron. En la adivinación, cuando un presagio ha sido favorable, no se repite.» Es totalmente diferente, por
supuesto, cuando un presagio es desfavorable.

LAS CIRCUNSTANCIAS EN LAS QUE SE IMPONE LA


CONSULTA DE LOS OCHO SIGNOS

Es importante volver a examinar un horóscopo


y observar los ocho signos del Destino
antes de toda acción importante.

Los tres grandes momentos

Es imperativo estudiar cuidadosamente los ocho signos de cada Destino en la ocasión de los tres grandes momentos de
toda existencia:

NACIMIENTO. CASAMIENTO, ENTIERRO

Nacimiento
Es necesario saber si la llegada al mundo de un recién nacido será fasta para su familia. En caso contrario se recurre a
menudo a una adopción (a veces ficticia) efectuada a una familia extranjera para la cual el niño sería fasto. Se cree
modificarla suerte modificando la identidad del niño. En los casos extremos, esta identidad debe permanecer secreta: así,
nadie quiso nunca revelarme la identidad verdadera de mi mujer.

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Casamiento
Evidentemente, la unión de dos destinos, y - sobre todo para los chinos la introducción de un elemento extranjero en el
seno de la célula familiar, deben rodearse de las más grandes precauciones. El primer deber de los «intermediarios»
(necesarios para todo casamiento, pues en caso contrario, no ejecutar el proyecto causarla una grave pérdida de
credibilidad para una de las dos partes) es librarse a una comparación minuciosa de los ocho signos de cada uno de los
futuros cónyuges. Además, en la lengua popular, proyectar un casamiento se dice «intercambiar los ocho signos».
Comparación que se rodea de la discreción más grande, pues no se le libra a cualquiera esta llave secreta de su carácter y
de su Destino.

Entierro
La muerte no corta los lazos familiares -de capital importancia en la China- entre el difunto y los vivos. Es importantísimo
que las condiciones del último viaje se establezcan de la manera más favorable tanto para el desaparecido como para su
familia. Se tornan precauciones minuciosas para que toda influencia nefasta se aparte, confrontando cuidadosamente los
ocho signos del difunto con los signos del día y la hora del funeral, y con la elección del sitio y la orientación de la tumba.
Se apartan del cortejo aquellos cuya presencia no sería favorable. Así, un buen amigo me pidió, un poco confuso, que me
abstuviese de asistir al entierro de su padre: soy nativo del año de la Rata, lo que hacía que mi presencia no fuese
conveniente en el día y hora convenidos.

CONCLUSION

Así, para todo acontecimiento que juzgan lo suficientemente Importante o que les preocupa, los chinos recurren a un
«especialista» a quien comunican naturalmente su fecha de nacimiento, como nosotros mostrarnos una radiografía a un
médico. Pero durante la vida el calendario alcanza para conocer las indicaciones favorables o desfavorables; así cada día
se da la lista de las acciones especialmente aconsejadas o desaconsejadas: «decidir noviazgos, celebrar un casamiento o un
funeral, recibir amigos, echar los cimientos de una casa, ir de pesca, cortarse el cabello, tomar un baño, irse de viaje, etc.»
Además, las horas fastas o nefastas son indicadas; un hombre de negocios inglés que conocí en Extremo Oriente me decía
que había tomado el hábito de consultar el almanaque antes de dar una cita pues la experiencia, le había enseñado que no
existía ninguna posibilidad de que su interlocutor asistiera a la invitación si la hora era nefasta.

En razón de su indefectible optimismo, a los chinos les cuesta considerar como definitivamente adquiridos los resultados
de un horóscopo cuando éstos son desfavorables; piensan que siempre existe un medio para paliar el destino. Demasiada
suerte tampoco sería bueno pues se corre el riesgo de recibir golpes a cambio: sin formularlo tan claramente como los
griegos, creen instintivamente en los celos de la suerte. También sería peligroso averiguar sin discreción la felicidad
futura: no es bueno querer cosechar demasiado temprano los frutos del árbol del Bien y el Mal.

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CAPITULO XIII

EL TIEMPO Y EL CALENDARIO

EL EMPERADOR Y EL CALENDARIO

El primer deber del emperador era establecer


el calendario que define el Tiempo y calcular
las medidas que definen el Espacio.

En efecto, el establecimiento del calendario era el deber más importante del emperador, el que de alguna manera
justificaba su rango y sus prerrogativas, aquel por el cual había sido investido con el mandato celeste. Para garantizar su
exactitud no dudaba en recurrir a los consejos de los bárbaros extranjeros, musulmanes primero, y luego, a mediados del
siglo XVII, jesuitas. El emperador, intermediario entre el Cielo y la Tierra, debía ante todo establecer la relación, el
contacto, como diríamos hoy. El día del solsticio de invierno sobre la «colina del Cielo», debía presentarle a este último el
agradecimiento de su pueblo y, a comienzos de la primavera, en el «Templo desde el cual se ruega al Cielo por el año», su
pedido de prosperidad para la Tierra.

La observancia de los ritos de la manera más escrupulosa tenía el valor mágico de garantizar el orden del Mundo, T’ien
Hsia «lo que está bajo el Cielo», como se llama popularmente al Universo en chino. Ciertamente, con el transcurso del
tiempo, esta obligación se relajó pero su principio permaneció siempre vivo.

Según el Yue Ling, el emperador debía residir simbólicamente en las diferentes partes de su palacio en acuerdo con las
estaciones. En la primavera residía durante un mes en cada una de las tres partes del palacio Ts'ing Yang, «Yang verde»,
ocupando el Este de la residencia imperial. Debía entonces, en conformidad con el Agente Madera, vestirse de verde,
comer trigo y cordero, etcétera. En verano residía en la parte Sur de su residencia, el Ming Tang, «Palacio de la Claridad»,
se vestía de rojo y se alimentaba de guisantes y de aves.

Las residencias mensuales del Hijo del Cielo.


El emperador sigue la marcha del Sol para elegir su residencia mensual. En conformidad con el
uso chino, hemos ubicado el Sur en la parte superior del dibujo.

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El Agente Tierra interviene entonces, los textos no indican claramente la época correspondiente pero la tradición le
atribuye la canícula. Durante esta época el emperador debía residir en la parte central de su palacio, el Tai Cheu, «Sala
suprema» que era también el Templo de los Ancestros, vestirse de amarillo y alimentarse de mijo y de carne de vaca. Un
hecho característico, cuando estos ritos caen en desuso, es que el amarillo, color de la Tierra, se volvió el símbolo
imperial, lo que confirma la importancia primordial de este Agente, centro y productor de todos los otros. En otoño vivía
sucesivamente en las tres partes del Palacio del Oeste, el Tsong Tchang, «Sala de la Belleza reunida», debía vestirse de
blanco y alimentarse de semillas oleaginosas (¿sésamo?) y de carne de perro. Finalmente, durante los tres meses de
invierno, vivía en el Palacio del Norte, el Hsiuan T’ang, «Sala oscura» o «de Misterio», se vestía de negro y se alimentaba
de sorgo y carne de cerdo.

El Yue Ling enumera una larga lista de catástrofes que no dejarían de acontecer si el emperador osaba practicar estos ritos
en otros momentos.

Según una tradición que creo más antigua, el emperador, de acuerdo a las estaciones, tenía que visitar sucesivamente las
regiones orientales, meridionales, occidentales y septentrionales de su imperio y volver al Centro después de cada visita.
Una interpretación taoísta de la misma tradición indicaba que, según las estaciones, el emperador debía ir a peregrinar a
uno de los Picos sagrados de las cuatro direcciones y volver cada vez al quinto situado en el Centro.

El emperador tenía la tarea de comenzar la labor trazando simbólicamente el primer surco en el día y hora convenidos,
abrir la caza o la pesca, anunciar las estaciones.

EL CALENDARIO LUNAR

El calendario lunar, llamado aún «calendario campesino», era


de hecho un calendario «lunisolar». El emperador lo
promulgaba solemnemente cada año.

Es evidente que los datos del calendario, satisfactorios en el plano astronómico y para establecer una fecha abstracta, son
demasiado sucintos para ser utilizados por una población agrícola cuyo deseo es ante todo encontrar en él indicaciones
prácticas inmediatamente utilizables.

Además sería inconcebible que los campesinos, observadores atentos de la naturaleza, no tengan en cuenta las lunaciones
y las fases de la Luna. El calendario lunar es entonces la base del cálculo del tiempo de los chinos; el calendario solar de
los astrólogos no lo suplantó nunca, e incluso actualmente, todas las tentativas del gobierno chino para eliminarlo han
fracasado. De hecho, el calendario en uso, el que promulgaba el emperador, es un calendario lunisolar que resulta de una
hábil conjugación de ambos sistemas. Los veinticuatro términos solares son además muy útiles a la agricultura.

El problema que consiste en conciliar meses lunares y año solar no es uno de los más simples, pero los chinos supieron
solucionarlo con elegancia. El mes lunar sinódico –es decir, el tiempo comprendido entre dos lunas nuevas consecutivas-
cuenta, en promedio, 29 días 12 horas 44 minutos. Se trata de un valor promedio, pues la influencia de la atracción del
Sol, de Júpiter y de Venus puede modificar su duración en aproximadamente una hora. Doce lunas (prefiero este término a
«mes», para evitar toda confusión, lunación me parece bastante bárbaro) hacen entonces 354 días 8 horas 48 minutos, es
decir, 10 días 21 horas menos que el año solar.

Como una luna debe tener un número exacto de días, habrá «grandes» lunas de 30 días y «pequeñas» lunas de 29 días.
Los «años comunes» tendrán entonces ya sea 354 días (con 6 grandes lunas), ya sea 355 días (con 7 grandes lunas).

Para restablecer el equilibrio con el año solar habrá que agregar de vez en cuando una luna intercalar o «embolismo» y se
ha calculado que debía haber 7 embolismos en un período de 19 años; es el ciclo que conocen los griegos y los hebreos
bajo el nombre de ciclo de Metón. En China los años embolísmicos son el 3°, el 6°, el 9°, el 11°, el 14°, el 17° y el 19° del
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ciclo. Los ciclos de 19 años de fines de los siglos XIX y XX comienzan en 1890, 1909, 1928, 1947, 1966, 1985, 2004,
etcétera.

Según el caso, los años embolísmicos tienen 383 (6 grandes lunas), 384 (7 grandes lunas), o 385 días (8 grandes lunas).

La manera de intercalar el mes embolísmico ha variado mucho con el transcurso del tiempo; me limito aquí a indicar el
método actualmente en vigencia, señalando que la luna embolísmica no tiene personalidad propia, guarda el número de
orden de la luna que a la que sigue inmediatamente; si está ubicada, por ejemplo, después de la cuarta lunación, se la
llamará «cuarta luna embolísmica» y se la afectará con los mismos signos denarios y duodenarios que la cuarta luna.

El equinoccio de primavera debe caer imperativamente en la segunda luna, el solsticio de verano en la quinta, el
equinoccio de otoño en la octava, el solsticio de invierno en la undécima. Entonces, sea cual sea el largo del año, la
primera, segunda y tercera luna debe corresponder a la primavera; la cuarta, quinta y sexta al verano; la séptima, octava y
novena al otoño; la décima, undécima y duodécima al invierno. Las lunas intercalares no deben contener el pasaje de un
signo del Zodíaco a otro.

Las primera, undécima y duodécima lunas jamás se repiten pues corresponden a las estaciones invernales más cortas;
sucede entonces muchas veces que una luna embolísmica que hubiera debido estar regularmente ubicada después de la
duodécima luna, sea rechazada después de la segunda luna del año siguiente. Fue el caso en 1889, 1908, 1927, 1946,
1965. En la práctica se repetirá la luna cuyo número de orden corresponda al número de días que quedan entre el solsticio
de invierno y la sicigia que sigue. Si este número es mayor que 12, sólo se cuenta el excedente.

Entonces, el Año Nuevo chino no es fijo pero puede estar ubicado en una fecha que varía entre el 21 de enero y el 20 de
febrero. Cuando para simplificar asimilamos un año chino a uno de nuestros años, hay que recordar que los días
comprendidos entre el 1° de enero y la fecha del Año Nuevo chino pertenecen al año anterior.

Existen en China numerosas maneras de agrupar los años en periodos más o menos largos; ya hemos visto «el gran año»,
el ciclo de doce años que corresponde a una revolución de Júpiter alrededor del Sol, como también el periodo de diez y
nueve años que funda el retomo de los meses embolísmicos. Existe un periodo de treinta años, llamado Cheu,
abusivamente traducido por «siglo». El más interesante es el de sesenta años que corresponde para los años y para los
meses al recomienzo del ciclo sexagesimal.

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Este cuadro, que se ha inspirado en R.P. Havret, se da con una aproximación de un día de más o de menos.

EL CALENDARIO PROPIAMENTE ASTROLOGICO

Es un calendario solar fundado en veinticuatro términos solares que


corresponden a nuestros signos del Zodiaco, con la diferencia de que el signo
marca el punto culminante y no el comienzo de cada periodo.

a) Los veinticuatro términos solares

Así como el día comienza a medianoche, el año astrológico comenzaba originalmente en la hora del solsticio de invierno
(entrada en Capricornio) pero, en lugar de doce divisiones anuales, los chinos contaban veinticuatro y cada una
correspondía a 15 grados de arco. Dado que las estaciones invernales son más cortas que las estivales, como sucede en
nuestros meses zodiacales, los períodos así definidos son desiguales. Como se ve en el cuadro anterior, las estaciones de
orden impar, llamadas 氣 K’i «hálito», «energía», corresponden a nuestros signos del Zodíaco, mientras que las estaciones
de orden par, llamadas 節, Tsie, «nudos» (como los nudos que marcan las separaciones en los bambúes), corresponden al
comienzo de los doce períodos o meses astrológicos.

Estas denominaciones son antiguas. Quien vivió en China puede notar que ilustran muy bien el sentido agudo de
observación que manifiesta este pueblo. De estos términos, ocho se consideran como los más importantes: son el cuarto,
décimo, decimosexto y vigésimo segundo, que marcan respectivamente el comienzo de las cuatro estaciones, luego, el
primero, séptimo, decimotercero, decimonoveno que designan los solsticios y los equinoccios. Se observará que las
estaciones no son definidas como en nuestro calendario sino que comienzan un mes y medio antes, los equinoccios y
solsticios son sus puntos culminantes.

El ciclo cósmico que define el año astrológico es entonces esencialmente solar. Definiendo las fuerzas cósmicas y su
interacción, funda -desde el Nei King- el juego de dinamismos utilizados en acupuntura. Por no haber comprendido esta
distinción esencial con el año vulgar, algunos manuales de acupuntura dan explicaciones incomprensibles y
contradictorias.
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Los comentarios del Nei King señalan que el año contiene 365 días y 25 cuartos de hora (k'o); el día contiene entonces 100
k'o, es decir un excedente de 25/100, que sólo excede en 14' 12" nuestra evaluación actual.

b) El ciclo de Júpiter

La observación del ciclo de Júpiter, que efectúa en unos doce años su revolución alrededor del Sol, ha servido para definir
el año, por eso se le ha dado el nombre de T’ai Souei, «gran año». Este gran ano corresponde aproximadamente a una
revolución del planeta y define entonces un período privilegiado de doce años, fundamento del ciclo duodenario. Tal vez
pueda parecerle interesante a los astrólogos occidentales pues permite establecer un acercamiento entre este ciclo y el del
Zodíaco, si se consideran sus etapas como casas de Júpiter. Los chinos no los relacionaron nunca de manera categórica.
(Véase el cuadro de esta página).

c) El año astrológico actualmente en uso

Como el año civil comienza en la primavera, sucede lo mismo con el año astrológico que, con el cuarto signo solar, marca
el comienzo de esta estación. Como recuerdo de la época en que el año comenzaba con el solsticio de invierno, este
primer período del año continúa siendo denominado con el tercer signo de la serie duodenaria, mientras que el primer
signo corresponde al undécimo mes. Los doce períodos así definidos comienzan entonces con doce nudos y culminan a
principios de nuestros signos del Zodíaco. Agrupados de a tres, constituyen las estaciones que en China culminan en los
solsticios y en los equinoccios.

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LAS HORAS

Las horas en China son doce y equivalen entonces a


dos de las nuestras. El día comienza a medianoche.
en la mitad de la primera hora.

Todos los chinos están de acuerdo en dar una extrema importancia a la hora que nos vio nacer, ese instante en que las
hadas -para mezclar los folk1ores orientales y occidentales- se inclinan para mirar en nuestra cuna. Un horóscopo es
incompleto si no contiene este elemento que da, de alguna manera, la última pincelada a nuestra personalidad. Además los
augurios juzgan esencialmente esta hora para saber si un recién nacido es bienvenido en el seno la familia que lo ve nacer.

Una hora china equivale a dos de las nuestras y se divide en dos partes, una llamada comienzo y la otra exacta. Como el
día se inicia a medianoche, la primera hora china, tseu, se ubica entre dos días, mientras que los signos que le
corresponden están ligados a los del día siguiente ya a partir de medianoche.

Las horas de orden impar son Yang, las de orden par Yin. Cada hora china conoce su punto óptimo en el momento que
para nosotros corresponde una hora de orden par.

Tenemos entonces el siguiente cuadro de horas:

Como las horas del día son doce, el ciclo de los doce Ramos terrestres es el que reviste más importancia, son los que se
encargan, no lo olvidemos, de las influencias celestes.

Primitivamente el día estaba dividido en diez periodos (momentos cheu), a su vez divididos en diez k'o. Sólo en la época
de los Han, probablemente en el siglo dos de nuestra era, se adoptaron las doce horas. Pero la división en cien fracciones
permaneció, la primera y la séptima hora cuentan cada una con diez divisiones. En la era K'ang Hsi, en 1670, el
emperador, siguiendo los consejos del RP. Verbiest, redujo el número de estas divisiones a noventa y seis, desde entonces
análogas a nuestro cuarto de hora. Están divididas en 15 minutos, divididos a su vez en 60 segundos totalmente idénticas a
las nuestras.

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CAPÍTULO XIV

LA DEFINICION DEL TIEMPO

EL SISTEMA CORRIENTE PARA LAS FECHAS

En la práctica, cada año civil recibía un número de orden


con respecto a una era (la del reino de un emperador).
lo mismo sucedía con el mes con respecto al año, el día
con respecto al mes, la hora con respecto al día.

En la lengua corriente (los chinos van siempre de lo general a lo particular), una fecha se enuncia de la manera más simple
indicando el año, luego el número del mes (lunar), del día y de la hora. En la época del emperador el año era identificado
por un número de orden dentro de la era que constituía un reino: tercer año de la era K'ang Hsi, quinto año de la era K'ien
Long, etc. A partir del año 1911, año de la caída del imperio manchú, se reemplazó el nombre de la era imperial por la
palabra «República». Este uso ha sido conservado en Taiwán: allí, 1977 es el sexagésimo sexto año de la República. En
esta época se adoptó el calendario universal y los meses solares reemplazaron en el vocabulario oficial a los meses
lunares: el 15 del segundo mes del año X de la República es el 15 de febrero de 1921. También se utilizaron
denominaciones para los días de la semana, pero como se desconocía prácticamente el descanso semanal, esta innovación
no tuvo ninguna incidencia en la vida cotidiana y los chinos siguen utilizando el calendario lunar habitual.

A pesar de su deseo de abolir las viejas costumbres, los comunistas no quisieron crear (por lo menos a nivel de calendario)
una era nueva, por eso adoptaron el calendario universal. Instituyeron el reposo semanal: dominical para las escuelas y
administraciones, rotativo para las usinas. Pero a pesar de sus esfuerzos no lograron hacer desaparecer el sistema antiguo
y, luego de algunas tentativas para suprimir las fechas tradicionales de los títulos de los diarios (como aconteció a
comienzos de 1977), tuvieron que adoptar la solución que consistió en mencionar ambos calendarios, el «común» y el
«campesino».

EL CICLO SEXAGESIMAL

El ciclo sexagesimal permite personalizar cada instante


dándole una denominación precisa.

Insensible a los acontecimientos y fluctuaciones de la política, el tiempo sigue su curso inmutable. Independientemente de
las oscilaciones del calendario oficial, gracias al ciclo sexagesimal, cada instante conserva una individualidad propia y se
ve así personalizado. Como sabemos, el mecanismo de este ciclo que se aplica respectivamente a los años, meses, días y
horas fue expuesto detalladamente en la primera parte de esta obra, por eso aquí sólo hemos de dar algunas indicaciones
complementarias.

Estos cuatro binomios son llamados por los chinos seu tchou, las «cuatro columnas del Destino» y se compone cada uno
de un carácter que proviene de una serie denaria, los T’ien kang (Troncos celestes) y otro de una serie duodenaria, los Ti
tche (Ramos terrestres). Estos ocho signos, repartidos en los cuatro binomios, son llamados los Pa Tseu, los «ocho
caracteres» (por excelencia): los ocho signos de nuestro Destino. Gracias a estos ocho signos, a cada instante se le
atribuye una identidad porque tiene un nombre.

82
El ciclo sexagesimal, que habría sido creado por el emperador semilegendario Huang Ti, «el Emperador Amarillo», sabio
organizador del imperio, remonta a 2697 años a.C. Su elemento de base es una era de sesenta años, y dichas eras se
agrupaban de a tres en un período más largo de ciento ochenta años. Los tres ciclos que constituyen este período se llaman
Yuan, es decir, los tres «comienzos», respectivamente llamados «comienzo superior», «comienzo medio» y «comienzo
inferior». Estamos actualmente en el vigésimo sexto grupo desde el origen y en el tercer ciclo de este grupo, ciclo
comenzado en 1924 y que termina en 1983. Puede observarse que las cifras anuales pares corresponden para nosotros a un
año impar chino (Yang): 1924, año I del ciclo; y las cifras impares corresponden a un año par chino (Yin): 1983, año LX
del ciclo.

EL VALOR DEL SIGNO

Para los chinos


el signo no constituye solamente una evocación algebraica
sino que también está cargado de un aura casi mágica.

Para comprender toda la importancia que se da a los ocho signos del Destino, es necesario hacer aquí una breve digresión
para ver lo que representan en su contexto original.

En efecto, nosotros, ávidos de razón y de lógica, hemos perdido de vista casi totalmente lo que para los chinos es una
evidencia corriente: el signo tiene un valor en sí.

En todos los tiempos el hombre ha creído en el valor mágico del gesto: ya sea porque imitando a un ser, un objeto o una
acción –música, danza y palabra indisolublemente unidas- intenta dominarlos, ya sea porque al representar en la piedra el
gesto de la encantación, se confiere a ésta una suprema eficacia. Pienso que actualmente nadie duda que ésta es la
significación que debe atribuirse a los dibujos rupestres de Eyzles y Altamira.

Nombrar, describir con un gesto o un dibujo, es poseer mágicamente a la cosa. En la Biblia Dios nombra a las estrellas y
transmite a Adán el poder de dar un nombre a los seres de la Creación. La cumbre de la Biblia es el Instante en que el
Eterno revela a Moisés su naturaleza y nombre al mismo tiempo, nombre tan respetado por los hebreos que escondían su
verdadera pronunciación. No sólo por respeto sino porque su utilización mágica constituye el crimen supremo: la esencial
«desacralización». Los cristianos (incluso los integristas) olvidaron completamente que tal era el verdadero sentido del
Mandamiento de Dios. Inscripto en las Tablas de la Ley, que prohíbe pronunciar el nombre de Dios en vano.

También los chinos respetan el nombre personal por temor de verlo utilizado mágicamente. El empleo del nombre
personal solamente se reserva a los íntimos; para cada tipo de relación a un individuo le corresponde un nombre diferente
elegido en función de esta relación. Esta «polinomia», si se me permite esta expresión, complica mucho la lectura de
cualquier novela popular a un occidental. A un personaje importante se le atribuye solemnemente después de su muerte un
nombre póstumo, así Sun Yatsen se llama Sun Tchong-Chan después de su muerte.

El vulgo desconocía el nombre del emperador y existía un tabú que prohibía a los letrados el uso de los caracteres que
componían el Augusto Nombre. Así, el carácter 玄 hsiuan (misterioso), muy utilizado en la literatura taoísta, fue prohibido
desde Kien Long hasta la República; había que mutilar 玄 o reemplazarlo por otro término vagamente equivalente 元,
Yuan, el nombre del ciclo sexagesimal. Se comprenden fácilmente las confusiones que esto pudo crear.

Los nombres de K'ien Long o de K'ang Hsi no son nombres de emperadores, como se ha creído muy a menudo, sino
expresiones fastas elegidas luego de consultas entre los sabios para designar su reino. Incluso sucedió que en épocas de
mala suerte un emperador cambiase el nombre de un reino que en el uso parecía revelarse mal elegido, sin olvidar -
podemos estar seguros- de castigar a los consejeros ignorantes.

La prueba de amor más grande que puede dar la amable anfitriona de una «Casa de Té» no es tanto blindaras sus favores
(siempre con parsimonia) sino revelar su nombre personal, volviéndose así intima y poniéndose a vuestra merced.
83
El respeto de la escritura en China es inmenso, el sello imperial recibe las mismas pruebas de veneración que la persona
del soberano, una carta de visita se recibe con las dos manos y con el más alto respeto. Solamente con un objetivo muy
preciso podrían quemarse documentos escritos, pues se teme que con este gesto se les confieran un temible e imprevisible
poder mágico. En la China del Sur existían sociedades de beneficencia que se encargaban de enterrar decentemente los
viejos papeles impresos. Se cuenta que un misionero, ya anciano, casi fue linchado cuando se descubrió que utilizaba
papeles de diario como papel higiénico, uso irrespetuoso por excelencia. Pudo salvarse cuando aceptó tragar un cuenco
entero de la sustancia que había dado lugar al crimen impío.

Los más antiguos caracteres chinos que se conocen remontan a unos cuatro milenios y son precisamente «inscripciones
oraculares»: se trata de pedazos de caparazón de tortuga o huesos escapulares de buey, hoy fosilizados, que fueron
encontrados en Anyang, en los cuales los adivinos reales de la dinastía Chang habían anotado sus predicciones, y a veces
también, para mostrar la eficacia de su arte, los resultados obtenidos.

Obnubilados por la importancia que nuestra civilización y nuestra mentalidad dan a lo útil, sólo reconocemos en las
palabras del lenguaje -convertidos en puros signos algebraicos- un medio que nos permite conocer el Universo, no para
conocerlo en sí mismo sino para poseerlo mejor. Estoy convencido de que sería infinitamente benéfico para nosotros
encontrar el verdadero valor del signo para ser verdaderamente conscientes de la posición del hombre en el Universo.
Cuando reencontramos nuestra facultad de maravillarnos, el acto de conocimiento tiende a establecer una relación con un
todo del cual nos sentimos solidarios. Se transforman entonces el sentido y el alcance de los signos del lenguaje,
volviéndose el instrumento que hace posible esta relación: para un poeta cada palabra tiene vida propia y un poder
evocador; para un pintor cada pincelada está cargada de un potencial creador.

En esta óptica, incluso la posesión está cargada de respeto. Por eso no es paradojal afirmar que nuestros antepasados
prehistóricos sentían temor y respeto, casi de veneración por la bestia que cazaban y de la cual dependía su sobrevivencia.
Tal vez no sea negativo que nosotros, racionalistas como somos, nos inspirásemos en este sentimiento de humildad hacia
el Universo que nos hace vivir.

Dada la Importancia de estos ocho signos, clave del destino según los chinos, he estimado capital que el lector los conozca
para establecer así un contacto directo con ellos. Recurrir a una representación algebraica me parece desvalorizarlos. Por
esta razón encontraremos a continuación la lista de los veintidós caracteres cíclicos como así también una serie de
indicaciones para escribirlos.

N.B.- Basta con hacer los trazos en el orden y sentido indicado en el cuadro, en general los trazos horizontales ー (trazados de
izquierda a derecha) se hacen primero y los verticales 〳 (de arriba hacia abajo) se hacen después: algunos de estos trazos terminan
con un gancho hacia adentro ɭ. Los trazos oblicuos pueden ejecutarse subiendo o bajando 〳〵 (véase las flechas). Los trazos curvos
pueden terminarse con un gancho hacia adentro o hacia afuera. El gesto de escribir es un movimiento ritmado como un paso de danza,
por eso es necesario hacer los trazos en orden, como si se tratase de una figura de ballet.

Al escribir los signos hay que distinguir cuidadosamente:

1甲 kia y IX 申chen: en el primero, el trazo vertical no atraviesa el cuadrado.

5 戊 wou y XI 戌 hsiu: hay un punto más en el segundo trazo a la izquierda.

6己 ki y VI 巳 seu: a menudo confundidos por los propios chinos; en el primero la parte superior permanece abierta.

84
LOS VEINTIDOS CARACTERES CICLICOS, SIGNOS DEL DESTINO
Y LA MANERA DE ESCRIBIRLOS

LOS CARACTERES CICLICOS Y SU HISTORIA

La importancia de estos signos para la adivinación


puede llevar a pensar que están cargados de sentido y rodeados
de un aura mágica; desgraciadamente no es así y
su estudio etimológico se revela bastante decepcionante.

Las dos series de caracteres que forman el ciclo sexagesimal son poéticamente llamados los diez Troncos celestes T’ien
Kang y los doce Ramos terrestres Ti tche. Pero la tradición es clara y el Nei King lo ha precisado bien, 6 es la cifra del
Cielo y 5 la de la Tierra: los Troncos celestes (5 x 2) condicionan la Tierra, y los Ramos terrestres (6 x 2), el Cielo. Granet
afirma que esta «inversión Significativa certifica la interdependencia de los dos ciclos». Evidentemente, puede pensarse
85
que el Cielo rige a la Tierra y que la Tierra a su vez influye en el Cielo; esta explicación, sin ser totalmente satisfactoria,
es conforme a la noción de interdependencia del Yin y el Yang. Mantengo sin embargo mis reservas cuando se trata de dar
a un hecho este tipo de interpretación filosófica.

Dada la importancia que se les otorga, sería lógico pensar que estos caracteres que no fueron elegidos por casualidad,
están cargados de sentido y de simbolismo. Desgraciadamente, como su origen se pierde en la noche de los tiempos,
debemos confesar que, salvo para dos o tres de ellos, no puede darse su etimología exacta. Para nuestro espíritu occidental
es sorprendente que la tradición haya olvidado datos tan importantes. Me parece que este hecho se debe principalmente a
que estos caracteres no son nunca considerados de manera aislada y en sí mismos, sino en su relación entre ellos y en lo
que esconden sus afinidades con respecto a la significación. A nadie se le ocurre entonces tratar de descubrir el
simbolismo de estos grafismos familiares, como tampoco intentamos descubrir nosotros el misterio del grafismo de una
cifra o de un símbolo algebraico. Esto concuerda además con la mentalidad de los chinos actuales que, por estar muy
ocupados en buscar su aplicación y utilidad prácticas, no se detienen a escrutar su naturaleza.

A pesar de las minuciosas investigaciones y de la comparación entre numerosos diccionarios y obras de lingüistas,
astrólogos y sinólogos, los resultados que obtuve son escasos y decepcionantes. No tengo nada que envidiar a las
conclusiones que se encuentran en algunos manuales de acupuntura recientes, pues lo menos que puede decirse es que
están lejos de ser convincentes.

Los diez Troncos celestes

Son los más antiguos caracteres cíclicos conocidos: bajo la dinastía Chang (1500 a.C.) ya servían para indicar los días de
la semana, o más exactamente los diez días que la formaban, y figuraban en los nombres de los reyes.

Los signos que constituían la serie de los diez Troncos celestes componen los más antiguos caracteres chinos conocidos.
Se los encuentra efectivamente (ligados al calendario indican los días de la semana) en las inscripciones oraculares (1500
a .C.). Están asociados de a dos y de una manera muy simple (alternativamente Yang y Yin a un Agente, lo que hace creer
a algunos, a Saussure especialmente, que constituían un simple desarrollo de la «teoría de los cinco Elementos», hecho
improbable pues figuran en los textos mucho antes que los cinco Agentes.

Corno los signos denarios han figurado en el nombre de los soberanos desde tiempos inmemoriales, Granet afirma que es
la razón por la cual se les atribuye un valor adivinatorio del que habría nacido el método de adivinación por los ocho
signos del Destino. Los diez Troncos celestes están entonces ligados esencialmente al día, lo que constituye una razón
suplementaria para dudar de las etimologías tradicionalmente propuestas, todas vinculadas con los meses y con las
estaciones.

De todas maneras, los Troncos celestes, asociados de a dos, alternativamente Yang (impar) y Yin (par) con uno de los
cinco Agentes, son también asociados, por parte de los comentadores, con las estaciones y sus ciclos evolutivos. Tenernos
entonces:

86
Estas interpretaciones son tradicionales y merecen ser señaladas como tales, aunque sigo creyendo que están bastante
alejadas del sentido que debía atribuirse originariamente a caracteres elegidos para designar un periodo de diez días, el
tercio de un mes.

87
Los doce Ramos terrestres

Aparecieron más recientemente que los Troncos celestes y se los asocia esencialmente a los doce meses y a las doce horas
del día.

Como lo sabemos, se los relaciona con el Cielo (!). Mucho menos antiguos que los diez Troncos, aparecen en los textos
hacia el siglo V de nuestra era. Primero designaron las doce horas del día (la hora china vale dos de las nuestras), luego
los doce meses del año y cada uno de los doce años del ciclo de Júpiter.

Sus relaciones con los cinco Agentes no fueron tan fáciles de establecer como en el caso de los diez Troncos; es evidente
que es mucho más fácil establecer la relación 5/10 que 5/12. No es entonces sorprendente que varios sistemas hayan sido
propuestos.

Algunos -especialmente entre los acupuntores- se contentan con asociar en grupos de tres los doce Ramos con las
estaciones y los Orientes, y entonces, con la Madera, el Fuego, el Metal y el Agua. Quedan entonces el Centro y el Agente
Tierra, omnipresente e intemporal. Pero en su conjunto, los astrólogos adhieren a una solución diferente: la Madera, el
Fuego, el Metal y el Agua comparten cada uno dos Ramos que se suceden; los cuatro Ramos que quedan, intercalados uno
por uno entre cada grupo, están destinados a la Tierra.

Se observará que, contrariamente a los Troncos celestes, los signos no se asocian más a los Agentes en una bella
alternancia Yang y Yin. Pero la vuelta al Centro en el tercer período de cada estación me parece obedecer a una perfecta
lógica. Esto nos da los siguientes grupos:

Aunque los doce Ramos hayan aparecido más recientemente, su etimología tal vez sea más imprecisa que la de los diez
Troncos: este tema no parece haber preocupado demasiado a los comentadores. Es verdad que en la práctica a menudo se
tiende a substituirlos por los doce Animales, que tienen la ventaja de estar mucho más cerca de la imaginación popular.
Son sin embargo los factores principales cuando se trata de estudiar el año, el mes y la hora.

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Reconozco que estas indicaciones sean demasiado sucintas y poco convincentes, pero lo que cuenta no son los signos
considerados de manera aislada, sino sus relaciones con los demás y con los Agentes.

89
CAPÍTULO XV

ORIGEN DE LOS EMBLEMAS CICLICOS: LOS DOCE ANIMALES

EL ORIGEN DE ESTOS SIMBOLOS

Más recientes que los signos duodenarios


con los que se los confunde a menudo, los intentos
que se han hecho para asimilarlos a los signos del Zodíaco
no me parecen convincentes.

Los doce Animales están esencialmente ligados al ciclo anual y a las doce casas de Júpiter en su revolución de doce años.
Más populares en China y en Vietnam que los signos duodenarios o los Ramos terrestres con los que se los asocia, son los
más conocidos en Occidente y muchas obras han popularizado los horóscopos relativos a estos Animales. Además
contienen un simbolismo que habla más a la imaginación que los signos abstractos. Pero precisamente por esta razón los
más serios intérpretes de los signos del Destino desconfían y no les prestan seriamente atención: si dijimos ya que para los
cinco Agentes no había que dejarse llevar por un simbolismo demasiado fácil, con más razón este criterio debe aplicarse a
los doce Animales.

El origen de lo que a veces se llama equivocadamente el Zodíaco chino es oscuro pues no se puede establecer ninguna
relación seria con el Zodíaco. Algunos quisieron compararlos a las apelaciones con que los persas designan las horas, pero
tampoco aquí -aparte de que se emplean nombres de Animales- puede sugerirse nada concluyente.

En vez de ver un origen exterior, pareciera que su origen debe buscarse en los tesoros de leyendas del folklore chino, pues
todos estos Animales son héroes de viejas leyendas y en su conjunto son fastos.

LA RATA es Yin pues es una criatura que vive sobre todo por la noche. Se considera que vive
trescientos años y que a los cien se vuelve blanca. Muy fasta para quienes aprecia, es un símbolo
de riqueza y prosperidad pues la Rata no se queda en las casas pobres. Posee el don de poseer
doble vista.

EL BUFALO nació de la esencia de un pino milenario. Es Yin porque parece surgir del suelo
empapado de un arrozal. Ayuda al cultivo y no debe (como el caballo para nosotros) utilizarse
como carne de carnicería. Signo de longevidad. Lao Tse, el filósofo, cabalgaba en un búfalo en
sus viajes por las montañas buscando la inmortalidad. El Búfalo trascendente puede vivir varios
milenios.

EL TIGRE es Yang porque nació en el séptimo mes, período de formación del Yang celeste. Pero
sus rayas son una mezcla fasta de Yin y de Yang. Jefe de todos los animales y terror de los
demonios y de las criaturas del más allá que devora sin piedad. Es el encargado de proteger a los
niños de los malos genios. Los muchachos jóvenes a menudo se encomiendan al Tigre y llevan un
sombrero con la forma de la cabeza de este animal para ahuyentar a los espíritus celosos que
pudiesen querer raptarlos. Pude observar que este uso sigue siendo muy practicado en China.

LA LIEBRE es Yin pues está formada de la esencia Yin; se dice que habría elegido, bajo su forma
trascendente, su domicilio en la Luna. Vive un millón de años y se pone blanca luego de
quinientos años. Sabia consejera por su sentido de la previsión y su arte de descubrir las
ocasiones.

90
EL DRAGON. Criatura Yang, es el mejor de todos los símbolos (pero cuidado, es tan fasto que
podría cambiar de signo y volverse peligroso). Es el rey de todas las cosas. Símbolo del
emperador, dirige la lluvia y las nieves, pero es esencialmente cuando ha elegido el Agua como
morada que adquiere los cinco colores de la Aurora y se vuelve benéfico. En un reino, el Dragón
Verde se manifiesta cuando el soberano es virtuoso. En cambio su colega el Dragón Azul sólo se
muestra en caso de calamidad. Sin embargo, si eligen aparecer simultáneamente, es un excelente
síntoma de buen augurio. Desgraciadamente, los viejos textos no dicen nada con respecto a los signos que acompañan su
manifestación.

LA SERPIENTE, como el Dragón, es Yang. Su presencia en los cimientos de una morada es


signo de riqueza si se sabe cómo «nombrarla», y sobre todo si no se muestra. Su súbita aparición
constituye una advertencia y un presagio muy malo.

EL CABALLO es el símbolo mismo de la masculinidad, por eso se lo asocia con el mediodía y


con el trigrama masculino. Los ocho Caballos, según una tradición muy antigua, son los símbolos
de todas las felicidades. Es la imagen de la fuerza compasiva.

LA CABRA, por participar en las fuerzas de la vegetación es Yang. Muy fasta, es el símbolo del
ascenso social y de una carrera distinguida.

EL MONO es considerado por algunos como Yin y Yang a la vez. Es el símbolo de la


inteligencia y de la maña, a veces un poco deshonesta. ¿No debe el Dios Mono su
inmortalidad al melocotón que robó en el jardín de la Soberana Madre del Oeste? Su vida
dura varios milenios. Desde su juventud hasta los ochocientos años
no es siempre bondadoso, pero se mejora con la edad y cuando se
transforma en babuino se vuelve encantador y compasivo.

EL GALLO es Yang pues nació de una madera expuesta al Sol. Su voz despierta y estimula. Caza los
demonios que huyen al ver su cresta roja (los chinos creen que el rojo hace huir a los demonios).

EL PERRO es Yin. Aunque no se lo aprecia demasiado en China, salvo como estofado, es fasto,
sabio y leal; es un amigo seguro y muy útil pues su olfato le hace adivinar las trampas y los
peligros escondidos.

EL CERDO es Yin. Es el símbolo de una vida holgada y de prosperidad familiar (el carácter que
significa «familia» representa un cerdo apaciblemente instalado sobre un techo). Símbolo de
riqueza, es siempre un feliz augurio, su presencia trae felicidad y fortuna.

Estos animales, como el águila, el cordero, la abeja, que figuran en nuestra iconografía, han sido elegidos por considerarse
fastos, no debe mirárselos entonces con demasiado naturalismo.

Observemos que los vietnamitas han reemplazado a la Liebre por el Gato. Como la Liebre, animal impuro, no se
considera comestible en Extremo Oriente, sólo puede tratarse de una substitución como las que nosotros a veces
atribuimos a algunos cocineros. Observemos solamente que en el lenguaje popular de la China del Norte, el término
«conejo» se considera como un insulto y en su lugar se emplea el vocablo «gato salvaje», que suena menos mal a los
oídos. Probablemente el reemplazo de la liebre por el gato tenga un origen similar.

91
CAPÍTULO XVI

EL SEGUNDO ESTADIO DE LA MANIFESTACION DE LA ENERGIA


LOS CINCO AGENTES
NATURALEZA DE LOS CINCO AGENTES

No son de ninguna manera entidades propias


ni elementos que constituyen seres o cosas.
se trata de principios que actúan.

En una segunda fase, la energía se subdivide en cinco fuerzas (en realidad se debería decir cuatro más una, pues la Tierra
es ante todo un punto de referencia que se identifica con el Centro). El estudio de estas cinco fuerzas ilustra perfectamente
el inconveniente -que ya he señalado- que consiste en querer interpretar conceptos puramente chinos según nuestras
categorías occidentales.

El término 行 hsing que traduzco por «Agente» significa en chino «marcha», «progreso», es entonces esencialmente
dinámico y designa el devenir. Sin embargo, los sinólogos -impresionados seguramente por la visión del Mundo de
Empédocles, que reduce la composición de todas las cosas a cuatro elementos fundamentales: Agua, Aire, Tierra y Fuego
reunidos por el amor y divididos por el odio- se obstinan en traducir por «los cinco Elementos». Además de ser un
contrasentido evidente, esta traducción tiene la desventaja de hacer pensar que todo sucede de la misma manera para los
cinco Elementos: Metal, Madera, Agua, Fuego y Tierra, cuya combinación formaría la sustancia de todas las cosas.

De hecho (y la tradición china es unánime sobre este punto), sólo se trata de símbolos, muy bien elegidos, que representan
las fuerzas que animan el Universo, imágenes milenarias cuya utilidad ha demostrado la experiencia. Sobre este punto
podríamos decir todo lo dicho anteriormente sobre el Yin y el Yang.

Respetando la tradición Instaurada por sus colegas sinólogos, Joseph Needham conserva el vocablo «elemento» pero al
mismo tiempo lo despoja de su contenido usual señalando que no se trata de elementos que entran en la constitución de las
cosas sino de processes, que si no me equivoco, significa principios de evolución y de devenir.

Así, el Agente que podríamos llamar la «virtud del Agua», representa una acción infiltrante y disolvente que tiende hacia
abajo; en la «virtud del Fuego» la acción es caliente, incandescente, tiende hacia arriba; la «virtud de la Madera» es viva y
acepta la forma que le da lo útil, mientras que la «virtud del Metal» es inerte pero se adapta a la forma que le impone el
molde; la «virtud de la Tierra», por tratarse del elemento productor, se sitúa aparte. Esto es una simple indicación que no
habría que tomar al pie de la letra: no debe atribuirse una realidad a lo que solamente es símbolo.

Jacques Lavier, que de todos los acupuntores franceses pareciera ser el que más relación tiene con la mentalidad de los
textos chinos, ha dado una excelente explicación extraída del Nei King que resumo aquí. También él observa que se trata
ante todo de dinamismos y traduce por «los cinco potenciales», describiendo así su acción: el Fuego, relacionado con el
Verano y el Sur, simboliza el «gran Yang» en su valor extremo, mientras que el Agua, relacionada con el invierno y el
Norte, simboliza por el contrario el «gran Yin»; la Madera, relacionada con la Primavera y el Este es el «pequeño Yin», el
Yin en disminución, que pierde velocidad en comparación con el Yang dinámico que crece como la vegetación. El Metal
es el «pequeño Yang», el Yang en vías de regresión, relacionado con el Otoño y el Oeste. El Yang va a dar lugar a un Yin
destructivo. La Tierra finalmente, situada en el Centro, está en relación directa con los otros «potenciales», conteniéndolos
a todos.

Esta explicación tradicional tiene la ventaja de mostrar bien la relación que existe entre los cinco Agentes: prefiero sin
lugar a dudas esta traducción a «potencial», que me parece sugerir una fuerza en potencia o en reserva; el término
«actuantes» tal vez sería más exacto, pero rechazo este neologismo.

92
Señalemos sin embargo que, según la tradición seguida por todos los acupuntores, Lavier se refiere a una astrología
cósmica utilizada en escala Universal. La astrología que se interesa por el destino de cada persona individual es un tanto
diferente, pues en esta óptica cada Agente es alternativamente -ya lo veremos- Yang en expansión o Yin receptivo.

AFINIDADES Y RELACIONES DE LOS CINCO AGENTES

Innumerables son las listas que indican estas afinidades.


pero, exceptuando algunas ligeras variantes,
concuerdan en lo esencial.

A través de los siglos, los astrólogos y acupuntores establecieron una multiplicidad de catálogos de seres o estados que les
parecían tener relaciones privilegiadas con uno u otro de los cinco Agentes. Podríamos hacer una enumeración sin fin pero
el esoterismo de algunos de ellos requeriría largos y difíciles comentarios, sin contar que a veces se trata de tradiciones
diversas y a menudo contradictorias que sólo pueden interesar como curiosidad y erudición. Prefiero contentarme con la
lista del Nel King, que completa la del Yue Ling.

El Este. En el Cielo produce el viento que se expresa en la tierra por el Agente Madera, su estación es la Primavera.

La Madera. Rige el Hígado, los ojos, los músculos. Su color es el verde, su sabor el ácido. Alimento que conviene: el
cordero y el trigo. Planeta Júpiter. Cifra 8 (símbolo numérico).

El Sur. En el Cielo produce el calor que se expresa en la tierra por el Agente Fuego cuya estación es el Verano.

El Fuego. Rige el Corazón, la lengua, la sangre. Su color es el rojo, su sabor amargo. Alimento que conviene: las aves y
los guisantes. Planeta Marte. Cifra 7.

El Centro. En el Cielo produce la humedad, que se expresa en la tierra por el Agente Tierra, cuya estación es la Canícula.

La Tierra. Rige el Bazo, la boca y la piel. Su color es el amarillo. Su sabor es lo dulce, lo azucarado. Alimento que
conviene: carne de vaca y mijo. Planeta Saturno. Cifra 5.

El Oeste. En el cielo produce la sequía, que se expresa en la tierra por el Agente Metal, cuya estación es el Otoño.

El Metal. Rige el Pulmón, la nariz, la piel y el sistema piloso. Su color es el blanco. Su sabor, agrio. Alimento que
conviene: el perro y las semillas oleaginosas. Planeta Venus. Cifra 9.

El Norte. En el Cielo produce el frío, que se expresa en la tierra por el Agente Agua, cuya estación es el Invierno.

El Agua Rige los Riñones, el oído y los huesos. Su color es el negro. Su sabor, salado. Alimento que conviene: la carne de
cerdo y el sorgo. Planeta Mercurio. Cifra 6.

AFINIDADES DE LOS CINCO AGENTES

Podría continuarse hasta el infinito con las enumeraciones que contiene este cuadro, además, los comentadores chinos no
se privaron de hacerlo. En lo que a mí se refiere, me limité a los términos que son útiles para nuestros propósitos: así, los
términos «estilo de Gobierno», «virtudes», etc., pueden transponerse fácilmente a un estudio de caracteres.

93
Agentes Madera Fuego Tierra Metal Agua
Orientes Este Sur Centro Oeste Norte
Estaciones Primavera Verano Canícula Otoño Invierno
Signos denarios 1, 2 3, 4 5, 6 7, 8 9, 10
Signos duodenarios III, IV VI, VII II, V, VIII, XI IX, X XII, I
Planetas Júpiter Marte Saturno Venus Mercurio
Órganos Hígado Corazón Bazo Pulmones Riñones
Sabores Ácido Amargo Suave Agrio Salado
Números 8 7 5 9 6
Notas Kiao (3° nota) Tcheng (4° nota) Kong (1° nota) Chang (2° nota) Yü (5° nota)
Colores Verde Rojo Amarillo Blanco Negro
Estilo de gobierno Distendido Ilustrado Prudente Enérgico Calmo
Virtudes Benevolencia Sabiduría Fe Rectitud Responsabilidad
Estados afectivos Cólera Alegría Deseo Tristeza Temor

EL RITMO DEL TIEMPO, LAS ALTERNANCIAS DEL «YIN» Y DEL «YANG» Y LAS
FASES DE LOS CINCO AGENTES

Las reflexiones que figuran aquí son sólo a título indicativo.


pues el tema desborda ampliamente nuestro marco, pero me parece útil abrir
perspectivas y mostrar que una noción como la de biorritmo
ya estaba prefigurada en la tradición china.

Diagrama extraído del Nan King.


En el círculo exterior, los veinticuatro términos solares; en el circulo siguiente, los caracteres cíclicos, luego los meridianos (líneas
de los puntos de acupuntura); en el centro los órganos de los que se trata.

94
Hace ya más de dos mil años que existen textos chinos que mencionan la existencia de ciclos energéticos perfectamente
análogos a lo que hoy llamamos biorritmos. En el Nan King se encuentra un diagrama para los acupuntores que indica los
puntos culminantes de la energía de los diferentes órganos en relación con los veinticuatro términos solares. Como estas
indicaciones se basan en el ciclo de los cinco Agentes, a partir de ellas (y sobre todo si se las completa con las
indicaciones dadas por otras antiguas obras. corno el Nei King) pueden hacerse diagramas que constituyen los biorritmos
más antiguamente conocidos.

Las fases de la luna, cuya luz pasa constantemente de la aniquilación a la plenitud, son un ejemplo perfecto de los ciclos
naturales, ciclos que podríamos descubrir en grandes cantidades con un poco de atención.

En esta perspectiva los chinos consideran las estaciones, los meses, los días, las horas... que pasan alternativamente por un
punto mínimo y un punto máximo de intensidad; también a solsticios y equinoccios, y lo que corresponde al comienzo de
nuestros signos del Zodíaco, como los puntos culminantes de las estaciones y de los meses. Así, en el transcurso de las
doce horas (dobles) diarias, interviene el punto máximo de intensidad horaria, mientras que para nosotros suenan las horas
pares.

Directamente inspirados de los textos chinos, los diagramas que doy aquí son muy instructivos y pueden llevarnos a
reflexionar, pero a causa de su brevedad, sólo deben ser considerados como Interesantes puntos de partida de ulteriores
investigaciones.

Los cinco Agentes y las cuatro estaciones

Los cinco Agentes tienen una influencia durante todo el año, pero todos contienen un máximo y un mínimo. Según el Nei
King completado por el Pao P'ou Tseu, la Madera está en el máximo en el equinoccio de Primavera y en el mínimo en el
equinoccio de Otoño, mientras que el Metal está en el máximo en el equinoccio de Otoño y en el mínimo en el equinoccio
de Primavera. Así mismo, el Fuego está al máximo en el solsticio de Verano y en el mínimo en el solsticio de Invierno,
mientras que el Agua está al máximo en el solsticio de Invierno y en el mínimo en el solsticio de Verano.

En cambio, la Tierra parece seguir fases muy diferentes y está en el máximo en el último mes de cada estación que figura
una vuelta al Centro.

El conjunto de estas indicaciones puede representarse de la siguiente manera:

Los cinco Agentes, el Yin y el Yang, y los meses

Si seguimos la regla de los números de orden par e impar, vemos que el segundo mes astrológico (o periodo) es Yin. Es el
periodo que contiene el equinoccio de Primavera; mientras que el quinto periodo, que contiene el solsticio de Verano, es
Yang; el octavo periodo, que contiene el equinoccio de Otoño, es Yin, el undécimo periodo, que contiene el solsticio de
Invierno, es Yang. Si observamos el siguiente cuadro, comprendemos por qué el quinto y el undécimo mes son llamados
«Yang entre dos Yin». Esto explica en parte la extraordinaria afirmación que han hecho algunos autores esotéricos, según
la cual el quinto y undécimo mes serian Yin. Este ejemplo pone de manifiesto que no debe concluirse demasiado
apresuradamente cuando se estudian los aspectos Yang y Yin, cuyo valor no es siempre tan evidente como parecería a
primera vista.
95
El siguiente cuadro es un desarrollo del anterior, completado por la alternancia Yang y Yin:

Los cinco Agentes, el Yin y el Yang, y las horas.

De manera análoga, para las horas puede hacerse un cuadro equivalente pero, como el orden de los signos duodenarios es
levemente diferente (el primer mes lunar o astrológico comienza en el tercer signo duodenario y la primer hora en el
primero), también el orden de los Agentes es diferente.

Pienso que estos cuadros deberían ser estudiados antes de emprender la interpretación de un tema astral.

Los cinco Agentes y el lenguaje de las sociedades secretas

Los cinco Agentes son a menudo utilizados en los ritos iniciáticos y en el lenguaje codificado de las sociedades secretas.
Recientemente he leído un documento muy interesante que trata de los ritos de las sociedades secretas. Los cinco Agentes
son utilizados para indicar las relaciones entre los miembros: el Metal, por ejemplo, representa la Cabeza, el Jefe, y el
Agua la «fraternidad». Esta ilustración muestra los gestos utilizados para expresar los cinco Agentes; de izquierda a
derecha tenemos el Metal, la Madera, la Tierra, el Fuego y el Agua:

La elección del orden de «conquista mutua» para el rango que se da a los Agentes pone de manifiesto la actitud belicosa
de las sociedades secretas.

96
CAPITULO XVII

LAS VEINTIOCHO CONSTELACIONES O EL ZODIACO LUNAR

LAS VEINTIOCHO CONSTELACIONES, CASAS DE LA LUNA

Representan el único elemento verdaderamente


astrológico de nuestro horóscopo chino.

En correspondencia con los meses lunares, estas veintiocho Constelaciones son los únicos elementos realmente
astrológicos del horóscopo chino; corresponden a un ciclo de veintiocho días que se suceden junto con los signos del ciclo
sexagesimal. Estas Constelaciones, asociadas al Agente que rige el grupo diario del Destino, constituyen el factor
determinante para descubrir el coeficiente de suerte atribuido a cada uno de nosotros; los almanaques chinos los indican
cuidadosamente, pues de ellos dependen esencialmente las prohibiciones o recomendaciones para cada día.

La astronomía que permite definir el orden temporal siempre se practicó en la China. Aquí dos expertos calculan, según un método
muy antiguo, el equinoccio de primavera con la ayuda de un gnomon.

He aquí la lista de Constelaciones tal como la da Havret, salvo una o dos correcciones, Needham piensa que
correspondían al Ecuador tal como se presentaba 2400 años a .C.

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CONSTELACIONES ORIENTALES
Sector del Dragón Verde

98
CONSTELACIONES ORIENTALES
Sector de la Tortuga Negra

99
CONSTELACIONES OCCIDENTALES
Sector del Tigre Blanco

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CONSTELACIONES AUSTRALES
Sector del Pájaro Bermellón

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Estrellas que componen estas veintiocho constelaciones

102
Las veintiocho constelaciones y la semana

No es entonces una casualidad si en los almanaques chinos se encuentran las «siete luminarias», el Sol, la Luna y los
cinco Planetas, asociados a las Constelaciones en un orden que es idéntico al de nuestros días de la semana:

A pesar de que los Planetas se indican en esta lista por referencia al Agente con el que están tradicionalmente asociados, esta
serie de siete no está en relación directa con la que se utiliza en Astrología; además, la presencia del Sol y de la Luna
complicaría el problema, y, que yo sepa, los astrólogos chinos no los utilizan para nada. Por otra parte, la lengua de todos los
días no ha retenido esta denominación para los días de la semana que los chinos designan simplemente con un número de orden
(con excepción del domingo que se llama «día del Sol»).

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CAPITULO XVIII

RELACIONES ENTRE LA ADIVINACION POR LOS OCHO SIGNOS


Y OTROS METODOS ADIVINATORIOS

El método de adivinación por los ocho signos es, sin lugar a dudas, el más utilizado en China, aunque esto no excluye el
empleo de otros procedimientos que a veces lo completan de manera muy útil.

LA NUMEROLOGÍA

La numerología o adivinación por las cifras


ya no tiene en China la importancia de antaño
pero los taoístas la siguen teniendo en gran estima.

Conociendo la importancia capital que le otorgaban a la música, y el estudio avanzado que hicieron de las relaciones
matemáticas de la gama y el largo de los tubos de bambú que la definía, hubiese sido muy sorprendente que los chinos no
hubiesen elaborado un sistema del tipo del de Pitágoras que atribuye a los números un sitio primordial para la
comprensión del Universo. Sin embargo existe una importante diferencia y es que los pitagóricos, por ser más metafísicos,
consideraban a los números como elementos constitutivos del Universo, mientras que los chinos sólo veían en él
emblemas que tenían la función de representarlo, siendo el único medio de medirlo y, en consecuencia, de controlarlo.

En efecto, gracias a la revelación de dos cuadrados mágicos, el emperador mítico Yu el Grande tuvo la posibilidad de
medir el Mundo y de tomar posesión del mismo; su papel de jefe supremo de pesos y medidas era tan importante como el
de regulador del calendario. Según la tradición, el mismo Yu «por su voz, su estatura, su paso, podía servir de patrón a
todas las medidas».

A pesar de que esta costumbre se haya abandonado, estos cuadrados mágicos, muy considerados en la Antigüedad, son
aún respetados en la tradición taoísta.

El primero, el Ho Tou, «Cuadro del Río», fue entregado al emperador Yu por un Dragón que salió del Río Amarillo. Este
diagrama, que comprende hileras de puntos negros (números Yin) y de puntos blancos (números Yang), contiene
simbólicamente todas las cifras que representan los Orientes, las estaciones, los cinco Agentes, es decir, todo lo que
permite definir la relación Espacio-Tiempo.

El segundo cuadrado mágico, el Louo Chou, «Escrito del Río Louo», aún más celebre que el primero, se le apareció al
emperador Yu inscripto en la caparazón de una tortuga (la tortuga, con su caparazón redonda, imagen del Cielo y con su
vientre chato, imagen de la Tierra, simboliza el Universo). Las nueve primeros números se disponen en cuadrado mágico,
104
antiguamente se los representaba con nueve calderos rituales; esta disposición en forma de cuadrado fue utilizada para la
división de los campos (arrozales) para plantar cuando había que dividirlos, y para el palacio del emperador, el Ming
Tang. Como se podrá observar, el total de las cifras así distribuidas da siempre 15, cualquiera sea el sentido en que se las
lea, en horizontal, vertical o diagonal.

Como ha observado Granet, los chinos no hacen ninguna diferencia entre un número cardinal y uno ordinal. Hemos visto
la importancia de los cálculos para hacer un horóscopo: podría entonces reducirse a simples relaciones numéricas y hubo
astrólogos que así lo hicieron. Aunque he visitado expertos en la materia, estos malabares matemáticos me superan un
poco, lo confieso, y no he podido encontrar explicación en ninguna obra de adivinación, sí en los almanaques, aunque
muy simplistas: a cada binomio se le atribuye una cifra que por comodidad se llama «peso» y se supone el peso total que
se obtiene indica el valor atribuido por la suerte al destino de cada uno.

No carece de interés observar que el Hong Fan, que contiene una de las más antiguas listas conocidas de los cinco
Agentes, da el siguiente orden:

Agua Fuego Madera Metal Tierra


1 2 3 4 5

La tradición considera que se trata también de su valor numérico; se observará que el total de estos valores es 15.

Por especializarse en el calendario, el Yue Ling no considera más que las cifras fuertes de las parejas que se dan en el Ho
T'ou.: 1-6, 2-7, 3-8, 4-9, 10 que da:

Agua Fuego Madera Metal


6 7 8 9

cuyo total es 30 (número de días del mes); obsérvese que se encuentran las mismas cifras si se suma 5 a cada uno de los
números de la lista precedente.

Si agrupamos los Agentes en el orden de producción que utilizamos en esta obra, tenemos:

Madera 8, Fuego 7, Primavera, Verano, período creciente del año, total 15


Metal 9, Agua 6, Otoño, Invierno, período de decadencia, total 15.

Para el ciclo diario, esto corresponde también a los dos períodos medianoche-mediodía, en crecimiento, y mediodía-
medianoche, en decadencia.

Se observará también que 8 y 7 corresponden respectivamente al joven Yin y al joven Yang dinámicos -período de
crecimiento- mientras que 6 y 9 corresponden al viejo Yin y al viejo Yang -en plenitud- , pero -como los considera el I
Ching- en mutación, entonces, ya en decadencia.

105
EL «I CHING»

La mayoría de los astrólogos chinos emplean, junto con los ocho caracteres, los sesenta y cuatro hexagramas del I Ching,
el «Libro de las Mutaciones». Estos sesenta y cuatro hexagramas resultan de todas las combinaciones' posibles de los ocho
trigramas, desarrollo de las relaciones Yin y Yang que la imaginería taoísta representa rodeando a estos dos principios
enlazados. Según los historiadores chinos, el cuadrado mágico Louo Chou habría: Inspirado a estos trigramas. ¿Cómo? No
es fácil saberlo, por eso dicen los historiadores que el secreto de su verdadera interpretación, y en consecuencia, el
verdadero sentido de los sesenta y cuatro hexagramas derivados, se ha perdido.

I Ching y números

Nuestro propósito no es indicar el método para emplear el I Ching (sobre el tema se han escrito muchas obras y algunas
excelentes), sin embargo hemos de señalar un punto interesante.

Si recordamos que el Yang es impar y el Yin par y que para encontrar un hexagrama se da al Yang el valor de 3 y al Yin el
valor de 2, cada trazo que se encuentra luego de tirar tres veces los palillos podrá ser considerado como ascendiente o
«joven», y como mutante, en decadencia o «viejo»:

- el «joven Yang» dinámico tendrá el símbolo de 7 = 2 + 2 + 3, es decir dos aspectos Yin por uno Yang, y el «joven yin»
dinámico tendrá el símbolo de 8 = 3 + 3 + 2, es decir dos aspectos Yang por uno Yin;

- el «viejo Yang» , mutante que ha llegado a la perfección que va a hacerle cambiar de signo, tiene por valor 9 = 3 + 3 + 3,
es decir 3 Yang, mientras que el «viejo Yin» mutante tiene por valor 6 = 2 + 2 + 2, es decir 3 Yin. En la adivinación por el
I Ching, estos trazos llamados «mutantes» van a transformarse en su contrario, un «viejo Yang» se transformará en un
«joven Yin» y un «viejo Yin» en un «joven Yang». Tal es la clave de la adivinación por el I Ching, en donde todo
hexagrama por contener trazos mutantes engendra otro hexagrama y esta transformación es lo significativo, pues el «Libro
de las mutaciones» se basa en lo que evoluciona y no en lo estático.

En todo caso, es muy sugerente el paralelismo entre los trazos que constituyen los hexagramas y los Agentes, y vale la
pena meditar sobre ello.

I Ching y calendario

No es sorprendente que se haya Indicado una concordancia entre los hexagramas y los doce meses del año, he aquí el
cuadro más conocido:

Algunos autores identifican cada hexagrama con un periodo preciso del año. He aquí la interpretación tradicional que da
Blofeld basándose en el calendario lunar (pero si seguimos los períodos astrológicos, el resultado es aún más
satisfactorio):

«La tabla siguiente da una lista de los meses con los que cada hexagrama tiene una afinidad especial. Sin embargo no
debe creerse que cierta previsión dada en un hexagrama particular sucederá fatalmente en la época del año a la que

106
corresponde, a menos que el texto lo indique de manera precisa. En cambio. Si le preguntamos al I Ching en qué mes
ocurrirá tal cosa, se encontrará la respuesta en esta tabla» (que doy aquí en una manera un poco más desarrollada).

«...Cada hexagrama gobierna más particularmente seis días. Además, cada línea de este hexagrama (partiendo desde
abajo) gobierna especialmente uno de estos seis días. Así una línea cuatro mutante en el hexagrama 5 indicarla el décimo
día del primer mes... Podrá observarse que cuatro de estos hexagramas rigen cada uno un periodo completo de tres
meses…»

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LA BRUJULA GEOMANTICA

Como se sabe, los chinos utilizaron la brújula no tanto para la navegación sino para definir en el suelo los Orientes y las
influencias fastas o nefastas, llamadas metafóricamente Feng Shui (Viento y Agua). Los fundamentos de estos cálculos
son esencialmente los mismos que los que se utilizan para el calendario y el establecimiento de un horóscopo.

En efecto, para los chinos. Espacio y Tiempo no son nociones distintas sino dos aspectos de una misma realidad indivisa.
Ecologistas sin saberlo, siempre trataron de construir un edificio, una casa, un pabellón, en función de los Orientes y de
las influencias benéficas, con ese resultado tan admirable que es la perfecta adaptación de la construcción al sitio y al
paisaje, Pekín comparte con Versalles el privilegio de haber sido enteramente diseñada en función de las indicaciones de
astrólogos y geománticos.

Desde su tumba el difunto sigue cuidando a su familia, por eso la elección de su sitio y orientación siguen siendo aún tema
de un estudio muy detallado por parte de los agrimensores.

La brújula geomántica, herramienta de todos los cálculos, está ubicada en el centro de varios círculos que contienen los
datos que ya conocemos por haberlos utilizado en los horóscopos. Encontramos en la hermosa brújula que reproducimos
aquí, partiendo del exterior hacia el centro, primero las veintiocho Constelaciones, luego, elementos de numerología
(cifras abreviadas); en un sabio desorden se mezclan a continuación los binomios, los caracteres cíclicos, los caracteres
que indican los trigramas, los cinco Agentes; finalmente, en el centro, la representación de los caracteres cíclicos que ya
conocemos, que corresponden a los puntos cardinales. Observemos que en China la brújula indica el Sur, por esta razón
ubicamos a este punto cardinal en la parte superior y el Norte en la inferior, el Este a la Izquierda y el Oeste a la derecha,
como ya lo hemos visto en otros cuadros que figuran en la presente obra.

El ciclo cósmico que para los chinos rige las relaciones del Cielo y la Tierra y en consecuencia el orden del Universo, es
bastante diferente del que se utiliza en la astrología genetlíaca, ciencia de los horóscopos individuales. Pero este ciclo es
muy importante si se quieren estudiar las influencias que rigen la evolución del Mundo y que regirán entonces nuestro
Destino: también es muy importante en acupuntura pues los «meridianos» marcan en nuestro cuerpo (como sus
denominaciones lo prueban) las influencias cósmicas que padecen todos los individuos.

Este ciclo cósmico está regido por el ciclo sexagesimal que ya conocemos:

-las influencias celestes están ligadas a la cifra 6, en consecuencia (por una inversión que ya hemos señalado) a los 12
Ramos terrestres y se manifiestan por las 6 energías (llamadas a veces 3 Yang y 3 Yin) que son, en orden, el pequeño Yin,
el extremo Yin, el pequeño Yang, el Yang medio, el extremo Yang, el Yin medio. En este orden están asociados a los 6
primeros Ramos terrestres, y otra vez en el mismo orden a los 6 últimos. Están igualmente asociados a los 5 Agentes: pero
para que la relación pueda establecerse de una manera constante, el Fuego se presenta según dos aspectos llamados
respectivamente «Fuego ministerial» y «Fuego imperial»;

- las influencias terrestres están ligadas a la cifra 5, en consecuencia, a los 10 Troncos celestes; se manifiestan por los 5
«Movimientos», denominación atribuida en este caso a los 5 Agentes que ya conocemos, pero que se encuentran
agrupados en un orden bastante diferente del que hemos utilizado hasta aquí. Ciclos de estaciones, construidos sobre los
mismos principios, influyen dentro de este ciclo anual, justificando las variaciones y la complejidad de las estaciones a
pesar de su esquema originariamente simple.

Es imposible dar en esta obra más detalles sobre este ciclo cósmico, sin embargo las nociones sucintas que aquí figuran
nos permitirán confrontar nuestro destino personal con la configuración general de cada año: alcanza con aplicar las reglas
que ya conocernos a las relaciones entre los 5 Agentes.

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CUADRO RECAPITULATORIO que indica las concordancias que existen entre el ciclo cósmico y el ciclo astrológico utilizados en esta obra

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Explicación del cuadro recapitulatorio

En el centro encontramos los tres ciclos de sesenta años (元 Yüan): el anterior de 1864 a 1923, el actual de 1924 a 1983,
el futuro de 1964 a 2043.

En el ángulo izquierdo de cada rectángulo, una cifra indica el número de orden del binomio de cada año.

1) El ciclo cósmico (que determina la continuación de los años)


A. El ciclo cósmico y los 6 Movimientos: - significa pequeño; = significa medio; + significa extremo (en relación
con las Ramas).
B. Los Agentes y los 6 Movimientos. El Fuego se dlv1de en Fuego imperial y Fuego ministerial (en relación con
las Ramas).
C. Los 5 Movimientos o los 5 Agentes (en relación con los Ramos).
2) El ciclo astrológico
D. Los Agentes en relación con el ciclo duodenario (12 Ramos terrestres).
E. Los 12 Ramos terrestres.
F. Los Agentes considerados en sus relaciones con el ciclo denario (10 Troncos celestes).
G. Los 10 Troncos celestes.
H. El ciclo de los 12 Animales en relación con el ciclo duodenario.
3) Aplicaciones
I. La serte de las 12 horas chinas.
J. Los 12 períodos mensuales del ciclo astrológico.

CONCLUSION

Podemos afirmar ahora que en la China, el cálculo de los ocho signos del Destino de cada uno obedece a leyes tan
precisas como aquellas que definen para nosotros el establecimiento de nuestro tema astral. Son además muchísimo más
simples, pues, si bien podemos encontrar alguna dificultad por tener que cambiar de sistema de referencia, no sucede lo
mismo para los chinos ya que se trata de un calendario que les es familiar, cuyos elementos reconocen inmediatamente.

Si queremos poseer verdaderamente este método de adivinación, es evidente que el estudio de la segunda parte de esta
obra es indispensable. Pero para un estudio de carácter rápido alcanza con la primera parte.

La interpretación de los elementos del tema puede hacerse también en diferentes niveles pues cada parte del horóscopo
puede utilizarse simultánea o separadamente. Así, para retomar un ejemplo ya dado, si tratamos de conocer las
posibilidades de entendimiento entre dos esposos o dos novios, en un primer momento podemos contentarnos con una
simple aproximación y buscar la armonía que existe entre los Animales de su año de nacimiento, luego, entre los Agentes
dominantes. Es fácil, por ejemplo, ver que un joven Rata tiene todas las posibilidades para entenderse con una amable
Dragón, sin embargo, si el año de nacimiento de ambos es el Agente Madera, también será claro que su acuerdo profundo
no carecerá de tempestades ni de peleas que, sin embargo, jamás harán peligrar la relación. Si avanzamos aún en el
estudio de los elementos de los dos horóscopos llegaremos a una aproximación cada vez más exacta y precisa.

Un acupuntor en el ejercicio de su arte tendrá en cuenta el horóscopo porque cada Agente está relacionado con un órgano
dado, y esto, tanto en lo que se refiere a la hora que será más favorable para el órgano que debe curarse' como para las
relaciones entre los órganos que le revela el estudio del pulso. Un jugador podrá intentar su suerte en la cifra relacionada
con su Agente dominante, con la de su día de nacimiento, con la del día en que juega, etc., o bien puede combinarlas entre
ellas. El color fasto podrá ser el del Agente dominante o todo otro color que os parezca ejercer una influencia favorable en
ese día.
Existe entonces un gran número de utilizaciones posibles e incalculables escuelas y métodos de interpretación. Es
totalmente lícito forjarse su propio método: sólo su uso podrá establecer su valor y credibilidad.

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