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Nació el 18 de julio de 1635.

Fue el último de cuatro hermanos, dos niños y dos


niñas. Se dice que tuvo una infancia muy solitaria y triste, sufría de frecuentes
dolores de cabeza y estómago, que le impedían jugar normalmente con niños de
su edad. Esa soledad de niño lo hizo jugar con mucha inventiva e imaginación.
Hacía relojes de sol, molinos de agua, barcos capaces de disparar balas de salva,
desmontó un reloj de latón y lo reconstruyó en madera, funcionando a la
perfección.

Durante su juventud Hooke formó parte del Coro de la Iglesia Catedral de la


Diócesis de Oxford (Christ Church College). Esta época fue la que forjó a Hooke
en su pasión por la ciencia. Tenía bastante interés en diversos trabajos de
conservación realizados, ya que consideraba que estaban amenazados por el
protectorado.

En la escuela de Westminster se llevaban a cabo reuniones con alta importancia


científica, filosófica e intelectual, por lo que Robert asistió a muchas de ellas.
Mientras los compañeros de clase realizaban actividades lúdicas, Hooke se centró
en ganarse la vida. Comenzó ganando algo de dinero como ayudante de anatomía
química. Después fue asistente de laboratorio. En esa época, 1658, se llevó a
cabo la construcción de una bomba de aire o “machina boyleana”, basada

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