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105 16212 Principios-Econamicos PDF
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Constitución Colombiana
William Leguizamón Acosta*
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Principios del orden liberal 1
ntervencionismo de Estado", "Libertad" y "Solidaridad" son los aspectos conceptuales
relevantes y que le dan una caracterización especial a los fundamentos y principios
económicos presentes en la actual Constitución colombiana. Los principios de índole
intervencionista se manifiestan por cuenta de la consagración de los distintos instrumentos
jurídico- económicos que generalmente están dispuestos para darle la estructura convenien-
te a las sociedades que consideran que la mano del Estado es indispensable para dirigir y
ordenar en todos los sentidos los elementos organizacionales que conforman el sistema
económico. Los que caracterizan el esquema liberal surgen a partir de la concepción fun-
damental del derecho a la propiedad privada, de la facultad individualizadora que tienen las
personas para determinar voluntariamente la manera como van a destinar los ingresos que
obtienen de su ejercicio económico, de la libertad que tienen de escoger la profesión o el
oficio que les permitirá en el futuro encontrar los medios que le darán solución a sus pro-
pios problemas, nacidos de las crecientes necesidades y presiones que sobre ellos ejerce
la sociedad en donde adelantan sus actividades, así mismo, para desarrollar el poder natu-
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* Profesor Facultad de Derecho Universidad Católica de Colombia.
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WiUiam Leguizamón Acosta
ral que tiene todo hombre para darle paso a su iniciativa particular, en el ejercicio de sus
labores económicas; aspectos que se traducen en los principios básicos de libertad para
aceptar o no un empleo cualquiera, o la de negociar con su empleador la remuneración por
su trabajo, o la de comprometer su autonomía individual y responsabilizarse en negocios
de cualquier monto y naturaleza.
Por otra parte, nos encontramos con los principios solidarios, los cuales aparecen como
un mandato imperativo de la Carta constitucional, dispuestos para darle cabida a las distin-
tas formas alternativas que tiene la sociedad de examinar y darle aplicación al derecho de
la propiedad privada y para emprender el ejercicio de cualquier actividad económica desde
otras perspectivas, en donde se consagran: la administración asociativa y solidaria,
autogestionaria, democrática, humanística y sin ánimo de lucro, con el fin de brindarle a las
instituciones comunitarias una nueva manera de ver el desarrollo y el crecimiento económi-
co, en donde la visión integral del ser humano, lo colocan como el sujeto, el actor y el fin de
todas las actividades económicas, tanto particulares como estatales.
Pues bien, estos tres principios son consagrados expresamente por la Constitución de
1991 y los tres han sido dispuestos para ser desarrollados por un número indeterminado de
normas legales, que tratan de darle un sentido coherente a la mezcla de estos fundamen-
tos, en algunos casos de manera afortunada, en otros, en contravía de las necesidades
reales del país. Bajo este significado de principios, es conveniente advertir que la nación no
ha sido capaz, a pesar del tiempo transcurrido desde que llegamos a la era republicana, de
llegar a alcanzar una propia identidad que la identifique ante las demás naciones; razón
suficiente para entender por qué tampoco nos ha sido posible encontrar y poner en funciona-
miento nuestra propia estructura económica, que se coloque en una posición acorde a las
posibilidades y a las necesidades reales y a la propia naturaleza del hombre colombiano.
Por el contrario, estos mismos principios han encaminado, de manera obligatoria a que la
comunidad nacional sea permeable a la adopción de ideologías y esquemas importados,
que se han ido acomodando de una manera imperfecta al sistema jurídico económico. Y
más ahora, cuando en el mundo entero irrumpe con fuerza implacable, la perspectiva de
globalización e internacionalización que llega para producir un nuevo reordenamiento que
afecta en todos los campos la vida de los pueblos.
Pero no contenta con estos tres principios, la Constitución colombiana contiene además
toda una extensa amalgama de fundamentos ideológicos que fueron tomados, sin exage-
ración alguna, de todas las escuelas del desarrolladas a lo largo de la historia del pensamiento
económico: del liberalismo, pasando por todas sus corrientes, desde el decimonónico has-
ta la modernidad, del esquema socializador del Marxismo, de las ideas nacidas en el ancestral
mercantilismo, de la escuela fisiocrática de los franceses, de los seguidores li brepensadores
de las escuelas clásicas y neoclásicas de la actualidad, como también del intervencionismo
de la estructura económica Keynesiana de los años treinta, por los del proteccionismo
acentuado de la CEPAL, o por las nuevas tesis nacidas de la corriente Neoliberal; en fin,
una constitución política amalgamada, más bien adornada, por la escasa efectividad en la
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Principios económicos
de la Constitución Colombiana
solución de los problemas sociales, por toda clase de criterios y modelos económicos,
varios de ellos contradictorios entre sí, pero que figuran con su propia luz en la Carta
política, ineficientes ante la propia realidad nacional, así la mezcla haya sido ingeniosa, al
parecer de los mismos constituyentes.
Todos estos conceptos colocan la estructura del sistema económico colombiano dentro de
un marco de carácter ecléctico, en donde los constituyentes adoptaron y adaptaron todo lo
que les parecía bueno, para de esta manera organizar un Estado de corte liberal, capitalis-
ta o supuestamente de libre mercado, adaptado a unos principios que constituyen los ex-
tremos preponderantes del intervencionismo económico, situados de manera muy cercana
a los fundamentos propios que le dan razón de ser a la naciones planificadas y junto con
estos dos contradictorios esquemas y enfrentado a ellos, la estructura y las características
fundantes del sistema económico solidario, que emerge como una posible solución a la
inevitable concentración del capitalismo y del libre mercado y a los desaciertos de los siste-
mas centralistas planificados.
A simple vista, pareciera que la anterior enumeración nos enfrentara a un Estado de corte
liberal exclusivo, en donde el mercado sería el amo y el guardián de las actividades econó-
micas en todas sus dimensiones y que realmente se le estaría dando una representación
básica al concepto de libertad como fundamento del sistema. Pero la verdad es otra, estas
libertades no operan de la manera como su predicado ,lo indica, ya que están sujetas a
incontables limitaciones e imperfecciones que se originan en la misma norma constitucio-
nal, impidiendo claramente un desarrollo armónico y coherente de todos estos preceptos
consagrados. Otra es la situación que resulta del examen metódico de los artículos 58, 26,
333, 226 y 227 de la Carta, tal como lo veremos a continuación:
En segundo término, por la función social que debe cumplir la empresa como el
agente básico del sistema económico, además de la importante función estable-
cida por la Carta en donde adquiere la connotación de ser la base del desarrollo,
pero esta situación se convierte en un factor negativo desde el momento mismo
que se le ordena al Estado dirigir la economía, la cual, convertida en una intensa
intervención, termina por estrangular el desarrollo eficiente de las empresas y las
coloca en condiciones de una regular competitividad frente al mercado nacional
e internacional y una escasa productividad.
22 Como tercer aspecto, y una vez examinado el artículo 334 de la Carta, nos en-
contramos frente a una serie de factores y de labores intervencionistas que por
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Principios económicos
de la Constitución Colombiana
En cuarto lugar, nos enfrentamos a toda una serie de limitaciones, que se han ido
incorporando paulatinamente con el paso del tiempo y que por lo tanto participan
de las afectaciones del ejercicio de la libre actividad económica: la obligatoriedad
de aportar títulos de idoneidad para entrar a desarrollar válidamente el ejercicio
profesional, en algunas de las actividades u oficios propios de esta disciplina.
En otros casos, por el excesivo control que la ley ha dispuesto para adelantar la
mayoría de las actividades económicas, para estos casos se tienen previstos un
gran número de requisitos y permisos que las empresas deben diligenciar antes
y después de entrar en funcionamiento, entre otras: por las licencias de todo tipo
que el empresario debe obtener del Estado, para poder adelantar sus labores,
llenas por lo general de incontables condiciones que deben ser cumplidas estric-
tamente, o como ocurre en una buena cantidad de actividades, en donde los
empresarios y los trabajadores del sistema, deciden acordar una conciliación o
adelantar otro tipo de negociaciones, por lo general por fuera de la norma legal,
por ejemplo el desarrollo de la jornada de trabajo con mayor número de horas
extras del permitido o el establecimiento de otras condiciones, no legales, para la
formalización del salario entre las partes del contrato laboral, entre muchos otros
casos.
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William leguizamón Acosta
des, especialmente por las consecuencias y los alcances que puede llegar a
tener; en este sentido puede incluso llegar a determinar la estructura del sistema
económico, capitalista, socialista, solidario; pero especialmente importante por
sus condiciones inherentes relacionadas con el desarrollo de la dignidad huma-
na. En este caso, la propiedad privada juega un papel fundamental, por cuanto
es el resultado del trabajo y de los esfuerzos que realiza el hombre para lograr su
superación personal, basada sin duda en la cantidad de bienes puestos a su
disposición. Concepción que puede tener connotaciones mayores al considerar
"la necesidad de un patrimonio para ser verdaderamente persona, o la dignidad
respaldada en la propiedad" 2 •
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Principios económicos
de la Constitución Colombiana
Posición que posteriormente León Duguit sintetizó afirmando que: "Todo indivi-
duo tiene la obligación de cumplir en la sociedad una cierta función en razón
directa del lugar que en ella ocupe. Ahora bien, el poseedor de la riqueza, por lo
mismo que posee la riqueza, puede realizar un cierto trabajo que sólo él puede
realizar. Sólo él puede aumentar la riqueza social haciendo valer el capital que
posee. Está pues obligado socialmente a realizar esta tarea, y no será protegido
socialmente más que si la cumple y en la medida en que la cumpla. La propiedad
no es, pues, el derecho subjetivo del propietario, es la función social del tenedor
de la riqueza".
Pero no han sido las únicas limitaciones, también fueron incorporadas otras,
como la "Primacía del interés general sobre el particular", originada por el eterno
conflicto presente entre los derechos individuales y los derechos colectivos del
hombre, en donde el problema se resuelve a favor del interés público, para darle
paso a figuras jurídicas tan importantes como la expropiación e incluso el de la
confiscación, tímidamente aplicada en el caso colombiano por la expresa prohi-
bición del artículo 34 de la Carta, pero válida en muchos casos de manera ex-
cepcional por la legislación vigente, con instituciones como la extinción de domi-
nio, el decomiso, el comiso, y la misma expropiación sin indemnización, porrazo-
nes de equidad, utilidad publica e interés social, en caso de guerra, o por motivos
fiscales.
calidad de vida del hombre, sin agotar los recursos naturales renovables, ni dete-
riorar el medio ambiente, como el derecho que tienen las futuras generaciones
de encontrar un mundo habitable que satisfaga sus propias necesidades.
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Principios económicos
de la Constitución Colombiana
Pero los procesos de integración no son una de las novedades de la actual Carta
política; desde los años de 1960 se ha venido hablando de la integración Lati-
noamericana, al principio desde el marco de la ALALC, a la cual se adhirió Co-
lombia con la ley 88 de 1961, la cual posteriormente se convirtió en la ALADI, y
desde ese momento sus efectos han sido por completo negativos a pesar del
tiempo transcurrido.
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William Leguizamón Acosta
Notas
Bibliografía
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