Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me
amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas
Pablo entonces decía que había crucificado su carne, esto implica todo lo que
tiene que ver con ella, sus deseos buenos o malos. El significado de llevar la
cruz es morir a la carne al cederle la voluntad completa a Dios para que él
opere en nosotros. Entonces si toda nuestra carne está crucificada todo
nuestro amor natural también. Lo perfecto de esto es que solo cuando
crucificamos nuestra carne Jesús puede ser el “ya no vivo yo, mas Cristo vive
en mí”. Es muy importante esto, que él viva en nosotros le da el derecho
completo de hacer lo que quiera con nosotros, y él decide amar a través de
nosotros al Padre. Entonces lo que vivo en la carne ahora en realidad lo vivo
crucificado con Cristo, esto es que mi carne solo hace lo que Cristo le pida
que haga.
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el
cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a
sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Fil 2:5
Ya que Dios nos amó con amor eterno, pero mucho más se amó a sí mismo.
Porque su supremacía hace que él se ame a sí mismo, y siendo
completamente Justo, hace justicia cumpliendo su más grande mandamiento:
“amarás al Señor tu Dios con todo tu ser”. Dios es Dios y Señor de sí mismo,
lo que hace que se ame con todo su Ser. Y su amor a sí mismo lo impulsa a
adorarse y exaltarse por sobre todo. Ahora bien, desde la eternidad Dios sabe
que amando a la humanidad es cuando más es exaltado por esta. Puesto que
Dios no le debe nada a nadie, nos bendice por amor y no por deber. Es
sabido que cuando alguien nos bendice por amor es más exaltado por
nosotro que quien lo hace por deber. Dios conoce esto, y por eso nos ama,
para ser exaltado por todos. Cristo, amando completamente a Dios, decidió
amar a la humanidad salvándola con su vida, y su salvación resultó en la
exaltación de quienes la aceptan hacia Dios. Entonces su amor hacia el
mundo es por su adoración a Dios. Ese era su sentir, la búsqueda de la
exaltación a Dios, por todos, y esa búsqueda resultó en nuestra salvación y
nuestra salvación en su exaltación. Ese es el amor sobrenatural que operó en
Cristo y es el que debe operar en nosotros. Cristo cargó la cruz para amar
sobrenaturalmente, para amar de esa manera tenemos que cargar la cruz.
Por otro lado, solo podemos tener fe en Él cuando su amor está en nosotros.
Su palabra nos dice que no hay temor en el amor [sobrenatural], porque este
lo quita, y también que es imposible agradar a Dios sin fe, o sea sin temor (en
el sentido de confiar en él), porque el temor es falta de fe o confianza en Dios.
Pero cuando el amor de Cristo nos invade echa fuera nuestras dudas y
temores, y así podemos confiar y tener fe en Él, como dice: “Cristo, autor y
consumador de la fe.” Por consiguiente agradarle. Es por eso que solo a
través de su amor sobrenatural es que podemos acercarnos y tener fe en Él.
Y esta es la prueba de que nuestro amor natural, el de la carne, no puede
amar a Dios ni agradarle, y que solo podemos hacerlo cuando Cristo ama a
través de nosotros.