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La Clínica de la Palabra
The Clinic of the Word
Cierta vez, en una consulta, una mamá me di- diagnóstico en una “persona”.
jo: “lo que pasa es que Ud. nos trata como perso- Esto marcó el desarrollo de mi profesión. Me
nas”, lo cual me llevó a preguntarme “¿y qué son, llevó a descubrir que tampoco me hacía más mé-
si no?”… ¡Personas! Tomé conciencia entonces dica el dirigirme a los pacientes “en difícil”. Por
de lo que me habían enseñado mis maestros de el contrario, era más difícil ser clara y sencilla... la
la facultad, cuando un examen se terminaba por sencillez de un niño… “Bajar la información”. Ahí
no saber el nombre del paciente. Ser observadora estaba mi “saber”. La sencillez no amenguaba el
de todo, hasta de la vestimenta. Y sobre todo, del grado de importancia. Contrariamente, lograba aún
saludo, la expresión, el habla, la forma de cami- más la adhesión de los padres en el seguimiento y
nar, el aseo personal… todo nos podía indicar un aprendizaje de pautas nuevas. La disponibilidad
Comentarios / Arch Argent Pediatr 2009;107(6):483-485 / 485
cambiaba. Los miedos de ambos se atenuaban… Sí, Y, si bien en este mundo “moderno” de pre-
el de los padres y también el mío. Nadie me quita- pagas y obras sociales, muchas veces no nos dan
ba los conocimientos ni era menos eficiente por dar tiempo para hacerlo, está en nosotros el ejercer
información sobre los diagnósticos. no sólo la Clínica del diagnóstico y el tratamiento
La tecnología y la ciencia podrán ayudarnos a aprendida en los libros, sino la Clínica de la Pa-
controlar, mantener o mejorar en parte la salud de labra, así, con mayúscula. Es menester volver a
nuestros pacientes, pero hay otra cosa. El “sostén descubrir lo que tanto escuchamos: no sólo hay
personal” es lo que la lleva más allá, lo que nos da enfermedades que estudiamos, sino enfermos que
aquellas “sorpresas” lindas e inexplicables, ines- atendemos… sólo debemos recordarlo…
peradas o poco probables científicamente. Es lo ¿Nos damos cuenta de cuánto le ayuda a una
que hizo ese “imposible” en Alejandro, un prema- madre una simple sonrisa acogedora ante la aflic-
turo, quien abandonado por su mamá al nacer, se ción... o la esperanza de que se pueda empezar de
había autoabandonado él también en la incuba- nuevo o que no buscamos juzgarla sino compren-
dora a “estar” y no a “ser”… Ni siquiera lloraba derla ante los errores y corregirlos con la firmeza
con los procedimientos invasivos. Pero, las manos que se merece, pero con caridad…?
y las voces de las enfermeras y los médicos que a La dignidad de la vida es un don gratuito; por
diario lo tocaban y le hablaban, le comunicaron lo tanto, un derecho que debemos siempre defen-
más importante: que existía… entonces, abrió sus der. Corresponde volver a nuestros comienzos,
ojitos y nos miró. a nuestros orígenes, donde a pesar de cualquier
Hemos perdido la empatía, es verdad, aunque experiencia negativa pasada, su base se funda en
me niego a darme por vencida. Quizás, debamos lo más bello que tenemos y que es el principio de
sentarnos un momento cuando vemos que algo no la Vida misma.
va bien, recapacitar y volver a tomar conciencia La Clínica de la Palabra…
de que estamos atendiendo a personas. Y que el Ser médicos…
hacerlo también nos forma a nosotros como tales. Ser humanos…
Tal cual se define, la Medicina es ciencia y es Ser personas…
arte. Ambos componentes no van separados, pe- Ser humanidad…
ro cuando no funcionan juntos pueden hacer la Construir y ayudar a construir así nuestro pro-
gran diferencia entre asistencia y asistencialismo. pio mundo en el que vivimos, desde el momento
Todos estudiamos la ciencia, pero no todos tene- más básico, que es el nacimiento. Dignificar la vi-
mos el arte. Todos nos recibimos de médicos, pe- da desde nuestro trabajo diario.
ro no todos lo somos… Somos humanos, tratemos Como decía la Beata Madre Teresa de Calcu-
de ser médicos. ta, premio Nobel de la Paz en 1979, “la vida es la
Ciertamente, debemos hacerlo con la pruden- Vida… ¡defiéndela!” No vamos a poder cambiar
cia necesaria, sin transformarnos en padres de los la realidad así nomás, pero sí la forma de vivirla,
padres ni de sus hijos. Pero sí debemos considerar recuperando nuestros propios valores.
a los pacientes nuestra responsabilidad, porque La Vida…
la ciencia que ellos buscan y necesitan, que su- Es cuestión de encontrarla, comenzando por
puestamente nosotros poseemos, no les sirve de la nuestra.
nada si no encuentran a alguien con el “arte” pa- El querer hacerlo, ya es el comienzo. Los pa-
ra implementarla. Como médicos, nos competen dres, ciertamente, lo agradecerán. n
sus vidas por completo, queramos o no. Cuando
un niño se enferma, se transforma en una familia Dra. Flor Tobar
enferma, porque los padres no van a trabajar, los Hospital Ana Goitía, Avellaneda,
Provincia de Buenos Aires.
hermanos se desarticulan de los padres, la eco- Consultorio de Niño Sano y Programa de Seguimiento
nomía familiar sufre, comienzan o se agravan las del Neurodesarrollo
culpas y las heridas conyugales… flortobar@intramed.net