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HISTORIA I

En marzo volvieron los gitanos. Esta José Arcadio Buendía, que aún no
vez llevaban un catalejo y una lupa del acababa de consolarse por el fracaso de
tamaño de un tambor, que exhibieron sus imanes, concibió la idea de utilizar
como el último descubrimiento de los aquel invento como un arma de guerra.
judíos de Amsterdam. Sentaron una Melquíades, otra vez, trató de
gitana en un extremo de la aldea e disuadirlo. Pero terminó por aceptar los
instalaron el catalejo a la entrada de la dos lingotes imantados y tres piezas de
carpa. dinero colonial a cambio de la lupa.
Úrsula lloró de consternación.
Mediante el pago de cinco reales, la
gente se asomaba al catalejo y veía a la Aquel dinero formaba parte de un cofre
gitana al alcance de su mano. «La ciencia de monedas de oro que su padre había
ha eliminado las distancias», pregonaba acumulado en toda una vida de
Melquíades. «Dentro de poco, el privaciones, y que ella había enterrado
hombre podrá ver lo que ocurre en debajo de la cama en espera de una buena
cualquier lugar de la tierra, sin moverse ocasión para invertirías. José Arcadio
de su casa.» Un mediodía ardiente Buendía no trató siquiera de consolarla,
hicieron una asombrosa demostración con entregado por entero a sus experimentos
la lupa gigantesca: pusieron un montón tácticos con la abnegación de un
de hierba seca en mitad de la calle y le científico y aun a riesgo de su propia
prendieron fuego mediante la vida. Tratando de demostrar los efectos
concentración de los rayos solares. de la lupa en la tropa enemiga, se expuso
él mismo a la concentración de los rayos
solares y sufrió quemaduras que se
convirtieron en úlceras y tardaron mucho
tiempo en sanar. Ante las protestas de
su mujer, alarmada por tan peligrosa
inventiva, estuvo a punto de incendiar la
casa.
renunciado a toda tentativa de convertirla en
una mujer útil. Desde las tardes olvidadas del
HISTORIA II costurero, cuando la sobrina apenas se
interesaba por darle vuelta a la manivela de la
máquina de coser, llegó a la conclusión simple
Tal vez, no sólo para rendirla sino también de que era boba. "Vamos a tener que rifarte",
para conjurar sus peligros, habría bastado con le decía, perpleja ante su impermeabilidad a la
un sentimiento tan primitivo, y simple como el palabra de los hombres. Más tarde, cuando
amor, pero eso fue lo único que no se le ocurrió Úrsula se empeñó en que Remedios, la bella,
a nadie. Úrsula no volvió a ocuparse de ella. asistiera a misa con la cara cubierta con una
En otra época, cuando todavía no renunciaba mantilla, Amaranta pensó que aquel recurso
al propósito de salvarla para el mundo, misterioso resultaría tan provocador, que muy
procuró que se interesara por los asuntos pronto habría un hombre lo bastante intrigado
elementales de la casa. "Los hombres piden como para buscar con paciencia el punto débil
más de lo que tú crees", le decía de su corazón. Pero cuando vio la forma
enigmáticamente. "Hay mucho que cocinar, insensata en que despreció a un pretendiente
mucho que barrer, mucho que sufrir por que por muchos motivos era más apetecible que
pequeñeces, además de lo que crees." En el un príncipe, renunció a toda esperanza.
fondo se engañaba a sí misma tratando de Fernanda no hizo siquiera la tentativa de
adiestrarla para la felicidad doméstica,, comprenderla. Cuando vio a Remedios, la
porque estaba convencida de que, una vez bella, vestida de reina en el carnaval
satisfecha la pasión, no había un hombre sobre sangriento, pensó que era una criatura
la tierra capaz de soportar así fuera por un día extraordinaria. Pero cuando la vio comiendo
una negligencia que estaba más allá de toda con las manos, incapaz de dar una respuesta
comprensión. El nacimiento del último José que no fuera un prodigio de simplicidad, lo
Arcadio, y su inquebrantable voluntad de único que lamentó fue que los bobos de familia
educarlo para Papa, terminaron por hacerla tuvieran una vida tan larga. A pesar de que el
desistir de sus preocupaciones por la bisnieta. coronel Aureliano Buendía seguía creyendo
La abandonó a su suerte, confiando que tarde y repitiendo que Remedios, la bella, era en
o temprano ocurriera un milagro, y que en este realidad el ser más lúcido que había conocido
mundo donde había de todo hubiera también un jamás, y que lo demostraba a cada momento con
hombre con suficiente cachaza para cargar con su asombrosa habilidad para burlarse de todos,
ella. Ya desde mucho antes, Amaranta había la abandonaron a la buena de Dios. Remedios,
la bella, se quedó vagando por el desierto de la luz, viendo a Remedios, la bella, que le decía
soledad, sin cruces a cuestas, madurándose en adiós con la mano, entre el deslumbrante aleteo
sus sueños sin pesadillas, en sus baños de las sábanas que subían con ella, que
interminables, en sus comidas sin horarios, en abandonaban con ella el aire de los escarabajos
sus hondos y prolongados silencios sin y las dalias, y pasaban con ella a través del aire
recuerdos, hasta una tarde de marzo en que donde terminaban las cuatro de la tarde, y se
Fernanda quiso doblar en el jardín sus sábanas perdieron con ella para siempre en los altos
de bramante, y pidió ayuda a las mujeres de la aires donde no podían alcanzarla ni los más
casa. Apenas había empezado, cuando altos pájaros de la memoria
Amaranta advirtió que Remedios, la bella,
estaba transparentada por una palidez
intensa.

-¿Te sientes mal? -le preguntó.

Remedios, la bella, que tenía agarrada la


sábana por el otro extremo, hizo una sonrisa de
lástima.

-Al contrario -dijo-, nunca me he sentido


mejor.

Acabó de decirlo, cuando Fernanda sintió


que un delicado viento de luz le arrancó las
sábanas de las manos y las desplegó en toda su
amplitud. Amaranta sintió un temblor
misterioso en los encajes de sus pollerines y
trató de agarrarse de la sábana para no caer, en
el instante en que Remedios, la bella,
empezaba a elevarse. Úrsula, ya casi ciega,
fue la única que tuvo serenidad para
identificar la naturaleza de aquel viento
irreparable, y dejó las sábanas a merced de la
HISTORIA III resistieron el viaje mejor que sus
padres, y la mayor parte del tiempo
Fue así como emprendieron la
les resultó divertido. Una mañana,
travesía de la sierra. Varios amigos de
después de casi dos años de travesía,
José Arcadio Buendía, jóvenes como
fueron los primeros mortales que
él, embullados con la aventura,
vieron la vertiente occidental de la
desmantelaron sus casas y cargaron
sierra. Desde la cumbre nublada
con sus mujeres y sus hijos hacia la
contemplaron la inmensa llanura
tierra que nadie les había prometido.
acuática de la ciénaga grande;
Antes de partir, José Arcadio Buendía
explayada hasta el otro lado del
enterró la lanza en el patio y degolló
mundo. Pero nunca encontraron el
uno tras otro sus magníficos gallos de
mar. Una noche, después de varios
pelea; confiando en que en esa forma
meses de andar perdidos por entre
le daba un poco de paz a Prudencio
los pantanos, lejos ya de los últimos
Aguilar. Lo único que se llevó Ursula
indígenas que encontraron en el
fue un baúl con sus ropas de recién
camino, acamparon a la orilla de un
casada, unos pocos útiles domésticos
río pedregoso cuyas aguas parecían
y el cofrecito con las piezas de oro
un torrente de vidrio helado. Años
que heredó de su padre. No se
después, durante la segunda guerra
trazaron un itinerario definido.
civil, el coronel Aureliano Buendía
Solamente procuraban viajar en
trató de hacer aquella misma ruta
sentido contrario al camino de
para tomarse a Riohacha por
Riohacha para no dejar ningún rastro
sorpresa, y a los seis días de viaje
ni encontrar gente conocida. Fue un
comprendió que era una locura. Sin
viaje absurdo. A los catorce meses,
embargo, la noche en que
con el estómago estragado por la
acamparon junto al río, las huestes
carne de mico y el caldo de culebras,
de su padre tenían un aspecto de
Úrsula dio a luz un hijo con todas sus
náufragos sin escapatoria, pero su
partes humanas. Había hecho la
número había aumentado durante la
mitad del camino en una hamaca
travesía y todos estaban dispuestos
colgada de un palo que dos hombres
(y lo consiguieron) a morirse de
llevaban en hombros, porque la
viejos. José Arcadio Buendía soñó esa
hinchazón le desfiguró las piernas; y
noche que en aquel lugar se
las varices se le reventaban como
levantaba una ciudad ruidosa con
burbujas. Aunque daba lástima
casas de paredes de espejo. Preguntó
verlos con los vientres templados y
qué ciudad era aquella, y le
los ojos lánguidos, los niños
contestaron con un nombre que
nunca había oído; que no tenía
significado alguno, pero que tuvo en
el sueño una resonancia
sobrenatural: Macondo. Al día
siguiente convenció a sus hombres
de que nunca encontrarían el mar.
Les ordenó derribar los árboles para
hacer un claro junto al río, en el lugar
más fresco de la orilla, y allí fundaron
la aldea.

José Arcadio Buendía no logró


descifrar el sueño de las casas con
paredes de espejo hasta el día en que
conoció el hielo. Entonces creyó
entender su profundo significado.
Pensó que en un futuro próximo
podrían fabricarse bloques de hielo
en gran escala, a partir de un material
tan cotidiano como el agua, y
construir con ellos las nuevas casas
de la aldea. Macondo dejaría de ser
un lugar ardiente; cuyas bisagras y
aldabas se torcían de calor, para
convertirse en una ciudad invernal. Si
no perseveró en sus tentativas de
construir una fábrica de hielo, fue
porque entonces estaba
positivamente entusiasmado con la
educación de sus hijos, en especial la
de Aureliano, que había revelado
desde el primer momento una rara
intuición alquímica.
HISTORIA IV Arcadio se le iba el tiempo
inventando mecanismos y
estudiando los libros de Melquíades,
La casa fue remodelada y creció tanto fue perdiendo el interés por el
como la familia. Rebeca y Amaranta mundo, excepto por el laboratorio
se habían convertido en que le dejó el gitano. Una tarde, José
adolescentes y Úrsula decidió hacer Arcadio entra en un estado tan
una gran fiesta para ellas. La abuela alterado de locura que Aureliano,
mandó llamar a Pietro Crespi, un ayudado por diez hombres, tuvo que
bailarín del cual se enamorarían las amarrarlo al castaño.
dos niñas. Amaranta cultivó un
rencor por Rebeca que se llevaría
hasta la tumba. Llegó al pueblo la
familia Moscote, los padres y siete
bellas hijas. Aureliano conoció a
Remedios Moscote y quedó
enamorado perdidamente de su
candidez, la niña tenía nueve años. El
dolor y la amargura se instalaron en
casa de los Buendía cuando Pietro
Crespi dejó el pueblo, Rebeca, por su
parte, se queda sufriendo
silenciosamente. Aureliano es el
único que la comprende pues sufre
del mismo mal de amor. Pilar Ternera
se entera del amor que Aureliano le
profesa a la menor de los Moscote y
consigue que la niña acepte casarse
con él. El matrimonio es aceptado
bajo la condición de que Rebeca
también cumpla su deseo de casarse.
Amaranta la amenaza con impedir su
boda, si fuera necesario, hasta con su
propia muerte. Melquíades, el viejo
sabio, se murió y José Arcadio se
negó a enterrarlo. A l viejo José
HISTORIA V
Allí estaba todavía la segunda semana del
junio siguiente, cuando la lluvia empezó a
apaciguarse y las nubes se fueron alzando, y
se vio que de un momento a otro iba a
escampar. Así fue. Un viernes a las dos de la
tarde se alumbré el mundo con un sol bobo,
bermejo y áspero como polvo de ladrillo, y
casi tan fresco como el agua, y no volvió a
llover en diez años. Macondo estaba en
ruinas. En los pantanos de las calles quedaban
muebles despedazados, esqueletos de
animales cubiertos de lirios colorados,
últimos recuerdos de las hordas de ad-
venedizos que se fugaron de Macondo tan
atolondradamente como habían llegado. Las
casas paradas con tanta urgencia durante la
fiebre del banano, habían sido abandonadas.
La compañía bananera desmantelé sus
instalaciones. De la antigua ciudad alambrada
sólo quedaban los escombros. Las casas de
madera, las frescas terrazas donde
transcurrían las serenas tardes de naipes,
parecían arrasadas por una anticipación del
viento profético que
ellos, Aureliano Triste llegó a la casa
donde había vivido José Arcadio y
HISTORIA VI
después de tirar la puerta, en medio
de la neblina, se encontró con Rebeca
que le apuntaba con el rifle. Rebeca
El matrimonio estuvo a punto de había estado encerrada desde la
terminarse a los dos meses cuando
muerte de José Arcadio y estaba
Fernanda se enteró que Aureliano
convertida en una anciana. Aureliano
Segundo mantenía la relación con Triste había heredado el gusto por las
Petra Cotes. Fernanda venía de una empresas casi imposibles pero era
familia acostumbrada a la buena vida afortunado en los negocios y, una
y a cumplir con las reglas de etiqueta.
buena tarde, decidió llevar el
Todo el tiempo que vivió en Macondo ferrocarril a Macondo.
trató de imponer las mismas reglas
para los Buendía. Los obligaba a
sentarse a la mesa con manteles de
lino y vajilla de plata. Fernanda se
desvivía por atender la casa y era
muy estricta con Aureliano. El
hombre, agobiado por la dureza de
Fernanda, se entregó al derroche de
su fortuna y a vivir apasionadamente
con su concubina. Pero, de su
matrimonio nació Renata Remedios
que, por su belleza e inocencia, sería
la perdición de cuanto hombre la
mirara. A su regreso de la guerra, el
coronel Aureliano se había dedicado
a la platería y siempre se le veía en el
laboratorio de Melquíades. Una
tarde, a pesar de su voluntad, su
madre lo obligó a abrir la puerta. El
coronel se encontró con 17 hombres
que lo reclamaban como a su padre.
Los 17 aurelianos se dedicaron a
recorrer el pueblo y a disfrutar de los
placeres de sus mujeres. Uno de
HISTORIA VII
De repente, una plaga asola al
pueblo. Los síntomas principales son
el insomnio y una pérdida total de la
memoria. Al principio, José Arcadio y
Aureliano intentan hacer frente a la
enfermedad etiquetando todos los
objetos con su nombre, y después
crean una máquina de recuerdos,
pero no sirve de nada. Al final, son
rescatados por Melquíades, quien
posee una poción que permite
restablecer la memoria. Este afirma
haber regresado de entre los
muertos, se encierra en un cuarto de
la casa para escribir manuscritos en
un código secreto y enseña a
Aureliano el arte de la orfebrería.
Otro recuerdo que aparece tras la
plaga es el fantasma de Prudencio
Aguilar, que se pasó años buscando
a José Arcadio. Cuando lo encuentra
pasa una larga noche con él y, al día
siguiente, el patriarca se vuelve
completamente loco. La familia lo ata
a un árbol del patio trasero, donde
parece feliz mientras habla en un
idioma que nadie es capaz de
entender.
Entretanto, a Aureliano lo atormentan
sus sentimientos por la pequeña
Remedios y se acuesta con Pilar
Ternera para curarse las penas. Sin
embargo, el truco no funciona y
acaba dejándola embarazada, pero
ella accede a ayudarlo a planear el
enlace. Por fin, cuando a Remedios le
baja la regla, ella y Aureliano se
casan y él se siente inmensamente
feliz por primera vez en su vida.
plantación de bananas. Al principio,
todos están contentos con la
compañía, pero con el tiempo los
trabajadores empiezan a quejarse de
sus horribles condiciones laborales y
se alzan en huelga. La multinacional
finge convocar una reunión para
llegar a un acuerdo, pero en lugar de
eso, reúne a los 3,000 trabajadores
en una plaza y les dispara con
ametralladoras.
José Arcadio Segundo, que era un
capataz en la plantación y uno de los
líderes de la huelga, es uno de los
pocos supervivientes. Cuando vuelve
en sí después de la masacre, se
encuentra en un tren lleno de
cadáveres cuyo destino no es otro
que el mar. Logra escapar por los
pelos y cuando regresa a Macondo
nadie tiene constancia de la matanza.

HISTORIA VIII
Pero bueno, la vida sigue, esta vez
en forma de americanos y una
HISTORIA IX
De vuelta en el pueblo, Arcadio, el
hijo secreto de José Arcadio (II), se
casa con Santa Sofía de la Piedad.
Durante su embarazo, el coronel
Aureliano Buendía pone a Arcadio al
mando de Macondo. Resulta ser un
tirano que busca vengarse por las
humillaciones sufridas durante su
niñez, y termina siendo ejecutado por
un pelotón de fusilamiento. Él y Sofía
tienen tres hijos: Remedios y los
gemelos Aureliano Segundo y José
Arcadio Segundo.
Cuando la guerra civil llega a su fin, el
coronel Aureliano Buendía es
obligado a firmar un acuerdo de paz
desalentador, por lo que su depresión
y sus ganas de estar solo se vuelven
extremas. Regresa a casa y pasa el
resto de sus días haciendo
pescaditos de oro, derritiéndolos y
dándoles forma de nuevo.
Fruto de un amor intenso, pero
incestuoso, traído al mundo por una
truculenta comadrona, nació el
último Aureliano, el bordón de la
estirpe.

Cuando parecía reunir la fortaleza y


el voluntarismo de los Josearcadios y
la lucidez y la clarividencia de los
Aurelianos, tan necesarias para
redimir la decadente familia, y
rescatarla del abismo de la soledad,
su padre, al observarlo con cuidado,
encontró que en la parte del cuerpo
que desaparece cuando uno se sienta
tenía un apéndice anormal: una cola
cartilaginosa en forma de tirabuzón y
con una escobilla de pelos en la
punta.

La agonía de su madre
desangrándose tras el mal parto
distrajo a todos del destino del niño.
Cuando su padre recordó, lo que
alcanzó a ver fueron los pedazos
pelados de pellejo que las hormigas
coloradas, tropezando con una y otra
piedra, conducían a su guarida,
mientras el furioso viento bíblico que
habría de barrer a Macondo de la faz
HISTORIA X de la tierra intensificaba sus
estertores apocalípticos.

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